Archivo de enero, 2015

Sin mujeres no hay democracia

Por Laura Hurtadolaura hurtado

La ausencia de mujeres en el nuevo Gobierno griego ha desatado las críticas de miles de personas en todo el mundo, ya sea a través de las redes sociales, en tertulias o debates en la calle. El hashtag #SinMujeresNoHayDemocracia ha sido trending topic y es que a la gente cada vez le cuesta más entender que no se incluya a las mujeres en los espacios donde se toman las decisiones. Allí donde, en definitiva, se decide lo que nos afecta a todos (y a todas).

Desde Oxfam Intermón promovemos la participación de las mujeres en la política. En la foto, asistentes al Congreso Mujeres y Paz de Colombia de 2013, donde se pedía más presencia de mujeres en las negociaciones de paz. (c) Pablo Tosco / Oxfam Intermón.

Desde Oxfam Intermón promovemos la participación de las mujeres en la política. En la foto, asistentes al Congreso Mujeres y Paz de Colombia de 2013, donde se pedía más presencia de mujeres en las negociaciones de paz. (c) Pablo Tosco / Oxfam Intermón.

Lamentablemente, estamos muy acostumbradas a que prescindan de nosotras en los círculos de poder. La presencia de mujeres en los parlamentos del mundo ronda el 14%. En las grandes empresas, en los puestos más elevados, también brillamos por nuestra ausencia. Y es bastante habitual que no se nos escuche en temas en los que tenemos mucho que decir, como por ejemplo, sobre violencia o el aumento de la desigualdad. Por ejemplo: las mujeres solo representan un 8% en las negociaciones de paz, aunque representan el 90% de las víctimas de las guerras, según la ONU.

Desde Oxfam Intermón hace muchos años que apoyamos a las mujeres para que participen activamente en todos los espacios de decisión. Ya sea en casa, en el trabajo, en las calles y las plazas, y también en los órganos de gobierno: locales, nacionales, regionales e incluso internacionales. Promovemos que se organicen, que se formen políticamente, para que puedan defender y exigir sus derechos. Que sus voces sean escuchadas donde se “cocina” su presente, y su futuro.

No es fácil meterse en política. Y menos para una mujer en el contexto antes descrito, ocupado principalmente por hombres. Hace poco entrevisté a una activista ecuatoriana, Johanna Izurieta, coordinadora de la Fundación Yerbabuena. Se acababa de inscribir a un movimiento político y presentado a unas elecciones y explicaba que se sentía ‘como una exploradora que se adentraba en una selva tupida, un gran desafío lleno de obstáculos’.

Su país, Ecuador, como Costa Rica y Nicaragua, son los únicos de América Latina que han conseguido paridad en la conformación de las listas para elección popular. Eso garantiza que sus Parlamentos tengan un elevado número de mujeres (en Ecuador es del 35%). ‘Un porcentaje que sería mucho más reducido, e incluso nulo, si no fuera obligatoria la paridad en la conformación de las listas‘, asegura Izurieta que sabe que ‘el acceso de las mujeres a la política es todavía difícil. Las mujeres debemos negociar en el seno de nuestras familias, por el tiempo que demanda la política. Y además, tener recursos o apoyos financieros fuertes para que la participación tenga posibilidades reales de elección’.

Sin embargo, las mujeres como Johanna, que han dado los primeros pasos en esta selva llamada política, no van a rendirse fácilmente. ‘Estoy convencida de que es importante que las mujeres tomemos todos los espacios públicos, realicemos propuestas de políticas públicas y exijamos el avance en nuestros derechos’. Ellas están haciendo camino para que otras mujeres las puedan seguir en esta odisea. Se necesita más preparación, más formación, y múltiples recursos para que haya más mujeres en el poder. Pero sin ellas, no habrá democracia. Sin ellas, el mundo no será justo.

Laura Hurtado es periodista y coordina el proyecto Avanzadoras de Oxfam Intermón.

Sí, es machismo

Mariana Vidal

Por Mariana Vidal 

Hay anécdotas muy tontas, pero muy reveladoras. Estos últimos días hemos asistido a un par de ellas. Todos tenemos problemas más graves, y son cosas que pasan todos los días. Por eso no les damos mucha importancia. Pero son expresiones de machismo.

La tenista canadiense Eugenie Bouchard. Imagen: EFE.

La tenista canadiense Eugenie Bouchard. Imagen: EFE.

