Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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¿Quién pone el cascabel a los obispos? Zapatero se arruga

El partido socialista ha reaccionado hoy, con la boca pequeña, a las incendiarias y antidemocráticas arengas espiscopales contra las leyes aprobadas por el pueblo español.

El título del comunicado del PSOE («Las cosas en su sitio») no puede ser mas suave, melifluo o melindroso. ¿Es así como Zapatero piensa poner el cascabel al episcopado para que respete la soberanía popular? Lo dudo. Tengo la impresión de que el presidente del Gobierno se arruga cada vez que los obispos le mojan la oreja. A mi me gusta que los obispos se expresen libremente, se metan en política y digan de verdad lo que piensan. Así sabemos a qué atenernos a la hora de ir a votar.

Aún pretenden imponer sus normas a quienes no creemos en su religión. Tienen un modelo de familia. Muy bien. Lo respeto. Pero no es posible que traten aún de imponerlo a quienes no lo comparten.

El Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición ya no está vigente en España y el franquismo y el nacionalcatolicismo de brazo en alto y dictador bajo palio se acabó hace tiempo. Alguien debería enseñar a estos obispos trabucaires que el poder reside en el pueblo y no procede, como antes, de «la gracia de Dios» o «por decreto de Alá«, como rezaba en las monedas de Franco o de Abderramán III.

Zapatero debería reaccionar seriamente dando un paso más hacia la separación constitucional de la Iglesia Católica del Estado laico.

Si nos guiamos por lo que publica El Mundo , podremos pensar que apenas ha habido reacciones de los líderes demócratas españoles a las barbaridades que dijeron los obispos el domingo pasado, en su enésima concentración contra el Gobierno de Zapatero.

Nadie les niega el derecho a hablar, a manifestarse y a predicar en la calle (quizás por la ineficacia del púlpito) todo lo que crean conveniente para sus seguidores. Tampoco podemos negar a los demás el derecho que tenemos a discrepar de sus eminencias respetuosamente, salvo -eso sí- cuando traspasan los límites de la Ley o del decoro, como fue el caso del Excrementísimo Señor Obispo de Tenerife.

El Mundo lleva hoy en su portada un breve sumario (bajo «Otras noticias«) en el que informa de la reacción del ministro de Justicia (encargado de las relaciones del Gobierno con las distintas religiones) al acto que califica de «nacionalcatolicismo«. En su interior, despacha la información correspondiente a dos columnas.

En cambio, El País dedica cuatro hermosas columnas de su portada , dos páginas interiores y un editorial a la concentración organizada por la jerarquía católica y a la que asistieron casi todos los los obispos españoles, salvo, naturalmente, el de Tenerife. Público también dedica dos páginas interiores a «El eco del mitin de los obispos» en su sección «En Portada»

¡Que recen más por la COPE y menos por el Rey!

¡Qué bronca tan interesante la del Rey y la Presidenta de Madrid!

Nada que afecte a la libertad de expresión debería ser ajeno a este blog. Por eso, enfrascado en el Presupuesto de 20 minutos para 2008, no me percaté esta semana de la temperatura que iban adquiriendo las relaciones entre la derecha y la monarquía españolas. Vivir para ver.

Las portadas de hoy muestran algunas chispas de la alta tensión alcanzada tras los últimos torpes acontecimientos relcionados con la Monarquía: portada secuestrada de El Jueves, quema habitual de fotos del Rey aireada y exagerada esta vez por los altavoces de la derecha, video institucional del rey del YouTube, Mariano I, petición de abdicación del Rey en favor del Principe por parte del locutor Jiménez Losantos en la cadena COPE, propiedad de los Obispos, …)

(¡Vaya! La hora del cine. Me voy a ver «Las trece rosas«. Luego seguiré con lo de Espe y el Rey. )

Ya estoy de vuelta y con el estómago aún encogido por la peli. Bueno, más que una película de ficción es un reportaje crudo sobre una historia real: el asesinato (¿legal?) de 13 chicas inocentes en la tapia del cementario de La Almudena por un pelotón de fusilamiento de Franco.

Han tenido que pasar casi 70 años para poder hacer un reportaje como éste sobre hechos probados.

Recomiendo ir a verla a todo aquel que tenga dudas sobre la necesidad de aprobar cuanto antes la Ley de la Memoria Histórica. Creo que la Ley se está quedando corta. Pero algo es algo. Más vale tarde que nunca.

Dentro de unos años, quizás décadas, cuando la democracia esté más consolidada en Èspaña, la derecha y la izquierzda se hayan alternado varias veces en el poder y no quede vivo ningún hijo de asesinos ni de asesinados durante la Dictadura franquista, entonces se podrá aprobar una ley más completa sobre la Memoria Histórica. Se perdona todo pero no se olvida nada.

Después de ver «Las trece rosas» se me han quitado las ganas de seguir escribiendo sobre la conversación que ha trascendido (para sorpresa de la Casa Real) entre el Rey y la Presidenta de Madrid.

El Mundo y El País llevan este asunto en su portada (a 2 y 3 columnas) y a cuatro columnas en página interior.

El Mundo:

Aguirre defiende a Losantos…

El País:

Aguirre irrita al Rey…

Sin embargo, el diario Público no da ni una línea en su portada ni en su interior.

¿Lo consideró «no noticia» o es que no se enteró del asunto?

Tengo la impresión de que no han dado esta noticia porque no conocían el contenido de la conversación real ni sabían que lo iba a publicar El País. Mañana, si publican algo, saldremos de dudas. Estoy casi seguro de que comentarios no faltarán en Público.

Sospecho que El País hizo llamadas de doble chequeo y de comprobación de datos a varias fuentes antes de decidir su publicación. Una de esas «fuentes» (o charcos) corrió con el cante al diario El Mundo.

Pedro Jota Ramírez salió al instante al rescate galante de Esperanza Aguirre y de Jiménez Losantos, para compensar el previsible sesgo de El País. El Mundo le hizo una entrevista de urgencia a la presidenta Aguirre e incluyó en la información sus frases como si las hubiera pronunciado ante el Rey.

¿Acaso dijo Aguirre ante el Rey lo que El Mundo le atribuye en titular de portada?

Lo dudo.

Este es el titular de Pedro Jota:

Aguirre defiende a Losantos ante el Rey: «Si le hubiera criticado Iñaki Gabilondo, le había invitado a comer»

Curiosamente, como es notorio, Jiménez Losantos es el azote de Gallardón a quien critica sin mesura en la COPE. En cambio, Iñaki Gabilondo trata con mayor cortesía al alcalde de Madrid y previsible futuro competidor de Esperanza Aguirre en su eventual carrera hacia La Moncloa.

La bronca es muy interesante porque sitúa la libertad de expresión en un escalón más alto de lo que estaba antes de producirse este debate. Palabra a palabra ganamos libertad.

Creo que el debate abierto fortalece a la Monarquía mucho más que el secuestro de El Jueves. ¡Hay que ver lo que aguanta Isabel II, la reina de Inglaterra!. O el propio George Bush. Y no pasa nada.

Todos los españoles podemos expresar libremente nuestros pensamientos si estos no van en contra de las leyes vigentes aprobadas en Las Cortes por los representantes del pueblo español.

Pese a la prudencia que exige su papel de representación del Estado, el Rey tiene derecho a la libertad de expresión… y a defenderse. Ese derecho también lo tienen Esperanza Aguirre, Jimenez Losantos, El Jueves y los que piden que vuelva la República.

Hasta donde he leído, estoy de acuerdo con lo que han dicho los dos, tanto el Rey, pidiendo un trato humano hacia él, como la Presidenta Aguirre pidiendo lo mismo para el estravagante derechista Jiménez Losantos.

Y, por supuesto, estoy de acuerdo con esta frase que, según El Mundo, pronunció Esperanza Aguirre ante el Rey:

«Lo peor es quitar el micrófono a un periodista»

¡Si lo sabré yo!

