Ver y mirar: nosotros y la trata

Por Belén de la Banda @bdelabanda

Hace quince años, poco después del nacimiento de mi segunda hija,una amiga me invitó a visitar a un pequeño grupo de madres adolescentes en Perú. Conocerlas era una experiencia dolorosa e inolvidable, porque ellas, y todas las niñas que vivían en el mismo centro, eran niñas que habían quedado embarazadas como consecuencia de haber sido sometidas a la explotación sexual. Con trece, catorce, dieciséis años, habían vuelto a nacer después de experiencias terribles, impropias de su edad y fuera de la dignidad humana que merecían. Pero allí estaban, ellas y sus bebés, dejando la pesadilla a sus espaldas y tratando de aprovechar sus pocas oportunidades, de volver a estudiar, de conseguir un trabajo, una vida. Y sobre todo de rehacerse, de llegar a ser ellas mismas, personas con todos sus derechos sobre los hombros.

Con esa visita empezamos un pequeño voluntariado familiar que dio sentido a nuestros fines de semana durante los años siguientes. Los sábados por la tarde enrumbábamos hacia la otra punta de Lima, y pasábamos con ellas unas horas magníficas. Tratábamos de buscar cada día alguna excusa entretenida que nos permitiera compartir e intercambiar, acompañarlas en la recuperación de su autoestima, de sus fuerzas y de sus ilusiones. No sé si les fui de mucha utilidad, pero cada semana crecía mi cariño y admiración por cada una de ellas en su personalísimo estilo, por su voluntad, su ingenuidad, su inteligencia y sus ganas de vivir.

CHN24H

Imagen del proyecto Chicas nuevas 24 horas

Procuraba no preguntarles por lo que habían dejado atrás, aunque sabía que la mayoría de ellas habían salido de las humildes casas de sus familias -en la costa, la sierra o la selva- para ir a alguna ciudad cercana a estudiar, y ayudar en alguna casa de familia a cambio de su alojamiento. Pero todo era un espejismo. Cuando perdían el contacto con sus padres y hermanos, las redes de la trata se apoderaban de ellas. Eso es lo poco que yo fui sabiendo entre juegos, charlas, emociones y risas, de sábado en sábado.

Pensando en ellas este fin de semana voy a ver un documental, ‘Chicas nuevas 24 horas’ que cuenta la otra parte de la historia. La de estas niñas peruanas, por supuesto, pero también la de muchas otras de distintos países, que tienen en común vidas marcadas por la vulnerabilidad y la pobreza. Una mujer valiente, Mabel Lozano, se ha empeñado en que entendamos la estructura perversa de un negocio tan rentable como brutal que tenemos, desgraciadamente, cada día ante nuestros ojos, aquí, en nuestro entorno. Y en que miremos a los ojos a las víctimas y nos preguntemos qué tenemos que hacer, de una vez por todas, para que este desastre deje de ocurrir. Cómo podemos dejar de ser parte del negocio y empezar a ser parte de la solución #contralatrata.

El documental de Mabel Lozano, Chicas Nuevas 24 Horas, se presenta en las salas de cine de Matadero Madrid (Plaza de Legazpi, 8) los días 4, 5 y 6 de septiembre. Las sesiones se realizarán el viernes 04 de septiembre, a las 20 h; el sábado 05 de septiembre, a las 20.30 h., y el domingo 06 de septiembre, a las 20.30 h. Las entradas tienen un precio de 3,5 euros, cuya recaudación será destinada íntegramente a Apramp (Asociación para la prevención, reinserción y atención de la mujer prostituida). 

Belén de la Banda es periodista y trabaja en el equipo de comunicación de Oxfam Intermón.

3 comentarios

  1. Dice ser Lico

    Los sistemas económicos son los auténticos responsables de estas situaciones. Queréis cambiar algo? Empezar por pensar en un sistema económico mejor y mas social o todo serán tiritas para parar un ataque al corazón.
    También recordaros que no solo las mujeres son objeto de trata y que por desgracia esos olvidados en la trata de personas, que no son mujeres, no tienen ni voz ni ayudas ni siquiera parecen existir y creo que deberían alguna vez ser mencionados.
    Esos chicos , adolescentes que son usados de la misma manera que estas chicas de Perú, en contra de su voluntad , sexualidad y su libertad deben ser mencionados y me parece lamentable que siempre ignoréis de forma hipócrita estas situaciones que son igual o más traumatizantes.
    Sois la mitad del mundo? Si, pero recordad que también hay otra mitad y que las soluciones llegan conjuntamente y no por separado. No se puede solucionar algo cuando solo se quiere ver el problema de una mitad.

    02 septiembre 2015 | 09:12

  2. Dice ser Gon

    Una lacra que tiene que desaparecer; en mi opinión, esto solo ocurrirá cuando no haya demanda, lo cual se puede conseguir de dos maneras complementarias: o bien a través de la educación, o bien a través de la sanción.

    02 septiembre 2015 | 09:55

  3. Dice ser esclavitud no, gracias

    En un mundo libre que ama la libad no podría haber ni siquiera un ser humano que no fuese libre.
    Como tampoco habría de existir gente que le quitara ese sagrado derecho a otro semejante.
    Por tanto, que existan tratas de seres humanos, sea cual sea el fin, prostitución, esclavitud agraria, etc… debería gozar de lo que da a los dem´ñas, o sea, pérdida de libertad, o sea, cárcel. Y trabajando en ella para mantenerse.

    02 septiembre 2015 | 11:26

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