Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

Entradas etiquetadas como ‘navarra’

Sanz «paga» (El Mundo); Sanz «se distancia del PP» (El País)

Hay portadas que hablan por sí solas. No sólo por sus verbos sino también por la desproporción de los espacios asignados a cada noticia.

Maxi Navarra, en El Mundo.

Mini Navarra, en El País.

En el caso de la guerra de Irak y Al Qaeda, ocurre todo lo contrario.

¿Casualidad?

Mini Al Qaeda, en El Mundo.

Maxi Al Qaeda, en El País.

¿Controlar Internet?

PEDRO MARTÍNEZ en El País, 16/08/2007

A finales de los años sesenta, la Agencia de Proyectos Avanzados (ARPA), dependiente del Ministerio de Defensa de los Estados Unidos, recibió el encargo de crear una red de comunicación que pudiera estar operativa, incluso ante un desastre de grandes dimensiones. Así apareció, Arpanet, en 1969. En ella están los protocolos básicos que utiliza Internet hoy en día. Progresivamente, Arpanet se fue haciendo pública. Unos años más tarde, en 1990, aparecería la popular World Wide Web (www) y en 1992 se crea la Internet Society, organismo que la administra, y se abre un nuevo horizonte al que se irían asomando poco a poco los ciudadanos del planeta. Ya en 2006 alcanzó los 1.100 millones de usuarios, y se prevé que en diez años la cantidad de navegantes de la Red aumentará a 2.000 millones, y aunque el comercio electrónico se encuentra en una fase muy primaria, su explosión es cuestión de tiempo. Esos 2.000 millones de potenciales consumidores son un poderoso aliciente.

Quién diría que, en algo más de una década, Internet movilizaría a la opinión pública mundial contra los proyectos belicistas del Gobierno del país que fuera su creador, los EE UU. Sin embargo, así fue. Internet se volvió pacifista y los días 2 y 3 febrero de 2003, por primera vez en la historia, tuvieron lugar una serie de manifestaciones a nivel universal contra los planes de guerra de George Bush para Irak.

Pero lo inquietante, de éste y otros acontecimientos, es que no fueron promovidos por ninguna fuerza social convencional, sino por plataformas cívicas que comparten un mismo proyecto surgido desde cualquier punto de la red, y actúan como si se tratara de una mente colectiva. Es innegable que hoy en día en torno a Internet está surgiendo una nueva categoría de luchadores por los derechos civiles, que, descontentos con la gestión que se está haciendo de los intereses colectivos, denuncian la democracia representativa por insuficiente y piden más participación; son conscientes de que las nuevas tecnologías lo posibilitan, y están tomando la iniciativa.

Sin duda, hoy en día las tecnologías de la información y la comunicación están generando una redefinición radical del funcionamiento de la sociedad, similar al momento en que la humanidad alcanzó la luz de la razón, liberándose de la cultura bíblica del medioevo, que le llevaría al taylorismo de la era industrial, «la mano de obra» que sucumbe ante el informacionalismo que nos conduce a la sociedad del conocimiento. Ahora, al igual que en el Ancien Régime, se defiende, regulando y prohibiendo. Pero a diferencia de entonces, ahora los cambios son rápidos y profundos y nadie a ciencia cierta sabe adónde nos dirigimos.

Esta incertidumbre genera resistencia entre los poderes tradicionales. Un ejemplo son los derechos de autor: sus titulares se han sentido defraudados y desamparados y reclaman un mayor apoyo social para que no muera la cultura. Sin embargo, desde el otro extremo se sostiene que nunca la música o el cine han estado más vivos que ahora -y desde luego nunca ha sido más fácil el acceso a la cultura- y reclaman otras iniciativas, como las licencias copylef que permiten la reproducción de una obra para uso personal y su difusión sin fines comerciales. Sus patrocinadores sostienen que, a diferencia del copyright, que mira a la cultura como pura mercadería, el copylef encuentra su fundamento en la creatividad y en el acceso al conocimiento y la cultura.

La Ley de Propiedad Intelectual, y el proyecto de Ley de Impulso de la sociedad de la Información, parten del carácter de defensa. Así, la primera, además de restringir el derecho a la copia privada y de cita, impone un canon compensatorio por lucro cesante, y la segunda quita a los jueces la exclusividad para retirar contenidos de las páginas web, y por dos veces se ha intentado introducir un procedimiento sin precedentes en el Derecho español y no informado por el Consejo General del Poder Judicial, a pesar de afectar a las competencias judiciales. Es el llamado procedimiento «de notificación y retirada», es decir, una auténtica patada digital, ya que habilita a las gestoras de derechos de autor para que, sin declaración judicial alguna, tras unas simples notificaciones, puedan exigir a los proveedores de Internet que retiren los contenidos de las páginas que albergan.

Sin embargo, el lobby que defiende ese intervencionismo lo justifica en la necesidad de paliar la lentitud judicial. Pero, en realidad, lo que teme no es el retraso judicial en sí, sino que los jueces, como ya viene ocurriendo, se nieguen a cerrar las páginas web si no se acredita un fin comercial. Por otra parte, esa pretendida lentitud se resuelve mediante la creación de más juzgados, pero no eliminando las garantías de los ciudadanos.

Nadie duda de la necesidad de restablecer el equilibrio entre el derecho individual de autor y el derecho colectivo a la cultura, sino del procedimiento elegido. Y se recuerda la directiva 2000/31/CE que aconseja «pactar códigos de conducta». También sería deseable bajar los precios de los productos, ya que el salario mínimo es de 570 euros.

