Archivo de junio, 2015

El momento crítico

Por Alejandra Luengo Alejandra Luengo

Hace unos días el periódico The Guardian Australia publicaba un reportaje interactivo en el que cinco mujeres de mediana edad relataban su experiencia de dejar atrás una relación afectiva de abuso y maltrato. Además en el mismo hay una grabación de una entrevista de una reportera con una pareja joven que se casó hace un año y donde él le agredió a ella en diferentes ocasiones. La periodista les entrevista por separado y ambos relatan cómo lo que empezó con unos comentarios descalificadores fue agravándose. Lo dejaron un tiempo, él estuvo viendo a un consejero y tras seis meses lo volvieron a intentar, pero se repitieron las situaciones de violencia y se han vuelto a separar. Fue ahí cuando él se dio realmente cuenta de que era un maltratador. Según la mujer esta es la última oportunidad que le ha dado para cambiar.

Por otro lado están las confesiones de las cinco mujeres. Es un texto bastante largo, pero si sabéis ingles podéis leerlo fácilmente. Voy a tratar de resumir los aspectos más importantes que he encontrado en él, relacionándolos con los que por mi propia experiencia profesional como psicoterapeuta he tratado en casos de relaciones abusivas y de violencia tanto física como psicológica.

Adiós. Fotografía de Sergio Perea.

Adiós. Fotografía de Sergio Perea.

La decisión de abandonar una relación abusiva y hacerlo, es el momento más peligroso y de las partes más complicadas, ya que cuando se decide hacer la otra parte desde su frustración, rabia, agresividad y creencia y sentimiento de dueño y ser dominante que tiene que decidir sobre la vida de su pareja puede llegar al extremo más violento y sin sentido que hay: intentar agredirla e incluso matarla. Frases como ‘la maté porque era mía’ o ‘si no es conmigo es con nadie’ reflejan esa mirada hacia la mujer como una propiedad y objeto de su pareja, siendo inviable que se revele y tome sus propias decisiones, entre ellas la de decir ‘hasta aquí’.

Cuando se llega a tomar la decisión definitivamente de abandonar esa relación, frecuentemente ha habido otros intentos anteriores de distanciamiento y ruptura. Se llega a hablar de unos cinco alejamientos previos o más antes la decisión definitiva de poner fin a la relación violenta, lo cual nos da una idea de la magnitud del sufrimiento y deterioro personal y emocional a lo largo del tiempo, donde el cuerpo ha ido somatizando también el estrés vivido.
Aquellos aspectos que me parecen más relevantes y que me gustaría resumir son los siguientes:

  • Son mujeres pertenecientes a diferentes estatus sociales, económicos, geográficos, religiosos. Incluso sus relaciones duraron años o meses, por lo que en las relaciones de violencia no hay un perfil sociocultural determinado de mujer, pero sí aspectos que pueden ayudar a salir más rápidamente de semejante ambiente.
  • La mayor parte no era consciente de estar inmersa en una relación abusiva, aunque se sentían profundamente infelices o atemorizadas ya que el maltrato es una lacra que suele irse dando de forma gradual.
  • A mayor aislamiento peor situación. Sus parejas frecuentemente trataban de separarlas de su entorno familiar o amistades, o estaban presentes siempre en los encuentros o en las llamadas que recibían como una manera de ejercer el control de una manera más o menos directa.
  • En gran parte de ellas sus parejas les culpabilizaban sobre lo sucedido «mira lo que he tenido que hacer por tu culpa”, “sino hubieses actuado así yo no tendría que haber hecho eso», “Realmente no es un gran problema”. Por tanto ellas acabaron perdiendo su identidad y teniendo serias dificultades para discriminar lo bueno de lo malo, lo sano de lo insano, lo deseable de lo no deseable en las relaciones de pareja, responsabilizándose exclusivamente ellas de que las cosas mejorasen ‘Cuánto he tratado de cambiar para que las cosas fuesen mejor‘. Se acaba perdiendo la confianza, el respeto y seguridad en una misma.
  • Poder hablar de lo que les ocurría les daba vergüenza y no entendían como podían haber llegado a ese extremo. “Había arriesgado tanto por estar con él que me sentía avergonzada de admitir que todo iba tan mal”. Aun intentándolo ocultar las personas cercanas suelen acabar sospechando que las cosas no van bien y están dispuestas a ayudar, lo que pasa es que muchas veces no saben cómo. Ocurre en esta escena de ‘Te doy mis ojos’:
  • Relatar lo que vivían a personas de confianza como familiares, amistades, trabajadoras sociales y policía pudieron hacerles ver la realidad de la situación que estaban viviendo y reconocerse inmersas en una relación de abuso y maltrato. Aun así durante algún tiempo la persona puede pensar que no hay salida, “No había nada que pudiese hacer el trabajador social”, “Crees en sus mentiras y no crees en tu habilidad de vivir una vida independiente”.
  • Darse cuenta de que existe la opción de dejarlo y se cuenta con soporte y apoyo es la clave. A través del apoyo de familiares, amigos y de la información que dieron diferentes organismos. A veces para llegar a ese punto ya se han vivido múltiples situaciones de gran violencia y dolor físico y/o emocional.
  • Todas consideran que es necesario hacer un plan de protección antes de irse y ver cómo se les puede ayudar. Planificar su salida buscando apoyos en sus entornos; amistades, familia y recursos jurídicos y sociales. ‘Nunca lo podrás hacer sola’. Algunas fueron a la casa a buscar sus cosas acompañadas o bien por la policía o por otras personas, cambiaron de móvil, tenían reservado un dinero para poder salir adelante o incluso ya preparada una maleta de ropa en algún sitio. ‘Tienes que ser muy cuidadosa’.
  • Es necesario poner distancia con la persona violenta aunque sea duro; ‘No es nada fácil romper esas ataduras’. Es cierto que al principio pueden surgir dudas y que la persona se sienta confundida sobre si ha sido la decisión correcta, viéndolo todo negro, pero hay que seguir adelante con la decisión tomada ‘Hay un tiempo que pensé: tengo que volver con él, me siento fatal, no puedo vivir sin él, no importa lo mal que me trató… Luego pude seguir paso a paso el camino y fue mejorando, y así sucede’
  • El que se la persona maltratadora inicie un tratamiento no garantiza que la violencia en la relación no se vuelva a repetir. Como profesional soy bastante escéptica en este punto ya que considero que una relación de dos personas que se ha construido con violencia no suele cambiar. Sí creo que es posible que esas dos personas, tras haberse trabajado personalmente, puedan establecer nuevas relaciones con otros hombres y mujeres donde no exista abuso ni violencia.
  • Se necesita tiempo para volver a ser una misma y recuperar la identidad. Este proceso puede durar varios años. El trabajo en grupos de apoyo es muy bueno, y la psicoterapia es fundamental. Uno de los modelos psicoterapéuticos que más se trabaja actualmente en los casos de violencia hacia la mujer es el EMDR, que al centrarse en el trauma vivido es muy eficiente y fortalecedor. La meditación, nuevas amistades, arteterapia, innovadoras perspectivas profesionales, etc., son puntos de apoyo también importantes para poder resurgir. A partir de entonces la persona empieza a darse cuenta de qué es normal y qué no, de lo bueno y lo malo, de lo aceptable y de lo que no lo es en una relación de pareja, comenzando a ser una nueva mujer, una nueva persona.
  • La decisión de acabar la relación abusiva tiene que ser de la persona que la está sufriendo, pero la responsabilidad de apoyo y lucha para que no se den relaciones de abuso debe caer en toda la sociedad, no sólo en los profesionales que trabajan en este ámbito, o del sector judicial. Es necesario el apoyo social y comunitario y no verlas como unas meras «victimas» ya que eso refuerza a menudo la debilidad y el sentimiento de incapacidad. He oído gente en los medios que dice, déjalo y ellos no entienden por qué no sales por esa puerta. Pero ellos no se dan cuenta que cuando miras fuera solo ves negro. No puedes ver ninguna luz al final del túnel, y no sabes qué va a ocurrirte’. Publicistas, medios de comunicación, profesorado, políticos y políticas, humoristas, economistas, profesionales de la abogacía y la medicina, estudiantes, madres, padres, amigas y amigos, mujeres, hombres estamos implicados en prevenir y actuar ante la construcción de relaciones abusivas.
  • Un aspecto que me parece muy fortalecedor es que estas cinco mujeres han utilizado su experiencia de haberse visto envueltas en una relación violenta en su vocación y orientación profesional; o bien ayudando a otras mujeres y sus hijos en casas de acogida y de emergencia, defendiendo y divulgando los derechos que todas y todos tenemos en una relación de pareja, a través de la escritura, de realizar terapia con caballos a niños en situaciones desfavorecidas, etc. De una experiencia tan dura, se puede salir fortalecida y sacar recursos, fuerzas y habilidades para prevenir que no pasen a otras personas. Como señala una de las protagonistas del reportaje ‘Es posible ser feliz después de haber sido maltratada’.

