Archivo de la categoría ‘Dependencia’

Feminismo con los pelos de punta

Por Dori Fernández Hernando

¿Por qué son siempre las mujeres quienes “eligen” quedarse en casa para ocuparse del cuidado de menores, personas mayores y personas dependientes? No voy a extenderme en mostrar los datos que sustentan esta afirmación, aquí tienen un resumen. Existen varios motivos, desde el ‘no me queda otra opción porque no tengo dinero ni trabajo’ hasta el que más abunda, el ‘porque quiero’.

El ejemplo más claro lo arroja el estudio El cuidador en España realizado en 2016 por CEAFA (Confederación Española de Asociaciones de Familiares de personas con Alzheimer): uno de cada cuatro hogares en España cuenta con un familiar afectado de Alzheimer, siendo en el 94% de los casos el entorno familiar (las mujeres) quien se responsabiliza de los cuidados. Y no queda ahí la cosa, sino que el 69% de las cuidadoras considera ‘natural’ serlo.

Roles. Imagen de Steinar La Engeland (Unsplash)

Roles. Imagen de Steinar La Engeland (Unsplash)

¿De dónde nacen los deseos? ¿Qué influye para preferir una cosa u otra?

Analicemos un poco de dónde emana esa querencia que según la RAE, es la tendencia del ser humano y de ciertos animales a volver al sitio donde se han criado o tienen costumbre de acudir. Creo que a nadie se le escapa la enorme influencia que el mundo de la creación en general (publicidad, cine, moda, literatura, etc.), las costumbres y el Derecho tienen en nuestras elecciones.

La publicidad nos indica a todas horas qué se espera de cada uno y cada una de nosotras. Anoche viendo un rato la TV después de cenar, me tragué el anuncio de ADESLAS, ese que reza “lo importante es saber lo que es importante” y que termina con la imagen de dos mujeres jóvenes junto a la cama de un señor enfermo, inoculando en nuestro imaginario colectivo que lo que se espera de las mujeres es eso precisamente, que sepan que lo importante en su vida es cuidar de los demás. Los pelos de punta se me ponen…

Estarán conmigo de acuerdo en que la influencia de las costumbres no hace falta explicarla, pero si tienen  duda, piensen en ese  habitual argumento que concluye diciendo “…de toda la vida de Dios”.

Y ¿qué pasa con el Derecho, con nuestro ordenamiento jurídico? Aquí sí que las cosas están más claras: si eres madre la ley te concede 16 semanas de permiso de maternidad (Art. 48 ET): para recuperarte del parto las 6 primeras y para ocuparte del cuidado de la criatura las siguientes; si eres padre, te concede solo 2 (Art. 48 bis ET).

Pues bien, no bastaba con que tuviéramos esta disfuncional legislación que discrimina a los hombres que quieren-pueden-deben cuidar, y a las mujeres convirtiéndolas en mano de obra de alto riesgo, lo que llamamos #discriminaciónPorMaternidad (echen un vistazo al hashtag). Ahora, todas las personas que sabemos lo importante que es construir roles igualitarios estamos con los pelos de punta (de nuevo): Ciudadanos, que ni siquiera reconoce la violencia de género como un tipo de violencia específica, acaba de registrar en el Congreso un Propuesta no de Ley (PNL) para que se modifiquen los permisos de maternidad y paternidad, de forma que la final, sean las mujeres quienes estén mucho más tiempo dedicadas al cuidado y por tanto más tiempo también alejadas del empleo y de la autonomía económica personal que eso implica. Aquí tienen más datos sobre esta propuesta – trampa.

¿Para esto casi 10 años de Ley de Igualdad? ¿Para esto casi tres siglos de lucha feminista?

En la PPiiNA tenemos los pelos de punta (de nuevo, sí, no es para menos). Si al final gobierna el PP será con la ayuda de Ciudadanos, con quien ya tiene un acuerdo en el que figura esta reforma. Así que hemos lanzado una campaña con la que pretendemos poner los pelos de punta a todo el mundo: se llama #vocesPPiiNA y desde aquí les invito a seguirla y compartirla. Quienes vengan detrás se lo agradecerán.

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Dori Fernández Hernando es Graduada en Igualdad de Género por la URJC. Formadora y consultora en igualdad de género, nuevas tecnologías y Prevención de Riesgos Laborales, colabora entre otras iniciativas con SinGENEROdeDUDAS, CB., Comunidad de Conocimiento Profesional con Enfoque de Género, y con la Asociación de Mujeres Páginas Violeta. Pertenece a la PPIINA y a la Asamblea de Mujeres de Córdoba Yerbabuena.  