La primera: un periodista deportivo le pide a dos jugadoras de tenis, a las que entrevista después de ganar sendos partidos, que se den una vuelta para que todos vean bien su vestido, y por lo tanto su cuerpo. Fue el fin de semana pasado, en el Open de Australia de Tenis. Es sólo una anécdota, al parecer, que una jugadora de máximo nivel mundial sea considerada antes un cuerpo y un espectáculo que una profesional del deporte que acaba de conseguir un gran resultado. Nadie le da mucha importancia a que un periodista deportivo piense que es el cuerpo de las jugadoras lo que interesa al público que sigue desde todo el mundo un torneo de primer nivel. No tiene gran importancia, pero como dijo Serena Williams: ¿le hizo la misma petición a Nadal, a Federer, a Djokovic? No, no se la hizo. Pues entonces, sí, es machismo.

La segunda: una concursante -también conocida por algunos como ‘princesa del pueblo’- de un programa de telerrealidad presuntamente ‘vip‘ opina sin ningún empacho que por qué van los hombres a fregar habiendo allí mujeres. No es que la opinante sea un referente moral de gran altura para la sociedad española, pero sus opiniones tienen una gran capacidad de difusión. Y sí, opinar que las mujeres son más idóneas que los hombres para realizar las tareas de fregado es una idea bastante extendida. Pero sí, es machismo.

La tercera anécdota son los comentarios que ha despertado la recomendación del Observatorio sobre la Violencia de Género sobre la conveniencia de erradicar los piropos. Como todo lo que cae en el ámbito de las costumbres, es algo a lo que socialmente estamos acostumbrados. Cuando se habla de acabar con ellos, hay quienes se vienen arriba defendiendo la presuntamente amenazada libertad de expresión del piropeador, y quienes evalúan el piropo en función de su carácter positivo y su buen gusto (pero si no tenía buen gusto quien te lo dijo, ya lo llevas puesto). La realidad es que se trata de una imposición: cualquier mujer que va por la calle no debería verse sometida a las opiniones no solicitadas de personas desconocidas sobre su aspecto físico. Y si esto ocurre, aunque sea algo muy sutil y muy corriente, aunque tenga ínfulas artísticas y poéticas, aunque el tipo lo haga con su mejor voluntad, es una perturbación y una invasión del bienestar de la mujer. Y sí, es machismo.

Mariana Vidal es comunicadora y especialista en América Latina.

Corresponsabilidad y malentendidos

SusanaMartinezNovo70

Por Susana Martínez Novo

Nuevamente se plantea desde instancias gubernamentales dar salida al Proyecto de Ley de corresponsabilidad parental, fundamentado entre otros motivos en el fomento de la responsabilidad de ambos progenitores para el ejercicio de las relaciones paternofiliales tras la ruptura de la convivencia.

La corresponsabilidad es fundamental en la crianza de los niños. Imagen: Towar / CC0 Public Domain

La corresponsabilidad es fundamental en la crianza de los niños. Imagen: Towar / CC0 Public Domain

Se olvida el legislador que la realidad social continúa azotando a las mujeres, siendo estas el sector que más se ha visto perjudicado por las medidas de restricción económica. La precariedad en el empleo afecta más a las mujeres, y son las mujeres las que más tiempo dedican al cuidado de la prole y de los mayores.

En este contexto, pretende nacer una ley sobre las bases de una premisa errónea. Me pregunto por qué no empezamos por fomentar las medidas de inserción laboral e independencia económica de las mujeres para lograr que la implicación de ambos progenitores sea análoga durante la convivencia y logrado este primer y básico objetivo, adaptamos la norma a la realidad social que se pretende regular.

Por otra parte, no existen en nuestro país estudios fundamentados sobre el efecto que las medidas de custodia compartida han tenido sobre los menores, cuando ha sido impuesta por nuestros tribunales, premisa que igualmente considero necesaria.

Pero es más, la custodia compartida es posible y ya está siendo acordada en la praxis de nuestros tribunales cuando las circunstancias del caso y el interés de los hijos e hijas así lo aconsejan.

En tal sentido es reiterada la jurisprudencia del Tribunal Supremo, y a tal efecto cito la reciente Sentencia nº 619/2014, de 30 de octubre de 2014, que establece que la guarda y custodia compartida se acordará cuando ‘concurran criterios tales como la práctica anterior de los progenitores en sus relaciones con el menor, y sus aptitudes personales, los deseos manifestados por los menores competentes, el número de hijos, el cumplimiento por parte de los progenitores de sus deberes en relación con los hijos y el respeto mutuo en sus relaciones personales‘.

También se establece que la custodia compartida conlleva como premisa la necesidad de que exista entre los padres ‘una relación de mutuo respeto, que permita la adopción de actitudes y conductas que benenficien al menor y no perturben su desarrollo emocional’.

La excesiva normativa y el exceso de celo, llevan al quienes legislan a introducir en el Anteproyecto de Ley de corresponsabilidad parental medidas tales como la posibilidad de otorgar una guarda compartida aun cuando ninguno de los progenitores solicite su ejercicio compartido, o incluso cuando sobre ambos puedan pesar indicios fundados de haber cometido actos de violencia, entre ellos o respecto de sus hijos e hijas. Esto conculca de forma palmaria el criterio lógico y razonable del Tribunal Supremo.

