Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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Tres hurras (con sana envidia) para Ignacio Escolar;

Hoy ha sido un día triste para mi y para el Periodismo con mayúsculas.

Quizás lo sea por la fecha: es martes y 13.

Sin embargo, yo no soy supersticioso porque trae mala suerte.

No. Lo que me ha puesto triste ha sido -ya lo se- la noticia del despido fulminante del joven Ignacio Escolar como director del diario Público, cuando más le sonreían las cifras crecientes de ventas de ejemplares entre los jóvenes. Y cuando más le temían los dinosaudiarios de pago con modelos del siglo pasado (me refiero al XIX).

De pronto, me ha recordado, con un pinchazo de amarga nostalgia, mi tristísima experiencia como joven e ingenuo (entonces yo lo era más que hoy) director y fundador del diario El Sol en 1989-90. Tenía un equipo de periodistas jóvenes de oro, entre los que destacaban el padre de Ignacio , Arsenio Escolar, el mejor periodista de España desde que yo dejé la profesión (¡Ja, Ja!) o el inigualable Manolo Saco, a quien tanto envidio porque maneja su libertad mejor que el florete en manos del primer espadachín.

Pues sí, Ignacio, tu despido me recuerda al mío, hace 20 años. No al del Gobierno Aznar cuando yo era corresponsal de TVE en Nueva York, en 1976, sino al de El Sol con Germán Sánchez Ruiperez (GSR) de presidente y dueño «de la burra«, como él me decía.

Jaume Roures, como GSR Grumete Sin Rumbo» le definió Saco) tiene muchos méritos. Sin conocerle personalmente, yo le admiro por algunas de sus obras, saliendo de la nada.

Pero en esta aventura, el pobre Roures ha demostrado ser un editor bisoño, inexperto, nuevo rico, dueño «de la burra», sin experiencia y sin finura para tratar dulcemente a una flor tan frágil y deliciosa como es la libertad de expresión…

Desgraciadamente, esto le pasa a muchos progresistas, cuando se hacen ricos. Y a muchos conservadores, cuando se hacen pobres.

En fin, ¡qué te voy a contar!

Como la primera impresión es la que cuenta, quiero compartir con mis amigos y detractores de este blog (sin tu permiso) el mensaje que te envié de sopetón, sin pensarlo demasiado, en cuanto conocí esta mañana la noticia de tu despido y el nombramiento de Félix Monteira, mi viejo colega (viejo, sí, qué pasa, es de mi edad) con quien trabajé en la sección de Economía de El País en sus primeros y florecientes tiempos fundacionales, hace 30 años.

Este fue mi mensaje espontáneo al recién destituido director y fundador del diario Público, el más joven de España.

—-

«Querido Ignacio:

Te repito lo que acabo de decirle a tu progenitor:

1.- Si Arsenio me lo permite, aquí tienes trabajo de lo que quieras. Podemos inventar algo, lejos de tu padre.

2.- Has hecho un trabajo extraordinario y hoy vales mucho más que hace dos años.

3.- Eres un creador (como yo, con perdón), no un enterrador. Ese trabajo necrológico déjaselo a tus sucesores.

4.- Tienes 33 tacos y un niño que viene con un pan debajo del brazo. Llevas el viento a tu favor.

5.- No se te ocurra quedarte en Público por nada del mundo. Te apuñalarán cuando menos te lo esperes.

6.- Conozco los errores gravísimos del pobre Roures. Me recuerda mucho a German Sanchez Ruperez, GSR, Grumete Sin Rumbo, cuando fundé El Sol con tu padre, con Saco, etc. en 1990. Y es un milagro que hayas durado tanto tiempo a sus órdenes.

7.- Vuelve a La Voz de Almería. Yo te llevo los gatos a casa.

Y lo más importante:

Los consejos sólo sirven para quien los da.

Ya sabes que te queremos, Ina.

Un fuerte abrazo y comemos (lomo bajo, claro) cuando quieras.

Jose

P.S. Pido disculpas a los lectores de este blog por haberles abandonado durante un mes y pico.

