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Dos premios para pensar… en tu móvil

Por Belén de la Banda @bdelabanda

Recientemente, dos premios de gran prestigio, uno otorgado en España y otro en Europa, nos llevan a pensar en situaciones que podrían parecer muy lejanas si no fuera porque vivimos en un solo mundo. El premio Príncipe de Asturias de la Concordia de este año reconoció la labor de la periodista congoleña Caddy Adzuba, defensora de la libertad de prensa y de los derechos de las mujeres en su país, a quien ya conocimos en este mismo blog hace unos meses, de la mano de Alicia Cebada. El Premio Sajarov, del Parlamento Europeo, ha reivindicado la tarea del ginecólogo Denis Mukwege, que trabaja en la rehabilitación de las mujeres víctimas de violaciones y agresiones sexuales en el Este de la República Democrática del Congo.

Caddy Adzouba, activista congoleña contra la violencia. Imagen de Ouka Lele.

Caddy Adzouba, activista congoleña contra la violencia. Imagen de Ouka Lele.

Se utiliza a la mujer como arma de guerra: se dieron cuenta de que cuando se ataca a las mujeres se aniquila a toda la población‘, denuncia Adzuba, que ha podido ver cómo a través de las violaciones a las mujeres y el secuestro de niños para convertirlos en soldados esclavos se destruye a la familia en su país, y se destierra cualquier base de desarrollo. Amenazada de muerte, esta abogada y periodista en Radio Okapi pide que se desvelen los intereses económicos que están detrás de esta perversa situación.

Denis Mukwege, Premio Sajarov del Parlamento Europeo 2014. Imagen: europarl.org

Denis Mukwege, Premio Sajarov del Parlamento Europeo 2014. Imagen: europarl.org

Denis Mukwege, como ginecólogo, dedica su vida a reconstruir los cuerpos de miles de mujeres y niñas congoleñas víctimas de violaciones en grupo y violencia sexual brutal en la guerra de su país. Le han destrozado dos hospitales, pero desde que reconstruyó su centro sanitario en la localidad de Panzi ha atendido a más de cuarenta mil mujeres. Las dimensiones de esta violencia lo llevaron a reflexionar sobre el origen y el propósito de tanto sufrimiento. ‘No se trataba tan solo de actos violentos de guerra, sino que era parte de una estrategia… se violaba a varias personas al mismo tiempo, públicamente, en una noche podía violarse a toda la aldea. Con ello no solo hacían daño a las víctimas, sino a toda la comunidad, a la que obligaban a observar la escena. El resultado de esta estrategia es que las personas se veían obligadas a huir de sus pueblos, abandonar sus campos, sus recursos… todo’.

Ambos están comprometidos en la recuperación de las mujeres y las niñas, en todos los ámbitos, para que puedan tener una vida digna y quieran volver a vivir, volver a la escuela. Y denunciar a los responsables de las agresiones. Ambos defienden que las mujeres tienen que ser, en su país y en el mundo, ciudadanas de pleno derecho y no víctimas. Situarse en pie de igualdad y pasar a tomar decisiones sobre su futuro y el de su sociedad: ‘La mujer que fue hasta ahora víctima tiene que estar en la mesa de negociaciones porque sabe lo que sufrió y lo que se debe reivindicar’, declaró Adzuba antes de recoger su galardón.

Ambos saben también que la inacción de otros países tiene causas injustificables, como el coltan que se produce masivamente en las minas de esta región africana y que permite que funcionen los teléfonos móviles, tabletas y ordenadores de todo el mundo. No se trata de violencia gratuita, sino de grupos violentos que tratan de establecer el control sobre zonas de una enorme riqueza. Y si nadie pone freno, seguirán comportándose de esta manera.

No es una guerra lejana y desconocida a la que tengamos que resignarnos. Todos podemos colaborar con la lucha de estos dos congoleños defensores de las mujeres, de muchas formas. Desde el consumo cotidiano, como nos sugiere la Fundación Jane Goodall, hasta el apoyo a campañas informativas y de incidencia dirigidas a los distintos actores que protagonizan este mercado de dolor.