En conclusión, estamos ante un momento de cambio de paradigma en el que lo viejo intenta poner trabas al futuro que ya está aquí, de manos de Internet, y por eso quiere controlar la red. Pero Internet se basa en el principio de intercambio libre de información. Los militares norteamericanos engendraron un monstruo llamado Internet. No dejemos ahora que nadie lo domestique.

Pedro Martínez es teniente fiscal del Tribunal Superior de Justicia de Madrid.

Imaz reparte leña a ETA, al PP y a Zapatero. Sólo salva a su PNV

Interesante artículo (yo diría que imprescindible) del presidente del PNV, Jose Jon Imaz, publicado hoy por El País, en el que da algunas claves importantes (naturalmente sin autocrítica) sobre el conflicto vasco, ETA, PP, PSOE y Navarra.

Aunque estoy de semivacaciones y de semimudanza, no quiero perderlo de vista. Recomiendo su lectura lenta (incluso doble lectura) y lo copio y pego a continuación para quienes precisen gafas de vista cansada.

La investidura de Miguel Sanz

Más allá de la encuesta del desayuno

JOSU JON IMAZ en El País 10/08/2007

Josu Jon Imaz sostiene que se ha impedido un acuerdo entre el PSN y Nafarroa Bai buscando el rédito electoral a corto plazo, pero sin una visión de Estado. El presidente del PNV alega que la Transición quedó inacabada en Navarra y que se ha dado «con la puerta en las narices» a quienes habían cortado amarras con el mundo radical, lo que, a su juicio, es un mensaje equívoco para quienes aún dudan sobre dar ese paso o no. Todo debido, explica, al sometimiento, a corto plazo, al tambor de las encuestas, pero sin una visión de futuro ni voluntad estratégica.

Ha faltado visión de Estado para acabar con un foco de inestabilidad permanente

Alguien debería haber pensado que la Transición quedó inacabada en Navarra

Discurría el año 1994. Participábamos con el canciller alemán Helmut Kohl en un buró político del Partido Popular Europeo. Una dirigente del PP planteaba a Kohl la necesidad de moderar el europeísmo del PPE, dada la creciente desafección de la ciudadanía hacia Europa. El canciller espetó a la interpelante: «Mire señora, hay dos tipos de políticos. Los que se levantan por la mañana, leen la encuesta y toman en función de ella sus decisiones, y aquellos que tienen una estrategia y están dispuestos a llevarla adelante, aunque en ocasiones les suponga oponerse a las ideas mayoritarias en la opinión pública a la que intentarán convencer de lo contrario. ¿O cree usted que yo pregunté a los alemanes en 1982 si querían que instalase los misiles Cruise y Pershing?». Aquella decisión, respuesta a los SS-20 soviéticos, fue el último pulso decisivo de la guerra fría y aceleró la debacle de la dictadura soviética. Kohl conocía las encuestas aquel otoño de 1982. Sin embargo, no actuó en función de ellas. Había un objetivo de rango superior, y el tiempo le dio la razón. Actuó con visión de Estado.

Hemos vivido un fallido proceso de paz. Todavía es pronto para escribir la historia con objetividad. El escaso tiempo transcurrido no nos da la suficiente perspectiva. Sin embargo, estoy convencido de que dentro de un tiempo se aceptará que uno de los factores que contribuyó a su fracaso fue la falta de política de Estado en algunos de los actores implicados. Alguien jugó con las encuestas de la mañana, y trató de debilitar la posición del Gobierno a partir de acusaciones de rendición ante ETA. Y ETA, que había entrado en un proceso negociador para su disolución, subió su listón cambiando el marco de negociación, consciente de que la ruptura del alto el fuego dejaría al Gobierno a los pies de los caballos. El rédito a corto plazo estuvo por encima del interés general.

Se ha impedido al PSN la conformación de gobierno con Nafarroa Bai e IUN. Posiblemente esta decisión tenga rédito en el corto plazo en alguna cuenta electoral. Pero alguien debería haber pensado que la Transición quedó inacabada en Navarra. En el debate entre reforma y ruptura, la Comunidad Autónoma de Euskadi tuvo un consenso básico transversal que estabilizó la sociedad en el marco del Estatuto de Gernika. Nacionalistas vascos y partidos de ámbito estatal encontramos un marco -no exento de tensiones y déficits- en el que casi todos nos reconocíamos. El nacionalismo democrático implantó su hegemonía en el campo del nacionalismo, minorizando y debilitando al radicalismo.

En Navarra las cosas fueron diferentes. El nacionalismo vasco, que ha oscilado entre un 20% y un 30% del voto en las elecciones al Parlamento navarro, quedó fuera del consenso básico de la Comunidad Foral. No aprobó el Amejoramiento, y quedó desplazado en las diferentes combinaciones de mayorías democráticas para los sucesivos gobiernos. El radicalismo se hizo hegemónico en el campo del nacionalismo vasco. HB o EH patrimonializaron el voto de la mayoría de navarros que se querían expresar políticamente como vascos. La entrada de Nafarroa Bai en las instituciones navarras suponía que por primera vez la componente democrática e institucional del nacionalismo vasco se convertía en mayoritaria y además se implicaba en la gobernabilidad de Navarra. El vasquismo político salía de la marginalidad, dejaba de estar liderado por el radicalismo y estabilizaba la comunidad política compartiendo responsabilidad de gobierno.

