Archivo de septiembre, 2016

Soñando una Colombia sin guerra

Por Raquel Checa

“Nunca creí que viviría esto” esas son las palabras con las que arrancó Estebana su intervención este martes 27 de septiembre, en los primeros minutos de una reunión de alrededor de 30 mujeres colombianas en Bogotá. Allí estábamos, todas de pie, en círculo, mirándonos a los ojos y compartiendo cómo nos sentíamos a pocas horas de haber visto, o mejor diríamos vivido,  la firma final de la Paz entre el Gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC-EP (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo).

Manifestación por las víctimas del conflicto en Colombia. Imagen de Oxfam Intermón.

Manifestación por las víctimas del conflicto en Colombia. Imagen de Oxfam Intermón.

En ese círculo, una a una compartimos nuestros sentimientos, nuestras emociones, nuestros sueños de esperanza y de paz; de una paz que ahora se ve más cerca que nunca. Muchas palabras en memoria de todos los muertos, desaparecidos y víctimas de este conflicto armado.

No son palabras al aire. Algunas de las participantes de la reunión están en esa lista de víctimas. Cargan con historias de vida muy duras. Una de ellas compartió cómo a pesar de haber sido víctima de violencia sexual por actores armados y haber perdido dos hijos en esta guerra, ha sabido perdonar y ahora quiere avanzar hacia la paz porque sueña con dejar a sus nietos un país mejor.

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La ciencia y el compromiso de María Dolores Calvo Navarro

Por Flor de Torres Porras

Cuando María Dolores Calvo Navarro (Mariola) empezó a alzar la voz aún no había sido promulgada la Ley Integral contra la Violencia de Género. Ella, como médica forense, ejercía su  labor en el Instituto de Medicina Legal de Málaga, y yo trabajaba como fiscal en la misma ciudad. En esos años encontramos un camino común que nos uniría de por vida.

No puedo describir fácilmente lo que veíamos cada día en nuestros respectivos trabajos. Llegó un momento en el que alzamos la voz, porque entendíamos imprescindible amplificar, multiplicar, extender la empatía hacia las víctimas de violencia de género (a la que por aquellos años todavía se llamaba violencia doméstica) y lograr un compromiso contra esa tragedia social que  empíricamente  contrastábamos cada día en el Instituto de Medicina Legal y la Fiscalía. Nos dimos cuenta de que solo lo lograríamos desde la especialización, evitando el cuestionamiento de las víctimas, definiendo correctamente la violencia que enfrentaban. Y ante todo y  sobre todo, con un enfoque profesional, cada una desde su especialidad, al que sumamos dos herramientas personales: empatía y compromiso contra la violencia.

Víctima atrapada. Imagen de Fundación Luz Casanova.

Víctima atrapada. Imagen de Fundación Luz Casanova.

Recuerdo que con frecuencia en su trabajo había comentarios que anteponían el hecho de ser mujer a su calidad de profesional de primera línea. Removía los cimientos de un sistema judicial hecho y pensado por hombres, que se resistían a aceptar los cambios. Profesional de las ciencias forenses de primera línea, cercana, empática y única. Irrepetible. Ambas desarrollamos nuestro trabajo contra viento y marea ante una Justicia masculinizada  en la que había que cambiar la invisibilización de los delitos contra los derechos de la mujer, que se cometen por el hecho de serlo y en el ámbito de la pareja.

A ella como forense y a mí como fiscal nos visitaban a diario  mujeres víctimas de violencia de género escondidas en delitos de ‘violencia familiar’. Mujeres sin rostro frente a la violencia de género que sabíamos que sufrían.  Apenas podían hablarnos. Sus frases eran entrecortadas, asomaba frecuentemente el llanto, les costaba  fijar sus ojos en los nuestros pues tenían la mirada perdida. Su discurso ni siquiera pretendía en muchas ocasiones inculpar  a su pareja, sólo buscaban ayuda y guía para el tortuoso camino de la huida del horror que acaban de emprender.

Eso, cuando eran ellas las que comenzaban a acercarse a la Fiscalía o al Instituto de Medicina Legal. Porque teníamos  muy presentes Mariola y yo a las que no venían a vernos. Víctimas escondidas como las ancianas, los hijos de la violencia de género, las incapaces, las personas discapacitadas… No podían ver un horizonte de esperanza. Nadie les guiaba hacia la justicia, y ellas no conocían  el camino. Estaban en manos de sus maltratadores y solo con ayuda de instituciones públicas, privadas, vecinas, amigos, compañeras, podrían ser conscientes de la necesidad de denuncia de su situación y de la posibilidad de recibir atención médica, apoyo y salidas.

Venían de  distintos orígenes, incluso de distintos países, tenían distintas historias, costumbres, estratos sociales, estudios, profesiones, domicilios. Pero cuando el miedo, la rabia y la impotencia les empujaban a buscarnos, lo hacían de la misma forma: en silencio y a escondidas. Unimos fuerzas y nos coordinamos médica y jurídicamente para darles la mejor atención posible.

Hablando con ellas, pensando en ellas, fuimos desarrollando protocolos internos para reconocer su situación y formular las denuncias. Mariola las reconocía como forense y yo como fiscal denunciaba de acuerdo con las leyes del momento. Tras los juicios, pensábamos en cómo podrían rehacer sus vidas y recomponer su autoestima.