María Pazos: la igualdad desde el bolsillo

Por Cristina Andújar

María Pazos Morán es una de las mujeres que piensan que una sociedad  en igualdad es posible y por ello pone todo su empeño y experiencia en conseguir este objetivo. Más en concreto, se centra en el análisis de políticas económicas necesarias para avanzar en la igualdad de género.

La inquietud y compromiso de María con los derechos de las mujeres no surge de la nada “Esto es algo que lo ves desde pequeña, todas lo hemos vivido en la familia, de entrada ya desde la más tierna infancia, nos discriminan frente nuestros hermanos, tenemos mucha menos libertad de movimiento,  muchas menos oportunidades y vemos también que nuestras madres están discriminadas”. Es inevitable que una mujer se sienta identificada al leer estas palabras, pues muchas podemos pensar que es algo que solo pasa en nuestra familia. Pero si miramos a nuestro alrededor comprobaremos que no es un caso aislado que sólo sucede en nuestro hogar sino sistémico.

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María Pazos Morán

María defiende que las políticas económicas determinan las condiciones materiales y éstas, las mentalidades y los comportamientos de los ciudadanos. Y esto lo plasma en la línea de investigación  que coordina “Políticas Públicas y Desigualdad de Género” del Instituto de Estudios Fiscales. Esta investigación consiste en descubrir cuáles son las políticas públicas que actualmente están potenciando el sistema de desigualdad que hay y estudia cómo cambiarlas para  eliminar la desigualdad “ Consiste en considerar la sociedad desde una política de género, tener en cuenta los derechos de todas las personas; incluidas todas las mujeres, ante lo cual la ciencia ha sido ajena hasta ahora”.

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La economista que sentía vergüenza por lavarse el pelo

Por Marta Val

Tengo una caldera que tarda en calentar el agua. Hay que dejar abierto el grifo hasta que sale el agua de la ducha a la temperatura deseada. Tengo prisa y esos minutos de espera se me hacen eternos. Esta mañana se me ocurrió cronometrarlos: cada mañana mi ducha está sacando agua a presión durante 4 minutos. O lo que es lo mismo, por el grifo de mi ducha salen unos 75 litros de agua durante este tiempo. Esa es la cantidad de agua que, según los indicadores Sphera que utilizamos en situaciones de emergencia, necesita una familia de 5 miembros durante todo un día. Y yo todavía no he empezado a ducharme, sólo estoy esperando que el agua se caliente.

Una mujer transporta agua en un barrio de Bria (República Centroafricana). Imagen de Pablo Tosco / Oxfam Intermón.

Una mujer transporta agua en un barrio de Bria (República Centroafricana). Imagen de Pablo Tosco / Oxfam Intermón.

Es increíble cómo somos capaces de aprovechar el agua cuando no nos sobra. En la cuidad siria de Salamiyah, donde Oxfam está trabajando en un proyecto de mejora de acceso agua potable, Razam, una economista de 30 años cuenta cómo, desde que comenzó el conflicto, tener agua se ha convertido en su obsesión; siempre ha disfrutado de agua corriente en su hogar, pero desde que la guerra afectó a su ciudad, los cortes de agua han sido continuos. A veces se  quedan hasta un mes sin servicio.  Ella explicaba lo culpable que se siente cada vez que se lava el pelo (lo ha reducido a dos veces semanales) y siempre utiliza dos baldes, de manera que no se desperdicie ni una gota. El agua después se reutiliza para el inodoro. De la misma forma, han conectado la manguera de salida de la lavadora a un depósito, donde almacenan el agua con la que lavan después los suelos de toda la casa.

En Bangui, capital de República Centroafricana, en situación de conflicto desde 2013, las mujeres todavía lo tienen peor. Antes del conflicto, sólo una ínfima parte de la población tenía conexión de agua en sus casas. Algunas familias compraban agua en pequeños kioscos esparcidos por la ciudad,  propiedad de la empresa municipal de agua, donde las mujeres llenaban sus recipientes y pagaban en función de la cantidad suministrada, 207 francos o lo que es lo mismo 0,32 euros por metro cúbico. Pero la mayor parte de las familias en Bangui no pueden permitirse este servicio y las mujeres se abastecen  de pozos tradicionales, no protegidos. Algunas de ellas, las menos, utilizaban lejía para desinfectar el agua antes de beberla. En general un acceso a agua potable bastante limitado, sobre todo en términos de calidad.