Frente a este análisis, se ha tratado de presentar como violentos a los que tienen unas convicciones democráticas intachables. Se ha dado con la puerta en las narices a aquellos que, con gran valentía, habían cortado amarras con el mundo radical, lanzando una señal equívoca a los que todavía dudan sobre dar ese paso o no. Todo por la encuesta de la mañana. ¿Por qué puso ETA a Navarra en el punto de mira en octubre de 2006 durante las conversaciones de Loiola? Porque temía perder la hegemonía en el nacionalismo vasco en Navarra. ¿Por qué intentaba atentar en Navarra en los últimos meses? Porque quería hacer imposible el Gobierno PSN-NaBai. ¿Por qué adelantaron el comunicado de ruptura a la primera semana de junio? Para dificultar ese acuerdo. Ha faltado visión de Estado para acabar con un foco de inestabilidad permanente e integrar a un 30% de la población que, liderada ahora por fuerzas democráticas, se siente cada vez más empujada fuera del sistema político.

Pronto habrá que abordar un acuerdo político para el encaje de la Comunidad Autónoma de Euskadi en el Estado. Un acuerdo necesario entre diferentes, en el que las apelaciones a la sociedad no pueden ser cómodas disculpas para escapar del reto de estar a la altura de nuestras responsabilidades. El acuerdo corresponde a una clase política que debe jugar con altura de miras. La generación anterior fue capaz de hacerlo. Llegada la hora de revisar nuestro modelo de autogobierno, potenciando sus posibilidades y adaptándolo a las necesidades actuales, nos toca actuar con la misma responsabilidad. Nuestros predecesores fueron capaces de ello porque su visión de futuro y su voluntad estratégica no estaba fatalmente condicionada por una sumisión a las clientelas electorales y porque comprendieron que profundizar en el pluralismo es el mejor medio para construir espacios de convivencia. Sin someterse a la encuesta de la mañana.

Hay quien sostiene que nuestras sociedades no entenderían determinados acuerdos. Yo estoy convencido de que lo que no entienden es que hayamos sido incapaces de ponernos lealmente de acuerdo, sin que ello suponga consensos absolutos o renuncias a otras legítimas aspiraciones. No deberíamos ir ni más lejos ni más cerca de donde la sociedad nos lleve. Pero esa sociedad cuya voluntad hemos de escuchar e interpretar en todo momento no se reduce a la inmediatez de los sondeos o a la agitación superficial y mediática de la opinión pública, sino que se contiene en el despliegue de lo mejor de sus posibilidades, en sus sinceras aspiraciones y en su deseo profundo de convivencia y encuentro. Eso exige riesgos. Ése era el mensaje de Kohl, más allá de la encuesta del desayuno.

Josu Jon Imaz es presidente del EBB de EAJ-PNV

Los adverbios suelen ser muy traicioneros. Muestran la intención editorial que subyace en un titular presuntamente informativo. El adverbio de tiempo («ahora«) convierte un hecho en opinión. No es bueno abusar de ellos -como hace hoy El Mundo– sin avisar al confiado lector.

Lo nunca visto: coinciden en sujeto y en verbos

Me froté los ojos, después del primer sorbo de café, para comprobar que estaba plenamente despierto en esta refrescante mañana de agosto. Debo reconocer que, tras abrir la bolsa de periódicos, mi mujer y yo tenems la vieja costumbre de lanzarnos, a la vez, a por El País. Quien llega tarde, empieza por El Mundo. se siente. Ahí se nos ve el plumero a los dos. (Conviene no olvidar que El País nos dio de comer durante muchos años, cuando los niños eran pequeños).

Hoy, sin embargo, nos hubiera dado igual comenzar a leer los titulares de uno o de otro porque ambos han elegido para mandar arriba, a cuatro columnas, el mismo sujeto e idénticos verbos.

Puras dimite y advierte…/strong>

Ya es raro que El Mundo y El País coincidan en el sujeto que manda en portada (Zapatero o Rajoy), pero es mucho más raro que lo hagan también con los verbos («fracasa» o «triunfa«, según los casos y las respectivas culturas corporativas de los diarios en cuestión).

Aquí pasa algo, me digo como primera reflexión mañanera.

Luego, compruebo que hoy puedo ir más tarde al trabajo, y vestido de trapillo, que me han desmontado el despacho que tengo en el Palacio de la Prensa para trasladarlo a Condesa de Venadito, 1, a un edificio con menos magia y poesía que el actual de la Plaza del Callao, pero más amplio y conveniente para el bienestar y la seguridad de los que hacemos 20 minutos, 20minutos.es y calle 20.

O sea, que estamos en pleno mes de agosto y que los directivos de los diarios de pago también se habrán tomado sus vacaciones.

Mientras los directores veranean, las portadas quedan en manos de subdirectores y redactores jefes de guardia quienes, en caso de duda, aplican criterios puramente profesionales con el menor sesgo ideológico posible. Por si acaso.

Esa puede ser una de las razones que expliquen la coincidencia de ambos diarios en el sujeto y en los verbos de sus portadas.

Mientras Pedro Jota vigila su piscina semipública en Mallorca, sus ayudantes le enmiendan la plana y titulan nada menos que como los de El País. Lo nunca visto.

En torno a la Educación para la Ciudadanía

GREGORIO PECES-BARBA MARTÍNEZ en El País 07/08/2007

El presidente del Gobierno, en el Congreso de las Juventudes Socialistas, ha contestado con contundencia a la posición de los obispos y de la jerarquía católica española contra la asignatura Educación para la Ciudadanía. Ha dicho que no se puede contraponer la fe a la ley en una sociedad democrática como la nuestra. Menos se pueden oponer las ideologías temporales sustentadas por esas jerarquías que asumen una cultura tradicional antimoderna y clerical que se opone a muchas conclusiones legales del Estado democrático, y que pretenden vender como la verdad que nos hace libres.

