Archivo de septiembre, 2013

Aida Quinatoa: lideresa por tradición

Por Laura Martínez ValeroLaura Martínez Valero

¿Qué lleva a una mujer a convertirse en la cara visible de un movimiento social? Cuando Aida Quinatoa llegó a España en el año 2000, como consecuencia de la crisis que sufrió Ecuador entre 1998 y 2002, ninguno de nosotros se tomó la molestia de conocer su historia. Era una más entre miles de inmigrantes ecuatorianos.

La crisis llamó a nuestra puerta y nos sorprendimos. Esas cosas sólo ocurrían en otros países de por ahí, de América Latina. Aún así, seguimos sin mirar a los inmigrantes. ¿Qué iban a saber ellos de lo que estaba ocurriendo aquí? Y precisamente ellos fueron las primeras víctimas de los desmanes de los bancos y cajas de ahorros españoles.

Aida fue una víctima más de la estafa de los avales cruzados. Como requisito para acceder a su hipoteca, tuvo que avalar a otros inmigrantes a los que ni siquiera conocía y a su vez otros inmigrantes la avalaron a ella. El resultado, obviamente, fue un efecto dominó. Cuando algunas personas dejaron de pagar, cayeron todas las demás. Lo que no sabían las cajas de ahorros ni los ‘banqueros ladrones’, como les llama Aida, es que esta mujer tiene pasado. Muchos inmigrantes ya han pasado por estas y otras situaciones de injusticia en sus países y no se van a callar.  Porque Aida, originaria de una familia campesina quechua, ha sido educada en un valor fundamental: ‘el valor de la solidaridad y del compartir’. “Mi abuelo me dijo: ‘Nunca te olvides de tu gente’”. Y desde niña nunca lo ha hecho.

Aida Quinatoa en la sede de CONADEE en Madrid

Aida Quinatoa en la sede de CONADEE en Madrid

Así que se puso en marcha y como presidenta de la Coordinadora Nacional De Ecuatorianos en España (CONADEE) organizó el 20 de diciembre del 2008 la primera manifestación para visibilizar su situación. Aunque invitaron a la prensa española, no asistió. No había interés. Habría que esperar hasta que comenzaran los desahucios a españoles para que los medios se fijaran también en los inmigrantes.

Y es que los españoles hemos estado dormidos. Creo que es justo que se nos reproche. “Con el 15M los españoles se dieron cuenta de que la lucha es el único camino, de que es posible cambiar el mundo”, explica Aida. En Ecuador, existe una Sociedad Civil fuerte, acostumbrada a exigir cambios en el poder. Y en muchos, muchísimos,  casos son las mujeres de las comunidades quienes tiran de los demás para organizarlos y reclamar derechos. ‘Cuando una mujer decide no hay fuerza humana que la pueda parar”, afirma Aida.

Desde 2011, Aida es portavoz en Madrid de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH) y ahora sí cree que van a lograr grandes cambios. Ya no hay diferencia de nacionalidad. Todos, españoles e inmigrantes, acuden unidos por un problema común: las prácticas abusivas de los bancos.

Es triste que hayan tenido que esperar a que los españoles, que creíamos que los emigrantes y los que perdían sus casas eran ‘los otros’, nos hayamos caído del pedestal. Sin embargo, aún podemos lograr el cambio. “Hay que seguir adelante, pero con alegría. En España hay mucha alegría. Y esa alegría tiene que salir a flote ahora y ayudarnos a construir”.

Aida Quinatoa estará presente en el encuentro de mujeres Avanzadoras que organiza Intermón Oxfam los próximos 10, 11 y 12 de octubre en Madrid. Allí, podrá compartir experiencias con otras mujeres que avanzan y hacen avanzar a sus comunidades en la construcción de una sociedad más justa.

Laura Martínez Valero es estudiante de Periodismo y Comunicación Audiovisual. Colaboradora del equipo de comunicación de Intermón Oxfam.

Romper la invisibilidad: una mujer emprendedora

Por Susana Martínez Novo SusanaMartinezNovo70

Vivimos tiempos grises, difíciles, marcados por una grave crisis económica que está teniendo un fuerte impacto en nuestro país, en nuestra sociedad, y especialmente en las mujeres. ¿Por qué digo especialmente en las mujeres? Pongo unos cuantos  ejemplos, el primero de ellos muy gráfico:

Percentiles de salarios anuales Unidad: euros.  Fuente: Encuesta de estructura salarial 2010. INE.

