Archivo de julio, 2015

Una pregunta que rompe vidas

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Por Charo Izquierdo 

Quién iba a pensar que una pregunta tan inocente y buena a priori podría deparar resultados tan negativos:

‘¿Quieres un trabajo?’

Ya, claro; hay que responder en positivo. Un trabajo nunca se rechaza cuando se habita alojado en la miseria. En cambio, hay lugares en el mundo en los que una contestación afirmativa, en busca del cielo prometido, podría conducir a las llamas de un infierno temido. Porque así, sin violencia, con la benevolencia que se le supone a quien brinda un empleo honorable, como camarera, como modelo, como cocinera, como secretaria, así, en ausencia de hecho violento, se está procediendo al reclutamiento de una nueva persona esclava.

Imagen del proyecto 'Chicas nuevas 24 horas', de la directora cinematográfica Mabel Lozano.

Imagen del proyecto ‘Chicas nuevas 24 horas’, de la directora cinematográfica Mabel Lozano.

Así, con la aceptación de un trabajo, en ocasiones bajo el influjo de lo que en algunas culturas es el rito religioso del vudú, tal vez atrapadas por un supuesto novio, los llamados loverboys, son reclutadas las nuevas esclavas, especialmente las destinadas a la explotación sexual.

No es novedoso. Lo he estudiado. Lo he escuchado de mujeres que escaparon de esa esclavitud, que fueron víctimas de trata con fines de explotación sexual. Lo he hablado con rumanas, brasileñas, argentinas, mexicanas, lo he sabido de los labios de una peruana, protagonista principal de mi novela Puta no soy (Lid Editorial), basada en uno de los personajes del documental Chicas nuevas 24 horas, de Mabel Lozano. Siempre se activa el mismo mecanismo.

Sin embargo, leer sobre ello, sobre esa maquinaria, en el informe La trata de seres humanos, el negocio del comercio con personas, investigación de María José Castaño Reyero, para la Universidad Pontificia Comillas de Madrid, me ha interesado, tal y como ella lo explica, como un proceso. ‘De las acciones incluidas en el concepto normativo internacional de trata de personas se deduce que la trata es un proceso. A fin de cuentas la trata de seres humanos constituye un mecanismo mediante el cual conseguir esclavizar a una persona’.Y así es. ¿De qué personas? En su mayoría, de esas que no disponen del dólar diario que las sacaría de la miseria absoluta. De esas que se agarran a cualquier clavo que les acerque al sueño de una vida mejor. Generalmente mujeres, sobre todo cuando hablamos de mujeres y niñas cuyo destino es la explotación sexual. Los tratantes buscan personas vulnerables, y la pobreza es un factor determinante de vulnerabilidad. Como bien recuerda la investigadora, ‘para la Organización de Naciones Unidas, la mayoría de los 1.500 millones de personas que viven con 1 dólar o menos al día son mujeres; en un contexto global de subordinación de las mujeres a los hombres, el predominio de las mujeres entre la población empobrecida apunta al denominado proceso de feminización de la pobreza’.

El caldo de cultivo no puede ser más idóneo para que los tratantes recluten entre esas personas a los 20,9 millones víctimas de trata en el mundo, según datos de la Organización Internacional del Trabajo, de los que se supone que un 55% son mujeres y niñas, siendo el 79% de la trata para explotación sexual (según UNICEF, hasta dos millones de niños en el mundo están sometidos a comercio sexual).

Habla la investigadora de las mujeres que entran todos los años en Europa occidental para ser explotadas sexualmente, que La Organización Internacional de las Migraciones cifra en 500.000, ‘la mayoría –escribe- no son ciudadanas de países ricos y desarrollados, sino que proceden de países que se debaten en el subdesarrollo y el atraso. Los encargados de reclutarlas –que pueden llegar a cobrar hasta 500 dólares por cada una- generalmente lo hacen con falsas promesas de empleo como modelos, secretarias o dependientas en un país rico’. Con ellas se nutren clubs, prostíbulos, saunas, calles…

La autora habla del cruce de fronteras, de ‘traslados que se realizan en el marco del tráfico ilícito de migrantes, de cualquier movimiento de personas extranjeras que trate de burlar la legislación española sobre inmigración’, habla de ‘tratantes que buscan el modo de que las víctimas entren en el país de destino con su situación regularizada, con un visado de trabajo o con uno de turista de duración determinada’. Pero lo cierto es que ya no hay solo una trata de mujeres que provienen de América o de África o de Asia, y que requieren por tanto visados y o pasaportes en regla (que habitualmente el tratante retira a la víctima).

En España el 60% de las víctimas provienen de los Balcanes, de países europeos cuyo visado no es condición para entrar. Y en cualquier caso, recuerda la autora que en la fase de transporte de las víctimas, los instrumentos legales europeos no requieren el cruce de una frontera, de modo que el concepto tráfico de personas con fines de explotación también se aplica cuando se produce en el ámbito nacional.

Este año en el que se celebra por segunda vez el 30 de julio como el Día Internacional de la Lucha contra la Trata de Personas, quince años después de que la ONU adoptara el llamado protocolo de Palermo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente de mujeres y niños, hay que seguir recordando que bajo estas frases, bajo estos términos, imposibles de resumir en una sola palabra, se esconde una realidad que sí puede, en cambio, resumirse en una palabra: esclavitud.

Hablamos de trata de personas (en este término se incluye la laboral, la que tiene fines de explotación sexual y la de venta de órganos) y hablamos de violación de derechos humanos fundamentales. Violación de dignidad. Como dice Castaño Reyero, ‘violación del derecho a la vida, la salud, la libertad y la seguridad, la libertad sexual, la intimidad’…

No podemos, desde mi punto de vista, no debemos olvidar la perspectiva de género, porque como decía anteriormente estamos ante otra manifestación más de la feminización de la pobreza, y además ante una de las mayores manifestaciones de la violencia ejercida sobre las mujeres obligadas a ejercer la prostitución. Y, sin embargo, no puedo estar más de acuerdo con la investigadora en que tanto en el enfoque como en la articulación de las posibles soluciones hay que incluir la perspectiva de los derechos humanos violentados.