Australia, España, Perú, Namibia, Estados Unidos, Irán, Suecia.. Las relaciones de pareja donde existe abuso y maltrato no entienden de fronteras, razas, religiones, economía, etc. Por eso es tan importante que la sociedad muestre su implicación y apoyo para prevenir que no se den y que en el caso de que ocurran las mujeres puedan ser acompañadas y coger impulso para dar el paso definitivamente con una infraestructura no solo familiar, sino jurídica y social que las apoye.

Abandonar una relación de abuso es, como dice una de las protagonistas, ‘resucitar’. Una nueva mujer aparece, con la cabeza alta y su dignidad resurge. Se logra conocerse más y traer la identidad de vuelta, fortalecerla, poder tener sensación de libertad, usar el tiempo más eficientemente, e incluso poder explorar más profundamente su creatividad compartiéndola con los demás: ‘En el pasado no pensaba que podía hacerlo pero lo hice, vivo en un mundo diferente ahora y es maravilloso’.

Alejandra Luengo. Psicóloga clínica,  combino la atención psicológica en servicios públicos con la consulta privada. Creo firmemente que se pueden cambiar las cosas y en esa dirección camino. Autora del blog unterapeutafiel.

Ahorro y microcrédito: cuando el objetivo es común

Por Susanna Oliver Susanna Ghana 2015

Siempre digo que soy una privilegiada. No sólo me dedico a lo que me gusta y para lo que (creo) sirvo, la cooperación al desarrollo, sino que además lo hago en una organización que me ha permitido conocer distintos países, culturas, proyectos y, sobre todo, a gente fabulosa. En mi último viaje, a Ghana, hace sólo unas semanas, estuve visitando las comunidades del distrito de Zabzugu, en el Norte del país, donde contrastan los preciosos paisajes de la sabana con las duras condiciones de vida para sus habitantes. Allí conocí (¡por fin en persona!) a los 5 grupos de ayuda de madre a madre que hemos ayudado a organizar y que hemos formado en nutrición, higiene y cuidado de la salud. Me impresionó especialmente el grupo de Chasindo, una de las comunidades más alejadas, en que tanto las líderes del grupo como el resto de sus miembros quisieron explicar lo que habían aprendido y cómo había mejorado la salud de los niños gracias al proyecto. Por eso me encantó saber que vamos a poder seguirles apoyando con otro proyecto: un grupo de ahorro que, si todo va bien, en unos meses será también de microcrédito.

Atta Potir produce aceite de coco desde hace 35 años. Un programa de microcréditos le permite vivir mejor.

Atta Potir produce aceite de coco desde hace 35 años. Un programa de microcréditos le permite vivir mejor. Imagen: World Vision

De hecho, estoy convencida de que todo irá bien. Por un lado, el grupo lleva un año formado y las mujeres se han conocido y apoyado con un objetivo común, que es la base fundamental para poder llevar a cabo este tipo de proyectos. Además, confían en el personal de World Vision porque han visto los resultados de lo que les han enseñado hasta ahora ¡Y lo han visto en la salud de sus propios hijos!, de modo que están ansiosas por aprender más. Y, claro está (si no, no tendría sentido), desean ahorrar y poder acceder a fondos para empezar pequeños negocios o diversificar sus cultivos. Con todo esto hecho, sólo falta darles tiempo y formación para que demuestren su capacidad de ahorrar y gestionar fondos, y darles el asesoramiento que necesiten para planificar bien cómo van a invertir el dinero que reciban y cómo van a organizarse, incluido redactar sus normas de funcionamiento (a qué plazo se van a prestar los fondos, a qué tipo de interés, etc.).