Eso, que se lo diga Aguirre a su líder político, el ex presidente Aznar, tan poco respetuoso con la libertad de expresión.

Esto parece el mundo al revés: la izquierda defiende al Rey de los ataques de la derecha.

¿Acaso la derecha nostálgica (la más franquista) no perdona al Rey que haya apoyado la democracia de todos?

Si es así, insisto, los españoles merecemos y necesitamos otra derecha más civilizada. Por favor.

Navarra: El PSOE «pide» o «aborta»

Los verbos son habitualmente muy expresivos. Delatan el sesgo del autor de la portada. Estarán de acuerdo conmigo en que no es lo mismo «pedir» que «abortar«. Sin embargo, los complementos también juegan un papel relevante. En este caso, «a la desesperada» encubre una intención muy clara que complementa, en El País, al verbo «pedir«.

En el caso de El Mundo, hay un juicio de intenciones evidente: «por miedo a pagarlo en las generales«. Este es un titular digno de un comentario editorial o de una columna de opinión pero nunca de una información sobre hechos.

Es una pena que nos acostumbremos a esta mezcla nefasta de opinión e información, como la rana que muere en agua hirviendo porque la temperatura le fue subiendo muy poco a poco.

Ya que el periodismo atraviesa esta crisis fatal, es muy saludable estar en posición de alerta para distinguir hechos de opiniones.

Que no nos den gato por liebre.

Los obispos y los mártires tampoco son de este Mundo. Ni una línea en portada. Ni ayer sacó en portada a los curas pederastas de Estados Unidos ni hoy saca a los presuntos beatos o santos de la guerra civil.

El País, en cambio, no pierde de vista a los curas. Por si acaso.

Quién y por qué perderá en 2008

ANTONIO ESTELLA en El País 17/07/2007

Las elecciones las gana el partido que conecta mejor con la sociedad y que proyecta un modelo que, aunque no sea exactamente el que la gente tiene en la cabeza en un momento determinado, sí que lo quiere imitar. En ambas dimensiones, el contraste entre el Partido Popular y el Gobierno socialista es realmente significativo. Comenzando por el Partido Popular, parece claro que cada día que pasa este partido va perdiendo su capacidad de conectar con las preocupaciones de la mayor parte de la sociedad. Para empezar, la gente, al menos la gente que no es de extrema derecha, no se siente crispada. Ve que las cosas funcionan razonablemente bien y no encuentra demasiados motivos para estar instalada en el enfado permanente. Por ello, es incapaz de entender por qué el Partido Popular le dice que debe estar enfadada. Además, la gente no ve los riesgos apocalípticos de los que constantemente habla el PP. Incluso aunque a muchos ciudadanos no les gustó la operación del Estatut, todos han podido comprobar que España sigue intacta. La familia parece haber corrido una suerte similar: sigue como estaba, no se ha roto, ni se romperá. Por último, la gente no conecta con un partido que insulta permanentemente a las más altas instituciones del Estado. El PP no parece haber entendido que los españoles sienten que el presidente del Gobierno, sea del color político que sea, es su presidente. Por ello no ven con buenos ojos que se le tilde de subsecretario. Eso sí que les enfada, y mucho.

La capacidad del PP de proyectar un modelo de sociedad está, también, bastante tocada. En realidad no sabemos muy bien qué es lo que haría el PP si llegara a gobernar en 2008, porque este partido nunca habla de futuro, sólo de pasado. Sus líderes, Rajoy, Zaplana y Acebes, son los líderes del pasado. Su discurso es un discurso auto-justificativo de las decisiones del pasado, en particular, de una decisión: la de intervenir en la guerra de Irak. Y su insistencia en recordar que ellos lo hicieron mejor con ETA también nos remite al pasado.

Por mucho que algunos se empeñen en decir lo contrario, la estrategia del PP para hacerse con el poder es completamente irracional. Crispar solamente habría tenido sentido, como máximo, si en un momento determinado, una vez las filas del PP prietas, este partido hubiera girado hacia el centro. Este último debate del estado de la nación era la última oportunidad que tenía el PP para mandar a la sociedad una señal de moderación. Sin embargo, fue y será incapaz de hacerlo, porque el PP se encuentra psicológicamente enganchado a la droga de la venganza.

El Gobierno socialista ha desarrollado más ampliamente su capacidad de conectar con las preocupaciones de la sociedad. Después, sobre todo, de los últimos cuatro años de Aznar, la gente sentía una necesidad infinita de modernidad, de quitarse la caspa que le había caído encima durante ese periodo, de poder decir lo que quisiera, de liberarse, de salir del armario, y de varias cosas más. Cuando el Gobierno aprueba la ley de matrimonio homosexual no solamente se da cuenta a una reivindicación histórica de un colectivo determinado, sino que, además, nos hace sentir a todos que tenemos más libertad para elegir nuestra forma de vida de la manera que queramos. Cuando el Gobierno aprueba leyes de igualdad, no solamente cumple con una parte de su programa, sino que además hace que todos sintamos que vivimos en un país mejor. Cuando el Gobierno adopta medidas de conciliación entre la vida familiar y laboral no solamente persigue que todos tengamos un poco más de tiempo para dedicarlo a la familia, a los amigos o a lo que nos dé la gana, sino que además hace que nos sintamos mucho más protegidos en esta sociedad, en la que parece que todo gira en torno a la vida laboral. Muchos querían un cambio, y el Gobierno socialista ha sabido dárselo.

El modelo que intenta proyectar el Gobierno socialista es, por ahora, algo incierto, pero desde luego en esta dimensión también le saca distancia al Partido Popular. En el último debate del estado de la nación, el presidente repitió hasta diecinueve veces, ¡diecinueve!, la palabra «futuro». La parte más polémica de su discurso fue el anuncio que hizo el presidente de que cada familia recibirá una ayuda de 2.500 euros por cada hijo que nazca a partir de ahora. Sin embargo, y a pesar de las críticas que ha recibido, casi ninguna otra medida habría sido capaz de enlazar mejor con la idea de que, mientras que el PP solamente ve la realidad a través del espejo retrovisor, el Gobierno tiene puestas las luces largas: ¿qué mejor modelo que uno que apuesta con esperanza por la familia?

La capacidad de un actor político de conectar con la sociedad, y de proyectar un modelo determinado de cara al futuro, está en función de su capacidad de comunicación. Éste ha sido uno de los puntos más flacos del Gobierno socialista, como muchos analistas se han encargado de recordar. Zapatero dijo, cuando ganó las elecciones de 2004, que sabría escuchar a la sociedad. Parece que el presidente está empezando a cumplir su compromiso de pegar los oídos a lo que la gente está diciendo en este terreno, porque en las últimas semanas ha tomado toda una serie de iniciativas que permiten pensar que habrá rectificaciones en su forma de comunicar las medidas que adopta. Primero, el presidente ha decidido la creación de un Centro de Prensa en Moncloa. La medida llega algo tarde, pero más vale tarde que nunca. Segundo, el Gobierno está evitando el error de hacer que la gente «piense en elefantes». Por ejemplo, a pesar de que el PP ha calificado lo ocurrido a nuestras tropas en el Líbano de acto de guerra, el Gobierno no ha entrado en el juego de negarlo. Finalmente, está la medida de los 2.500 euros a la que he hecho alusión antes. A pesar de que la izquierda más timorata ha criticado la falta de oportunidad de hacer este anuncio en el debate del estado de la nación, el momento y el lugar no podían ser más adecuados. Si el Gobierno no aprovecha los pocos resquicios que le quedan para lanzar sus mensajes y medidas, ¿cómo se enterará una persona que ha tenido hoy un hijo de que tiene derecho a 2.500 euros?

Al Gobierno le faltaba querer dar la batalla por la comunicación; ahora parece que lo va a hacer. Esto, unido a su capacidad de conectar con la gente y de proyectar un modelo en el que la sociedad quiera sentirse reflejada, además de a la irracionalidad manifiesta en la que el PP está instalado, hará que este partido pierda en 2008.