A partir de 2013 y como consecuencia del conflicto, este endeble sistema de servicio de agua potable se vio seriamente afectado; los kioscos quedaron inservibles, algunos fueron directamente atacados  y la mayoría quedaron fuera del perímetro de seguridad de la población. Lo mismo pasó con los pozos tradicionales, los pocos que quedan accesibles por seguridad están todavía más contaminados, y tratar el agua ya no es para nadie una prioridad. A eso se suma un aumento de la tensión ya existente alrededor de los escasos puntos de agua accesibles. En conclusión, antes del conflicto el acceso a agua potable era muy limitado; después del conflicto  es inexistente; prácticamente ya nadie tiene agua potable en Bangui.

Y aquí, como en tantos otros países, la mujer tiene el rol y la responsabilidad heredada de buscar y traer agua a la familia. Y cuando las fuentes de agua ya no son accesibles y  encontrar agua es una necesidad, ellas son capaces de todo con tal de conseguirla. He visto una mujer con un bebé a la espalda llenar una garrafa con un cacito de metal, cogiendo cuidadosamente, con mucha calma, el agua de un charco de lluvia en la cuneta de una carretera.

Como Razam, que se siente culpable por lavarse el pelo, siento que estos testimonios me llevan a un profundo sentimiento de vergüenza y de rabia. Voy a reciclar los 75 litros que se me van por el desagüe cada mañana antes de la ducha. Y también dar a conocer todo lo que puede hacerse para resolver esta situación, a través de proyectos de agua potable en situaciones de emergencia. Sé que es muy poco, casi ridículo ante realidades tan aplastantes. Pero debe ser mi forma de contribuir a entender mejor el privilegio que tenemos cada día cuando disfrutamos del agua.

Marta Val es experta en proyectos de cooperación internacional de abastecimiento de agua, saneamiento y promoción de higiene.

Esa edad a la que un día llegaremos

Por Rosa BrialesRosa Briales 

Josefa Caballero, Pepita, nació en O´Donnell hace 92 años. Tiene 2 hijas, 6 nietos, 11 bisnietos y una tataranieta de 12 años. Confiesa que su mayor sueño sería poder reunirlos a todos por su cumpleaños. Mantiene un contacto regular con muchos de ellos pero vive sola en su casita baja de López de Hoyos como ha hecho desde hace más de sesenta años. ‘Aquí puedo levantarme cuando quiero, salir y entrar sin tener que dar explicaciones a nadie, no me apetece ser una molestia ni ir a otro lado. Mucho menos a una residencia, al menos mientras yo pueda valerme por mi misma’. Y Pepita puede valerse por si misma,  aunque enfile el camino de sus 91 años, sus movimientos demuestran una agilidad y una energía sorprendentes. ‘Todo el mundo piensa que tengo setentaytantos’.

Pepita, junto con algunas compañeras, enseñando cocina en uno de los Authentic Tours. Imagen: Amigos de los Mayores

Pepita, junto con algunas compañeras, enseñando cocina en uno de los Authentic Tours. Imagen: Amigos de los Mayores

Lo que sí le da miedo son algunos cambios que ha empezado a notar últimamente, la memoria ya no es la que era ‘a veces no recuerdo como se escribía alguna palabra, y si al comenzar la frase debería hacerlo con mayúscula o minúscula, entonces intento hacer algo que se parezca a las dos, algo así’ . Pero por supuesto ella no piensa rendirse, la semana que viene se ha apuntado a un taller para ejercitar la memoria y prevenir esa enfermedad terrible cuyo nombre no quiere citar.

Otra cosa que a veces asusta a Pepita es la soledad, sobre todo por las noches, ‘a veces piensas qué pasaría si te ocurre algo y estás sola. La soledad es una de las peores cosas que te puede pasar cuando te haces mayor, yo tengo una familia grande y mantengo relación con la mayoría, aunque me gustaría que me hiciesen más compañía, muchas veces les digo de broma  que con todos los que somos si se turnasen para llamarme todos los días, jamás estaría sola‘.

Pero Pepita tiene suficientemente llenos los días, con su grupo de gimnasia  ‘hace poco me llevaron como un ejemplo a un gimnasio para que enseñase los ejercicios que aún hago con la pelota‘, las visitas a las hermanas Padilla que viven en el barrio o sus amigos del Centro de Día donde come casi todas las mañanas. Este año además se ha apuntado a enseñar a los más jóvenes recetas típicas españolas en el Taller de Cocina Cayena dentro de la iniciativa de los Authentic Tours. ‘Enseñar cosas a los demás me hace sentir como una niña’. Y la sonrisa de Pepita nos sigue recordando que lo que nos acercan son las cosas que tenemos en común, nada que ver con la edad.

