¿Por qué decimos ‘discapacidad’?

Irene MilleiroPor Irene Milleiro 

Irene es un nombre que viene del griego y significa paz. Desde pequeña mi padre me ha dicho que tendrían que haberme llamado Guerra, porque me paso la vida luchando contra cosas. No sé si tiene que ver con el nombre o no, pero el otro día di con la historia de una Irene aún más guerrillera que yo.

Una mañana, Irene se enteró de que un hotel de Almería le había negado el alojamiento a un grupo de personas que, como ella, tienen síndrome de Down. Posteriormente el hotel pidió disculpas, y dijo que se trataba de un error, y que nunca han pretendido discriminar a nadie.

Participantes en 'Con ua sonrsa'

Participantes en ‘Con una sonrsa’

Y a Irene se le ocurrió darle una posibilidad al hotel para demostrar que todo había sido un error. Junto a algunos de sus compañeros con discapacidades psíquicas decidió crear una petición en Change.org, que tiene ya casi 50.000 firmas, en la que pide a la cadena propietaria del hotel que se comprometa públicamente a contratar a personas con discapacidad, y demuestre así su compromiso contra la discriminación.

Irene sabe que las personas con discapacidad pueden perfectamente trabajar, también en un hotel. Porque Irene, que tiene 21 años, está haciendo prácticas en un hotel de Madrid, junto a Hugo, Javi, Gloria, Luis, Laura y John. Cada semana podemos verlos a todos en la tele, en el programa Con una Sonrisa que emite La2. Y cada semana Irene y sus compañeros me enseñan algo nuevo.

Por ejemplo, que quizá nos equivocamos al hablar de personas con discapacidad. Irene lo explica así: “Somos personas con capacidades diferentes. La capacidades diferentes son las diferencias que tenemos unos frente otros: uno sabe sonreír, otro sabe agradar, otro ayudar, otro enseñar… y así es como somos las personas.” Cuánta razón.

España es un país muy avanzado en algunas cuestiones relacionadas con las personas con capacidades diferentes. De hecho hace ya 30 años que existe en España una ley, la LISMI, para impulsar y fomentar la integración social y laboral de esas personas.

Esa ley establece para las empresas públicas y privadas con plantilla más de 50 trabajadores, la obligación de contratar a un número de trabajadores con discapacidad no inferior al 2%. A pesar de la ello, todavía son pocas las Administraciones y las empresas que cumplen con esa obligación. Miren en la suya propia.

Por eso es tan importante lo que nos están enseñando Irene y sus compañeros. Véanlos, y después pregunten en su empresa por qué no contratan a gente tan estupenda como ellos.

 

Irene Milleiro es directora de campañas de Change.org.

12 comentarios

  1. Dice ser criogenesis

    A mí particularmente me gusta menos la palabra «discapacidad»…. especialmente desde que, en una telenovela mexicana escuche una forma mas acertada….personas con capacidades diferentes….no son personas mejores ni peores, simplemente distintas, y por ende, sus capacidades son distintas, ni más ni menos.

    17 junio 2013 | 09:53

  2. Dice ser criogenesis

    A mí particularmente me gusta menos la palabra “discapacidad”…. especialmente desde que, en una telenovela mexicana escuche una forma mas acertada….personas con capacidades diferentes….no son personas mejores ni peores, simplemente distintas, y por ende, sus capacidades son distintas, ni más ni menos.

    17 junio 2013 | 09:54

  3. Dice ser Lo que hay

    Vivimos una época en la que nadie admite ser lo que es, cuando «eso» que es no es precisamente algo que despierte admiración. No creo que ningún hotel se niegue a admitir a alguien con síndrome de Down acompañado de amigos o familiares, pero pretender alojar simultáneamente a un grupo numerosos de ellos, no resulta agradable para el resto de los huéspedes y eso puede gustar o no a algunos, PERO ES ASÍ y no se puede remediar. Un hotel es una entidad mercantil y es lógico que no quiera causar desagrado al resto de los huéspedes.
    Tengo una vecina con ese problema (creo que ya no cumple los 40) y desde siempre ha sido amable… menos cuando no lo es. Si usted quiere ver a alguien ponerse violento, no tiene más que retener el ascensor medio minuto más de lo normal (porque está sacando bolsas con compra u otro motivo) y los gritos y puñetazos que da en la puerta dan pavor, ¿es eso lo que usted quiere para un hotel?

