Mujeres al frente: Luz Marina Bernal

Por Beatriz Pozo

El 8 de enero de 2008 la vida de la colombiana Luz Marina Bernal cambió para siempre. Ese día su hijo Leonardo desapareció y no volvieron a saber de él durante ocho meses. Para Luz Marina fueron ocho meses sin poder dormir, y sin poder comer, buscando a su hijo en albergues y hospitales, recorriendo una y otra vez el barrio para preguntar a cualquiera que pudiera haberle visto o haber oído de él. Luego recibió la llamada. Le decían que habían encontrado el cadáver de su hijo en una fosa común, en Ocaña, en el departamento del Norte de Santander. El ejército aseguraba que allí habían enterrado a 14 guerrilleros de las FARC, a los que había abatido en una operación el 12 de enero, cuatro días después de la desaparición de Leonardo.

Luz Marina Bernal en la habitación de su hijo Leonardo. Pablo Tosco /Oxfam Intermón

Luz Marina Bernal en la habitación de su hijo Leonardo. Pablo Tosco /Oxfam Intermón

El hijo de Luz Marina tenía 26 años, una discapacidad mental y el brazo y la pierna derecha paralizados. Sin embargo, el ejército aseguraba que era un dirigente de las FARC. A Luz Marina no le dejaron ver el cuerpo de su hijo. No obstante, le aseguraron que en su mano derecha portaba una pistola que había sido disparada. Era el brazo que no podía utilizar.

Junto a Leonardo, habían encontrado el cadáver de otros 13 chicos. Todos eran del mismo barrio, Soacha, una de las zonas más pobres de Bogotá. Todos habían desaparecido de sus casas en días anteriores y a ninguno se le conocía un pasado guerrillero previo. El caso de Leonardo fue el más flagrante, y el que destapó el escándalo, pero todos eran ejemplos de “falsos positivos”.

Falsos positivos. Un extraño eufemismo para definir una práctica de miembros del ejército colombiano: engañaban a jóvenes de barrios pobres y marginales, los trasladaban a cientos de kilómetros de distancia, los vestían con ropa de guerrillero, los asesinaban y hacían pasar todo el montaje por un combate entre el ejército y las FARC. Gracias a estas ‘victorias’ obtenían ascensos y recompensas económicas. Luz Marina y otras 18 mujeres fundaron el grupo Madres de Soacha para exigir justicia. Pese a sus escasos recursos se enfrentaron a la cúpula militar. Llamaron a todas las puertas y reclamaron a todas las instancias posibles. Ella reconoce que pasó miedo, pero que tuvo que superarlo ‘porque si yo tengo miedo no puedo ayudar a otras personas, pero sobre todo, porque si yo tengo miedo, soy permisiva de que esto se siga repitiendo en muchas partes del país’.

En 2013, el caso de Leonardo se convirtió en el primer caso de falso positivo reconocido crimen de lesa humanidad. Sus asesinos fueron condenados. Sin embargo, Luz Marina aún no está conforme. ‘Mi afán es que todos estos crímenes cometidos por las fuerzas armadas se reconozcan de igual forma’. Hay otros 4.716 casos de ejecuciones extrajudiciales denunciados ante la Fiscalía colombiana.

Como Luz Marina, muchas mujeres colombianas se han enfrentado con valentía a las consecuencias de un conflicto que ya dura 40 años. La directora Lula Gómez cuenta la historia de 7 de ellas en su película ‘Mujeres al frente. La ley de las más nobles’, que se estrena el jueves 28 de abril en el Festival de Málaga. Luz Marina es una de sus protagonistas. Ella no tiene ninguna duda de por qué debemos escuchar su historia:

‘La verdadera memoria de este país es el trabajo que cada una de las víctimas estamos haciendo, porque el día que nosotras dejemos de hablar de nuestros familiares ellos mueren. Nosotras somos la historia, somos la memoria. El día que yo deje de hablar de mi hijo es porque estoy muerta’

 

 

Beatriz Pozo es estudiante de periodismo y comunicación audiovisual. Colabora como voluntaria con el equipo de comunicación de Oxfam Intermón.

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