Seguro que pronto los compañeros de World Vision Ghana nos contarán historias sobre los éxitos de estas mujeres, similares a las que nos han llegado de otras comunidades. Una de mis favoritas es la de Atta Potir, una madre soltera de 7 hijos, que produce aceite de coco. Aprendió el oficio que de su madre, quien, a su vez, lo aprendió de la suya, y ésta es su única fuente de ingresos. Atta veía que lo que más dificultades le causaba era la escasez de cocos y su aumento del precio en la estación seca, de modo que cuando se incorporó a uno de los proyectos de microcrédito de World Vision decidió pedir un préstamo para plantar y cultivar sus propios cocos. Tenía las cosas muy claras y diseñó un plan de negocio que le permitiera almacenar el excedente y así seguir obteniendo sus pequeños beneficios en todas las estaciones. Tres años y tres préstamos más tarde, ha sido capaz de aumentar su producción y de almacenar el excedente para los tiempos de mayor escasez. Pero si preguntas a Atta cuál es su mayor logro, no tiene ninguna duda: “He sido capaz de enviar a mis dos hijos mayores a la universidad. World Vision ha tenido un enorme impacto en  nuestras vidas«.

Con mujeres así, qué duda cabe de que nuestros proyectos van a tener éxito.

Susanna Oliver es economista y trabaja como responsable de proyectos en la Fundación World Vision

La difícil convivencia

Flor de TorresPor Flor de Torres

Conocemos nuevos datos sobre la violencia a la mujer en nuestro país: los del primer trimestre del 2015, a través de las estadísticas judiciales. Y conocemos también el estudio sobre las motivaciones de las víctimas realizado por la profesora de psicología experimental María Jesús Cala, que profundiza sobre los motivos que llevan a las mujeres víctimas de violencia a renunciar el proceso y predecir con el 80% sus renuncias en futuras actuaciones judiciales.

¿Qué diferencia a la víctima de la violencia de género de cualquier otra víctima de otro delito?. Imagen de Óscar García Montes.

¿Qué diferencia a la víctima de la violencia de género de cualquier otra víctima de otro delito?. Imagen de Óscar García Montes.

De nuevo los datos estadísticos de violencia de género nos sitúan en la magnitud del problema. Imposible dar una única explicación. Y es que podríamos dar todas las que confluyan y se apoyen en la desigualdad propiciando el crimen de género. Esa es la única explicación. Mientras se construyan relaciones desiguales existirá la violencia a la mujer. Y existirán perpetuadas las victimas que no quieren denunciar o que renuncian al proceso amparadas por las prerrogativas legales de un sistema Judicial construido en leyes que nada tienen que ver con el moderno mecanismo de la L.O 1/04, de la ley integral contra la violencia de género.
En 1.882 se publicaba la Ley de Enjuiciamiento Criminal que permitía en su artículo 416 a los cónyuges, en este caso a la mujer, no declarar en contra de su esposo. La ley decía en su exposición de motivos que este permiso para no declarar se basaba ‘…en los vínculos de solidaridad familiar que deben presidir las relaciones familiares’.
Difícil convivencia legal de este artículo con el máximo exponente del compromiso en la lucha contra la violencia de género: nuestra ley integral. Ello provoca una fuente inagotable de renuncias, abandonos, silencios y absoluciones en los procesos judiciales por violencia de género donde la víctima persiste en su silencio o en su negativa a continuar el proceso silenciando la prueba nuclear del mismo: su declaración.
Y fue Stuart Mill (1806-1873) precisamente quien en esos años de producciones legislativas y cuando se fraguaba la ley de Enjuiciamiento Criminal, quien centró la visión de género de que adolece la Ley de Enjuiciamiento Criminal cuando el manifestaba: ‘La mujer es la única persona (…) que, después de probado ante los jueces que ha sido víctima de una injusticia, se queda entregada al injusto, al reo. Por eso las mujeres apenas se atreven, ni aún después de malos tratamientos muy largos y odiosos, a reclamar la acción de las leyes que intentan protegerlas; y si en el colmo de la indignación o cediendo a algún consejo recurren a ellas, no tardan en hacer cuanto sea posible por ocultar sus miserias, por interceder en favor de su tirano y evitarle el castigo que merece’.
Pese a todo se redactó este articulo 416 en la Ley procesal que promulgaba la solidaridad familiar como causa que justifique el silencio y la impunidad de muchos procesos judiciales entre las propias víctimas de la violencia de género. Y seguimos preguntándonos qué hace a una víctima de violencia de género tan especial frente a otra víctima de otro delito.
La respuesta la encuentro siempre en la psicología, en la deconstrucción interior que su maltratador ha hecho de ella, desprogramándola como mujer libre y construyéndole sentimientos internos que integran:
– Distorsión cognitiva con deformación en el procesamiento de la información. Un engaño que distorsiona su realidad, su pensamiento futuro y lo que le rodea. Frecuentemente nos manifiestan en los tribunales: ‘el proceso se va a volver contra mí’, ‘nadie me va a creer’,  ‘mis hijos me van a hacer responsable de lo que ocurra a su padre‘…
– Frustración como estado psicológico que puede sobrevenir al no alcanzarse los objetivos pretendidos, y que puede además desencadenar comportamientos negativos en la propia víctima. En los Juzgados nos manifiestan: ‘no soy capaz de relatar lo que ocurrió’, ‘no sé si quiero una medida de prisión’, ‘no sé si quiero el divorcio‘…
Falta de asertividad como capacidad para transmitir hábilmente opiniones, intenciones, posturas, creencias y sentimientos. Ellas, las víctimas, recurren a las frases tan reiteradas en los Órganos Judiciales como: ‘no voy a declarar contra el padre de mis hijos’,  ‘me acojo a mi derecho de no declarar de acuerdo al artículo 416 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal
– Y todo ello unido a sentimientos de vergüenza o presión social y familiar.
Sí. De nuevo las estadísticas y el recuento. Y los datos que nos arrojan, los que nos dicen los números que encierran vidas de sufrimiento, desigualdad, dolor y silencio.
En esos años de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, un magnífico Fiscal General del Estado, Javier Ugarte, en la Memoria anual de la Fiscalía de 1907 manifestaba: ‘Hablar del crimen pasional para enmascarar infamias, hacer del asesinato de mujeres leyenda que ennoblece groseros sadismos y exalta honores canallescos-al par que en ocasiones vindica honras conyugales, con letra de Calderón y Lope de Vega- es una gran vergüenza, reveladora de la negligente indefensión social que pide a gritos rigores de ley, inflexibilidades de Jueces, reparaciones de derechos, a cuyo amparo cuenten con verdaderas garantías la inocencia y la seguridad de la mujer.
Reconocidas están en nuestros Códigos todas las libertades; pero ¿Hay pretexto para respetar una libertad que signifique “anarquía”, es decir, atropello de todos los derechos, olvido de todos los deberes, harapos de todas las ideas, escombros de todas las Instituciones, escuela de todos los crímenes, protesta viva y violenta de toda la Ley?… ¿Puede tampoco invocar la ley en su amparo el que de conculcarla y escarnecerla hace dogma y principio de conducta?’