¿Es un buen progenitor o progenitora quien resuelve sus conflictos con violencia? ¿Puede considerarse en algún caso que un comportamiento violento redunda en interés del menor?

Considero que debemos hacer un llamamiento a la cordura, y más cuando se trata de decidir sobre el desarrollo y cuidado de nuestros hijos e hijas. Hay que dar un mínimo margen de confianza a los padres para que decidan sobre las medidas que van a regir el futuro de sus relaciones, interviniendo solo en caso de conflicto y, por supesto, sin llegar al punto de imponer por la fuerza lo que ninguno de los dos padres quiere.

Donde impere la sensatez, no tiene que imponerse la norma.

Susana Martínez Novo. Abogada y activista. Presidenta de la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres, participa también en la Asociación Española de Abogados de Familia.

La lideresa entre los líderes de Davos

Por Laura Martínez Valero Laura Martínez Valero

“En el lugar donde crecí, en Uganda, mi familia no tenía mucho, pero estábamos entre los más acomodados. Mi mejor amiga y yo íbamos al colegio juntas todos los días. Yo tenía un par de zapatos, ella iba descalza. En aquel momento no entendía por qué, y ahora tampoco. Es necesario combatir la desigualdad siempre, en todo momento”.

Las dos cara de la moneda Favelas al lado del rico distrito de Morumbi en Brasil (c) Tuca Vieira/Oxfam Intermón

Las dos caras de la moneda: favelas al lado del rico distrito de Morumbi en Brasil. (c) Tuca Vieira/Oxfam Intermón

Este año la reunión del Foro Económico Mundial (21 al 24 enero de 2015) en Davos, Suiza, es un poco diferente. En esencia es parecida a las ediciones de otros años, los principales líderes financieros, empresariales y políticos del mundo pensando juntos cómo resolver los problemas mundiales más acuciantes. Pero es diferente porque la desigualdad va a estar muy presente. En todos los sentidos. Empezando por la propia desigualdad existente en el foro, en el que la mayoría de líderes son hombres. De hecho, de los 2.500 líderes  presentes sólo el 17% son mujeres (425 en total). Una escasa asistencia que según el foro se debe a que ‘son pocas las que ejercen cargos de responsabilidad en sus organizaciones’.

Y siguiendo por la desigualdad como tema que debe estar presente en las agendas de estos grandes hombres. Eso es lo que va exigir una mujer, por lo que se ve de las pocas que hay allí. Se llama Winnie Byanyima y es directora ejecutiva de Oxfam, una organización internacional que trabaja por un mundo más justo. En esta edición, Winnie va a copresidir la reunión, entre los cuatro copresidentes restantes, que son hombres. Está allí con un único objetivo: hacer un llamamiento urgente contra la desigualdad, un tema en el que la organización (Oxfam Intermón en España) está centrando sus esfuerzos.

En un mundo en el que según las previsiones en 2016 el 1% más rico acumulará tanta riqueza como el resto de la población mundial (70 millones frente a 7.000 millones), la desigualdad se ha convertido en un tema de moda. Sin ir más lejos, por ejemplo, Obama presentó ayer su propuesta contra la desigualdad en el debate sobre el estado de la Unión. Y en nuestro país, ¿quién no ha oído hablar de ello a Podemos?

Pero a todo esto, ¿quién es Winnie y qué quiere exactamente?

(c) Oxfam

Winnie Byanyima (c) Oxfam

Winnie es ugandesa, tiene 55 años y es ingeniera. También es la primera directora africana que ha tenido Oxfam. Y ha sido muchas otras más cosas, como miembro del Parlamento ugandés, fundadora del primer grupo parlamentario de mujeres en Uganda y fundadora del Forum for Women in Democracy, una ONG de Uganda que defiende una participación igualitaria de las mujeres en los procesos de toma de decisiones.  Entre otras cosas.

Por tanto, Winnie lleva la lucha contra la desigualdad en las venas. No sólo de género, sino también económica, ya que ambas desigualdades están estrechamente relacionadas. Sólo 3 de las 30 personas más ricas del mundo son mujeres. Sin embargo, la inmensa mayoría de los trabajadores peor remunerados y con empleos más precarios son mujeres.  Esto repercute en muchos ámbitos, como el acceso a la educación, y sin duda ha influido a la hora de la ridícula representación femenina en el foro de Davos de este año (y de los anteriores). Además, es un círculo vicioso. Si las mujeres no tienen acceso a los espacios de decisión nunca se conseguirán medidas que reduzcan la desigualdad.

