Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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La Moncloa parió un ratón
¿De qué o de quién se ríen Zapatero y Rajoy?

La cumbre Zapatero-Rajoy ha producido muy poca frustración porque -la verdad- habíamos puesto en ella muy pocas esperanzas. Es lo que pasa cuando más de medio país está pasado de rosca.

Para reducir las expectativas, ambos líderes hicieron bien en anticipar una agenda mínima («Grecia y las Cajas de Ahorro«).

Al cabo de más de dos horas de rifi-rafe, la cumbre sólo parió lo que habían anunciado el día antes: apoyo a Grecia y acuerdo, bastante tardío, por cierto, para la reforma de la Ley de Cajas de Ahorro.

¿De qué o de quién se ríen entonces Zapatero y Rajoy?

Ya se que todos los políticos reaccionan ante las cámaras mostrando su mejor sonrisa, pase lo que pase. Pero yo no le veo la gracia, tal como está el patio.

En contraste con la estampa risueña de la Moncloa, ahí tenemos, precisamente en la víspera de la cumbre, al presidente de los empresarios españoles, Gerardo Díaz Ferrán, postrado, de rodillas, ante el apóstol Santiago pidiendo -suponemos- un milagro que le salve lo poco que le queda vivo de sus empresas.

¡Menudo espectáculo están dando todos los miembros de la CEOE , con un presidente tan poco edificante, ante sus colegas del mundo entero y ante los mercados!

¡Y qué poca alturas de miras tienen Zapatero y Rajoy, incapaces de salir juntos a explicar a los españoles el resultado de tan importante reunión!

Tanto Zapatero como Rajoy parecen estar de acuerdo -¿y quién no?- en fijar estos tres objetivos básicos:

1.- Reducir el déficit público para ganar credibilidad ente los mercados

2.- Reformar el sistema financiero para que fluya el crédito

3.- Reformar el mercado laboral para hacerlo más flexible

Sin embargo, ambos disienten en los medios que hay que utilizar para conseguir tales fines. Es decir: ¿cómo y cuando lo hacemos?

¿Por dónde empezamos a recortar, por ejemplo, los gastos del sector público para reducir el déficit?

Rajoy dice que hay que hacerlo ya y de manera drástica, pero no suelta prenda de por dónde hay que empezar. Zapatero dice que hay que hacerlo despacio, y gradulamente, para no dañar la incipiente recuperación de la actividad económica. Pero tampoco señala por dónde hay que empezar a meter la tijera. Porque los recortes del gasto duelen. ¡Vaya si duelen! Que se lo pregunten a los empresarios y gestores del sector privado que han tenido que despedir a una parte de sus empleados -y buenos empleados- porque se habían reducido sus ingresos por la crisis y no tenían para pagar la nómina.

Lo que sí ha dejado claro Rajoy -y no le falta algo de razón- es que ese recorte le corresponde hacerlo principalmente al Gobierno que es quien tiene la responsabildad de gobernar. Y asumir el dolor y el riesgo correspondiente a los gastos del Estado central.

Rajoy no puede ni debe irse tampoco de rositas: una buena parte del gasto público depende de los gobiernos de las Comunidades Autónomas y de los ayuntamientos y muchos de ellos -tan gastosos como los demás- están en manos del PP.

¿Podrían remargarse ambos líderes y empezar a dar ejemplo en el recorte de gasto público allí donde sus partidos son gobierno…?

¡Y no digamos en donde controlan respectivamente a las cajas de ahorro!

En cuanto a la tan cacareada reforma del sistema financiero -¡pero si ambos son unos «cagaos» cuando se acercan a un banquero!- no hay más que ver a los bancos. Se están frontando las manos -se les hace la boca agua- con sólo pensar el trozo de tarta que se van a llevar de las más frágiles cajas de Ahorro.

Ya sabemos que la mano invisible del mercado -¡ay!- sólo piensa en el corto plazo.

Y de la reforma laboral habrá que volver a hablar cuando los empresarios españoles tengan una representación algo más presentable que la actual, por muy postrada que esté ante el Apóstol. Y se sienten de nuevo a la mesa del diálogo social con los sindicatos y, quizás, también con el Gobierno.

Gobierno, empresarios y trabajadores son los responsables del reparto de la productividad. El primero se lo cobra en impuestos y los otros dos, en beneficios y en salarios, respectivamente. Lo mismo debe ocurrir cuando lo que se reparte viene en forma de pérdida y es tan doloroso como un recorte.

¡Pobre don Gerardo, si está esperando un milagro del Apóstol Santiago con Marsans!

Los mercados, desde luego, no creen en los milagros.

Los hacen.

Copiemos al País Vasco: «un ejemplo para España»

Zapatero y Rajoy deberían imitar mañana a sus respectivos líderes vascos (López y Basagoiti), que han sido capaces de librarse de su esclavitud partidaria, para llegar a acuerdos de gran calado político sobre los principios básicos de la democracia.

