Archivo de agosto, 2013

Violencia de género en adolescentes: mensajes contradictorios

Por Laura Martínez Valero Laura Martínez Valero

La violencia de género no es un problema desconocido para los jóvenes. Ya en el año 2010 un estudio del Ministerio de Igualdad y la Universidad Complutense de Madrid mostraba como un 76% de las chicas y un 65% de los chicos rechazaban abiertamente este tipo de violencia.

Sin embargo, pese a que muchos adolescentes afirman conocer la teoría, cada vez son más las jóvenes que acuden a los organismos dedicados a la ayuda a las víctimas de violencia de género. En el año 2012, según un informe de la fundación ANAR, 927 menores de edad llamaron a su teléfono. En total, un 17% más que en el año anterior. De ellas, un 58,9 % tenían 17 años; un 19,1% tenía 16 años, y un 12% tenían entre 13 y 14 años de edad.

Por tanto, una cosa es la teoría y otra, la práctica. Y es que aún predominan muchos referentes machistas, como las ideas de protección y control de la ‘joven desvalida’, en películas, libros y canciones (analicen la letra de ‘Every breath you take’ de The Police).

El conocido best-seller 50 sombras de Grey de la autora E.L. James es un ejemplo muy reciente. En este libro, vendido como un manual de liberación femenina, Christian Grey, un multimillonario sexy y dominante, cautiva a Anastasia, que para variar es torpe y poquilla cosa, siguiendo la estela de Bella en Crepúsculo de Stephenie Meyer.

Según un reciente estudio de la Universidad Estatal de Ohio en Columbus (EEUU), Anastasia presenta un comportamiento típico de mujeres maltratadas con una ‘constante amenaza percibida, identidad perdida y ansiedad’.

Veamos un fragmento de un diálogo del libro:

—Anastasia, ¿dónde estás? Dímelo ahora mismo.

 Su tono es tan… tan dictatorial. El controlador obsesivo de siempre. (…)

  —Eres tan… dominante —le digo riéndome.

  —Ana, contéstame: ¿dónde cojones estás?

No es para tomárselo a broma. Muchas adolescentes están recibiendo mensajes contradictorios que hacen difícil reconocer las situaciones de abuso, celos y acoso. No desconocen la teoría, pero no saben aplicarla. Quizá no permitan que el novio las pegue, pero sí que controle sus mensajes, las llame a todas horas, les pida que no se vistan de cierta manera… como en sus novelas favoritas.

Imagen de la película Crepúsculo, basada en la novela de Stephenie Meyer

Imagen de la película Crepúsculo, basada en la novela de Stephenie Meyer

Por poner más ejemplos, en Crepúsculo, Bella ama a un vampiro cuya máxima tentación es matarla. La joven hace las siguientes reflexiones: ‘Había una cosa que sabía a ciencia cierta. El amor concede el poder de destruirte’; ‘Tampoco importaba si no me quería. No importaba cuánto tiempo pudiera llegar a vivir, jamás podría llegar a querer a otro’ o ‘Si tu vida fuera todo lo que tuvieras que darle a tu amado, ¿cómo podrías negársela?’.

Con mensajes así, ¿cómo esperamos que haya coherencia en la ideas de las adolescentes? Obviamente, la solución no es prohibir su lectura, yo misma leí Crepúsculo con 15 años, pero sí fomentar una actitud crítica para no confundir el amor con la dependencia y la sumisión. Y crear nuevos modelos, para mujeres y para hombres, basados en el respeto y la igualdad.

Laura Martínez Valero es estudiante de Periodismo y Comunicación Audiovisual. Colaboradora del equipo de comunicación de Intermón Oxfam.

Hazlo tú misma: fanzines en el movimiento Riot Grrrl

Por Lupe Blissett Lupe Blissett

Ahora mismo, esto trata sobre la frustración. Frustración en la música. Frustración en la vida. En ser una chica, en ser homosexual, en ser una inadaptada. En ser una idiota, ya sabéis, la última niña a la que escogen en los equipos de la escuela. Que es de donde viene todo esto del punk, por otro lado.