Winnie tuvo la suerte de estudiar. Su madre, maestra, conocía la importancia de la educación y lo consideró una prioridad. Es una suerte porque gracias a ello estos días Winnie va a exigir a los grandes líderes de Davos medidas concretas contra la desigualdad. Ya está bien de discursos. Ha llegado la hora de cambiar las reglas.

Tú también puedes unirte al movimiento global contra la desigualdad. Puedes informarte y firmar una petición para acabar con la desigualdad

Laura Martínez Valero trabaja en el equipo de comunicación de Oxfam Intermón y participa en el proyecto Avanzadoras,

Je suis Nigeria

Por María Solanas CardínMaría Solanas

Lo que no se cuenta, parece no existir, incluso cuando las dimensiones y la brutalidad de la masacre sobrepasan –con mucho- otros dramáticos atentados que han estremecido al mundo. En Nigeria, las acciones del grupo terrorista Boko Haram (que se puede traducir del hausa como “la educación occidental es pecado”) superan, desde 2009,  las 13.000 víctimas mortales. La violencia afecta, de manera particularmente cruel, a niñas y mujeres – que además de asesinadas y secuestradas, son obligadas a morir como bombas humanas por “pasar más desapercibidas y levantar menos sospechas” en los mercados y las plazas públicas-. Una violencia atroz y execrable que la pasada semana asesinó a 2.000 civiles en Baga. Pero, como tan acertadamente escribe Jesús Núñez,  Baga (Nigeria) no es Paris.

Manifestación.

Mujeres cristianas y musulmanas protestan contra el secuestro de niñas en Bauchi, Nigeria. Imagen de EFE / STR.

Gracias a Amnistía Internacional y otras organizaciones que trabajan en el terreno, la opinión pública ha conocido la masacre y el terror que están sucediendo en los estados del noreste de Nigeria. Sin embargo, lo que la magnitud y las consecuencias de la barbarie terrorista de Boko Haram exigen con urgencia es actuar. La condena internacional, la solidaridad con las víctimas, el foco informativo, o la movilización de la opinión pública -habiendo sido deseables y siendo aún necesarias- son ya absolutamente insuficientes. Con más de un millón y medio de desplazados huyendo del conflicto a otras zonas del país, y a los vecinos Camerún, Níger y Chad; más de 10.000 personas muertas en 2014 como consecuencia de la violencia; y  230 niñas secuestradas desde el pasado mes de abril, ha llegado el momento de pasar de la repulsa global y las campañas en redes sociales a la acción eficaz y la cooperación de la comunidad internacional para afrontar un problema que no es sólo de otros, y que ningún gobierno puede abordar en solitario. Que debemos asumir colectivamente porque amenaza la paz y la seguridad globales. También la nuestra. También somos Nigeria.

La marginación, la pobreza y la inestabilidad de los estados del noreste del país -a donde no llegan los beneficios del petróleo que han convertido a Nigeria en el primer productor del continente africano- requieren de un enfoque multidimensional que incluya no sólo medidas de seguridad, militares, de cooperación en materia de contra-terrorismo y de prevención de la radicalización, sino también y sobre todo, de un desarrollo inclusivo que ofrezca un horizonte vital a la población, en particular a los jóvenes de las zonas afectadas. El gobierno nigeriano debe abordar con mayor determinación un conflicto cuya magnitud y complejidad no hacen sino crecer. Las elecciones presidenciales del próximo mes de febrero deberían ser una oportunidad para asumir un compromiso firme en esa dirección. Hasta ahora las autoridades nigerianas han evitado por todos los medios que la violencia de Boko Haram “empañe” la campaña electoral. Tras la masacre y la destrucción de Baga, será difícil seguir ignorando el conflicto.

Con la ayuda de los países y organizaciones de la región, en particular de la CEDEAO y la Unión Africana es necesario poner en marcha una estrategia integral para lograr el fin de la violencia, y sentar las bases que prevengan la lacra terrorista. La próxima Cumbre de la Unión Africana, prevista para los días 23 a 31 de enero en la capital etíope Addis Abeba, y centrada, entre otros asuntos, en el 2015 como año del empoderamiento de las mujeres, no puede ser una ocasión perdida. La comunidad internacional, y en particular la Unión Europea, deben también contribuir a garantizar la paz y la seguridad en uno de nuestros vecinos del sur, cuya estabilidad es clave para el conjunto de la UE, y muy en especial para España. En su última reunión de diálogo político con la Unión Europea, Nigeria apeló a la cooperación permanente en materia de inteligencia, incluida aquella que afecta a las fuentes externas de financiación y al suministro de armas a Boko Haram. La Unión Europea no parece tener sentido de urgencia,  pero el margen para poder afrontar la amenaza con ciertas garantías de éxito es cada día más estrecho. No ignoremos, como hemos hecho hasta ahora, que también somos Nigeria.