En efecto, tengo el blog abandonado desde poco antes de mi último Consejo de Administración (ya ni me acuerdo). La verdad es que no me sentía con ánimo ni humor ni ganas de opinar de nada, mientras tenía que decidir -con todo el dolor de mi alma- a quienes teníamos que echar fuera de este barco, para evitar el naufragio y la muerte laboral de todos mis compañeros y la mía propia.

¡Menudas fiestas!

En 20 minutos España ya hemos hecho, antes que nadie, (el liderazgo y la crisis obligan) el ajuste necesario para salir de la crisis y empezamos este año nuevo navegando a media vela, pero con la seguridad de que contamos con los medios humanos y técnicos para hacer un diario y una web de calidad. Así confirmaremos nuestro liderazgo indiscutible como el diario más leido de España (le damos más de una vuelta a El País, y más de dos vueltas a El Mundo, sólo en 20 minutos).

Desde hoy retomaré el blog, con la frecuencia que me permita mi obligación de gobernar el timón para sacar a este barco de las piedras.

Atentos.

P-S. 2:- En la foto, que tomé por sorpresa con mi teléfono móvil el pasado 7 de enero en La Vaca Argentina, aparecen Escolar, el joven, y Escolar, el menos joven. El lomo bajo, riquísimo.

Voy al «2 de Mayo» con el corazón «partío»

Ahora que puedo escribir como si fuera libre, diré que, habiendo estudiado Historia en los manuales franquistas de Bruño, aún tengo el corazón «partío» por las distintas versiones que, desde entonces, me han ido dando del 2 de mayo de 1808.

Ya nos lo advirtió el bueno de don Antonio Machado:

«Una de las dos España ha de helarte el corazón»

¿Quién se sublevó el 2 de mayo de 1808 contra el invasor francés y por qué?

Como en las portadas de los diarios (que son «el segundero de la Historia«), también cuando hablamos del 2 de Mayo de 1808 cada historiador, cada político, cada periodista o cada lector arrima el ascua a su sardina.

En este blog trato de acercarme a los titulares de la prensa con cierto espíritu crítico, naturalmemente, sesgado hacia el lado del que cojeo. Faltaría más.

Lo mismo me ocurre con los libros llamados respetuosamente de Historia. Hay interpretaciones de los hechos para todos los gustos. Incluso hay «hechos» y «no hechos«.

La Historia la escriben, desde luego, los vencedores. Con esa prevención debemos acercarnos a esta maravillosa versión censurada de la realidad antigua que llamamos Historia. Porque no hay una Historia sino muchas historias.

En este sentido, el discurso de exaltación nacionalista de la lideresa madrileña -perteneciente al Estado noble, pues es condesa de Murillo– me ha hecho cierta gracia. Mañana lo darán los diarios impresos (que suelen dan las noticias de ayer).

El diario Público la veía venir y hoy ha dedicado su portada a Esperanza Aguirre . Por lo que se ve, la dueña del 2 de Mayo tiene una peculiar idea de «nación«. Se parece más a la que nos impuso, por la fuerza de las botas, el dictador Francisco Franco (sólo superado, quizás, en sus felonías por el mismísimo rey felón Fernando VII) que a la que consagra hoy en democracia, por la fuerza de los votos, nuestro Tribunal Constitucional.

El Mundo, que últimamente no oculta su pasión por la condesa-lideresa, ha preferido mandar hoy en su portada con la idea de «nación» ligada, precisamente, al Tribunal Constitucional:

El Constitucional se inclina por aceptar que Cataluña se defina como nación

El segundo tema, a tres columnas, es sorprendente:

Compromisarios del PP piden «retomar la bandera de la regeneración democrática»

Desde luego, falta le hace al PP regenerarse democráticamente por dentro.

Pero, volviendo a la fiesta que celebramos hoy en Madrid, me cuesta asumirla como propia si aquella rebelión frustrada resultó que se hizo -como dicen algunos historiadores- con este grito terrorífico y frivolón:

«¡Vivan las cadenas!»

Un amigo me decía hoy que le recordaba otro grito: el del general franquista Millán Astray en pleno ardor guerrero:

«¡Viva la muerte!»

No me extraña que los grandes ilustrados de la España de las luces (y entre todos, el grandísimo Francisco de Goya) tuvieran también el corazón «partío» entre los ideales de «libertad, igualdad y fratenidad» de la Revoluciónon francesa, que decían defender las tropas napoleónicas, y la lucha contra un ejército invasor que siempre acaba cabreando a los nativos.

