Las mujeres que leen son peligrosas

Por Flor de Torres flor de torres nueva recortada

Marzo. Mes que nos regala un día festivo, de igualdad y de conquistas. De luchas y derechos.  De  historias de mujeres. Un tiempo de homenaje a todas las mujeres que nos han hecho ser más mujeres. Como las escritoras que nos regalan historias diferentes de mujeres y conquistas. La Literatura describe y combate la desigualdad. Dignidades en la sombra de sus propios relatos de vida.  Derechos invisibles de mujeres que están dormidos y que las palabras logran despertar.

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Portada del libro ‘Las mujeres que leen son peligrosas», de Stefan Bellman. Imagen: Editorial Maeva.

Despertamos como Clarisa Pinkola Stés en ‘Mujeres que corren con Lobos’ nos enseñó: ‘El Despertar de la Mujer adquiere connotación de rebelión, supremo acto de valor que convertirá la oruga en mariposa. Fíjate con qué facilidad se desplaza la luciérnaga en la noche! En tiempos como estos estamos destinados a vestirnos de Luz, a eso hemos venido. El Amor comienza más allá del temor. Mientras tenemos miedo estamos paralizados. Es preciso avanzar en dirección a nuestros peores miedos, es urgente enfrentar nuestros peores monstruos, para descubrir que los tigres son de papel, es preciso prepararse para tener la forma del agua, tan fuerte que perfora la roca y tan flexible que tiene todas las formas sin dejar de ser agua… Ser mujer en esta época es una iniciación…’

Ellas son las mujeres que me hicieron. En ellas están reflejadas las inmensas palabras de Marcela Serrano en ‘Antigua vida mía’  cuya novela es una lucha  contra la desigualdad enredada en la violencia de género. ‘Una mujer es la historia de sus actos y pensamientos, de sus células y neuronas, de sus heridas y  entusiasmos, de sus amores y desamores. Una mujer es inevitablemente la historia de su vientre, de las semillas que en él fecundaron, o no lo hicieron, o dejaron de hacerlo, y del momento aquél, el único en que se es diosa. Una mujer es la historia de lo pequeño, lo trivial, lo cotidiano, la suma de lo callado. Una mujer es siempre la historia de muchos hombres. Una mujer es la historia de su pueblo y de su raza. Y es la historia de sus raíces y de su origen, de cada mujer que fue alimentada por la anterior, para que ella naciera: una mujer es la historia de su sangre. Pero también es la historia de una conciencia y de sus luchas interiores. También una mujer es la historia de su utopía.’ Y solo la  unión de Violeta y Josefa logra la fuerza  de la liberación .

Son  sus voces las que se agregan a  las de ‘nosotras, las otras’ (madres, abuelas, bisabuelas), como testigos de esa experiencia femenina a través de las generaciones.  Voces y palabras que son regalos constantes. Como los que recibimos de  la comprometida y maravillosa escritora Ángela Becerra, Premio Planeta y creadora del Idealismo Mágico. Una reconocida escritora contemporánea cuyo firme compromiso contra la violencia de género atraviesa sus libros y su vida.

Su libro ‘Memorias de un sinvergüenza de siete suelas’ es el cauce de su autora para alumbrar la violencia de género que esta ejercida  por  un  casanova de nuestro tiempo, un auténtico sinvergüenza. Una historia de vidas rotas y reconstruidas en las voces de Alma y Morgana  donde se encierran  realidades de  mujeres y conquista de sus libertades. La de Morgana: ‘A ver si de una vez por todas me libero, estoy en mi derecho… De tristezas, de odios, de frustraciones, y rabias, del maltrato sufrido… No cuestionarse, no mirar, no dudar, no buscar, no soñar. Obedecer, asentir, saludar, hablar de lo que hablan los demás. Callar. Simple y llanamente hacer lo que se espera de ti, sin saltarse ni una sola regla…’

O la de Alma: ‘Mi existencia hubiera podido ser absolutamente diferente si desde el comienzo hubiera podido coger las riendas de mi vida y no se las hubiera dejado a nadie’. 

Cuando leemos estas historias no podemos evitar evocar las vidas de nuestras madres, abuelas y bisabuelas. Ellas no vieron la luz de la igualdad, ni siquiera tuvieron la oportunidad de cuestionársela tal  y como  describe Ángeles Caso en ‘Contra el viento’‘Mi madre llevaba la tristeza encima, igual que la piel, resignada y brillante. Pero yo la veía moverse de un lado para otro, revolver los pucheros, pelar las patatas, planchar cuidadosamente las camisas de mi padre y la ropa de mis hermanos y la mía, y aquella normalidad, aquel latido apaciguado de la vida, la propia melancolía que emanaba de ella, me hacían sentir algo que se parecía mucho a la felicidad. Allí, a su lado, en medio de las cosas comunes y luminosas, estaba a salvo.’

