Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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El Bigotes afirma, en El País; Rita niega, en El Mundo

Rita Barberá no es de este Mundo. Ni una línea, ni una palabra, aparece en la edición nacional de El Mundo sobre los bolsos de Vuitton que El Bigotes dice haber regalado a la alcaldesas de Valencia.

Como yo vivo en un pueblo, he podido leer esta mañana la edición impresa de provincias de El Mundo.

En esa edición sí aparece la noticia del presunto escandalo, escondida, de entrada, abajo, a una columna de ancho y un tercio de columna de largo, en la página 21, con este titular:

Rita Barberá niega haber recibido regalos de «El Bigotes»

La breve noticia, fechada en Madrid, no lleva firma. En la edición nacional y en los PDF´s de su edición impresa, esta noticia ha desaparecido totalmente de El Mundo. Por eso, no puedo copiarla y pegarla aquí. Ha sido «levantada», según el argot periodístico.

El País, en cambio, lanza las campanas de su portada al vuelo con este titular, a dos columnas, mandando en primera:

El Bigotes afirma que regalaba bolsos de lujo a Rita Barberá

La noche y el día. Cada oveja (y su correspondiente verbo) con su pareja. El Bigotes afirma… (en El País) y Rita Barberá niega… (en la mitad de El Mundo; en la otra mitad, ni eso).

En páginas interiores. El País sigue con su alarde informativo.

La página 14 va completamente dedicada a tal escándalo. la foto central muestra a Francisco Camps (con traje) y a Rita Barberá (con bolso)

Las fotos de portada de ambos diarios (y sus correspondientes entrevsitas domingueras) van dedicadas a personajes -cómo no- de su cuadrilla.

El País entrevista a José Montilla, presidente de Generalitat de Cataluña, y le muestra en un balcón gótico, en una altísima foto digna, por lo menos, de un Papa asomándose a la plaza del Vaticano.

El Mundo entrevista a Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid , y nos la muestra apoyada en el quicio de su despacho, de cuerpo entero, junto a un retrato de su antecesor, Alberto Ruiz Gallardón.

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Con más de 24 horas de retraso -lo que es natural, tratándose de diarios impresos que siempre dan noticias de ayer- tanto El País como El Mundo se estiran en alabanzas a favor del gran maestro de periodismo Walter Cronkite, uno de mis ídolos profesionales (cuyo obituario publiqué aquí ayer).

Este párrafo tan sabroso sobre Cronkite pertenece a la columna que Carlos Boyero publica hoy en El País, pagina 69 , con el título «Peste«.

El análisis de la vida y la obra del «tio Walter» puede ser muy oportuno para proyectarlo sobre la realidad del periodismo que practicamos hoy en España.

Haríamos una buena sesión de pedagogía profesional. No sin haber pasado antes por los correspondientes actos de contrición, exámenes de conciencia y cumplimento de la penitencia por tantos y tan generalizados pecados capitales cometidos contra la ética profesional.

Pero -ojo- de esta hoguera no se libra nadie. Tan pecadores somos los periodistas como las fuentes de información (todas lógicamente interesadas) y los lectores y anunciantes, que financian con su euro y con su atención a los distintos medios de comunicación de acuerdo con sus interesses e ideología.

Olvidé comentar ayer, en el obituario dedicado en este blog a Walter Cronkite, que John F. Kennedy cargó contra él para que le despidieran de su trabajo en la CBS.

Cronkite hizo la entrevista preelectoral a John Kennedy, cuando era candidato a la Casa Blanca, frente a Nixon. El periodista preguntó al candidato demócrata si se vería presionado por el Vaticano en su acción política puesto que, como católico que era, debía obediencia al Papa. Kennedy respondió, naturalmente, que no. Pero, por lo visto después, le cabreó mucho esa pregunta inesperada.

(Conviene recordar que en EE.UU. no se enseñan previamente las preguntas a los que van a ser entrevistados. Yo tampoco lo hice jamás, cuando tuve que realizar en TVE las entrevistas preelectorales a los candidatos a la presidencia del Gobierno de España en 1992 y en 1996, hasta que fui despedido por la TVE de Aznar, tras mi entrevista al candidato y su victoria electoral).

