Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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Sonrisas y bombas

Las fotos de hoy son tan expresivas como los titulares que las sostienen.

Bajo las sonrisas de saludo del primer ministro israelí y la secretaria de Estado de EEUU va este titular en El Mundo:

Israel anuncia que vuelve a crear una franja de seguridad en el Líbano

Bajo las bombas «listas para ser colocadas en aviones de combate F-16» va este titular en El País:

Cuatro observadores de la ONU mueren en un bombardeo israelí sobre Líbano

Y, naturalmente, la portada de El Mundo nos sirve su habitual ración de 11-M que Javier Pradera comenta hoy en El País con extraordinaria claridad y contundencia en su artículo De Atocha a Bombay.

El Supremo «absuelve» o «propina un revolcón»

Con los ojos cerrados, sin ver los titulares de El Mundo ni de El País, ¿pueden responder a estas sencillas preguntas?:

1.- ¿A que diario corresponde «El Supremo absuelve…»

2.- ¿A que diario corresponde «El Supremo propina un revolcón…»?

Este verano vamos a ver el mundo (también el de pedrojota.es) al revés.

Los verbos favoritos de El Mundo (como «propinar revolcones«, por ejemplo) ahora salen en la portada de El País y los verbos típicos de El País (como «absolver«, por ejemplo) empiezan a salir en El Mundo.

Algo está cambiando en los titulares de El País (impreso) y en la versión digital de elmundo.es (con el nuevo director que puede sustituir a Gumersindo Lafuente en cualquier momento).

El Mundo manda, a 2 columnas, con Guantánamo:

El Supremo absuelve al «talibán español» porque «Guantánamo es un limbo jurídico»

El País lo lleva en la columna de salida:

El Supremo propina un revolcón a la Audiencia Nacional al anular la condena al «talibán español»

Las fotos de portada van dedicadas a Oriente Medio.

El País abre su primera a 4 columnas con una foto de heridos libaneses y con un titular pronorteamericano:

EE UU hace un gesto hacia el dolor de Líbano

El Mundo ilustra su portada con una foto de Zapatero, flanqueado por un israelí y un palestino, sobre un titular «declarativo»:

Blanco: «Los muertos civiles son un objetivo buscado por Israel»

¿Había tomado José Blanco algo de orujo o estaba buscando empleo como diplomático cuando pronunció esa frase tan torpe y desafortunada?

En páginas interiores ambos diarios se despachan bien con cargo a esta torpeza política de José Blanco:

En esas mismas páginas, también se reflejan otras burradas del ex presidente Aznar

que pueden competir con las del nº 2 del PSOE:

Aznar afirma que la OTAN podría bombardear Líbano si Israel estuviera dentro de la Alianza

Estos son los textos de El Mundo y El País

El Mundo lleva también su ración diaria de dinamita del 11-M con este titular a tres columnas:

El sumario detalla componentes de todos los explosivos menos los de los trenes

Claro que, como dice hoy Miguel Angel Aguilar en su columna de El País, a Pedro Jota le quedan todavía por entrevistar más de 400 tedax, en activo o jubilados, para hablar de la dinamita del 11-M hasta las elecciones generales.

Lo nunca visto: «El Gobierno fracasa…» en El País

Dos cosas me han sorprendido hoy al comparar las portadas. Una: El Mundo no dedica sus cuatro columnas a sembrar dudas sobre el 11-M. A ese menester -que en este diario ya es cruzada religiosa- sólo destina el titular de salida a una columna:

Matanza de animales en la finca de Lavandera

¡Quién le ha visto y quien le ve a Pedro Jota tan comedido!

El Mundo manda con Israel, a 4 columnas y con foto centrada de tanques. Aprovecha -eso sí- el despliegue de primera, arriba, para poner un titular declarativo a tres columnas, abajo, también con Israel pero quitándole, de paso, algunas plumas a Zapatero a costa de Rajoy:

Rajoy: «Zapatero ha organizado una cruzada tercermunidsta contra Israel

La segunda cuestión que me ha llamado la atención y que me ha hecho pensar, por un momento, que me había equivocado de diario, ha sido este gran titular de El País, a 4 columnas:

El Gobierno fracasa en el control del dinero negro en inmobiliarias, notarías y abogados

No me digan que no es raro que el El País atribuya el verbo «fracasar» -casi exclusivo de El Mundo– al mismísimo Gobierno…

Lo que les decía hace unos días: este no es mi País que me lo han cambiado.

El Mundo no titula con las dudas del 11-M y El País critica al Gobierno.

¿Hasta dónde vamos a llegar?