Años después  por primera vez  en España se sintió la necesidad de caminar juntos por la igualdad. La Ley Integral las nombró como víctimas de violencia de género, y creó nuevas herramientas para darles atención y justicia. Se priorizó esta forma coordinada de actuar que habíamos iniciado en Málaga, que se extendió a toda Andalucía y luego a España. Ahora existen, creadas en el marco de la Ley Integral, las llamadas Unidades de Valoración Integral de Violencia de Genero (UVIVG). Son las que nos aportan la perspectiva de género tan necesaria en los procesos judiciales.  Dependen de los Institutos de Medicina Legal y de las pericias que les encomiendan  los Juzgados y Fiscalías de violencia de género. Son pruebas periciales que permiten sacar a la luz los delitos de violencia de género, que sin ellos seguirían invisibles: delitos contra la integridad moral, delitos de violencia de género habitual…

Gracias a las Unidades especializadas se dispone de herramientas que permiten documentar correctamente el testimonio de una víctima y sus hijos y permiten situarlas científica y pericialmente como víctimas de violencia de género. Aportan pruebas necesarias e imprescindibles los procesos. La participación de un forense y su equipo multidisciplinar, formado por psicólogos y trabajadores sociales, permite una  evaluación completa y adecuada de los casos, con la que soñábamos Mariola y yo en los primeros tiempos.

Qué lejos quedan los tiempos en que había que reclamar una y otra vez que María Dolores Calvo Navarro, además de ser mujer, actuaba en su trabajo como Licenciada en Medicina y Cirugía, como especialista, como funcionaria Médica Forense por oposición, como la primera Forense Coordinadora de Violencia de Género en España y hasta como Directora del Instituto de Medicina Legal de Granada. Una trayectoria que incluye un importante paso por Europa y numerosos reconocimientos y galardones y no puede ser cuestionada.

Nombrar a Mariola para mí es  hablar de una hermana de vida y de una mujer solidaria. Este año ha sido la primera finalista del premio Avanzadoras  2016 que cada año convocan 20 Minutos y Oxfam Intermón. Pero sobre todo y ante todo es nombrar a una mujer valiosa cuyo compromiso por la igualdad abracé desde que nos unimos y abrazaré siempre. Una Mujer de Mujeres.

flor de torres nueva recortada Flor de Torres Porras es Fiscal Delegada de la Comunidad Autónoma de Andalucía de Violencia a la mujer y contra la Discriminación sexual. Fiscal Decana de Málaga.

En el día de los derechos sexuales y reproductivos

Por Sílvia Aldavert García

Ana tiene 19 años y vino hace tres meses al Centre Jove d’Antinconcepció i Sexualitat de Barcelona-CJAS porque tenía un retraso de regla. Al charlar, nos explicó que habitualmente mantenía relaciones sin protección ya que su pareja insistía en que era suficiente con la marcha atrás.

Explicación del uso de métodos anticonceptivos. Imagen: APCIB.

Explicación del uso de métodos anticonceptivos. Imagen: APCIB.

Le aconsejamos que, además de realizarse la prueba de embarazo, también se hiciese las pruebas de infecciones de transmisión sexual. En unos minutos tuvimos los resultados, Ana no había contraído VIH ni sífilis, pero sí que estaba embarazada. Sorprendida repetía ‘yo no quería’, ‘él me dijo que no pasaría nada’, ‘dijo que se correría fuera’… Y finalmente nos preguntó: ‘¿Y ahora qué?’

Ana había encontrado nuestra asociación buscando por internet. nos llamó y le recomendamos venir a vernos al Centre Jove d’Antinconcepció i Sexualitat de Barcelona-CJAS, donde el equipo multidisciplinar de profesionales se puso a su disposición para resolver sus dudas, siempre  desde la garantía de sus derechos y el acompañamiento a las propias decisiones, fueran éstas las que fueran, sin imposiciones ni paternalismos.

Cada año se producen más de 22 millones de abortos inseguros en el mundo, y se sabe que esta es una de las principales causas de mortalidad materna. Cada día más de 1 millón de personas contraen una infección de transmisión sexual y al menos 1 de cada 3 mujeres del mundo sufre violencia machista, física o sexual. Es la primera causa de muerte entre las mujeres de 15 a 44 años.

Este panorama mundial se suma al de un Estado que está muy lejos de ser un ejemplo: continúa sin permitir que la educación sexual sea obligatoria en el currículo escolar, el derecho al aborto está penalizado para las mujeres más jóvenes y estigmatizado para el resto, el Gobierno paraliza la Estrategia Nacional de Salud Sexual y Reproductiva y, cada vez más se reduce la financiación pública y el acceso a métodos anticonceptivos. Sólo nos queda seguir exigiendo derechos.

Son muy pocos los servicios que atienden desde este enfoque de derechos, desde la perspectiva de género y el feminismo interseccional, y de una forma integral: placer, salud, autonomía, libertad, privacidad, información, elección, educación…  en definitiva, desde el paraguas de los derechos sexuales y reproductivos.

Cuando Ana nos planteó su situación, necesitaba informarse bien sobre las opciones que tenía: seguir adelante con el embarazo o interrumpirlo. Era su decisión.

Nosotras la acompañamos en el momento de esa decisión, y también a lo largo de todo el proceso, que implicaba otras opciones importantes para su vida, su sexualidad y su libertad. No estaba en juego sólo interrumpir el embarazo, sino tomar la decisión de dejar a su pareja, empoderarse con respecto a sus relaciones sexuales y lograr la seguridad que necesitaba facilitándole el acceso al método anticonceptivo adecuado y elegido por ella misma.

Para todas estas decisiones Ana necesitaba información, acompañamiento, asesoramiento profesional, y la garantía de que su libertad sería respetada en todo momento.  Todo este trabajo ha sido fundamental para fortalecer sus habilidades en la toma de decisiones sobre su propia vida y su sexualidad.

El ejemplo de Ana sirve para entender la importancia de contar con servicios acordes con un Estado de Derecho en el que la ciudadanía sea respetada y se garanticen sus derechos fundamentales.