Imagino que en Irak debe haber hoy más de un demócrata sincero que tiene el corazón dividido, tan «partío» como lo fuera el de Goya, entre los ideales democráticos que Bush dice defender y las tropas norteamericanas que invaden su país y cabrean y humillan a sus compatriotas. Lo mismo les pasó en Vietnam. Y es que parece que los imperios no aprenden eso de que «la letra con sangre no entra» y que «sarna con gusto no pica»

El País, en cambio, hoy huye del 2 de mayo como del diablo, en su portada, y la dedica a tope a rejonear al PP. Parece que le ha cogido gusto a la crisis interna de Rajoy y Esperanza Aguirrel y sigue hurgando en ella:

Diputados del PP se ofrecieron a Zaplana para desbancar a Rajoy

Sin embargo, el lunes le dedicó una página noble al artículo de Antonio Elorza, que copio y pego al final de este post.

Y en páginas sólo de Madrid publica un bonito reportaje sobre la «gesta patriótica» y el «día sin curro». Como fuera de Madrid no puede leerse este suplemento, ragalaré al lector unos párrafos franquistas recogidos por Rebeca Carranco .

Legislación de la Enseñanza Media, dictada por Franco el 14 de abril de 1939. Sobre el 2 de Mayo decía:

«Se estudiará la gloriosa y españolísima guerra de la Independencia (…) con un sentido español, antiexótico, tradicional, católico y monárquico (…) No se debe olvidar que la Historia de España en esos primeros años, además debe sentirla (el alumno) como medio de sentir la patria»

Algo malo debía encerrar aquel 2 de mayo de 1808 si era algo tan bueno para la Dictadura de Franco

Por cierto, ¿quienes eran, dónde estaban y qué hicieron los generales, coroneles y comandantes de todo el Ejército español que traicionaron y dejaron morir a los capitanes Daoíz y Velarde?

¿Quienes eran, el 3 de Mayo, los héroes y quiénes, los traidores?

Me quedo con la costurera heróica Manuela Malasana (o ¿Malasagne?) y sus tijeras y con la Carmen de España y no la de Merimé. El romanticismo y el oportunismo político se encargaron, luego, de fantasear de lo lindo sobre la España de charanga y pandereta mientras la otra, la España de las luces, era perseguida y fusilada por el absolutismo y la Santa Inquisición.

Es un poco tarde. Mañana veremos lo que dicen de la fiesta de hoy, en sus portadas, «los segunderos de la historia«, con minúscula..

IGNACIO ESCOLAR

en Público (27/04/2008)

La historia la reescriben los que pagan las exposiciones. O, por lo menos, lo intentan en sus discursos inaugurales. Habla la mecenas, Esperanza Aguirre: «Si los españoles se rebelaron contra Napoleón fue precisamente porque ya tenían conciencia de que España era una nación, de que era una gran nación y por eso no podía soportar que nadie le impusiera su voluntad».

Visto así, con los ojos de la lideresa, la revuelta del 2 de mayo tiene mucho que ver con la peor cara de la nación romántica, con el lado más siniestro del patriotismo: el pueblo paga con sangre los errores de sus gobernantes.

Si damos por bueno el espíritu nacional de Aguirre, el 2 de mayo es la historia de una traición; de cómo cientos de desharrapados de Madrid entregaron su vida en defensa del rey felón que en ese mismo momento, mientras los soldados de Murat arcabuceaban a los madrileños, estaba negociando con Napoleón en Bayona cuánto valía su patria.

Fernando VII abdicó a cambio de un castillo y de una pensión anual de cuatro millones de reales, un acuerdo que el corso jamás cumplió. Napoleón, como Roma, tampocopagaba traidores.

Pero lo importante en aquella jornada no fue el rey sino el orgullo: el orgullo individual, no el orgullo patrio, que fue un invento posterior construido sobre la sangre de las víctimas.

De todos los falsos tópicos sobre el 2 de mayo el más recurrente y peligroso es aquel en el que cae Aguirre, que caricaturiza la revuelta como la respuesta de una nación unida en armas como un solo hombre, los irreductibles íberos que resisten ahora y siempre al invasor.