Hoy 1 de octubre celebramos el Día Internacional de las Personas Mayores. Desde 1990 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) designó este día para rendirles homenaje y dar visibilidad internacional a este grupo de población. La mayoría de la ciudadanía desconoce esta celebración y su importancia teniendo en cuenta los desafíos que imponen los cambios en los modos de vida. Como cada año queremos llamar la atención de la opinión pública sobre el colectivo de las personas mayores y especialmente el problema de la soledad que afecta a un número significativo de ellas. Este año queremos tender puentes y reflejar los vínculos en común que comparten diferentes generaciones.

La música, el fútbol,  el teatro… las cosas que tenemos en común suelen ser un vínculo entre las personas. Y la edad pese a algunos prejuicios generales no supone un impedimento. La relación de nuestros mayores y voluntarios y voluntarias de Amigos de los Mayores  son pruebas diarias de ello y este año queremos extender esta experiencia al público. Para la ocasión hemos preparado los Authentic Tours, una manera diferente de descubrir rincones de la ciudad de Madrid a través de la experiencia y los conocimientos de personas mayores a las que acompañamos. Porque entre las cosas que nos unen por supuesto está un plato de buena comida y ninguna chef mejor que Josefa Caballero para enseñarnos como se hace un buen salmorejo a sus 92 años.

Rosa Briales es responsable de sensibilización de Amigos de los Mayores. Con motivo del Día Internacional de las Personas Mayoes, organizamos experiencias como los Authentic Tours. También es posible hacer una aportación y regalar compañía para personas mayores llamando al teléfono 91 359 93 05, a través de la página web o escribiendo a socios@amigosdelosmayores.org.

Cobrar como un hombre

Por Dori Fernández Dori Fernández

Hace unas semanas, representando a la PPiiNA, mantuve una conversación con dos de nuestras eurodiputadas, Iratxe García (PSOE) e Izaskun Bilbao (EAJ- PNV) que –todo hay que decirlo- fueron extremadamente amables al hacer un hueco en sus apretadas agendas. Hacía pocos días que se había votado en el Parlamento Europeo si rescatar o no la Directiva de Maternidad que, entre otras cosas, persigue ampliar el tiempo de permiso de las madres sin ampliar a la par el de los padres (u otro progenitor/a). Para que nos entendamos: esa Directiva ensancharía aún más la diferencia entre los días que mujeres y hombres se ausentan del empleo para el cuidado de su prole, lo que en la práctica supondría un ensanchamiento también mayor de la discriminación que sufren las mujeres en el acceso, permanencia y promoción en el empleo por verse y percibirse “menos disponibles” para el mismo por las empresas. Así de claro.

'Mind the gap', cuidado con la brecha, logotipo de la campaña estudiantil feminista británica del mismo nombre, que se inspira en un cartel del metro londinense. Imagen: Mind The Gap

‘Mind the gap’, cuidado con la brecha, logotipo de la campaña estudiantil feminista británica del mismo nombre, que se inspira en un cartel del metro londinense. Imagen: Mind The Gap

Si desean saber más sobre los distintos tipos de discriminación por maternidad y cuidados, pueden escuchar la entrevista que me hicieron en Radio Conectadas sobre el tema meses atrás.

La cuestión es que la actual legislación laboral en materia de permisos por nacimiento, (arts. 48 y 48 bis del E.T.) legitima ese reparto desigual del cuidado, puesto que incentiva a los papás a volver al trabajo en apenas dos semanas tras el nacimiento de la criatura, mientras aleja a las madres del empleo, asignándolas el cuidado y la crianza. Es lo que conocemos como división sexual del trabajo (DST): hombre productor – mujer reproductora y cuidadora.

Cuando nace una criatura, el papá generalmente se toma de permiso las dos primeras semanas, mientras que la mamá toma las 16 completas (las 6 primeras obligatorias, más las 10 que pueden repartirse entre ambos), a las que suele añadir: las horas de lactancia en días, las excedencias (sin salario), las reducciones de jornada (y de salario) e incluso el abandono del empleo como muestra el último informe de la OIT sobre maternidad y paternidad, 2014. Esta es la “norma social” en el trabajo de cuidados; basta con echar un ojo a los datos que nos ofrecen los organismos nacionales e internacionales para atisbar las consecuencias.

