Archivo de la categoría ‘Cultura’

Mujeres, no madres

Por Carmen Sarmiento

Desde hace años participo en el Encuentro ‘Mujeres que transforman el Mundo’ que organiza el Ayuntamiento de Segovia. Tengo que decir que ningún año me han defraudado, prueba de ello es que siempre que puedo vuelvo para escuchar y disfrutar con las entrevistas que mis compañeras periodistas realizan a mujeres llegadas desde distintas partes del planeta. Todas me han gustado. Este año me ha sorprendido, muy gratamente, el diálogo establecido entre la periodista Marieta Frías y Orna Donath, socióloga e investigadora israelí que publicó en 2015 el libro: ‘Madres arrepentidas. Una mirada radical a la maternidad y sus falacias sociales‘. Este libro, según nos contó, causó un gran revuelo en cada uno de los más de 12 países en donde se ha editado.

Orna Donath (derecha) durante su entrevista con Marieta Frías en el Encuentro Mujeres que transforman el mundo. Foto: Carmen Sarmiento.

El tema me atrajo desde el primer momento porque siempre he mantenido que la maternidad no es un instinto natural sino un comportamiento adquirido. Yo no tengo hijos, es más, nunca he tenido la necesidad de tenerlos y no por eso me he sentido menos persona o una mujer incompleta. Nunca he creído que el fin de la mujer sea procrear y que si no lo llevas a cabo no estás realizada plenamente. A algunas de mis colegas con las que comentábamos este tema pensaban lo mismo: no hemos tenido hijos no porque nos hayamos dedicado a un trabajo excluyente. No hemos tenido hijos porque no hemos querido tenerlos. Esto nos ha permitido dedicarnos a un trabajo más implicativo.

Pero el libro de Orna va más allá y no habla de las mujeres que no queremos tener hijos, que somos muchas, sino de las que los tienen y se arrepienten, y además no son bichos raros, ni enfermas. En el libro hay testimonios de 23 mujeres que afirmaron en las entrevistas que se arrepentían de haber tenido hijos. Desde que salió el libro a la escritora le llegan cotidianamente mensajes de mujeres de todo el mundo confirmando esta misma idea.
Siempre he pensado que esta es una construcción de la sociedad machista en la que nos movemos y así lo afirmó Orna contestando a la pregunta de Marieta Frías sobre a quién beneficia la maternidad de las mujeres. Orna contestó que las sociedades patriarcales y capitalistas necesitan a las mujeres teniendo hijos y dedicándose a su cuidado.

‘Hay una historia que a la sociedad le gusta contarnos que dice que las mujeres no somos personas completas hasta que nos convertimos en madres’.

Al hablar del estudio que había realizado y del que parte el libro, comentó:

La parte más difícil del estudio fue transcribir las entrevistas. Me encontré muchas veces llorando por lo que estaba escuchando porque podía imaginar lo que era vivir una vida que no quieres vivir. Y que no puedes deshacer’.

Y subrayó que muchas veces se piensa que las madres arrepentidas son mujeres que por motivos económicos o sociales, sufren la maternidad por la sobrecarga que representa. Sin embargo Orna desmitificó esta idea:

Las mujeres que participaron del estudio pertenecen a distintos grupos sociales. Por eso digo que no es sólo una cuestión de condiciones. Es simplemente que no todas las mujeres deseamos ser madres’.

También hay madres que se arrepienten incluso en países donde se ha conseguido la igualdad de género y aparentemente no hay excusas para dejar de ser madre, como puede ser el caso de Noruega.

El diálogo terminó con una afirmación, con la que coincido totalmente, por parte de Orna:

‘La sociedad tiene miedo de las mujeres que no deseamos ser madres porque si nosotras tenemos el control sobre nuestros cuerpos, pensamientos y sentimientos esto implica el caos para la sociedad patriarcal.’

Carmen Sarmiento

 

Carmen Sarmiento es periodista de información internacional y social. Ha dirigido en TVE series documentales como Los Marginados, Los Excluidos o Mujeres de América Latina.

Convertir a San Jordi en Georgina para saber de autoras

Por Raquel Moraleja

La magia de la literatura hoy convierte al bueno de San Jordi en Santa Georgina y por medio de la escritora y autora Raquel Moraleja recomendamos una serie de libros fascinantes. Escritos por autoras, por supuesto. Es lo que tiene la Santa y la escritora Moraleja.  Aqui van:

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Viva Santa Georgina, que celebra a las autoras (1)

Por Raquel Moraleja

Desde este blog celebramos la lectura, cómo no, porque leer es revolucionario, pero siendo esa mitad del mundo convertimos al bueno de san Jordi, a quien se celebra el lunes 23, en santa Georgina y buscamos lecturas de autoras, libros que sean ese hacha que rompa el mar helado que hay dentro de nosotros, como decía Kafka. O sigamos de santos, o mejor en femenino: «Lee y conducirás, no leas y serás conducido», subrayaba Santa Teresa de Jesús.