Y esta debe de ser nuestra visión y nuestra actitud. Stuart Mill y Javier Ugarte nos dieron las claves hace ya más de un siglo. Pero por favor no cuestionen la violencia de género sin conocerla. Y sin conocer esta difícil convivencia legal.

Flor de Torres Porras es Fiscal Delegada de la Comunidad Autónoma de Andalucía de Violencia a la mujer y contra la Discriminación sexual. Fiscal Decana de Málaga.

¿Afectan igual los impuestos a las mujeres?

Por Corina Mora Corina Mora

Desde niña siempre me costó entender cómo se hacía el dinero, de dónde salía, por qué algunas cosas había que pagarlas, en el mercado por ejemplo, y otras eran gratis, como la escuela o ir al médico. Mi madre me dijo mil veces  aquello de ‘tú te crees que el dinero crece en los árboles’, pero también que las cosas no son gratis, que todas las personas pagan impuestos para cubrir las necesidades básicas de toda la población. Las calles, las escuelas, los hospitales, etc. no nos los regalan, los pagamos entre todos. Pagamos impuestos y es precisamente el sistema fiscal la herramienta más poderosa que tiene en sus manos el gobierno de un país para garantizar la redistribución de la riqueza y luchar contra la pobreza y la desigualdad. ¿Será entonces también la fiscalidad una forma de lograr la equidad entre hombres y mujeres?

En Sao Paulo (Brasil) una cooperativa de mujeres emprendedoras está ofreciendo un futuro a quienes en el pasado han sido víctimas de abuso y ahora se enfrentan a la vida como empresarias luchadoras. Imagen: Inspiraction.

En Sao Paulo (Brasil) una cooperativa de mujeres emprendedoras está ofreciendo un futuro a quienes en el pasado han sido víctimas de abuso y ahora se enfrentan a la vida como empresarias luchadoras. Imagen: Inspiraction.

La respuesta es sí. La política fiscal suele verse como un asunto técnico y árido que no nos concierne, cuando la realidad es que nuestra vida cotidiana está marcada por la fiscalidad que nos imponen, por los impuestos directos por nuestros ingresos y por los impuestos indirectos que gravan nuestro consumo. Y es evidente que hombres y mujeres no tenemos los mismos ingresos por nuestro trabajo -sigue existiendo una gran brecha salarial en todos los países- , y no consumimos las mismas cosas.

Y otra realidad innegable es que mujeres de todo el mundo trabajan incansablemente para que sus familias salgan adelante, pero ese esfuerzo no aparece en ningún balance. El trabajo no remunerado que realizan las mujeres no sólo abarca los cuidados infantiles o las labores domésticas, son muchas las mujeres que trabajan en el campo, en la agricultura de subsistencia, o en negocios familiares donde su tarea no es reconocida a nivel fiscal. Aunque estos trabajos no se pagan, y no cotizan, es precisamente este trabajo el que permite que la sociedad y el mercado funcionen.

Con apoyo de Strong Woman Alone (SWA) grupos de mujeres en India mejoran sus capacidades y gestionan sus pequeños negocios de forma autónoma. Imagen: Inspiraction.

Con apoyo de Strong Woman Alone (SWA) grupos de mujeres en India mejoran sus capacidades y gestionan sus pequeños negocios de forma autónoma. Imagen: Inspiraction.

En el informe Impuestos a hombres y mujeres: por qué el enfoque de género es crucial para un régimen fiscal justo  se pone de manifiesto cómo en todo el mundo la desigualdad fiscal de género es una realidad. Existe un desequilibrio entre la contribución que hacen las mujeres a la sociedad con su trabajo remunerado y no remunerado y el hecho de que la igualdad de género no es una inquietud inmediata  para quienes hacen la política fiscal.

Tampoco olvidemos que son muchos los países donde las mujeres no acceden a la propiedad directamente, o no cuentan como dueñas de los activos, por ejemplo en Marruecos la mujer es automáticamente ‘dependiente’ de su marido, o en Argentina, los bienes conjuntos son directamente contabilizados como activos del hombre. Son muchos los ejemplos de los distintos países donde vemos que se discrimina a las mujeres en lo relacionado con su acceso a los ingresos, activos y bienes inmuebles y al control que tienen sobre ellos.

Figaro Alourdes ha puesto en marcha un comedor en Puerto Príncipe- Haití- para salir adelante tras el terremoto de 2010. Imagen: Inspiraction

Figaro Alourdes ha puesto en marcha un comedor en Puerto Príncipe- Haití- para salir adelante tras el terremoto de 2010. Imagen: Inspiraction

En esta Semana de Acción Global por la #JusticiaFiscal no podemos olvidar el papel determinante de los impuestos para restablecer el equilibrio entre las desigualdades de género. Es  necesario analizar el gasto público y el sistema fiscal teniendo en cuenta el papel de las mujeres en la economía y en la sociedad, y cambiar las normas y las estructuras de poder que discriminan a la mujer.