Septiembre es un mes de reivindicación de los derechos sexuales y reproductivos en todo el mundo. Se celebran tres jornadas principales: hoy es el Día Mundial de la Anticoncepción, el 4 de septiembre es el Día Mundial de la Salud Sexual y el 28 de septiembre es el Día Mundial por la Despenalización del Aborto. Aprovechemos los momentos y ocupemos los espacios con el objetivo de afianzar el conocimiento y ejercicio de estos derechos. Más información: Observatori de Drets Sexuals y Reproductius

silvia-aldavert-garciaSílvia Aldavert Garcia es coordinadora de la Associació de Planificació Familiar de Catalunya i Balears.

¿Cómo hablar de la trata de personas para acabar con ella?

Por Nuria Coronado

España tiene una triste alfombra roja: la que se despliega para dar la bienvenida a la trata, la esclavitud del siglo XXI. Somos el país de entrada en Europa en tráfico de mujeres y niñas con fines de explotación sexual. Aquí llegan diariamente cientos de mujeres desde Latinoamérica, África y otros países europeos engañadas por las mafias para convertirse en simple mercancía. Se calcula que hay unas 45.000.

Imagen del rodaje de la película 'Chicas nuevas 24 horas', de Mabel Lozano.

Imagen del rodaje de la película ‘Chicas nuevas 24 horas’, de Mabel Lozano.

Cada una de ellas deja de ser persona para mutar en carne distribuida al peso allá donde sus captores, chulos y proxenetas saben hay demanda. Pasan de ser un yo a una sin nadie. Su explotación mueve en España 5 millones de euros al día y los medios de comunicación cada vez informan más de ello.

Con el fin de que los periodistas contribuyan a informar con rigor y por lo tanto llegar a erradicar este delito, la Comunidad de Madrid, en colaboración con LID Editorial y Apramp, acaban de lanzar el primer manual de estilo en España titulado: Cómo Informar sobre la trata. Nadie mejor para escribirlo que la periodista y experta en comunicación Charo Izquierdo. Más de diez años de esfuerzo para erradicar esta lacra y una novela sobre ella, titulada ‘Puta no soy’, la han llevado a dar un paso más allá y ofrecer a sus colegas algunas pautas eficaces para ser parte de la solución, y no parte del problema.

Por desgracia hay demasiados informativos que siguen hablando de tráfico de blancas, un término propio de siglos pasados cuando se llevaba a mujeres blancas a África o Asia para ser explotadas sexualmente. Hoy la trata afecta a mujeres de cualquier raza. Utilizar el lenguaje correcto es trasladar a la opinión pública la realidad a la que se enfrentan unos 20 millones de mujeres y niñas en todo el mundo’.

Informar con objetividad es el primer escalón para visibilizar y acabar con la lacra, dejar de victimizar a quienes la sufren, animar a la denuncia y proteger de manera más eficaz a las mujeres de un delito que afecta a los Derecho Humanos.

Estas son 10 de las recomendaciones imprescindibles que encontraremos en la guía:

  • No basta con informar. A la hora de dar noticias sobre la trata la cobertura ha de hacerse desde la información ética que huya de victimizar aún más a quienes la padecen. Tampoco hay que hurgar en su desgracia, ni exhibirla con sensacionalismo. Se trata de mostrar el problema desde la perspectiva de los Derechos Humanos.
  • Recordar que la trata de personas es una expresión real de situaciones de violencia más extremas, puesto que desprovee al ser humano de libertad recalcando que es un delito en el que necesariamente se pasa por los estadios de la captación, la privación de libertad y explotación.
  • Diferenciar la localización de la trata y los fines de la misma. Ya que esta puede producirse en el interior del propio país en el que reside la víctima: en él tie­nen su origen y en él, su destino o ser el punto d epartida para ser llevadas después a un tercer país. Además distinguir si es con fines de explotación sexual, trabajos forzosos, delincuencia, servidumbre, matrimonio o para venta de órganos.
  • No confundir trata con tráfico. La trata de personas no es igual que tráfico ya que este suele darse ilícito con migrantes. Hay que vigilar en especial que la trata de personas no se reduzca meramente a un problema de migración, de orden público o de delincuencia organizada.
  • Conciencia y respeto. Se trata de informar para concienciar a la ciudadanía en torno a la magnitud del problema pero respetando en las informaciones o noticias la confidencialidad de las víctimas. Muchas de las víctimas son madres y están amenazadas, tanto ellas como sus familias.
  • No culpabilizar y, menos aún, rechazar. En la transmisión de información no se puede albergar duda alguna sobre la responsabilidad de las víctimas. Dejar claro que los culpables son quienes las engañan, las compran, las trasladan, las alojan y las explotan, convirtiéndolas en esclavas. Tampoco hacer responsables a las familias de la venta de sus hijas. Ellas también son víctimas. Hay que explicar que este delito se produce como fruto de situaciones de absoluta miseria y que está ligada a la pobreza y a la feminización de la misma.
  • Prohibido el sensacionalismo. Huir de dar detalles escabrosos o imágenes en las que se ve a la mujer casi desnuda en un prostíbulo. Utilizar imágenes neutras o que pongan el foco en el culpable de la situación. Hablar de clientes y traficantes que son los que lo provocan el delito. Nunca publicar imágenes de niñas. Lo mejor es aportar cifras y datos que ayuden a situar y a ilustrar la magnitud del problema.
  • Sacar la trata del ámbito de las noticias de sucesos. Si se informa sólo como un suceso estaremos siendo parciales. Informar con regularidad sobre el tema y no sólo cuando se produce una redada para destacar que es un negocio y por eso no se acaba.
  • Destacar el gran trabajo de las fuerzas de seguridad y ongs. Todos ellos trabajan 24 horas y sin descanso para ayudan a todas estas mujeres a salir de la situación. Hacen una labor, muchas veces desconocida, en favor de devolverles no solo la libertad física sino también vital.
  • Promover la denuncia y la esperanza de una vida nueva. Se trata de narrar los hechos haciendo hinca pie en la importancia de que ellas (o cualquiera que conozca de la situación) denuncien para que intervengan las fuerzas de seguridad y se les pueda ayudar a una nueva vida lejos.