Lo explica bien el escritor Arturo Pérez-Reverte, comisario de la exposición estrella del bicentenario: «El cabreo, un cabreo muy español, fue el origen de todo.

Ese día la gente no se echó a la calle para luchar por la patria, por la independencia, sino porque estaba cabreada con unos extranjeros que actuaban con chulería, que no pagaban en las tabernas, que molestaban a sus mujeres».

«Nuestro Álamo»

Para Reverte, según una interesante entrevista publicada hace unos meses en La Vanguardia, la revuelta del 2 de mayo de 1808 «es nuestro Álamo».

«Un combate de gente desarmada, humilde, que se enfrenta al ejército más poderoso del mundo, que dará lugar a un movimiento que tiene consecuencias imprevisibles y gravísimas para Europa y para Napoleón.

Un ejercicio de heroísmo y coraje donde se adivina por vez primera el germen sutil de esas dos Españas: la oscura y reaccionaria y la que mira a la modernidad.

El drama terrible de la inteligencia, del lúcido, desde Moratín a Goya, que se pregunta dónde están los suyos; que se debate entre la modernidad que quiere para su país y el sentimiento que le une a los que

luchan en la calle».

Arturo Pérez-Reverte también afirma, y estoy de acuerdo con él, que pocas fechas de la historia de España han sido tan manipuladas desde entonces por los distintos regímenes, partidos e ideologías.

Por eso me sorprende ver al escritor en la misma foto que el político que con mayor descaro quiere hoy instrumentalizar el aniversario en su propio beneficio: Esperanza Aguirre Gil de Biedma, presidenta de la Comunidad de Madrid y condesa de Murillo.

Como recordó Gallardón el viernes, «en 1808 no se fusiló a ningún aristócrata».

Debate ideológico

A pesar del debate ideológico en el que tanto insiste, la tesis de Aguirre no es nueva. Bebe de la tradición franquista, que martilleó nuestro pasado para que todo encajase en una sola unidad de destino en lo universal.

Según defiende la presidenta de Madrid en un artículo que ayer publicó en El Mundo, «la única respuesta capaz de explicar aquella rebelión popular es aceptar que los españoles de 1808 tenían plena conciencia de que España era una realidad histórica en la que se sentían enraizados, a la que se sentían unidos y de la que se sentían dueños».

Cómo no, tras la doctrina siempre viene la moraleja y el artículo de Aguirre termina con ella: «Por eso hoy, 200 años después, cuando algunos quieren ignorar, esconder o negar la existencia de España como nación, recordar y honrar el ejemplo de los madrileños de 1808 es un deber ineludible».

Y arriba España, antes de que se rompa. Telemadrid ya prepara una serie sobre el 2 de mayo donde lo mismo nos cuentan que la revuelta fue para pedir primarias en el PP.

Esperanza Aguirre manipula el aniversario del 2 de mayo a su favor del mismo modo en que reinterpreta una de sus consecuencias directas: la Constitución de Cádiz, la primera constitución española digna de tal nombre (antes fue el Estatuto de Bayona, el intento de Napoleón por traer a España la revolución con bayoneta pero sin guillotina).

Aguirre, si puede, celebrará el aniversario liberal por todo lo alto. La fecha acompaña. La Pepa cumplirá dos siglos el lunes 19 de marzo de 2012. Si Zapatero apura su segunda legislatura hasta el final, este bicentenario será apenas unas semanas después de que se celebren las próximas elecciones generales.

La Pepa ya ha sido reivindicada por el PP, un partido que hoy se manifiesta en defensa de la Iglesia, en defensa de los caducos privilegios del antiguo régimen que aún quedan en España, pero que, en su último programa, dice asumir «la tradición del liberalismo español surgido de la Constitución de Cádiz».

Para Aguirre, el guiño liberal es doble e igual de desenfocado. Como si el neoliberalismo económico de Margaret Thatcher tuviese algo que ver con aquel artículo tan bello de la Constitución de 1812, ése que dice que «la Nación española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios», incluidos los españoles del hemisferio sur a los que la seguridad privatizada apalea en el Metro de Madrid.

