Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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¿Por qué nuestra derecha tira al monte?

Me lo temía. El PP ha conseguido su objetivo: abuchear al presidente del Gobierno de España mientras solemnemente honraba a nuestros muertos.

Bueno, no hay que ser muy fino para interpretar los movimientos de nuestra derecha cavernaria. Quien siembra vientos recoge tempestades.

¡Qué vergüenza de derecha! ¡Qué mala suerte hemos tenido en los últimos quinientos años en manos de la derecha!

¿No tendrán en el PP un libro de urbanidad democrática?

¿Acaso no tienen memoria? O, quizás, precisamente porque la «españa negra» tiene pánico a su propia memoria no quiere que nadie se la recuerde.

¡Qué torpes son los separadores dando oxígeno a los separatistas!

¿Qué podemos hacer para nuestra derecha se civilice y no tire siempre al monte?

Se admiten sugerencias pacíficas.

No por mucho rezar amanece más temprano

Manolo Saco en Público

Se nos acumulan los homenajes. El PP ha hecho descansar toda la carga simbólica de la unidad de la patria (nación, en palabras de Rajoy, aunque como habla raro no sé si dice en realidad nazión) en la bandera roja y gualda. Una nación que sólo existe como tal desde el siglo XVIII, con los Decretos de Nueva Planta de Felipe V, pero que él la vive en sus sueños imperiales como una nación instaurada por los abuelos mismos de Viriato.

El día 12, fiesta nacional, Rajoy se ha empeñado en convertirlo en fiesta nazional. Y lo hace como siempre, apoderándose con descaro de los símbolos de todos, como expendedor exclusivo de carnés de patriota. Ya tiene bandera, actúa de monarca en televisión, pero le falta himno. Mariano busca desesperadamente un poeta que le ponga una letra más digna que la inventada por José María Pemán (“alzad los brazos hijos”), pues a él, como a su mentor el centrista hombrecillo insufrible, sólo se le pone tieso el brazo en la intimidad.

El presidente de su partido era muy aficionado a cantar en su juventud el Cara al Sol de los fascistas de Falange. Un himno que tenía un disparate de letra que no soportaría el más amable análisis de textos, compuesto en comandita por los poetas de la camarilla de José Antonio Primo de Rivera, pero con una música soberbia del maestro Tellería. En él decían aquello de que “en España empieza a amanecer”. ¿Dónde habré oído últimamente eso del amanecer?

Ya sé. La Conferencia Episcopal Española también buscaba con urgencia un himno destinado a ser cantado en la plaza de san Pedro con motivo de la elevación a los altares de los mártires de la Guerra Civil. Los de un sólo bando. Tras un concurso muy disputado han elegido uno que se titula “Como los mártires”, cuyo estribillo reza (es lo suyo) lo siguiente: “Como los mártires, nuestros hermanos, de tierra hispana queremos ser: dar nuestras vidas, unir las manos, y prepararnos para un nuevo amanecer”.

Un nuevo amanecer… No quiero ni pensar lo que suele ocurrir cuando la derecha se prepara para ver un nuevo amanecer.

Más negro, más, que la noche, el cura verdugo argentino

Manolo Saco en Público

Al sacerdote católico Christian Von Wernich acaban de condenarle en Argentina a cadena perpetua, por delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura militar (1976-1983). Los jueces le acusan de haber participado en siete homicidios, 31 casos de tortura y 42 privaciones de libertad ilegales.

En Argentina hubo un intento de extender “el olvido” sobre los delitos cometidos por los colaboradores de la dictadura asesina, mediante una ley de Punto Final. También allí, como aquí, la extrema derecha consideraba que no era conveniente poseer demasiada memoria histórica, que la memoria es un estorbo para la reconciliación, que abría innecesariamente las heridas de la lucha fratricida. Por fortuna, jueces incontaminados por aquella barbarie tumbaron semejante aberración jurídica, y poco a poco acabaron desfilando por la silla de los acusados los culpables de los crímenes.

El cura Christian (cuyo nombre mismo es un sarcasmo) había puesto al servicio de los represores los secretos arrancados en confesión a los detenidos, convertidos así, a pesar suyo, en delatores.

En España, al término de la guerra civil, cientos, si no miles, de curas como éste colaboraron con el régimen golpista desde sus confesionarios, tejiendo una red de chivatos, formando parte de los piquetes de torturadores, bendiciendo con su presencia las ejecuciones sumarísimas y los asesinatos en la cuneta. Por desgracia no hubo juez que declarara ilegal nuestro Punto Final de la Transición. En España sólo pudieron ejercer los jueces adictos al Movimiento Nacional y a la Iglesia que había bendecido el golpe militar, y durante décadas fueron transmitiendo sus genes ideológicos a las siguientes generaciones de jueces que ellos mismos examinaban y formaban.

Muchos de sus muertos yacen todavía en cunetas y fosas comunes. Nunca merecerán estar en la lista de los asesinados por la barbarie “del otro bando” que la Iglesia católica quiere elevar a los altares el 28 de octubre.

