Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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El Bigotes afirma, en El País; Rita niega, en El Mundo

Rita Barberá no es de este Mundo. Ni una línea, ni una palabra, aparece en la edición nacional de El Mundo sobre los bolsos de Vuitton que El Bigotes dice haber regalado a la alcaldesas de Valencia.

Como yo vivo en un pueblo, he podido leer esta mañana la edición impresa de provincias de El Mundo.

En esa edición sí aparece la noticia del presunto escandalo, escondida, de entrada, abajo, a una columna de ancho y un tercio de columna de largo, en la página 21, con este titular:

Rita Barberá niega haber recibido regalos de «El Bigotes»

La breve noticia, fechada en Madrid, no lleva firma. En la edición nacional y en los PDF´s de su edición impresa, esta noticia ha desaparecido totalmente de El Mundo. Por eso, no puedo copiarla y pegarla aquí. Ha sido «levantada», según el argot periodístico.

El País, en cambio, lanza las campanas de su portada al vuelo con este titular, a dos columnas, mandando en primera:

El Bigotes afirma que regalaba bolsos de lujo a Rita Barberá

La noche y el día. Cada oveja (y su correspondiente verbo) con su pareja. El Bigotes afirma… (en El País) y Rita Barberá niega… (en la mitad de El Mundo; en la otra mitad, ni eso).

En páginas interiores. El País sigue con su alarde informativo.

La página 14 va completamente dedicada a tal escándalo. la foto central muestra a Francisco Camps (con traje) y a Rita Barberá (con bolso)

Las fotos de portada de ambos diarios (y sus correspondientes entrevsitas domingueras) van dedicadas a personajes -cómo no- de su cuadrilla.

El País entrevista a José Montilla, presidente de Generalitat de Cataluña, y le muestra en un balcón gótico, en una altísima foto digna, por lo menos, de un Papa asomándose a la plaza del Vaticano.

El Mundo entrevista a Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid , y nos la muestra apoyada en el quicio de su despacho, de cuerpo entero, junto a un retrato de su antecesor, Alberto Ruiz Gallardón.

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Con más de 24 horas de retraso -lo que es natural, tratándose de diarios impresos que siempre dan noticias de ayer- tanto El País como El Mundo se estiran en alabanzas a favor del gran maestro de periodismo Walter Cronkite, uno de mis ídolos profesionales (cuyo obituario publiqué aquí ayer).

Este párrafo tan sabroso sobre Cronkite pertenece a la columna que Carlos Boyero publica hoy en El País, pagina 69 , con el título «Peste«.

El análisis de la vida y la obra del «tio Walter» puede ser muy oportuno para proyectarlo sobre la realidad del periodismo que practicamos hoy en España.

Haríamos una buena sesión de pedagogía profesional. No sin haber pasado antes por los correspondientes actos de contrición, exámenes de conciencia y cumplimento de la penitencia por tantos y tan generalizados pecados capitales cometidos contra la ética profesional.

Pero -ojo- de esta hoguera no se libra nadie. Tan pecadores somos los periodistas como las fuentes de información (todas lógicamente interesadas) y los lectores y anunciantes, que financian con su euro y con su atención a los distintos medios de comunicación de acuerdo con sus interesses e ideología.

Olvidé comentar ayer, en el obituario dedicado en este blog a Walter Cronkite, que John F. Kennedy cargó contra él para que le despidieran de su trabajo en la CBS.

Cronkite hizo la entrevista preelectoral a John Kennedy, cuando era candidato a la Casa Blanca, frente a Nixon. El periodista preguntó al candidato demócrata si se vería presionado por el Vaticano en su acción política puesto que, como católico que era, debía obediencia al Papa. Kennedy respondió, naturalmente, que no. Pero, por lo visto después, le cabreó mucho esa pregunta inesperada.