Corina Mora Torrero es periodista y trabaja en Comunicación e Incidencia en InspirAction.

Excluidas del paraíso

Por Esther Pérez de Eulate Esther Pérez de Eulate2

La vida no es fácil para nadie, y menos para las mujeres en general.  Pagar las facturas en plena crisis, lidiar con los problemas domésticos y/o familiares y con las relaciones de nuestro entorno…  muchas veces nos sobrepasa y es inevitable que aparezca la culpa y pensemos: ‘¿Qué he hecho mal?’ Probablemente hayamos cometido muchos fallos, no es cuestión de evadir responsabilidades, pero se nos olvida que no todo depende de nuestra voluntad sino que vivimos en una sociedad en la que todas las personas no tenemos las mismas oportunidades. Oportunidades que van en detrimento dependiendo del lugar asignado en las relaciones de sexo, clase y/o etnia.

Flores y capuchas. Imagen del documental 'Excluidas del paraíso'.

Flores y capuchas. Imagen del documental ‘Excluidas del paraíso’.

La idea de hacer este documental “Excluidas del paraíso” surgió al darme cuenta de que muchas mujeres de mi entorno  se quejaban del machismo en su vida personal y social, pero eran  incapaces de rebelarse ante las desigualdades.  Y creo que, en parte,  es por esa confusión que crea el patriarcado que hace responsables a las mismas mujeres de una opresión que está tan naturalizada que es invisible para muchas personas. El documental responde en parte a la paradoja de que algunas de las manifestaciones del sistema patriarcal aparecen ante nuestros ojos de forma evidente (aunque tiendan a ser interiorizadas como algo normal), pero, a la vez, muchas de sus expresiones se distorsionan y resultan difíciles de detectar, y esto se debe a que mantener las relaciones de desigualdad entre mujeres y hombres conlleva beneficios, entonces, conviene ocultar la dependencia que determinados grupos de interés tienen de las relaciones  jerárquicas desiguales. Un formato audiovisual para retratar el sistema patriarcal supone mostrar ambas caras, la más visible y la oculta de este injusto orden social predominante.

A pesar de que hay mucha información sobre la desigualdad de género en los medios -cada vez hay más noticias, más secciones,  más estadísticas…-  suele ser sobre un aspecto en concreto;  y creo que falta un discurso más global para poder entender cómo opera el patriarcado, accesible a cualquiera; de ahí la idea de hacer una película. Evidentemente hay muchas publicaciones feministas y especializadas que tratan el tema de forma exhaustiva y en profundidad. La idea es intentar  llegar a un público mayoritario.

Visualizar el  machismo y buscar alternativas es la propuesta del largometraje documental ‘Excluidas del paraíso‘.

Como  la mayoría de la información que nos llega es a través de las imágenes,  ‘Excluidas del paraíso‘ pretende ser una herramienta que dé claves para leer la ideología de esas imágenes A través del  discurso de relevantes pensadoras feministas como Rosa Cobo, Yayo Herrero, Ana de Miguel, Ochy Curiel, Soledad Murillo, Pilar Aguilar o Remedios Zafra, que acompaña  a  gran cantidad de anuncios publicitarios, vamos a desvelar cómo el capitalismo y otras instituciones necesitan al patriarcado y lo alimentan continuamente para sobrevivir.

Este documental es totalmente independiente. Ya están hechas las entrevistas pero lleva muchas horas de investigación y de edición; y además queremos acompañarlo de un manual (escrito por Paula de la Fuente Latorre, socióloga colaboradora del proyecto) porque somos conscientes de un tema tan complicado no se puede contar totalmente en una película de unos 80 minutos.  Pretendemos que este trabajo quede a disposición de toda la población en Internet al final de su recorrido. Por eso necesitamos ayuda. Sólo con las venta anticipada de unos 300 DVDs podemos financiar una parte importante del trabajo y pagar los gastos que genere.

Hasta el 10 de julio, es posible apoyar en Verkami el documental ‘Excluidas del paraíso’ con una colaboración de 10 euros.  Y ver el trailer aquí.

Esther Pérez de Eulate es Licenciada en Periodismo (UPV), con experiencia en prensa, televisión y radio (Canal +, Cinevideo20, Muy interesante, Radio Vitoria, entre otros). Ha trabajado como realizadora, cámara y editora en más de 30 vídeos para fundaciones e instituciones como la Residencia de Estudiantes de Madrid, la Fundación Pablo Iglesias, Ipade, Mapfre, el Ayto de Madrid, Paz y Cooperación y Sgae, entre otras. Ha colaborado con otros directores como cámara, realizadora, editora y guionista. También tiene experiencia en educación  y género. Desde 2013 pertenece al colectivo Generando Arte (Madrid 2014). “Poética pública. PLAZA” (2010)  es su primer largo documental.

¿Tú qué sabes?

Por Lorena Auladell image

¡Cállate! ¿Tú qué sabes? ¡¡Tú no tienes marido!!

A Bernadette (no es su verdadero nombre) su vecina la hace callar, porque considera que al haber sido violada, embarazada por su agresor, dado a luz a su bebé y haber sido repudiada por su marido y encontrarse absolutamente  desamparada, Bernadette no tiene el derecho de darnos su opinión. Después de varios días atravesando la región de Ouham Pende (RCA) y bastantes baches atravesados, hemos llegado al pueblo de Poubati y estamos preguntando a la comunidad cómo se encuentran, cómo ha cambiado su vida desde de los acontecimientos de 2013 (que aún no han cesado) y sobretodo, nos afanamos por intentar encontrar pistas que nos permitan encontrar las más mínimas posibilidades de apoyo y recuperación.