Y para quien dude de las magnitudes de este crimen que afecta a más de cuatro millones de personas y que mueve al año 35.000 millones de dólares, un dato escalofriante del informe, que ya adelantaba en el último capítulo de mi novela, con diferente exposición: ‘El comercio trasatlántico necesitó cuatrocientos años para llevar al Nuevo Mundo a doce millones de esclavos africanos’. Pues bien, en apenas diez años, ‘se calcula que cerca de treinta millones de mujeres y niños han sido objeto de trata en el sudeste asiático’.

‘¿Quieres un trabajo?’

Charo Izquierdo es periodista y autora de la novela Puta no soy (Lid Editorial)

¿Quién viste a las víctimas de trata?

Por Mabel Lozano
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La semana pasada se multaba con 600 euros a las mujeres que estaban ejerciciendo la prostitucion en la conocida Colonia Marconi de Madrid. Una multa de la Nueva Ley de Seguridad Ciudadana o ‘Ley Mordaza’, en su articulo 37, apartado 5, que dice así: ‘La realización o incitación a la realización de actos que atenten contra la libertad e indemnidad sexual, o ejecutar actos de exhibición obscena, cuando no constituya delito’.

Imagen de una multa impuesta la pasada semana en la Colonia Marconi. Fuente: Mabel Lozano / Apramp

Imagen de una multa impuesta la pasada semana en la Colonia Marconi. Fuente: APRAMP

Las trabajadoras sociales de la Asociación APRAMP veían estupefactas como eran multadas las mujeres que ejercen la prostitución en un espacio abierto como es este conocido polígono madrileño.

Detrás de la prostitución –no es que se sospeche, sino que está comprobado– en muchas ocasiones está la trata, la explotación sexual, el abuso y la violencia. Y, desde luego, es una actividad que ampara gravísimas violaciones de derechos humanos y perpetúa la esclavitud de muchas mujeres y niñas.

El ejercicio de la prostitución de forma consentida no implica ‘voluntariedad’, teniendo en cuenta que puede existir un sometimiento ‘voluntario’ a un abuso debido a una situación de vulnerabilidad económica o social. Por tanto, la Ley Mordaza está vulnerando más aún los derechos de las potenciales víctimas de trata.

Si se multa a estas mujeres y niñas lo que se va a conseguir es que sus ‘amos’, los chulos y proxenetas que se lucran de ellas, las van a trasladar a lugares mas escondidos, a pisos mas difíciles de localizar por la policía, por las asociaciones especializadas, lo que las hará mucho más vulnerables y las expondrá a todo tipo de violencia.

Esta multa hace también que la deuda contraída por las mujeres en sus países de origen, cuando son engañadas con el falso ‘sueño migratorio’, aumente más: lógicamente estos 600 euros, como todo el resto del dinero, saldrán del cuerpo de la mujer.

Como dice mi querida amiga Flor de Torres, fiscal de violencia de género de Andalucía, cuando hablamos de trata hablamos de mujeres ‘desnudas de derechos’. Y quien las debería vestir por el contrario las despoja e, incluso más, las condena a una mayor exclusión social.

Porque con esta medida es verdad que se las llevarán de los polígonos, limpiarán nuestras calles y plazas donde estas mujeres estan a la vista de todos –algo por otra parte que las protege–, pero desde luego los proxenetas no van a renunciar a tan buen negocio. Un negocio en el que todo son ganancias, pues el cuerpo de una mujer, si es joven y se cuida, puede llegar a venderse en múltiples ocasiones durante el mismo día, incluso contra su voluntad.

Mabel Lozano es documentalista. Directora de Chicas Nuevas 24 Horas, película contra la trata de mujeres y niñas para la explotación sexual. En 2015 ha recibido el premio Avanzadoras de 20 Minutos y Oxfam Intermón.

Más solas que nunca

Por María Cimadevilla m_cimadevilla

“La maternidad es una cuestión de amor y logística” (Pepa Horno)

Mi madre ha sido siempre una experta en temas económicos. Controlaba la subida y la bajada de precios cada mañana, solo unas horas después de que la bolsa de Tokyo hubiese abierto su sesión matinal. El aprovechamiento de los recursos era otro de sus puntos fuertes. Nada se echaba a perder si estaba entre sus manos. La optimización del tiempo era ya en mi época de niña algo que ella dominaba sin ayuda de agendas electrónicas, tablas de excel ni apps.1024px_U0B0770-OK-TC

Mi madre, con su carrera universitaria, con todo su conocimiento de la vida y del mundo, con su sensibilidad y con todo su amor, se dedicó por completo a un mundo económico indispensable para que el mundo gire: la economía de los cuidados.

Mucho de lo que yo que soy tiene su base en lo que ella hizo durante toda nuestra infancia, la mía y la de mi hermano. Cuidar nuestra alimentación cada día, hacer esfuerzos uno tras otros para poder llevarnos al colegio para recibir una buena educación, seguir de cerca nuestro desarrollo escolar, acompañarnos en el aprendizaje, en nuestro desarrollo emocional, apoyarnos en los retos, estar ahí cuando los superábamos, pero sobre todo, cuando no.

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Como mi madre, millones de madres en España hoy siguen dedicándose a esta economía indispensable, pero a diferencia de mi madre, muchas de ellas lo hacen en solitario y en unas condiciones muy adversas.

En España hay 1.754.000 hogares formados por una madre o padre solos con sus hijos. El 82% está encabezado por una mujer. En estas familias monomarentales, más de la mitad de los niños viven hoy en situación de pobreza.

Todas estas madres, como hizo la mía, son expertas en estirar los recursos de los que disponen. El problema llega cuando estos recursos mínimos ni siquiera existen. Como mi madre, todas estas madres quieren lo mejor para sus hijos y luchan cada día para conseguirlo. Por eso puedo imaginar la frustración de las 3 de cada 10 madres que han tenido que dejar de comprar medicinas o seguir un tratamiento médico porque no pueden pagarlo. O la angustia de las casi 4 de cada 10 que cuando sus hijos necesitan unas gafas, no pueden  costearlas. O la pena cuando ante la llegada del frío, 4 de cada 10 no pueden mantener la casa a una temperatura adecuada.

Todas estas mujeres expertas en economía de los cuidados se enfrentan cada día a la imposibilidad de acceder a esa otra esfera económica que parece haber olvidado lo esencial de lo que ellas aportan. Es fundamental encontrar la manera de que estas madres tengan la oportunidad de acceder al mercado laboral, pero también de que lo hagan de manera que puedan compaginarlo con el cuidado de sus hijas e hijos. Porque solo de esta manera conseguiremos que la pobreza infantil que se ha instalado de manera tan alarmante en este tipo de hogares comience a remitir. Porque la economía productiva necesita también de la economía de los cuidados. Sin una, difícilmente existirá la otra.

