Pobre y europea

Por Belén de la Banda @bdelabanda

He recordado esta imagen que se convirtió en el icono de la Gran Depresión en Estados Unidos mientras leía un informe sobre la crisis en Europa.  La trampa de la austeridad documenta el impacto de las políticas de recorte de la Unión Europea durante los años de la crisis, y presenta un panorama desolador: entre 15 y 25 millones de personas más caerán en la pobreza (y se  sumarán a las 120 millones que ya están en esa situación en nuestro continente ‘desarrollado’). Lo que reflejan los datos sobre el presente y el futuro de las mujeres europeas es muy preocupante.

Imagen de una mujer en la Gran Depresión de Estados Unidos

‘Madre emigrante’ imagen tomada por Dorothea Lange en California en 1936 que se convirtió en un símbolo de la la Gran Depresión de Estados Unidos

Estas políticas de austeridad castigan a la clase media, a las familias empobrecidas, y, como puede verse en distintos, y demoledores, datos del informe, a las mujeres. Cuando los gobiernos europeos han recortado los presupuestos de sus políticas sociales (Grecia, Letonia, Portugal y Rumanía sufrieron una reducción de más del 5% en este ámbito en 2011), los servicios básicos han incrementado su coste para los grupos más débiles de la población. Las mujeres suelen ser las principales responsables del cuidado de los niños y de las personas dependientes, y por ello se han visto afectadas de forma desproporcionada: recortes en las subvenciones por hijos a cargo, ayudas para vivienda, prestaciones por incapacidad y otras prestaciones sociales. Esto supone una carga que limita de forma grave su acceso al mercado laboral: al no tener apoyo con los menores y dependientes, es difícil cumplir un horario fuera de casa.

Las reducciones de gasto sanitario en algunos países han producido un efecto durísimo. En Lisboa, alrededor del 20% de los clientes de las farmacias no utilizan sus recetas porque no pueden pagar su parte de los medicamentos. Este 20% lo componen básicamente desempleados, mujeres y pensionistas.

Las medidas de reducción de personal en el sector público perjudican especialmente a las mujeres en algunos países, como en el Reino Unido. Hay muchas más mujeres funcionarias, y estadísticamente, cuando hay despidos, habrá más mujeres sin trabajo en un sector que hasta ahora era relativamente estable.

Cuando se abandonan las políticas sociales, se echan por la borda con gran facilidad las políticas de protección social para las familias más desprotegidas, o las medidas de conciliación para madres y padres con hijos. Por no hablar de la equiparación entre los permisos de paternidad y maternidad, que ante ‘una situación de crisis’ quedan aparcados y no se negocian ni en los convenios ni en las nuevas leyes. Todas las medidas de igualdad efectiva, que apoyan a la mujer y permiten el bienestar del conjunto de la sociedad, están en la cuerda floja.

El informe no sólo denuncia esta situación, sino que plantea muchas alternativas. Una de las claves de mejora que me han parecido más interesanes es conectar el empleo con la protección social: dar valor a algunos trabajos relacionados con el cuidado de los niños o personas dependientes, que actualmente no están remunerados, o no lo están en la medida  de su importancia para nuestra sociedad europea. Y por supuesto, las políticas de igualdad en el trabajo: apoyo en guarderías infantiles, horarios flexibles para padres y madres, permisos y bajas iguales por maternidad y parternidad. En definitiva, cuidar de lo más básico.

Hoy se presenta en Madrid el informe La trampa de la austeridad y los datos de pobreza y desigualdad en España con la participación de Teresa Cavero, José María Vera, José Juan Toharia, Marta Nebot, Sol Gallego Díaz y Federico Poli. Será a las 19 horas en el Círculo de Bellas Artes y requiere confirmación a la dirección rinstitucionales@intermonoxfam.org. También se puede seguir por streaming en www.intermonoxfam.org/austeridad y comentar en twitter 

 

Belén de la Banda es periodista y trabaja en el equipo de comunicación de Intermón Oxfam

 

5 comentarios

  1. Una forma muy simple de medir el nivel de bienestar de un país es observando su porcentaje de clase media. A mayor volumen de personas que forman parte de este grupo, mejor repartida estará la renta de un país. El aumento o disminución de la clase media está estrechamente relacionado con la distribución de la riqueza, de la renta, que se genera en un país.