Ahora toca Educación para la Ciudadanía, antes fue el divorcio, el aborto, la enseñanza de la religión, el matrimonio entre homosexuales, la Ley de Educación e incluso dimensiones de la financiación que les parecen insuficientes.

Desde una arrogancia extrema, una sensación de impunidad y un insufrible sentido de superioridad, derivada de que administran «verdades superiores», llevan años desafiando a las autoridades legítimas, a la Constitución y a la ley intentando imponer sus criterios frente al interés general y a la soberanía popular residenciada en el Parlamento. Frente a esas actitudes, el Gobierno ha tenido una política de moderación. Ha evitado las confrontaciones y ha retirado los aspectos más delicados del programa de Educación para la Ciudadanía, aunque están aprobados por leyes del Parlamento. Ninguna de esas actitudes ha calmado la beligerancia de los cardenales y de los obispos, que siempre buscan nuevos conflictos para la confrontación. La inmediata contestación a las palabras del presidente, con un tono desafiante, es el último signo de su rebelión frente a la Constitución y a la legalidad. El cardenal Cañizares ha acusado al Gobierno de ir contra la sociedad y ha defendido el papel de la Iglesia como impulsora de los derechos humanos. (sic) La inocencia histórica basada en el olvido de todo lo que han hecho les permite esa buena conciencia, aunque esté construida desde la mentira histórica. Mantienen firme su arraigada idea de que son depositarios de verdades que están por encima de las coyunturales mayorías y de la soberanía popular, en un documento colectivo que publicaron en 1988.

En definitiva, sólo aceptan la democracia con la boca chica, y fundamentalmente para lo que les favorezca. Por su actitud ante muchas leyes que son expresión de la mayoría parlamentaria se ve que en el fondo permanecen con los principios anti-ilustrados, que se expresaron en los documentos pontificios del siglo XIX, desde la Mirari Vos de 1.832 a la Libertas de León XIII. Con este espíritu declararon Cruzada al levantamiento militar, legitimaron con sus gestos la idea de que Franco respondía ante Dios y ante la historia y respaldaron la represión terrible que se produjo contra los vencidos.

El paréntesis de aire fresco de Juan XXIII y de Pablo VI fue sólo eso, como lo fue la etapa del cardenal Tarancón. Desde entonces han vuelto a las andadas en la Iglesia universal con Juan Pablo II y Benedicto XVI, con especial repercusión en España frente a la mayor neutralidad de otras iglesias europeas, que están en su sitio y no fuera de toda contención como la actual Iglesia española.

Muy falta de rigor intelectual, la Iglesia jerárquica aplica continuamente la técnica de los dos raseros y de las dos medidas. Impulsa y apoya la formación del espíritu nacional, asignatura obligatoria durante el franquismo, que extendía la ideología corporativa y falangista de aquel régimen y aceptaba que la enseñanza de la religión fuera obligatoria para todos creyentes y no creyentes, y ahora exige la enseñanza de la religión en horario escolar y evaluable, y también rechaza que no tenga alternativa; en su confusión ataca al divorcio y al aborto y sigue sin condenar la pena de muerte. Parece, aunque no lo confiesen, que su modelo es Irán donde el islamismo, la religión manda sobre las autoridades y sobre el propio presidente de la República y donde la pena de muerte no sólo está vigente sino que se aplica con abundancia. Naturalmente sin aceptar el islamismo, es imposible seguir su modelo en los contenidos, aunque sí les gustaría poder aplicar sus formas.

En este tema de la Educación para la Ciudadanía tienen el seguidismo inexplicable del Partido Popular, que está haciendo de fuerza de choque de esta cruzada contra la recta formación democrática de los ciudadanos. Están tirando piedras contra su propio tejado para favorecer una mentalidad clerical que les dificultará mucho gobernar cuando los ciudadanos les reclamen. Es tal su ceguera y su decisión para expulsar al Gobierno socialista y para ocupar el poder que apuestan por este escenario con hegemonía de la Iglesia-institución sin pensar el daño que hacen así a la España civil. Está visto que los que se llaman liberales como la Esperanza Aguirre apoyan estas campañas que Stuart Mill, el granliberal, repudiaría si viviese. Una mezcla de ignorancia y de inconsciencia respecto al daño que producen y de rencor hacia las actuales autoridades les llevan a este peligroso seguidismo, que ninguna derecha europea seria puede apoyar.

Además de la falta de fundamentos intelectuales para justificar el rechazo de la Educación para la Ciudadanía, con posturas que contradicen la evolución de la modernidad, con la secularización de la moralidad, con la tolerancia, con el pluralismo y con la idea de la persona centro del mundo y centrada en el mundo, su oportunismo y su falta de rigor desmerecen su postura ante los sectores ilustrados y libres que son mayoritarios en la sociedad española. Se aprovechan de su inmunidad, que es impunidad, y juegan sucio ante un poder político que no quiere enfrentarse con la jerarquía. En su insensatez están alentando un imposible movimiento de objeción de conciencia que carece de cualquier posibilidad de prosperar, ocultando que realmente propugnan la desobediencia civil, que puede conducir a quienes les sigan, entre los padres de familia, a un muy grave perjuicio puesto que sus hijos no podrán acabar el nivel de enseñanza correspondiente sin Educación para la Ciudadanía ni obtener el grado.