Hace casi dos años («horribilis») de esta fotografía en la puerta de la Moncloa. De aquella reunión fallida tenemos hoy una parte de estos lodos…

¿Habrán aprendido algo de sus colegas del País Vasco?

También podrían inspirarse en los líderes del Gobierno y de la oposición de Portugal, que pelean juntos contra la crisis económica. Ante una situación extraordinariamente grave necesitamos líderes también extraordinarios y no tan mediocres como los que se van a reunir mañana en La Moncloa.

Tanto Zapatero como Rajoy deberían leer con atención al maestro Antonio Gala («Contra la España mediocre»), hacer examen de conciencia y propósito de enmienda. Una sonrisa conjunta (y sincera) de ambos al término de la reunión sería más balsámica para la economía española que algunos puntos del déficit público o una docena de puntos del endeudamiento.

Premio Fernando Abril a la Concordia para los líderes del PSOE y el PP vascos

Dos adversarios políticos comparten el Premio a la Concordia. Parecía imposible pero algo se mueve, desde hace un año, en el País Vasco: la esperanza.

Los líderes vascos del PSE-PSOE y del PP han ganado juntos el Premio Fernando Abril Martorell 2009 a la Concordia. Patxi López y Antonio Basagoiti sumaron hace un año sus votos para consolidar la democracia en el País Vasco. Y algo se nota.

El jueves pasado, ambos adversarios políticos fueron homenajeados en un hotel de Madrid «por su decidida apuesta por la concordia, el diálogo y el consenso en un momento de cambio y de alternancia política en el País Vasco».

La Cena de la Concordia reunió a un montón de celebridades de la Transición (que ya no cumplirán los 60 años) pero también -otra novedad, pese al alto precio del menú- a algunos jóvenes de la generación de Patxi López y de Antonio Basagoiti. Creo que es la primera vez que el Premio a la Concordia va a parar a manos tan jóvenes. Ya era hora.

Según la Fundación Fernando Abril Martorell (a la que tengo el honor de pertenecer), este galardón pretende reconocer que ambos premiados, «al situar la convivencia ciudadana en el centro de su acción política«, han iniciado un camino que «servirá, sin duda, de inspiración a quienes creen en la fortaleza de la democracia y están dispuestos a defenderla mediante la ley, la razón y la palabra«.

En el acto de entrega del Premio, José Luis Leal, ex ministro de Economía con el vicepresidente Abril y vicepresidente de la Fundación, lamentó la «di¡ficultad creciente para llegar a consensos mínimos» y celebró que los dos grandes partidos hayan llegado a un acuerdo en el País Vasco. Los líderes vascos del PSE-PSOE y del PP han demostradso ser «valientes y generosos».

Nicolás Redondo Terreros hizo el elogio de los premiados: «dos personas que respeto y quiero», líderes «generosos, cautos y sabios» quienes, con una política de eficacia y de normalidad democrática, han hecho un esfuerzo por el consenso. Y añadió: «un ejemplo para España».

También recordó que el vicepresidente Abril Martorell venció la esclavitud partidaria hasta hacerse amigo de Alfonso Guerra y de los sindicatos. Hizo una defensa emocionada de los líderes de la Transición, entre los que su padre (presente en la cena) tiene un lugar de honor:

«Cambiaron la confrontación por el acuerdo, con tolerancia para entender las razones del otro; y el enemigo se convirtió en adversario al que se le podía ganar pero no aniquilar… Llegamos con tanto retraso… nos costó tanto…y algunos lo han olvidado».

También combatió la desidia, la ignorancia y la comodidad actuales.

Al término de la cena, Javier Solana fue el encargado del Elogio de la Concordia. Y lo hizo de maravilla:

«Miramos a la memoria del pasado -dijo- cuanto no hay proyecto de futuro».

Su discurso merece crónica aparte. Pero eso lo dejo para otro día. Tengo recados urgentes que hacer ahora mismo.

—-

La Fundación Fernando Abril Martorell fue creada en junio de 1998 con Adolfo Suárez como presidente de su patronato y José Luis Leal Maldonado como su vicepresidente. El año pasado, el premio lo recibió el ex jefe de la Casa del Rey Sabino Fernández Campo, fallecido recientemente, y el anterior el galardonado fue el el entonces alto representante de la UE para la Política Exterior, Javier Solana.

En anteriores ediciones el premio recayó en el Rey Juan Carlos, Agustín Ibarrola, Fernando Savater, Francisco Ayala, Santiago Carrillo, José Maria Martín Patino, Jordi Pujol, Alfonso Guerra, la organización empresarial CEOE y los sindicatos CCOO y UGT.

Conthe para no dormir. Vanitas, vanitatis…

El folletín de Conthe en las portadas de hoy me ha dejado con la boca abierta. De verdad, me encantaría dar doctrina sobre este asunto tan estrafalario e indecente, se mire por donde se mire.