Pero no crean que la diferencia en los permisos por nacimiento y adopción es la única que consolida la distribución sexual del trabajo, si bien es cierto que es la primera y más importante. También hay otras normas legales que incentivan a los hombres a participar en el empleo formal (el remunerado), mientras que lo desincentivan para las mujeres, como por ejemplo la desgravación por ‘esposa dependiente’ que sigue vigente en el IRPF. Les invito a leer Desiguales por Ley. Las políticas públicas contra la igualdad de género, de María Pazos Morán, que explica con detalle todas estas disfunciones legales.

El meollo del asunto es que los derechos económicos (prestaciones por desempleo, incapacidad transitoria, permanente, jubilación, etc.) tienen una base contributiva, es decir, su cuantía se calcula en función del tiempo cotizado: menos tiempo cotizado conlleva menor capacidad económica mientras se está trabajando y menores prestaciones cuando no se trabaja. Con lo que la diferencia en la capacidad adquisitiva de mujeres y hombres queda sentenciada y bendecida por las leyes. En este artículo anterior lo explico más extensamente.

Así pues, vemos cómo este reparto desigual del cuidado se convierte en la cimentación perfecta de la distribución sexual del trabajo, el mejor caldo de cultivo para el crecimiento vigoroso de la desigualdad social entre mujeres y hombres. Un hecho que, unido a que en nuestras sociedades sólo tiene valor lo que está monetarizado, lo que ‘aporta dinero’, coloca el trabajo que realizan mujeres y hombres en niveles muy distintos de consideración e importancia. Dicho de otra forma: el reconocimiento y la valoración que aporta a las personas el tipo de trabajo que realizan, deja a las mujeres en clara desventaja y poder de negociación frente a sus parejas varones y frente al resto de los hombres.

Una de las consecuencias nefastas de la DST es la brecha de género salarial, que es de lo que venía a hablarles hoy, de ‘la diferencia de ingresos entre hombres y mujeres que realizan el mismo trabajo’ y que, además de vergonzosa, es uno de los termómetros de salud de nuestras democracias. En España llega hasta el 25,9 por cinto en edades superiores a 55 años, pero da igual analizar cualquier país del entorno europeo, que es con los que debemos compararnos. En todos vemos la misma tendencia: los hombres perciben unos ingresos bastante superiores a las mujeres. El siguiente gráfico confeccionado con datos de Eurostat, muestra todos los países de la UE, entre los que destaco al nuestro con un óvalo naranja. Las barras verdes representan la brecha de género salarial en 2006, las azules en 2013. Da miedo ¿a que si?

Datos de brecha salarial de género en la Unión Europea. Fuente: elaboración propia de la autora. Eurostat.

Datos de brecha salarial de género en la Unión Europea. Fuente: elaboración propia de la autora. Eurostat.

Pero no voy a extenderme sobre los elementos que causan esa brecha salarial, baste recordar que el tipo de trabajo que se desempeña, la categoría profesional asignada, el tipo de contrato (temporal, a tiempo parcial, a jornada completa, por horas), la diferencia en capital humano, etc. unido a la discriminación machista pura y dura de quienes valoran menos el trabajo de una mujer y por consiguiente lo remuneran peor, configuran esa diferencia de salario. Hay un artículo muy interesante de Sara de la Rica al respecto en el blog Nada es gratis que les enlazo por si desean ampliar.

Me quiero centrar en el tipo de empleo que ‘eligen’ las mujeres generalmente. Y lo pongo entre comillas porque estarán de acuerdo conmigo en que es lo que toca si han leído el artículo desde el inicio. La libertad de elección es una falacia que queda muy progre cuando se intenta convencer de que son las mujeres quienes eligen ser discriminadas en el empleo por no haber estudiado -por ejemplo- ingeniería aeronáutica, o cuando son compradas sexualmente…

Lo que está claro es que los estereotipos de género tradicionales,  forjados desde el nacimiento con el taladro en las orejas de las niñas, los juguetes diferenciados por sexo más tarde y la experiencia de verse cuidados y cuidadas por sus madres, influyen definitivamente en los itinerarios académicos y profesionales que las chicas y chicos eligen posteriormente.

En general, el oficio que eligen las mujeres viene a representar prácticamente una extensión más de su rol cuidador. Así, vemos que una gran mayoría de las féminas desarrolla su carrera profesional fundamentalmente en tres sectores:

  • Salud (enfermeras, médicas, auxiliares…).
  • Educación (maestras de primaria, profes de secundaria, de bachillerato, de universidad…).
  • Servicios (camareras, cocineras, planchadoras…).