Ese día, mientras la otra España eleva al cielo sus plegarias a un dios que no existe, yo rezaré al dios de los laicos, y recitaré en voz alta, a modo de oración, los versos de Miguel Hernández, escritos a hurtadillas en la cárcel de Ocaña poco antes de que lo dejaran morir como un perro, versos referidos a otro cura sádico, el conocido como “El verdugo de Ocaña”:

Muy de mañana, aún de noche,

antes de tocar diana,

como presagio funesto

cruzó el patio la sotana.

¡Más negro, más, que la noche,

menos negro que su alma,

el cura verdugo de Ocaña!

(…)

Cobarde y cínico al tiempo

tras los civiles se guarda…

¿Quién juzgará a Bush?

EDITORIAL de El País

Sima de vergüenza

05/01/2007

Las informaciones son tan escalofriantes como vergonzosas. Los testimonios de miembros del FBI que asistieron a las torturas infligidas por miembros de la CIA y otros cuerpos de seguridad a sospechosos de terrorismo islamista en el campo de prisioneros en la base de Guantánamo en la isla de Cuba proporcionan al mundo un protocolo fehaciente del horror, la humillación y la degradación generados por un concepto de la guerra contra el terror auspiciado por el presidente Bush tras el 11-S. Por desgracia los testimonios ahora hechos públicos son tan coincidentes que carece de sentido, por mucho que se quisiera, poner en duda no ya su verosimilitud, sino su veracidad.

Es un hecho que en nombre de la lucha contra el terror y por la libertad las autoridades democráticas de EE UU han inducido cuando no ordenado a funcionarios suyos a actos de tortura y depravación como sólo se suelen considerar posibles bajo las peores y más inhumanas dictaduras. Las vejaciones y torturas, como la vesania desplegada por sus artífices, son incalificables. Y el daño hecho a las víctimas es sólo comparable al infligido al prestigio y la dignidad del Gobierno de EE UU y de la democracia en general, que ve como sus enemigos pueden con razón acusarla de prácticas propias de las más oscuras dictaduras.

No puede servir de consuelo el hecho de que haya sido una organización americana de derechos civiles y el vigor de las instituciones de Washington los que han forzado a centenares de miembros del FBI a testimoniar y documentar estas atrocidades, y que ahora han conseguido la publicación de tan demoledoras informaciones. Ha sido la American Civil Liberties Union (ACLU) la que con su denuncia ha logrado una desclasificación de documentos que habrá de tener consecuencias drásticas para los responsables de que las celdas y los pasillos de Guantánamo se hayan convertido en cámaras de tortura. Pero también para aquellos que, como cada vez es más evidente, auspiciaron y animaron a ejercer semejante trato a los prisioneros en aquel campo de la vergüenza.

La guerra contra el terrorismo, lanzada en su día por Bush tras la agresión de Al Qaeda, ha dejado un largo reguero de víctimas que comenzó en Nueva York y sigue por muchos rincones del globo, incluido Irak. Pero si las sociedades democráticas, empezando por la norteamericana, quieren que no queden también por el camino los principios innegociables de respeto a la dignidad de la persona y a la vida en libertad, estos otros crímenes no deben quedar impunes.

FIN

Artículo de Millás en la última de El País

Película

JUAN JOSÉ MILLÁS

05/01/2007

Sadam Husein fue ejecutado mientras George Bush dormía, de modo que el cuerpo del sátrapa (todos sus esfínteres a punto de reventar) cayó dentro del sueño del presidente de EE UU con la violencia de un cadáver arrojado desde el séptimo piso. Cuando Bush despertó tenía en la conciencia un despojo largamente anhelado, lo que quizá le produjo la deflación característica del apetito satisfecho, o quizá no, nunca se sabe. El asesino murió en la horca, un artefacto mecánico de dos pisos que evocan la división entre el mundo consciente e inconsciente. Cuando se abre la trampilla, el reo se precipita con todas sus vísceras al cajón del subconsciente, donde, ya muerto, se mea, se caga y, según algunos, eyacula.

No queremos ni imaginarnos cómo estará el subconsciente de Bush estos días de enero. Tanta pasión puesta en la llegada de ese instante para que al final dé la impresión de que el malo era él. No sería raro que al contemplar el vídeo se haya visto a sí mismo colgando de la soga. ¿Pero por qué no le quitaron el abrigo sabiendo que tengo uno parecido? ¿Y por qué esa insistencia de la prensa libre en recordar que los crímenes por los que hemos acabado con él son calderilla comparados con los que cometió cuando éramos sus cómplices? ¿Las mentiras masivas, los soldados rotos, los civiles muertos, torturados o troceados sólo han servido para que todo se resuelva en un ruido de vértebras quebradas que en los primeros instantes ni siquiera sabía si eran las suyas o las mías? ¿Quién grabó esas imágenes tremendas? ¿Quién ordenó su difusión?