Tengo la impresión de que Conthe se sintió británico por un día y ahora resulta que es más carpetovetónico que José María Aznar. ¿Habrá bebido?

Como la historia tiene cierta enjundia -y me tengo que ir a una cena ya mismo- dejaré mis comentaris para más tarde. Ahora sólo copio y pego las noticias y columnas del día que me han interesado. (Recomiendo especialmente la de mi maestro Manuel Saco, que está casi al final.

Y espero comentarios sobre «el Conthe de nunca acabar«.

Hasta luego.

JAMS

El Mundobórico y El País “creen” en el mismo verbo

Si no lo veo, no lo creo.

Hacía tiempo que no me enfrentada a dos portadas que lucieran en su titular principal el mismo verbo. ¡Y qué verbo! El Mundo y El País unidos por el verbo “creer” a cuatro columnas… O sea, lo contrario de “razonar”.

Pero el sujeto (¡ay!) ya es distinto. El Mundo atribuye esa fe o creencia a “Moncloa”, mientras El País prefiere atribuir esa acción de creer (aceptar como válido lo que no se ve) a “una mayoría de ciudadanos”.

Junto a “creer”, ambos coinciden también al utilizar en su primer titular la palabra ETA aunque ligada a verbos muy distintos: “dialogar” y “atentar”.

El Mundo:

Moncloa cree liquidado el “proceso de paz” y que ETA volverá a atentar

El País:

Una mayoría de ciudadanos cree que el Gobierno debe dialogar con ETA

De la Real Academia Española:

Creer

(Del lat. credĕre).

1. tr.

Tener por cierto algo que el entendimiento no alcanza o que no está comprobado o demostrado

Según la primera acepción de la RAE, el verbo «creer» no parece muy apropiado para un titular informativo (no de opinión) de primera página, a menos que se refiera al Papa infalible o a los dogmas de fe de las diversas religiones. Claro que hoy es domingo y apenas hay noticias. A falta de noticias y de reportajes de nevera, buenas son las encuestas o los rumores.

El Mundo publica hoy este breve comentario editorial sobre el «doble rasero» que conviene leer y archivar ya que en todas partes cuecen habas. El País publica un largo editorial sobre la desmesura de Rajoy al pedir el boicot a los medios de comunicación del grupo Prisa.

La verdad es que entre los tertulianos de radio y televisión y los editorialistas y articulistas de prensa ya se ha dicho de todo sobre este insensato boicot del PP contra la libertad de expresión y el derecho de información de los lectores de El País, de los oyentes de la SER o de los espectadores de la Cuatro, entre otros medios de Prisa.

Estoy casi seguro de que el propio Rajoy sabe que es una insensatez lo que ha hecho, pero también pienso que no ha sido fruto de un calentón o de un cabreo pasajero. A mi juicio, esa reacción desaforada forma parte de toda una estrategia de la crispación y del río revuelto que el PP considera muy útil a sus intereses electorales. Especialmente, teniendo en cuenta la bisoñez o ingenuidad mostrada por el PSOE cuando entra a todos los trapos del PP (que lleva la inciativa politica y marca la agenda del Gobierno) y le sigue la corriente hasta el despeñadero si fuera preciso.

La derecha tiene grabado el recuerdo de la derrota del 93 y del calvario que nos hizo pasar a todos los españoles (con la colaboración, eso sí, de un Gobierno socialista agotado y sin resuello) hasta las elecciones de marzo de 1996. Nuestra memoria selectiva tiende a olvidar lo malo a refrescar lo bueno. Por eso digo que aquellos años del 93 al 96 -tal como los recuerdo- sí fueron de crispación y alto riesgo de romper las intituciones democráticas.

Comparado con aquello, lo de ahora es una crispación de aficionados. No olvidemos que Rajoy es un discípulo ungido por el propio Aznar. Lo de Aznar fue un infierno para cualquier demócrata que se precie.

Basta con mirar las hemerotecas de los años 1993-1996 (los que precedieron a la primera victoria pacífica de la derecha desde que perdió democráticamente el poder en las eleciones del 16 de febrero de 1936) para darnos cuenta de los riesgos de inestabilidad, confrontación civil e involución que precedieron a la victoria de Aznar y a la derrota de Felipe González.

Menos mal que ganó Aznar (aunque me costara mi empleo) porque en cuanto el crispador entró en La Moncloa se acabó la crispación. El PSOE sólo tuvo ya fuerzas para lamerse sus heridas. Rajoy sigue las enseñanzas de su maestro crispador pero no le llega ni a la suela de sus zapatos. Reconozco que no soy objetivo con este personaje, pero aviso que Aznar es mucho Aznar cuando ataca con sus tripas. Lo dicho: menos mal que ganó en 1996 y menos mal que perdió en el 2004.

Rajoy quiere repetir la experiencia. Pero le falta maldad.