Desde Save the Children queremos que estas niñas, niños y sus madres cuenten con el apoyo que necesitan. Con el informe “Más solas que nunca” que acabamos de publicar queremos darles voz a estas familias, acercar su realidad del día a día, pero también proponer medidas que ayuden a mejorar su situación, especialmente la de las niñas, niños y jóvenes que viven en ellas.

Por eso hemos lanzado una petición  a los gobiernos para pedirles que se comprometan a #InvertirEnInfancia. Porque no podemos dejar solas a esas niñas, a esos niños y a sus familias.

María Cimadevilla se dedica a temas de comunicación para proyectos sociales, educativos y culturales. Hace creación de contenidos en Save the Children y ha participado en la elaboración del informe “Más solas que nunca”. 

Cobrar como un hombre

Por Dori Fernández Dori Fernández

Hace unas semanas, representando a la PPiiNA, mantuve una conversación con dos de nuestras eurodiputadas, Iratxe García (PSOE) e Izaskun Bilbao (EAJ- PNV) que –todo hay que decirlo- fueron extremadamente amables al hacer un hueco en sus apretadas agendas. Hacía pocos días que se había votado en el Parlamento Europeo si rescatar o no la Directiva de Maternidad que, entre otras cosas, persigue ampliar el tiempo de permiso de las madres sin ampliar a la par el de los padres (u otro progenitor/a). Para que nos entendamos: esa Directiva ensancharía aún más la diferencia entre los días que mujeres y hombres se ausentan del empleo para el cuidado de su prole, lo que en la práctica supondría un ensanchamiento también mayor de la discriminación que sufren las mujeres en el acceso, permanencia y promoción en el empleo por verse y percibirse “menos disponibles” para el mismo por las empresas. Así de claro.

'Mind the gap', cuidado con la brecha, logotipo de la campaña estudiantil feminista británica del mismo nombre, que se inspira en un cartel del metro londinense. Imagen: Mind The Gap

‘Mind the gap’, cuidado con la brecha, logotipo de la campaña estudiantil feminista británica del mismo nombre, que se inspira en un cartel del metro londinense. Imagen: Mind The Gap

Si desean saber más sobre los distintos tipos de discriminación por maternidad y cuidados, pueden escuchar la entrevista que me hicieron en Radio Conectadas sobre el tema meses atrás.

La cuestión es que la actual legislación laboral en materia de permisos por nacimiento, (arts. 48 y 48 bis del E.T.) legitima ese reparto desigual del cuidado, puesto que incentiva a los papás a volver al trabajo en apenas dos semanas tras el nacimiento de la criatura, mientras aleja a las madres del empleo, asignándolas el cuidado y la crianza. Es lo que conocemos como división sexual del trabajo (DST): hombre productor – mujer reproductora y cuidadora.

Cuando nace una criatura, el papá generalmente se toma de permiso las dos primeras semanas, mientras que la mamá toma las 16 completas (las 6 primeras obligatorias, más las 10 que pueden repartirse entre ambos), a las que suele añadir: las horas de lactancia en días, las excedencias (sin salario), las reducciones de jornada (y de salario) e incluso el abandono del empleo como muestra el último informe de la OIT sobre maternidad y paternidad, 2014. Esta es la “norma social” en el trabajo de cuidados; basta con echar un ojo a los datos que nos ofrecen los organismos nacionales e internacionales para atisbar las consecuencias.

Pero no crean que la diferencia en los permisos por nacimiento y adopción es la única que consolida la distribución sexual del trabajo, si bien es cierto que es la primera y más importante. También hay otras normas legales que incentivan a los hombres a participar en el empleo formal (el remunerado), mientras que lo desincentivan para las mujeres, como por ejemplo la desgravación por ‘esposa dependiente’ que sigue vigente en el IRPF. Les invito a leer Desiguales por Ley. Las políticas públicas contra la igualdad de género, de María Pazos Morán, que explica con detalle todas estas disfunciones legales.

El meollo del asunto es que los derechos económicos (prestaciones por desempleo, incapacidad transitoria, permanente, jubilación, etc.) tienen una base contributiva, es decir, su cuantía se calcula en función del tiempo cotizado: menos tiempo cotizado conlleva menor capacidad económica mientras se está trabajando y menores prestaciones cuando no se trabaja. Con lo que la diferencia en la capacidad adquisitiva de mujeres y hombres queda sentenciada y bendecida por las leyes. En este artículo anterior lo explico más extensamente.

Así pues, vemos cómo este reparto desigual del cuidado se convierte en la cimentación perfecta de la distribución sexual del trabajo, el mejor caldo de cultivo para el crecimiento vigoroso de la desigualdad social entre mujeres y hombres. Un hecho que, unido a que en nuestras sociedades sólo tiene valor lo que está monetarizado, lo que ‘aporta dinero’, coloca el trabajo que realizan mujeres y hombres en niveles muy distintos de consideración e importancia. Dicho de otra forma: el reconocimiento y la valoración que aporta a las personas el tipo de trabajo que realizan, deja a las mujeres en clara desventaja y poder de negociación frente a sus parejas varones y frente al resto de los hombres.

Una de las consecuencias nefastas de la DST es la brecha de género salarial, que es de lo que venía a hablarles hoy, de ‘la diferencia de ingresos entre hombres y mujeres que realizan el mismo trabajo’ y que, además de vergonzosa, es uno de los termómetros de salud de nuestras democracias. En España llega hasta el 25,9 por cinto en edades superiores a 55 años, pero da igual analizar cualquier país del entorno europeo, que es con los que debemos compararnos. En todos vemos la misma tendencia: los hombres perciben unos ingresos bastante superiores a las mujeres. El siguiente gráfico confeccionado con datos de Eurostat, muestra todos los países de la UE, entre los que destaco al nuestro con un óvalo naranja. Las barras verdes representan la brecha de género salarial en 2006, las azules en 2013. Da miedo ¿a que si?

Datos de brecha salarial de género en la Unión Europea. Fuente: elaboración propia de la autora. Eurostat.