Lo escribía Donna Dresch, una joven de Washington, a principios de los 90. Lo hacía en su propia publicación amateur, ‘Chainsaw’, un puñado de fotocopias grapadas y mal maquetadas pero cargadas de sensibilidad, rabia y honestidad. Como ella, decenas de mujeres en todo Estados Unidos estaban imprimiendo sus sentimientos sobre papel. Y lo hacían en un marco que lo dotaba todo de sentido: Riot Grrrl.

 

Riot Grrrl Zine

 

Riot Grrrl fue un movimiento feminista que se originó hace dos décadas en el marco de la escena musical hardcore-punk de California. Diversos grupos formados por chicas, como Bikini Kill, Bratmobile o Tiger Trap, dieron un paso al frente para romper con la hegemonía masculina en el rock. Ya sabéis, la que marca que los chicos hablan de música y las chicas escuchamos; ellos forman grupos y nosotras clubs de fans.

Pero hubo algo más que música. La explosión de creatividad que liberaron esas bandas, combinada con la cultura DIY del punk (Do It Yourself, es decir Hazlo Tú Misma) propició que chicas de todo Estados Unidos creasen su propia red de expresión artística. Los fanzines, publicaciones no profesionales realizadas y distribuidas con pocos medios, fueron su principal canal de intercambio de información.

Una buena selección de aquellos fanzines quedan recogidos ahora en The Riot Grrrl Collection, un volumen editado hace apenas un mes por la editorial estadounidense Feminist Press. El conjunto es apabullante: 370 páginas de artículos, cartas, flyers, postales, cubiertas de cassette… Un testimonio vivo de cómo se configuró un movimiento cultural en una era previa a la extensión de Internet.

 

The Riot Grrrl Collection

 

A fecha de hoy encontraréis muchos fanzines de cómic, ilustración, políticos, musicales; pero los editados en los 90 por riot grrrls sorprenden por su sinceridad radical. El movimiento fue abiertamente reivindicativo, por lo que abundan los artículos de denuncia. Pero fue también liberador como medio de expresión íntimo y personal, por lo que eran frecuentes los escritos sobre sexualidad, aislamiento social, discriminación o sencillamente la narración de sueños, confesiones y esperanzas.

El tono confesional de estos fanzines adquiere tintes sorprendentes en textos como ‘Fuck Off Man’, en el que una autora anónima relata cómo su padre abusó sexualmente de ella en su infancia y cómo se niega a sentirse víctima, a sentir un estigma por algo que ella no cometió. Un texto que conmueve y empodera al mismo tiempo y que se cierra así: “Todo el peso de esta experiencia debe ser sólo mía, pero ahora que la has leído te pertenece. Ahora lidia con ella.”. Intimidad que despierta conciencias. Puro estilo Riot Grrrl.

 

Lupe Blissett es artista.

Agente secreta

Por Belén de la Banda @bdelabanda

Estoy disfrutando mucho la lectura de verano de la última novela de Ian McEwan, titulada en inglés Sweet Tooth, que en español está editada por Anagrama bajo el título de Operación Dulce. Una historia personal, la de la joven agente del MI5 Serena Frome, a quien su habilidad para las matemáticas y su buen gusto literario sirven de extraño camino para entrar en el servicio secreto, lo que permite al autor británico llevarnos a la versión cultural de la guerra fría a finales de los 60 y principios de los 70.

Portada de la edición inglesa de Sweet Tooth, Operación Dulce, de Ian McEwan.

Portada de la edición inglesa de Sweet Tooth, Operación Dulce, de Ian McEwan.

Más allá de la verosimilitud o no de la historia –hay que reconocerle a McEwan que se documenta hasta el extremo, como muestra la lista de títulos finales- y que eso le ha costado no pocos disgustos ajenos a lo literario, como en el caso de Expiación-, la lectura de este libro es deliciosa, se mire por donde se mire.