El simpático candidato Jonh F. Kennedy -como José María Aznar– no se andaba con chiquitas. Al terminar su entrevista televisada, llamó al presidente de la cadena CBS, que era el jefe de Walter Cronkite, y le pidió que lo despidiera inmediatamente de su empleo. El airado candidato demócrata también amenazó veladamente: le recordó al jefe de Cronkite que cuando fuera elegido presidente de los Estados Unidos tendría poder sobre la distribuión de licencias y frecuencias de televisión.

El presidente de la cadena CBS aguantó el chaparrón de Kennedy pero no despidió a su empleado y Walter continuó dando sus noticias como si nada…

Desgraciadamente, yo no tuve tanta suerte. Mi jefe en Televisión Española era un empleado nombrado por el propio presidente Aznar y los deseos del jefe parecían ser órdenes para él. Tras mi entrevista preelectoral y en cuanto el flamante presidente Aznar nombró al nuevo jefe de la TVE, fui despedido como corresponsal de TVE en Nueva York.

Tal injusticia -y ataque contra la libertad de expresión- fue parcialmente reparada por el juez que condenó a la televisión de Aznar a pagarme una interesante indemnización que me permitió, poco después, fundar 20 minutos, el diario más leído de la historia de España. Y todo ello gracias a lo que mis hijos llaman graciosamente la «beca Aznar«.

¿Qué hubiera sido del gran Walter Cronkite si Kennedy hubiera conseguido su propósito de despedir de la CBS a su atrevido entrevistador?.

Nadie lo sabe ni lo sabrá. Cronkite está muerto y no puede contestar a esta pregunta póstuma.

Aprendí mucho del «tío Walter» sobre el mercado de la prensa y la decencia profesional. Intentaré plasmarlo aquí, a ratos, con permiso de la crisis.

Descanse en paz el maestro de periodistas.

Sólo Anson (¡bravo!) defiende a Vargas Llosa

Las autoridades venezolanas han dado un trato vejatorio a Mario Vargas Llosa al llegar al aeropuerto de Caracas. El escritor de nacionalidad peruana y española fue a hablar sobre libertades y democracia en el país gobernado por Hugo Chavez.

Dicen que en todas las familias hay un ganster y/o un payaso (y pido disculpas a los payasos profesionales; tengo uno en casa y les conozco bien). El caso es que Europa tiene a Silvio Berlusconi por la derecha y América tiene a Hugo Chavez por la izquierda. Pero ni la derecha critica a Berlusconi ni la izquierda lo hace con Chávez.

A Vargas Llosa le retuvieron, interrogaron, amenazaron e insultaron durante 90 minutos en el aeropuerto de Caracas. También le prohibieron hacer declaraciones públicas.

¿Qué clase de democracia es esa?

La prensa española ha dado cuenta muy escueta del caso y pocas plumas se han dedicado a criticar la actuación de las autoridades venezolanas contra Vargas Llosa en el aeropuerto de Caracas. En realidad, no he visto ninguna hasta que hoy he leído la columna de Luis María Anson en El Mundo, y que copio y pego, a continuación, como si se tratara de una rareza.

Anson afea la conducta del ministro español de Asuntos Exteriores por no haber acudido al rescate galante de uno de los mejores escritores en lengua castellana. Y no por ser famoso sino -como dice Anson– por tener pasaporte español.

Un colega me ha comentado que le ha sorprendido que haya sido precisamente Luis María Anson el único periodista español que ha salido públicamente en defensa de la libertad de expresión de Vargas Llosa. Nadie más por la izquierda; nadie más por la derecha.

A mi no me ha extrañado lo más mínimo. Conozco a Luis María desde hace muchos años, en tiempos de la ominosa dictadura de Franco. Discrepo por completo de sus pos¡ciones políticas e ideológicas. Sin embargo, coincido plenamente con él en la defensa a ultranza que siempre hace de la libertad de expresión, incluso -y sobre todo- para quienes no coinciden con él.