(Conviene recordar que en EE.UU. no se enseñan previamente las preguntas a los que van a ser entrevistados. Yo tampoco lo hice jamás, cuando tuve que realizar en TVE las entrevistas preelectorales a los candidatos a la presidencia del Gobierno de España en 1992 y en 1996, hasta que fui despedido por la TVE de Aznar, tras mi entrevista al candidato y su victoria electoral).

El simpático candidato Jonh F. Kennedy -como José María Aznar– no se andaba con chiquitas. Al terminar su entrevista televisada, llamó al presidente de la cadena CBS, que era el jefe de Walter Cronkite, y le pidió que lo despidiera inmediatamente de su empleo. El airado candidato demócrata también amenazó veladamente: le recordó al jefe de Cronkite que cuando fuera elegido presidente de los Estados Unidos tendría poder sobre la distribuión de licencias y frecuencias de televisión.

El presidente de la cadena CBS aguantó el chaparrón de Kennedy pero no despidió a su empleado y Walter continuó dando sus noticias como si nada…

Desgraciadamente, yo no tuve tanta suerte. Mi jefe en Televisión Española era un empleado nombrado por el propio presidente Aznar y los deseos del jefe parecían ser órdenes para él. Tras mi entrevista preelectoral y en cuanto el flamante presidente Aznar nombró al nuevo jefe de la TVE, fui despedido como corresponsal de TVE en Nueva York.

Tal injusticia -y ataque contra la libertad de expresión- fue parcialmente reparada por el juez que condenó a la televisión de Aznar a pagarme una interesante indemnización que me permitió, poco después, fundar 20 minutos, el diario más leído de la historia de España. Y todo ello gracias a lo que mis hijos llaman graciosamente la «beca Aznar«.

¿Qué hubiera sido del gran Walter Cronkite si Kennedy hubiera conseguido su propósito de despedir de la CBS a su atrevido entrevistador?.

Nadie lo sabe ni lo sabrá. Cronkite está muerto y no puede contestar a esta pregunta póstuma.

Aprendí mucho del «tío Walter» sobre el mercado de la prensa y la decencia profesional. Intentaré plasmarlo aquí, a ratos, con permiso de la crisis.

Descanse en paz el maestro de periodistas.

Confirmado: Aznar no vuelve; nunca se fue

Lo que me temía. Aznar no vuelve porque nunca se marchó. El ex presidente Aznar no vuelve a controlar el Partido Popular ni a aspirar a La Moncloa, en tercera ronda, como dicen algunos finos analistas políticos. Nunca dejó de hacerlo.

En mi opinión, ese verbo (volver) está mal empleado.

En estos días, con su apuesta personal por Pizarro, como número dos del PP por Madrid, y por su esposa, Ana Botella, como futura alcaldesa de la capital, tras la eventual espantá de Gallardón, José María Aznar ha salido del armario y se ha mostrado, ya sin disimulo, como el «jefe» en activo del PP.

Como no tengo mucho tiempo para leer hoy los largos análisis de los comentaristas de la prensa y/o de los tertulianos, voy a copiar y pegar los chistes que, en estos casos, suelen interpretar la realidad con bastante tino.

Polanco adelantó la democracia en España.

La triste noticia, temida desde la última vez que estuve con él, hace apenas un mes en una entrega de premios, me ha impactado más de lo que podía haber imaginado.

Polanco pertenecía a mi familia profesional y, desde que le conocí, hace más de 30 años, le he profesado afecto y admiración, pese a que, desde la fundación de El País, me marché voluntariamente de su inmenso grupo de comunicación en cuatro ocasiones.

Con la muerte de Jesús de Polanco somos muchos los amantes de la libertad de expresión y de la meritocracia que nos sentimos un poco más huérfanos. Le echaremos de menos y le recordaremos con cariño y -cómo no- con gratitud.

De una manera o de otra, la vida de numerosos periodistas y lectores -yo diría de muchísimos demócratas- ha estado marcada por la voluntad de superación y de éxito de Polanco. Entre ellas, la mía.