    17 junio 2013 | 10:11

  4. Dice ser Aicardi

    Y las personas con discapacidades severas o profundas? Y los que necesitan un apoyo y supervisión constante? Y los que nunca podrán tener un nivel de autonomía ni para desarrollar un trabajo ni para vivir de manera independiente?

    Es muy bonito para los que no sabéis nada del colectivo llenaros la boca debatiendo cómo les tienen que llamar, o exigiendo que les contraten en un hotel, pero el mundo de las personas con discapacidad es mucho más amplio de lo que representan esta chica Irene o el actor Pablo Pineda, los cuales me parece de lujo que estén tan integrados y tengan la oportunidad de hacerlo pero no son más que la punta del iceberg.

    Estos debates demagógicos son estériles y dejan fuera a mucha gente.

    17 junio 2013 | 10:15

  5. Dice ser Confundido

    La verdad es que uno no sabe cómo mencionar a estas personas con algún tipo de ¿minusvalía?, ¿discapacidad?, ¿disminuidos?, ¿invalidez?

    Parece que cualquier calificativo que se les aplique para significar alguna diferencia es inapropiado y ofensivo.

    Al margen de su condición de personas, todas las cuales tenemos diferencias, también a los rubios se les clasifica en un grupo para identificar diferencias, no se hace para estigmatizarlos.

    Pare evitar herir susceptibilidades ¿cómo hemos de llamarlos, además de por su nombre?

    ¿Hemos de esconder o disimular su condición como si fuera algo vergonzoso?

    Con todo cariño.

    17 junio 2013 | 12:00

  6. Dice ser Hedeley

    Ya estamos con cambiarle el nombre a las cosas. Pero qué cansinos con la neolengua, joder.

    Si se le llama «discapacidad» es porque hablamos de personas que no tienen una capacidad que sí tiene la gran mayoría. Y ya está, no pasa nada. Que una cosa es luchar por la integración de los discapacitados en la sociedad, algo admirable, y otra es empezar a cambiar las etiquetas. Que simplemente cambiando las cosas de nombre, todo se queda igual, pero con otro nombre.

    17 junio 2013 | 12:33

  7. Dice ser Francisco Javier

    ¡Hola, Irene! ¿Qué tal? Es curioso que empieces hablando de tu nombre. A mí me gusta mucho el mío, aunque, en cuanto su significado, hay muchas divergencias, jeje.

    Bueno, es curioso lo del término «discapacidad». Lo primero que he hecho (mientras leía tu post) ha sido buscarlo en el diccionario. La definición que da de discapacitado/a no me parece del todo negativa, pero creo que el problema está en lo que hay en torno a ese concepto, es decir, lo que muchas personas piensan automáticamente al escucharlo de alguien concreto. En lugar de fijarse en la persona en cuestión, de ver sus capacidades y cualidades específicas (y no me refiero sólo al ámbito laboral), se la tacha genéricamente como si fuera una especie de persona de 2ª categoría, como si tuviera que vivir en otro lugar, trabajar en otro tipo de empresa… o algo por el estilo.

    ¡Ojalá lo que pienso sea exagerado y haya menos gente de la que creo capaz de aceptar, respetar y convivir abierta y gustosamente con personas con capacidades diferentes!
    Un saludo.

    17 junio 2013 | 12:40

  8. Dice ser Alma-naque

    Hedeley, Confundido, Aicardi: No creo que esto sea neolenguaje, ni desconocimiento de la realidad, ni negación de la evidencia.

