Entradas etiquetadas como ‘cadenas de cuidado’

Una vida ‘de cuidado’

Por Dori Fernández Dori Fernández

La desigualdad social entre mujeres y hombres arranca principalmente de la desigual valoración que se hace del distinto trabajo que unas y otros desarrollan; unos roles de género que se graban con fuerza desde el momento en que ambos se convierten en padres y madres: varón productor – mujer reproductora cuidadora. Este hecho lo conocemos como división sexual del trabajo (DST), algo que, por desgracia, las mismas políticas públicas fomentan en muchas ocasiones (p. ej. las 16 semanas de permiso de maternidad para las madres, frente a las 2 de paternidad para los padres). La corresponsabilidad en los cuidados se convierte, por consiguiente, en pieza clave de las vindicaciones feministas.

 

La igualdad, fundamental para una sociedad más equitativa y libre. Imagen de Dori Fernández.

La igualdad, fundamental para una sociedad más equitativa y libre. Logo de PPIINA. Imagen de Dori Fernández.

Desde los años 80, las mujeres nos hemos incorporado mayoritariamente al empleo formal, pero la crisis y los sempiternos sesgos de género amenazan con devolvernos al ámbito privado del hogar con una misión que no cambia con el paso del tiempo: trabajar gratis para el sostenimiento del sistema.

El relato siguiente es una herramienta que he utilizado a modo de cuentacuentos para introducir el tema en una charla con las mujeres de Pruna el pasado 8 de marzo. Cuenta en primera persona la historia de una mujer que asume el rol de género que nuestra sociedad asigna a todas las mujeres antes que ningún otro, e  independientemente de la época histórica de que se trate: ser madre, tener una familia y cuidarla.

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Cuatro motivos por los cuales cuidar a tu abuela es una cuestión de desigualdad internacional

 Por Almudena Díaz Pagés Almudena Díaz Pagés

Uno: la feminización de la migración. A pesar de que en las últimas décadas las migraciones internacionales han aumentado notablemente (según datos recientes de Naciones Unidas, 200 millones de personas el 2013), se dice que se han “feminizado”, no porque se haya acentuado el número de mujeres que emigran, sino porque en la actualidad, éstas que lo hacen de manera autónoma, solas, dejando a familiares dependientes en su país de origen, por razones económicas y no de reagrupación familiar: se convierten así en migrantes económicas y las nuevas cabezas de familia.

'Las trabajadoras del hogar son trabajadoras, no esclavas'. Imagen de www.cam111.com

‘Las trabajadoras del hogar son trabajadoras, no esclavas’. Imagen de www.cam111.com

En España, como en muchos otros países del Norte, esta feminización de las migraciones está relacionada con las transformaciones del mercado de trabajo de las últimas décadas y con una de sus consecuencias, la llamada crisis del cuidado: “ante una sociedad cada vez más envejecida, una población femenina que, tradicionalmente encargada de las tareas reproductivas y del hogar, deja de lado este rol y se centra en su carrera profesional, y un Estado del Bienestar mermado que relega esta necesidad social a la esfera privada; cada vez es mayor la demanda de mano de obra en estos llamados trabajos del cuidado”.

Dos: la transferencia de las tareas del cuidado. Dado que el trabajo reproductivo desarrollado en los hogares está falto de mano de obra en los países del Norte, son las mujeres migradas las que, ante las escasa oportunidades laborales en sus países de origen, asumen  este trabajo mal remunerado y despreciado socialmente. Surgen así las llamadas cadenas del cuidado: “una transferencia de los cuidados de unos hogares a otros realizada de una manera que ahonda en las desigualdades entre familias del Norte y el Sur, y refuerza el pacto social sexista sosteniendo el reparto desigual de compromisos y tareas entre hombres y mujeres

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