Cuando alguien muere, existe la costumbre razonable de resaltar sus bondades y de silenciar sus defectos. Nunca me he privado de comentar y criticar, en vida, errores y/o defectos del creador del mayor imperio de comunicación de la historia libre de España.

Pero este obituario no es lugar apropiado para recordar sus fallos -que los tuvo- ni para hacer cobardemente leña del árbol caído cuando ya no puede responder.

Por el privilegio personal de haberle conocido y querido, y por el lujo profesional de haber trabajado tantos años cerca de él, hoy me toca destacar su excelencia empresarial y sus cualidades humanas. Miro hacia atrás y reconozco, con orgullo y gratitud, cuánto me ha influido su ejemplo.

Hace apenas unos meses, Jesús de Polanco, que nunca ha tenido pelos en la lengua, puso al PP en su sitio. Don Jesús «del Gran Poder» -como le llamábamos incluso dentro de El País– era valiente y arriesgado, casi temerario. Nadie puede negarle esta cualidad. Ni corto ni perezoso, en pleno ataque de crispación de la parte más extremista de la derecha española dijo que «es muy difícil ser neutral» cuando «el PP desea volver a la Guerra Civil«.

Sus palabras enfurecieron, seguramente con razón, a las huestes derechistas (El Mundo, la COPE, el PP, etc.) que le replicaron de lo lindo. Siguiendo sus costumbres represoras, los líderes del PP se pasaron de la raya. Entre otras reacciones desaforadas, Mariano Rajoydecretó un boicot total (incluido el de los anuncios, lo que más duele) a los medios de comunicación del Grupo PRISA (El País, la SER, Cuatro, Canal Plus, Canal Satélite Digital, Cinco Días, AS, etc.).

Creo que puede ser edificante repasar los titulares de prensa de aquellos idus de marzo, que yo reuní en este blog bajo el título «Jaque a Polanco (II)».

Don Jesús era un hombre persistente, orgulloso y sagaz. Nunca se daba por vencido y -como su amigo Felipe González– se crecía ante el castigo. Por eso, fue admirable su supervivencia en libertad, casi milagrosa, frente a los ataques impúdicos de todo el aparato del Estado, bajo control del rencoroso Aznar.

El presidente del Grupo PRISA libró una larga y descomunal batalla contra la persecución ilegítima (por no decir ilegal, delictiva) del Gobierno de José María Aznar . En aquel acoso y derribo inmisericorde de Polanco participaron, de buen grado, periódicos amarillos como El Mundo y hasta jueces prevaricadores como Javier Gómez de Liaño, felizmente condenado por el Supremo y expulsado de la carrera judicial.

Un año antes de esta guerra por el control político de la prensa, fui alejado forzosamente del periodismo activo, por haber sido despedido como corresponsal en Nueva York por la TVE de Aznar, tras la entrevista que le hice en 1996 como candidato del PP a la presidencia del Gobierno.

Salí del paro provocado por aquel despido improcedente (con una sabrosa indemnización que mis hijos dieron el chistoso nombre de «beca Aznar») para refugiarme en la docencia universitaria, como profesor titular de Economía Aplicada.

Fue en aquel tiempo cuando más paseé y conversé a solas con Polanco. Me preocupó personalmente y me interesó mucho profesionalmente la persecución que, salvando las distancias, sufría Jesús de Polanco por parte de los mismos que me habían expulsado de la tele y de la prensa. De aquellas conversaciones, junto al Retiro, surgió mi decisión de aceptar el encargo de Planeta para escribir un libro sobre la guerra digital entre Polanco y Aznar.

Bajo el fuego graneado, y caótico, del Gobierno Aznar, me encontré con un «Jesús del Gran Poder» menos poderoso e influyente de lo que la prensa y la sabiduría convencional le atribuía.

En ocasiones, le noté impotente, cansado y abatido (sin pasaporte y al borde de ingresar en prisión) frente al aparato del Estado en las manos voraces de un político tan vengativo y un hombre tan miserable como el presidente Aznar. Sentí cierta solidaridad por aquel hombre herido en su orgullo y en su amor propio y, en aquellos paseos, no tan poderoso como todo el mundo imaginaba.