    En el lenguaje de todos los días hay palabras más ofensivas, menos, y otras que no lo son. Así que si vamos a definir o hablar de alguien, definamos de acuerdo a lo que expresa a las personas, no a lo que les falta. Hay que echarle un poco de inteligencia, claro, porque lo de «lo que son» a lo mejor no es tan evidente como tú te lo tomas. A lo mejor están hablando tus prejuicios (o tu experiencia con una persona concreta)

    Fuera prejuicios, fuera palabras que son marcas!!!!

    17 junio 2013 | 15:49

  9. Dice ser Athootita

    Lo que me llama la atención es que las etiquetas sean unas en una dirección u otra, son siempre para diferenciar entre YO y el OTRO.

    El Otro es el «etiquetado», y así lo diferencio de mí pues yo no tengo esa etiqueta,.. Es decir, en este caso yo no tengo ninguna discapacidad o capacidad-diferente, y así lo veo como una dificultad o problema de los demás y así no tengo que implicarme.

    Pero todos hemos tenido alguna capacidad limitada temporalmente, y nos ha limitado durante un tiempo, más o menos corto o largo, y en nuestro recorrido vital nos va a seguir sucediendo con más o menos condicionamientos externos y sociales.

    Y nos vamos a ver, como nos dicen lo siento no tenemos espacios reservados… para personas como ustedes, si quieren entrar bajo su responsabilidad,…

    Lo siento no podemos contratar personas como ustedes, no es porque no queramos, es por un tema de prevencion de riesgos,…

    Si todos fueramos, ciegos, sordos o mancos, y crearamos empresas las creariamos a nuestra imagen y semejanzas y la prevencion de riesgos, seria a nuestra medida.

    El hecho de hacer negación de uno de los estados vitales que vamos a tener a lo largo de nuestra vida, hace que veamos como normal que se haya diseñado el entorno solo adaptado a la realidad que vivimos en uno de nuestros estados y que nos convierte en seres excluidos de la sociedad o marginados cuando adquirimos otro estado que nos impide desenvolvernos como antes.

    Una persona no es malhumorada, por tener discapacidad o capacidades diferentes, sino por otros condicionamientos,… En un ascensor o en cualquier parte.

    17 junio 2013 | 16:29

  10. Dice ser Athootita

    Hasta que no veamos la exclusión de las personas «etiquetadas de diferentes», como nuestra propia exclusión, continuaremos consintiendo esta como un mal menor.

    17 junio 2013 | 16:31

  11. Dice ser Pelig

    Hola. Yo tampoco creo que sea problema de terminología, aunque sí que puede influir. Se ha pasado del término minusvalía (menos valía) a discapacidad (distintas capacidades, no menos capacidad), no sé muy bien dónde está el problema. Es importante que los conceptos se expliquen con términos cortos o resumidos. Decir una personas con capacidades diferentes es bastante más largo que una persona con discapacidad. Este es uno de los motivos por el que se usa bastante «discapacitado», un término incorrecto pero que busca simplificar tiempo al hablar y espacio al escribir. De una vez por todas se debería optar por un término común, claro, breve, conciso, fácil y que no hiera ni estigmatice a nadie. En cuanto a los accesos para usuarios de silla de ruedas, ahora desde luego es más apropiado decir «acceso para personas con movilidad reducida» donde antes ponía «acceso para minusválidos», pero no es cómodo, ni operativo, ni práctico.

    19 junio 2013 | 15:50

  12. Dice ser Rc

    El uso que hacemos del lenguaje denota prejuicios o actitudes arraigadas en la sociedad que interfieren en el modo en el que vemos y concebimos el mundo de la discapacidad. El colectivo de personas con discapacidad o diversidad funcional tienen derecho a exigir que nuestro uso del lenguaje se acomode a las nuevas corrientes ideológicas en el terreno de la discapacidad que señalan la discapacidad como algo añadido en los sujetos no como la característica que les define de modo que las personas no son discapacitadas tienen una discapacidad. Todos debemos promover la inclusión de las personas con discapacidad en la sociedad.

    20 junio 2013 | 08:34

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