María Solanas es Coordinadora de Proyectos en el Real Instituto Elcano. Privilegiada en los afectos, feliz madre de una hija feliz.

Agua: una buena noticia, si llega a ser realidad

Por Belén de la Banda @bdelabanda

Una noticia sobre las necesidades mundiales de agua en la portada de 20 minutos me ha vuelto a enfrentar a lo verdaderamente importante. He contado ya en este blog que una de las experiencias más impactantes para mí en los últimos meses ha sido asistir a la  lucha de las mujeres de Chad por el agua. El agua, incluida en su reparto de tareas no sé desde cuando, escasa, difícil de conseguir, y muchas veces de mala calidad, es un ‘tema del día’ permanente en la región de Mangalmé, en el centro-sur del país.Ellas son las encargadas de cargar con pesados cántaros (y más recientemente bidones) desde la fuente más próxima, que a veces está a cuatro o seis horas de distancia, y no es necesariamente agua buena. Sé que el de estas mujeres de Chad que he tenido oportunidad de conocer no es único, que su problema afecta a millones de personas, y no sólo en África.

Mujeres y niñas recogen agua a las orillas de una charca en Midjiguir (Región de Guera, Chad). Imagen: Belén de la Banda / Oxfam Intermón.

Mujeres y niñas recogen agua a las orillas de una charca en Midjiguir (Región de Guera, Chad). Imagen: Belén de la Banda / Oxfam Intermón.

He recordado cómo cambió la vida de Maïmouna tener una fuente de agua de calidad a menos de diez minutos de su casa. He pensado en cómo la construcción de un pozo de agua potable en Am-Ourouk puede ser una revolución para Sauda. He pensado en Achta y lo que sufre por las enfermedades de sus niños, debido a la falta de agua en su pueblo.

Por eso me ha alegrado leer que hay una iniciativa internacional, una propuesta tras la reunión de Naciones Unidas en Zaragoza, para actuar globalmente en el acceso al agua potable. Se propone que los países en desarrollo destinen un 1% de su PIB a construir infraestructuras hídricas.

En palabras de la directora de la Oficina de Naciones Unidas para la Década del Agua, Josefina Maestu. «No estamos hablando sólo de proyectos de servicios básicos, sino de gestión del recursos y de mejorar la calidad de las aguas»

770 millones de personas no tienen acceso a fuentes de agua potable, y 2.500 millones de personas carecen de acceso a un saneamiento adecuado. Para mí, éstas no son sólo cifras. Son rostros de mujeres africanas preocupadas por su salud y la de sus familias, son sus hombros fuertes cargando el balancín con veinte litros en cada hombro.

Aquí se pide un esfuerzo a los gobiernos de los países que tienen el problema. Pero todos tenemos mucho que hacer en términos de eficiencia. Es simplemente agua, pero no creo que haya nada más importante. Ojalá sea una noticia que se convierta en realidad.

Belén de la Banda es periodista y trabaja en el equipo de comunicación de  Oxfam IntermónAhora mismo empeñada en promover la campaña ‘cambia su agua, cambia su vida‘.

Matrimonio o muerte

Por Alejandra Luengo Alejandra Luengo

Hace menos de un mes, el 17 de diciembre, la actualidad escupió una noticia sin que tuviese la repercusión mediática que merecía: más de 150 mujeres y niñas fueron asesinadas en Irak por yihadistas al negarse a casarse con ellos.

Noticias que nos estremecen. Imagen de Óscar García Montes intervenida por TrasTando.

Noticias que nos estremecen. Imagen de Óscar García Montes intervenida por TrasTando.

Ahora, que desde Europa lloramos lo acontecido hace una semana en París, puede ser importante traer esta noticia de nuevo para ser conscientes de que las personas que más sufren la violencia por parte de los radicales islámicos, en este caso, el Estado Islámico, son los musulmanes, y sobre todo las mujeres.

Lo que contaban algunos medios internacionales sobre la masacre a mujeres y niñas es que sucedió al oeste del país, en la ciudad iraquí de Faluya, a unos 55 kilómetros de Bagdad. El Ministerio de Derechos Humanos de Irak lo denunció el pasado diciembre señalando que estas mujeres asesinadas fueron enterradas en fosas comunes, y que aquellas personas que intentaron evitar su asesinato fueron reducidas y encarceladas por los radicales.

Desde la comunicación del ministerio se señalaba: “Al menos 150 mujeres, incluidas las mujeres embarazadas, fueron ejecutadas en Faluya después de que se negaran a aceptar el matrimonio”, o. “Muchas familias también se vieron obligadas a emigrar de la ciudad del norte de la provincia de Al Wafa después de que cientos de residentes recibieran amenazas de muerte”.