Me dicen que un sacerdote de Toledo está haciendo una tesis doctoral sobre mi obra, que se titularía, según las buenas fuentes que me han informado, «De la destrucción de la verdad al totalitarismo. El pensamiento de Gregorio Peces-Barba». Me cuesta creer que sea cierto, pero me aseguran que lo es. Prefiero discutir de ideas y no interferir en temas personales, pero me parece que están volviendo a las andadas de condenar a quienes les llevan la contraria. Ya otros españoles anteriores, como Fernando de los Ríos o Manuel Azaña, entre muchos más, sufrieron en su tiempo las embestidas de una jerarquía montaraz. En un discurso pronunciado en enero de 1850 en la Asamblea Legislativa sobre la libertad de enseñanza, Victor Hugo identificó con precisión a esta Iglesia que rechaza la modernidad: «Impide a la ciencia y al genio ir más allá del misal y quiere enclaustrar el pensamiento en el dogma. Todos los pasos que ha dado la inteligencia en Europa, los ha hecho a su pesar. Su historia está escrita en el reverso de la historia del progreso humano. Se ha opuesto a todo… no hay un poeta, un escrito, un filósofo, un pensador, que acepten. Y todo lo que ha sido escrito, descubierto, soñado, deducido, ilusionado, enajenado, inventado por los genios, el tesoro de la civilización, la herencia común de las inteligencias, lo rechazan…».

No pueden ni deben seguir por ese camino ni tensar tanto la cuerda. Son responsables de la agitación que impide la paz social y beligerantes contra la política del Gobierno y contra cualquier progreso. Deben sosegarse y permitir el desarrollo normal de la sociedad civil, sin sus constantes interferencias, sin hostigar a los heterodoxos ni despreciar a las conciencias individuales que no coinciden con sus planteamientos. Deben tener más respeto a los disidentes y evitar maldecir y condenar todo el tiempo. Si este nuevo clima no se consigue en la próxima legislatura, habrá que abordar el tema de la acción y de la situación de la Iglesia y establecer un nuevo estatus, que les sitúe en su sitio y que respete la autonomía de la autoridad civil.

Gregorio Peces-Barba Martínez es catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad Carlos III de Madrid.

¿Es lo mismo «vetar» que «dejar en manos de» Blanco?

Imagen tenebrosa que nos detroza el descanso veraniego. Me recuerda las ejecuciones en el otro lado del mundo, en Estados Unidos. Irán y Estados Unidos. ¿El eje del bien y el eje del mal? O viceversa.

También me viene a la memoria una entrevista que le hice al ex primer ministro de Irán, Bani Sard, recién destronado por el ayatolá Jomeini. El político iraní no veía mucha diferencia entre el fundamentalismo religioso del entonces presidente Reagan y el de Jomeini. Diferencia de matices, quizás, entre la horca y la silla eléctrica.

Navarra: El PSOE «pide» o «aborta»

Los verbos son habitualmente muy expresivos. Delatan el sesgo del autor de la portada. Estarán de acuerdo conmigo en que no es lo mismo «pedir» que «abortar«. Sin embargo, los complementos también juegan un papel relevante. En este caso, «a la desesperada» encubre una intención muy clara que complementa, en El País, al verbo «pedir«.

En el caso de El Mundo, hay un juicio de intenciones evidente: «por miedo a pagarlo en las generales«. Este es un titular digno de un comentario editorial o de una columna de opinión pero nunca de una información sobre hechos.

Es una pena que nos acostumbremos a esta mezcla nefasta de opinión e información, como la rana que muere en agua hirviendo porque la temperatura le fue subiendo muy poco a poco.

Ya que el periodismo atraviesa esta crisis fatal, es muy saludable estar en posición de alerta para distinguir hechos de opiniones.

Que no nos den gato por liebre.

Los obispos y los mártires tampoco son de este Mundo. Ni una línea en portada. Ni ayer sacó en portada a los curas pederastas de Estados Unidos ni hoy saca a los presuntos beatos o santos de la guerra civil.

El País, en cambio, no pierde de vista a los curas. Por si acaso.

Quién y por qué perderá en 2008

ANTONIO ESTELLA en El País 17/07/2007

Las elecciones las gana el partido que conecta mejor con la sociedad y que proyecta un modelo que, aunque no sea exactamente el que la gente tiene en la cabeza en un momento determinado, sí que lo quiere imitar. En ambas dimensiones, el contraste entre el Partido Popular y el Gobierno socialista es realmente significativo. Comenzando por el Partido Popular, parece claro que cada día que pasa este partido va perdiendo su capacidad de conectar con las preocupaciones de la mayor parte de la sociedad. Para empezar, la gente, al menos la gente que no es de extrema derecha, no se siente crispada. Ve que las cosas funcionan razonablemente bien y no encuentra demasiados motivos para estar instalada en el enfado permanente. Por ello, es incapaz de entender por qué el Partido Popular le dice que debe estar enfadada. Además, la gente no ve los riesgos apocalípticos de los que constantemente habla el PP. Incluso aunque a muchos ciudadanos no les gustó la operación del Estatut, todos han podido comprobar que España sigue intacta. La familia parece haber corrido una suerte similar: sigue como estaba, no se ha roto, ni se romperá. Por último, la gente no conecta con un partido que insulta permanentemente a las más altas instituciones del Estado. El PP no parece haber entendido que los españoles sienten que el presidente del Gobierno, sea del color político que sea, es su presidente. Por ello no ven con buenos ojos que se le tilde de subsecretario. Eso sí que les enfada, y mucho.

