Archivo de mayo, 2015

Día Internacional de acción por la salud de las mujeres: cuerpos y derechos

Por Rosa Martín Tristán Rosa Tristán

En la actualidad, 800 mujeres mueren cada día por causas directamente relacionadas con el parto y el embarazo, 47.000 mueren en abortos inseguros cada año y a dos millones de niñas se les practica la ablación del clítoris. En España, se acaba de aprobar una reforma de la Ley del Aborto que obliga a las menores a tener la autorización de sus padres y madres para interrumpir un embarazo, vulnerando su derecho a decidir. Este es un escueto resumen de lo que supone para la mitad de la población mundial no tener acceso a los derechos relacionados con su cuerpo, con su salud, con su bienestar y su dignidad.

Imagen alegórica de la campaña. Cortesía de Alianza por la Solidaridad.

Imagen alegórica de la campaña. Cortesía de Alianza por la Solidaridad.

Hoy  jueves, 28 de Mayo, se celebra el Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres, una jornada que, como tantas otras, tratan de poner el foco sobre situaciones que en pleno siglo XXI parecen sacadas del libro de los horrores. ¿Acaso no lo es que millones de mujeres sean obligadas a tener hijos que no quieren? ¿Acaso no lo es que se les mutile el cuerpo?  ¿O que mueran al abortar?

La campaña “Mi cuerpo, mis derechos”, promovida por la coalición internacional Action2015, que hoy se lanza a nivel internacional, parte del convencimiento de que las generaciones futuras no podrán disponer de un mundo justo, igualitario y sostenible sin que los derechos a la salud y a una sexualidad y una reproducción elegidas en libertad, sean una realidad.

Action2015, en esta jornada, hace hincapié especialmente en estos derechos para las jóvenes, y promueve que sean reconocidos en las cumbres mundiales de Naciones Unidas que tendrán lugar este año como un objetivo fundamental en el compromiso por un mundo más justo y sostenible.

Ese ese el objetivo de la campaña “Mi cuerpo, mis derechos”, que se celebrará en diferentes países de forma simultánea y que en España promueve Alianza por la Solidaridad.

En la misma, participan cinco reconocidas feministas, cineastas y periodistas, en un vídeo en el que responder a una pregunta sencilla: ¿Por qué como mujer tiene derechos sobre su cuerpo? Y las respuestas, contundentes, nos dicen que queda mucho por recorrer, aunque también mucho hemos avanzado.

En definitiva, hay que aprovechar la oportunidad que supone la definición de la nueva Agenda de Desarrollo Posterior al 2015 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible para instar a los Estados que adopten una visión que permita alcanzar los compromisos asumidos hace más de 20 años en Beijing. Ha pasado demasiado tiempo.

Alianza por la Solidaridad convoca a una acción de calle en Madrid para visibilizar esta campaña. Hoy jueves 28 de mayo estará en las calles para invitar a toda la ciudadanía a participar en un photocall con un tatuaje (calcomanía) en el que puede leerse este mismo lema: “Mi cuerpo, mis derechos”. Todas las imágenes tomadas formarán parte de la campaña a nivel mundial. Es una acción que tendrá lugar en la plaza junto al Museo Reina Sofía de Madrid (calle Santa Isabel, 52) entre las 11 y las 19 horas de hoy jueves 28 de mayo. Os invitamos a pasar por allí.

Rosa Martín Tristán es Coordinadora de Comunicación de Alianza por la Solidaridad.

Las marchadoras del pañuelo blanco

Por María Gobern María Gobern

Hace unos cuantos fines de semana tuvo lugar la 5º edición del Oxfam Intermón Trailwalker en Girona, una marcha solidaria de 100 km para acabar con la pobreza. Empezaba a las 10:00h del sábado en Olot, los tambores animaban el pistoletazo de salida a 376 equipos, un total de 1.424 personas390 mujeres, dispuestos a marchar con la misma meta común: construir un mundo más justo.

Cada una de las personas que participan es probablemente un misterio que merece la pena conocer. Hace un año, mi compañera Sandra Cava compartía con nosotros la historia llena de emoción de Carme Colomo, marchadora del equipo de las Aloges, que en 2014 no pudo participar a pesar de haber entrenado junto a sus compañeras, meses antes de la carrera le diagnosticaron un cáncer de mama. Hace un año, Carme nos contaba que seguía entrenando, que poco a poco podía “subir una montañita” y sonreía deseando poder participar otro año.