Nuria Coronado es periodista, editora en www.lideditorial.com  y responsable de Comunicación de Juan Merodio

Refugiadas: un grito contra la pasividad

Por Barbijaputa

Somos una ciudadanía cada vez más anestesiada. Las imágenes que nos llegan desde cualquier punto del mundo, por más terribles que sean, cada vez nos conmueven menos. A lo mejor alguna foto consigue que apartemos la mirada un instante -como hacemos en el cine cuando representan una escena especialmente desagradable- para volver a mirar a la pantalla instantes después, esperando el siguiente hilo argumental y olvidando ya lo visto.

bjp Refugiada

‘Mujeres cuyo camino hacia el sitio más cercano con agua potable es un recorrido torturador y eterno, en el cual se juegan la vida’. Imagen de TrasTando.

En este mismo mundo donde tú y yo disponemos de un cuarto de baño al fondo a la derecha; en este mismo mundo donde sólo girando una pequeña manivela conseguimos un chorro de agua; en este mismo mundo, pero unos kilómetros más allá, hay personas como tú y como yo… mujeres, cuyo camino hacia el sitio más cercano con agua potable es un recorrido torturador y eterno, en el cual se juegan la vida. Donde en el trayecto hacia el bosque, que hace las veces de su particular cuarto de baño, pueden arrebatarle la dignidad y la inocencia. Son personas, como tú y como yo… mujeres que han huido con lo puesto de sus tierras para evitar la muerte, porque sus tierras han sido ocupadas por guerras que ellas no han decidido. Porque todos los refugiados están en situación de vulnerabilidad, pero si además son mujeres, el riesgo es doble: pueden matarlas, pero también pueden violarlas.

Una de cada cinco niñas y mujeres refugiadas es víctima de violencia sexual. Muchas de ellas se ven forzadas a tener sexo transaccional. Abusadas para poder conseguir un pasaporte, un sitio en el bote que las cruzará hasta la siguiente orilla. Esto ha pasado y está pasando en este mismo mundo donde tú y yo escribimos y leemos sobre ellas. En este mismo mundo donde apartamos la mirada un segundo, para volver a mirar al instante, esperando el siguiente hilo argumental, porque parece que, como en las películas, hagamos lo que hagamos nada cambiará la trama que contemplamos.

Pero aquí tenemos una opción, aunque pretendan volvernos completamente inmunes a base de la técnica de la gota malaya, con este chorreo lento pero incesante de testimonios, imágenes y hechos abominables que la clase política comenta -cuando comenta- encogiéndose de hombros. Tenemos otra opción, y no es otra que la de tomar partido para intentar guionizar nosotras mismas el hilo argumental que viene a continuación. Empecemos por luchar contra la pasividad que nos inoculan, contra la normalización del horror que está pasando hoy y ahora, en este mismo mundo pero unos kilómetros más allá.

El feminismo, el activismo y la presión social son herramientas que tenemos en nuestras manos para luchar por todas esas personas. Luchar por ellas es luchar por nosotras mismas.

Hoy se celebra en Nueva York la Cumbre Mundial de la ONU sobre Refugio y Migración. Una oportunidad para exigir que los líderes mundiales se comprometan con la vida de las personas que han tenido que huir de los conflictos, la pobreza o las consecuencias del cambio climático. Muchas de ellas son mujeres.

 Barbijaputa colabora con Más de la Mitad para defender los derechos de las mujeres refugiadas y migrantes.

Por el recuerdo de una niña refugiada

Por Winnie Byanyima

Lloraba a mares cuando llegué al Reino Unido como refugiada.

Recuerdo cómo me miraba el policía del puesto de control de inmigración. A mí, una niña africana, pequeña, perdida y desconsolada. Me había pillado con un billete falso de 100 dólares. ‘No sabía que era falso’, traté de explicar. En Uganda, bajo la dictadura de Idi Amin, no teníamos más remedio que cambiar dinero en el mercado negro. Pensé que mi suerte se había acabado y que iba a ir a la cárcel.

Jeanne Berat

Jeanne Berat, de República Centroafricana, tuvo que huir al sur de Chad para salvar su vida y la de sus hijos. Imagen de Pablo Tosco/Oxfam Intermón.

El viaje había sido peligroso. Mi madre y yo tuvimos que marcharnos de repente. Huimos a Kenia de noche. Teníamos miedo porque muchas personas que también habían huido habían muerto, pero estábamos desesperadas. La gente nos ayudó durante nuestro viaje hasta llegar a un país que acogía refugiados: el Reino Unido. .

Pero mi suerte no se había acabado. El policía me dijo unas palabras que nunca olvidaré: ‘Te perdono porque sé que vienes de una situación muy difícil’. ¡Estaba a salvo! Pronto tendría la suerte de recibir una buena educación gracias a una beca para refugiados.

Ese policía, ese día, ese país, cambiaron mi vida. Me trajeron finalmente hacia Oxfam, donde puedo contribuir a la lucha por la justicia social que siempre me ha impulsado.

Mi experiencia no es comparable a las que he escuchado de otras personas que también se han visto obligadas a abandonar sus hogares en todo el mundo. Pero me ayuda a comprender por qué necesitamos encontrar con urgencia las formas más justas y efectivas de apoyar a estos millones de personas vulnerables y traumatizadas.