FIN

El Dos de Mayo y la nación

El vacío institucional provocado por la renuncia de los ‘poderes constituidos’ ante el invasor francés alumbró un proyecto de soberanía nacional en libertad. El enemigo es tanto la tiranía exterior como la interior

ANTONIO ELORZA en El País 28/04/2008

En Los emblemas de la razón, Jean Starobinski proporcionó una interpretación sugerente del cuadro de Goya sobre los fusilamientos del Tres de Mayo. En cuanto hombre de la Ilustración, y de acuerdo con la visión ya plasmada en los tapices, el pintor no siente estima alguna por la gente del pueblo, presentada desde el ángulo que prevalecerá hasta el holocausto, como masa anónima a punto de ser masacrada en un acto de barbarie, por añadidura racional en su forma de organización. Al rebaño informe de quienes van a ser fusilados, del cual surge únicamente el grito del hombre con la camisa blanca, se contrapone el orden del pelotón de fusilamiento napoleónico. La reacción del afrancesado cultural que es Goya anticipa la de su álter ego en el otro extremo de Europa, Pierre Bezujov en Guerra y paz. El esquema de El sueño de la razón se invierte: no son los seres monstruosos, símbolos de la reacción, quienes se adueñan de la escena cuando la razón duerme, sino una variante perversa de la razón lo que provoca el efecto destructor. Sólo queda el recurso de dar a conocer la trágica y aleccionadora escena, el conocimiento de esa realidad hecho posible por la luz que procede de la gran linterna que la ilumina. Una vez más encontramos una fórmula recurrente en Goya: lux ex tenebris.

No basta con expulsar a los franceses, hay que evitar el regreso al pasado y eso precisa una Constitución liberal

Antonio de Capmany en 1808: «De cada una de estas pequeñas naciones se compone la gran Nación»

En Los fusilamientos, la nación está ausente, y otro tanto sucede con la idea de libertad. Nos encontramos lejos de la imagen de otro fusilamiento célebre en la historia de nuestra pintura, el de Torrijos y sus compañeros, por Antonio Gisbert: la nobleza y determinación de sus semblantes, la unión de sus manos, expresa la confianza en el próximo advenimiento de la libertad política. Pero eso no significa que la jornada del Dos de Mayo se encuentre al margen de la entrada en escena del Estado-nación que viene a consagrar la Constitución de 1812. La resistencia al invasor hace inevitable la introducción del tema de la independencia, que aparece significativamente el 10 de mayo en el Diario de Madrid, periódico al servicio de los ocupantes que al parecer se encontraban dispuestos a garantizar «la integridad e independencia de la nación». En lo sucesivo ambos términos se encuentran indisolublemente unidos en la prensa y en los manifiestos patrióticos.

El 6 de junio de 1808, la Junta Suprema de Sevilla se dirige a Napoleón exigiéndole la restitución a España de Fernando VII con la familia real, y que «respete los derechos sagrados de la Nación, que ha violado, y su libertad, integridad e independencia». El luego escéptico José Blanco White escribe para el emperador con intención análoga: «Mira cual de la Patria en el regazo / su altivo amor de independencia crece». Las declaraciones en este sentido se suceden a partir de ese momento y en los meses centrales del año 1808, especialmente a partir de la victoria de Bailén, se ven envueltas en un esquema ideológico muy definido.

La lucha en curso tiene por objetivo la independencia, pero no basta acabar con la tiranía exterior, ya que el desastre de la ocupación francesa recuerda la previa existencia de una tiranía interior ejercida por una variante corrompida del absolutismo, «el despotismo ministerial». «Antes que Bonaparte enviase sus legiones a la España éramos esclavos de Godoy», advierte cierto doctor Mayo en su Política popular (agosto de 1808). La consecuencia es clara: no basta con expulsar a los franceses. Hay que evitar el regreso al pasado, y eso sólo puede alcanzarse mediante una Constitución que garantice la libertad política. Un notable, Juan Pérez Villamil, lo explica: «La nación española con esta gran turbación debe entrar en un nuevo ser político» mediante una Constitución que destierre «el monstruo del despotismo», de acuerdo con el principio de que «los reyes son para el pueblo y no el pueblo para los reyes». La reflexión ilustrada sobre el significado de la crisis conducía inequívocamente al liberalismo político.