McEwan muestra hasta qué punto la mayor parte de los espías son poco más que chupatintas durante su tiempo de oficina, y cómo reproducen en su fuero interno los peores hábitos del bloque soviético (secretismo, delación, jerarquismo hasta los límites del ridículo) mientras trabajan sobre la materia prima del sufrimiento en Irlanda del Norte o la represión en el bloque soviético.

La mezcla de hechos reales, rutinas laborales, personajes inovidables, el estado de emergencia en la Gran Bretaña de los primeros años 70… Lo mejor de todo son los protagonistas. Serena tiene pocas referencias de otras mujeres que hayan estado en su situación, y lo que ve a su alrededor es que sólo se valora la disciplina silenciosa.

No me gustaría estropear el libro a nadie, mientras está en proceso de publicación en español –me pregunto cómo traducirán el juego de palabras del título- , pero sí hablar de un aspecto útil para cualquier carrera profesional: el manido prejuicio, que ya en los 70 parecía estar en su apogeo, que pregona la incapacidad de las mujeres para separar su vida personal de la laboral. Mi experiencia es que es un problema –o una oportunidad- de las personas, no sólo de las mujeres. Y que cuando la separación se sublima, es cuando más se tocan los dos ámbitos por los extremos. Una de las posibles lecciones del libro, plasmadas en varios personajes, va en esa dirección. El bagaje personal que cargamos nos hace anodinos o brillantes. Nos coarta o nos da alas, para bien o para mal.

Una novela gruesa, de las buenas para leer sin prisa,  y que da muchas pistas para reflexionar contra los prejuicios, también los que señalan una y otra vez las diferencias entre hombres y mujeres en el entorno laboral, por peculiar que éste sea. Un dulce bocado para leer en verano.

 

Belén de la Banda es periodista y trabaja en Intermón Oxfam

Mi preocupación por la violencia sexual en El Salvador

Por Mélida Guevara Foto_2 Mélida Guevara 70

El Salvador, país de América Central, es un pequeño y muy hermoso, sin embargo, la belleza de nuestro país se ve opacada cuando se tolera la continuidad  de la violencia  sexual en diferentes espacios como los familiares, comunitarios, escolares, institucionales y los delincuenciales, especialmente la que va dirigida a las niñas, adolescentes, jóvenes y mujeres, se muestra visible cuando la violencia se expresa en cifras de muertes, o  cuando se registran en estadísticas reportadas por las instituciones públicas, y se invisibiliza cuando el sistema no responde oportunamente, así como también cuando no se reconocen las diferentes manifestaciones de la violencia que inician desde la edad más temprana, desde esa corta edad hasta que la mujer es adulta viene sufriendo la violencia.

Es imprescindible parar la violencia contra las mujeres en Centroamérica. Imagen de Oxfam internacional

Es imprescindible parar la violencia contra las mujeres en Centroamérica. Imagen de Oxfam internacional

Cuán afectada está nuestra sociedad por el sistema patriarcal,  cuando en las mismas familias suceden hechos de violencia pero que los mismos parientes dicen ‘no te metas, que ella es la quiere estar así’, ‘ella se deja’, ‘ella lo permite’, cuando la misma madre le dice a su hija que debe aguantarle a su marido y que no puede regresar a su casa, o cuando los vecinos escuchan que la mujer grita y grita porque el marido la está quemando y no se meten, o cuando el funcionario público utiliza su poder politico para abusar y proceder de manera injusta afectando a otras mujeres o cuando el mismo sistema permite que no se apliquen adecuadamente las leyes, que no se asigne un presupuesto razonable, generando de esta manera mayor impunidad.

Trabajando durante muchos años en estos problemas, algo que recientemente me ha causado mucho impacto, es lo que muchas niñas y adolescentes nos han expresado a través de un estudio que realizamos recientemente en escuelas públicas. Entre algunos de los relatos de las chicas se mencionan a continuación….

‘Mi papá abusó sexualmente de mi hermana mayor por parte de mamá y producto del abuso procreó una niña, razón por la cual mi mamá no me deja sola con el, esta situación provoca peleas constantes entre ella y él’

‘Mi hermana iba a noveno grado, un señor que le daba ingles le tocaba las piernas a ella, mi hermana le contó a mi mamá y el maestro fue denunciado, ahora no se encuentra en la escuela.’