El mundo se enfrenta a la crisis de desplazamiento más grave de la que existen registros. Más de 65 millones de personas han tenido que dejar sus casas por el conflicto, la violencia o la persecución. Dentro de tres días se celebrará la primera Cumbre de Naciones Unidas por los refugiados y migrantes en Nueva York. No podría haber llegado en un momento más oportuno.

Estoy orgullosa, como persona que una vez fue refugiada, de asistir a este evento. Es una oportunidad para que el mundo se una y acuerde un enfoque común. Al final, por supuesto, la gente que ha tenido que huir es un síntoma de causas de origen como la guerra, la violencia, la persecución, el cambio climático y la pobreza. El mundo tiene que hacer más para resolver estos problemas.

Y necesitamos una respuesta ambiciosa para apoyar a las personas que buscan refugio y asegurarnos de que pueden vivir con paz y seguridad. No es problema ajeno, es nuestro.

Si todos podemos imaginar por un minuto ‘¿Qué pasaría si fuera yo?’, podemos empezar a entender que la suerte y la resiliencia nunca pueden ser suficientes. Necesitamos humanidad, no sólo de las personas corrientes, sino también de nuestros gobiernos, que tienen la obligación de protegernos con buenas leyes.

Todas las personas que se han visto obligadas a huir de los conflictos, la violencia, los desastres o la pobreza o en busca de una vida mejor tienen derecho a ser tratadas con dignidad y respeto. Los refugiados también deben tener acceso a oportunidades para trabajar y estudiar y para cualquier otra cosa que permita a las personas llevar una vida digna y productiva.  ¿De qué otra forma podrían, si no, hacer su contribución al país que les ha acogido?

Generaciones enteras de niños y niñas refugiados se están viendo privadas de una educación, lo que disminuye sus opciones de conseguir empleo, obtener ingresos y pagar impuestos. Los Gobiernos deben garantizar que tanto las niñas como los niños tengan un acceso igualitario a la educación.

Sin embargo, las expectativas de estas cumbres son desalentadoras incluso antes de que hayan comenzado

Me indigna la obstinada negativa de los Gobiernos ricos a acoger más refugiados. Y, por otro lado, no se puede acusar a muchos países en desarrollo de dar la espalda a los millones de personas que ponen en riesgo sus vidas y las de sus hijos al huir en busca de protección.

¿Tan poco valor dan los líderes de los países ricos a las vidas de esos desafortunados niños y niñas que buscan desesperadamente un hogar seguro?

Cerca del 86% de los refugiados y solicitantes de asilo vive desplazado en países de renta media o baja; países cuya ciudadanía ya se ha acostumbrado a compartir sus aulas y hospitales con estas personas. Uno de cada cinco habitantes del Líbano es refugiado sirio. Y la cuarta ‘ciudad’ más grande de Jordania es un campo de refugiados.

Muchos países africanos conocen desde hace tiempo su responsabilidad de proteger a las personas obligadas a huir (a una escala masiva). Y esta responsabilidad prevalece. Un reciente análisis de Oxfam muestra que los países de la Unión Africana acogen a más de una cuarta parte de los 24,5 millones de refugiados y solicitantes de asilo del mundo a pesar de representar tan solo un 2,9% de la economía mundial.

Mi propio país, Uganda, acoge a más de medio millón de refugiados y solicitantes de asilo. Allí, los refugiados tienen garantizado su derecho –como deberían tenerlo en cualquier país– a trabajar, a abrir negocios, a asistir a la escuela, a desplazarse libremente y a tener propiedades. También se les proporciona tierras para el cultivo.

El número de personas desplazadas internas, obligadas a huir dentro de las fronteras de su propio país, es aún mayor. Y resulta escandaloso que se ignore a estas personas en las cumbres. El África subsahariana acoge a casi un 30% de las personas desplazadas internas debido a los conflictos y la violencia, por ejemplo, en Nigeria, donde un violento conflicto que dura ya siete años y que también afecta a Níger, Chad y Camerún ha provocado una crisis humanitaria regional.

Así que debemos rebajar nuestras expectativas: dada la situación actual, no podemos esperar compromisos por parte de los Gobiernos ricos de acoger y dar apoyo a más refugiados. Tampoco podemos esperar que se ofrezca a la población refugiada un mejor acceso al trabajo y los estudios.

Pero aún queda tiempo para que los Gobiernos rectifiquen. Siempre lo hay.

Por ahora, corremos el riesgo de que estas cumbres no sean más que un tímido primer paso para ayudar a los millones de personas que se han visto obligadas a huir. Por el contrario, deberían constituir un punto de inflexión en esta crisis.

Los Gobiernos, y las personas que los conforman, deben recordar su humanidad, la misma que yo encontré cuando me acogieron no hace tanto tiempo.

Winnie Byanyima es Directora Ejecutiva de Oxfam Internacional.

Teodora de Bizancio

 

Por Silvia Martínez Valero

En estos días en que la lucha por los derechos de la mujer se encuentra en pleno auge, una se pregunta en ciertas ocasiones de dónde vienen o a qué época se remontan las pioneras de tan ardua tarea. Resulta que entre los primeros ejemplos encontramos a Teodora, emperatriz bizantina del siglo VI d.C.

Mosaico de Teodora y su séquito en la iglesia de San Vital de Rávena.

Mosaico de Teodora y su séquito en la iglesia de San Vital de Rávena.

