Presupuestos Generales del Estado: ¿tacones y maquillaje?

Por María Pazos Morán  María Pazos

Un manifiesto firmado por un centenar de asociaciones feministas analiza los Presupuestos Generales del Estado para 2015 y su conclusión aparece clara y meridiana ya en el propio título ‘A las elecciones con tacones y maquillaje. Los PGE para 2015 se quedan muy lejos de atender los nuevos problemas y desigualdades; no digamos de abordar las ya existentes antes del actual desmantelamiento de nuestro aún precario estado del bienestar.

Para este análisis no ha ayudado el Informe de Impacto de Género del Proyecto de Ley de PGE 2015, ya que no se refiere ni a una sola cifra de los PGE 2015. Sus conclusiones, que ocupan la mitad de la página 509, tampoco contienen ninguna valoración de los PGE 2015. Eso sí, en ellas se repite el “axioma o principio básico” de que “todo gasto tiene impacto de género” y se declara la intención de “seguir desarrollando las técnicas de análisis de género”. Este curioso proceder, por raro que parezca, no es un caso aislado. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

Durante varias décadas, los llamados ‘organismos de igualdad’ han sido los encargados de aplicar las llamadas ‘políticas de igualdad’ con menos de un 1% de los presupuestos públicos. Mientras, los ministerios de siempre seguían (siguen) dedicando más del 99% del presupuesto a las políticas de siempre, y por supuesto cometiendo las injusticias de siempre.

En 1995, el Congreso de la ONU sobre las mujeres celebrado en Beijing llegó a la conclusión de que estas actuaciones marginales no podrán nunca llegar a compensar las desigualdades producidas por la corriente principal de las políticas públicas, y en consecuencia definió la ‘estrategia del mainstreaming de género’.  Pero ¿cómo cambiar la corriente principal? A la vista de los pobres resultados, diez años más tarde cobró fuerza la idea de que debían analizarse, y cambiarse, todos los presupuestos públicos; lo que se conoce como ‘incorporación de la perspectiva de género a los presupuestos públicos’.

 

Alternativas para la igualdad. Imagen: TrasTando.

¿Maquillando el presupuesto para que siga siendo el mismo?. Imagen: TrasTando.

Pues bien, hoy estos términos han sido adoptados por los gobiernos, pero también desactivados. Así, existen unidades de mainstreaming de género por doquier, como la del Instituto Europeo de Igualdad de Género (EIGE), que tiene como misión exclusiva ‘desarrollar métodos, herramientas y  buenas prácticas‘. También hay múltiples experiencias de presupuestos con perspectiva de género, muchas de ellas en países que conculcan los más elementales derechos de las mujeres. Como señala Mary Daly, “la tendencia más extendida es la de centrarse en herramientas y procedimientos, sin considerar la desigualdad de género como un problema estructural”.

En efecto, para incorporar la perspectiva de género a los presupuestos basta con eliminar las partidas que promueven la desigualdad e incluir las necesarias para garantizar los derechos de todas las personas, sin desdeñar los de las mujeres. Hoy sabemos cuáles son esas partidas. Sabemos, por ejemplo, que en el gasto fiscal por tributación conjunta de los matrimonios es antisocial y especialmente pernicioso para las mujeres casadas. Con la partida prevista en 2015 por ese concepto podría equipararse el permiso de paternidad al de maternidad, tal como propone la PPIINA. Naturalmente, ambas operaciones deben realizarse conforme a un plan progresivo, pero el camino puede trazarse hoy.

Otro ejemplo: la universalización de la educación infantil y de la atención a la dependencia es perfectamente posible y altamente rentable, también mediante un plan de implantación progresiva. Claro que para ello es necesaria una reforma fiscal de signo contrario a la que está a punto de aprobarse. Y así sucesivamente.

No cabe duda de que los estudios, las consultorías y los informes pueden ser necesarios, pero también pueden convertirse en una coartada para el inmovilismo. Es urgente debatir y luchar por el cambio estructural hacia una sociedad en igualdad total.

 

María Pazos Morán es licenciada en Matemáticas por la UCM y máster en Estadística por la Universidad de Harvard. Actualmente trabaja en el Instituto de Estudios Fiscales (Ministerio de Economía y Hacienda, España), desde donde coordina la línea de investigación ‘Hacienda Pública e Igualdad de Género’. Una de las personas promotoras del llamamiento urgente ante la reforma fiscal que prepara el Gobierno. Su último libro publicado es ‘Desiguales Por Ley‘. Pertenece a la PPIINA y al Fórum de Política Feminista

3 comentarios

  1. Dice ser PepitoGrillo

    <>

    Quisiera saber porqué es antisocial, y especialmente «pernicioso» para las mujeres casadas.

    ¿Acaso no pueden hacer la tributación por separado o conjuntamente, según mejor les convenga?
    ¿En algún punto del PGE discierne entre hombres o mujeres?
    Entonces, ¿cómo se sabe que será así de perjudicial?

    ¿O es que se está dando por hecho que las mujeres casadas cobran menos que los hombres? ¿Y las solteras? ¿Y las que han formado pareja de hecho?

    Una afirmación tan simplista y generalista que no hay por dónde cogerla.

    19 noviembre 2014 | 08:27

  2. Dice ser Antonio Larrosa

    El tipico presupuesto del gobierno sea el que sea , siempre se basa en la ley inmutable del 3 por %.
    , me imagino

    Clica sobre mi nombre

    19 noviembre 2014 | 09:39

  3. Dice ser Maria Pazos

    PepitoGrillo, aquí alguna referencia sobre por qué la declaración conjunta de los matrimonios es antisocial y especialmente perniciosa para las mujeres casadas:
    http://www.ief.es/documentos/recursos/publicaciones/revistas/presu_gasto_publico/64_Medialdea.pdf
    Más referencias y explicaciones en el capítulo 3 de Desiguales Por Ley
    http://www.catarata.org/libro/mostrar/id/891
    Gracias por vuestros comentarios!

    20 noviembre 2014 | 12:51

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