Antonio Estella es profesor de Derecho Administrativo de la Universidad Carlos III de Madrid.

Los curas pederastas no son de este Mundo

Uno de los mayores escándalos de nuestro tiempo no ha merecido ser noticia de portada en El Mundo. Sí lo ha sido, en cambio, en El País, aunque a una columna.

Se trata de los 500 millones de euros que ha tenido que pagar la Iglesia Católica como indemnización a los más de quinientos menores de edad que han sido víctimas de abusos sexuales por parte de curas norteamericanos.

El gran titular que manda en El País va dedicado a Imaz, presidente del PNV, a quien adjudican nada menos que el verbo «frenar» cuando se refiere a la «consulta popular» en el País Vasco.

El Mundo reduce esta noticia a un sumario en portada y prefiere atribuir a Imaz el verbo «repudiar», cuando pone en duda la «consulta popular de Ibarretxe». Repudiar -un verbo muy del gusto pedrojotero- es algo más fuerte que frenar.

El Mundo manda en su portada a cuatro columnas, naturalmente («raca, raca, raca», diría Peridis), con sus habituales patrañas sobre el 11-M tratando de salvar la cara al trío Pinocho (Aznar, Acebes y Zaplana).

Hablando de obispos, ahí van tres joyas del domingo publicadas en El País:

Carta, muy razonable, de un lector de El País publicada el domingo, con el título «No lo entiendo«:

Lecciones del diablo

Javier Pradera en El País

15/07/2007

Los obispos, contra la nueva asignatura

LA COMISIÓN PERMANENTE de la Conferencia Episcopal difundió el pasado 20 de junio un documento contra la Ley Orgánica de Educación (LOE) -complementario de una declaración anterior del 28 de febrero- que condenaba una vez más la asignatura Educación para la Ciudadanía, incorporada con carácter obligatorio y evaluable al plan de estudios de primaria y secundaria: «El Estado se arroga un papel de educador moral que no es propio de un Estado democrático de derecho». Los obispos critican severamente que la nueva disciplina invada terrenos de la Iglesia. Juan Antonio Martínez Camino, portavoz de la Conferencia Episcopal, afirma que sus contenidos están basados «en el relativismo ideológico y la ideología de género». La jerarquía eclesiástica toca a rebato: «La gravedad de la situación no permite posturas pasivas ni acomodaticias». Los padres de los alumnos y los centros escolares podrán recurrir «a todos los medios legítimos para defender la libertad de conciencia y de enseñanza, que es lo que está en juego». Aunque la declaración sea conscientemente ambigua acerca de los procedimientos idóneos para ese fin, el melifluo portavoz aclaró picaronamente que la objeción de conciencia no está «excluida» del arsenal de armas lícitas.

Los éxitos parciales conseguidos por la Federación Española de Religiosos de Enseñanza sobre los contenidos de la asignatura no han saciado el inagotable apetito del episcopado

Los centros concertados católicos agrupados en la Federación Española de Religiosos de Enseñanza (FERE-CECA) vienen tratando de acercar posturas con el Estado. Sin embargo, los éxitos parciales logrados por sus representantes en las negociaciones con el Ministerio de Educación sobre los contenidos curriculares de la asignatura -relativos al matrimonio homosexual o a las relaciones de género- no han saciado el inagotable apetito de la jerarquía. Alarmado ante la negativa de la Fere a recurrir a la objeción de conciencia, el cardenal primado y vicepresidente de la Conferencia, Antonio Cañizares, avisa a los colegios católicos del fuerte olor a azufre que despide la Educación para la Ciudadanía: «Los centros religiosos que impartan la nueva asignatura colaborarán con el mal».

La disciplina se estudiará en un curso de primaria (5º ó 6º) y otro de secundaria ( 2º ó 3º); sus contenidos también serán recogidos por dos asignaturas ya existentes: Ética (4º de secundaria) y Filosofía (bachillerato). La incorporación de la materia a los planes de estudio será gradual: siete comunidades autónomas han decidido comenzar por 3º de secundaria. ¿Qué otorga su diabólico carácter a la disciplina condenada al fuego eterno por el cardenal Cañizares? La educación cívica se imparte actualmente en 15 países europeos; las recomendaciones del Parlamento de Estrasburgo y del Consejo de Europa para la expansión de sus contenidos curriculares -la tolerancia, la igualdad de sexos, el rechazo a la discriminación, la solución pacífica de los conflictos, la condena del racismo y la homofobia, etcétera- contradicen a los obispos exorcistas.

La innovación es criticada o mirada con escepticismo por quienes consideran que el campo propio de la enseñanza son los conocimientos y no los valores. Adela Cortina ejemplifica ese ideal de la escuela neutra con las palabras de mister Gradging en la novela de Dickens Tiempos difíciles: «No enseñéis a esos chicos y chicas sino hechos. Sólo los hechos son necesarios en la vida. No plantéis otra cosa y arrancad todo lo demás». En España, esa actitud se suele manifestar en forma de una burlesca equiparación entre la Educación para la Ciudadanía, inspirada por los principios democráticos y la Constitución de 1978, y la Formación del Espíritu Nacional, impartida por la dictadura franquista para adoctrinar a los escolares en los Principios Fundamentales del Movimiento, pero nunca criticada por la jerarquía eclesiástica. Esa ofensiva homologación es una cantera inagotable de paralelismos no sólo para los columnistas patosos y los tertulianos chistosos, sino también para los dirigentes del PP: tras alardear de su astucia por demorar un año la incorporación de la asignatura Educación para la Ciudadanía a los planes de estudio de la Comunidad de Madrid, la presidenta Esperanza Aguirre defiende el derecho de objeción de conciencia «a lo que es casi, casi, casi, un sucedáneo de la Formación del Espíritu Nacional».

FIN

Editorial del domingo en El País:

«Episcopado en rebeldía»

¿Hay alguien en el PP más miserable que Rajoy?

Ya se que hoy es viernes y 13 -un día señalado para la mitad yanqui de mi familia- y, quizás por eso, Rajoy perdió la olla. Espero que pida diculpas a la Policía y a la Guardia Civil, pues se juegan la vida protegiendo «milagrosamente» a gente tan deslenguada como él mismo.

Me ha dado mucha vergüenza leer lo que ha dicho quien aspira a gobernar mi país, y a quien yo tenía por persona más sensata que quien le nombró a dedo.

¿Habrá bebido Rajoy del mismo vino que hizo que Aznar despreciara a los que no pueden conducir por él?

Menos mal que la vicepresidenta, Fernández de la Vega, ha salido al paso llamando «ruin» a Rajoy.

Ya sabemos la música política que va a sonar por aquí hasta las elecciones generales.

¡Abróchense los cinturones!

.

Y prepárense para oir («raca, raca, raca», como diría Peridis) miles de veces los lemas en los que el PP puede basar su expectativa de victoria electoral. Me imagino -esto no es información sino análisis- que estos podrían ser algunos de los banderines de enganche de su Santa Cruzada:

1.-

«España se rompe»

Y se rompe, según el PP, por Cataluña y no por Andalucía, con un Estatuto tan parecido. Ahí está la portada de El Mundo de hoy sobre el «entreguismo» del PSOE y la de El País tachando de «incoherente» al PP)

2.-

«Zapatero se rinde ante ETA»

La torpe y miserable declaración de Rajoy sobre la «milagrosa» actuación policial, debido a que Zapatero «ha rebajado la democracia a la altura de los asesinos», es una prueba de ello.

3.- «

La España laica (y roja) contra la Santa Madre Iglesia católica»

Ahí tenemos a los obispos trabucaires (¡Ay, si Tarancón levantara la cabeza!) trincando la pasta del Estado con una mano, pero disparando con la otra a discrección contra la asignatura obligatoria «Educación para la Ciudadanía» y contra otras leyes del Estado. No les importa ir a su infierno con tal de ganar las elecciones y rellenar el cepillo.