En el cuadro de debajo, con datos recién cogidos del INE, podemos verlo con claridad.

Tasas de ocupación 2015

Igualmente resulta curioso comprobar cómo en ninguno de esos sectores la presencia femenina destaca por estar mayoritariamente en puestos de dirección o en ámbitos de toma de decisiones. Que va, la mayoría aplastante de profesionales directivos en esos sectores –y en todos- son varones. ¿Casualidad? Lo dejo para la reflexión junto al enlace Mujeres y Hombres en España, 2014 que publica el INE cada año para que quien lo desee pueda investigar por su cuenta.

La pregunta del millón ahora mismo es otra. ¿Cómo conseguir que las mujeres tengan un sueldo digno por trabajos que en sus casas hacen gratis? Yo lo tengo claro. Espero que si usted ha llegado leyendo hasta aquí, también lo tenga.

Dori Fernández Hernando es Graduada en Igualdad de Género por la URJC. Formadora y consultora freelance en igualdad de género, nuevas tecnologías y Prevención de Riesgos Laborales, colabora entre otras conSinGENEROdeDUDAS, CB., Comunidad de Conocimiento Profesional con Enfoque de Género. Actualmente participa en un proyecto formativo que lidera el Instituto Madrileño de Formación. Pertenece a la PPIINA y a la Asamblea de Mujeres de Córdoba Yerbabuena.

Solas en la ciudad

Por Rosa Briales Rosa Briales

El verano es un momento de respiro y descanso para muchos de nosotros. Sin embargo, para muchas personas mayores en la ciudad de Madrid, en esta época del año los pocos familiares que tienen, los vecinos que les alegran los días con un saludo en la escalera, se han marchado de vacaciones, y el sentimiento de soledad con el que conviven se acrecienta.

Cuando Antonia cumplió 80 años, y aunque nunca lo hubiera imaginado, pasó el día sola, arropada solamente por su mesa camilla. Antonia es cordobesa, una mujer simpática y entrañable, le encanta charlar, socializar, el contacto con los demás. Fue educada en las labores del hogar, en particular se ha dedicado muchos años a la costura, y ha sido profesora de corte y confección. A los 25 años vino a vivir a Madrid. Estuvo casada y no tuvo hijos. Trabajó en casa de escritores, ayudándoles en la cocina y en las tareas del hogar. Muestra con orgullo los libros que le han dedicado.

Antonia cartel

Hace algunos años sufrió una caída. Desde entonces sale poco de casa y pasa sus días en un piso pequeño en el barrio de Argüelles. Pasa las horas leyendo, viendo la televisión y cosiendo. Escribe y habla por teléfono con sus amigas. Le gusta el teléfono fijo y la correspondencia, la comunicación “de toda la vida”, y de hecho, es una experta en la materia. Con su sonrisa y su alegría es capaz de transmitir y contagiar a los que la rodean el gusto y placer de vivir la vida. Le gustaría salir más, ir a visitar a sus amigas y organizar reuniones y meriendas en las casas, como solía hacer, pero con la edad todo se ha complicado. Ir a hacer la compra, sencillamente salir de casa se ha convertido en una experiencia ocasional, de la que disfruta cuando tiene visitas, y una mano amiga que pueda cogerle del brazo.

Antonia acompañada

Hace un par de años le hablaron de Amigos de los Mayores, una organización que se dedica a apoyar a las personas mayores que viven o se sienten solas, a través de voluntarios. Al principio tuvo sus dudas. Para Antonia, no fue sencillo aceptar que necesitaba ayuda, decidirse a solicitar un voluntario y abrir sus puertas a nuevas personas. Finalmente se animó a ponerse en contacto con la organización, y unos meses después conoció a Angel.

Angel es publicista, valenciano, de 30 años, y en ese momento acababa de instalarse en Madrid. Sentía que la vida le sonreía y tenía ganas de compartir su alegría con otras personas haciendo un voluntariado. Tenía muy presente la relación con su abuelo, y se puso en contacto con Amigos de los Mayores.

Antonia suele decir que tiene dos ángeles, uno arriba y otro abajo. Angel viene a visitarle todos los sábados, e intenta animarle para salir con ella a la calle, y que pueda tomar el aire. Cuando está ocupado el fin de semana sustituye la visita del sábado por una tarde entre semana. Sabe lo importante que es para Antonia esta visita semanal. También lo es para él, ambos se enriquecen mutuamente, y han ido construyendo una bonita amistad. Juntos van dos veces al año a las fiestas tradicionales de Amigos de los Mayores, en San Isidro y Navidad.