‘Los policías también se prestan a salir con una menor de edad y aunque  saben que es penado aún lo hacen.’

‘Son tantas (las manifestaciones de la violencia sexual) que no se pueden contar, en un día se dan unas 200 y de estas los docentes las ven (…), pero no hacen nada’

Si tienen interés de conocer más sobre este informe “situación de abuso sexual en niñas, niños, adolescentes y jóvenes de centros educativos públicos de Santa Tecla y San Marcos”, pueden ir al  sitio web: http://www.entrevosyyo.edu.sv/

 

Mélida Guevara coordina un programa de prevención de violencia en El Salvador y Guatemala dentro del programa de Justicia de Género de Oxfam. A través de la ‘ventana ciudadana’  trabaja con otras mujeres en escuelas, (con estudiantes, docentes, madres y padres), y también con funcionarias y funcionarios públicos para mejorar la vida de las mujeres que acuden a la justicia. 

Motera

Por Sara Martín Sara motera mini

Actualmente la mayoría de gente piensa que las mujeres hemos alcanzado ya la igualdad frente a los hombres en España. Yo misma siempre lo he visto así: tuve las mismas oportunidades en toda mi infancia, sacándome la ingeniería en informática en la universidad, jugando a los mismos videojuegos, practicando los mismos deportes y encontrando trabajo sin ningún tipo de traba por el hecho de ser mujer.

Y entonces decidí comprar una moto, una custom (estilo Harley) y empecé a conocer a otros moteros, a ir a las concentraciones… en seguida me di cuenta de que en el 90% de las rutas era la única mujer del grupo (después averiguaría que sólo el 7% de los motoristas españoles son mujeres), en las concentraciones la gente me hacía fotos y me miraba como si fuera un extraterrestre… pero todo esto no hacía más que beneficiarme: tenía a todos los moteros dispuestos a ayudarte con cualquier avería e inevitablemente ser el centro de atención siempre nos sube el ego un poco a todas.

Entonces empecé a relacionarme con los Clubs moteros… y la cosa cambió. Ya no era admirada sino rechazada, con las típicas excusas de «porque sois unas liantas» «porque no sabéis defenderos»… se me cerraron muchas puertas por el simple hecho de ser mujer, dejé de sentirme como una orgullosa pionera y empecé a verlo todo desde otra perceptiva.

Conocí a muchas moteras en mi misma situación y a otras tantas chicas que pese a encantarles las motos nunca se atrevían a llevar la suya propia porque «eso es cosa de hombres» o «seguro que pesa demasiado».

En cada concentración acabábamos hablando con unas y otras, intentando darles ánimos, demostrarles que cualquiera puede disfrutar de la libertad que aporta una moto… y entonces se nos ocurrió la idea.

Necesitábamos una forma de poder demostrar a todas esas chicas que montar en moto no es sólo cosa de hombres, que cualquiera, sea cual sea su complexión física puede montar en moto sin problema, que no estaban solas en este entorno tan hostil. Y para eso ideamos la «moto de nombres».

Imagen de la campaña 'Una moto para todas'

Imagen de la campaña ‘Una moto para todas’

La idea inicial era poder conseguir, con la ayuda de gente de todos los rincones del mundo, financiar una moto y después pintarla con todos los nombres de cada uno de los participantes. Finalmente creamos la iniciativa mediante Indiegogo con toda la información en inglés para que fuera algo internacional, desarrollamos un plan de acción a largo plazo, cómo dirigiríamos la campaña una vez tuviéramos la moto, qué panfletos podíamos repartir, cómo diseñaríamos una página web con foro para todas, si podríamos crear nuestro propio club… dejamos volar nuestra imaginación y acabamos creando una iniciativa completa y compacta con el objetivo de ser cada vez más y superar los obstáculos del machismo juntas.

Éste es el enlace a la campaña, mediante Paypal o tarjeta todo el mundo puede aportar lo que buenamente pueda.