Las Aloges, en su imagen del Trailwalker 2014.

Las Aloges, en su imagen del Trailwalker 2014.

Y el año ha llegado. Carme Colomo encabezaba feliz este equipo de mujeres, las Aloges, que participaban por tercera vez, con su ya característico pañuelo blanco en la cabeza que han establecido como nuevo símbolo en su indumentaria. Carme pudo caminar durante 100 kilómetros después de haber ganado su particular lucha contra el cáncer. ‘El año pasado fui equipo de apoyo porque estaba en plena quimioterapia y no podía salir a caminar. Estoy mejor aunque no en mis plenas facultades porque cuesta mucho recuperar musculación después del tratamiento, pero con muchas ganas. Mi objetivo es llegar. Lo único que quiero es ponerme a prueba otra vez y llegar al otro lado, es lo único que busco. Para mí es muy importante estar aquí’, explicaba preparada en la salida.

20 horas y 25 minutos después, llegaba llorando Carme Colomo a la meta en Sant Feliu de Guixols, emocionada por haber superado otro reto personal que había quedado pendiente. ‘Sentí una mezcla de emociones alucinante, me saqué esa espina del año anterior, esa impotencia de no poder caminar junto a mis compañeras y me dije a mi misma: olé, aquí estoy yo otra vez, por mis cojones’.

Las Aloges, en su imagen de 2015, con su pañuelo blanco a la cabeza.

Las Aloges, en su imagen de 2015, con su pañuelo blanco a la cabeza.

Carme tiene 35 años y es madre de un niño de 7 años. Una mujer que transmite energía y dulzura a borbotones. Cuando la llamo para la entrevista me dice que la pillo de excursión en la montaña, 6 meses después de su lucha contra el cáncer Carme rebosa vitalidad y se esfuerza por recuperar su forma física.

Cuando habla del Trailwalker del sábado 18 de abril se emociona y me emociona a mí. La suya es una historia de superación y fuerza, “Nunca dejé de andar, aunque fuera solo para dar unos pasos acompañada de amigos, en las últimas sesiones de quimioterapia me cansaba subiendo escaleras pero lo primero que hice cuando acabé el tratamiento es volver al gimnasio”. Carme dice recordar su enfermedad como si fuera ayer, ‘el cáncer me vino de repente, fue duro, hacen falta muchas ganas y una mente dura’.

Como Carme, las cerca de 1500 personas que corrieron los 100 km estaban repletas de ilusión. Tras meses de esfuerzo, entrenamiento y búsqueda de recaudación llegaron a la meta felices de saber que su ilusión estaría reflejada en las sonrisas de miles de personas que reciben los donativos recogidos en otras partes del mundo.

 

La próxima edición del Oxfam Intermón Trailwalker se celebra el 20 de junio en la sierra de Madrid. Las inscripciones están abiertas hasta el 8 de junio. 

María Gobern es periodista. Preocupada por este mundo y por los Derechos Humanos. Ahora en  Goldman Sachs is not an aftershave,  y pronto en .

Gestoras de la incertidumbre

Por Belén de la Band@bdelabandaa

Por casualidad, hace unas semanas, cayó en mis manos una novela que me ha hecho dar muchas vueltas a la relación entre la Historia y las pequeñas historias. Se llama ‘Tiempos de incertidumbre’, y en ella se narra el tiempo en el que el marido de la protagonista, Alicia, desaparece repentinamente en 1976, en la época de la dictadura militar argentina. Es una novela que no puede respirar más una historia auténtica, aunque no sepamos qué la acerca y qué la aleja de la experiencia vital de la autora, Beatriz Brignone.

Ilustración de 'Tiempo de incertidumbre', de Beatriz Brignone.

Ilustración  de portada de ‘Tiempo de incertidumbre’, de Beatriz Brignone.

En ‘Tiempos de incertidumbre’, Alicia se mueve entre el  miedo y la burocracia, pero al mismo tiempo en el mantenimiento de la vida para sus cuatro hijos, en hacer que les afecte lo menos posible la ausencia del padre y todas los agujeros que por ella se abren en la vida cotidiana. Mantenerlos a salvo, mantenerse a salvo por ellos, allegar ayudas, no despertar sospechas, buscar al desaparecido, indagar sin levantar ruido, calcular, preguntar, permanecer en silencio, no llorar delante de los niños, no venirse abajo. No decir lo que sabes. Saber siempre lo que dices.