En realidad lo que nos encontramos es explotación sexual y violación hacia las mujeres y niñas que la quieren camuflar en forma de matrimonio.Parece ser que dado que la prostitución, el adulterio y todo tipo de relaciones extramatrimoniales están prohibidas por el Islam, los radicales utilizan el casarse, aunque sea de forma temporal (horas, días), como una manera de poder tener relaciones sexuales (aunque no sean consentidas) ya que si existe un contrato matrimonial se pueden mantener relaciones. Todo un truco cargado de hipocresía, violencia, machismo y abuso.

Según se destacaba en la noticia los yihadistas ya habían distribuido panfletos donde señalaban que los combatientes tenían derecho a casarse con varias mujeres rehenes, aunque fuesen menores de edad, o parientes.

Es aberrante la interpretación sesgada que estos fanáticos hacen del Islam y el uso de la mujer como objeto sexual para su propia satisfacción personal en aquellos lugares por los que van pasando. Las voces de hombres y mujeres musulmanes clamando que ISIS no representa el Islam, cada vez tienen que ser proclamadas con más fuerza, sin miedo y con contundencia.

Estos fanáticos disfrazan la explotación sexual, uso y abuso de mujeres y niñas a través de múltiples matrimonios esporádicos, dejando a su paso heridas difíciles de cicatrizar entre aquellas personas con las que comparten misma religión. Estos fanáticos vulneran así derechos fundamentales de la persona; el derecho a elegir con quién estar y casarse, el no sufrir violencia sexual y por supuesto la legitimidad para decir NO y no morir por ello.

Alejandra Luengo. Psicóloga clínica,  combino la atención psicológica en servicios públicos con la consulta privada. Creo firmemente que se pueden cambiar las cosas y en esa dirección camino. Autora del blog unterapeutafiel.

Soy trabajadora doméstica en España

Por Laura Martínez Valero Laura Martínez Valero

He quedado con Teresa Moreno en una placita del barrio de Tetuán, en Madrid, una zona de gran diversidad cultural donde residen muchos inmigrantes, especialmente latinos. Esta ecuatoriana fuerte y decidida vino de Guayaquil a España en el año 2000 con mucha ilusión en la maleta y pensó que estaría de regreso en dos o tres años con bastante dinero ahorrado. Sin embargo, la situación que encontró aquí fue muy diferente.

Como muchas mujeres inmigrantes no tenía papeles y encontró trabajo en el sector doméstico, un sector en el que más del 80% de personas empleadas son mujeres (la mayoría inmigrantes). Comenzó haciendo suplencias y cuidando de personas mayores por periodos cortos de tiempo. Cuenta que estaba intentando conseguir los papeles por arraigo y que el mismo día que le iban a conceder la tarjeta, falleció la señora a la que estaba cuidando. ‘Yo fui a hablar con la hija y me dijo que no, que ya se había muerto su mamá, que ya no. Yo le decía a la señora: “aunque sea usted me contrata de nuevo, me firma… y yo pago las cuotas de la Seguridad Social’. Pero ella decía que no, que no y que no. Y como yo hay muchas que se han quedado sin papeles’, recuerda. Tras varios intentos consiguió la tarjeta de residencia, pero hasta ese momento la posibilidad de que la deportaran había estado siempre presente.

Teresa Moreno en el barrio de Tetuán, Madrid, a principios de enero. (C) Laura Martínez Valero/Oxfam Intermón

Teresa Moreno en el barrio de Tetuán, Madrid, a principios de enero. (C) Laura Martínez Valero/Oxfam Intermón

Teresa denuncia que privacidad del hogar y la vulnerabilidad de las mujeres trabajadoras, que en la mayoría de ocasiones no tienen ‘papeles’ y necesitan desesperadamente mantener una relación laboral estable para poder obtenerlos, es el pretexto perfecto para que se cometan abusos. Uno de los más frecuentes es que no las den de alta en la Seguridad Social. Y ahora, con la crisis es aún peor. Teresa denuncia que las mujeres se han convertido en una especie de máquina multiuso que por menor sueldo hacen más cosas: cuidan a personas mayores, limpian la casa, cocinan y cuidan a los niños.

Para evitar esta situación, Teresa tiene claro que lo fundamental es que las mujeres conozcan sus derechos laborales. Desde que conoció el Centro Pueblos Unidos, Teresa acude todos los sábados a las sesiones de trabajo. Allí, Teresa ha encontrado el respaldo de otras mujeres en su misma situación que se han convertido en su gran familia. Con la formación en derechos laborales, los cursos y la bolsa de trabajo que les proporciona el centro han aprendido a defender sus derechos y a quererse como mujeres. Su objetivo es exigir que se las vea como trabajadoras a las que hay que tratar con respeto. «No queremos pedir porque pedir es para que nos regalen. Es obligar a que nos den nuestros derechos, a que nos solucionen cosas», afirma.