La campaña de recolección de fondos lleva pública sólo unos días. Para que todo el mundo pudiera aportar algo ideamos una «moto virtual» para poner en ella los nombres de las aportaciones más pequeñas (entre 1 y 5€), también creamos recompensas para los que tendrían su nombre en la moto real: camisetas, dibujos, fotos y hasta una ruta por España.

De la misma forma nos gustaría que todas las mujeres u hombres que quieran formar parte activa de la campaña se pongan en contacto con nosotras, ya que llevaremos a cabo numerosos eventos en los que cuantos más seamos mejores resultados obtendremos.

Esta es nuestra historia y nuestro sueño pero necesitamos la ayuda de todos para hacerlo realidad.

Gracias a todos.

 

Sara Martín es una joven madrileña aficionada al mundo de las motos. Trabaja como informática y gracias a Internet pretende conseguir el apoyo necesario para poder impulsar el que cada día sean más y mejor valoradas las mujeres moteras de España.

¿Retroceso imparable o mentalidad arcaica?

Por Sole Giménez

sole gimenez
Llevo unas semanas que no salgo de mi asombro. Os preguntaréis qué más me puede sorprender en el panorama desolador en el que estamos inmersos en este bendito país.

Pues como mujer no puedo entender a qué mentalidad responden todos los ataques que se están produciendo en contra de nuestra libertad sexual, entendida como nuestro derecho a estar informadas en una educación sexual clara y de calidad, tanto desde los hogares como en los centros educativos de todo el estado.

También interviene en nuestra libertad sexual el derecho a tener medicamentos anticonceptivos que nos permitan tener control sobre nuestra sexualidad a nuestro alcance y dentro de nuestro sistema sanitario. Y creo que es nuestro derecho como mujeres tener hijos e hijas con la ayuda de una reproducción asistida de calidad gratuita si así lo queremos, todas sin exclusión de ningún genero, y también el poder poner fin a un embarazo no deseado dentro de límites legales y jurídicos que tengan en cuenta las circunstancias especiales y específicas de las mujeres que se ven en el drama de afrontar un aborto y no que estén marcados por la ideología religiosa del ministro de turno.

A mi alrededor hay casos que ejemplifican casi todos estos recortes. Conozco niñas embarazadas que se van a ver obligadas a abandonar sus estudios, que van a perder muchísimas oportunidades de trabajo para tener un mejor futuro para ella y para sus hijos o hijas, ya que con sólo 15 ó 17 años van a tener que cuidar de un bebé. Y me pregunto qué esta pasando.

 

¿Nuestro país va a contra corriente? (C) morgueFile

¿Nuestro país va a contra corriente? (C) morgueFile

Me pregunto qué está pasando cuando veo que algunas amigas mías con intenciones de ser madres sólo por el hecho de ser solteras van a tener que ir a pagar su inseminación a centros privados, después de pagar durante años a la Seguridad Social, porque la misma Seguridad Social las discrimina.

Me pregunto qué está pasando cuando leo que nuestro sistema público de salud ha quitado al menos ocho píldoras anticonceptivas de su listado de medicamentos y que la píldora del día después también esta fuera del sistema.

¿Nuestras autoridades han decididido que debemos tener más hijos e hijas? ¿Es porque la natalidad es muy baja en nuestro país o porque la mayoría de ellos comulga con la ideología católica apostólica romana que está en contra del control de natalidad y quiere imponerla al resto de la ciudadanía, seamos creyentes o no? ¿O sólo va en contra de la libertad sexual de las mujeres sin más? Parece que todo responde al deseo ferviente de que la mujer deje de tener el poder sobre su cuerpo,  su mente y su futuro.

Nuestro país va a contracorriente, dando pasos de gigante pero en sentido contrario al sentido común y en esta corriente se está llevando por delante, entre otras muchas cosas, los derechos de la mujer (igualdad de salarios, oportunidad de estudios y de trabajo, ayudas en violencia de género, ley de dependencia, derechos educación y libertad sexual, etc), precisamente en un momento extraordinario en que en nuestro país por primera vez la mayoría de estudiantes universitarios son mujeres.