Toda batalla, todo gran acontecimiento, tiene detrás un sencillo contexto de personas que tienen cada día que comer, trabajar, cuidar unas de otras. Lo cotidiano es lo que ancla al ser humano a la certidumbre: saber cuál es el horario en el que saldrás de casa y regresarás, dónde estarán durante el día tus personas queridas. Que al llegar a casa, la comida estará preparada, o tú tendrás que prepararla. Son las certidumbres que hacen la vida soportable, a pesar de que nunca se les da ninguna importancia. Muchas veces, porque forman parte de la historia de las mujeres, a las que se les asigna el trabajo de hacer lo que luego no se cuenta. Las madres, las amas de casa, personajes siempre secundarios a cuyas visiones no se da importancia son gestoras de la incertidumbre, y en momentos de crisis son vitales para gestionar lo importante, lo verdaderamente importante, lo vital. Pero eso no se cuenta tampoco.

Así, parece que la épica deja fuera la parte más importante de la Historia, y de la historia. Rechaza probablemente los pasos más heroicos y definitivos de todos los acontecimientos: los que protagonizan los personajes sin poder. Sitúa los valores, el miedo, la heroicidad probablemente en el punto más alejado de donde están en la realidad. Y desprecia el peso cierto de la realidad, la única realidad, cotidiana.

‘Tiempos de incertidumbre’ no parece tener más pretensión que la de expresar lo vivido, pero en sus páginas late el sufrimiento y el heroísmo de toda una sociedad sometida a la violencia estructural. Y cuando ésta es tan extendida y tan brutal, hay tantos ejemplos extremos que cuesta entender lo que se vivió en la realidad cotidiana. Como dice José Pablo Feinmann en La sangre derramada: ‘Los que han descrito la Argentina del 76 y el 77 han incurrido con frecuencia en un error que amengua la vivencia del miedo cotidiano. Tal vez esta experiencia la sabemos sólo los que permanecimos aquí’.

Escribir lo nuclear del sufrimiento en medio de las realidades humanas cotidianas es casi la única forma de entenderse o explicarse a una misma después del trauma, como entiendo que hace Beatriz Brignone, pero también casi la única transmitir la verdad a quienes no la vivieron. Y así, muchos años después, sabemos esa parte de la historia que nunca se contó, y que con el tiempo viene a ser probablemente la única que importa.

Belén de la Banda es periodista y trabaja en el equipo de comunicación de Oxfam Intermón.

Motivos para vivir

Por Blanca Tejero Blanca Tejero

No hay dolor más grande y profundo que perder a un hijo, a una hija. Un dolor que en mi caso comenzó de repente, cuando alguien parapetado en una bata blanca me dio la terrible noticia de que una de mis hijas adolescentes, Verónica,  padecía una enfermedad con billete de caducidad, y que se hizo aún más insoportable al saber que no podría cumplir con la promesa que le hice en susurros cuando supe iba a venir a este mundo: la de protegerla y salvarla de cualquier dolor, a costa, si hacía falta, de mi propia vida.

Desde entonces me he enfrentado al mayor salto al vacío que pudiera imaginar.  Ha pasado el tiempo y he seguido adelante, a veces como podía, y otras como sabía. He contado las ausencias a cada vuelta de un recuerdo y he descubierto que no había mejor manera de brindarle un homenaje que vivir todo lo que ella no ha podido vivir.

Portada del libro 'El amor lo puede todo', de Blanca Tejero. Cortesía de Lid Editorial.

Portada del libro ‘El amor lo puede todo’, de Blanca Tejero. Cortesía de Lid Editorial.

Desde que mi hija no está aquí no he descubierto la sanación del dolor ni la vida eterna, pero si un motivo que da valor a mi vida y me despierta a ella: el amor. No podemos olvidar que el tiempo es lo que no se puede recuperar y lo que pasa en él se queda grabado en nuestra memoria y corazón.