Percentiles de salarios anuales
Unidad: euros.
Fuente: Encuesta de estructura salarial 2010. INE.

Las mujeres siguen percibiendo salarios más bajos por igual trabajo. La brecha salarial se intensifica en momentos de crisis. Esto repercute igualmente en las prestaciones que recibirán en caso de desempleo, y en las pensiones. Otro dato relevante es que las mujeres tardan más en conseguir su primer empleo o en reincorporarse al mercado laboral. En época de crisis los despidos y el desempleo tienen un mayor impacto  en la población femenina que en la masculina.

Y también es mucho mayor el impacto en las mujeres que sufren cualquier tipo de violencia. La baja autoestima , el aislamiento y las secuelas de las agresiones son factores que marcan de forma sustancial el desarrollo de la vida personal y familiar de estas mujeres. Todavía recuerdo una mujer que cada vez que hacía una entrevista de trabajo tartamudeaba hasta el punto de bloquearse y enmudecer, por lo que tardó años en incorporarse al mercado laboral.  Cuando rompió la espiral de la violencia no volvió a tartamudear.

La conciliación sigue siendo una cuestión puramente femenina. En 2010, pese a nuestro creciente impulso en el mercado laboral, la mujer dedicaba 4,25 horas al trabajo en el hogar, frente a las 2,28 horas del hombre, según datos del INE recogidos por el Consejo Económico y Social. Estos datos se han visto agravados con la suspensión de la aplicación de la Ley de dependencia, que provoca que vuelva a recaer sobre las mujeres el peso personal y económico del cuidado de nuestros  mayores y de aquellos familiares que sufren algún tipo de discapacidad Según la encuesta de población activa publicada por el INE en relación al periodo 2011, las mujeres que trabajan a tiempo parcial lo hacen en un 15,9 % por razones de cuidado de niños , adultos enfermos incapacitados o mayores, mientras que los varones lo hacen en un 1,7% por esas mismas razones. Cuando lo pienso, me da miedo que más de la mitad volvamos a sumirnos en la invisibilidad de la que ni tan siquiera habíamos acabado de salir, pese al incuestionable avance experimentado en los últimos decenios.

En este panorama gris, hay sorpresas y ejemplos que nos iluminan como ejemplo de valentía y emprendimiento. Como el caso de Verónica Celdrán que en abril presentó el libro ‘Sabores: otra manera de comer’Haciendo uso de todo su  potencial y no sin esfuerzo, la autora ha conseguido romper el silencio de la violencia, superar varios problemas de salud y escribir un libro,  en este caso enfocado a la salud, la alimentación y el gusto por la vida, que comienza por la propia satisfacción que nos produce  comer.

Portada del libro Sabores: otra manera de comer

Portada del libro Sabores: otra manera de comer

Verónica, como algunas otras mujeres que he conocido, es una emprendedora que no se ha dejado arrastrar por la enfermedad y que ha sacado adelante a su familia con mucho esfuerzo y dedicación, pero sin renunciar a su propia vida. Quien la vea ahora no creerá todo lo que ha pasado en su vida. Ella me ha enseñado que en la vorágine de actividad desenfrenada en la que nos vemos todos envueltos, mujeres y hombres, es necesario dedicar media hora a pasear, pensar en una misma y reflexionar. Porque si nos cuidamos a nosotras y a nosotros mismos podremos relacionarnos de una forma más sana y saludable con los demás y brillar con fuerza y energía, como brilla Verónica.

En su presentación muestra cómo despejar una mañana gris, un panorama gris, un tiempo gris, con un pensamiento positivo: ‘Si no puedo levantarme me imagino que soy Audrey Hepburn en desayuno con diamantes’

 

Susana Martínez Novo es abogada y activista. 

Cristina Kirchner y la polémica de las calzas

Por Mariana Vidal Mariana Vidal

¿No hay otra cosa por la que criticar a una mujer política que por sus ropas? Estos días, una absurda polémica sobre la ropa de la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner ha calentado los medios y las redes sociales. Las calzas en Argentina son lo mismo que los leggings o las mallas en España. Kirchner las llevó en un acto público, y se desataron los comentarios sobre si le quedaban bien o mal, si eran adecuadas al protocolo del acto, a su edad o a sus circunstancias.