La familia de Jeannette Longayale, de República Centroafricana, refugiada en el sur de Chad. Imagen: Pablo Tosco/Oxfam Intermón

La familia de Jeannette Longayale, de República Centroafricana, refugiada en el sur de Chad. Imagen: Pablo Tosco/Oxfam Intermón

La crisis en RCA es demasiado compleja y para intentar entender este quebradero tenemos que hacer tantas preguntas de tantos aspectos distintos que a veces nuestros interlocutores (las mismas comunidades) se cansan, se nos duermen o abandonan el sitio de puro agotamiento. A veces tampoco saben cómo respondernos a nuestras cuestiones, a veces tan peliagudas y sensibles que consideran que personas como Bernadette no tienen la legitimidad suficiente para manifestarse.

En lo que todos coinciden es que el inicio del “sufrimiento” (textual) viene de tan largo que ni se acuerdan, en RCA nunca existió un gobierno fuerte, con programas, planes o políticas concretas, con una sistema judicial y legal al servicio de los centroafricanos, con sistemas o estructuras sociales que les garantizasen un marco de vida, de hacer, de ser y de convivir. Tampoco este país con un nombre que más bien parece una coordenada geográfica que el nombre de una verdadera nación, constaba en las agendas políticas internacionales. Republica Centro Africana hace décadas que es tierra de nadie  y el conflicto civil en el que se encuentra desde finales de 2013, sólo ha venido a agravar si se puede, aún más la situación…y es que en RCA ningún tiempo pasado fue mejor. Se estima que para poder dar una respuesta  a esta crisis son necesario 609 millones de dólares que permitan cubrir las necesidades de  2’7 millones de personas en riesgo y casi 890.000 personas desplazadas o refugiadas

Desde OXFAM Intermón, estamos intentando encontrar pistas para dar respuestas a cosechas enteras perdidas, a ganados enteros robados, a 426.236 personas desplazadas en el propio país (muchas viniendo en la intemperie)  y  460. 542 personas refugiadas en los países vecinos que han perdido todo en la huida, a

personas que no pueden salir de su casa o pueblo  por miedo a ser agredidas o asesinadas, a barrios enteros de casas arrasadas a nivel de suelo, al incremento de mujeres viudas o jefes de familia, repudiadas, al incremento de la malnutrición crónica y a la radicalización de las partes.

Lo estamos intentando y lo vamos a lograr, porque nuestros interlocutores (las mismas comunidades) ya saben cuál es el enemigo a batir y cómo se debe batir. Saben que este no es un conflicto inter-religioso cómo se ha intentado mal retratar, saben que no va a ser a través de las armas y saben que con los brazos cruzados no se consigue nada. Nuestros interlocutores (las mismas comunidades) saben que el hambre la sufren de lejos, la enfermedad es parte de su vida y saben que las nulas escuelas, centros de salud o servicios sociales deberían estar a su servicio. Nuestros interlocutores (las mismas comunidades) saben que su país es rico en materias extractivas, y que los suculentos beneficios no son para ellos, saben que hay algo que “no funciona” y que a medida que pasan los años, su hundimiento parece no tener límites.  Nuestros Interlocutores como Bernadette, saben que a pesar de lo que les diga su vecina, tienen derecho a hablar y a darnos su opinión y nosotros les vamos a hacer saber que les vamos a escuchar.

Lorena Auladell Marín es especialista en acción humanitaria para seguridad alimentaria y medios de vida en Oxfam Intermón.

Mil soles espléndidos: un reto deportivo en solidaridad con las mujeres afganas

Bea PozoPor Beatriz Pozo 

100 km son en apariencia muchos kilómetros, sobre todo si son a pie; y más aun si incluyen subidas y bajadas, caminos irregulares y el sol de Madrid en junio. Pero 100 km pueden ser también muchas cosas más, hasta el punto de que, al final, resulten pocos. Algo así puede pasar este fin de semana, en el que más de 140 equipos disputarán el Oxfam Intermón Trailwalker, una carrera solidaria que recorre esa distancia, en la sierra de Madrid.

Tres mujeres participantes en el Oxfam Intermón Trailwalker de 2013

Tres mujeres participantes en el Oxfam Intermón Trailwalker de 2013 (c) Laura Hurtado/ Oxfam Intermón

En este caso, 100 km son cooperación, son solidaridad, son agua, ya que el dinero recaudado irá destinado a los proyectos de mejora del acceso a este recurso que lleva a cabo Oxfam Intermón. Para el equipo BS Mil Soles Espléndidos también son mujeres. No solo porque ellas sean todas chicas, sino también porque el nombre que han elegido para su equipo va dedicado a las mujeres. A las afganas que protagonizan el libro de Khaled Husseini, Mil soles espléndidos, y que les han inspirado en su preparación de la carrera, al mostrarles ‘cómo aunando esfuerzos se consiguen muchas cosas’; y también a las mujeres que, para ellas, son las que más sufren y las que más necesitan.

Este equipo, formado enteramente por trabajadoras del Banco Sabadell, lleva desde febrero preparándose en Vizcaya para la que será su primera carrera. Son un equipo exclusivamente femenino, y, como ellas, muchas otras también participarán en la carrera. Al igual que el año pasado, este evento no se podría desarrollar sin sus mujeres.  Chicas que certifican la presencia creciente de las mujeres en el mundo del deporte. Da igual que sea profesional; como las selecciones femeninas de futbol y baloncesto, en las noticias estos días;  o amateur, como en este caso; ellas cada vez lo practican más. También forman  parte de la organización del evento, asisten en los equipos de apoyo y  colaboran como voluntarias.

Hace tiempo que pasó la época en la que el deporte era considerado cosa de chicos.  Ahora, en todos sus niveles, ellas tienen un papel preponderante. El Trailwalker y sus 100 km son un ejemplo y una prueba más de ello. Desde la solidaridad de sus participantes y su compromiso con los distintos proyectos de Oxfam que directa o indirectamente ayudan a la mujer, ya que la cercanía de las fuentes de agua reduce el tiempo que invierten en ir a aprovisionarse de ella (que llega hasta a las 5 horas de media al día en África subsahariana) y les permite invertirlo en otras cosas, como conseguir ingresos adicionales o formarse; hasta la participación de cada vez un número mayor de chicas en la carrera.