Actualmente, Teresa aporta su experiencia en Pueblos Unidos a las recién llegadas para que no admitan ni soporten los abusos laborales a los que los españoles y españolas sometemos en muchas ocasiones a las empleadas domésticas. ¿De verdad no somos capaces de reconocernos en estas mujeres que han dejado su hogar en busca de mejores oportunidades? Teresa bromea y dice que ahora con la crisis ya no sólo recomienda a las inmigrantes que vayan a Pueblos Unidos, también se lo dice a cualquier española a la que ve en apuros.

A Teresa aún le queda algún tiempo hasta que pueda regresar a Ecuador, algo que anhela. Yo sé que cuando regrese las mujeres inmigrantes se quedaran sin una gran defensora, pero espero que para entonces la situación laboral haya mejorado para todos y todas. ¿Será verdad?

En Pueblos Unidos trabajan con las mujeres empleadas en el hogar para que sean conscientes de sus derechos y luchen por ellos. Así, realizan talleres de empoderamiento, de liderazgo y de participación ciudadana. Además prestan atención psicológica individual y ayudan a encontrar vivienda o asesoramiento jurídico.

Laura Martínez Valero trabaja en el equipo de comunicación de Oxfam Intermón y participa en el proyecto Avanzadoras, que recoge testimonios e historia de lideresas como María Teresa Moreno Astudillo.

Un clima para ¿medio mundo?

Por Anna Pérez Català Anna Pérez Catalá

Dicen que el 2015 es el año del cambio climático. Aunque esto ya se dijo en 2009. Pero mi pregunta es: ¿será posible parar el cambio climático sin contar con la mitad de la población del planeta? Cambio climático y género se entrelazan de muchas formas, pero parece que esto no es suficientemente apreciado por los políticos y negociadores.

Clima y género

Marcha del Cambio Climático en Lima, en diciembre de 2014. Imagen: Anna Pérez Català.

En diciembre estuve en Lima, asistiendo a la COP20, la Conferencia de las de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático. Como cada año, allí se discute el futuro de las emisiones que cambian nuestro clima, y los delegados intentan llegar a un acuerdo global que reduzca los gases de efecto invernadero y preserve nuestro planeta.

Hay 195 países en la Conferencia. Unas 3000 personas. Pero según un estudio de Womens’ Environment and Development Organisation sólo el 12-15% de los líderes de delegación son mujeres y, en general, sólo un 30% de las delegaciones son mujeres. La Conferencia lo intenta, y cada año organiza el día de género para discutir sobre los retos y casos de éxito de la inclusión de las mujeres en las políticas y acciones climáticas. Aunque, muy preocupantemente,  la mayoría de los asistentes a algunos de los actos son mujeres.

Como podemos ver, las Naciones Unidas son un reflejo de una situación global. Las mujeres no solamente se ven menos representadas en la organización que debe luchar contra el cambio climático, sino que además también son las más afectadas por este fenómeno. Los impactos del cambio climático, como la sequía, las inundaciones, los fenómenos meteorológicos extremos, la falta de seguridad alimentaria… afectan a las mujeres y a los hombres de manera diferente. Los mas afectados por el cambio climático son las poblaciones más pobres, y dentro de estas, el 70% son mujeres.

Al mismo tiempo, las mujeres juegan un rol principal en la adaptación y mitigación del cambio climático.  Ellas  son las responsables de la producción de alimentos, de la recogida de agua, y de procurar energía para cocinar y calentarse. También las que conocen las estrategias para afrontar los cambios en el clima y adaptarse a ellos, y tienen la innovación y emprendería para contribuir a la solución.

Pero parece que dentro de la Conferencia no todo el mundo ve esta importancia. De hecho, hasta 2007 no había ninguna referencia a temas de género en los documentos de la convención. Debido a esta falta de inclusión, en Lima se aprobó el Programa de Trabajo en Género, que pretende mejorar la consideración de este tema en las políticas climáticas. Pero no sin problemas.

En la segunda semana de la COP vimos una fuerte discusión en temas de lenguaje de este documento. Las palabras utilizadas eran ‘igualdad de género’, que pretende entender los diferentes comportamientos, aspiraciones y necesidades que tienen los hombres y las mujeres, y hacer que sean considerados, valorados y favorecidos de forma igual. Arabia Saudí, pero, propuso eliminar este concepto de todo texto negociado y utilizar ‘equilibrio de género’, que significa una igualdad numérica entre hombres y mujeres. Lo más impactante es que de toda la plenaria, sólo México se postuló en contra. Ninguno de los países desarrollados y supuestamente igualitarios lo hizo. El texto final, pues, tiene muchas menciones a equilibrio de género, y sólo una a igualdad. Un paso atrás para la inclusión del género en los temas climáticos.