El peor presidente de la historia de EEUU

Un amable lector y colaborador de este blog nos recomienda la lectura de este artículo que Juan Goytisolo publicó ayer en El País. Lo he leído y coincido con él. Copio y pego.

Pero antes, dejaré aquí un pellizco de esos que nos da, equidistante del corazón y del cerebro, el genial El Roto

La historia no les absolverá

JUAN GOYTISOLO

EL PAÍS – Opinión – 22-07-2006

Quienes imaginaban que la entrada triunfal del ejército norteamericano en Bagdad y el derrumbe de la tiranía de Sadam Husein abrían una nueva era, no sólo para Irak sino también para todo Oriente Próximo -era en la que florecían la paz, la democracia y la prosperidad-, vivían en otro planeta, probablemente en Marte: ignoraban la estructura tribal y clánica del país, sus confrontaciones étnicas y religiosas mantenidas a lo largo de los siglos de gobierno por dinastías extranjeras. Si los otomanos se mostraron capaces de aglutinar con pragmatismo aquel mosaico de piezas abigarradas, sus sucesores ingleses no se lucieron como creían en un brillante desfile militar y debieron recurrir al empleo de gases tóxicos para aplastar la rebelión de las tribus y contrarrestar la acción de unas fuerzas centrífugas reacias a aceptar las fronteras trazadas conforme a los acuerdos Sykes-Picot. Tras una dura «pacificación» de diez años, llevaron al trono a la dinastía Hachemí bajo la indisimulada tutela de las compañías petroleras de capital británico. En 1958, un feroz golpe de Estado acabó con los Hachemís (princesas y principitos incluidos) y, desde entonces, Irak fue gobernado con mano de hierro por militares y miembros del partido Baaz, pertenecientes todos ellos a la minoría suní. La ascensión y caída de Sadam Husein -su guerra de agresión contra Irán alentada y sostenida por Occidente, genocidio de la población kurda de Halabya, invasión de Kuwait, Guerra del Golfo, represión salvaje del levantamiento chií, etcétera- están en la mente de todos y no me demoraré en ello.

En primavera de 2003 oíamos hablar de la reconstrucción rápida del país, de un nuevo Plan Marshall, de fabulosos ingresos petrolíferos que enriquecerían a los miembros de la Coalición y contribuirían de paso a la causa del progreso y la libertad en el mundo árabe. Tres años después, comprobamos que ninguna de estas previsiones se han cumplido. Después de la desastrosa decisión del procónsul norteamericano Paul Bremer de disolver el ejército y la policía de Sadam, dejando en la calle a decenas de millares de sus miembros que no tardarían en unirse a la insurgencia, las milicias chiíes y suníes imponen su ley con brutalidad y campan a sus anchas, las decapitaciones y matanzas del grupo religioso rival por misteriosos escuadrones de la muerte aumentan a diario. La guerra civil es ya un hecho y las ingentes sumas destinadas a la reconstrucción de Irak se emplean en la dudosa protección del personal encargado de llevarlas a cabo. Los ocupantes permanecen atrincherados en sus bases y sus incursiones mortíferas contra la insurgencia, con los denominados eufemísticamente «daños colaterales» que acarrean, acrecen el odio de una población que les acogió como libertadores. Abu Ghraib y la multiplicación de «errores» admitidos por el Pentágono no arreglan las cosas. La behetría y el horror cotidiano reinantes en el llamado triángulo suní se extienden hoy al sur y a las instalaciones petrolíferas amenazadas por grupos incontrolados. La muerte de Abu Musab al Zarqaui -verdugo despiadado de rehenes y autor de una delirante fetua sobre el deber religioso de ejecutar a los «apóstatas» chiíes, esto es, el 60% de la población iraquí- no va a cambiar, al menos a medio plazo, el curso de la insurrección ni la limpieza étnica de las zonas y barrios mixtos ni la islamización forzada de una sociedad laica, de la que las mujeres son ya las primeras víctimas. Contrariamente al refrán, con la muerte del perro no acaba siempre la rabia.