Polanco me preguntaba, intrigado y sorprendido, como había podido construir yo sólo mi defensa jurídica y mediática, frente a la persecución del Gobierno Aznar, para haber conseguido una cobertura en la prensa de prestigio del mundo occidental (Financial Times, New York Times, Herald Tribune, etc.) tan impresionante y el éxito en el juicio contra la TVE del Gobierno.

Le conté toda mi estrategia. El aparecía como un hombre poderoso que no precisaba ayuda externa alguna de otros medios. Imbuido de cierta soberbia, propia de los triunfadores, tampoco había construido una malla de seguridad con sus amigos. Noté muy vivamente que el gran Polanco se sintió sólo, muy sólo, incluso frágil, muy frágil, en aquellos meses de infierno político e incertidumbre judicial, que le estaban quitando el sueño y amenazaban con quitarle su buen nombre, grabado ya en la historia del periodismo europeo y latinoamericano.

Yo estaba entonces saliendo del agujero, tranformando el odio destructor en fría técnica, preparando nuevos proyectos de prensa (como Multiprensa, editora de 20 minutos) y escibiendo un libro sobre su caso.

Le conté que la Moncloa había hecho saber a los principales grupos de comunicación de España que mi contratación sería interpretada como un acto hostil contra el Gobierno. Ni agua ni sal. (Perdono todo, pero no olvido nada. Para que no se repita.)

Y le di todos los detalles de mi defensa, que luego publiqué en este blog (en marzo del 2006). Polanco no podía entender que la cobertura casi mundial de mi insignificante despido no obedecía a ninguna campaña organizada por mi ni por mi mujer. Simplemente, le insistí, mi historia tenía un buen lead, un buen comienzo para cualquier periodista que se precie. Todos los reportajes, en multitud de lenguas, comparaban lo que me ocurría durante la Dictadura de Franco, por criticar al gobierno, (secuestro, torturas, etc.) con lo que me estaba ocurriendo entonces con la joven y frágil democracia española, bajo el Gobierno de Aznar. Un comentario editorial del prestigioso diario conservador Financial Times resumió así una de las claves del éxito mediático de mi despido de TVE:

«…poco después de la muerte de General Franco, como un joven director de una revista, fue secuestrado, torturado y sujeto a una ejecución simulada, tras escribir un artículo sobre la paramilitar Guardia Civil. Esta vez solamente le han despedido de su trabajo como corresponsal. Esto es progreso.»

A mediodía, he recibido la noticia de la muerte de Polanco, por las llamadas del director de 20 minutos, Arsenio Escolar, y del vicepresidente de 20 minutos España S.A., Eduardo Díez-Hochleitner, que fue director general de PRISA. Luego he leído en Internet y oído en la radio y en la televisión nuevos detalles de la muerte de quien ha sido calificado, casi unánimemente, como «uno de los hombres más poderosos e influyentes de España».

Toda la tarde estoy recordando, con afecto y gratitud, a Jesús de Polanco, no como a ese poderoso y soberbio empresario que pintan los medios de comunicación sino tal como lo ví y lo sentí durante nuestras últimas reuniones y paseos a finales de los años noventa: un personaje muy singular, hecho a sí mismo, que construyó el mayor imperio de medios de comunicación de la historia de España, a partir de la nada, y que conoció de cerca la humillación y la persecución de un poder político indigno que estuvo a punto de llevarle injustamente a la cárcel.

Le recuerdo como un personaje de Shakespeare, alto y bajo, descomunal y minúsculo, soberbio y tierno, según los caprichos del destino y la fuerza imbatible de su libre albedrío.

Recuerdo a un Polanco humilde, humillado, sensible y cariñoso, un hombre muy distinto, seguramente, del que pasará a la historia de la prensa española.