Cualquiera diría que a algunos les molesta que tengamos más presencia, más posibilidades y protagonismo, incluso que estemos contribuyendo con nuestro trabajo, esfuerzo y dedicación a la mejora de nuestro país. Algunos se atreven a decir que si volviéramos a la cocina entonces habría trabajo para los hombres y se acabaría el paro… ¡Llevo semanas que no salgo de mi asombro!

 

Cuestión de piel: una campaña de PETA

Por Belén de la Banda@bdelabanda

Siempre me ha gustado el estilo y las campañas de PETA, la organización internacional que promueve de forma brillante los derechos de los animales, especialmente frente a la industria del lujo.

Seguramente recordaréis alguna de estas acciones. Sus activistas aparecen repentinamente desnudos en los lugares más vistosos e insospechados, reclamando con la fragilidad de sus cuerpos, y la valentía de su exposición pública una mínima empatía y solidaridad hacia los animales.

Otro motivo de admiración era la especial implicación, entre sus activistas, de personas conocidas, como las top models históricas que rivalizaban entre sí en las pasarelas hace un par de décadas. ‘Better naked than wear furs’ (antes desnudas que vestir pieles), era el lema. Las imágenes además eran naturales, frescas, cercanas, sin el glamour o la distancia que suelen tener otras fotos de modelos, donde lo que se busca es la perfección del cuerpo.

Pero hace sólo unos días encontré esta imagen en internet. Y sentí una cierta decepción con respecto a las altas expectativas que despiertan las campañas de PETA. Siento que esta imagen añade poco que pensar y más bien la organización se copia a sí misma tratando de reproducir el éxito de e campañas pasadas. No es muy relevante en términos de denuncia: más bien pasará sin pena ni gloria.

Campaña de PETA

Campaña de PETA

Pero el peor pecado, aunque parezca frívolo, no es ése, sino el estilismo. No logro diferenciar esta imagen de otras que utilizan comercialmente el cuerpo de las mujeres con los objetivos más lamentables –recuerdo hace años, en una parada de autobús de Vallecas, un desnudo integral para vender membrillos-, y que con frecuencia son objeto de denuncias por las organizaciones de mujeres. El cuerpo de uno y otro sexo no se usan  por igual en la publicidad, y su exhibición económicamente interesada no tiene las mismas connotaciones. Remachar el estereotipo de la mujer físicamente perfecta y sexualmente disponible es un truco manido y poco inteligente en publicidad. Y este anuncio tiene más aspecto de vender cosmética o cirugía estética que de defender la piel imperfecta de unos pobres animalitos. Será difícil que el mensaje llame la atención, el aspecto es como todos.

Por eso termino pensando, con cierta tristeza, que tantas veces creemos que una causa -nuestra causa- está por encima de otra… Y que el infierno debe estar lleno de publicitarios con muy buena voluntad.

 

Belén de la Banda es periodista y trabaja en el equipo de comunicación de Intermón Oxfam.

No tiene gracia

Por Júlia Serramitjana

Julia Serramitjana


“¿Por qué la estatua de la libertad es mujer? Porque se necesitaba una cabeza hueca para hacer un mirador” “¿Cuál es la última botella que abre una mujer en una fiesta? La de Fairy.”

¿Os hace gracia? A mí ninguna. Éstos y otros chistes forman, todavía y desgraciadamente, parte de nuestra cotidianidad. ¿Quiénes no hemos estado en una cena en la que alguien se arranca a contar un chiste sobre lo torpes que son las mujeres o lo mal que conducen? Muchas veces me he encontrado en esta situación y veo, estupefacta, como tanto hombres y mujeres aún nos reímos en vez de sorprendernos del grado de degradación que suponen estos comentarios, aparentemente graciosos e inocentes pero que son un elemento más que va calando en nuestra sociedad y en nuestras actitudes.