La invasión ilegal de Irak, basada en mentiras e informes manipulados, es a estas alturas un desastre de dimensiones inabarcables. Enviscados en el atolladero que ellos mismos crearon, los ocupantes -¿quién puede llamarles aún liberadores?- se encuentran en el brete de decidir entre quedarse (no se sabe hasta cuándo) y partir (de forma escalonada a fin de salvar las apariencias). Abandonar la aventura militar, tras haber convertido a Irak en una almáciga de yihadistas fanáticos y terroristas suicidas, sería admitir una derrota más humillante e infinitamente más peligrosa que las del Líbano y Somalia. Prolongar la ocupación en espera de dejar en su lugar a un Gobierno capaz de imponer una difícil, pero no imposible, estabilidad les convierte en rehenes de la mayoría chií, cuyos vínculos con Teherán no puede ignorar nadie.En el tira y afloja con el régimen de los ayatolás sobre su acceso a la tecnología nuclear, el último dispone de mejores bazas. Empantanados en el valle del Éufrates, los norteamericanos no pueden permitirse abrir un nuevo frente. Como ha advertido Alí Yameini, Irán guarda la llave del estrecho de Ormuz por el que transita el crudo saudí, de los Emiratos Árabes, Kuwait, Irak y el suyo propio. Su cierre o un ataque a los cercanos yacimientos de oro negro de sus vecinos sería un golpe insoportable para la economía estadounidense y de los países dependientes del abastecimiento energético de Oriente Próximo.

Si a todo ello sumamos la situación intolerable de la población palestina, encerrada en guetos inviables por el monstruoso muro de cemento erigido por Israel a despecho de la legalidad internacional y de resoluciones de Naciones Unidas -situación agravada ahora con las mortíferas incursiones y ataques en Gaza y Líbano-, comprobaremos que el unilateralismo y la ideología ultraderechista de Bush y sus asesores han fomentado el yihadismo en el mundo islámico, convertido a Irak en un polvorín, condenado a la miseria de África subsahariana con las subvenciones proteccionistas a sus propios agricultores, substituido los programas de ayuda de Clinton por gigantescos presupuestos de Defensa, recortado los derechos civiles de la ciudadanía, cubierto infamias como la de Guantánamo y aumentando el endeudamiento nacional a cifras jamás vistas. La arrogancia e imprevisión del primer mandatario se vuelven como un bumerán contra él: su popularidad ha caído a mínimos y el efecto de su viaje relámpago a Bagdad no durará probablemente más que el escenificado hace tres años, en plena euforia guerrera. La combinación de autismo voluntario, groseros errores estratégicos y mesianismo religioso inspirado por predicadores de la especie de Pat Robertson le han consagrado ya como el peor presidente de la democracia norteamericana.

Si el sostén sin falla a las teocracias del Golfo y a los regímenes corruptos favorables a los intereses políticos y económicos estadounidenses no augura nada bueno para el porvenir democrático de los pueblos arabomusulmanes, la invasión de Irak, proyectada como sabemos hoy antes del 11-S, y la invención de unos vínculos inexistentes entre Sadam y Al Qaeda inician una deriva inquietante de la Casa Blanca hacia la guerra asimétrica contra el Mal, sin límites de tiempo ni fronteras, de la que todos somos rehenes. La lucha contra el terrorismo internacional ampara no sólo graves violaciones y atropellos de los derechos humanos, sino que equipara legítimos actos de resistencia a ocupaciones ilegales con carnicerías perpetradas contra civiles indefensos. Esto es: transforma la enorme complejidad de las situaciones políticas, económicas, religiosas y culturales que afrontamos en una cruzada maniquea como la predicada por el islamismo radical.

Resulta sorprendente que ningún político de peso del Partido Demócrata estadounidense, desplazado del poder por artimañas del gobernador de Florida, se haya planteado a estas alturas la necesidad de un proceso de incapacitación presidencial como el que condujo, por faltar asimismo a la verdad y obstruir la acción de la justicia, a la dimisión de Nixon. Los mecanismos de salvaguardia de la primera democracia del mundo, ¿se han enmohecido y perdido su fuerza? ¿No son Bush y sus asesores presuntos culpables de graves ilegalidades y encubrimientos? Magro consuelo nos queda: la historia no les absolverá.

Juan Goytisolo es escritor

Moratinos «abronca», Moratinos «rechaza»

Los verbos de El Mundo, siempre tan sutiles, me sorprenden cada día.

Hoy nos regala en portada el verbo «abroncar». La verdad es que yo oí lo que el ministro Moratinos -que no es precisamente un gran orador- le dijo al conocido empresario hebreo-español, Mauricio Hatchuel Toledano, y no me pareció que le estuviera «abroncando».

«Rechazar» ha sido el verbo elegido por El País en su primera página:

Moratinos rechaza las acusaciones de antisemitismo

En todo caso, ¡qué inoportuno estuvo Zapatero al ponerse el pañuelo palestino al cuello en público y con la que está cayendo sobre Oriente Medio!