Así, sin duda alguna 100 Km son y pueden ser muchas cosas. Un compromiso, caminos zigzagueantes, un paisaje, solidaridad, agua, trabajo en equipo, esfuerzo, emoción, autosuperación; y sí, también, mujeres, como bien adivinó el equipo BS Mil Soles Espléndidos.

Beatriz Pozo es estudiante de periodismo y comunicación audiovisual. Colabora con el equipo de comunicación de Oxfam Intermón.

¿Es rentable invertir en empresas de mujeres?

Por Laura Hurtado laura hurtado

¿Por qué es tan importante invertir en las mujeres? Este fue uno de los temas principales de la 3ª edición del TEDxBarcelonaWoman del pasado 10 de junio. Las 7 ponentes que hablaron sobre ello, procedentes de diferentes países y especialidades diversas, llegaron a la misma conclusión: hay que invertir en las mujeres porque no se puede ignorar a la mitad de la población. Pero además demostraban que hacerlo es rentable. Y aportaban algunos datos interesantes. Por ejemplo: las empresas lideradas por mujeres tienen un retorno de la inversión un 35% más alto.

Sin embargo, todavía hay muy pocas mujeres en puestos de dirección y los inversores siguen sin confiar en las emprendedoras. Tal como explicaba Anne Ravanona, fundadora y CEO de Global Invest Her, solo el 5% del capital riesgo está en manos de mujeres. Eso significa que todavía es muy difícil que las personas con capital apuestan por proyectos liderados por mujeres. Apenas hay crédito para los negocios de las mujeres, lo que demuestra, una vez más, que el punto de partida es más complicado para ellas que para ellos.

Invertir en mujeres es rentable. En la foto, mujeres de una cooperativa de Burkina Faso que producen 700 toneladas de arroz al año. (C) Pablo Tosco / Oxfam Intermón

Invertir en mujeres es rentable. En la foto, mujeres de una cooperativa de Burkina Faso que producen 700 toneladas de arroz al año. (C) Pablo Tosco / Oxfam Intermón

¿Cómo se puede revertir esta tendencia? Ainoa Irurre, Vicepresidenta de Recursos Humanos y Comunicación Interna de Schneider Electric, explicaba que es muy difícil cambiar la mentalidad de una empresa que tiene excelentes resultados. Si todo funciona tan bien, ¿por qué tenemos que cambiar? Bueno, parece que la clave está en demostrar que las mujeres podemos. En tener visibilidad. Explicarle al mundo que hay emprendedoras capaces de multiplicar los beneficios con negocios muy potentes en sus manos. Entonces me vino a la mente Mariam Nana, presidenta de una unión de cooperativas de mujeres de Burkina Faso que nos visitó el pasado 8 de marzo. Ella es sin duda una emprendedora. Descubrió que si hervían el arroz que se cultivaba en su región se conseguía “arroz vaporizado”, que tenía más demanda y sobre todo se podía vender a mejor precio. Al principio eran 10 mujeres y trabajaban en sus casas. En poco tiempo, ya eran 200 y producían 60 toneladas anuales. En gran parte gracias al apoyo de Oxfam Intermón, que les dio formación, equipamiento y fondos de garantía para que pudieran pedir créditos a los bancos.

Pero el gran salto adelante se produjo cuando Mariam y su negocio tuvieron la visibilidad que merecían. Tras un viaje a España en 2013 para participar en un Encuentro de mujeres activistas organizado por Oxfam Intermón, la ministra de promoción de la Mujer de Burkina Faso quiso conocerla y visitar la cooperativa. Fue a raíz de su visita que el Gobierno de este país de África del Oeste decidió invertir en ellas. Con ese dinero pudieron construir una fábrica. Hoy sacan al mercado 700 toneladas de arroz transformado.

Antes de despedirme de ella en su reciente visita, recuerdo que le pregunté: ¿ya has pensado en ampliar tu negocio, además de producir, en comercializar y exportar vuestra producción? Mariam me respondió sin un ápice de duda: “Nosotras ahora ya estamos bien, no necesitamos crecer más, prefiero que crezcan otros, que comercialicen y exporten otras personas de Burkina Faso. Solo así creceremos todos y todas. Y mi país podrá prosperar”. Así son muchas mujeres emprendedoras. Mujeres que multiplican la riqueza en el sentido más amplio de la palabra.

 

Laura Hurtado es periodista y coordina el proyecto Avanzadoras de Oxfam Intermón.

La discriminación debe de ser esto

María Pazos Por María Pazos Morán 

El otro día estuve en la proyección de cortos organizada por la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA). Quedé muy agradablemente sorprendida por la alta calidad y por los interesantísimos contenidos. Quedé también algo deprimida por el hecho de que la sala no estuviera a rebosar. En el coloquio, todas las directoras corroboraban las dificultades con las que se encuentran cada día, sobre todo para realizar largometrajes que sí exigen presupuestos elevados.

mujeres cine

Mujeres en cine. Imagen de TrasTando

Una de ellas contaba su experiencia y sus reflexiones. Un productor le dijo que era una chica guapa y simpática, y entonces ella se preguntó si eso le daría más o menos posibilidades de conseguir realizar su proyecto que a un hombre feo. Después, otro le dijo que su proyecto era muy interesante, pero que mejor fuera a Atresmedia, porque allí había muchas mujeres que la iban a comprender mejor. Entonces ella se dijo: ‘la discriminación debe de ser esto… hasta ahora no la había experimentado’.

Me enterneció este relato de toma de conciencia. ¿Cómo van a comprender los hombres, cómo les va a doler lo mismo, si nunca se ven en esas situaciones que hacen despertar a las mujeres? Porque, compañera, no es que no hubieses experimentado la discriminación antes; es que aún resultaba invisible para ti.

A la salida fui con unas amigas a tomar algo y una de ellas nos contó sobre las actividades de un centro municipal para la igualdad de género: yoga, seminarios sobre el deseo, sobre otras formas de amor….  Yo dije que a otros niveles ocurre lo mismo, y que no comprendo que no se de prioridad a los problemas acuciantes ni se dediquen los esfuerzos de las unidades de igualdad a potenciar medidas efectivas para acabar con las discriminaciones.