La capacidad del PP de proyectar un modelo de sociedad está, también, bastante tocada. En realidad no sabemos muy bien qué es lo que haría el PP si llegara a gobernar en 2008, porque este partido nunca habla de futuro, sólo de pasado. Sus líderes, Rajoy, Zaplana y Acebes, son los líderes del pasado. Su discurso es un discurso auto-justificativo de las decisiones del pasado, en particular, de una decisión: la de intervenir en la guerra de Irak. Y su insistencia en recordar que ellos lo hicieron mejor con ETA también nos remite al pasado.

Por mucho que algunos se empeñen en decir lo contrario, la estrategia del PP para hacerse con el poder es completamente irracional. Crispar solamente habría tenido sentido, como máximo, si en un momento determinado, una vez las filas del PP prietas, este partido hubiera girado hacia el centro. Este último debate del estado de la nación era la última oportunidad que tenía el PP para mandar a la sociedad una señal de moderación. Sin embargo, fue y será incapaz de hacerlo, porque el PP se encuentra psicológicamente enganchado a la droga de la venganza.

El Gobierno socialista ha desarrollado más ampliamente su capacidad de conectar con las preocupaciones de la sociedad. Después, sobre todo, de los últimos cuatro años de Aznar, la gente sentía una necesidad infinita de modernidad, de quitarse la caspa que le había caído encima durante ese periodo, de poder decir lo que quisiera, de liberarse, de salir del armario, y de varias cosas más. Cuando el Gobierno aprueba la ley de matrimonio homosexual no solamente se da cuenta a una reivindicación histórica de un colectivo determinado, sino que, además, nos hace sentir a todos que tenemos más libertad para elegir nuestra forma de vida de la manera que queramos. Cuando el Gobierno aprueba leyes de igualdad, no solamente cumple con una parte de su programa, sino que además hace que todos sintamos que vivimos en un país mejor. Cuando el Gobierno adopta medidas de conciliación entre la vida familiar y laboral no solamente persigue que todos tengamos un poco más de tiempo para dedicarlo a la familia, a los amigos o a lo que nos dé la gana, sino que además hace que nos sintamos mucho más protegidos en esta sociedad, en la que parece que todo gira en torno a la vida laboral. Muchos querían un cambio, y el Gobierno socialista ha sabido dárselo.

El modelo que intenta proyectar el Gobierno socialista es, por ahora, algo incierto, pero desde luego en esta dimensión también le saca distancia al Partido Popular. En el último debate del estado de la nación, el presidente repitió hasta diecinueve veces, ¡diecinueve!, la palabra «futuro». La parte más polémica de su discurso fue el anuncio que hizo el presidente de que cada familia recibirá una ayuda de 2.500 euros por cada hijo que nazca a partir de ahora. Sin embargo, y a pesar de las críticas que ha recibido, casi ninguna otra medida habría sido capaz de enlazar mejor con la idea de que, mientras que el PP solamente ve la realidad a través del espejo retrovisor, el Gobierno tiene puestas las luces largas: ¿qué mejor modelo que uno que apuesta con esperanza por la familia?

La capacidad de un actor político de conectar con la sociedad, y de proyectar un modelo determinado de cara al futuro, está en función de su capacidad de comunicación. Éste ha sido uno de los puntos más flacos del Gobierno socialista, como muchos analistas se han encargado de recordar. Zapatero dijo, cuando ganó las elecciones de 2004, que sabría escuchar a la sociedad. Parece que el presidente está empezando a cumplir su compromiso de pegar los oídos a lo que la gente está diciendo en este terreno, porque en las últimas semanas ha tomado toda una serie de iniciativas que permiten pensar que habrá rectificaciones en su forma de comunicar las medidas que adopta. Primero, el presidente ha decidido la creación de un Centro de Prensa en Moncloa. La medida llega algo tarde, pero más vale tarde que nunca. Segundo, el Gobierno está evitando el error de hacer que la gente «piense en elefantes». Por ejemplo, a pesar de que el PP ha calificado lo ocurrido a nuestras tropas en el Líbano de acto de guerra, el Gobierno no ha entrado en el juego de negarlo. Finalmente, está la medida de los 2.500 euros a la que he hecho alusión antes. A pesar de que la izquierda más timorata ha criticado la falta de oportunidad de hacer este anuncio en el debate del estado de la nación, el momento y el lugar no podían ser más adecuados. Si el Gobierno no aprovecha los pocos resquicios que le quedan para lanzar sus mensajes y medidas, ¿cómo se enterará una persona que ha tenido hoy un hijo de que tiene derecho a 2.500 euros?

Al Gobierno le faltaba querer dar la batalla por la comunicación; ahora parece que lo va a hacer. Esto, unido a su capacidad de conectar con la gente y de proyectar un modelo en el que la sociedad quiera sentirse reflejada, además de a la irracionalidad manifiesta en la que el PP está instalado, hará que este partido pierda en 2008.

Antonio Estella es profesor de Derecho Administrativo de la Universidad Carlos III de Madrid.

Navarra y el 11-M, a toda máquina

Me ha quedado un poco chungo el recorte de la primera de El Mundo porque le di la misma anchura en el Photoshop que a la noticia de El País y apenas se puede leer.

Fijémonos en los titulares.