La Presidenta de Argentina en un acto público (Imagen 20 minutos)

La Presidenta de Argentina en un acto público (Imagen 20 minutos)

Ella, por supuesto, no perdió ocasión de alimentar la polémica desde su propia cuenta en Twitter. Quizá porque, a pesar de que no es santa de mi devoción, tiene un sentido de la oportunidad peculiar. Sabe que mientras se hable de ropa, no se habla de corrupción, de la gestión del país ni de otros intereses oscuros. Y aprovechando para calificar de frívolos a los dos medios con los que mantiene su enconada pelea:

Tuits de Cristina Fernández sobre las críticas a su ropa

Tuits de Cristina Fernández sobre las críticas a su ropa

 

¿Serían estas críticas posibles hacia un presidente hombre? ¿Cómo es posible que en el siglo XXI se siga midiendo a las mujeres por su apariencia, obviando -para bien o para mal- el cargo que ostenta, o la función para la que ha sido elegida? Son muchos los dirigentes notoriamente mal vestidos, en América Latina y en España (o ridículamente bien vestidos, o con agujeros en los calcetines cuando van a visitar una mezquita), y ninguno despierta semejante polvareda. Al César lo que es del César, sea mujer u hombre.

 

Mariana Vidal es comunicadora y especialista en América Latina

El mundo en la mano de Cristina Durán

Por Belén de la Banda @bdelabanda

Creo que Cristina Durán escribe con la mano derecha. Con ella traza increíbles líneas que discurren por el mundo de las emociones, del sentido común, del sufrimiento y de la esperanza.  También dibuja las líneas del compromiso, porque convertir en novela gráfica una difícil circunstancia familiar requiere abrir al escrutinio público algo más que el propio arte, y pensar mucho más allá del propio bienestar y de la propia tranquilidad.

Cristina y Miguel Ángel observan a Laia desde el otro lado del cristal. Viñeta de portada de Una posibilidad entre mil

Cristina y Miguel Ángel observan a Laia desde el otro lado del cristal. Viñeta de portada de Una posibilidad entre mil

Una posibilidad entre mil es el libro donde Cristina Durán y Miguel Ángel Giner Bou cuentan la historia del nacimiento y los primeros años de su hija mayor, Laia. A los dos días de su nacimiento, una parálisis cerebral irrumpe y pone la vida de la pequeña en grave peligro. Cristina y Miguel Ángel se agarran a una posibilidad entre mil. En los dibujos de Cristina para el guión que los dos escriben conjuntamente, una mancha negra avanza por la viñeta cada vez que aparece un mal pronóstico, un nuevo riesgo. Es la mancha negra que hemos sentido en nuestro corazón, en nuestra respiración, los madres y padres de niños con problemas de salud: una mancha que muchas veces se disuelve, pero que otras veces sigue ahí porque no existe disolvente para ella.  La mancha contiene todo lo malo que puede ocurrir. Es especialmente oscura e injusta, porque nosotros podemos sufrir pero no es justo ni soportable que sufran nuestras hijas, nuestros hijos.  Pero los dibujos de Cristina también ayudan a poner límites a la mancha, a dibujar sonrisas en el rostro de Laia, a llevar hacia ella los abrazos de quienes la quieren. Laia es única y tiene que llegar lo más lejos que pueda, y ser tan feliz como pueda. Hay mucho por hacer para lograrlo, no es fácil pero se puede. Sé que Una posibilidad entre mil ha ayudado a muchas familias, y profesionales, y se ha convertido en una obra de referencia. Uno de esos libros que ayudan a vivir.

En su segundo libro en común, la mano de Cristina nos lleva al colegio con Laia, y mucho más allá: a Etiopía para adoptar a su segunda hija, Selma. También ahí los amigos adoptantes se han sentido muy identificados con algunos momentos del proceso de adopción… Y con la montaña rusa de lidiar con la burocracia y la vida cotidiana en un país lejano donde todas las claves son diferentes. Esta segunda novela gráfica del proyecto en común se llama La máquina de Efrén.

La máquina de Efrén

Y más allá de los comics para adultos, una recomendación de mis hijos: el oportunísimo Pillada por ti , descargable y gratuito, que tiene varias claves para los adolescentes sobre cómo entender y decodificar la violencia sexista, y prevenirla o protegerse de ella.

Portada y aplicación web de Pilllada por ti

Portada y aplicación web de Pilllada por ti

Los dibujos de Cristina, y los proyectos comunes con Miguel Ángel, son páginas para el consuelo y para la denuncia; para la emoción y el activismo. Esta tarde estarán en la Social Good Summit de Madrid, un evento mundial donde se hablará de cómo el arte puede cambiar muchas cosas. Empezando por nuestra manera de verlas y sentirlas.