En su Centinela contra franceses (1808), Antonio de Capmany da un paso más y, al reflejar el origen policéntrico de la insurrección, expresa la articulación entre unidad y pluralismo que la caracteriza y que sería recogida en la Constitución de 1978: «Cada provincia se esperezó y sacudió a su manera. ¿Qué sería ya de los españoles si no hubiera habido aragoneses, valencianos, murcianos, andaluces, asturianos, gallegos, etcétera? Cada uno de estos nombres inflama y envanece, y de estas pequeñas naciones se compone la masa de la gran Nación…».

En apariencia, este alumbramiento del constitucionalismo en un país atrasado como España no debiera haber sido posible. Me lo recordaba hace sólo semanas un especialista del tema, Jean-René Aymes, insistiendo en la interpretación desfavorable para el liberalismo que hace medio siglo difundiera «la escuela navarra». No es cuestión de insistir en la crítica de obras recientes muy celebradas que borran ese enlace entre levantamiento, independencia y búsqueda de la libertad. El caso recuerda lo que John K. Galbraith escribiera del abejorro en su American Capitalism: de acuerdo con la ley de Newton, por su corpachón no le tocaba volar, y sin embargo vuela. Obviamente, hay que buscar una explicación y ésta existe, lo mismo que para dar cuenta de la inseguridad que afecta a una parte de la élite ilustrada, puesta a optar entre su adhesión al modelo francés de modernización, reforzado en ocasiones por su procedencia, el despotismo ilustrado, frente a quienes aun lamiendo las propias cadenas, como Blanco White, optan por una causa nacional que además abre la perspectiva de forjar en lo político otra España. Eso sin contar con los que se ven forzados por la geografía de la guerra a cambiar de posición (Meléndez Valdés, Alcalá Galiano, Lista). Recordemos que en el propio cuadro de Goya donde en un medallón es conmemorado el Dos de Mayo, hubo antes la efigie de José Bonaparte.

El vacío institucional provocado por la renuncia de los «poderes constituidos» ante el invasor fue la oportunidad que hizo posible el protagonismo de la soberanía nacional y del proyecto de libertad. Pero si esto fue así, es porque en las minorías ilustradas, desde el reinado de Carlos III, había germinado el liberalismo, con un fuerte acento crítico frente a toda posibilidad de que llegara a puerto la política de reformas del despotismo ilustrado. Por supuesto, no existía un sujeto colectivo que entonces permitiera hablar de nación como titular de la soberanía. Sí existía, en cambio, una conciencia en las élites de identidad nacional que venía de muy atrás y que la voluntad de reforma acentúa, incluso en desconfiados como Forner. La experiencia negativa del reinado de Carlos IV, a pesar de la censura, mantendrá vivo el guadiana de las Luces.

Además, España no era una simple superestructura estatal por encima de las verdaderas naciones subyacentes, lo cual no impide que en el Antiguo Régimen se encuentren asimismo bases para los futuros nacionalismos periféricos (fuerismo vasco, insurrecciones catalanas). De entrada, ya a lo largo de la Reconquista, con Hispania como referente geográfico empapado de contenido político, el propio pluralismo de los reinos la consagraba como punto de convergencia. Entre los cuatro títulos de emperador usados por Alfonso VI, dos tienen un origen concreto, «emperador en Toledo» y el significativo «emperador de las dos religiones», y los otros dos apuntan a ese péndulo de lo unitario y lo plural: «emperador de toda España» y «emperador constituido sobre todas las naciones de España». Buen anuncio de un futuro, en el cual el concepto de España irá tomando densidad, acompañado de un claro reconocimiento desde el exterior, sobre todo cuando hay que designar al sujeto colectivo que experimenta la crisis de fines del siglo XVI. España es ya protagonista trágico personalizado en ese hito del teatro prenacional que es la Numancia de Cervantes, y objeto de preocupación esencial para quienes se sienten españoles, de los arbitristas y Quevedo al «descuido de España lloro, porque el descuido de España me duele», de Feijoo.

La nación española no es un proyecto frustrado que nace de un imperio a punto de perderse en las Cortes de Cádiz. El sobresalto de 1808 la convierte en nación política. Otra cosa es que a lo largo del siglo XIX la construcción del Estado-nación español sufra una sucesión de estrangulamientos que desemboca en su crisis.