Por ello no perdamos la vida y a los que viven en ella por falta de atención, por buscar la satisfacción en el futuro que no existe, en un deseo no realizado, olvidando vivir lo que tenemos y nos regala la vida. No juguemos a que el tiempo es eterno, ilimitado o a querer manejarlo según nuestras necesidades porque no seremos realistas. Lo que hagamos en él es lo que tendremos y lo dejemos de hacer  ya no podremos hacerlo porque no podemos retroceder, ni siquiera por arrepentimiento, culpa o inmenso dolor.

Nos centramos en alargar el tiempo de vida olvidando que lo importante es dar un valor y sentido a ese tiempo que vivimos, lo importante no es cuanto tiempo vivo sino como lo vivimos. Hagamos de la vida nuestra gran aliada, comprendamos que la vida está hecha para vivirla, saborearla, degustarla.

Cuando tocas tanto la vida y la muerte que sientes que se te escapa todo entre los dedos, intentas alargar la mano para poder conectarte con los últimos suspiros y no dejar los rastros de lo que un día fue la ilusión, la esperanza y el amor que te mantenía viva. En ese proceso te vuelves frágil, tan débil como una suave pluma que el viento mueve sin resistencia, sólo te sientes acompañada de una gran soledad, de una tristeza que al final se convierte en una fiel compañera.

Ese es el momento de despertar, de dar un giro, de cambiar de carril para alterar la dirección de tu vida. Apégate a la vida, a tu vida, no a vidas ajenas. Encuentra el valor y la verdad en ti misma, en lo que te hace sonreír. Refúgiate en ese valor que te ayuda andar y avanzar cada día para emprender tu nuevo camino. No necesitas a nadie para escribir tu historia, sólo te necesitas a ti. Los demás simplemente te acompañan en ese caminar, son meros acólitos que irán cambiando según avances.

Mira la vida con una sonrisa, con los ojos empañados de amor y no de lágrimas. Siente como nace la alegría en tu corazón y te empuja a buscar el motivo de tu existencia. Recorre el largo y duro camino emocional de crecimiento personal, pasa del necesitar al querer y de ahí al amor y llegarás a la isla de la libertad donde disfrutarás de sensaciones inigualables, no imaginables de bienestar.

La vida si tiene sentido, que no sepamos expresar lo que sentimos no significa que no exista. Cuando vamos realizando el cambio de crecimiento nos vamos convirtiendo en bellas mariposas que están aprendiendo a agitar sus alas para emprender el vuelo hacia el maravilloso arco iris. Mira como se desprende con tu aleteo el sufrimiento que te acompañaba y aunque los dolores y amores queden marcados como manchas en tus alas no te preocupes eso te dará identidad, te hará diferente, única.

Estas preparándote para aceptar, que no resignar, la vida que te toca con las vivencias que en ella van incluidas, sin negociar ni pedir. Poco a poco dejas de desesperar por lo vivido y por lo que te queda por vivir y comienzas a dar gracias por lo que tienes y has vivido porque eres capaz de sacar y sentir otra esencia de la vida que te llena de colores tapando el negro anterior.

Aprende las asignaturas más difíciles de la vida, realiza un master en amor e incorpora las enseñanzas y sabiduría que te ha dado la experiencia de tu camino recorrido y sin sentir ni planificar se dibujará y trazará el camino a seguir, ese por el que tanto has preguntado, que tanto has añorado encontrar .

Deja en tu corazón lo que nunca quieres que se pierda. Ahí permanecerá para siempre.

Blanca Tejero, doctora en Psicología, terapeuta clínica y autora de El amor lo puede todo (LID Editorial)  

Inge Lehman: la mujer que corrigió a Verne

Por Beatriz Pozo Bea Pozo

Estos días los ojos del mundo están vueltos hacía un pequeño país de Asia, donde un terremoto se ha llevado por delante más de 8000 vidas y buena parte de sus infraestructuras y patrimonio histórico y cultural. Mientras en Nepal los equipos de rescate y las ONG se afanan por llevar ayuda humanitaria a los más afectados, un debate vuelve a resurgir: ¿Se podía haber evitado la tragedia? Cada vez que hay un terremoto  -bien sea en Japón, en Indonesia, en Chile o en Nepal-, esta pregunta ocupa las primeras planas.