El tema tampoco mejora en el acuerdo final de la COP. La ‘Llamada de Lima para la acción climática’, tan alabada por los medios de comunicación, sólo contiene una vez la palabra ‘mujeres’, y simplemente para decir que se estudiarán las oportunidades de mitigación teniéndolas en cuenta.

Hace falta mucho trabajo para conseguir una transversalización del género en las políticas climáticas, pero es muy necesario si queremos implementar políticas duraderas y eficaces. Y la falta de interés de un mundo masculinizado, bien simbolizado por el público ampliamente mayoritario de mujeres en la conferencia del día de género, es nuestra primera batalla.

Anna Pérez Català es ambientóloga especialista en el cambio climático.

El espejo de la igualdad

Flor de TorresPor Flor de Torres 

Hoy escribo en el nuevo año 2015 y mientras lo hago pienso en cifras y personas. Me imagino qué ocurrirá entre los días en que genero estas reflexiones y su publicación. Ignoro si cuando se edite habrá comenzado el contador de las víctimas de la desigualdad. De las víctimas mortales y de sus hijos. Qué historias y qué vidas encerrarán esas nuevas cifras del año 2015. Y mientras reflexiono con ustedes, me vienen a la mente las palabras de Leila Guerriero en un magnífico  artículo sobre de nuestra actitud contra la violencia de género:

‘Ayer mientras cenaba con el hombre con quien vivo –una cena más en mi vida de mujer a la que nadie ha tocado un pelo- pensé que en el mismo momento, la mujer sangrante podría estar hundiéndose bajo una lluvia de golpes o viviendo sus últimos minutos. Que esa noche fuera la misma noche para las dos (la misma luna, el mismo país, el mismo cielo) me pareció de pronto inmoral, insoportable.’

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Y es eso, nuestra actitud contra la violencia de género, la que genera y mide la altura de nuestra lucha. Si seguimos validando actos, acciones, chantajes, desvalorizaciones, insultos, gritos, lesiones, coacciones, agresiones, vejaciones entre nuestras parejas, o entre las parejas de nuestras hijas, de amigas nuestras o de nuestras hijas, de nuestros padres, de nuestros vecinos, familiares o sencillamente conocidos, estaremos alimentando historias que serán luego los recuentos de la violencia de género.

Si cuestionamos nuestros mecanismos de lucha  sin luchar, sencillamente mantendremos actitudes que siguen haciendo impune e invisible  la violencia de género. Y lo que es peor: cuestionada.

Hay un camino. Uno solo. El de la igualdad. Sin fisuras ni concesiones. Sin tregua y sin paz hasta encontrarla. Es el único antídoto contra la violencia de género.

Es ella, la igualdad, la que planta cara a la violencia. De frente. De igual a igual.  Y es la que gana. Porque es la desigualdad la que propicia esa fábrica de sentimientos que determina el desastroso resultado de la violencia.

Basta ya de apegos, de sumisiones, de amenazas, de coacciones, del uso de la  fuerza, del chantaje emocional, del  abuso, del acoso, de agresiones sexuales y de violaciones, de atentados a la moral, de  atropellos, de asesinatos y  de asesinos.

Miremos  al maltratador cara a cara  y digámosle  que no va a aliarse en la desigualdad y  atrincherarse en ella para que deje de extorsionar vidas a base de esa ventaja.

Necesariamente es hora de  dar un salto en el vacío a la igualdad.

Y así, siguiendo las reflexiones de Leila Guerriero, pienso en este país, esta ciudad, en esa mujer que sufre y que puede estar cerca de mí. Y que  compartamos los mismos espacios y el mismo cielo es absolutamente inmoral e insoportable.

Y por ello será nuestra actitud la firme aliada de la  intolerancia ante la desigualdad, la que determine la victoria, la que determine nuestra altitud contra la violencia hacia la mujer.

Sí. En la igualdad busquemos el único antídoto de la violencia de género que conozco  y casi casi la única salida. Para ello será nuestra actitud activa y combativa el único motor que nos hará sentirnos siempre   reflejados en su espejo que es la imagen que nos devuelve: Más igualdad.

Y este es un buen momento para recordar que la igualdad solo puede generar igualdad, lo semejante atrae a lo semejante y es que además se refleja en su espejo: en el bello y combativo espejo de la igualdad donde se proyecta y a la vez se refleja y expande.

Flor de Torres Porras es Fiscal Delegada de la Comunidad Autónoma de Andalucía de Violencia a la mujer y contra la Discriminación sexual. Fiscal Decana de Málaga.