Para acertar, le hemos pedido que recomiende qué leer a una escritora y apasionada lectora. Hay para todos los gustos. Disfruten. El lunes, más.

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No me cuentes cuentos

Por Charo Marcos 

Érase una vez una niña que quiso ser piloto de rallys; y otra que se convirtió en científica; una que se puso al frente de un ejército, y otra más que se propuso dar la vuelta al mundo cuando las mujeres no se movían de casa… Érase una vez, en definitiva, muchas niñas que quisieron ser lo que les dictaron sus sueños. Y así fue. Todas ellas se convirtieron en mujeres extraordinarias y continúan peleando por hacerse un hueco en la Historia, que nunca se lo ha puesto fácil. ‘No me cuentes cuentos’ es una colección de relatos infantiles que se distribuye a través de Internet y que trata de hacer justicia con muchas de ellas: pioneras, profesionales de todos los campos, heroínas en muchos casos… todas españolas y grandes desconocidas en su mayoría.

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Una pantalla de cine para cambiar el mundo

Por Lurdes Calvo 

Las imágenes, las noticias, los relatos repetidos hasta la extenuación saturan nuestro día a día. Una sobre-exposición que desinforma y banaliza la realidad de un mundo que parece quebrarse en miles de lugares, en cientos de miles de injusticias y en millones de vidas. Es necesario detenernos a observar y profundizar en las historias para encontrar un camino a la acción. Esto es lo que pensamos hace cinco años un grupo de voluntarias de Médicos del Mundo Madrid, cuando nació la idea de crear el Festival de Cine Documental, Videoperiodismo y Derechos Humanos Artículo 31. Un espacio con vocación feminista y activista que establece un diálogo a través de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, añadiéndole un artículo que creemos imprescindible: el derecho a denunciar la vulneración de los otros 30.
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#Mujeres: ¿la mitad del cine?

 Por Carlota Álvarez Basso

Si las mujeres somos más que la mitad es lógico y natural que las que así lo quieran puedan expresarse a través del cine como medio artístico, al igual que en la literatura o en las demás artes. Sin trabas ni cortapisas, con la misma visibilidad y opciones que sus colegas masculinos en cuanto a temáticas y estilos. No tienen por qué enclaustrarse en el terreno de lo doméstico y limitarse a tratar las problemáticas de género, ni a sólo poder narrar historias que acontezcan a personajes femeninos.

Mujeres al mando de la cámara. Imagen de Sharegrid.

Más allá del derecho a la expresión individual, ya sabemos que el cine vehícula modelos de comportamiento y en múltiples ocasiones fija poderosamente, actitudes y pautas de conducta que se convierten en arquetipos. La propia historia del cine está plagada de modelos de femme fatal, seductoras viudas negras, perversas manipuladoras, acaso vestales o iconos eróticos cuando no brujas histéricas sino pobres víctimas o amas de casa dedicadas a sus labores con absoluta dedicación y naturalidad, como si ello fuese parte constitutiva de su propia naturaleza.

Es obvio decir, pero hace falta repetirlo, que las mujeres pueden narrar ya sea mediante películas de ficción, experimentales como Maya Deren, Germaine Dulac, o con forma y estructura de documental, no olvidemos que una de las grandes directoras de documentales, además de fotógrafa y actriz fue Leni Riefensthal o la recientemente reconocida con un Oscar, la francesa Agnès Varda, que ha circulado de un formato al otro con absoluta libertad.

Las creadoras tienen derecho a contar la Historia y sus historias, de otra manera. Como mujeres, necesitamos que así lo hagan y para ello que también estén en el mundo del cine. Las que irán al cine como espectadoras, al margen de contemplar denuncias y críticas a situaciones o comportamientos que esperamos queden en el olvido, querrán asimismo ver a sus congéneres disfrutando de su autonomía, ejerciendo todas las profesiones posibles, amando sin un predecible castigo, ganando competiciones, liderando como heroínas sin por ello ser quemadas en la hoguera. No se trata de alterar la historia retroactivamente pero sí de incluir en ella nuevos ángulos y puntos de vista diversos.