 

Belén de la Banda es periodista y trabaja en Intermón Oxfam

Naima: ¿Dónde empieza la fresa?

Por Marcela Ospinaxcervera9622marceOspinaIO2013_low

Ya no hay fresas en el mercado. La temporada ha pasado y pienso en Charifa, Naima, Jamila, tres mujeres marroquíes que posiblemente hoy no traigan dinero a casa para que ellas y sus familias puedan comer. Basan su sustento en la principal actividad laboral para las mujeres del norte de Marruecos: la industria de la fresa.

Miles de ellas trabajan desde muy temprana edad, y en condiciones adversas, en campos de cultivo de fresas y fábricas que empaquetan o congelan estos frutos para exportarlos, principalmente a la Unión Europea. No son campesinas dueñas de sus tierras. Son asalariadas temporeras, obreras incansables de manos delicadas que surten nuestras despensas.

Naima muestra sus manos cortadas por el trabajo en la fresa. Imagen de Pablo Tosco

Naima muestra sus manos cortadas por el trabajo en la fresa. Imagen de Pablo Tosco

Durante los meses intensos de la cosecha, entre febrero y mayo, las mujeres pueden llegar a trabajar doce horas seguidas bajo el sol completamente encorvadas, descansando solo media hora a lo largo de todo el día. Pero en los seis meses de inactividad, estas mujeres deben rebuscar un sustento alternativo porque lo que cobran diariamente en la época de cosecha no es suficiente para ahorrar y poder subsistir el resto del año.

Cuando conocí a Naima en marzo de este año le estaba “robando” tiempo precioso de atención a su hija para responder a las preguntas que le hacíamos el periodista Bru Rovira y yo. Después de la entrevista empezaba su turno nocturno en el que durante 10 horas y de pie trocea fresas en un eterno silencio, a pesar de estar rodeada de otras 600 mujeres. La vimos emprender la marcha resignada a vivir una noche más de malos tratos por parte del capataz, a ser testigo tal vez de algún abuso sexual, que ya ha visto ocurrir donde trabaja.

Hoy Naima debe estar limpiando casas o viviendo de la caridad de sus familiares. Estará deseando que crezcan fresas en los campos, propiedad de grandes empresas marroquíes y españolas, para volver a la fábrica. Y aunque sus condiciones laborales allí aun no sean dignas,  es posible que no tenga más alternativa que pedir, una vez más, un puesto en la fábrica si quiere comer, pagar el colegio de su hija o hacer frente a una posible enfermedad.  Esta próxima temporada se esforzará en parecer más joven porque para las mayores de 30 años ya no hay oportunidades en el sector, y ella, con 31, sabe que su futuro se complica.

Pero el futuro también puede ser el desenlace alentador de un cambio en su vida, que empezó a gestarse cuando una compañera le habló de derechos laborales. La invitó a una reunión de una asociación apoyada por Intermón Oxfam y no solo entendió que tenía derecho a algo tan básico como un contrato y por ende, a beneficiarse de la protección social, sino que aprendió a leer y escribir.

Con estas poderosas herramientas es posible que Naima decida buscar suerte en otro sector o bien, que inicie una pequeña revolución en la fábrica para que el resto de sus 600 compañeras aprendan a exigir sus derechos.

Yo también espero que vuelva la temporada de fresa. Quiero saber cómo ha cambiado la vida de Naima y de aquellas mujeres valientes que se atreven alzar su voz a pesar de que su entorno las quiere calladas y sumisas.

 

Marcela Ospina es periodista y trabaja en Intermón Oxfam.

Sociedades desequilibradas

Por Sole Giménez sole gimenez

Siempre recomiendo a mis amistades un libro  que me regalaron hace tiempo pero que me pareció muy clarificador:  El cerebro femenino, de Louann Brizendine.

En él se estudian desde un punto de vista de la neuropsicología los diferentes modelos de comportamiento que durante la vida de una mujer su celebro va adoptando, tanto el pequeño cerebro de una bebé como el de la adolescente o el de la mujer madura.

http://nosolo100cia.wordpress.com/2013/01/09/cada-cabeza-es-un-mundo/#more-74

Cerebro masculino y femenino. Imagen del blog nosolo100cia.wordpress.com

Leyéndolo llegué a entender el porqué de muchos comportamientos y acciones que a lo largo de mi vida he tenido, incluso atisbé qué estaba ocurriendo en la cabeza de mi hija adolescente. De su lectura también deduje que muchas veces tanto hombres como mujeres nos vemos reducidos a meros combinados hormonales por mucho que queramos añadir sentido común a nuestra existencia.