Antonio Elorza es catedrático de Ciencia Política.

Rajoy:»Soy más…»; Pizarro:»Yo gané…»
Pedro Jeta nos borra del mapa Nielsen

Hoy es un día raro porque los dos sujetos que mandan en los principales diarios de pago son del PP. Se ve que la campaña electoral produce un efecto desertificador sobre las demás noticias, que desaparecen de las portadas.

Sin embargo, por otra parte, hoy es un domingo muy común ya que, a falta de acontecimientos novedosos con los que sobresaltar al lector, los portadistas han recurrido, como de costumbre, al periodismo declarativo tan socorrido y pobretón.

Tanto El Mundo como El País abren sus portadas con una frase, entre comillas, declarada por un líder político. Por cierto, aunque los directores hayan querido complacer a sus entrevistados de lujo, el efecto boomerang puede ser contraproducente. Por lo menos así lo dice un refrán:

«Dime de qué presumes y te diré de qué careces».

Incluso el nuevo diario Público, que suele tener fogonazos de frescura, cae hoy también en el recurso facilón del periodismo declarativo y titula con una frase entrecomillada, aunque humilde, de Zapatero:

«Mañana me conformo con empatar»

(Ya se ve que Zapatero e Ignacio Escolar disparan hoy en Público con más finura electoral que Rajoy y Javier Moreno en El País o que Pizarro y Pedro Jo en El Mundo.

¿Acaso no recordamos, desde primaria, que «quien se humilla será ensalzado y quien se ensalza será humillado«)

Este tercer titular, obviamente malintencionado, de El Mundo me ha confundido e inquietado. Primero pensé que había leído mal y que se refería a Chavez, con «Z«, el de Venezuela . El dudoso tratamento que Pedro Jota Ramírez , el propio José María Aznar y el PP suelen dar al presidente Hugo Chavez casaba bien con este extraño titular. Eso me despistó.

Con esas palabras, Pedro Jo no podía referirse al actual presidente del Gobierno andaluz y candidato a presidir de nuevo la Junta de Andalucía.

Sólo al leer la letra pequeña, confirmé que se trataba de Manuel Chaves, con «S», mi presidente autonómico, al que en el texto no se le adjudicaba ninguna intención de conservar el poder por un golpe de Estado, en contra de la voluntad mayoritaria del pueblo andaluz.

¿Qué habrá querido decir Pedro Jo con este torticero malabarismo de palabras y conceptos?

¿Sabrá el portadista de El Mundo en qué consiste la Democracia? Si «la mayoría rechaza sus abusos«, está claro queu Chaves no «conservará el poder».

Por cierto, en la letra pequeña no se dice ni una palabra que haga alusión a este titular tan frívolo y mendaz. Supongo que los feligreses de Pedro Jo se lo tragarán sin más… porque encaje bien en su puzzle ideológico. No se.

En los incidentes de la inauguración, cuando menos fea e inoportuna en plena campaña electoral, del Hospital de Parla, un diario ve gigantes y otro ve molinos.

El Mundo, a 3 columnas en primera:

El PP identifica a concejales del PSOE en los incidentes de Parla

¿Quiere eso decir que los concejales socialistas presentes en la puerta del Hospital partciparon en los incidentes violentos contra los dos consejereos del PP?

¿Golpearon los socialistas con el palo de la bandera a algún militante o dirigente del PP como, al révés, suele ocurrir (caso Bono) en las manis de la derecha nostálgica?

Si algún despistado lector de El Mundo ha tenido la curiosidad (o la osadía) de leer la información sobre los «incidentes de Parla» que da el diario Público , creerá que hablan de otro país o de otra época.

Este es el titular de Público:

Los incidentes de Parla, al juzgado

Sumario:

El PSM denuncia a los consejeros del PP que acusaron a su líder de organizarlos

Los lectores no verán en el gráfico de Nielsen, que hoy publica El Mundo, la cifra de ususarios únicos de de 20minutos.es (que nos coloca en el nº 3 de España por delante de ABC) sencillamente porque El Mundo miente y nos borra del mapa de Nielsen.

¿Tan pronto nos teme Pedro Jo?