Mi más sentido pésame a sus hijos y amigos. El nombre de Polanco ya está escrito, cum laude, en las páginas más gloriosas de nuestra democracia. En los momentos más dramáticos de nuestra reciente historia, le ví muy de cerca luchando por nuestras libertades.

Qué pena no haber podido agradecerle mejor, en vida, todo lo que hizo, con alto riesgo, por nuestra libertad. Una deuda impagable. Por eso, propongo este epitafio:

Adelantó la democracia en España

Yo le quería. Descanse en paz.

Recortes del domingo

:

24 paginas sobre la muerte de Polanco en El País frente a 6 en El Mundo.

Aznar (en el Fondo) «especulativo» y «agresivo»

No busquen esta información sobre el presunto «tráfico de influencias» del ex presidente Aznar en El Mundo de hoy. Ni en portada ni en páginas interiores.

Es un reportaje «exclusivo» de El País . Va como segundo titular de portada y en una página impar completa en Economía.

Este es el texto del reportaje de Ramón Muñoz que copio y pego aquí para conservarlo en el archivo del blog.

Por permanecer alerta frente a los enemigos de la libertad de expresión, como Aznar, o, quizás, por puro instinto de superviviencia profesional, no puedo ni quiero perder de vista las peripecias de José María Aznar.

Copio y pego pero me abstengo -hoy- de hacer comentarios sobre el «hombrecillo insufrible» (definición de Manuel Saco) para que no me acusen de estar afilando un hacha vengadora a la que, por otra parte, tendría derecho. Reconozco que con este personaje -tan nefasto para la democracia española- me cuesta ser imparcial. Lo intento, pero no lo consigo.

Aznar se apunta al alto riesgo

El ex presidente será la imagen en España de Centaurus, uno de los fondos especulativos más activos

RAMÓN MUÑOZ en El País

– 10/06/2007

Oficialmente se llaman fondos de inversión libre, pero todo el mundo los conoce como hedge funds. Su influencia es cada vez mayor, y la mejor prueba de ello es que en los últimos 10 años han multiplicado por ocho su tamaño. En 2006 estas sociedades movieron 1,3 billones de euros, más que la riqueza que se genera en toda España anualmente. En los últimos años se han lanzado a contratar a ex altos cargos de la Administración, que actúan como consejeros, aunque muchos ven la sombra del tráfico de influencias en estos fichajes. El último caso ha sido el del ex presidente José María Aznar, que acaba de ser fichado por Centaurus Capital, uno de los fondos más activos en España, donde ha participado en operaciones como Terra, Recoletos, Aldeasa o Logista. Algunos países, como Alemania, han pedido que se someta a estos fondos a un mayor control para que sean más transparentes. Otros, como el director del Fondo Monetario Internacional, no están de acuerdo con que se regulen.

«Aznar es el Fernando Alonso de Centaurus. Se le ficha por imagen y por marketing más que porque realmente vaya a utilizar su influencia en alguna operación. De la misma forma que el Banco Santander utiliza la imagen del piloto de Fórmula 1, Centaurus contrata a Aznar, para ganar notoriedad». Así explica Juan Ramón Caridad, director de productos de Atlas Capital, el fichaje por la sociedad del fondo de alto riesgo Centaurus Capital del anterior presidente del Gobierno para que forme parte de su consejo asesor.

Tras la estela de Botín

Centaurus es un depredador nato de empresas con el lema divide y vencerás

Centaurus Capital es uno de los hedge funds más importantes del mundo. Estos fondos son sociedades especializadas en inversiones especulativas o de alto riesgo, que compran y venden activos financieros o participaciones empresariales con el objeto de obtener el mayor beneficio posible en el menor plazo de tiempo.

La nueva empresa a la que asesorará Aznar es uno de los mejores exponentes de la agresividad de estas firmas. Con la sede central en Londres, su domicilio fiscal está en las Islas Caimán, el paraíso fiscal donde registra sus operaciones. Al estar radicado allí, ahorra impuestos y no tiene límites para endeudarse en operaciones arriesgadas.