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En este caso los expertos dicen que, aunque no se podía predecir el momento exacto, Nepal se encuentra en una zona con una gran actividad sísmica, y un terremoto de estas características podía tener lugar en cualquier momento. Sin embargo, las infraestructuras y los edificios no estaban preparados para ello.

Más allá de buscar los porqués y de analizar la pobreza del país o la labor de las autoridades, hoy quiero destacar y reivindicar la importancia que tienen la sismología y aquellos avances científicos que ayudan a predecir este tipo de catástrofes y que permiten prevenirlas. En la historia de esta materia me llama especialmente la atención la figura de Inge Lehmann, una mujer que redefinió el concepto que se tenía hasta entonces de los movimientos sísmicos. Estos días se está celebrando el 127 aniversario de su nacimiento y, el pasado día 13, Google le dedicó su Doodle.

Lehmann fue una pionera en su campo, aunque siempre tuvo que luchar contra las dificultades de ser mujer en un mundo hecho por y para los hombres o, por ponerlo en sus propias palabras, ‘no sabéis con cuántos hombres incompetentes he tenido que competir en vano’. Nacida en 1888 en Østerbro, Dinamarca; estudió matemáticas en la Universidad de Copenhague y en Cambridge, donde no pudo graduarse porque las mujeres en esa época no lo tenían permitido, una injusticia que no se corrigió hasta 1948. Su experiencia inglesa la dejó exhausta, por lo que abandonó los estudios  y no los volvió a retomar hasta 6 años después, de nuevo en su país natal.  Una vez graduada, la sismología llamo la atención, iniciando así una carrera que la convirtió en una de las figuras más eminentes en la materia.

En 1936, publicaría “P”, su obra más famosa. En ella demostraba que el centro de la tierra tiene en realidad dos núcleos (interno y externo), uno líquido y otro sólido, que interactúan entre sí, pero que están separados por una discontinuidad, que recibió su nombre. Hasta entonces se pensaba que había un solo núcleo líquido. Este descubrimiento le llevó a recibir numerosos premios. Se convirtió así en la primera mujer en recibir la medalla William Bowie en 1971, la máxima distinción en el campo de la geofísica.

De entre todos los datos de su biografía, llama especialmente la atención que estudiara en el primer instituto de Dinamarca que trataba a chicos y chicas por igual. Ella misma dijo que ‘allí no se reconocía ninguna diferencia entre el intelecto de hombres y mujeres. Tuve muchas decepciones más adelante al descubrir que esa no era la actitud general’. Recibir una educación mixta e igualitaria tuvo pues una gran influencia en su desarrollo posterior y en que se convirtiera en lo que llego a ser; aunque fue también una de las causas de su desdicha en Cambridge donde ‘a las chicas jóvenes se les imponían muchas restricciones’.

En estos días en los que una nueva tragedia nos recuerda la importancia de que se sigan produciendo avances científicos que nos permitan entender mejor el mundo y prevenir las catástrofes, no viene mal recordar figuras como la de Inge Lehmann, que durante toda su vida trabajó porque estos descubrimientos tuvieran lugar, por muchas dificultades que se le pusieran por delante. Su ciencia no solo sirvió para mejorar nuestro conocimiento de los movimientos sísmicos, sino también para reivindicarse a sí misma y con ello el papel de las mujeres en el mundo de la investigación.

Beatriz Pozo es estudiante de periodismo y comunicación audiovisual. Colabora con el equipo de comunicación de Oxfam Intermón.

Legislar sin pensar

Por Dori Fernández Dori Fernández

¿Cómo es posible que el Parlamento Europeo quiera aprobar una ampliación del permiso de maternidad sin equiparar a la vez el de paternidad?

Es la pregunta con la que he amanecido hoy tras leer el resultado de la votación que se llevó ayer a cabo en el Parlamento Europeo al objeto de instar a la Comisión Europea para que de luz verde a la directiva de maternidad que recoge una ampliación del permiso de maternidad de las 14 semanas actuales a 18 en los países de la UE y de sólo 2 semanas el de paternidad. La resolución fue aprobada con 419 votos a favor, 97 en contra y 161 abstenciones.

Maria Arena, eurodiputada social demócrata belga, hacía ayer un afirmación en su ponencia que me deja perpleja: “Desde 1992, cuando se aprobó la directiva sobre permiso de maternidad, no hemos avanzado nada. Las mujeres no pueden esperar. Tienen derecho, si así lo desean, a ser mujeres, madres y trabajadores al mismo tiempo, sin ser discriminadas”.