4.-

«Desentierran, por revanchismo, la Memoria Histórica de la guerra civil y el franquismo»

.

Los hijos de los vencedores de la guerra civil no acaban de entender que los hijos de los vencidos (y yo soy, sin rencor, uno de ellos) quieran enterrar bien, con dignidad, a sus muertos. Los delitos de tortura no deberían prescribir, pero en España hemos perdonado (aunque no olvidado) a los torturadores fascistas. Por favor, que el «gallo negro» no saque tanto pecho y no tense demasiado la cuerda…

5.-

«Han roto el «consenso» de la transición»

Tiene gracia. Es como si los actuales líderes del PP hubieran colaborado en algo, alguna vez, para alcanzar aquel «consenso» constitucional, liderado por Fernando Abril Martorell y Alfonso Guerra. ¡Pero si el joven Aznar se reía de la Constitución y los buenos demócratas del PP están arrinconados!

En fin, intuyo que la Cruzada electoral del PP va a tratar de crispar y polarizar a la sociedad española hasta el borde de la Ley (alguno de ellos, incluso, la pisará con la chulería y el descaro de quienes no creen en la democracia).

El objetivo de la crispación derechista es obvio:

mantiene a sus bases en permamente estado de movilización y, por eso, no dejarán de votar.

En cambio, la crispación y el miedo hace que los del centro y la izquierda se desmovilicen, muestren asco por la política y se queden en casa a la hora de votar.

Cuanta más porquería eche el PP sobre los ideales y las prácticas más nobles de la democracia, mayor beneficio cree que recogerá en las urnas. Por eso, en mi estado cabreo actual, pienso que vamos a oír frases peores que las de hoy y que vamos a ver los espectáculos políticos más ruínes y bajos de nuestra corta vida democrática.

Así, los demócratas, escandalizados, no se moverán y los jóvenes que nunca han votado pasarán del triste panorama de una política tan envilecida y tan llena de mierda.

Y toda esta «santa cruzada» puede pasar ante los ojos del bueno de Zapatero como si nada. Se mirará al espejo y, sin gracia para contraatacar ni para escuchar a sus críticos más leales (no serviles), podría morir políticamente por una infección de autocomplacencia o por un ingenuo ataque de buen talante.

Y eso no sería lo peor.

Como ven, hoy, viernes y 13, no me siento yo muy católico.

Mañana será otro día.

ETA «abandona», la Guardia Civil «halla» y Zapatero «felicita»

Para El Mundo se trata de una noticia menor. Por eso, Pedro Jota le da la categoría de un simple sumario:

Dos etarras abandonan un coche con 130 kilos de explosivos cerca de la frontera de Portugal

En páginas interiores, esta noticia, que tanto alivio produce en los ciudadanos, va a cuatro columnas y en página par:

«ETA abandona un coche…»

El País manda con ella en su portada a cuatro columnas, arriba, y con foto del coche que llevaba los explosivos. En su interior, amplía esta información con dos páginas completas.

El País prefiere a la Guardia Civil como sujeto principal de la noticia y le atribuye el verbo «hallar«:

«La Guardia Civil halla en Ayamonte un coche…»

En su segunda página titula a tres columnas:

Zapatero felicita a las fuerzas de seguridad por su «magnífico trabajo»

Es imposible encontrar la felicitación de Zapatero entre las noticias de El Mundo. Es una noticia de Agencia, que llega a todo el mundo excepto al de Pedro Jota. Descansará en su papelera.

Yo sí quiero felicitar también a la Guardia Civil por haber montado esos controles de carretera tan molestos, a veces, cuando vas con prisas, y tan eficientes como se demostraron ayer. ¡Enhorabuena!

Como vemos por los titulares de portada, El País no se anda con chiquitas a la hora de informar sobre los obispos que «proclaman la guerra total».

El Mundo, mucho más suave con los jerarcas eclesiásticos, prefiere atribuirles el verbo «recurrirán» sin utilizar el lenguaje bélico sino el legalista más reverente.

En páginas interiores, se mantiene la preferencia belicista en El País que pone a los obispos la voz del lobo feroz:

«Los obispos batallarán sin tregua…»

En cambio, El Mundo atribuye a los obispos la vocecita dulce de Caperucita Roja :

«Los obispos instan a usar «todos los medios legítimos » contra…»

Y la Justicia parió un ratón…
Etarras y 11-M, en El Mundo; Guantánamo, en El País

Los diarios on line se comen a los que imprimen las noticias de ayer. Tal es mi caso cuando voy a comentar las portadas impresas de hoy, envejecidas por dos decisiones importantes, aunque tardías, de los jueces.

La que han armado con el sanguinario etarra De Juana Chaos los del Pleno de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, saltándose a la torera algunos procedimientos, para ser arrojados hoy al ridículo por el propio Tribunal Supremo. En menos de un año, el etarra estará seguramente en la calle después de haber cumplido sus condenas.

¿En qué cabeza de juez cabe condenar a un etarra a más años de cárcel por escribir un artículo que por cometer asesinatos?

Y el otro juez, que también baila, es el de Tenerife. Prohibe el carnaval en la calle, en lugar de prohibir ciertos niveles de ruido insoportable en la calle. Menos mal que ha entrado en razón y donde dijo digo -a la vista del follón que ha organizado- ahora dice Diego.

De sabios es rectificar. Pero, con algo de prudencia y sosiego, nuestros politizados jueces podían habernos evitado tanto ruido innecesario.

….

No se pierdan este artículo de Félix de Azúa en El País. Es largo, pero creo que vale la pena:

Longevidad del resentimiento

FÉLIX DE AZÚA

en El País 12/02/2007

Recuerdo perfectamente con qué ferocidad despreciábamos a Adolfo Suárez. El plural se refiere a la izquierda de aquellos años. Ni siquiera le odiábamos, era demasiado insignificante. Un burócrata que sólo suscitaba el sarcasmo, un trepador cuyas contradicciones podían facilitar la insurrección proletaria. Es cierto que le había votado una mayoría de la población, pero ya se sabe: los españoles son franquistas, borregos, rancios. Supongo que eso es lo que piensan de Zapatero muchos nacionalistas.

Luego pasamos a despreciar a González. Algunos habían sido compañeros suyos en la Universidad de Sevilla: un chisgarabís, un pelmazo del que huía la gente. Los sarcasmos contra Suárez se hicieron más virulentos contra González. Basta con releer lo que escribían las grandes plumas de la izquierda sobre la entrada de España en la OTAN.

Ahora, cuando el país va regresando inexorablemente al Ruedo Ibérico, nos percatamos de que Suárez y González fueron una bendición inmerecida para una casta intelectual fatua y microcéfala. Un par de políticos inteligentes, prudentes, hábiles, que nos libraron de nosotros mismos. Si hubieran triunfado los míos, por ejemplo, Cataluña habría sido una república popular maoísta. Nunca se lo agradeceré suficientemente a Suárez y González.

Éramos jóvenes y en ese periodo amorfo llamado «juventud», que en España dura hasta los cuarenta años, está permitido ser un majadero y que sin embargo te haga caso la prensa. Pero ahora, cuando se reproduce el viejo estilo del rencor y el resentimiento, ya nadie es joven, ni siquiera los jóvenes son jóvenes. Los «jóvenes» nacionalistas vascos patean las tumbas de los asesinados por sus padres. Han nacido viejos.

El mes pasado, escribía Muñoz Molina en estas mismas páginas su desaliento ante el delirio en el que ha caído la casta dirigente. Era el grito espantado de alguien que, por vivir fuera, se percata de lo asombrosamente inútil que llega a ser la elite española. El delirio de la oposición, perpetuamente encadenada a sus tráficos vaticanos, a su ética momificada, ese espíritu de bronca tan compatible con la codicia. El delirio de los periféricos, reduciendo sus fortalezas regionales a siniestras aldeas endogámicas cada vez más hormigonadas. El delirio del actual gobierno, convencido de poder dialogar con los nacionalistas, desde los más presentables hasta ETA, y proponiendo alianzas con el Islam. Vaya panorama.