A mi me encanta ese pañuelo palestino, tanto como la kepa de los hebreos (seguramente antepasados míos, llamándome Soler), pero considero que un presidente del Gobierno debe tener una pizca de prudencia en sus apariciones públicas cuando hay una guerra abierta por medio y mantiene relaciones diplomáticas con ambos frentes.

El pañuelo palestino al cuello de Zapatero me recordó el gesto que tuvo (seguramente sincero pero algo pueril) al quedarse sentado en la tribuna de honor al paso de la bandera de los Estados Unidos en plena guerra de Irak.

Los norteamericanos tardarán en perdonarle esa falta de cortesía, ya que la bandera no es de Bush (a quien detesto como presidente de mi querido segundo país) sino de todos los noteamericanos, incluidos mi mujer y mis tres hijos.

Zapatero hizo mal, a mi juicio, al exhibir el pañuelo palestino ante los fotógrafos (una falta, quizás, de sus agentes de seguridad) pero, desde luego, el empresario hebreo-español Mauricio Hatchuel se pasó tres pueblos al acusar de «antisemita» a Zapatero.

A fuerza de manosear el antisemitismo para cuaquier chorrada, mis amigos israelíes y judíos, están perdiendo credibilidad y simpatía. Y mucho más si amenazan frívolamente de «antisemita» a todo aquel que no esté de acuerdo con sus bombradeos tan desproporcionados sobre población civil.

Israel está haciendo sobre los civiles de Líbano lo que hizo la Legión Cóndor de Hitler sobre la población de Guernica o los destructores nazis sobre la ciudad de Almería.

Israel tiene derecho a existir y a ser reconocido por sus vecinos. Tiene derecho a defenderse pero no a machacar a los vecinos para quedarse con lo que no es suyo. También tiene el deber de cumplir los mandatos de la ONU y abandonar las tierras ocupadas ilegal y militarmente a Palestina. Yo critico a Israel por la desproporción de tales crímenes. Y no acepto que, por estas críticas leales, me llamen antisemita. No lo soy, no tengo ningún complejo y sueño con que algún día puedan vivir en paz arabes e israelíes en esa tierra de odio milenario que llamamos Oriente Medio.

Como tantos países (incluido Israel), España también está dividida ante el conflicto terrible de Oriente Medio.

Los editoriales de ambos diarios lo muestran claramente:

Y entre los intelectuales más relevantes del mundo también hay división de opiniones. No creo por la carta que publica hoy en El País puedan acusar de antijudío al propio Noam Chomsky

Noticia de hace 2 años, en primera.

Veo que, desgraciadamente, se va cumpliendo lo que decía ayer. Hay quien prefiere engordar un problema, si no tiene salida airosa, para que nadie pueda resolverlo.

El Mundo nos da hoy, en rigurosa exclusiva, una lección de actualidad. Titula a 4 columnas con una noticia publicada hace más de dos años:

Efe y Europa Press informaron el 11-M de que había nitroglicerina en los trenes

También tiene hoy el dudoso honor de confundir información con opinión -sin aviso previo- en su primera página.

Comienza así:

«El Gobierno oculta celosamente…»

«La explicación dada a El Mundo… sencillamente no se sostiene»

«Aunque resulta difícil de creer…»

«…el comisario jefe se autoexculpa…»

Etc.

Como ya resulta habitual, El País no da ni una línea del viejo teletipo de Efe ni de Europa Press que, seguramente, habrá publicado en su día (el 12-M de 2004), como los demás diarios que reciben el servicio de noticias de estas agencias.

El primer titular de El País va dedicado al proceso de paz, a 2 columnas:

PROPUESTA PARA EL FORO POLÍTICO

El PSE exige que la mayoría nacionalista no se imponga en la mesa de partidos

En ambos diarios, la foto de portada está dedicada a los bombardeos en Oriente Medio, pero cada uno la da de un país distinto.

Estos son sus pies de foto.

En El País:

Israel siembra la destrucción en Beirut. Las bombas israelíes siguieron golpeando barrios de Beirut. Una bandera de los hinchas de Alemania en el Mundial ondeaba ayer entre los escombros.

En El Mundo:

Retirada de cadáveres en la estación de tren de haifa, ayer, tras ser alcanzada por un misil de Hizbulá.

Como se ve, no hay noticia gratis ni foto gratis.

—-

Tampoco se ponen de acuerdo ambos diarios en la forma de escribir el nombre de Hezbolá/Hizbulá.

El País utiliza la vocales castellanizadas «e» y «o» mientras que El Mundo prefiere la versión inglesa de las vocales árabes «i» y «u».

La lengua árabe clásica tiene tres vocales que se parecen mucho a la «a», «i», «u» del castellano y que están entre medias de nuestras cinco vocales.