En realidad, expliqué, sí lo comprendo; lo que pasa es que a esas unidades, institutos, centros… «de la igualdad», se les dan cuatro perras para que hagan lo que puedan, siempre con la condición de que no den la lata, o sea que dejen al estatus-quo tranquilo.

Por ejemplo, respecto al tema que teníamos reciente, ¿cuáles son las medidas para que las cineastas puedan progresar sin encontrarse con estos escollos insalvables? ¿Qué revisión de la política de subvenciones? ¿Se han planteado comisiones de evaluación paritarias, por ejemplo? ¿Se revisará el problema de que para conseguir un 25% de subvención tienes que tener el otro 75% ya conseguido?  No creo; lo más que he oído ha sido que iban a poner ‘discriminación positiva‘, o sea que a igualdad de calidad iban a dejar pasar caballerosamente a la mujer solo por ser mujer.

No hace falta aclarar que esa medida introducida en la Ley del Cine es una trampa. Varios años más tarde seguimos en la misma situación. O peor, porque ahora se dirá que, a pesar del favoritismo hacia las películas de mujeres, es imposible avanzar. Y es que esta medida les hace quedar muy bien pero no tiene ningún efecto, porque siempre pueden alegar que exactamente igual, lo que se dice exactamente igual, no eran los dos proyectos presentados. Por supuesto, lo han adivinado: el proyecto del feo era  mejor.

Mi amiga me dijo que estaba dolida por lo que yo había dicho. Luego que era broma y que yo no tengo sentido del humor. Me quedé pensando… mira que a mí me encanta reírme pero, ¿debería tomarme estas cosas a broma? No es la primera vez que me siento así. Hace 30 años mis amigos me llamaban ‘Marujita Malos Tratos’ debido a mi preocupación por la violencia de género. Ahora ya no pasa eso, por supuesto. Ahora el diagnóstico lo asume hasta el gobierno. Pero el problema está cuando se señalan estos mecanismos que consisten en ‘hacer como que se hace’.

Por favor, que nadie se sienta aludida. No se trata de juzgar a las personas sino de comprender. Comprender para actuar. ¿Me he puesto demasiado seria?

María Pazos Morán es licenciada en Matemáticas por la UCM y máster en Estadística por la Universidad de Harvard. Actualmente trabaja en el Instituto de Estudios Fiscales (Ministerio de Economía y Hacienda, España), desde donde coordina la línea de investigación ‘Hacienda Pública e Igualdad de Género’. Una de las personas promotoras del llamamiento urgente ante la reforma fiscal que prepara el Gobierno. Su último libro publicado es ‘Desiguales Por Ley‘. Pertenece a la PPIINA y al Fórum de Política Feminista

Cuando la vida queda atrás

@bdelabanda

Por Belén de la Banda 

Con frecuencia me pregunto cómo estará Madeleine Ndeisi, una de las personas que huyeron de la guerra en República Centroafricana en 2013. La conocí en el sur de Chad en septiembre, mientras mis hijos empezaban aquí el curso que ahora termina. Ella había tenido ya muchos meses de sufrimiento. Con 61 años, Madeleine es una persona anciana, sin fuerzas, terriblemente cansada y desorientada, como lo estaría cualquiera que haya perdido en un instante de guerra todo lo que tenía en su vida, en su país. Tampoco era mucho, lo que ella considera necesario:  ‘Allí tenía mi estera, mi comida como el sorgo, alubias, cacahuetes… Todo eso tenía para vivir, pero como hubo la crisis, tuve que irme, y lo incendiaron todo.’

Madeleine Ndeisi en la iglesia de Mainené, donde ha sido acogida tras huir de la guerra en República Centroafricana.

Un grupo de hombres armados entró en su aldea cuando ella había salido al campo. Mataron, quemaron las casas y los cultivos, pillaron el ganado. ‘Los niños tienen fuerza, corrieron. Pero yo no tengo fuerza, caminaba un poco y me caía, otro poco y me caía, así que tuvieron que ayudarme. Me cansaba y me caía‘. El hijo de Madeleine y sus vecinos la buscaron, salvaron su vida y cargándola a sus espaldas la llevaron al otro lado de la frontera de Chad, buscando la seguridad. La suya es apenas una historia más en un entorno de desastre: salvar la vida no ha significado asegurar la supervivencia.

Su hijo tuvo que seguir camino hacia N’Djamena, pero Madeleine no podía continuar. En Mainené, el pueblo al que llegó, la comunidad hizo un gran esfuerzo para acoger a todos los que llegaban aterrorizados, agotados de caminar de noche, traumatizados. La hospitalidad africana es norma, y además muchos de los habitantes de este pueblo habían tenido la experiencia de huir al otro lado de la frontera. ‘Me acogieron bien en Mainené, por eso estoy aquí. No me quejo de pasar la noche en la iglesia, sino de que nos falta para comer, a nosotros y a ellos mismos, aunque nos han acogido bien.

Junto a Madeleine está todo lo que tiene ahora mismo en el mundo: una estera donde dormir, y un par de mantas. Al pueblo le gustaría poder hacer más por los refugiados, pero los recursos son muy limitados, desde los pozos que se secan cuando no llueve suficiente, hasta la escasez de comida. Madeleine ni siquiera puede hacer lo mismo que otras personas refugiadas: no tiene fuerza para trabajar en el campo.

Los días son muy duros para ella, sin nada que hacer y sin fuerzas para hacer nada. ‘Si tengo ayuda, salgo de día, y voy al bosque y cojo hojas silvestres, las cocino y las como.‘ Porque la comida es la principal preocupación del día: ‘La gente del pueblo encuentra también poco para comer. Pero sobre todo nosotros los refugiados tenemos mucho problema para conseguir comida’. 

Los días y los meses pasan rápido. El curso escolar termina aquí después de un año de esfuerzo. No puedo olvidar el peso de los días de Madeleine, la recuerdo y me pregunto cómo habrá pasado la estación seca, si habrá sobrevivido a la dureza de esa vida de refugiada, a la añoranza de esa vida que para ella, en todos los sentidos, quedó atrás.

Belén de la Banda es periodista y trabaja en el equipo de comunicación de Oxfam Intermón.