Fundado en 2000 por un grupo de directivos del banco francés BNP Paribas, gestiona activos por 4.500 millones de dólares (3.300 millones de euros). En España no tiene oficinas pero es uno de los fondos más activos y realiza sus operaciones a través de terceros, como Deutsche Bank.

Su especialidad es tomar posiciones en empresas en crisis, en las que existe una fuerte disputa entre accionistas por su control o están bajo amenaza de una operación hostil como una oferta pública de adquisición (OPA). En cuanto encuentra una oportunidad de hacer caja, vende al mejor postor, y obtiene un alto beneficio. Por cada operación que lleva a cabo, además de las comisiones de intermediación, cobra la llamada «comisión de éxito», que supone entre el 10% y el 20% del importe total de la transacción.

A ese tipo de actuación que se basa en anticipar un suceso extraordinario en la empresa (fusiones, opas, crisis financieras o accionariales) para invertir se le denomina en el argot financiero event driven. Centaurus Capital obtuvo en 2005 el premio al mejor fondo europeo de esta categoría. Pero para ser un buen event driven se necesita intuición y, sobre todo, buena información y contactos. De ahí la acusación que se hace a estas firmas de que se sirven de información privilegiada, y de que, para ello, no dudan en contratar ex altos cargos que les den acceso a esa información.

Nada que ver con el fichaje de Aznar, al menos, según la justificación del presidente de Centaurus, Bernard Oppetit, a quien le convencieron los conocimientos de «geopolítica» del ex presidente del PP: «Queremos su visión de lo que está ocurriendo en la economía europea; para nosotros es muy importante saber qué está ocurriendo en materia de comercio, de cambio climático y sus efectos en los mercados o las compañías o cómo ve la emergencia de países como China y la India».

Del salario y las obligaciones concretas que tendrá el ex presidente, Centaurus guarda un pulcro silencio. Lo mismo que Aznar, con quien este diario intentó contactar sin éxito a través de la fundación FAES que preside.

Aznar, que ya es consejero de News Corporation, cabecera del imperio mediático del magnate australiano Rupert Murdoch, no es el primer ex alto cargo que acepta la oferta de un hedge fund. El idilio entre estos fondos y los políticos viene de antiguo y no hace distinción entre ideologías. Antes lo hicieron el ex primer ministro británico John Major (Carlyle), la ex secretaria de Estado estadounidense demócrata Madeleine Albright (PGGM); el candidato demócrata John Edwards (Fortress Investment Group); los ex secretarios del Tesoro John Snow (Cerberus Capital) y Lawrence Summers (D.E.Shaw), o el ex responsable del Tesoro británico Keneth Clarke (Centaurus), entre otros.

«Es cierto que los hedge funds tienen fama de hacer lobby (grupo de presión) pero no creo que la incorporación de figuras relevantes del mundo de la política responda a ese criterio. Entre otras cosas, porque esos ex altos cargos tienen mucho menos poder de lo que la gente piensa una vez que abandona la política», señala Ángel Martínez-Aldama, director general de Inverco, la patronal de fondos de inversión y de pensines.

Centaurus es un depredador nato de empresas. Su estrategia es clara: divide y vencerás. Entra en una compañía y provoca desde dentro el troceamiento o la venta de activos para hacerla más atractiva ante posibles compradores y, de paso, hacer caja. Ahora mismo está instalado en la holandesa Ahold, la cuarta compañía mundial de supemercados minoristas. Entró en su capital cuando la firma estaba a punto de quebrar, tras descubrirse unas irregularidades contables de 800 millones de euros en 2003. Cuatro años después, Ahold presenta unas cuentas saneadas aunque a costa de vender gran parte de sus filiales, entre ellas la cadena en España Supersol. El fondo británico tiene la misma postura en la firma tecnológica francesa Atos Origin y el fabricante aeronáutico Stork, en cuyo capital participa.