    Durante las últimas dos décadas, en España, las políticas redistributivas de la renta han servido para ensanchar la distancia entre la población de más ingresos y la de menos, este dinámica implica a la vez que la clase media se vaya reduciendo, ya que las políticas redistributivas aplicadas han servido para empobrecer a la mayoría de la población y enriquecer a la minoría.

    La clase media, en la década dorada, vio aumentar su capacidad de consumo (compraba más, se permitía hacer vacaciones de miles de euros, etcétera). Como todo iba bien, y no faltaba trabajo -es decir ingresos-, la forma de aumentar su capacidad de compra era endeudándose (el precio del dinero era el más bajo de la historia), ya que el poder aumentar el consumo les permitía alcanzar la “felicidad”. Este endeudamiento lo incentivó y permitió el sistema y a la vez lo estimuló. No tiene nada que ver con la responsabilidad, sino con la concepción de formar parte a una clase social, que requería mantener determinados niveles de consumo (vivienda, coche, vacaciones, ropa, casamientos, comuniones,…).

    Ahora dicen que sois los culpables de qué el país esté en crisis, por favor, no os dejéis engañar. Los culpables han sido los grandes directivos de las entidades financieras que diseñaron infinidades de productos financieros para facilitar el consumo (el sobreendeudamiento) y de esta forma aumentar sus beneficios. En segundo lugar, la dejadez y complaciencia de los dirigentes políticos que lo permitieron.

    Esta historia o sueño se ha acabado. Habéis trabajado duro pero sois un 20 o un 40 por ciento más pobres que hace cinco años, además, el Fondo Monetario Internacional considera que se han de reducir los salarios un 10 por ciento más y empeorar las condiciones laborales. El único consuelo que queda es que hay personas que están peor, y que con un poco de suerte pensáis que os podéis escapar del grupo de excluidos sociales.

    Vuestros hijos y vuestras hijas, éstas aún más por el simple echo de ser mujeres, tienen un porvenir muy negro y, si quieren intentar conseguir algún trabajo con un cierto nivel retributivo, han de emigrar hacia los países ricos de esta deidad que es Europa, siempre insatisfecha y cruel con sus ciudadanos, que reclama más y más sacrificios “humanos” como en los tiempos antiguos.

    La crisis económica actual, provocada por los segmentos más ricos de la sociedad y los gobernantes europeos, aconsejados y legitimados por el Fondo Monetario Internacional, la está padeciendo la mayoría de la población, el 90% de la población de menos ingresos. Las políticas que se han aplicado han estado al servicio de este 1 por ciento de la población más rica perjudicando al resto de los ciudadanos.

    Este 1 por ciento ya no se conforma en sobreexplotar a la población de los países en vías de desarrollo, no es suficiente, necesita desmantelar el estado del bienestar que hay en los diferentes países desarrollados y, a la vez, evitar que se traslade a las nuevas economías emergentes. Ahora aquella negligencia política y económica que provocó esta grave crisis económica la hemos de pagar “todas y todos”, en realidad el 90% de la población. El 1 por ciento de la población de más renta continua teniendo el mismo nivel de ingresos, en el peor de los casos, o quizás lo han aumentado y el 9 por ciento lo forman los “vigilantes” y grandes protectores del 1 por ciento que continúan viviendo muy bien.

    La pobreza esta empujando y penetrando en nuestra sociedad, pero algunos sectores de la clase media piensan que si se portan bien se podrán escapar de esta situación de empobrecimiento, pero olvidan demasiado a menudo, que los que dirigen el mercado nunca están satisfechos, y que, como aquellos dioses crueles de la antigüedad, necesitan sacrificios a pie del altar: austeridad, es decir, bajada de salarios, disminución de los derechos sociales, empeoramiento de las condiciones laborales, reducción de las becas de estudios o de comedor, incremento del coste sanitario y de la educación, aumento de los recibos de la luz y del agua, etcétera y que los adinerados paguen menos impuestos.

    La única forma de salir de esta situación no es buscar una alianza con la clase dirigente, con los súper ricos, pues estos no quieren repartir los beneficios que se están apropiando. Si la clase media quiere sobrevivir se ha de aliar y cooperar con la masa de la población de menos ingresos y han de hacer piña todos juntos y presionar, o si no verán que cada vez son menos y con menos ingresos. Porqué el que está demostrado empíricamente es que los ricos son cada vez más ricos, los pobres son cada vez más (aumento de las personas pobres) y más pobres (cada vez con menos ingresos) y, que la clase media se está empobreciendo y a la vez reduciendo. Todos juntos venís a representar el 90 por ciento de la población que está sometida al 1 por ciento más rico, que es el poder real (los dioses del “mercado”).