La vida de Antonia ha cambiado mucho desde entonces. El pasado verano pudo disfrutar también de un fin de semana de vacaciones en la sierra de Gredos, junto con otras personas mayores de la Fundación. Fue una experiencia inolvidable, hizo nuevas amigas, y este 83 cumpleaños tiene planeado hacer una comida en su casa, y preparar unas migas para todas, una de sus especialidades. Con un poco de ayuda, será una fiesta inolvidable, como las que solía organizar.

Como Antonia, en Madrid hay más de 150.000 personas mayores que viven solas, en España son más de 1.800.000 personas mayores, y este verano lo pasarán de nuevo en soledad.

Para visibilizar esta situación, Amigos de los Mayores ha creado la campaña de sensibilización multicanal #NoCumpleAñosFeliz con el objeto de traducir esa información en una acción directa como pueden ser nuevos voluntarios y voluntarias, socios o aportaciones económicas que ayuden a desarrollar los programas de acompañamiento de la entidad. Amigos de los Mayores lanza #NocumpleAñosFeliz en unos meses de verano donde la soledad se acrecienta para muchas personas mayores debido principalmente a la reducción de sus escasas redes sociales como consecuencia de factores como las vacaciones familiares y a las altas temperaturas que dificultan la posibilidad de salir de casa.

Este verano, ACOMPAÑA, COLABORA, IMPLICATE.

Rosa Briales es responsable de sensibilización de Amigos de los Mayores. Es posible hacer una aportación y regalar compañía para personas mayores llamando al teléfono 91 359 93 05, a través de la página web o enviando un mail a socios@amigosdelosmayores.org.

Discriminación por maternidad

Por Dori Fernández Dori Fernández

Unos días atrás escribí sobre lo que significa una vida entregada a cuidar (gratis) de los demás y las consecuencias nefastas que ello tiene para estas personas (en su mayoría mujeres) y para toda la comunidad. Con este sistema que responsabiliza del cuidado a las familias (en su mayoría mujeres), se va configurando cada día una sociedad profundamente injusta y desequilibrada: hombres sustentadores frente a mujeres cuidadoras y reproductoras, eternamente dependientes económicamente de los primeros. ¿Así es como queremos que sea? Les adelanto que los datos del CIS apuntan a que no.

Según el Barómetro del CIS de Marzo de 2010, dedicado a la igualdad de género, el 94,8% de los hombres y el 95,0% de las mujeres se muestra a favor de la igualdad total entre hombres y mujeres. En concreto, el 68,9% de los hombres y el 74,8% de las mujeres declara que su familia ideal es aquella “en la que los dos miembros de la pareja tienen un trabajo remunerado con parecida dedicación y ambos se reparten las tareas del hogar y el cuidado de los/as hijos/as, si los hay”

La lentitud de los avances sociales. Imagen de Dori Fernández.

La lentitud de algunas conquistas sociales. Imagen de Dori Fernández.

Además de esa reflexión que dejo al tiempo que cada cual le quiera dedicar, hoy voy a ir un paso más allá en este nuevo intento de hacer entender a quienes tengan la deferencia de pararse a leer, que si hombres y mujeres no nos ponemos codo a codo en el cuidado de nuestras criaturas, personas mayores y personas dependientes, no avanzaremos como civilización y no terminaremos con la injusticia más sangrante que sufren todas las mujeres del planeta, cimiento –por cierto- de la violencia machista: la discriminación por maternidad, esa que tuvo nombre y apellidos en la prensa gracias a la Sra. de Oriol.

Precisamente, estos días en la plataforma PPiiNA estamos de campaña contra la #DiscriminaciónPorMaternidad (pongo el hashtag para que la sigan en twitter si lo desean), un problema que afecta solo y exclusivamente a las mujeres que son madres, a las que quieren serlo y –ATENCIÓN-a todas las mujeres en general. 
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Una vida ‘de cuidado’

Por Dori Fernández Dori Fernández

La desigualdad social entre mujeres y hombres arranca principalmente de la desigual valoración que se hace del distinto trabajo que unas y otros desarrollan; unos roles de género que se graban con fuerza desde el momento en que ambos se convierten en padres y madres: varón productor – mujer reproductora cuidadora. Este hecho lo conocemos como división sexual del trabajo (DST), algo que, por desgracia, las mismas políticas públicas fomentan en muchas ocasiones (p. ej. las 16 semanas de permiso de maternidad para las madres, frente a las 2 de paternidad para los padres). La corresponsabilidad en los cuidados se convierte, por consiguiente, en pieza clave de las vindicaciones feministas.