Entendí por ejemplo que los humanos somos seres sociales pues nuestra supervivencia depende de la permanencia en una manada. Dentro de la tribu la mujer por su débil condición física depende más de los otros y tiene la imperiosa necesidad  de comunicarse lo mejor posible pues es su mejor o única arma, de ahí nuestra mayor predisposición a la comunicación. Comprendí que nuestro cerebro femenino nos impulsa a huir del conflicto, aunque a algunos les cueste creerlo, pues sabemos por herencia ancestral  que nuestra vida y la de nuestra crías en caso de conflicto siempre saldrán perdiendo.

Y tenemos que buscar y ser empáticas casi por la fuerza pues al  ponernos en la piel del otro, al entenderlo, podremos ayudarle y podremos contar con su ayuda cuando la necesitemos, lo que es muy importante para la supervivencia. Siempre buscaremos formar parte activa del grupo al que necesitamos para que nuestra descendencia y nosotras mismas sobrevivamos.

¿Y por qué digo todo esto teniendo el título que tiene este pequeño texto? Porque creo que estas cualidades que las mujeres hemos ido desarrollando por necesidad, son las que muchas veces se echan en falta en nuestras desequilibradas sociedades: capacidad de dialogo, empatía y buena comunicación para evitar los conflictos.

Estos últimos días cuando veo los gravísimos sucesos que están ocurriendo en algunos países árabes pienso que gran parte del problema  es producto de sus grandes desequilibrios sociales, entre otros, el nulo papel  que ocupa  la mujer en esas sociedades. No veo que estén por ninguna parte, ni que se las tenga en cuenta, sólo están para sufrir las consecuencias, para salir heridas o para morir.

Me pregunto ¿dónde está la voz de las egipcias, las sirias, las turcas, las israelíes, las palestinas, las afganas? Una sociedad no puede avanzar sin el apoyo, la presencia, el compromiso y la voz de  todos sus miembros, a todos los niveles, también la de más de la mitad de su población.

Los occidentales hemos avanzado mucho en este sentido en nuestras diferentes culturas y lo hemos hecho también gracias a que se ha permitido una mayor presencia femenina en todos los ámbitos, algo que esta dado lugar a una nueva situación social más equilibrada donde nos vamos acercando a la justa igualdad y que es sólo el principio de la sociedad del futuro.

No es ni mucho menos un remanso de paz ni por ello dejan de cometerse grandísimos errores y todavía queda muchísimo por hacer, pero sí que de alguna manera el hecho de que nuestras mujeres tengan acceso a la educación, a la sanidad, a la justicia, al empleo, etc. y puedan ejercer sus derechos en igualdad de condiciones, hace que en nuestra sociedad  por fin se escuchen sus voces, nuestras voces, que la mayoría de las veces tienden al diálogo y a la comprensión y huyen del conflicto por naturaleza.

Esa, en mi opinión, es la voz que debe empezar a escucharse en los países árabes: la voz de sus mujeres, la voz de su futuro. Y hasta que no sea así, su sociedad  desequilibrada seguirá sufriendo enfrentamientos radicales.

 

Sole Giménez. Como mujer me siento unida a la tierra. Como madre, unida a la humanidad. Como cantante mi voz está al servicio del arte. Como persona estoy comprometida con la felicidad de mis semejantes y dispuesta a darles cada día lo mejor de mí.

¿Cómo acabar con la violencia contra las mujeres en la India?

Por María Solanas  María Solanas

Amanat fue el nombre con el que los medios de comunicación de todo el mundo se refirieron a Jyoti Singh Pandev, joven estudiante india de 23 años que, en diciembre del pasado año, fue violada en Nueva Dehli por cinco hombres y un menor, muriendo dos semanas después por las brutales heridas que le habían causado sus violadores. El asesinato de Amanat conmocionó a la sociedad india, que se movilizó para exigir medidas eficaces que eviten y castiguen estos crímenes contra las mujeres. Sólo en 2011 las cifras oficiales registraron 25.000 agresiones sexuales, en un país donde sólo se denuncia el 10% de los abusos.