Datos de brecha salarial de género en la Unión Europea. Fuente: elaboración propia de la autora. Eurostat.

Pero no voy a extenderme sobre los elementos que causan esa brecha salarial, baste recordar que el tipo de trabajo que se desempeña, la categoría profesional asignada, el tipo de contrato (temporal, a tiempo parcial, a jornada completa, por horas), la diferencia en capital humano, etc. unido a la discriminación machista pura y dura de quienes valoran menos el trabajo de una mujer y por consiguiente lo remuneran peor, configuran esa diferencia de salario. Hay un artículo muy interesante de Sara de la Rica al respecto en el blog Nada es gratis que les enlazo por si desean ampliar.

Me quiero centrar en el tipo de empleo que ‘eligen’ las mujeres generalmente. Y lo pongo entre comillas porque estarán de acuerdo conmigo en que es lo que toca si han leído el artículo desde el inicio. La libertad de elección es una falacia que queda muy progre cuando se intenta convencer de que son las mujeres quienes eligen ser discriminadas en el empleo por no haber estudiado -por ejemplo- ingeniería aeronáutica, o cuando son compradas sexualmente…

Lo que está claro es que los estereotipos de género tradicionales,  forjados desde el nacimiento con el taladro en las orejas de las niñas, los juguetes diferenciados por sexo más tarde y la experiencia de verse cuidados y cuidadas por sus madres, influyen definitivamente en los itinerarios académicos y profesionales que las chicas y chicos eligen posteriormente.

En general, el oficio que eligen las mujeres viene a representar prácticamente una extensión más de su rol cuidador. Así, vemos que una gran mayoría de las féminas desarrolla su carrera profesional fundamentalmente en tres sectores:

  • Salud (enfermeras, médicas, auxiliares…).
  • Educación (maestras de primaria, profes de secundaria, de bachillerato, de universidad…).
  • Servicios (camareras, cocineras, planchadoras…).

En el cuadro de debajo, con datos recién cogidos del INE, podemos verlo con claridad.

Tasas de ocupación 2015

Igualmente resulta curioso comprobar cómo en ninguno de esos sectores la presencia femenina destaca por estar mayoritariamente en puestos de dirección o en ámbitos de toma de decisiones. Que va, la mayoría aplastante de profesionales directivos en esos sectores –y en todos- son varones. ¿Casualidad? Lo dejo para la reflexión junto al enlace Mujeres y Hombres en España, 2014 que publica el INE cada año para que quien lo desee pueda investigar por su cuenta.

La pregunta del millón ahora mismo es otra. ¿Cómo conseguir que las mujeres tengan un sueldo digno por trabajos que en sus casas hacen gratis? Yo lo tengo claro. Espero que si usted ha llegado leyendo hasta aquí, también lo tenga.

Dori Fernández Hernando es Graduada en Igualdad de Género por la URJC. Formadora y consultora freelance en igualdad de género, nuevas tecnologías y Prevención de Riesgos Laborales, colabora entre otras conSinGENEROdeDUDAS, CB., Comunidad de Conocimiento Profesional con Enfoque de Género. Actualmente participa en un proyecto formativo que lidera el Instituto Madrileño de Formación. Pertenece a la PPIINA y a la Asamblea de Mujeres de Córdoba Yerbabuena.

Amor y libertad, cuatro siglos después

 Por Lucía Esteso Lucía_Esteso_pe

‘Sin la mujer la vida es prosa’, decía Rubén Darío… estos día siento la emoción de viajar por los versos de Lope de Vega, un maestro de la palabra.  Y con él me atrevo a mirar, casi cuatro siglos más tarde, a través de los ojos  de doña Inés,  protagonista de ‘El caballero de Olmedo’. Así comienza esta tragedia de Lope:

 ‘Amor, no te llame amor el  que no te corresponde’

El amor no correspondido… seguro que muchos lo habéis sufrido en algún momento de vuestra vida… y siempre aparece una pregunta: ¿por qué? ¿Por qué tengo tan mala suerte?

El drama de doña Inés. Montaje de El Caballero de Olmedo. Imagen: Actually Theatre

El drama de doña Inés. Montaje de El Caballero de Olmedo. Imagen: Borja Barrera

Pero centrémonos en la historia: han pasado unas horas desde que don Alonso, al que llaman la Gala de Medina, se quedó prendado de una joven que ocultaba ser quien era. Tan sólo basta ver su rostro para saber quién era esa mujer que le hizo perderse en el amor por completo. El camino hasta conseguirla es una carrera de obstáculos, pero en el caso de El Caballero de Olmedo es aún más complicada. Ella lleva dos años comprometida con otro hombre, que se convertirá en su mayor rival y le obstaculizará el camino. Engaños, desdenes y afrentas se interponen en el camino de estos dos amantes, que están separados por rejas que enmarcan y dividen sus encuentros.

El marco de la historia data del siglo XVII pero el amor y la tensión por la libertad bien llegan a nuestros tiempos.

Doña Inés es una joven que se queda prendada de un caballero, a veces hay miradas que te roban el alma, y no sabes muy bien por qué. Desde que lo vio no piensa en otra cosa que en volver a encontrarse con él…en su caminar solo sueña con girar la esquina y encontrar esa luz.

‘Flores y aguas, les decía,

dichosa vida gozáis,

pues aunque noche pasáis,

veis vuestro sol cada día’.

La falta de libertad es una constante: sus acercamientos están separados por unas verjas, y tienen que ser a escondidas porque su padre le ha comprometido con otro hombre…y ella como mujer noble que es, se supone que tiene que obedecerle, ¿quién no quiere agradar a sus padres?, ‘No conozco la clave del éxito, pero sí la del fracaso: querer agradar a todo el mundo’, dice Oscar Wilde.

Así que aunque Inés es noble, es rebelde, y ya saben que ‘el corazón tiene razones que la razón desconoce’  e intenta despistar a su padre, haciéndole creer que se quiere meter a monja, con tal de que no le case con un hombre que ella no quiere.

‘Señor ,

¿que importa el hábito pardo

si para siempre le aguardo?

La tensión invoca la desconfianza, las discusiones entre estos dos amantes, los miedos…

‘Pena me has dado y temor

con tus miedos y recelos;

si tus tristezas son celos,

ingrato ha sido tu amor’.

La tristeza, el dolor, se apoderan de las entrañas de este personaje..