Podría pensarse, como es lógico, que su condición de emperatriz trajo ligada de nacimiento su posición social. Nada más alejado de la realidad, pues Teodora fue hija de un hombre de circo y una bailarina y tuvo que atravesar duras etapas de su vida hasta llegar a convertirse en la poderosa mujer de quien la Historia dejó constancia. Durante su infancia, trabajó en el hipódromo de Constantinopla siguiendo la tradición familiar; después, alternó en diversos burdeles y finalmente se consagró como actriz, alcanzando gran prestigio con su representación del motivo mitológico griego de Leda y el Cisne. A sus dieciséis años viajó al norte de África acompañando a un oficial sirio y allí recibió numerosas influencias, entre ellas las que la llevaron a convertirse al monofisismo.

Años más tarde, habiendo regresado ya a Constantinopla, su fama y el hecho de que viviera cerca del palacio de Justiniano –facilitando así los encuentros entre ambos–, hicieron que el emperador le expresara su deseo de contraer matrimonio con ella. Así pues, tras derogar la ley que impedía la unión entre un emperador y una plebeya de baja condición, terminaron casándose.

Es a partir de aquí cuando, gracias a su nueva autoridad, Teodora fue capaz de realizar numerosas reformas sociales y se estableció como un grandísimo apoyo para Justiniano (por ejemplo, en las revueltas de Niká). Entre diversas leyes, Teodora promulgó otras contra la prostitución forzada y facilitó el traslado de aquellas mujeres que abandonaban la profesión, creando conventos para alojarlas (seguramente como resultado de la propia experiencia vivida). También aseguró su lucha para favorecer la separación de los cónyuges, ampliar los derechos de las madres sobre los hijos, derogar las penas contra las mujeres adúlteras y, a la vez, aplicar a la violación en sí el carácter de delito. Todo ello contribuyó a que durante sus años de mandato, las mujeres gozaran de derechos muy superiores a los que imperaban en el resto de Europa.

También en el terreno religioso tuvo Teodora mucho que decir. Aun sabiéndose que Justiniano era ortodoxo, la emperatriz nunca renunció a su monofisismo e hizo todo lo que pudo por mantener –en contra del primordial deseo de su esposo– esta religión en su imperio. De hecho, llegó a ejercer tanta influencia en Justiniano que, a su muerte, este trató de armonizar las dos facciones religiosas e incluso protegió las colonias monofisitas que ella había fundado a sus espaldas.

Puede decirse, entonces, que su gobierno no solo representó un avance para los derechos de la mujer, sino que su figura propició en el imperio una convivencia religiosa de la que aún se podría aprender bastante.

Silvia Martínez ValeroSilvia Martínez Valero es una joven estudiante y constructora de historias.

 

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El miedo a la paciente experta embarazada

Por Lorena Moncholí

Los “Pacientes Expertos” están de moda. Basta con escuchar la Conferencia TED de Dave deBronkart, el famoso “e-paciente” (paciente empoderado) por excelencia. Se trata de pacientes con enfermedades crónicas formados para asumir su autocuidado. Las “Escuelas de Pacientes”(originarias de EEUU)  siguen en aumento en España y ya se han desarrollado en Comunidades como  Cataluña  ,  Andalucía, Asturias, Galicia, País Vasco o Castilla La Mancha.  Ya nadie pone en duda que los “pacientes empoderados» son necesarios para mejorar el sistema sanitario actual, porque reducen costes sanitarios e inciden positivamente en la salud de toda la población.

LECCIÓN CLÍNICA

Lección clínica en la Salpêtrière (1887). Pierre Andre Brouillet. Musée d´Histoire de la Médecine. Universidad Descartes. París (Francia)

Y sin embargo hay una “e-paciente” (mejor dicho, una e-usuaria, porque no está enferma), cuyo saber parece que sí ocupe lugar y moleste. A la que se le intenta vetar el acceso a la información y a la que, ni por asomo, se le permite asumir la responsabilidad de su salud. Se trata de la mujer embarazada informada de sus derechos y de sus opciones en relación a su gestación y parto, que ingresa en un Hospital cualquiera.

En un momento dado, pide que se respeten sus decisiones, que no ponen en peligro al bebé o su propia salud, pero que, de repente, sí ponen en peligro el sistema establecido, los protocolos desfasados seguidos durante décadas a ciegas o la mera comodidad o “modus operandi” de los profesionales que trabajan en aquel lugar. En ese instante, suenan las alarmas de toda la planta, pueden incluso oírse.

Una “mujer subversiva” se ha colado y hay que reducirla como sea, amenazarla con miles de miedos y de muertes de bebés, y, por supuesto, aislarla de su acompañante, que es el que tiene más peligro. Unos profesionales que deberían mantener en calma a la mujer que les ha pedido asistencia médica (nada más que eso), le rodean para presionarle y generarle una ansiedad inaceptable en el momento en que se encuentra.

Le muestran “panfletos” llenos de normas del Hospital que, además, va y resulta que son ilegales (es decir, que contienen normas opuestas a las que dice una ley) y contrarios al Código Deontológico Médico. Incluso en algunos casos hay advertencias de “posibles” llamadas a no sé qué Juez. Y, además, nadie parece percatarse (mejor dicho, a nadie parece importarle) que lo que solicita esta mujer está completamente avalado por la evidencia científica más actual. Ella sabe leer. Pero eso es lo de menos.

Todo esto es lo que genera una “Usuaria Experta” haciendo efectiva la Ley de Autonomía del Paciente, asumiendo la responsabilidad de su proceso biológico y del bienestar del hijo que está gestando. Soy testigo a diario.

Mientras los demás “Pacientes Expertos” son aplaudidos por sus conocimientos e incluso se les paga para transmitirlos al resto de personas que se encuentran en su misma situación, ella y lo que sabe se perciben como una amenaza, como una irresponsabilidad, como el “capricho de la niña histérica”, aunque lo que esté pidiendo no sea más que lo que recomiendan la OMS o el Ministerio de Sanidad.