 

Un SMS incitando a recibir comentarios machistas (Fuente: ONU Mujeres)

Un SMS incitando a recibir comentarios machistas (Fuente: ONU Mujeres)

 

Impresiona ver cómo este tipo de chistes circulan a través de los móviles (como el de la imagen) y en internet hay páginas enteras dedicadas a “los mejores chistes machistas”, perfiles de Twitter  y Facebook con un montón de ellos.

Es cierto que también existen  chistes sobre hombres y sus conductas, sobre lo supuestamente torpes que son en algunos países y sobre cualquier tipo de persona y animal. En definitiva, nadie se salva.  Y es que el humor es humor, es subjetivo y forma parte de nuestra educación no formal. Por este motivo, nos podemos sentir ofendidos y ofendidas cuando los escuchamos, porque no estamos condicionados de igual forma por los estereotipos ni influenciados por la realidad que nos rodea.

A mí no me hacen ninguna gracia, ¿y a ti?

 

Júlia Serramitjana es periodista y trabaja en Intermón Oxfam

¿Estadísticas o mentalidad?

Por Laura Martínez Valero Laura Martínez Valero

Números, números, números. Necesitamos medir, cuantificar, poner cifras para entender la importancia de un suceso. Por ejemplo, ¿cuántas víctimas de violencia de género ha habido en España este año? Según las estadísticas del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, 29 mujeres.

¿Son muchas o pocas? Hasta ahora, para figurar como víctima de violencia de género había que morir. Literalmente, tu agresor tenía que matarte. Si te daba una paliza o un puñetazo no contaba. O aunque te clavara un cuchillo, ¿sobreviviste? Pues no eres víctima.

Las nuevas estadísticas de la ministra Ana Mato parece que van a llenar parte de ese vacío. Y digo parte porque se contabilizarán a las personas que permanezcan ingresadas más de 24 horas. Es decir volvemos a lo mismo, que te chillen, te zarandeen o te hagan la vida imposible no vale. Y  para que te ingresen más de 24 horas la agresión recibida tiene que haber sido brutal (o mortal).

Cuando Sole Giménez escribió el primer post de este blog habló de unas estadísticas (en la imagen) que ponían de manifiesto la desigualdad existente entre hombres y mujeres. Personalmente me indigné y me pregunté por qué se daban estas situaciones.

 

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Sin embargo, a lo largo de estas semanas, me he dado cuenta de que hay algo más que no aparece en las cifras y que se ha ido dibujando durante estas semanas en nuestro blog, sobre todo en los comentarios.

Y es que muchos lectores/as hablan de situaciones que son muy difíciles de cuantificar. Sinceramente, me ha sorprendido  esa permisividad pasiva que a veces tenemos hacia situaciones injustas o, incluso, la defensa que algunas personas hacen de la desigualdad de la mujer aludiendo a roles tradicionales.

Por eso me pregunto si realmente somos sensibles a las estadísticas, si entendemos que detrás de los datos hay mujeres reales. Por ejemplo, no dejo de sorprenderme ante algunos comentarios de la entrada sobre el prostíbulo Paradise, donde un/a usuario/a anónimo justificaba el ‘auge de la prostitución’ porque ‘la liberación de la mujer ha hecho que el hombre no pueda satisfacer sus necesidades sexuales como macho’.

Las estadísticas, aunque son necesarias, no son perfectas en sí mismas y dejan muchos matices en el camino, aspectos que sí percibimos en nuestro día a día. Por ejemplo, Susi en el primer post hablaba de mujeres que, realizando las mismas tareas que los hombres, tienen un contrato en el que figura un cargo diferente y  cobran un sueldo inferior. Cuando los informes muestren que las  mujeres cobran un sueldo inferior a los hombres el dato estará justificado por la diferencia de puesto.

Hasta que no seamos capaces de cambiar el pensamiento que hay detrás de las cifras no habrá un cambio significativo en los números. En mi opinión, estamos tan acostumbrados a recibir números de muertos, de refugiados… que las cantidades han perdido el sentido.

Laura Martínez Valero es estudiante de Periodismo y Comunicación Audiovisual. Colaboradora del equipo de comunicación de Intermón Oxfam.