Belén de la Banda es periodista y trabaja en el equipo de comunicación de  Oxfam IntermónAhora empeñada en promover la campaña ‘cambia su agua, cambia su vida‘.

RD Congo: La violencia sexual como arma de guerra

Por Alicia Cebada Alicia Cebada Foto

Entre el 10 y el 13 de junio se celebrará en Londres, a iniciativa de Naciones Unidas, la Cumbre Global para acabar con la Violencia Sexual en Conflictos Armados. Nuestro país ha suscrito la Declaración de Compromiso para poner fin a la violencia sexual en conflictos y acudirá a Londres, junto con los otros 139 Estados que han endosado la Declaración.

Esta reunión es un paso más en la estrategia de Naciones Unidas para dar visibilidad a una lacra ancestral que ha sido calificada como el crimen olvidado. En el marco del programa Mujer, Paz y Seguridad, y al ritmo marcado por las resoluciones del Consejo de Seguridad que se han sucedido desde la 1325 (2000), se ha subrayado una y otra vez que la violencia sexual es un atentado contra los derechos humanos y el derecho internacional humanitario y que debe ser prevenido y castigado. En la Resolución 1820 (2008) el Consejo de Seguridad subraya que ninguna amnistía puede amparar a los perpetradores de este tipo de crímenes. Existe una necesidad imperiosa de elaborar instrumentos internacionales vinculantes que traten específicamente de la violencia sexual. Uno de los objetivos de la Cumbre de Londres es precisamente impulsar la adopción de un Protocolo sobre la investigación y la documentación de la violencia sexual en conflictos armados.

Caddy Adzouba, activista congoleña contra la violencia. Imagen de Ouka Lele.

Caddy Adzuba, activista congoleña contra la violencia. Imagen de Ouka Lele.

La violencia sexual se ha convertido en una constante en los nuevos conflictos asimétricos. Y a pesar de los avances que se han registrado, también en el marco del Derecho penal internacional gracias a la actitud progresista de los tribunales penales internacionales, los crímenes sexuales se siguen cometiendo de manera sistemática. La Representante Especial de Naciones Unidas para la Violencia Sexual en Conflicto, Zainab Hawa Bangura, ha declarado recientemente que los crímenes sexuales constituyen un gravísimo problema moral de nuestra época.

La periodista congoleña Caddy Adzuba ha asumido el compromiso de sensibilizar y dar a conocer la situación que se vive en el Este de su país desde la independencia.Pese a las amenazas cotidianas y los ataques sufridos, Caddy reside y trabaja todavía a día de hoy en la RDC con la protección de Naciones Unidas. En el momento actual los movimientos guerrilleros congoleños están más débiles que nunca y desde Naciones Unidas se han adoptado recientemente sanciones internacionales contra sus líderes. No obstante, la atención y asistencia a las víctimas y la garantía de su  derecho a la reparación son condiciones necesarias para la reconciliación. Su lucha, por tanto, continúa y ahora es el momento de aprovechar esta oportunidad para apoyarla y contribuir a llamar la atención sobre esta problemática. La acción de la sociedad civil es decisiva. Es por ello que desde Exodo.org se ha lanzado una  campaña de apoyo a la candidatura de Caddy Adzuba al Premio Príncipe de Asturias. La artista Ouka Leele ha recogido el testimonio de Caddy en el video documental Pour Quoi.

Para colaborar con la campaña de manera más activa podéis firmar nuestra petición. Porque en el siglo XXI no podemos ni debemos permanecer impasibles ante la violencia sexual.

 

Alicia Cebada se siente una privilegiada al poder compaginar su trabajo en la Universidad Carlos IIII con la coordinacion de proyectos en la Fundacion Mujeres por Africa. Dirige la Cátedra UNESCO/UC3M en Libertades Públicas.