 

La igualdad, fundamental para una sociedad más equitativa y libre. Imagen de Dori Fernández.

La igualdad, fundamental para una sociedad más equitativa y libre. Logo de PPIINA. Imagen de Dori Fernández.

Desde los años 80, las mujeres nos hemos incorporado mayoritariamente al empleo formal, pero la crisis y los sempiternos sesgos de género amenazan con devolvernos al ámbito privado del hogar con una misión que no cambia con el paso del tiempo: trabajar gratis para el sostenimiento del sistema.

El relato siguiente es una herramienta que he utilizado a modo de cuentacuentos para introducir el tema en una charla con las mujeres de Pruna el pasado 8 de marzo. Cuenta en primera persona la historia de una mujer que asume el rol de género que nuestra sociedad asigna a todas las mujeres antes que ningún otro, e  independientemente de la época histórica de que se trate: ser madre, tener una familia y cuidarla.

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La insoportable vulnerabilidad

Por Alejandra Luengo Alejandra Luengo

Hace unos días distintos medios de comunicación se hicieron eco de la presentación del décimo Boletín sobre vulnerabilidad Social de Cruz Roja Española que tenía como protagonistas a las mujeres en edad activa que se habían atendido por la organización en el programa de vulnerabilidad social (40.304 mujeres). Para el estudio se tomó una muestra de 1.051 de esas mujeres, de entre 18 y 65 años de edad, de las que casi la mitad eran españolas y más de un 57% extranjeras.

 

Día de lluvia en Madrid. Imagen de Sergio Perea.

Día de lluvia en Madrid. Imagen de Sergio Perea.

Como todos los datos estadísticos se pueden ver en el vídeo adjunto y en el informe, no me voy a centrar en dicho aspecto, sino en las madres, hijas, hermanas, amigas, compañeras, ciudadanas que se encuentran en una situación inquietante de vulnerabilidad social. Si ya de por sí el ser mujer supone enfrentarse a numerosos obstáculos sociales, culturales y económicos cotidianos, las mujeres que son atendidas por parte de dichos programas en Cruz Roja se encuentran ya habiendo rebasado la línea de vulnerabilidad, y por qué no decirlo, de la marginación, que como me decía un día un trabajador social: “es una rueda donde es fácil caer y muy difícil salir”.

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Cuatro motivos por los cuales cuidar a tu abuela es una cuestión de desigualdad internacional

 Por Almudena Díaz Pagés Almudena Díaz Pagés

Uno: la feminización de la migración. A pesar de que en las últimas décadas las migraciones internacionales han aumentado notablemente (según datos recientes de Naciones Unidas, 200 millones de personas el 2013), se dice que se han “feminizado”, no porque se haya acentuado el número de mujeres que emigran, sino porque en la actualidad, éstas que lo hacen de manera autónoma, solas, dejando a familiares dependientes en su país de origen, por razones económicas y no de reagrupación familiar: se convierten así en migrantes económicas y las nuevas cabezas de familia.

'Las trabajadoras del hogar son trabajadoras, no esclavas'. Imagen de www.cam111.com

‘Las trabajadoras del hogar son trabajadoras, no esclavas’. Imagen de www.cam111.com

En España, como en muchos otros países del Norte, esta feminización de las migraciones está relacionada con las transformaciones del mercado de trabajo de las últimas décadas y con una de sus consecuencias, la llamada crisis del cuidado: “ante una sociedad cada vez más envejecida, una población femenina que, tradicionalmente encargada de las tareas reproductivas y del hogar, deja de lado este rol y se centra en su carrera profesional, y un Estado del Bienestar mermado que relega esta necesidad social a la esfera privada; cada vez es mayor la demanda de mano de obra en estos llamados trabajos del cuidado”.

Dos: la transferencia de las tareas del cuidado. Dado que el trabajo reproductivo desarrollado en los hogares está falto de mano de obra en los países del Norte, son las mujeres migradas las que, ante las escasa oportunidades laborales en sus países de origen, asumen  este trabajo mal remunerado y despreciado socialmente. Surgen así las llamadas cadenas del cuidado: “una transferencia de los cuidados de unos hogares a otros realizada de una manera que ahonda en las desigualdades entre familias del Norte y el Sur, y refuerza el pacto social sexista sosteniendo el reparto desigual de compromisos y tareas entre hombres y mujeres

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