Hace unos días tuve ocasión de hablar con una persona excepcional. Ha conocido la esclavitud verdadera, la de las mujeres que se pudren en los países islámicos. Ha vivido en Somalia, Etiopía, Arabia Saudita, Kenya… Sabe que en este momento no hay mayor injusticia que el islamismo explotador de una mitad de la población condenada por su sexo. La miseria del proletariado en la época de Marx era un privilegio comparada con la miseria de millones de esclavas (laborales, familiares, sexuales) que se ocupan de la totalidad del trabajo de la aldea mientras los hombres se dedican a pavonearse rifle en mano y a rezar. No podía concebir que alguien como Zapatero, con mando en un país europeo, hablara de «alianza de civilizaciones». ¿Qué civilizaciones? Si a sus hijas les hubieran cortado el clítoris y cosido los labios externos quizás no fuera tan frívolo.

Suárez dialogó con gente que le despreciaba, pero que estaba deseando salir de la cloaca. Es cierto que los comunistas seguían persuadidos de que no había nación en la tierra que pudiera compararse con la URSS (¡la de Breznev!), y que nuestros jefes hablaban en verso sobre Rumania y sobre la portentosa inteligencia de Ceacescu. Estos majaderos, sin embargo, ya no creían en sus propias mentiras y por lo tanto se podía dialogar con ellos. Suárez lo hizo y consiguió que entraran en el orden democrático al que juzgaban un modo de explotación más peligroso que el fascismo. Suárez dialogó porque lo que tenía delante era un fantasma que al oír el primer ring de monedas se esfumó como Drácula y se dedicó a proteger a las focas.

No es ese el caso de ETA, ni el de los islamistas que con tanta precisión describe una y otra vez Antonio ElorzaNi siquiera es el caso del PNV. Quizás Esquerra Republicana esté más cerca de la lucidez: por lo menos ya se les ha producido una escisión y eso indica que puede haber pensamiento incluso en una nevera. Ley de oro desde Maquiavelo es que no puedes dialogar con quien está persuadido de que tú eres débil y él es fuerte. Que Alá está de tu parte, o que están contigo Dios y las cajas de ahorro vascongadas más algún sindicato para que el amo no esté solo.

Nuestro presidente dice que hay que dialogar con los opresores. Parece que no haya dialogado en su vida con alguien que le toma por bobo. La quiebra de esos diálogos imposibles conduce a callejones sin salida. Los callejones sin salida generan frustración. La frustración es la madre del resentimiento. Hemos regresado a la política del resentimiento, la continuación del franquismo. El gobierno no piensa en los ciudadanos, el gobierno sólo piensa contra la oposición. Un gobierno que le tiene tal pavor a la oposición como para no abrir la boca sin mencionarla (¡mamá, mamá, mira lo que ha hecho Rajoy!), es un gobierno de una debilidad incompatible con cualquier diálogo. La consecuencia ha sido el fracaso del «proceso de paz», mal planteado desde su bautismo con esos términos episcopales.

¡Qué nostalgia de Suárez y González! El uno y el otro hubieron de vérselas con enemigos mucho más peligrosos que los que lidia Zapatero. Suárez con los franquistas, es decir, con la totalidad del poder económico, o sea el poder madrileño, vasco y catalán que era el único que había. González, con sus propias huestes, cabras locas, conspiradores del ochocientos. Ambos, con una ETA que en aquel momento no sólo era infinitamente más fuerte, sino que recibía el apoyo de toda la izquierda del país. Y sin embargo pudieron imponer su diálogo, es decir, meter en vereda a los inválidos morales en menos que canta un gallo.

¿Por qué entonces Zapatero no puede con unos adversarios desdentados como los del PP, y una ETA a la que ya sólo apoyan los caseríos y ni siquiera todo el PNV? Porque no logra convencer de su poder, es decir, el poder del Estado. Y cuando el Estado muestra su debilidad, el rencor, el resentimiento y el oportunismo ocupan la escena.

Si alguien desea conocer el desarrollo de una conciencia política racional y no visceral, lea la estremecedora autobiografía de Ayaan Hirsi Ali (Mi vida, mi libertad). Verá cómo la inteligencia unida al coraje puede vencer a la esclavitud en las condiciones más opresoras. Ayaan Hirsi es en verdad una revolución viviente porque dice aquello que todo el mundo sabe, lo evidente. Aquello que los islamistas ocultan, niegan, disimulan, disfrazan, porque amenaza el dominio que ejercen sobre la mitad de la población. Y lo dice sin rencor, sin odio, sin resentimiento hacia sus torturadores. Sabe que no hay posibilidad de diálogo, ni alianza que valga, hasta que millones de mujeres se persuadan de su poder. Por eso dialoga con las oprimidas, no con sus opresores. Será lento, pero no hay otro camino.

Aplíquese el cuento aquel que desee dialogar. Haga como Ayaan Hirsi, apueste por lo evidente sin rencor ni resentimiento. Utilice el poder del Estado para ayudar a los ciudadanos oprimidos, no para sumirlos en una mayor opresión dialogando con sus opresores. Y olvídese de la oposición. Está ahí para evitar el monólogo gubernamental.

Félix de Azúa es escritor.

FIN

Hoy estamos de doble enhorabuena.

1.- Arsenio Escolar, director fundador de 20 minutos, de www.20minutos.es y de Calle 20, ha sido nombrado «mejor periodista del año» por la Asociación de la Prensa de Madrid que le ha otorgado el Premio Victor de la Serna. Podrán leer esta noticia, que nos ha llenado de satisfacción, en un modesto rinconcito de la página 10 de 20 minutos, que reproduzco a continuación, o en su blog.

2.- El diario on line www.20minutos.es ya es, según la OJD, el nº 2 de los de información general de España.

ETA manda en El Mundo; el Gobierno, en el El País

Actualizado el domingo 10 de diciembre a las 11:10h.

Por un par de comentarios, acabo de percatarme de que ayer marqué por error la casilla de «comentarios cerrados» y otra que dice algo así como «tracbacks cerrados» (que aún no se lo que significa).

Las marqué de forma automática, pensando que lo hacía en las casillas contiguas de «critica de prensa» y «personal«.

Lo siento. Si este blog tiene alguna gracia, procede de los comentarios abiertos y libres de quienes nos visitan.

Gracias por el aviso. Ni siquiera sabía que ciertos post pueden cerrarse a los comentarios. Mejor no saberlo.

Sigo en Almería con un sol espléndido, mala conexión a Internet y lejos de los diarios de papel. Temo la caravana de regreso. Suerte a los del puente.

Saludos

JAMS

—-

El Mundo manda con ETA como sujeto principal de su primera página y El País lo hace con el Gobierno.

Sólo coinciden hoy a la hora de ilustrar su portada con bellísmas fotos de San Sebastián. La ola ataca el Paseo Nuevo que bordea el Monte Urgull, bajo el cementerio de los ingleses. En Almería, el Mediterráneo está en calma y mi palmera ni se inmuta, tan quieta como una estatua.

El País:

El Munod:

Hoy apenas hay noticias, pero sí buenos artículos que intentaré copiar y pegar aquí para que nos aprovechen durante el fin de semana.