    El sueño de la noche de verano ha finalizado y se ha de buscar una salida. Ésta existe y es la revuelta social, pacífica por supuesto, hacer un cambio de políticas, de dirigentes y de escala de valores en la que se mueva la sociedad actual. Se ha de mostrar y dejar en evidencia la corrupción, pero sobretodo se ha de participar en la política. Se ha de ser activo no pasivo. Se ha de luchar para potenciar los valores sociales y de respeto a los derechos humanos, sino la sociedad irá a peor y vuestros hijos y vuestras hijas no os lo perdonaran. Se les está dejando una sociedad peor, más pobre, con menos derechos y que solamente prevalecerá el dinero como moneda de cambio entre las personas y no la convivencia, la solidaridad y la cooperación. Las sociedades las forman personas y por lo tanto los dirigentes de éstas tienen la obligación de servirlas y no de aprovecharse de ellas. Habéis de ser activos para conseguir el bien común.

    Joan Pere Enciso i Rodríguez | Departamento de Economía Aplicada. Universidad de Lleida. Portavoz Lleida Social.
    nuevatribuna.es | 20 Agosto 2013

    18 septiembre 2013 | 08:48

  2. Dice ser Vergonzoso

    «Las medidas de reducción de personal en el sector público perjudican especialmente a las mujeres en algunos países, como en el Reino Unido. Hay muchas más mujeres funcionarias, y estadísticamente, cuando hay despidos, habrá más mujeres sin trabajo en un sector que hasta ahora era relativamente estable.»
    En ese caso, deberías pedir igualdad, tantos hombres como mujeres para ese puesto no?
    Muchas veces hablais sin daros cuenta de como faltais al respeto a los demás.
    O es que lo que pides es el despido de hombres y no el de mujeres? es lamentable que esto no sea considerado sexismo. De verdad

    18 septiembre 2013 | 10:01

  3. Dice ser Brisha

    «pacífica por supuesto»

    Y una

    Lo que se requiere es un cambio radical y sangriento. Lo mas sangriento que ha cometido la humanidad, acorde a lo que esta ocurriendo.

    Si bien es cierto lo que el articulo y el primer comentario dicen, y suscribo casi todas esas palabras..

    En futuro se escribe con la sangre de los inocentes, nos toca a nosotros defender el presente.

    18 septiembre 2013 | 17:29

  4. Dice ser susi

    Lo digo y lo repito: la maternidad es el lugar más peligros en el q podemos estar las mujeres. Al menos tal y como está planteada, es una carga y una trampa a para las mujeres, por muy mal y muy feo q suene es la purísima verdad. Los únicos países que realmente apoyan y respetan la maternidad son Noruega, Suecia, Dinamarca y poco más. En el sur de Europa, directamente, parecen no haberse enterado de que las mujeres ya no vivimos por y para los niños y la casa. Y eso q aunq la incorporación al mercado laboral ha sido más tardía q en el norte de Europa, ya llevamos más de 30 años de forma masiva en el mercado laboral. Sin embargo, parece q las sociedades mediterráneas y más concretamente la española, prefieren mirar hacia otro lado.
    La única respuesta posible es la que ya se propusiera hace más de un siglo como medio para evitar proporcionar carne de cañón al sistema: la huelga de úteros. La parejita, modelo de familia ideal a con el que muchos aún sueñan, ya es cosa del pasado, de los 70 u 80. Ahora es el tiempo del hijo único o no tener hijos directamente. Ya se sabe: sueldos chinos, horarios chinos…pues reproducción tb a la china…
    TEned en cuenta que cada vez están todos los procesos más automatizados y cada vez se necesita menos mano de obra. En los 70-80 se tardaba 3 días en hacer un coche. Hoy se tarda 12 horas. Lo lógico sería q se redujeran las jornadas laborales de 8 a 6 horas diarias, como ya sucedió hace un siglo. Pero eso no va a suceder, habida cuenta de la apatía y el conformismo q destilamos. Por lo q habrá q buscar la solución inversa: que haya menos gente.
    Y bueno, ya verás cd empice en serio el problema del envejecimiento. Si antes las mujeres dejaban el mercado laboral por los hijos ahora lo dejarán para cuidar de sus mayores, porque claro, los hombres ya os digo yo q no lo van a hacer. Y si no, tiempo al tiempo.

    19 septiembre 2013 | 17:33

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