En este asunto tan principal para la salud de la democracia, debo reconocer que Anson no me ha defraudado nunca. Ni siquiera en los momentos más delicados y arriesgados. No ha ocurrido lo mismo con otros colegas de izquierdas o de derechas que defienden la libertad de expresión con la boca pequeña, y eso únicamente cuando no supone ningún coste personal y/o público.

Ahora recuerdo -con gratitud- un par de ocasiones que me permiten dar fe de lo que digo en favor de Luis Maria Anson .

Una fue a los pocos meses de la muerte del dictador. Tras mi secuestro y torturas (el 2 de marzo de 1976) por parte de fuerzas franquistas, Anson publicó un artículo -que nunca olvidaré- condenando duramente tales acciones.

Veinte años más tarde, cuando fui despedido como corresponsal de TVE en Nueva York, tras haber realizado las entrevistas a los candidatos presidenciales, Anson publicó un editorial en ABC (que él dirigía entonces) condenando igualmente tales prácticas contra la libertad de expresión.

Por estas y otras experiencias, digo que no me ha sorprendido el artículo que Anson ha publicado hoy en El Mundo en defensa de la libertad de expresión de nuestro compatriota Mario Vargas Llosa ya sea en Venezuela o en la Conchinchina.

Por el contrario, sí reconozco que me ha sorprendido -y mucho- la ausencia de voces amigas o enemigas en favor de Vargas Llosa procedentes de mi viejo y querido periódico -el diario El País– donde él suele publicar un artículo dominical y, en ocasiones, grandes reportajes.

El País publica hoy, precisamente, un excelente artículo de Mario Vargas Llosa («La cuadratura del círculo») sobre el papel de Obama en el conflicto más largo y grave desde la II guerra mundial. Copio el enlace, porque considero que es una aportación muy lúcida para la solución de la guerra permanente en Oriente Medio.

El maestro Forges se equivoca: España no es diferente

El mismo día que Forges ha publicado en El País este chiste magistral sobre la «derecha civilizada«, he recibido por correo electrónico otro chiste de una prima de mi mujer que vive en Montana.

Puede ser cierto que España sea al único país de Occidente donde existe la expresión «derecha civilizada», pero no es el único que sufre la persistencia de una derecha salvaje o no civilizada aunque la llamen por otro nombre allende nuestras fronteras.

El chiste de nuestra prima me ha hecho redordar mis años de corresponsal en Estados Unidos para el Grupo Prisa o para Televisión Española (hasta que llegó Aznar a La Moncloa, claro).

Allí también hay, querido Forges, una derecha muy poco civilizada, compuesta por fundamentalistas religiosos, «born again» (nacidos de nuevo), fanáticos ultras que no tienen nada que envidiar a los fundamentalistas católitos españoles o a los fundamentalistas musulmanes de Irán, Afganistán o Arabia Saudita.

Ahí va la traducción del chiste de nuestra prima yankee:

Le dice el fundamentalista al ateo mientras le atiza con la cruz (aquí se hace con el palo de la bandera)

«¡Ciego idiota!

¡Rata inmunda!

¡Pervertido!

¡Comunista!

¡Blasfemo!

¡Asqueroso inmoral y escoria de la Tierra!»

En la segunda viñeta, cuando el ateo trata de romper la cruz, el fundamentalista le dice:

¡Oye! ¡Vamos a tener un poco de respeto aquí!

O sea, que «en todas partes cuecen habas«.

O bien: «mal de muchos, consuelo de tontos«.

Pero no viene mal recordarlo:

No somos tan diferentes.

A pocas páginas de distancia del chiste citado de Forges, El País publica hoy una información sobre el general Blas Piñar (hijo del fundador de Fuerza Nueva) que no encontrará nadie en El Mundo de hoy. El País lo publica a cuatro columnas y con foto. En cambio, Pedro Jo lo ha considerado «no noticia» y lo ha enviado a la papelera. Ahí tenemos un dignísimo ejemplar para el museo de la España poco civilizada.