¿Y por qué los servicios secretos no nos advirtieron de que al borde mismo de la muerte podría actuar como un personaje de John Wayne, exigiendo a sus verdugos que se portaran como hombres? ¿Pero quién era aquí el vaquero aguerrido, el sheriff justiciero, la pistola más rápida del Oeste? Laura todavía asegura que yo, pero en voz baja, si he de decirlo todo. ¿Por qué le permitieron esa serenidad, esas últimas frases? ¿Por qué no imploró clemencia ni gimoteó como un marica, que era lo previsto en el guión que me pasaron a la firma? ¿Quién da las órdenes aquí, quién manda? ¿Quién dirigía esta película? ¿O acaso no era una película?

FIN

De las portadas de hoy me llama la atención el «collage» realizado por El Mundo con ETA, Zapatero y la promoción del SMS de un sindicato policial para unir todas esas informaciones bajo este cintillo común (en mayúsculas) a toda página:

ETA VUELVE A ESTROPEAR EL MENSAJE PACIFISTA AL QUE SE AFERRA ZAPATERO

¿Es éste un titular de información o de opinión?

Volver a estropear

Mensaje pacifista

Se aferra

Son expresiones que guardo por si algún día, de mayor, tengo que enseñar lo que no es periodismo.

A esa portada sólo le faltaban las víctimas del PP de Alcaraz que han conseguido, con gran éxito, la desunión de los demócratas en la lucha contra ETA. Tampoco le hubiera venido mal a esa portada este dibujo filosófico que El Roto publica hoy en El País.

A propósito de la pendiente conspiranoica por la que se deslizó la extrema derecha del PP , cuando perdió el Poder en las urnas, El País dedica hoy un editorial a la empanada mental de quienes, de manera miserable y torticera, todavía ligan a ETA con el 11-M y con el fenecido proceso de paz.

EDITORIAL de El País

‘Yihadistas’ en España

05/01/2007

Los cinco islamistas detenidos en España hace dos días se suman a los más de 300 supuestamente relacionados con actividades terroristas que lo han sido desde fines de los años noventa, en su mayoría con posterioridad al 11-M. Los detenidos están acusados de colaborar con tres de los implicados en aquel atentado, incluido el argelino Daoud Ouhnane, imputado en el sumario como participante directo en la matanza. A uno de los detenidos se le acusa de ser el enlace en España de Ouhnane, a quien se sitúa en Irak pero entre cuyas misiones figura la de preparar nuevos atentados en nuestro país, según la investigación.

Estas detenciones, menos de un mes después de las de 11 vecinos de Ceuta acusados de confabulación para cometer atentados, indican que el peligro terrorista islamista sigue presente y que la policía trata de adelantarse a una eventual entrada en acción de los núcleos de activistas potenciales. Una preocupación prioritaria de la policía es ahora el control de los aspirantes a terroristas reclutados por la red de Al Zarqaui (muerto en junio pasado) en España y que tras recibir instrucción en Irak están volviendo a nuestro país. España ha facilitado el 10% de los nombres de una lista de 200 potenciales terroristas islamistas puesta en común por los principales países de la UE con el fin de vigilar sus movimientos por Europa. Se trata en su mayoría de personas que llevan vida normal y que no pueden ser detenidas dado que no han cometido delitos en España y no hay pruebas de sus actividades en Irak.

El 90% de los atentados suicidas (más de 500 desde el final de la guerra) producidos en Irak ha sido realizado por activistas extranjeros, algunos de ellos captados en España. Tres de los cinco detenidos esta semana están acusados de haber tenido contactos con Mohamed Alfalah, cuyas huellas fueron identificadas en los escenarios en que se preparó el 11-M y que tras huir a Irak murió en uno de esos atentados suicidas.

Se va así completando el cuadro de personas implicadas en el 11-M, incluidos los 12 autores materiales, de los que siete se suicidaron en Leganés, tres están en prisión, uno murió en Irak y otro se supone que sigue en ese país. A la vista de tal cuadro, resulta cada día más estrambótico el empeño de algunas personas por seguir sembrando dudas sobre los verdaderos autores del 11-M. Todavía estos días se han visto en concentraciones contra el atentado de ETA en Barajas pancartas que reclamaban «queremos saber la verdad». Esta obsesión, de la que el PP parece querer desengancharse sin decirlo, se ha convertido en un obstáculo para la participación unitaria en movilizaciones contra ETA. Unidad que en estos momentos -la Ertzaintza descubrió ayer en Vizcaya un coche con 100 kilos de explosivos dispuestos para ser detonados- es más necesaria que nunca.

FIN

Hay un rayo de luz en la portada de El País. Tal como están las cosas, no debe sorprendernos que ilustren la primera página con una foto-noticia balsámica: Acebes y Rubalcaba juntos. ¡Válgame dios!

Y este es el titular que nos traen hoy los Reyes Magos:

El adiós a Carlos Palate reúne a Rubalcaba y Acebes

Aquí pasa algo.

¡Felices Reyes!