Mujeres de la India reclaman sus derechos

El pasado 10 de septiembre, el tribunal que juzgó su caso condenó a la pena de muerte a cuatro de los cinco adultos que violaron y asesinaron a Amanat. Junto con mi rechazo sin matices a la pena de muerte, comparto plenamente con Amnistía Internacional que esta condena no pondrá fin a la violencia contra las mujeres en India. Para acabar con esta lacra es necesario, como también subrayó el pasado mes de enero Oxfam India, un conjunto de medidas legislativas, institucionales y sociales, incluyendo la presencia de las mujeres en todos los niveles de representación, y un mayor esfuerzo para cambiar creencias y actitudes. Para conseguir, en definitiva, un verdadero cambio social.

La Constitución y las leyes indias garantizan la igualdad entre hombres y mujeres. Los matrimonios infantiles, la dote o los abortos selectivos, están prohibidos en el país. Sin embargo, según el último informe de TrusLaw, el 47% de las mujeres son obligadas a casarse antes de alcanzar la mayoría de edad. Se calcula que en las últimas tres décadas se han producido unos 12 millones de abortos selectivos de niñas, y que entre 25.000 y 100.000 mujeres son asesinadas cada año en disputas sobre la dote. Para lograr el cambio social, a medio y largo plazo, se requieren, además de cambios legales, medidas educativas y de empoderamiento de las mujeres, en particular una mayor presencia política.

Un estudio del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), realizado en casi 500 poblaciones indias, y publicado el pasado año por la revista Science, muestra cómo la presencia de las mujeres en política influye positivamente en l@s adolescentes. El estudio, que analizó 8.000 adolescentes indi@s y sus padres, demostró que la existencia de mujeres gobernadoras ha tenido un marcado impacto en las adolescentes y en sus familias, aumentando las expectativas, las aspiraciones profesionales y el rendimiento educativo de las jóvenes, por un efecto de imitación de modelos.

Educar desde edades tempranas, ofreciendo modelos y referentes de mujeres en ámbitos políticos de decisión, tiene un impacto directo en la infancia y la adolescencia, y es esencial para conseguir un verdadero cambio social en el país, donde sólo un 11% (61 sobre un total de 545) de los miembros del Parlamento nacional son mujeres. Como revela el estudio sobre adolescencia de UNICEF de 2012, más de la mitad de l@s adolescentes indi@s (el 57% de los chicos y el 53% de las chicas) encuentra justificable que un marido golpee a su esposa.

La visibilidad de una mujer contribuye a la visibilidad de todas las mujeres. En la India, además, las mujeres en política constituyen imprescindibles modelos de respeto a los derechos fundamentales, de lucha contra la discriminación y de igualdad. En recuerdo de Amanat, éste, y no la condena a muerte de quienes la violaron y asesinaron, debería ser el camino a seguir.

 

María Solanas es experta en public affairs y relaciones internacionales. Entusiasta del diálogo hasta la extenuación, y convencida del poder transformador de la política. Privilegiada en los afectos, feliz madre de una hija feliz.

Pobre y europea

Por Belén de la Banda @bdelabanda

He recordado esta imagen que se convirtió en el icono de la Gran Depresión en Estados Unidos mientras leía un informe sobre la crisis en Europa.  La trampa de la austeridad documenta el impacto de las políticas de recorte de la Unión Europea durante los años de la crisis, y presenta un panorama desolador: entre 15 y 25 millones de personas más caerán en la pobreza (y se  sumarán a las 120 millones que ya están en esa situación en nuestro continente ‘desarrollado’). Lo que reflejan los datos sobre el presente y el futuro de las mujeres europeas es muy preocupante.

Imagen de una mujer en la Gran Depresión de Estados Unidos

‘Madre emigrante’ imagen tomada por Dorothea Lange en California en 1936 que se convirtió en un símbolo de la la Gran Depresión de Estados Unidos

Estas políticas de austeridad castigan a la clase media, a las familias empobrecidas, y, como puede verse en distintos, y demoledores, datos del informe, a las mujeres. Cuando los gobiernos europeos han recortado los presupuestos de sus políticas sociales (Grecia, Letonia, Portugal y Rumanía sufrieron una reducción de más del 5% en este ámbito en 2011), los servicios básicos han incrementado su coste para los grupos más débiles de la población. Las mujeres suelen ser las principales responsables del cuidado de los niños y de las personas dependientes, y por ello se han visto afectadas de forma desproporcionada: recortes en las subvenciones por hijos a cargo, ayudas para vivienda, prestaciones por incapacidad y otras prestaciones sociales. Esto supone una carga que limita de forma grave su acceso al mercado laboral: al no tener apoyo con los menores y dependientes, es difícil cumplir un horario fuera de casa.