Y esto es intolerable y discriminatorio. Y debe cambiar ya.

lorenaLorena Moncholí Badillo. Abogada colegiada nº14084 ICAV. Agente de Salud de Base Comunitaria certificada por Salud Pública de la Conselleria de Sanitat de la Comunidad Valenciana y el EVES.

¿Qué tienen que ver nuestros impuestos con la pobreza de las mujeres?

 

Por Almudena Díaz Pagés

A pesar de que en las últimas décadas la riqueza mundial haya aumentado, este crecimiento ha beneficiado principalmente a los más ricos ya que como denunciaban recientes informes, la mayor parte de estos ingresos (cerca del 50%) ha ido a parar a los bolsillos de los que más tienen. Esta creciente desigualdad económica afecta de manera perjudicial al resto de la población mundial, pero sobre todo a la población más pobre. Y entre los pobres, las más pobres son las mujeres. De acuerdo con  Naciones Unidas, las mujeres son más vulnerables a la pobreza, poseen menos recursos y tienen menos poder de decisión que los hombres. Todo está relacionado. El Fondo Monetario Internacional revelaba recientemente que los países con una mayor desigualdad de ingresos suelen tener también mayores diferencias entre hombres y mujeres en términos de acceso a servicios sanitarios, educación, participación en el mercado laboral, brecha salarial y representación en las instituciones.

Protesta contra la injusticia fiscal. Imagen del proyecto Tax Justice Together.

Protesta contra la injusticia fiscal. Imagen del proyecto Tax Justice Together.

Las mujeres representan hoy la mitad de la población activa global y son muchas las que tienen acceso a un empleo remunerado. Sin embargo, ello no implica ni una mayor igualdad, ni mayores posibilidades de llevar una vida digna. De hecho, la tasa de empleo actual de las mujeres es en casi todos los países menor que la de los hombres, y se estima que sólo generan el 37% del PIB mundial.

A nivel global, es más frecuente encontrar mujeres en trabajos que no están protegidos por la legislación laboral.. De hecho, las estadísticas muestran que en algunos países en vías de desarrollo hasta el 95% del empleo femenino es de carácter informal. En otras palabras, gran parte de la población femenina global no sólo no se beneficia del crecimiento económico que genera, sino que tiene muchas posibilidades de vivir en la pobreza.

La desigualdad de oportunidades y la precarización en el empleo no es la única desventaja a la que hacen frente millones de mujeres. Las mujeres siguen haciéndose cargo de la mayor parte del trabajo del cuidado no remunerado, una media de 2,5 veces más que los hombres. Las normas sociales, la brecha laboral, la falta de recursos…muchas son las razones que impiden que la mujer pueda empoderarse fuera del hogar. Además, el modelo económico y las políticas gubernamentales han fallado a la hora de invertir en esta economía invisible, dejando fuera de los beneficios del crecimiento económico a la mayoría de mujeres que se concentran en puestos del sector del cuidado, los más precarios de la pirámide económica. Con la llegada de la llamada crisis económica, la disminución de la inversión en el gasto social y la privatización de los servicios públicos han empeorado esta situación.

La captura política de las élites en la toma de decisiones hace que las políticas se diseñen sin otorgar ninguna prioridad a los objetivos de reducción de la desigualdad económica. Además, habitualmente se asume que las políticas macroeconómicas son neutrales al género, sin embargo en la práctica, tienen consecuencias distributivas que repercuten de forma diferente sobre mujeres y hombres. Las políticas fiscales, por ejemplo, pueden reforzar en muchos casos la división sexual del trabajo y las desigualdades entre mujeres y hombres, operando como obstáculos para el desarrollo y máximo aprovechamiento del potencial de las mujeres. Ello es el reflejo del modelo patriarcal que opera en nuestras sociedades y que también influye en la formulación de las políticas, excluyendo a los más desfavorecidos, y en particular, a las mujeres. En línea con ello, otro claro ejemplo es la más que insuficiente representación de las mujeres en las instituciones clave que regulan la economía mundial.

Lo que está claro es que sin redistribución no hay empoderamiento. Los Gobiernos deben actuar para hacer posible empoderamiento de las mujeres mediante la adopción de políticas económicas orientadas a cerrar esta brecha: promover la igualdad salarial y el trabajo digno y seguro, eliminar las barreras discriminatorias que impiden o dificultan a las mujeres acceder al crédito,  modificar las leyes injustas de sucesión y garantizar el acceso igualitario a las tierras, para todas las personas. Las contribuciones del trabajo doméstico y del cuidado, tanto el remunerado como el no remunerado, deben mejorarse y reconocerse explícitamente e incorporarse a las mediciones, pero sobre todo, deben redistribuirse.

Dado que la provisión de servicios sociales es particularmente importante para corregir las desigualdades, y en especial, las de género; es primordial que el sector público refuerce su papel en la provisión de servicios esenciales como la salud, la educación, la atención y el abastecimiento de los suministros básicos. Ello debe venir acompañado de una redistribución del esfuerzo tributario que traslade el peso que actualmente recae desproporcionadamente sobre el trabajo y el consumo, hacia la riqueza y el capital; y que garantice la transparencia fiscal.

Acabar con la desigualdad económica extrema no es posible si no se reduce la desigualdad de género. Para ello se han de analizar las causas estructurales que provocan estas desigualdades, desarrollar políticas que promuevan la igualdad de género real, y garantizar que el crecimiento económico que beneficie de forma justa a todos. La mitad de ese “todos” son mujeres.

Este texto forma parte de la jornada de acción europea por unos impuestos más justos Tax Justice Blogging Day. Es posible seguir las publicaciones en blogs de distintos países y apoyar la acción compartiendo su contenido en redes sociales con la etiqueta #taxjustice. El blog United Explanations publica hoy una versión ampliada del mismo.