¿Cómo es posible que quienes nos gobiernan no echen un vistazo a los datos antes de intentar legislar sobre nuestras vidas? La tasa de empleo de las trabajadoras que deciden ser madres cae en picado en toda Europa (por no decir en todo el mundo), mientras que ante el mismo hecho, la de los trabajadores que son papás se eleva sustancialmente. En los gráficos siguientes se ve nítido (y eso sin pararme a actualizarlos).

tasaempleo_mujeres_UE tasasempleo_hombres_UE

Y no, no sirven los permisos transferibles entre ambos progenitores, porque al final, quienes se toman el mayor tiempo disponible son las madres. Los datos del INE, del CIS y de la Seguridad Social son claros:

  • Las reducciones (= menos sueldo) de jornada por cuidado de menores o personas dependientes superiores a un mes las toman las madres (mujeres 21% frente al 2,1% de hombres).
  • Las excedencias (= sin sueldo) para el cuidado de menores y personas dependientes las toman mayoritariamente mujeres (94,5% y 85,22% respectivamente).
  • La atención de las niñas y niños es asumida por las madres en un 82%, seguida de las abuelas en un 8,5% y en tercer lugar el padre, con un 4,5% (CIS de marzo, 2014 ).
  • Las diez semanas del permiso de maternidad que pueden cederse al padre son tomadas mayoritariamente por la madre, sólo un 1,74 % de hombres lo coge. Y ojo, que la mayoría de papás, lo que sí cogen son sus 2 semanas de permiso propio e intransferible (un 83,80 % en 2014).

Y como no quiero ser repetitiva, pueden ver el resto de consecuencias nefastas para las mujeres que tiene la falta de equiparación del derecho al cuidado en esta entrada anterior que escribí con motivo de las declaraciones de la Sra. de Oriol o en esta otra más reciente sobre las consecuencias del PIAF, algo que constantemente estamos poniendo de manifiesto en la PPiiNA: sin permisos de maternidad y paternidad iguales, intransferibles y pagados al 100 por cien, las mujeres sufriremos más discriminación en el ámbito laboral (en el acceso, permanencia y condiciones), cuanto mayor sea la diferencia de nuestro permiso con el de los hombres.

Así que por favor, señoras y señores eurodiputados: hagan sus deberes en materia de igualdad real antes diseñar nuestras vidas, porque insisto, #LesPagamosParaEllo.

Dori Fernández Hernando es Graduada en Igualdad de Género por la URJC. Formadora y consultora freelance en igualdad de género, nuevas tecnologías y Prevención de Riesgos Laborales, colabora entre otras con SinGENEROdeDUDAS, CB., Comunidad de Conocimiento Profesional con Enfoque de Género. Actualmente participa en un proyecto formativo que lidera el Instituto Madrileño de Formación. Pertenece a la PPIINA y a la Asamblea de Mujeres de Córdoba Yerbabuena.

Campaña electoral: ¿nadie piensa en los factores T?

Por Elena Saura Elena Saura

En estos días de campaña electoral y de debates políticos se escuchan distintas propuestas para superar la desigualdad, la crisis y la pobreza. Redistribución de la riqueza, rescate ciudadano, reforma fiscal, cambio del modelo productivo, mejora de la sanidad y la educación… cada grupo político con sus propuestas, pero ninguna que fuerce a hablar sobre la distribución de los tiempos. ¿Habéis escuchado o leído en algún programa electoral estrategias claras para la redistribución del trabajo total?

'Mi mamá me mima'. Grafitti de Lorena Gil: http://www.lorenagil.com/2009/05/03/mi-mama-me-mima/

‘Mi mamá me mima’. Grafitti de Lorena Gil: http://www.lorenagil.com/2009/05/03/mi-mama-me-mima/

Mucha gente habla de trabajo como si se tratara solo del trabajo remunerado. ¿Y el trabajo doméstico y todos los cuidados que hacen que nuestras vidas sean sostenibles? ¿Y las actividades comunitarias que hacen de esta sociedad más llevadera? Ampliar el campo de visión a la hora de hacer el análisis es necesario si queremos que las políticas públicas no incorporen discriminaciones, porque si no comprendemos cómo funcionan los hogares no entenderemos como marcha el sistema económico.