‘Amando, recelar daño en lo amado,

nueva pena de amor se considera,

que quien en lo que ama daño espera

aumenta en el temor nuevo cuidado’.

El final de cuatro siglos atrás es conocido. Las dudas y el orgullo empujan al Caballero a un triste fin…

‘Que de noche le mataron

al Caballero,

la gala de Medina

la flor de Olmedo’.

¿Cómo acabaría hoy esta historia de amor y libertad? Las puertas de Medina se abren este miércoles y jueves… para comer al espectador a versos.

‘El caballero de Olmedo’ de Actually Theatre, se presenta hoy y mañana en el festival ClasicOFF de la Sala Nave 73 (Calle Palos de la Frontera 5, Madrid), 22 y 23 de julio (miércoles y jueves) a las 20.30h. Y el domingo 26 de julio en el Festival Clásico de Olmedo.

Lucía Esteso es periodista y actriz. Amante de la cultura a través de la que se levantan las voces. Cree que existe una luz poética en cada esquina. La imaginación es un arma cargada de futuro.

Solas en la ciudad

Por Rosa Briales Rosa Briales

El verano es un momento de respiro y descanso para muchos de nosotros. Sin embargo, para muchas personas mayores en la ciudad de Madrid, en esta época del año los pocos familiares que tienen, los vecinos que les alegran los días con un saludo en la escalera, se han marchado de vacaciones, y el sentimiento de soledad con el que conviven se acrecienta.

Cuando Antonia cumplió 80 años, y aunque nunca lo hubiera imaginado, pasó el día sola, arropada solamente por su mesa camilla. Antonia es cordobesa, una mujer simpática y entrañable, le encanta charlar, socializar, el contacto con los demás. Fue educada en las labores del hogar, en particular se ha dedicado muchos años a la costura, y ha sido profesora de corte y confección. A los 25 años vino a vivir a Madrid. Estuvo casada y no tuvo hijos. Trabajó en casa de escritores, ayudándoles en la cocina y en las tareas del hogar. Muestra con orgullo los libros que le han dedicado.

Antonia cartel

Hace algunos años sufrió una caída. Desde entonces sale poco de casa y pasa sus días en un piso pequeño en el barrio de Argüelles. Pasa las horas leyendo, viendo la televisión y cosiendo. Escribe y habla por teléfono con sus amigas. Le gusta el teléfono fijo y la correspondencia, la comunicación “de toda la vida”, y de hecho, es una experta en la materia. Con su sonrisa y su alegría es capaz de transmitir y contagiar a los que la rodean el gusto y placer de vivir la vida. Le gustaría salir más, ir a visitar a sus amigas y organizar reuniones y meriendas en las casas, como solía hacer, pero con la edad todo se ha complicado. Ir a hacer la compra, sencillamente salir de casa se ha convertido en una experiencia ocasional, de la que disfruta cuando tiene visitas, y una mano amiga que pueda cogerle del brazo.

Antonia acompañada

Hace un par de años le hablaron de Amigos de los Mayores, una organización que se dedica a apoyar a las personas mayores que viven o se sienten solas, a través de voluntarios. Al principio tuvo sus dudas. Para Antonia, no fue sencillo aceptar que necesitaba ayuda, decidirse a solicitar un voluntario y abrir sus puertas a nuevas personas. Finalmente se animó a ponerse en contacto con la organización, y unos meses después conoció a Angel.

Angel es publicista, valenciano, de 30 años, y en ese momento acababa de instalarse en Madrid. Sentía que la vida le sonreía y tenía ganas de compartir su alegría con otras personas haciendo un voluntariado. Tenía muy presente la relación con su abuelo, y se puso en contacto con Amigos de los Mayores.

Antonia suele decir que tiene dos ángeles, uno arriba y otro abajo. Angel viene a visitarle todos los sábados, e intenta animarle para salir con ella a la calle, y que pueda tomar el aire. Cuando está ocupado el fin de semana sustituye la visita del sábado por una tarde entre semana. Sabe lo importante que es para Antonia esta visita semanal. También lo es para él, ambos se enriquecen mutuamente, y han ido construyendo una bonita amistad. Juntos van dos veces al año a las fiestas tradicionales de Amigos de los Mayores, en San Isidro y Navidad.

La vida de Antonia ha cambiado mucho desde entonces. El pasado verano pudo disfrutar también de un fin de semana de vacaciones en la sierra de Gredos, junto con otras personas mayores de la Fundación. Fue una experiencia inolvidable, hizo nuevas amigas, y este 83 cumpleaños tiene planeado hacer una comida en su casa, y preparar unas migas para todas, una de sus especialidades. Con un poco de ayuda, será una fiesta inolvidable, como las que solía organizar.

Como Antonia, en Madrid hay más de 150.000 personas mayores que viven solas, en España son más de 1.800.000 personas mayores, y este verano lo pasarán de nuevo en soledad.

Para visibilizar esta situación, Amigos de los Mayores ha creado la campaña de sensibilización multicanal #NoCumpleAñosFeliz con el objeto de traducir esa información en una acción directa como pueden ser nuevos voluntarios y voluntarias, socios o aportaciones económicas que ayuden a desarrollar los programas de acompañamiento de la entidad. Amigos de los Mayores lanza #NocumpleAñosFeliz en unos meses de verano donde la soledad se acrecienta para muchas personas mayores debido principalmente a la reducción de sus escasas redes sociales como consecuencia de factores como las vacaciones familiares y a las altas temperaturas que dificultan la posibilidad de salir de casa.

Este verano, ACOMPAÑA, COLABORA, IMPLICATE.

Rosa Briales es responsable de sensibilización de Amigos de los Mayores. Es posible hacer una aportación y regalar compañía para personas mayores llamando al teléfono 91 359 93 05, a través de la página web o enviando un mail a socios@amigosdelosmayores.org.

¿Quién tiene miedo a las mujeres sin miedo?

Flor de Torres julio 2015Por Flor de Torres 

Este año se nos fue el maestro y escritor Eduardo Galeano. Pero nos dejó escrito el testimonio  de su inmensa coherencia y compromiso. Reflexiones tan contundentes como esta:

‘Hay criminales que proclaman tan campantes: «la maté porque era mía”. Así nomás, como si fuera cosa de sentido común y justo de toda justicia y derecho de toda propiedad privada, que hace al hombre dueño de la mujer.

