Aliadas: treinta años de trabajo con y por las mujeres

Rosa M. Tristán Rosa Tristán

Mujeres luchadoras, mujeres que caminan juntas, mujeres que pedalean con bicicletas con ruedas cuadradas, mujeres a las que se cierra la boca, que hablan al mundo, que callan la violencia que sufren, que vuelan o que hacen equilibrismo en el vacío. Son algunas de las imágenes expresadas en 60 obras de arte que estarán dentro de tres días en el centro de Madrid. Cada una nos retrata en una de esas facetas que nos convierten, en conjunto, en un caleidoscopio. Cada una es un espejo en el que podemos mirarnos, y reconocernos y aliarnos con la que está al otro lado. No se puede elegir porque somos todas.

Obra de la artista Carmen García Huerta para la exposición Aliadas.

Obra de la artista Carmen García Huerta para la exposición Aliadas.

No voy a mencionar a cada una y cada uno de los artistas que participan en esta muestras con la que Alianza por la Solidaridad conmemora 30 años de trabajo. Si diré que son 59 grandes, en realidad 60 si añadimos al comisario, que también lo es. Son demasiados como para no tener que dejar fuera a alguien cuyo nombre y trabajo se ha aliado solidariamente por una causa tan justa y tan necesaria como la igualdad de derechos entre las mujeres y los hombres en todos los ámbitos de la vida y todos los rincones del mundo. Los hay muy famosos y los hay que podrían llegar a serlo en el futuro.

La exposición ALIADAS: Mujeres que cambiamos el mundo es arte en estado puro, en color o en blanco y negro, esquemático o figurativo, en fotografía o con lápices de colores. Pero también es una oportunidad para visibilizar a quienes dedican su vida a la defensa e implantación de los derechos de las mujeres allá donde estén, ya sea una comunidad andina, una aldea africana, una cooperativa marroquí o habitando entre las refugiadas sirias.

Por ello, las obras de estos y estas artistas comprometidos con ellas va ligada a las historias de 12 mujeres que también son, y deben ser, espejo y reflejo de millones de nosotras. Mujeres que caminan por cuatro continentes con las que esta organización colabora en proyectos que buscan conseguir que todas disfrutemos de los mismos derechos y compartamos una misma libertad plena para decidir sobre nuestras vidas. Ellas y otras muchas como ellas son “mechas” que se han encendido porque eran necesarias y ahora, tenemos que mantener vivas con nuestro apoyo, aunque los recursos escaseen.

En pleno siglo XXI nos quedan demasiados espacios entre las tinieblas; esquinas del mundo a oscuras porque allí cada día mueren 800 mujeres embarazadas o en el parto por causas que son evitables; lugares tenebrosos en los que millones de mujeres sufren insultos o intimaciones, agresiones físicas o sexuales -quien sabe cuántas hoy mismo, por ellas, en la oscuridad total que es la muerte-; territorios en penumbra en los que ellas realizan el 66% del trabajo, pero al final de mes reciben el 10% de los ingresos de sus compañeros, donde nunca serán las propietarias de la tierra que cultivan; comunidades donde la negritud de un conflicto armado que no iniciaron convierte su vida en un infierno.

Pero siguen surgiendo luces, al principio pocas y solitarias, pero luego se suman otras, y otras más; y está en nuestras manos avivarlas para que se extiendan. Todas y cada una de ellas merecen un homenaje como el que les brinda el caleidoscopio del arte gráfico que es la exposición ALIADAS.

Son ALIADAS que suelen quedar olvidadas por quienes redactan la Historia, porque no acuden a cumbres mundiales ni son elegidas por nadie, pero en su quehacer están transformando la vida en esas esquinas y territorios donde no existe la justicia ni la igualdad. Otras, ni siquiera son conscientes de que tienen derechos reconocidos universalmente. En Jordania, no hace mucho conocí a Fátima, a Serma y a Nermen. Las tres son refugiadas sirias y son supervivientes de una guerra que no les correspondía, de un entorno de pobreza en el exilio que nunca imaginaron. Las he visto reflejadas en esas mujeres que han creado los artistas, en las que parecen empeñadas en avanzar pese al viento en contra, en las que se sienten solas o sin libertad para hablar sobre esa violencia que se ha instalado en su días y en su hogar. Con los fondos recaudados gracias a esta exposición, Alianza seguirá trabajando con y para las ALIADAS, las mujeres que cambiamos el mundo.

La exposición ALIADAS podrá visitarse desde el 10 de marzo en Madrid, en  Centro Centro Cibeles (3ª planta). Contiene obras de 58 artistas plásticos contemporáneos. Todos han cedido gratuitamente sus obras y los derechos sobre ellas a Alianza por la Solidaridad para que, con los proyectos que tiene la organización en marcha en 17 países, sigan prendiéndose mechas. 

Rosa Martín Tristán es Coordinadora de Comunicación de Alianza por la Solidaridad

1 comentario

  1. Dice ser la mujer LIBRE como el hombre, lo mejor del universo

    Las mujeres deberían preguntar a la caterva de represores moralistas de Instagram y Youtube por qué tiene el concepto de cuerpo femenino como algo negativo para la especie. Por qué les parece sano que una chica haciendo yoga, por ejemplo, sea aceptada cuando se le quitan las aureolas y pezones y la convierten en al go antinatura. Deberían preguntarles qu ementalidad es esa que censura el cuepro precioso femenino, qué mecanismo mental hace que las presenten como indignas a la vista por ser sencillament emujeres, naturaleza libre.
    Quien respeta a una mujer la respeta igual siendo ministra, modelo de magazines o actriz porno. Quienes no la respetan son aquellas mentes que las obligan a censurar su cuerpo para serles sanas y dignas. El titfree, el free the nipple, el braless y la stransparencias también están dando un buen impulso a la naturalización del cuerpo. Se admira, se respeta. Por cierto, ¿cuándo dicen lo spaíses avanzados y libres, democráticos y todo eso, que la mujer va a cobrar lo mimso que el hombre? ¿Les cuesta mucho igualarlas? ¿Ese es el nivel que aún existe en los más avanzados? Las dictaduras ni nombrarlas, pero, ¿ese es el nivel en 2016 de las democracias? Pues que me guarden una cría.

    07 marzo 2016 | 13:08

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