Ahí va uno del maestro Savater en El País:

Víctimas

FERNANDO SAVATER

09/12/2006

Las víctimas del terrorismo han tardado mucho en aparecer a la luz pública no sólo en el campo de la realidad social sino también en la literatura o el cine. La mayoría de las novelas y películas centradas en este prolongado horror tienen como protagonistas a etarras, amigos de etarras o familiares de etarras: con mejor o peor fortuna (en general peor, la verdad sea dicha) cuentan los problemas de conciencia, arrepentimientos o reafirmaciones ideológicas de estos voluntariosos criminales. Por lo visto todos tienen mucha «vida interior», aunque al tratarles se les note más bien poco, y desde luego mayor interés dramático que quienes les padecen. En tales narraciones pasa como en los films de Tarantino, donde los pistoleros están llenos de colorido pasional y los liquidados forman parte todo lo más del mobiliario urbano. Según mi criterio, y no quisiera ser injusto con nadie por olvido o desconocimiento, hasta ese admirable puñado de relatos que son Los peces de la amargura (ed. Tusquets), de Fernando Aramburu, las víctimas del terrorismo no habían encontrado un reconocimiento artístico de su humilde calvario a la altura exigible. Dejando aparte, por supuesto, las dos grandes novelas de Raúl Guerra Garrido, Una lectura insólita del capital y sobre todo La carta, pioneras en el tema. Por cierto, Raúl, felicidades por el Premio de las Letras y no permitas que las insidias de algún maledicente profesional enturbien tu merecida fiesta.

Las víctimas han recorrido un significativo trayecto, sin duda muy revelador de los vaivenes de la opinión pública en nuestras sociedades actuales: han pasado del desconocimiento y el desinterés al reconocimiento fervoroso y de éste al recelo político por un lado y a la sacralización mediática por otro. La propia noción de «víctima del terrorismo» es equívoca porque en la inmensa mayoría de los casos se trata más bien de familiares de víctimas que de víctimas en carne propia. En otros casos no existe esta ambigüedad: nadie llama «víctima de la circulación» a la madre o al marido de quien sufrió un choque o atropello, sino sólo a la propia persona damnificada. Claro que los accidentes de tráfico o laborales no están intencionalmente orientados contra la comunidad democrática en cuanto tal y los crímenes terroristas sí. Entre las víctimas de ETA hay de todo, puesto que la propia ETA ha golpeado a la sociedad en sus más diversos grupos y clases: vascos y ciudadanos de otras partes de España, funcionarios y simples particulares, personas destacadas por su lucha de años contra el terrorismo y gente que se enteró de que existía esa lacra sólo cuando les tocó sufrirla a ellos, etc… En cualquier caso, tienen cosas en común: necesitan apoyo social tanto en lo anímico como en los problemas materiales y exigen estricta justicia, es decir, que se aplique a sus agresores el rigor de la ley y no el oportunismo de la política. Quieren que la justicia de todos les ampare, puesto que renuncian a tomársela por su mano: ¿cómo no darles la razón? Cuando les oigo reivindicar «memoria, dignidad y justicia» entiendo muy bien la primera y la tercera de estas exigencias, no tanto la segunda: en efecto, ninguna víctima ni pariente de víctima ha visto nunca en cuestión su dignidad por serlo. Al contrario, los indignos son los asesinos, sus cómplices, sus justificadores teóricos, quienes se aprovechan del terror causado por otros o quienes se han despreocupado de las víctimas hasta que les ha sido políticamente rentable mostrarles estentórea veneración.

Cada una de las víctimas propiamente dichas y de sus familiares o herederos tienen sus propias ideas políticas, ni mejores ni peores por ser suyas que las del resto de los ciudadanos. Ser víctima del terrorismo, en cualquiera de los sentidos, no es haber hecho un máster en filosofía política. Sus opiniones en ese campo no son «respetables» sino «discutibles», como las de usted o las mías: lo respetable, en todo caso, serán las personas que las sostienen. De modo que es inútil insistir en que las víctimas están políticamente manipuladas cuando no dicen lo que quisiéramos oírles. Son mayores de edad y aciertan o se equivocan solas, sin necesidad de que ningún político les coma el tarro. Al contrario, suelen ser los políticos (y no digamos los hooligans mediáticos, aplicados a la rentabilidad del estruendo) quienes se arriman a su sombra para promocionarse a sí mismos mientras parecen jalearles a ellos. Bueno, ¿y qué? Así es la democracia. A mí me parece que el truculento mensaje sobre «traiciones» y «rendiciones» que maneja la AVT -por no hablar de la mezcla del llamado «proceso de paz» con la bazofia ridícula e inconsistente de la supuesta conspiración del 11-M- es una actitud equivocada, que daña la causa que pretende defender. Pero no supongo que al señor Alcaraz le tengan hipnotizado Acebes o Zaplana para decir lo que dice.¿Acaso alguien manipula, por ejemplo, a Suso de Toro cuando asegura sin dudar que Ciutadans representa «el más rancio españolismo»? No, de ningún modo, seguro que lo piensa de veras; bueno, si la palabra «pensar» resulta en este caso exagerada, digamos que lo cree de veras. ¿Que la mayoría de las víctimas confía más en la derecha que en la izquierda? Así parece y la culpa -si culpa hay- no es sólo suya. Recordemos que en este país está vigente la absurda superstición de que los nacionalismos separatistas y étnicos son de izquierdas… ¡y hasta forman mayorías de progreso! Hace poco, Santiago Carrillo decía públicamente: «La paz merece que, por un momento, nos olvidemos de las leyes». No hay mejor síntesis de lo que muchos temen, con razón, que el «proceso de paz» sea o pueda llegar a ser. Y como tienen a Carrillo o a Javier Madrazo por gente de izquierdas, pues prefieren a la derecha. Algunos lo sentimos mucho, pero así está el patio.

Sin embargo, la verdadera y peor manipulación política de las víctimas sigue sin ser denunciada. Porque no consiste en aprovecharse de tales o cuales personas sino del concepto mismo de víctimas del terrorismo. Hoy se prodigan los reconocimientos y las condolencias a las víctimas para hacer creer que la cuestión de ETA es un asunto que fundamentalmente se polariza entre terroristas y víctimas de atentados. Es decir, que se trata de resolver un problema «humanitario»: no más sufrimiento, ni más muerte, no más viudas ni huérfanos, enjuguemos las lágrimas de los dolientes y evitemos que se derramen más, etc… Por eso se habla de «paz», pese a la evidencia de que no estamos en ninguna guerra: porque ese término se presta más a los servicios de la Cruz Roja que la palabra «libertad». Cuando se diseña el acuerdo de convivencia que culminará el proceso de paz, nunca se olvida mencionar el debido respeto y homenaje a las víctimas. Y los representantes más altos del Gobierno vasco acuden a pedir perdón por su desinterés del pasado a las víctimas (sobre todo a las andaluzas: las víctimas son tanto más respetables cuanto más lejanas). Pero en cambio nunca harán el mismo acto de contrición respecto a quienes han sido el objetivo ideológico de ETA todos estos años: los no nacionalistas y sus representantes políticos.

No les he oído nunca decir en público que los no nacionalistas merecen una reparación política y social por la marginación y acoso que han sufrido durante el período de la peor violencia. Tampoco he oído que admitan las ventajas que han obtenido sobre ellos los partidos nacionalistas gracias al terror -lamentable pero útil- impuesto por ETA. Ni lo más importante: que yo sepa, nadie ha reconocido que cuando ETA desaparezca, la convivencia y el fair play democrático pasará por dar cancha a la opción no nacionalista en los campos en que hasta ahora ha sido hostilizada o excluida, no en apretar las tuercas del nacionalismo como pago al cese de la violencia. Porque el problema no está entre ETA por un lado y las víctimas por otro, sino entre el nacionalismo violento y quienes han padecido su agresión por no ser nacionalistas. No se trata de buscar un remedio humanitario, sino de defender derechos constitucionales conculcados.