Las escriben con un guión arriba (la «a«), con un guión abajo (la «i«) y con un signo mayor que (como este «>«) arriba (la «u«).

Además, hay vocales largas y cortas. pero ningún sonido corresponde exactamente a las cinco vocales castellanas. Por eso, podemos escribirlas como queramos. Aunque la tradición dice una cosa y la prensa inglesa dice otra distinta.

Suele pasar lo mismo con Ben Laden o Bin Laden.

En castellano la «i» árabe suele traducirse por «e«. Verbigracia: Benidorm, Benicasim, Benahadux, Bennasar, Ben Gurión, Averroes, Avenpace, Aventofail, Ben Hasam y así hasta cientos de nombres de origen árabe que empiezan por Ibn y los adaptamos al castellano como Ben.

Si no decimos Bin Gurión ni Binidorm ¿por qué vamos a decir ahora Bin Laden o Hizbulá?

¿Quizás por la influencia norteamericana en los medios de comunicación?

Quién sabe…

«Israel se ceba…» o «El éxodo de Beirut»

Cada uno titula como quiere. Y, como no hay nada más fácil que dejar de leer, cada uno lee lo que quiere. Ahí está la gracia y la belleza de la libertad.

Por eso, El País titula hoy a cuatro columnas, bajo una gran foto del cráter de una bomba israelí:

Israel se ceba en la destrucción de infraestructuras en Líbano

No hay duda de que «se ceba» no es un verbo muy neutral, que digamos. Tampoco es neutral colocar el ataque de Israel abajo, a 2 columnas, con un frío titular de reportaje intemporal, sin sujeto ni verbo activo, tal como hace hoy El Mundo:

El éxodo de Beirut

Claro que, bajo ese titular anodino, hay un titular en negrita donde Pedro Jota mete la cuchara para alimentar su línea editorial pro Bush-Aznar-Blair en Oriente Medio:

Zapatero critica a Israel y relaciona la crisis con la Guerra de Irak

En su página editorial, El Mundo dedica al tema un comentario con este titular:

El mundo pide el fin de la escalada y Zapatero entra en escena

También ocupa toda la página 27 con este gran titular:

Zapatero relaciona la crisis con la Guerra de Irak

El País dedica sus cuatro primeras páginas al conflicto pero sólo una columna, en página par, a la reacción española con este titualr:

Moratinos pide a Israel que no utilice al camino de la guerra

También dedica un editorial a Oriente Medio titulado Facturas de guerra en el que no se menciona a España.

Israel «bombardea»; Israel «mata»

¡Qué difícil nos lo ponen nuestros amigos de Israel!

Sobretodo por la desproporción del ojo por mil ojos y de tanques contra piedras. ¡Qué crueldad!

Los siquiatras nos dicen que hijos maltratados por sus padres se convierten a menudo en padres maltratadores… y así seguimos en la espiral de fanatismo religioso, afán de domino y miedo a la muerte.

Lo peor, a mi juicio, es que las dos partes en guerra creen tener con ellos no solo la razón, que justifica sus acciones terroristas, sino a su propio dios, que es el mismo de Abraham, Isaac, Jacob, Jesús, Mahoma, Maimónides, Averroes o san Agustín.

Tanto El Mundo como El País han ilustrado su portada con la misma dramática foto de AP de una niña muerta durante el bombardeo.

Sin embargo, varían mucho en la valoración de la noticia. El País manda a 4 columnas:

LA ESCALADA MILITAR SUME ORIENTE PROXIMO EN EL CAOS

Israel bombardea Líbano tras bloquearlo por tierra, mar y aire

El Mundo envía la noticia abajo a 2 columnas:

Israel mata a docenas de civiles en sus bombardeos de represalia contra el Líbano

El País dedica ese mismo espacio a la música, con este titular a 2 columnas:

España disfruta de un Woodstock cada 24 horas

Otra novedad: pocas veces titula El País con la palabra «España». Puede estar, otra vez, de moda. Yo la he puesto, sin darme cuenta, en mis correos electrónicos donde digo: 20 minutos, el diario nº 1 de España, según EGM

Si el estallido de la nueva guerra de Oriente Próximo no es la noticia más importante del día para Pedro Jota ¿con qué manda hoy El Mundo?

Mientras estalla una guerra que pone el petróleo por las nubes y la moral por los suelos, El Mundo manda con este gran titular sobre su habitual «exclusiva» del 11-M y ETA, a 4 columnas:

Interior sostiene que el jefe de los Tedax se equivocó ante el Parlamento

El País considera esta información de Interior como «no noticia» para primera.