El País utiliza el verbo «rematar» para dar por muerta la teoría de la conspiración que, auspiciada por el trío Pinocho, trata de responsabilizar a ETA por la matanza de 11-M.

El Mundo, convencido quizás de que la teoría conspiratoria ayudó a la victoria pírrica de PP en la municipales y autonómicas, sigue, erre que erre, alimentándola sin desmayo. Por eso, adjudica a la perito de los Tedax ese «cambia ahora» tan escasamente neutro.

Cuando un perito señala alguna duda que conviene a los intereses de la teoría conspiratoria, El Mundo le atribuye valor de portada a cinco columnas y la acepta como un dogma que va a misa.

Si, por el contrario, contradice su loquinaria versión exculaptoria de las mentiras de Aznar , en ese caso, pierde importancia tipográfica, considera que no dice la verdad y se pregunta por qué lo hará, con el fin de sembrar nuevas dudas sobre la presunta autoría islamista del 11-M.

Reconozco que tuve la falsa premonición de que, al concluir la campaña electoral, los apóstoles de las mentiras masivas del 11-M reducirían su agitación y propaganda. Me equivoqué.

Algunos fundamentalistas de la derecha habrán atribuido el pequeño triunfo electoral del PP (150.000 votos más que el PSOE) -que ellos llaman «histórico«- al estado de movilización permanente de sus militantes, gracias a la teoría conspiratoria de ETA en el 11-M, a que «España se rompe» y a que «Zapatero se rinde ante ETA».

Son mensajes sencillos, tan verosímiles como falsos, pero muy eficaces para personas que recurren más a la fe que a la razón y poco acostumbradas a desentrañar problemas complejos.

Ahí va un simpático articulo de Migel Angel Aguilar:

En el balcón de la victoria

MIGUEL ÁNGEL AGUILAR en El País 29/05/2007

La noche del domingo hubo balcón en Génova que debió improvisarse otra vez con mecano tubo sobre la fachada de la sede nacional del Partido Popular. Tenemos nuevas elecciones en puertas y convendría que se procediera desde ahora mismo a tramitar las oportunas licencias municipales que permitan dotar al edificio de un balcón permanente de manera que los líderes puedan corresponder cuantas veces sea necesario al entusiasmo siempre a punto de la militancia. Esta vez se ha desencadenado tras una diferencia a escala nacional de 155.991 votos más sobre los 7.758.093 que se han apuntado los candidatos del PSOE. La diferencia en términos porcentuales representa un 0,7% pero ha servido también para cantar victoria. Con menos motivo se apuntó Napoleón la victoria en el campo de Eylau. Además de que los resultados arrasadores en la ciudad y en la Comunidad de Madrid tampoco pueden minimizarse, como si no estuvieran apuntando otra dimensión del problema para el PSOE.

En la sede socialista de Ferraz los balcones son impracticables, como si fueran de atrezo, y nadie ha cuidado en las últimas ocasiones electorales de procurar una instalación análoga a la de sus competidores. Prefieren celebraciones más discretas, de interior, sin concentraciones al aire libre. Se diría que los del PSOE vienen de una tradición diferente. Sólo cuando la primera victoria en las generales del 28 de octubre de 1982 Felipe González y Alfonso Guerra se asomaron tímidamente a una ventana del Hotel Palace para recomendar enseguida a los incondicionales que se disolvieran y regresaran a casa. No tienen la cultura del balcón, un elemento que ha sido postergado en la arquitectura de la Villa y Corte a partir de Gutiérrez Soto, el impulsor de las terrazas que luego se cubren arbitrariamente, cada uno por su cuenta, con el consiguiente deterioro del aspecto exterior de las construcciones.

Aceptemos que si las grandes ocasiones parlamentarias se conocen por los chóferes, los triunfos electorales se distinguen por sus celebraciones. En todo caso, nada comparable al momento estelar de la salida al balcón, cuando la muchedumbre reclama impaciente la comparecencia de los líderes victoriosos. Hay que imaginar la situación previa, que transcurre en la habitación contigua, convertida en improvisado patio de cuadrillas momentos antes de que suenen los clarines y se abran las puertas para iniciar el paseíllo. Entonces debe disponerse quienes saldrán, el orden de aparición en escena y la posición en que quedarán expuestos. También quién ocupará el centro, los turnos de palabra y otros detalles de la animación corporal. Cuidado, porque pueden cundir los disgustos entre los que se consideren postergados sin posibilidad de asomarse, retenidos en las bambalinas. Algunos pisarán el balcón sin problemas de timidez pero otros necesitarán para hacerlo estimularse con alguna dosis de coñac salta parapetos.

La tradición del PP con los balcones se inauguró en Carabaña aquel Viernes Santo 7 de abril de 1996, dos semanas después de la primera victoria electoral de José María Aznar sucedida el 28 de marzo anterior. Allí estaban junto al líder, Ana Botella, Pedro José Ramírez y Rodrigo Rato. A todos ellos los echamos de menos la noche del pasado domingo en el balcón de Génova junto a Mariano Rajoy, Esperanza Aguirre, Alberto Ruiz-Gallardón y Ángel Acebes. Porque nadie discutirá la colaboración extraordinaria de José en la campaña con intervenciones como la de Calatayud y otras a dúo con Ana confirmando el amor que se tiene el matrimonio ya cargado de nietos. Sabemos de la ingratitud de la política y dice Joan Manuel Serrat en su canción A quien corresponda «que a los viejos se les aparta / después de habernos servido bien». Pero tampoco, porque basta ver al ex para desmentir que el suyo sea un caso de ancianidad. Entonces, ¿por qué han prescindido del gran timonel que sigue marcando el rumbo en medio de navegación tan procelosa, sin temblor alguno en su pulso? Añadir a Rato hubiera dado un toque internacional y habría sido un reconocimiento a sus negros augurios sobre la economía española, cualquiera que sean los datos positivos que ofrezca. En resumen, ampliar el balcón y explicar de paso la ausencia del incombustible Zaplana.