Pero ninguno, ninguno, ni el más macho de los súper machos tiene la valentía de confesar: “La maté por miedo”, porque al fin y al cabo el miedo de la mujer a la violencia del hombre es el espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo’

El inicio del verano del 2015 nos marca la mitad del año, y con él los últimos recuentos de  feminicidios. A fecha 13 de Julio oficialmente nos faltan 21 mujeres, y mientras les escribo una más hoy. Quedaron huérfanos y sin sus madres 23 menores.  Asesinadas todas ellas por maltratadores con miedo. Con pánico a enfrentarse a mujeres sin miedo.

¿Quién tiene miedo a la mujer sin miedo? Imagen de Sergio Perea.

¿Quién tiene miedo a la mujer sin miedo? Imagen de Sergio Perea.

De estas ya 22 mujeres víctimas de violencia extrema solo una tenía una medida de alejamiento  vigente. Fueron solicitadas medidas y otorgadas en dos casos. En los demás no lo habían solicitado  por no haber denunciado y en una de ellas la medida de alejamiento había sido quebrantada con consentimiento de la mujer. Solo 3 denunciaron  su situación y en dos casos más fue su entorno quien denunció. Retiro  la denuncia una de ellas. 15 Mujeres eran españolas y 6 de origen extranjero.  Mujeres de distintos orígenes, distintas formas de vida, distinta forma de ser y sentir. Pero todas tenían algo en común: compartieron sus vidas con maltratadores. Hombres que sí poseían  el miedo a la mujer sin miedo que nos expresaba tan magistralmente el maestro Galeano. Y por ello también  fueron asesinadas. En todas sus historias hay más,  mucho más que un asesinato a una mujer. Se asesinaron sus derechos. Con ellas se fueron  esos derechos inmensos que nombran a la libertad y la igualdad.

Un maltratador no quiere reconocer lo que significa matar a una mujer. Por ello normalmente no se arrepiente, no confiesa o pide perdón. Su esencia es proyectar su culpa a la víctima, invisibilizar su hecho.

Es un auténtico malabarista de los sentimientos. Domina de forma extraordinaria el círculo de la violencia de género. Sabe que es el camino seguro que lleva a su víctima a culpabilizarse de los actos cometidos a su persona y  creer que es posible el cambio o el arrepentimiento. Algo que en esa espera les costó la vida a estas 22  mujeres.

Porque un  maltratador  actuará psicopáticamente en su forma de relación. No entenderá el inmenso significado de la empatía. No reconocerá su culpa. Convertirá a la mujer en su objeto. Moldeará su aislamiento. Reconstruirá otra mujer sólo para él sobre insultos, desvalorizaciones, miedos, controles, desprecios, intimidaciones, amenazas, agresiones. Practicará con ella el terror ambiental, el miedo a vivir. Sabrá que esa máquina de la manipulación del sentimiento se hace  desde la arrogancia, la inestabilidad emocional,  el sentimiento de estar por muy por encima de las normas, el control, el narcisismo, la sobrevalorización de la autoestima, la agresividad, el poder, la ausencia de sentimientos de igualdad.

Y sobre ello  siempre dominará la palabra  y la actitud clave: La ausencia de la empatía. Algo esencial para reconocer su conducta delictiva y promover el cambio.

Detrás de estas mujeres, sus vidas, sus historias, sus hijos y sus familias siempre quedará un maltratador  que siente un inmenso miedo a la mujer sin miedo.

(En memoria de estas 22 mujeres que nos faltan ya este año. En homenaje a sus vidas y a sus derechos asesinados con ellas. Pero también como homenaje a todas las mujeres que denunciaron y aprendieron a vivir sin miedo. En libertad e igualdad: con dignidad)

Flor de Torres Porras es Fiscal Delegada de la Comunidad Autónoma de Andalucía de Violencia a la mujer y contra la Discriminación sexual. Fiscal Decana de Málaga.

¿Pasará España el examen de igualdad de la ONU?

Por Carmen Miquel Acosta 

Este artículo comienza con una afirmación obvia: España forma parte de la comunidad internacional y como tal tiene compromisos con los derechos humanos que nos incluyen también a las mujeres. Desafortunadamente, en relación con la igualdad de género esta realidad se traduce en muchas ocasiones en papel mojado. Así se ha podido comprobar en la reciente reunión del Comité de la ONU que se encarga de vigilar la situación de discriminación de las mujeres en el mundo, celebrada en los últimos días en Ginebra.

Manifestación feminista. Imagen: Alianza por la Solidaridad.

Manifestación feminista. Imagen: Alianza por la Solidaridad.

En este encuentro, España ha sido sometida a examen sobre su grado de cumplimiento  de los derechos de las mujeres, recogidos en la Convención para la Eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (conocida como la “CEDAW”, por sus siglas en inglés), que entró en vigor en nuestro país en 1984. Y  ¿qué ha pasado con este examen? Pues que seguramente nos darán un merecido suspenso. En Ginebra hemos tenido la evidencia de que algo no va bien con quienes nos representan: en sus contestaciones al Comité demostraron una patente falta de preparación y un discurso voluntarista pero nada riguroso; es más, realizaron afirmaciones que no están respaldadas por datos o que entran en serias contradicciones con los  recabados por la sociedad civil en sus Informes. Como colofón, dejaron claro al Comité que sus recomendaciones no son vinculantes para este Gobierno.

Esta postura da al traste con el trabajo desarrollado anteriormente, pues en los últimos años, España se había venido posicionando como un actor referente en su trabajo por los derechos de las mujeres. Además, como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, en su candidatura asumió que la igualdad de género era uno de sus puntos fuertes. Sin embargo, lo ocurrido estos días demuestra que ya no somos ese pretendido referente dentro y fuera de nuestras fronteras, sino que vamos camino de todo lo contrario.

Esta pérdida de protagonismo se ejemplifica claramente en la condena de la CEDAW a España, hace un año, debido al grave caso de Ángela González Carreño, la madre cuya hija fue asesinada por el padre y exmarido maltratador durante las visitas que ella trató sin éxito de que fueran supervisadas judicialmente. La falta de respuesta por parte de las autoridades tuvo un resultado terrible para Ángela y su hija. A día de hoy, el Gobierno no ha cumplido, ni tiene visos de cumplir, con las indicaciones del Comité para resarcirla ni se han tomado medidas para que crímenes como éste no se repitan. Y entonces, ¿para qué firmar tratados internacionales de derechos humanos? ¿para qué viajar hasta Ginebra si lo que allí de dice “no es vinculante”?