 

La víctima número 54

Por Charo Mármol

‘Recuerdo que andaba liada con el almuerzo, me es imposible olvidar ese día, cuando recibí una llamada de teléfono de Alicia donde me anunciaba que dejaba a Fran y se venía a casa con el niño.  Al fin se decidía. Se suponía que en un par de horas a lo sumo se reuniría conmigo, pero tardaba. Intenté localizarla a través del móvil, imposible, no contestaba, imaginé que podría estar conduciendo. Esperaría un poco más. Fue tomar aquella decisión y sonar el teléfono de casa. Jamás pude imaginar lo que habría de escuchar. Mi hija estaba ingresada en el hospital, presuntamente, como oficialmente había que denominarlo, por agresiones físicas de su marido. Creí que el mundo se hundía a mis pies’.

Esto que acaban de leer forma parte de uno de los relatos que hemos recibido en la convocatoria del I Concurso de Relatos Cortos sobre Violencia de Género que hemos convocado en la Fundación Luz Casanova.

Entonces me di cuenta de que podría haber sido la víctima número 54. Imagen de TrasTAndo

Entonces me di cuenta de que podría haber sido la víctima número 54. Imagen de TrasTAndo

A los dos meses de mi embarazo empezaron los golpes y las palizas. He denunciado tres veces, pero las  dos primeras  volví a tomar contacto con él y me volví a creer las mentiras que me decía y las promesas que me hacía. La tercera denuncia fue porque él me dio una gran paliza;  me tuvieron que ingresar en el hospital y operarme, me rompió la mandíbula.

Entonces me di cuenta de que yo podía haber sido la víctima número 54. Nunca  olvidaré este número, ni el día en que mis amigas me  preguntaron dónde tendrían que llevarme la próxima vez las flores, si al hospital o al cementerio. Entonces me di cuenta que mi carrera era hacia el cementerio, que no iba a ninguna otra parte’.

Esto corresponde a una historia real. Es la historia de Maribel (por supuesto es un nombre ficticio). He quedado con ella en una soleada mañana del mes de mayo. Tiene 31 años y tres hijos. Hace cuatro meses que está en el Centro de emergencia  Luz Casanova. La veo tranquila, contenta, con ganas de hablar, aunque durante nuestra conversación, en un par de ocasiones, su voz se entrecorta y los ojos se le llenan de lágrimas al rememorar lo vivido.

Es ella la que ha pedido hablar conmigo. Muchas mujeres no quieren hablar, quieren olvidar el calvario por el que han pasado. Maribel quiere hablar porque quiere decir algo a las mujeres que viven una situación como la que ella ha vivido: ‘Yo quiero contar mi historia para decirles a las mujeres que viven una situación como la mía que hay salida y que hay mucha ayuda. No estamos solas. Porque eso es lo que piensas cuando está viviendo el infierno de los malos tratos, ¿adónde voy con mis hijos tan pequeños?. Hay salida y hay mucha gente que está dispuesta a ayudarte. Simplemente hay que descolgar un teléfono y llamar. No hay que llegar al extremo de verte en un hospital. El no va a cambiar, no cambian porque yo le he dado mil oportunidades y a él nunca le he importando, porque si le hubiera importado algo no me habría hecho lo que me ha hecho. El amor no golpea, y esa es la única forma de querer de “ellos”, los golpes  y los celos  es la gran enfermedad que tienen’

En nuestra conversación le pregunto cómo se encuentra ahora después de este tiempo en la Casa. ‘Cuando denuncio y llego a la casa no podía hablar mucho. No sabía si lo que estaba haciendo estaba bien o mal. Estaba muy confundida.. No podía hablar no sólo porque no tenía apenas habla sino porque no sabía bien lo que estaba haciendo, si estaba bien o mal. Me sentía culpable porque él estaba en prisión preventiva. Yo me preguntaba ¿qué he hecho? El está en la cárcel por mi culpa. En ese momento me sentía culpable, pero yo no lo he metido en la cárcel, el sólo lo ha hecho: duerme y despierta en una celda porque él lo ha querido’  Continúa ‘He llegado a este punto con mucha ayuda de las profesionales de aquí, me he dado cuenta de que yo no había hecho nada. Aquí me han ayudado a verbalizar y poner nombre a lo que vivía: yo era una mujer maltratada aunque cuando  lo estaba viviendo y oía hablar de los malos tratos,  pensaba: yo no estoy viviendo nada de esto, él no es tan malo…. No quería poner nombre a lo que estaba viviendo….’

Seguimos hablando y me habla de sus hijos y de la fuerza que recibe de ellos para emprender esta nueva etapa de su vida. ‘Si miro al futuro quiero vivir y quiero ser feliz. Doy gracias a Dios porque tengo otra oportunidad para estar con mis hijos, doy gracias a Dios por mi familia y por mis hijos, sobre todo por mis hijos que ahora cuando les miro pienso que podría haber dejado a tres niños pequeños sin madre, esto para mi es muy importante, el estar viviendo con ellos esto es lo que me da la fuerza, todo la fuerza que me faltaba me la han dado mis hijos’

Mi conversación con Maribel acaba y ahora leo los relatos enviados al Concurso. Muchos son terribles, pero como tantas veces la realidad supera a la ficción. Cuando escribo estas líneas 28 mujeres han sido asesinadas en España sólo por el hecho de ser mujeres. Muchas otras viven en silencio y en soledad un verdadero calvario.

Hay salida. Solo hay que descolgar el teléfono y marcar: 016

Video de la casa de acogida Luz Casanova:

Charo MármolCharo Mármol es comunicadora, feminista, militante de causas perdidas y autora del blog La mecedora violeta.

 

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