Las reducciones de gasto sanitario en algunos países han producido un efecto durísimo. En Lisboa, alrededor del 20% de los clientes de las farmacias no utilizan sus recetas porque no pueden pagar su parte de los medicamentos. Este 20% lo componen básicamente desempleados, mujeres y pensionistas.

Las medidas de reducción de personal en el sector público perjudican especialmente a las mujeres en algunos países, como en el Reino Unido. Hay muchas más mujeres funcionarias, y estadísticamente, cuando hay despidos, habrá más mujeres sin trabajo en un sector que hasta ahora era relativamente estable.

Cuando se abandonan las políticas sociales, se echan por la borda con gran facilidad las políticas de protección social para las familias más desprotegidas, o las medidas de conciliación para madres y padres con hijos. Por no hablar de la equiparación entre los permisos de paternidad y maternidad, que ante ‘una situación de crisis’ quedan aparcados y no se negocian ni en los convenios ni en las nuevas leyes. Todas las medidas de igualdad efectiva, que apoyan a la mujer y permiten el bienestar del conjunto de la sociedad, están en la cuerda floja.

El informe no sólo denuncia esta situación, sino que plantea muchas alternativas. Una de las claves de mejora que me han parecido más interesanes es conectar el empleo con la protección social: dar valor a algunos trabajos relacionados con el cuidado de los niños o personas dependientes, que actualmente no están remunerados, o no lo están en la medida  de su importancia para nuestra sociedad europea. Y por supuesto, las políticas de igualdad en el trabajo: apoyo en guarderías infantiles, horarios flexibles para padres y madres, permisos y bajas iguales por maternidad y parternidad. En definitiva, cuidar de lo más básico.

Hoy se presenta en Madrid el informe La trampa de la austeridad y los datos de pobreza y desigualdad en España con la participación de Teresa Cavero, José María Vera, José Juan Toharia, Marta Nebot, Sol Gallego Díaz y Federico Poli. Será a las 19 horas en el Círculo de Bellas Artes y requiere confirmación a la dirección rinstitucionales@intermonoxfam.org. También se puede seguir por streaming en www.intermonoxfam.org/austeridad y comentar en twitter 

 

Belén de la Banda es periodista y trabaja en el equipo de comunicación de Intermón Oxfam

 

La mujer perfecta no existe

Por Susana Martínez Novo SusanaMartinezNovo70

El otro día al salir del juzgado una mujer lloraba porque sus hijos  trasladaban su residencia a la de su padre en Madrid. Acababa de firmarlo en un Convenio Regulador. Se reprochaba no haberlo hecho suficientemente bien durante los ocho años en que ella había tenido la custodia. Se preguntaba qué estaban pensando el juez y la fiscal cuando revisaban el convenio. Qué pensarían sus familiares y amigos, porque había firmado un cambio de custodia.

Sus hijos tienen 16 y 14 años, viven en Alicante y ahora han decidido trasladarse a Madrid, donde tienen más posibilidades de estudiar lo que quieren y su padre les espera con algo de miedo, pero con los brazos abiertos. El problema no son los hijos, ni los intereses de los padres, que en este caso han decidido de mutuo acuerdo dar a sus hijos la oportunidad de opinar y de abrir sus horizontes y sus expectativas.

Ella lo había enfocado como una nueva ruta para toda la familia.  Desde fuera, todos le hacían verlo como una renuncia o un fracaso.

Los medios nos ofrecen imágenes idílicas de madres famosas. Angelina Jolie con sus hijos.

Los medios nos ofrecen imágenes idílicas de madres famosas. Angelina Jolie con sus hijos.

Yo le pregunté por los estudios de sus hijos, y me respondió que el mayor es muy buen estudiante y la pequeña, con algo más de esfuerzo, va aprobando todas las asignaturas. Nunca han tenido problemas de relación social, ni de integración y tienen una salud formidable: ‘No veas cómo comen…‘. También le pregunté  por su trabajo y me comentó que  durante determinados periodos  había conseguido colaboraciones como periodista en distintos medios de comunicación. Ahora que podía dedicar  más tiempo y energía a su profesión, tenía buenas expectativas laborales.