Los sabios posmodernos que hoy abundan nos aseguran que el asunto es muy complejo y que las interpretaciones varían. No tanto, no tanto… Cuando a Clemenceau le preguntaron qué creía él que dirían los historiadores sobre la Primera Guerra Mundial, repuso: «Seguro que no dicen que Bélgica invadió a Alemania». Por muy flexibles que sean los criterios de interpretación, nadie sostendrá mañana que Irene Villa o Eduardo Madina mutilaron a Txapote o Valentín Lasarte. Ni suscribirán la versión de Ortuondo en Estrasburgo, según la cual la violencia terrorista proviene de la frustración sufrida por algunos nacionalistas ante sus reivindicaciones desatendidas. Nadie dirá que durante los pasados treinta años los no nacionalistas han controlado a su gusto el País Vasco, mientras los nacionalistas vivían en una hostigada semi-clandestinidad. Sin duda hay que «normalizar» políticamente Euskadi. Pero hoy lo anormal es la hipertrofia nacionalista entre una ciudadanía en la que tanto abundan quienes piensan de otro modo. En este conflicto no sólo ha habido muchas víctimas, sino que la principal víctima ha sido la libertad de muchos. ¿Cuántas veces más habrá que volver a decirlo?

FIN

Y este otro del profesor Tamayo en El País:

Estado laico, ¿misión imposible?

JUAN JOSÉ TAMAYO

09/12/2006

No vamos por buen camino en la construcción del Estado laico. Ya la propia Constitución Española de 1978 puede incurrir en cierta contradicción en el artículo 16,3 cuando, tras afirmar que «ninguna religión tendrá carácter estatal», a renglón seguido cita expresamente a la Iglesia católica. Era el primer paso en una dirección inadecuada, que no sólo no se ha corregido, sino que se ha ido agudizando. Todos los gobiernos, de centro, de derecha o de izquierda, han persistido en el error mandato tras mandato. Unos días después de la aprobación de la Constitución, se firmaban los Acuerdos con la Santa Sede, preconstitucionales en su elaboración y quizás anticonstitucionales en algunos puntos. Eran unos pactos de rango internacional que privilegiaban a la Iglesia católica en materias como la enseñanza del catolicismo en la escuela, la atención pastoral a las fuerzas armadas y en los hospitales, en asuntos jurídicos como el reconocimiento de efectos civiles para el matrimonio canónico, en cuestiones económicas como exención de impuestos y dotación para culto y clero, etcétera.

El 20 de diciembre de 1978 nos concentrábamos ante la Nunciatura Apostólica de Madrid 250 cristianos y cristianas para manifestar nuestra oposición a la firma de los Acuerdos. El Nuncio recibió a una comisión a quien comunicó que la firma no era inminente. Los primeros días de enero de 1979 saltaba a la prensa la noticia del acuerdo con la foto correspondiente.

Año y medio después se aprobaba la Ley Orgánica de Libertad Religiosa, con un amplio respaldo parlamentario. Lo más coherente hubiera sido haberla aprobado antes de los Acuerdos con la Santa Sede. Aquí el orden de factores sí alteró el producto. La precedencia de dichos Acuerdos sobre la Ley de Libertad beneficiaba a la Iglesia católica, quien no se sentía afectada por el articulado de la ley de 1980. A su vez, la ley, que apela al principio constitucional de igualdad, consagra la desigualdad y legitima la discriminación, al privilegiar a las confesiones religiosas «de notorio arraigo» sobre las otras religiones. La expresión de «notorio arraigo» resulta harto ambigua e indeterminada y ha dado lugar a un elevado grado de discrecionalidad por parte de la Administración. Algunos juristas creen que la actual Ley de Libertad Religiosa consolida una situación contraria al derecho común y vulnera los principios de laicidad del Estado y de igualdad de todos los ciudadanos.

Los Acuerdos con la Santa Sede, la Ley de Libertad Religiosa y los Acuerdos con la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España, con la Comisión Islámica de España y con las Comunidades Judías de España, establecen religiones de tres clases o categorías: de primera, la Iglesia católica; de segunda, las de notorio arraigo, judaísmo, iglesias evangélicas e islam; de tercera, aquellas a las que no se reconoce el notorio arraigo y no han firmado acuerdos con el Estado español.

La construcción del Estado laico se está convirtiendo en misión casi imposible. No vivimos, es verdad, en un Estado confesional como lo fuera el de la época del nacionalcatolicismo, pero tampoco en un Estado laico o sencillamente no confesional. Quedan todavía no pocos restos de confesionalidad. Algunas de las actuaciones recientes del Gobierno socialista nos alejan todavía más de la laicidad. Una es el acuerdo económico con la Iglesia católica de septiembre de 2006, ratificado en los Presupuestos Generales del Estado de 2007. Otra el borrador de Real Decreto de enseñanzas mínimas de secundaria obligatoria.

Cada vez estamos más lejos del objetivo de la autofinanciación, fijado en los Acuerdos del Estado y la Santa Sede de 1979 y ratificado en 1988 cuando entró en vigor el modelo de asignación tributaria. Si la Iglesia católica tenía privilegios económicos, con el acuerdo de septiembre de 2006 los incrementa, al subir el porcentaje de la asignación tributaria de 0,52% a 0,7%. El catolicismo es la única religión para la que el Estado recauda. El Gobierno ofrece, así, a la Iglesia católica unas condiciones de plausibilidad cada vez más favorables.

Otra prueba del alejamiento del Estado no confesional es el borrador del Real Decreto citado, que ha contado con el justificado regocijo general de las asociaciones católicas de padres de alumnos y con el no disimulado malestar de las asociaciones laicas de profesores y profesoras, de padres y madres de alumnos y alumnas. En materia de enseñanza de la religión, el Gobierno cede a las presiones de sectores católicos que se echaron a la calle para protestar contra la LOE en una manifestación apoyada por la Conferencia Episcopal Española y sigue la misma o similar política de privilegio que los gobiernos del Partido Popular. Mantiene la asignatura confesional de religión como materia evaluable y computable para pasar curso. Establece una alternativa. Deja en manos de los obispos la elección y el cese de los profesores de religión, cuyos salarios son abonados por el Estado. ¡Una excepción a la regla general que establece que «quien paga, manda»!

En conclusión, no estamos en un Estado laico, ni siquiera no-confesional. Tengo la impresión de que cada vez nos vamos alejando más de él. Y, sin embargo, el Estado laico es el marco político y jurídico más adecuado para el respeto al pluralismo ideológico, para el reconocimiento de la libertad de conciencia y para la protección de la libertad religiosa. Pero hay que tomar otra dirección, que pasa por la revisión de la Acuerdos con la Santa Sede y con las confesiones religiosas de notorio arraigo, porque la significación del catolicismo y de las otras religiones es hoy muy distinta a cuando se firmaron. Es necesario, igualmente, elaborar una nueva ley de libertad religiosa, dado que las circunstancias sociorreligiosas de la sociedad española han cambiado sustancialmente en el último cuarto de siglo con la presencia en nuestro país de nuevos movimientos religiosos y espirituales, el fortalecimiento de las religiones judía y evangélica, el crecimiento espectacular del islam y el imparable proceso de secularización.

FIN

Zapatero y Rajoy no se «ajuntan» ni por la Constitución

Triste cumpleaños. Las imagenes de ayer en la tele, mostrando a Zapatero y a Rajoy evitándose como niños que no se «ajuntan», no podían ser más ridículas ni patéticas. Y eso que ambos habían sido invitados por el presidente del Congreso a celebrar el 28 cumpleaños de la Constitución.

Las portadas de los diarios de hoy reflejan en sumarios que ambos líderes no se saludaron durante la fiesta. Nuestros líderes se comportan, a veces, como niños.

Pero esa actitud tan pueril es síntoma de algo mucho más grave: el desprecio de las mínimas reglas de urbanidad democrática por una parte de la derecha española que se muestra persistentemente incapaz de aceptar la alternancia, es decir, que el Poder no les pertenece eternamente.

Por lo demás, los titulares reflejan cierta propensión al diálogo constitucional entre los dos grandes partidos, una propensión desmentida por las imágenes de la tele.