FIN

Cayucos cargados de ojos que nos ven

Los socialistas «advierten» o «prometen por escrito»

El País anunciaba hoy a toda página (cinco columnas) la manifestación contra la guerra de Irak.

El Mundo, en cambio, da la información sobre la misma man¡festación contra la guerra de Irak a una columna. Cuestión de tamaño y de matices.

En el caso de la manifestación convocada para hoy por el Gobierno conservador navarro y el PP, la diferencias son también notables pero al revés.

El País dedica una página interior y un editorial a Navarra .

El Mundo le dedica una página interior de información, con el gráfico del intinerario, más un comentario editorial («Navarra, una manifestación justificada») y un largo artículo de opinón («Navarra, en primera línea»). Cada uno arrima el ascua a su sardina.

En portada, El País manda con Navarra a cuatro columnas con un titular que podría enfríar la protesta:

Los socialistas prometen por escrito rechazar la unión de Navarra y Euskadi

Sumario:

El PP mantiene hoy su protesta en Pamplona contra una supuesta cesión a ETA

El Mundo lleva Navarra de segundo tema de portada, a dos columnas, con un titular completamente distinto:

El PSOE advierte que no pactará el «futuro de Navarra» con UPN por la manifestación de hoy

Sumario:

De la Vega: «Rajoy protesta por un fantasma»

Muy notable es también la diferencia de trato que ambos diarios dan hoy al conflicto entre el Poder Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial.

El País lo da una columna, con este titular:

El Gobierno quiere evitar que el actual Poder Judicial en funciones tome decisiones relevantes

El Mundo manda con ello, a toda pastilla, arriba con cuatro solumnas y tres sumarios, y con este titular:

El Gobierno cambiará la ley para bloquear el actual Poder Judicial

Pedro Jota no puede evitar comenzar la presunta información de los hechos con esta frase:

«Madrid.- El Gobierno prepara una nueva maniobra para…»

A partir de esa presunta información aseptica, ya se pueden imaginar como va el comentario editorial de El Mundo bajo este titular:

El Gobierno sigue cambiando las reglas para controlar la Justicia

El editorial de El País va dedicado a Navarra:

EDITORIAL de El País

Ataque preventivo

17/03/2007

La plana mayor del PP estará presente en la manifestación convocada para hoy en Pamplona por el Gobierno de la comunidad foral bajo el lema «Fuero y libertad; Navarra no se negocia». Es un nuevo eslabón en la cadena de movilizaciones de ese partido con el pretexto de las concesiones que el Gobierno estaría dispuesto a hacer a cambio de la disolución de ETA. Se trata de una adaptación de la doctrina del ataque preventivo a la política interior: si no lo ha hecho, que demuestre que no piensa hacerlo.

Es una lógica perversa. Hay un deslizamiento desde la negativa a ceder al chantaje etarra hasta el cuestionamiento de las previsiones de la Constitución (en la disposición transitoria cuarta), que deja abierta la posibilidad de integración en una autonomía conjunta con el País Vasco, pero condicionándola a la aprobación por mayoría absoluta del censo, y reservando la iniciativa en exclusiva al Parlamento navarro, también por mayoría absoluta. Las fuerzas que negociaron ese planteamiento en 1979, UCD, PSOE y PNV, se comprometieron además a no propiciar consulta alguna bajo la presión del terrorismo. Esa disposición es una garantía permanente de que no habrá cambio de situación si no lo quieren los navarros, cosa que es evidente que no quieren, según demuestran tanto las elecciones (los nacionalistas suman en torno al 20% en promedio) como las encuestas: sólo el 10% es abiertamente partidario de la integración. Luego la respuesta dada por Zapatero es la que le corresponde al presidente del Gobierno: que el futuro de Navarra será el que decidan los navarros. Es demagógico decir que no es una respuesta contundente.

El planteamiento de los convocantes, encabezados por UPN, es interesado. Partiendo del lógico rechazo a aceptar el chantaje de Otegi en relación con las posibilidades de un final dialogado de la violencia («Sin Navarra, nada»), se desemboca en la denuncia (preventiva) de cualquier acuerdo con fuerzas nacionalistas democráticas que pueda conformar una mayoría alternativa a la que lleva una década gobernando Navarra. Los socialistas navarros han dicho con claridad que no pactarían con Nafarroa Bai (la coalición que ahora aglutina a PNV, EA y Aralar) si el acuerdo implica cuestionar el actual marco institucional. Una de las garantías de que ese compromiso será respetado es que no hacerlo supondría con toda probabilidad para el PSN la pérdida de gran parte de su electorado, según revelan las encuestas. De ahí el interés de UPN en sembrar la sospecha por adelantado.

Si percibiera un peligro real de anexión nacionalista, UPN habría intentado asociar a los socialistas a la movilización. Pero ha hecho todo lo posible por evitarlo, y el desembarco de los dirigentes del PP revela que la motivación principal no es la que indica la pancarta que hoy portarán, sino su traducción en gritos de desconfianza hacia el Gobierno.

FIN