El problema es que la sociedad exige a la mujer ser ‘buena madre’ , ‘buena esposa’ y ‘mejor profesional’. En este caso, durante ocho años esta madre había dedicado la mayor parte de su tiempo a sus hijos, y no sin esfuerzo, en diversas ocasiones, lo había compatibilizado con su trabajo. En mi opinión, esta mujer es una esforzada de la vida, pero ella se ve como una fracasada. Había engordado más de diez kilos desde que se había planteado la posibilidad de que sus hijos se fueran de su casa.

Yo me pregunto: ¿qué hay de malo en que una familia se organice de la forma que mejor considere?. ¿Por qué nos empeñamos en seguir pensando que  La vida de toda mujer, a pesar de cuanto ella quiera simular – o disimular- no es más que un eterno deseo de encontrar a quien someterse. (Medina, revista de la Sección Femenina, 13 de agosto de 1944)”

Deberíamos ir asumiendo que las ‘mujeres 10’ no existen ni en las películas…  Aunque los medios nos las pinten color de rosa.

 

Susana Martínez Novo. Abogada y activista. Presidenta de la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres, participa también en la Asociación Española de Abogados de Familia.

El triple exilio

Por Margarita Saldaña MargaritaSaldaña

Cirelda, cubana, amaba su país, pero las circunstancias que vivía su hija en España la impulsaron a partir y a quedarse: la vida no es siempre lo que uno planifica; ahora me siento exiliada‘.

Muchas mujeres migrantes experimentan el exilio en múltiples registros. Primero se sienten arrancadas de su tierra de origen, de sus costumbres, de sus vínculos y de su cultura. Después, al tratar de arraigarse de nuevo en el país de llegada, las condiciones laborales que encuentran en el empleo doméstico como internas van construyendo una prisión simbólica de la que resulta muy difícil salir.

http://www.filmaffinity.com/es/film154271.html

Imagen de la película ‘Las chicas de la sexta planta’, sobre empleadas de hogar españolas en Francia en los años 60.

En este nuevo exilio, las mujeres no disponen de un lugar propio que garantice su privacidad. María llegó a España en el 2009, procedente de Argentina, donde trabajaba como administrativa. Al igual que tantas otras, pretendía hacer realidad el sueño de su madre, aunque para ello tuviera que renunciar al suyo propio: ‘vine porque mi madre soñaba que un hijo suyo estuviera en Europa, y además no quería que ella trabajara más‘. Para María, la ausencia de un lugar en el mundo se resume en algo tan concreto como las prácticas de sus empleadores: ‘a veces te faltan al respeto. Te vas de vacaciones con ellos, y si llega algún amigo te quitan la habitación‘.  Entonces tiene que conformarse con un rincón en la sala de estar, donde se la vea lo menos posible.

A pesar de compartir el techo con la familia empleadora, los roles están perfectamente definidos y no queda espacio para la confianza. Ser tratadas ‘como objetos, como esclavas‘, y sufrir la humillación de obedecer las veinticuatro horas del día representan experiencias habituales: ‘un día, cuando me iba a sentar a la mesa con ellos, la madre me dijo que cada uno tenía su lugar para comer‘.

Un lugar para comer y un lugar para dormir, aunque ciertamente la jornada de quienes trabajan como internas deja escaso margen para la vida personal. La ley marca jornadas de diez horas, pero los datos muestran una realidad muy distinta que vulnera gravemente el derecho al descanso. La mayoría de las internas trabajan al menos doce horas diarias; se levantan antes que los demás para atender a cada uno, y no se pueden retirar hasta que todos han cenado y la cocina queda arreglada. Es frecuente, además, que por las noches tengan que asistir a los niños si lloran y que les exijan estar a disposición de cualquier necesidad e incluso capricho. Así lo relata Carmen, nicaragüense de 52 años, ingeniera agrónoma, que llegó a España para saldar la deuda de un negocio que quebró: ‘trabajaba para una mujer impredecible. A veces salía de viaje temprano y yo me tenía que levantar a las seis de la mañana para atenderla. La mayoría de las veces no me acostaba hasta la una de la madrugada, hasta que la señora regresara, cenara y yo recogiera todo. No tenía cuarto propio, ni privacidad. Nunca me hizo el contrato ni me dio de alta en la seguridad social, así que me fui‘.

Carmen se marchó de aquella casa, pero el exilio continuará mientras las condiciones de trabajo no garanticen la posibilidad de construir una vida digna.

 

Margarita Saldaña trabaja en el Centro Pueblos Unidos, de Madrid.