Cada diario elige para su portada a su sujeto favorito: El País al Ejecutivo («El Ejecutivo acepta…») y El Mundo a Rajoy («Rajoy ofrece…»)

El Mundo, a tres columnas:

Rajoy ofrece a Zapatero consensos sobre ETA, el Estado y la Historia

El País, a 4 columnas:

El Ejecutivo acepta negociar una reforma más amplia de la Constitución

Ambos diarios destacan el protagonismo de Baker (los amigos de papá Bush) que acuden al rescate galante del niño presidente, que parece deprimido e inclinado de nuevo a la bebida.

Ahora resulta que los ministros y asesores de papá Bush le están recomendando a su hijo presidente lo mismo que, en su día, hizo Zapatero: sacar a las tropas invasoras de Irak.

El Mundo, arriba, a 2 columnas:

Baker propone que EE UU retire las tropas de combate de Irak en un año

El País, a 2 columnas:

Baker aconseja a Bush más diplomacia y menos militares par Irak

El tercer gran titular (autotema) de El Mundo, a tres columnas, me impresiona tanto como las columnas salomónicas, retorcidas, estilo remordimiento:

El PP califica de “involución democrática” el nuevo montaje de Interior contra El Mundo

Sumario:

Angel Acebes equipara la divulgación de las conversaciones privadas de un periodista con la falsificación documental y con la detención de militantes del PP

Ramírez: “Es una vergüenza que haya policías en la cárcel por hablar con un periódico y no haya ninguno por el chivatazo a ETA”

El País no informa de estas fantasías “conspiranoicas” de Pedro Jota Ramírez, tan del gusto del trío Pinocho (Aznar-Acebes-Zaplana), pero dedica todo un editorial al ruido mediático con este titular:

La estrategia del ruido

Nada hay en la decisión del juez de la Audiencia Nacional, Juan del Olmo, de enviar a la cárcel a seis implicados (tres de ellos agentes de policía) en un intrincado montaje de tráfico de drogas y explosivos, que no se ajuste a las conclusiones que cabe obtener del auto, conocido el martes, y a los delitos que se imputan a los encarcelados.

En síntesis, la trama, montada inicialmente por el policía José Luis González Clares y el supuesto narcotraficante Manuel Romero, implicó en principio un delito de tráfico de drogas -para acusar falsamente a una ciudadana rusa y arrebatarle la custodia de sus dos hijos, en beneficio de un abogado, su suegro y otro de los detenidos- y después la falsificación de una confidencia de tráfico de explosivos a la policía con los que se pretendía influir para que el padre de Romero, encarcelado en Galicia, fuese trasladado a Madrid.

Como remate de esta cadena de simulaciones, dos agentes, Celestino Rivera -que intentó suicidarse el martes- y Jesús Parrilla, según está acreditado en el sumario, colocaron la información sobre la investigación del tráfico de explosivos al diario El Mundo, que acabó vinculándola a la delirante conspiración que pretende conectar la masacre del 11-M con ETA.

La sarta de embustes y presuntos delitos cometidos por los policías y su confidente merecerían una atención limitada, la que corresponde a un desgraciado caso de corrupción policial, de no mediar la circunstancia de que los delincuentes intentaron disfrazar sus fechorías, y al mismo tiempo rentabilizarlas, recurriendo al fantasma de esa conspiración sobre la autoría del múltiple atentado del 11-M que viene defendiendo un sector del Partido Popular sobre la base de las exclusivas que administran El Mundo y sus alrededores.

Aunque las conclusiones judiciales conocidas, adoptadas después de investigaciones amplias y contrastadas, rechazan cualquier conexión de ETA con la masacre, y aunque las supuestas investigaciones periodísticas han incurrido en ridículos tan estrepitosos como el de la mochila cambiada o atribuir un vehículo a ETA porque aparecía una cinta de la orquesta Mondragón, los partidarios de la fantasmal conspiración insisten en exigir que jueces y policías no cejen en la búsqueda de pruebas que confirmen sus disparatadas hipótesis.

Era de esperar que esa conducta tuviera consecuencias para la justicia. Una de ellas es que los delincuentes acudan ahora a protegerse en el burladero de la conspiración, en el que todo es posible, hasta lo más estrambótico, para borrar los rastros de sus desmanes. «La vamos a liar» y «mañana vamos a hacer mucho ruido» se jactaba el redactor del diario ante el complaciente policía que le había filtrado la noticia. Tanto lío y tanto ruido buscan sin embargo un siniestro e inadmisible objetivo: desprestigiar el sumario contra los autores probados de la masacre del 11-M.

(FIN)

El País incluye dos temas religiosos que apenas tienen hoy cobertura en El Mundo.

Uno trata de la opresión de la mujer árabe por interpretaciones arcaicas del Islam, a dos columnas:

La ONU certifica la discriminación legal de las mujeres árabes

La encuesta sobre el velo, viajar de forma independiente, pedir el divorcio, ser primer ministro o rechazar la poligamia es bastante expresiva.

El otro trata del enfado de Izquierda Unida por la rendición de Zapatero ante las presiones de la Iglesia Católica, a tres columnas, con este titular:

La regulación de la enseñanza religiosa irrita al líder de IU

Sumario:

FEPER sostiene que Educación se ha humillado ante los obispos

Y para terminar, nunca viene mal una mirada al genio de El Roto en El País. Sabe muy bien cómo arañar el corazón de las personas todavía sensibles ante a la injusticia.

Un video para «hacer creer» o para «probar»
Cuando el tamaño importa…

Hago a menudo tanto hincapie en el valor del sujeto y del verbo que suelo olvidar la importancia que tiene el tamaño y el cuerpo tipográfico de los titulares.

Desde luego, la comparación de verbos («hacer creer» o «probar«) atribuidos a un mismo sujeto (El PSOE) es muy llamativa, por el sesgo editorial (y muy poco profesional) que imprime a lo que pretende ser una información sobre hechos y no una opinión.

El Mundo, a cuatro columnas:

El PSOE produce un vídeo para hacer creer que Aznar cedió más ante ETA

El País, a una columna

El PSOE hace un vídeo sobre la tregua de 1998 para probar que el PP que generoso con ETA

En los casos de corrupción urbanística, ya estamos acostumbrados al tratamiento «maxi» o «mini», según sea el partido político implicado y el diario que lo publica.

El País, a cuatro columnas;

Detenidos por corrupción el alcalde de Andratx y el jefe del urbanismo balear

El Mundo, a una columna:

Detenidos por corrupción el alcalde de Andratx y un alto cargo del Gobierno balear

Lo mismo ocurre, aunque por otras razones, con la distinta valoración que cada diario hace en su portada del anuncio de que el próximo bebé de los Príncipes de Asturias será una niña.

Creo que, en ete caso, El Mundo lo ha valorado bien mientras que a El País se la ido un poco la olla.

Dedica casi media página a la victoria de Correa en Ecuador y apenas un pequeño sumario a la próxima hermana de la Infanta Leonor, cuarta en la línea de sucesión al trono de España.

En el caso de los obispos ocurre todo lo contrario. El Mundo pasa de ellos mientras El País les da tres columnas completas en página interior y con un recuadro destacado en negrita cargado de intención editorial.

El País complementa esta información con una columna de opinión del siempre irónico y, a menudo, brillante, Miguel Angel Aguilar con el título «Harturas y pastorales»

En la página 3 de El Mundo hay -¡sorpresa!- dos críticas de dos colaboradores al ex presidente José María Aznar. (Aquí pasa algo). Una corre a cargo de Antonio Gala y la otra del humorista Ricardo.

Y puesto a mirar hoy los tamaños más que los sesgos editoriales del verbo y el sujeto y la mangancia profesional que supone tratar de confundir los hechos con las opiniones, también me he fijado en el distinto corte fotográfico que cada diario hace del mismo acontecimiento.

El Mundo tenía ayer en su poder la misma foto de Gallardón saludando a Aznar de la Agencia EFE, que hoy ha publicado El País.

Sin embargo, ha preferido publicar esta otra. El primer corte muestra un caluroso saludo entre ambos políticos; el segundo, en cambio, es casi un desaire a paso ligero.