Poner la vida en el centro y no a los mercados es uno de los reclamos de las feministas, que se suma al cuestionamiento de una visión exclusivamente economicista de la pobreza. El feminismo aporta la ampliación de este concepto, incluyendo la pobreza de tiempo y la pobreza oculta de la dependencia, además de la carencia de recursos y oportunidades. Insistimos en que para construir una sociedad más justa es vital que las propuestas además de hablar de rentas y de trabajo remunerado consideren el reparto de los tiempos y del trabajo total. Todos los pilares del bienestar (las familias, el estado, el mercado y la comunidad) deben repartirse los procesos y cuidados para la sostenibilidad de la vida y a día de hoy las mujeres se llevan el pedazo más grande del pastel con el consiguiente empacho y desazón.

No queremos que se hable solo de las diferencias salariales entre mujeres y hombres, de las desventajas de las mujeres (respectos a sus pares varones de la misma clase y condición) en el acceso al mercado laboral remunerado y la alta representación en los sectores más precarios, que también, sino que se incida además en las causas de dicha sobrerrepresentación y de la sobrecarga del trabajo doméstico que vivimos las mujeres.

Queremos T. T de tiempos de calidad, T de trabajos compartidos dignamente, T de tecnologías que faciliten la sostenibilidad de una vida que merezca la alegría de ser vivida (como dicen otras compañeras feministas) y T de transformación necesaria para hacer un mundo más justo y paritario.

Probablemente con un té en la mano y tal vez hablando por teléfono con alguna amiga lejana geográficamente coincidamos en afirmar que queremos nuestro tiempo para ser felices; y eso implica, entre otras cosas, cuidarse a sí misma, compartir todos los trabajos (remunerados y no remunerados) con nuestros pares y sentir armonía en y con nuestro entorno.

Ojalá que quienes diseñan e implementan las políticas tengan todo esto en mente (y en el corazón) y lo reflejen en los presupuestos y en las acciones. No es tan difícil aunque se empeñen en decir lo contrario: basta con que sumen profesionales con experiencia a sus equipos 😉

Elena Saura es economista, especialista en género y desarrollo y miembro del colectivo Tejedoras.

Asesinos de la igualdad

Por Flor de Torres Flor de Torres renueva

Los maltratadores asesinan a sus parejas o ex parejas. Pero son además asesinos de la igualdad. Asistimos a la lista interminable de mujeres víctimas de la violencia de género. Cuando matan separan la igualdad del género, propiciando la desigualdad. La llevan a su máximo exponente: el feminicidio.

Frente a ello hay que luchar porque esas palabras, ‘igualdad’ y ‘género’ sean un binomio indestructible. Tenemos que lograr que sea una expresión llena de contenido y de sonido para todos, y muy especialmente para las personas más jóvenes de nuestra sociedad. Para ello previamente consolidémoslas en la educación, no solo en los colegios, sino en la familia, en la sociedad. Llevémoslas a la vida. Destruyamos de forma fulminante las tretas de dominación ocultas de género, que tanto daño hacen y que aún siguen invisibles en forma de conductas micro machistas que impiden equilibrar los géneros en valores.

Pero tampoco desterremos a los maltratadores solos con sus condenas y penas, medidas y alejamientos, estigmatizándolos a su suerte. Es una obligación nuclear de la lucha contra la violencia de género trabajar con los maltratadores en tratamientos efectivos de reeducación en la igualdad de género. Este es el camino que necesitamos recorrer para que esa lista de mujeres e hijos asesinados no siga alimentándose: educación y reinserción.

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Las mujeres queremos derechos, no “paguitas”

Por Dori Fernández Dori Fernández

Vaya, parece que esta semana las mujeres “estamos de suerte”. Como nuestras cotizaciones a la Seguridad Social son a lo largo de nuestra vida como nuestros empleos, parciales y menor remunerados, debido al hecho de que nos ocupamos mayoritaria y amorosamente del trabajo de cuidados, al Gobierno se le ha ocurrido –en plena campaña electoral- complementar nuestras pensiones contributivas (jubilación, incapacidad y viudedad) con un porcentaje que va desde el 5 al 15 por ciento en función de si hemos tenido dos o más hijas/os para paliar esa injusta y desigual situación y en “apoyo a la maternidad y al reconocimiento del papel de las mujeres que deciden tener hijos” según reza la nota de prensa del Ministerio. Es una de las medidas estrella de su recientemente aprobado Plan Integral de Apoyo a la Familia (PIAF). Dicho sea de paso, aún no he encontrado el mencionado PIAF íntegro y definitivo por ningún sitio: ¡viva la transparencia!