Esa tristeza y esa nostalgia está también en las mujeres enclaustradas de la Maestra Carmen Martin Gaite, que miran la vida a través del cristal en ‘De tu ventana a la mía’:

Nadie puede enjaular los ojos de una mujer que se acerca a una ventana, ni prohibirles que surquen el mundo hasta confines ignotos. En todos los claustros, cocinas, estrados y gabinetes de la literatura universal donde viven mujeres existe una ventana fundamental para la narración … Basta con eso para que se produzca a veces el prodigio: la mujer que leía una carta o que estaba guisando o hablando con una amiga mira de soslayo hacia los cristales, levanta una persiana o un visillo, y de sus ojos entumecidos empiezan a salir enloquecidos, rumbo al horizonte, pájaros en bandada que ningún ornitólogo podrá clasificar, cazar ningún arquero ni acariciar ningún enamorado y que levantan vuelo hacia el reino inconcreto del que sólo se sabe que está lejos. ’

Nos hicieron lúcidas a fuerza de leerlas, pero también decididamente irreverentes. De esa forma bella y combativa  que refleja Martha Rivera-Garrido  en su fragmento de ‘Los Amantes de Inbox de Papel’:

‘No te enamores de una mujer que lee, de una mujer que siente demasiado, de una mujer que escribe… No te enamores de una mujer culta, maga, delirante, loca. No te enamores de una mujer que piensa, que sabe lo que sabe y además sabe volar; una mujer segura de sí misma. No te enamores de una mujer que se ríe o llora haciendo el amor, que sabe convertir en espíritu su carne; y mucho menos de una que ame la poesía (esas son las más peligrosas), o que se quede media hora contemplando una pintura y no sepa vivir sin la música. No te enamores de una mujer a la que le interese la política y que sea rebelde y vertigue un inmenso horror por las injusticias. Una a la que le gusten los juegos de fútbol y de pelota y no le guste para nada ver televisión. Ni de una mujer que es bella sin importar las características de su cara y de su cuerpo. No te enamores de una mujer intensa, lúdica y lúcida e irreverente. No quieras enamorarte de una mujer así. Porque cuando te enamoras de una mujer como esa, se quede ella contigo o no, te ame ella o no, de ella, de una mujer así, JAMÁS se regresa’.

Leamos a nuestras maestras de la literatura porque en ellas y  en las mujeres que nos han descrito, en sus palabras, nos señalan el verdadero  camino de la igualdad. Nos ayudan a entender nuestra propia historia, así como las de nuestras madres, nuestras abuelas y nuestras bisabuelas. Mujeres grandes y desnudas de derechos.  Resignadas, brillantes y supervivientes de la desigualdad que vivieron enjauladas en  los claustros de sus cocinas y fueron también viajeras infatigables por las ventanas de sueños (los que nadie les pudo prohibir).  Y gracias a  Marcela Serrano, Ángela Becerra, Carmen Martin Gaite o Martha Rivera-Garrido, entre otras,  se  nos han descrito nuestra propia historia como mujeres en lucha  constante por la conquista de nuestros  derechos. Porque como dice uno de los personajes de Ángela Becerra: ‘Al final lo que queda dentro de ti es tu propia paz. La que has fabricado con lo que tienes’.

Y ahí estaremos nosotras, las otras, en alerta para acudir en la ayuda de las que nos necesiten  para liberarlas  y enseñarles el camino común de nuestra ansiada y necesaria igualdad.

Flor de Torres Porras es Fiscal Delegada de la Comunidad Autónoma de Andalucía de Violencia a la mujer y contra la Discriminación sexual. Fiscal Decana de Málaga.

6 comentarios

  1. Dice ser Lico

    Bueno si leen como asesinar, maltratar, meter bombas , etc si que son peligrosas. Pero en el sentido que tu lo dices me parece que crees que los hombres seguimos en el siglo 19. Triste que tengas ese concepto y erróneo.

    02 marzo 2016 | 10:27

  2. Dice ser Oli

    Dice ser Lico, que equivocado que estas , ni te imagines cuantisimos hombres estan anclados en el siglo 19….no te haces una idea. El concepto erroneo es tuyo.

    02 marzo 2016 | 20:13

  3. Dice ser condición indispensable para avanzar

    No sólo es peligrosa l amujer que lee, ni tampoco es peligroso el hecho de leer.
    Lo verdaderamente peligroso es el ser humano, sea del sexo que sea, que es capaz de leer lo que otros no son capaces de hacer, o sea, entender más allá de lo que se lee, ejercer espíritu crítico y negarse a aceptar lo que por imposición o tradición se tien eo debe interpretar de lo recibido, sea leído o escuchado, entendido o malentendido.
    El peligro positivo para la especie humana, afortunadamente, ha estado siempre en quienes tras leer, o escuchar, fueron capaces de superar los muros, los miedo s pensar, a criticar y razonar por encima de lo establecido. EL negativo siemp revien de la mano de quienes no son amantes de superar ese muro prohibitivo que elevan desde pequeños en su educación, sea del sexo que sea, repito..

    02 marzo 2016 | 23:13

  4. Dice ser Pilar

    Lamentablemente tanto a hombres como a mujeres nos falta mucho para relacionarnos en libertad y desde el respeto. La conquista es dura pero hay que luchar. Algunas y algunos la disfrutarán en el futuro.

    03 marzo 2016 | 08:11

  5. Dice ser Mercedes

    Muy bonito ese homenaje a tantas mujeres maravillosas a las que les cortaron las alas al nacer. A mí me dejaron extenderlas y volé feliz y tuve responsabilidades profesionales y humanas. Ojo a esas mujeres que hoy por los sentimientos se inmolan a desaprensivos acomplejados .

    04 marzo 2016 | 13:34

  6. Dice ser Mercedes

    Yo volé con mis alas desplegadas. Asumí responsabilidades profesionales y personales. Me enfrenté y estuve muy orgullosa de ello. ATENCIÓN HOY A ESAS JÓVENES PREPARADAS INTELECTUAL Y HUMANAMENTE QUE POR SUS SENTIMIENTOS SE INMOLAN ANTE DESAPRENSIVOS ACOMPLEJADOS. Practiquen la autoestima y enamórense de quién las respete y valore como son. Sin olvidar la autocrítica y el aprendizaje permanente, después.

    04 marzo 2016 | 17:00

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