En cuanto la industria, como en todas las otras ramas y profesiones, es obvio que las mujeres deben percibir salarios en condiciones de igualdad a los hombres. En el caso particular de la industria cinematográfica, las actrices han sido y son promocionadas (no hablaremos hoy aquí de a qué precio para algunas) pero las directoras han obtenido reconocimiento en mucha menor medida, porque todavía siguen siendo una minoría. Sin embargo, esta ausencia de visibilidad es aún mayor en los casos de otras profesionales tales como productoras, guionistas, directoras de fotografía, operadoras de cámara, compositoras de bandas sonoras, montajistas, y para casi todas las jefaturas de equipo que pueden ser desempeñadas por mujeres (producción, sonido, dirección de arte) además de en los procesos finales (efectos especiales, etalonaje, etcétera.), porque también su acceso a dichos roles es limitado.

Hemos iniciado el Festival Cine Por Mujeres porque queremos mostrar películas hechas por mujeres para todos los públicos, convertirnos en punto de encuentro de las profesionales, reivindicar sus trayectorias y ver lo que nuestras hermanas quieren contarnos.

Carlota Álvarez Basso codirige el Festival Cine Por Mujeres.

El amor como adicción

 Por Lula Gómez

Todas hemos sufrido violencia machista, pero a pesar de esa realidad, sigue sorprendiendo el #MeToo, especialmente cuando nos tomamos el tiempo de entender qué hay detrás de ello. Choca especialmente si el testimonio es de alguien cercano. También lo hace si la superviviente (no quiero decir víctima), se toma el tiempo para explicar cómo ella, preparada, formada y culta –en contra de todos los estereotipos- malvivió durante años con la violencia.

 

Por eso, por auténtico, el testimonio de Rosalind Penfold resulta sobrecogedor. Su historia, contada por ella misma en viñetas, estremece. No solemos estar en disposición de prestar atención al horror; porque el machismo ha callado sus voces durante muchos años de múltiples maneras. De ahí la fuerza de su historia, contada en cómic bajo el título Quiéreme bien.

El proceso de una víctima, cuenta, sería algo así como: “bofetada, beso, bofetada, beso, bofetada, bofetada…” y así hasta anular a la persona, atrapada en un falso amor. Del libro que ahora publica en España Astiberri resulta escalofriante la claridad del mensaje: nos puede pasar a todas, también a las mujeres fuertes. “Lo bueno es que aprendí. Aprendí que si podía pasarme a mí, puede pasarle a cualquiera”, declaraba en una entrevista al diario Público.

Las tiras, escritas por ella a modo de terapia, constituyen un excelente retrato de la psicología del abusador, y son una invitación a todas las mujeres que podemos pasar por esa situación a salir y gritar “basta ya”. Tras leer sin aliento y de una sentada sus casi 250 páginas, ¡diez años de su vida!, se encuentran claves para comprendernos cuando caemos en la culpa, que esclaviza y ata; y en la absoluta erosión de la personalidad que sufre una persona maltratada, limada a golpes. La fórmula está en el grado de sinceridad del relato:

“Cuando conocí a Brian, me enamoré perdidamente de él. Era carismático y encantador. En nuestra primera cita me habló de su difunta esposa, de lo mucho que la había querido y de cómo, tras su fallecimiento, se había esforzado por hacer de padre y madre de sus cuatro hijos pequeños. Su sensibilidad me conmovió profundamente. Pensé que era el hombre más maravilloso que jamás había conocido. Pensé que me disponía a vivir una HISTORIA DE AMOR DE CUENTO DE HADAS. Y así fue, durante un tiempo. Luego saltamos a un territorio por el que yo nunca había viajado: UN CAMINO PANTANOSO DE MALTRATO VERBAL, EMOCIONAL, SEXUAL y, finalmente, FÍSICO. Mi ceguera, mi negativa a reconocer lo que estaba ocurriendo y, posteriormente, el bochorno y una profunda vergüenza me mantuvieron diez años al lado de Brian. Creía las cosas que él me decía en lugar de lo que yo misma veía y experimentaba. ME PASABA EL DÍA TRATANDO DE DESCUBRIR QUÉ ESTABA HACIENDO MAL y cómo podía hacerlo bien. Para colmo, no recordaba las agresiones verbales de un incidente a otro. Nunca se producían por el mismo motivo; en realidad, solían producirse por el motivo contrario. No existía un patrón de conducta fácil de prever, de modo que VIVÍA SUMIDA EN EL DESCONCIERTO”.