En España, su actuación más sonada fue en Terra. Centaurus se hizo con el 1% del capital cuando el valor se había desplomado, y justo antes de que Telefónica lanzara una opa para sacar de Bolsa a su antigua filial de Internet tras un ruinoso balance bursátil. Los accionistas minoritarios de Terra se sentían estafados ya que Telefónica pagaba 5,25 euros por acción, menos de la mitad de su valor de salida a Bolsa en 1999 y veinte veces menos que el máximo al que llegó a cotizar. Durante la junta, hubo dos intervenciones que llamaron la atención. La primera fue protagonizada por la jubilada Julia Panadero, que se quejó amargamente de que, mal aconsejada por su banco, había comprado acciones a 150 euros, enterrando sus ahorros de un millón de pesetas (6.000 euros). La otra fue la de Paul Leary, director financiero de Centaurus, que no dudó en elogiar tanto a los gestores de Telefónica como la retribución que ofrecía por su filial. La asociación de accionistas Accter.com acusó a Centaurus de haber actuado bajo consigna de Telefónica para mantener bajo control la cotización.

Pero no es el único caso de apariciones misteriosas de este fondo en plenos procesos de opa. Centaurus se hizo con el 5% de Aldeasa en abril de 2005, justo en el momento en que había encima de la mesa tres ofertas por la cadena de tiendas de aeropuertos.

Algo parecido ocurrió en Recoletos. El fondo apareció con el 3% del capital en pleno proceso de venta del grupo de comunicación por parte de Pearson a los directivos de Recoletos.

Su última aparición ha sido en Logista, la filial de distribución de Altadis, la tabaquera hispanofrancesa que está en el punto de mira de rivales como Imperial Tobacco. Ha comprado el 9,9% del capital con la esperanza de que Altadis segregue sus tres negocios (cigarrillos, cigarros y puros) y se convierta en un bocado apetecible para ser adquirida.

FIN

Alierta, en el banquillo (grande en El Mundo, pequeño en El País)

El sujeto es «El Supremo» para El País y a una columna. Para El Mundo, en cambio, el sujeto de la misma noticia es «Alierta» y lo lleva a cuatro columnas, con foto a tres y recuadro documental. La palabra «banquillo«, tan temida para cualquiera que se precie de honrado o de parecerlo, sólo aparece unida a Alierta en el titular de El Mundo.

¿No fue, acaso, José María Aznar, amigo de Pedro Jota Ramírez, quien nombró a César Alierta, presidente de Tabacalera, como presidente de Telefónica?

¿No fue, acaso, José María Aznar , amigo y protector de César Alierta, quien persiguió y trató de meter en la cárcel al presidente de El País, Jesús de Polanco? (Véase, si lo encuentran, «Jaque a Polanco»)

¿Es El País o El Mundo al revés?

¿Qué está pasando aquí?

Dirán ustedes, y no les faltará razón, que en las noticias políticas es donde más se les ve (se nos ve) el plumero a los diarios. Tiene uno la impresión de que las páginas de Economía, sometidas a la dictadura y al rigor de los números, permiten menos sesgos interesados a la hora de elegir el titular (sujeto, verbo, etc.) para una noticia o de asignarle cuerpo tipográfico, ilustración gráfica o tamaño en la página.

Sin embargo, pese a que se hila más fino en Economía que en Política -por si las moscas-, el análisis comparativo de las noticias de negocios tiene mucha más miga y nos ofrece claves mucho más relevantes sobre la cultura corporativa y los intereses reales del medio de comunicación en cuestión que cualquier otra sección.

El cuidado exquisito o la dureza con que se decide el sujeto de una noticia económica nos permite descifrar alianzas pasadas o futuras, expectativas de negocio, venganzas soterradas, eventuales cambios de propiedad o de empleo…

Nunca me canso de recomendar a mis alumnos, apasionados por la búsqueda de la verdad, aquel sabio consejo de Marlon Brando en el inigualable papel de El Padrino:

«Sigue al dinero»