Las mujeres en España  no hemos salido mejor paradas en el reciente informe realizado por un grupo de trabajo de la ONU sobre la discriminación de género, tras la visita que realizó en diciembre pasado a nuestro país. Este documento (por ahora sólo disponible en inglés) hace un repaso del retroceso en derechos de las mujeres que hemos experimentado en este país sobre todo a raíz de la puesta en marcha de los recortes en el 2008. Entre otros asuntos, menciona el desmantelamiento de las políticas de igualdad, niveles intolerables de violencia de género y las restricciones al acceso al aborto de las menores de 18 años.

Por si fuera poco, en la revisión de Beijing +20 que tuvo lugar en marzo pasado, España excluyó a la sociedad civil de la negociación de los acuerdos. Beijing fue la Conferencia de la ONU sobre la mujer que tuvo lugar en 1995, histórica por los compromisos adquiridos por los Estados en relación a la situación de la mujer en áreas como pobreza, educación, salud, violencia, economía, participación política, derechos humanos y medios de comunicación. Si bien tampoco es vinculante, fue adoptada como una agenda para la acción a nivel internacional.

Si es muy cansino ese discurso de que “todo va bien”, que no hay alternativa a la crisis, incluso que vivimos la supuesta “recuperación económica”, también lo es esa postura paternalista porque los derechos humanos son innegociables y su reconocimiento no debería depender de la voluntad de los Estados. España no puede pretender llevarse una palmadita en el hombro si incumple los derechos de las mujeres; es un asunto que no es indiferente a la ciudadanía responsable en una sociedad democrática, consciente de que un mundo sin igualdad es un mundo injusto. Todas las personas tenemos debemos reclamar que nuestros Gobiernos cumplan con los derechos humanos. No más papeles mojados.

Carmen Miquel Acosta es técnica del Programa de Derechos de las Mujeres de Alianza por la Solidaridad

Estamos acabadas

Por María Sánchez-Contador Maria Sanchez-Contador

‘Estoy acabada’. Así de rotunda fue la declaración de Maria Ayok, en el campo de desplazados de Baryar, cerca de Wau, en Sudán del Sur. Tuve la oportunidad de compartir una calurosa tarde con ella en el campo. Maria no sabe exactamente la edad que tiene. No es que la quiera esconder por capricho o por ser presumida. La mayoría de mujeres aquí no saben su propia edad. Cuando les preguntas por su edad, todo el grupo alrededor comienza a conversar y discutir hasta llegar a algún cálculo que satisface a la mayoría y entonces alguien contesta con contundencia: ‘37, tiene 37 años’.

Maria Ayoc con un hatillo de paja que quiere llevar para venderlo a la ciudad de Wau, a 10 kilómetros. Imagen: Gabriel Pecot.

Esa frase, ‘Estoy acabada’, retumbó en mi cabeza y me resuena con frecuencia. Sólo tiene 37 años. Maria, mi tocaya y 10 años más joven que yo, es viuda y tuvo siete hijos de los que sólo sobreviven tres. Ella vivía en Abye, una provincia fronteriza entre Sudán y Sudán del Sur. Las milicias atacaron su pueblo por la noche mientras dormían, mataron a su marido, a niños y a animales, robaron todas las pertenencias y destrozaron la población. Desde entonces su vida dio un vuelco total. Ella huyó arrastrando su hija menor, impedida, enferma de polio. Andando de un lugar a otro, más de 200 kilómetros hasta llegar a Wau, donde pudo instalarse en 2011 en el campo de desplazados.

Es una mujer enérgica y comunicativa que lideró al grupo en una conversación animada, y de golpe, se rompió al relatarnos su vida y la situación en la que viven ella, su familia y todas las personas que han huido como ella. Se le arremolinaron los recuerdos y los pensamientos. En un momento de desesperación lo concluye claramente: ‘Mi tiempo ya ha pasado. Nací en guerra, crecí en guerra, moriré en guerra’.

Al atardecer, Maria Ayok cocina algo de sorgo y hojas silvestres que recoge por los alrededores. Imagen: Gabriel Pecot.

Al atardecer, Maria Ayok cocina algo de sorgo y hojas silvestres que recoge por los alrededores. Imagen: Gabriel Pecot.

La contundencia me cortó la respiración. La desesperación y la angustia por no poder dar un futuro a sus hijos, una educación, o ni siquiera tanto: simplemente darles de comer. Maria recuerda el tiempo en el que vivía en Abye, con sus hijos y su marido. En esa época tenían pollos, cabras, vacas, un campo que cultivar, y el marido iba a pescar y traía la leche para los niños. Aquí no tiene nada de eso, ni tiempo para descansar. Ahora para comer depende del reparto mensual del Programa Mundial de Alimentos, cuyas raciones cada vez son menores. Actualmente la ración es de 50 kilos de sorgo, 3 kilos de lentejas y 1  litro de aceite para 4 personas. Lo complementa con frutos y hojas silvestres y, cuando puede, compra algo de azúcar, sal y té en el mercado.

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Maria Ayok, en el campo de desplazados de Baryar, donde vive desde 2011. Imagen de Gabriel Pecot

No tenemos tiempo para nada‘ es una frase que se nos hace cotidiana, pero el quehacer concreto de esta mujer es bien diferente: ‘Desde la mañana hasta la noche estoy ocupada: ir a por agua, hacer las tareas de la casa, ir al bosque a cortar hierbas, cañas, ramas, traerlas aquí, llevarlas al mercado, por la tarde ir a buscar más agua, cuidar de los niños, cocinar…’· La única manera de ganarse la vida es ir a cortar cañas, que luego secan para hacer los tejados de las casas, o ramas para hacer fuego y poder cocinar. Cargan el hatillo sobre su cabeza para venderlo en el mercado, a unos 10 km. y poder sacarse así algo de dinero. Esto es todo lo que tienen.