Imagen de Knoll para el concurso de dibujo de ONU Mujeres. http://beijing20.unwomen.org/es/get-involved/comic-competition

Imagen de Knoll para el concurso de dibujo de ONU Mujeres. http://beijing20.unwomen.org/es/get-involved/comic-competition

Así que para paliar el cabreo que me produce la noticia de semejante propuesta, voy a ir por partes.

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La casa de Guita

Por Júlia SerramitjanaJulia Serramitjana

Guita es nepalí y acaba de perder su casa. Cuando la tierra tembló el pasado 25 de abril, estaba en una reunión de la comunidad en la que vive, en la zona rural de Champi, en el noroeste del país. Estar fuera de su casa la salvó. Sus dos hijos también consiguieron salir ilesos de la vivienda, antes que se desmoronara y se convirtiera en un montón de piedras y polvo. Están vivos y son afortunados por ello, pero todo lo que tenían se ha esfumado en segundos.

Guita está sola tratando de sobrellevar este drama. Su marido Ramés no puede estar con ella. Trabaja en la construcción en Dubai y les manda dinero cuando puede. Pudieron hablar días después del seísmo pero no podrá venir para ayudarles. Guita deambula por los escombros de lo que hace apenas minutos había sido su casa, intentando recuperar algunas de las cosas que han quedado sepultadas: cuadernos de texto de sus hijos, un jarro de agua y un plato.

Curiosamente, lo hace vestida con un ‘punjabi’, el vestido que los nepalíes tienen reservado para las fiestas y celebraciones. La imagen roza lo surreal. Es obvio que no hay nada que celebrar, pero es lo único de ropa que tiene ahora. La pudo recuperar porque la había llevado al costurero una semana antes del terremoto y ese edificio no sufrió daños. Así que fue a buscarlo y se lo puso.

Además de su casa, Guita a ha perdido las semillas para la próxima cosecha. Se ha quedado sin su medio de subsistencia.

Además de su casa, Guita a ha perdido las semillas para la próxima cosecha. Se ha quedado sin su medio de subsistencia. (C) Pablo Tosco / Oxfam Intermón

Ver esta imagen me hace estremecer. Hace años una máquina excavadora derrumbó en escasos minutos la casa en la que había vivido mi familia durante varias generaciones. En un abrir y cerrar de ojos desapareció todo lo que se había construido allí durante años y años. Las paredes, las habitaciones, los muebles, los olores y los sonidos a los que uno se acostumbra. Todo lo que habíamos vivido, compartido y aprendido en esa casa dejó de exisitir para transformase sólo en recuerdos que, de vez en cuando, rescata nuestra memoria. Recuerdo que, con la mirada clavada en el suelo, aún en shock y como si fuera un último intento para rescatar nuestro pasado, tratábamos de recuperar  objetos que se habían quedado dentro: un cuadro, unos platos de porcelana y una baldosa. Y es que una parte de nosotros  se quedaba entre esos escombros para siempre.

No sé si Guita habrá tenido tiempo de pensar mucho en eso. Con las lluvias monzónicas al caer, en su comunidad se apresuran para acondicionar cobertizos que les protejan hasta que puedan levantar edificaciones más sólidas. No pueden perder tiempo.

Además, Guita ha perdido todas las semillas de cereal que guardaba en su casa para la próxima cosecha y no tiene nada con lo que poder subsistir. Cuenta que su marido tratará de mandarle dinero y que sus vecinos la están ayudando. Ella también está ayudando en lo que puede para poder volver a la vida que tenían antes. Enfundada en su ‘punjabi’ de colores alegres en un escenario triste y gris, ahora le toca empezar de cero para volver a tener su casa, luchando para seguir adelante.

Júlia Serramitjana es periodista y trabaja en Oxfam Intermón