La violación como arma de guerra

Carmen Sarmiento

Por Carmen Sarmiento 

El año pasado descubrí el encuentro que bajo el nombre  de “Mujeres que transforman el mundo”, vienen realizando desde hace cinco años en Segovia. Estuve el año pasado y este no he querido perdérmelo.
Es un encuentro con mujeres de distintas partes del mundo, luchadoras, feministas, activistas… Aquellas mujeres con las que yo me encontraba en sus países, ahora vienen a Segovia. Las entrevistadoras son compañeras, amigas mías, grandes profesionales con las que me identifico en su quehacer.

Rosa María  Calaf entrevista a Helena Jorge en el V Encuentro de Mujeres que transforman el mundo. Imagen: Charo Mármol.

Rosa María Calaf entrevista a Victoria Nyanjura en el V Encuentro de Mujeres que transforman el mundo. Imagen: Charo Mármol.

Rosa María Calaf, colega de TVE, corresponsal en muchas partes del mundo y una gran profesional que nos ha acercado la realidad de otros países a nuestras casas, entrevista a Victoria Nyanjura, ugandesa. Victoria comienza a narrar su historia, sin mirar directamente a los ojos,  la cabeza baja, como quien todavía revive aquello que esta relatando. En 1996, cuando sólo tenía catorce años, fue secuestra en la escuela por un grupo paramilitar. Con ella secuestraron a 139 jóvenes más. 109 fueron liberadas y pudieron regresar con sus familias. Ella permaneció secuestrada durante 8 Años. Con el secuestro a las catorce años  ‘se acabó mi familia y mi libertad de opinión. Ahí empezó mi sufrimiento’, nos dice.

Cuando iban caminando largas horas con sus secuestradores, a no sabían donde y alguna pedía descansar, les «daban descanso eterno» y entonces aprendió a callar. Fue violada y obligada a casarse con un comandante de la milicia. Tuvo dos hijos a los que dio a luz sin ninguna asistencia médica. Desde Uganda la trasladaron a Sudán del Sur, donde en 2004  pudo escapar y reencontrarse con su familia que la acogió con los brazos abiertos. Victoria se siente afortunada porque no todas las chicas tienen esta acogida. Muchas son rechazadas por sus familias y sus comunidades, lo que en ocasiones las lleva al suicidio.

Helena Jorge en su casa de Mozambique, durante una visita de Carmen Sarmiento. Imagen: Charo Mármol.

Helena Jorge en su casa de Mozambique, durante una visita de Carmen Sarmiento. Imagen: Charo Mármol.


Sus padres y la fe que no había perdido en su calvario, la ayudaron a superar el dolor de todo lo vivido. Volvió a estudiar y se licenció en psicología para el desarrollo. Hoy ayuda a los niños afectados por la guerra, como sus hijos, en el Proyecto de Justicia y Rehabilitación y participa en un foro donde las mujeres abogan por la rendición de cuentas a causa de la violencia de género sufrida durante le guerra en el norte de Uganda.
La historia de Victoria me evoca la de tantas mujeres con las que me he encontrado en mis viajes, recuerdo a la mujer nicaragüense que secuestró  la «Contra”    y que  fue violada durante varios años por los contrarrevolucionarios.  Ella tenía previamente tres hijos y producto de las violaciones quedó embarazada de un cuarto.  Yorling  Ubeda me confesó con toda sinceridad que durante tiempo tuvo rechazo de su hijo pues le evocaba todo el sufrimiento vivido, hasta que poco a poco fue queriéndole

Durante el coloquio le pregunté a Victoria si le había pasado algo semejante  y me contestó que aunque el recuerdo de lo vivido en el cautiverio era muy doloroso todas las mujeres de la comunidad  decidieron que los hijos no eran culpables y debían quererles para que se integraran en la sociedad.

Y así  rememoro tantos documentales en los que entrevisté a mujeres víctimas de la violencia de género. Recuerdo especialmente la historia de Helena Jorge en Mozambique. Entre los años 1974 y 1975 Mozambique estuvo en guerra contra Portugal, la metrópoli colonial. En 1977 comenzó la guerra civil que duró dieciséis años  entre la Frelimo, de inspiración marxista y la Renamo de orientación derechista. Hubo un millón de muertos. Dos tercios de los refugiados y desplazados fueron mujeres y niños  a su cargo. El impacto de la guerra en la vida de las mujeres fue brutal.  Helena Jorge quedó discapacitada, con el cuello totalmente torcido, por el esfuerzo que le obligaron a hacer los militares, que previamente habían matado a su marido de un palo en la cabeza. ‘Me pusieron un saco de cien kilos de azúcar sobre la cabeza,- me contaba Helena- conseguí huir y fui arrastrándome. Me empezaron los dolores de parto y tuve dos gemelos en la selva. Estaba yo sola y los envolví en la tela de mi falda con la placenta y todo. Creo que escapé de una muerte segura pero estuve aterrorizada durante mucho tiempo’. A pesar del sufrimiento y de las secuelas que este acto atroz le dejo, Helena sonreía.

Quiero aprovechar estas líneas para agradecer al Ayuntamiento de Segovia y especialmente a su alcaldesa, Clara Luquero este espacio de encuentro entre mujeres de todas partes del mundo y la posibilidad de dar a conocer las vidas conmovedoras de estas mujeres sencillas y valientes. Verdaderas heroínas de la historia.

Carmen Sarmiento es periodista de información internacional y social. Ha dirigido en TVE series documentales como Los Marginados, Los Excluidos o Mujeres de América Latina.

3 comentarios

  1. Dice ser El_Soberano

    Este es el tipo de artículo que debería predominar por aquí. Muchas veces os leo y da vergüenza ajena, con unas quejas sobre cosas que calificaría de estupideces en grado máximo.

    Sin embargo, este artículo es la línea sobre la que el igualitarismo (lo siento, cada día me resisto más a llamarlo feminismo) debería trabajar. En ser iguales y en que l@s fuertes no abusen de l@s débiles.

    Desgraciadamente la violación se lleva usando como arma de guerra desde que el mundo es mundo. Y hasta que comprendamos que a las civilizaciones infradesarrolladas hay que darles palo hasta que aprendan a respetar a las persona, seguirá pasando.

    Comentaros, ya por curiosidad, que también se han practicado violaciones a hombres (con una frecuencia muy inferior, claro está) para romper su espíritu de lucha al «deshonrarlos» más veces de las que parece.

    En fin, es obligación de todos tratar de evitar la agresión a la integridad sexual de los demás, sea por el motivo que sea. En este barco debemos estar todos.

    13 abril 2015 | 09:52

  2. Dice ser Daniel L.

    me he debido haber equivocado. creí que la noticia iría sobre los cascos azules.
    igual son más de niños que de mujeres.

    13 abril 2015 | 10:21

  3. Dice ser Megamoya

    Estás perfectamente en tu derecho de llamarlo igualitarismo, al fin y al cabo son sinónimos (de hecho pienso que probablemente sea un término más acertado que feminismo).
    Y de paso te quitas de en medio cualquier relación etimológica que pueda tener con el «hembrismo»/»feminazismo», al cual algunos (los de siempre) llaman incorrectamente feminismo.

    14 abril 2015 | 19:30

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