Maria vive así, en el campo de desplazados, desde hace 4 años. Cada día luchando por sobrevivir un día más. En el campo están seguros, no hay incidentes, pero la vida se hace muy difícil, muy dura, y ella echa de menos a sus antiguos vecinos, parientes y amigos. Quizás  vuelva algún día, pero por el momento el conflicto continúa y no se atreve. Se siente parte de un rebaño sin saber muy bien qué pasa. Le cuesta tener esperanza y es incrédula sobre la paz. Sólo aspira que algún día llegue y que sus hijos no tengan que pasar lo mismo que ella.

Pide ayuda a la comunidad internacional, que puedan dar un futuro a los niños, una educación que les permita una vida mejor, que no tengan que sufrir de hambre. ‘Estábamos en un mundo difícil, y todavía estamos en él’. María es mujer de palabras claras. Se te hace un nudo en la garganta al querer darle ánimos y devolverle la esperanza. La única promesa que le puedo hacer es que contaré su historia, transmitiré su sufrimiento y sus deseos. Y aquí estoy cumpliendo mi palabra. Desde aquí podemos reclamar que realmente haya un esfuerzo internacional para llegar a acuerdos de paz en Sudán del Sur. Sólo así ella podrá volver a empezar.

Sudán del Sur consiguió la independencia el 9 de julio de 2011, tras décadas de guerra con Sudán. Dos años más tarde, en diciembre de 2013, estalló el conflicto interno. La mayoría de la población ha vivido en condiciones de guerra casi toda su vida. Actualmente, más de dos millones viven desplazadas o refugiadas en países vecinos y casi 8 millones sufren hambre. Sudán del Sur es el país más joven y más frágil del mundo. Oxfam, gracias al apoyo de la Comisión Europea, ha realizado instalaciones de agua, letrinas y organizado sesiones de sensibilización en higiene en el campo de desplazados de Baryar. Sin agua, no hay vida.

María Sánchez-Contador, publicista y RRPP, trabaja en el departamento de Comunicación de Oxfam Intermón, con el convencimiento que a partir de la comunicación es posible cambiar vidas que cambian otras vidas. Un efecto multiplicador parar conseguir vivir en el mundo justo que deseamos.

Gaza: mujeres entre bombas

Por María Salvador 

Después de casi dos horas de viaje desde Jerusalén llegamos  a la entrada de Gaza. Un edificio parecido a un pequeño aeropuerto con varias torres de vigilancia, como si entraras a una cárcel, es lo que más llama la atención, aparte de un barullo de hombres que esperan en sus coches a la gente que logra salir. Traspasar la puerta me genera una sensación que va del miedo a la incertidumbre. Me vienen a la cabeza imágenes de la guerra del 2014, la operación denominada Margen Protector, que entre julio y agosto de 2014 acabó con la vida de 2.132 civiles, entre los que había al menos 302 mujeres y  582  niños y niñas. Aquellas bombas destruyeron 14 centros de salud y dañaron gravemente 50 clínicas de atención primaria y 17 hospitales.

Mujer en un paso en Gaza. Imagen de María Salvador

Mujer en un paso en Gaza. Imagen de María Salvador

Tras pasar los controles, un coche nos espera para llevarnos a visitar los proyectos que tiene en marcha Alianza por la Solidaridad para paliar los efectos de un conflicto que lleva activo más de medio siglo. Nuestro primer destino es la clínica de Al Buraij, un centro dedicado a la salud sexual y reproductiva para las mujeres donde reciben información básica sobre embarazos saludables, métodos anticonceptivos y que es un lugar seguro si sufren violencia de género. Allí se les proporciona una atención integral: salud, atención psico-social y asesoría legal; es la puerta de salida de esa violencia invisible en un entorno ya de por sí violento,  de un problema que supone un estigma social a quienes lo denuncian. En Al Buraij, reciben atención gracias a la cooperación española.

De camino no dejo de ver casas y edificios derruidos, marcados por las balas y las bombas. Ruinas que, cuando me fijo, compruebo son el techo de familias enteras. En algunas veo a los hijos pequeños jugando entre los escombros. En otras hay ropa tendida.

A la puerta de la clínica no espera Firyal. Lleva el atuendo de la mayoría de las mujeres en Gaza, con el pañuelo en la cabeza que no deja escapar un pelo. Es la coordinadora y quien nos presenta al personal, todas mujeres (tres abogadas, una psicóloga y dos trabajadoras sociales). En el servicio médico conocemos a la ginecóloga, la enfermera y la encargada de farmacia.  ‘El personal es femenino porque así es más fácil que vengan y podamos trabajar sus problemas, sobre todo la violencia de género’, nos asegura Firyal.

Descubro que casi todas son madres, hijas, incluso abuelas, empeñadas en atender a otras palestinas de escasos recursos. Cada día llegan a la clínica o visitan barrios para llevar información sobre cómo salir del círculo de las agresiones, el cuidado de los embarazos o la nutrición de los hijos. Va a casas, pero también a los precarios refugios de quienes perdieron sus hogares con la guerra.

Imagen de María Salvador

Imagen de María Salvador

Yo estoy aquí unos días, pero pienso en la vida diaria de cada una de ellas; en cómo sufren la incertidumbre, en las bombas caídas sobre sus casas. Viven cada hora la tensión de un conflicto sobre el que la mayoría ha perdido la esperanza de solución, conscientes de que a pesar de los acuerdos internacionales, todo se resume en un conjunto de intereses políticos que no dejan ver la vulneración de derechos de la población.  Pienso en estas mujeres palestinas que se esfuerzan para que al día siguiente alguna compatriota crea que Gaza es un lugar un poco mejor para vivir. Y desde Alianza por la Solidaridad queremos seguir apoyándolas en su tarea, pero también en su capacidad de lucha.

Hoy, 7 de julio, se cumple un año del inicio de la última ofensiva y desde entonces las bombas no han dejado de caer en este territorio. Cuando traspasé los controles de entrada fui consciente de que es una población encerrada, sin posibilidad de escape. El pasillo enrejado de casi dos kilómetros que separa Israel de Gaza se me hace interminable. Mi compañera Marta y yo nos miramos, incapaces de decir nada. Al entrar y salir de la Franja todo alrededor es tierra vacía.

Por paradójico que parezca, ya de regreso por ese mismo pasillo que parece no tener fin mi vista se fija en un cartel:  “Welcome to Israel”, reza. Pero yo no me siento bienvenida.

María Salvador es responsable del programa de Acción Humanitaria en Alianza por la Solidaridad