Tras el ejercicio de sinceridad de la escritora, surge la pregunta de si ella finalmente acabará firmando con su nombre real algún día. “Estoy considerándolo, aunque no estoy segura de que sea necesario. El libro debe hablar por sí solo. Como cualquier símbolo que se convierte en un icono, la historia puede ser más potente si dejamos que represente a todas las mujeres, y no solo a mí”, señala. Toda una lección.

Lula Gómez es periodista y colabora con Oxfam Intermón.

Razones históricas para ser feminista hoy

 Por Virginia Bustamante Gil

Cada 8 de marzo las mujeres reivindicamos el reconocimiento de nuestro lugar en el mundo y en la historia, los derechos que aún faltan para conseguir y la igualdad real en todos los ámbitos de la vida. Y celebramos también que hemos llegado hasta aquí, que hoy tenemos más derechos que ayer, gracias, sobre todo, a la lucha feminista que han protagonizado millones de mujeres anónimas a los largo de tres siglos. Y no olvidamos que, aunque se hayan producido grandes avances, aún existen múltiples discriminaciones y desigualdades,  aún queda mucho por lo que luchar y aún hay muchas, demasiadas, razones para ser feminista.


Todavía hay quien piensa que el feminismo es lo contrario del machismo, quien acusa a las feministas de querer imponer una ideología concreta, quien cree que el feminismo es excluyente y enfrenta a las mujeres y a los hombres. Por eso, la exposición como Feminismos, ¿te atreves a descubrirlos?, programada por el Área de Políticas de Género y Diversidad del Ayuntamiento de Madrid en el marco de la conmemoración del Día Internacional de las Mujeres, resulta tan pertinente y necesaria.

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El tiempo de las mujeres árabes es hoy ‘la diversidad’

Rosa M. Tristán Rosa Tristán

“Ramika es rapera en Afganistán, todo un desafío a la convenciones de una sociedad misógina tan ultraconservadora. Su última canción, Doghtar Afghan (chica afgana), denuncia la situación de las mujeres en ese país que intenta salir adelante después de tres décadas largas de conflictos”. La frase pertenece al libro El tiempo de las mujeres: crónicas asiáticas, que la periodista y escritora Ángeles Espinosa acaba de publicar en la editorial /La Línea del Horizonte y que nos acerca a ese mundo femenino que desde una orilla cubrimos tan a menudo con el velo de los tópicos.

Imagen de Harits Mustya Pratama (unsplash)

Ramika es rapera, la iraní Nidal Naser es juez en la ciudad de Nayaf y la yemení Tawakul Kerman logró Premio Nobel de la Paz. Son mujeres, explica Espinosa, que pueden o no llevar cubierta su cabeza, pero que van dando pasos hacia adelante, con el reto que supone no sólo luchar contra estructuras religiosas, políticas o legales, sino con lo más cercano, la familia.

La obra de Ángeles Espinosa nos lleva de viaje por una docena de países a lo largo de un centenar de las crónicas que ha publicado como corresponsal de El País en el mundo árabe a lo largo de los años. La selección nos revela las conquistas de las mujeres, algunos nombramientos en cargos públicos y también los muchos retos por cumplir, los miedos, el sufrimiento, los retrocesos cuando soñaban con una liberación que llega lenta. “Es sobre todo diversidad”, explica la autora. “Y hay que mirarlas así, rompiendo con la única idea de que el velo es un reflejo de atraso porque eso nos impide ver lo que hay debajo, que es diversidad”, asegura.

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Mi lista de mujeres escritoras

Por Raquel Moraleja

Querido señor Javier Marías,

Me pide una buena amiga que le recomiende algunas escritoras, de ayer y de hoy, cuyas dotes literarias las hagan merecedoras de formar parte de su famosa biblioteca, esa de la que dicen todos los periodistas culturales –una y otra vez después de cada entrevista después de cada nuevo libro- que cohabita con un fax y un Nokia de los que no reciben Wifi. Puede que ya las haya leído a todas. Puede que las páginas de sus libros estén gastadas de tantas veces que ha vuelto a sus voces. En ese caso, esta breve carta sólo servirá para refrescarle la memoria a todos los “Angry Old Men” de su generación que, habiendo leído a muchas grandes escritoras –porque lo han hecho, porque, obviamente, son muy cultos-, sufren pérdidas de memoria momentáneas cuando han de enumerar las listas de los mejores escritores sobre la faz de la Tierra. Curioso que más de la mitad de la población que habita dicho Planeta, por mucho que se esfuerce, se reduzca a un apéndice al final del capítulo donde se habla de señores listísimos como usted.

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