Eso mismo hacía Stalin con la imagen de Trotski junto a Lenin. Sencillamente pintaba encima de Trostki y lo hacía desaparecer del cuadro.

Si pueden leer atentamente la letra pequeña del texto de El Mundo verán que los datos verdaderos de ususarios únicos (u.u.) de Nielsen del mes de enero de 2008 son los siguientes:

elmundo.es: 5.280.000 u.u.

elpais.com: 3.425.000 u.u.

20minutos.es: 2.102.000 u.u.

ABC.es: 1.786.000 u.u

lavanguardia: 944.000 u.u

elperiodico.com: 734.000 u.u.

Sin embargo, en el gráfico, que es lo que se ve al dar el primer vistazo, 20minutos.es ha desaparecido de su legítimo puesto nº 3 en el podio de los diarios online de información general de España.

¿Por qué?

Ya nos borraron, desde el primer día, del ranking de diarios impresos más leídos de España aduciendo que no éramos de pago y que competíamos en otra liga. Sin embargo, la metodología del EGM siempre ha sido y es exactamente idéntica para los diarios de pago y para los gratuitos.

Pueden engañar a sus lectores, pero no a los anunciantes ni a los grandes profesionales de la agencias de medios, que saben muy bien lo que significa el Coste Por Impacto (CPI) de un anuncio y su eficacia en cada medio.

Los más innovadores también empiezan a manejar ya otro criterio, más sicológico que estadístico, sobre la naturaleza del impacto de un mensaje publicitario: el CPI (Cariño Por Impacto o LPC, Love Per Copy) . El lector de un gratuito agradece al anunciante que le regale el diario y se aproxima y aprecia el anuncio de manera distinta a como lo hace,por ejemplo, el que ha pagado un euro por su ejemplar y pueden pensar que el anuncio le priva de un espacio informativo que ha comprado con su dinero. Los de pago cobran dos veces: al lector y al anunciante. Nosotros sólo cobramos al anunciante.

Los profesionales de la publicidad miden muy bien donde ponen cada euro. No tiran el dinero. Y saben de sobra que el diario más leído de España (con 2,5 millones de lectores diarios según EGM) es indicutiblemente 20 minutos, seguido por el Marca y El País y, a mucha distancia, por El Mundo. Por eso, decimos muy en serio que le damos una vuelta al País y dos vueltas al Mundo sólo en 20 minutos.

¿Qué pueden aducir ahora cuando también nos borran del ranking de diairos on line de Nielsen que nos mide a todos por igual?

¿Acaso no son tan gratuitos elmundo.es , elpais.com o ABC.es como lo es 20minutos.es?

¿Qué excusa tiene ahora El Mundo para mentir como lo hace hoy tan descaradamente en su gráfico?

¿Quizás nos ha identificado ya Pedro Jo como peligrosos competidores, que pronto vamos a pisarle los talones en el ranking de Nielsen?

La marcas de elmundo, elpais y el ABC llevan 20, 30 y 106 años en el mercado, respectivamente. Sus ediciones digitales llevan más de una docena de años en el mercado.

En cambio, nuestra marca impresa lleva sólo 6 años en el mercado (desde que en 2002 sustituimos Madrid y m@s por 20minutos Madrid). Nuestra edición digital 20minutos.es (aún un bebé) cumplirá 3 años en esta primavera.

De modo que, en menos de 3 años, nos hemos subido al podio de los tres principales diarios online de información general de España. Y estamos muy orgullosos de ello y profundamente agradecidos a nuestros lectores de oro que lo han hecho posible.

Cuando fundamos el diario 20 minutos, hace ya 8 años (3-02-2000), lo hicimos apenas sin ruido. Nos convenía ser prudentes y no levantar la liebre ante los arrogantes viejos diarios de pago (modelo ideológico del siglo pasado; me refiero al XIX).

Afortunadamente, los grandes diarios instalados nos trataron con indiferencia y/o desprecio, según los casos. Y eso nos salvó de una muerte prematura. Entre risas, solían decir que Arsenio y JAMS van a inventar otra vez «La Farola«. Nuestros frecuentes fracasos, de fundación en fundación (como Santa Teresa), hacían temer lo peor.

Y la verdad es que, hace 8 años, nadie daba un duro por nosotros. Hoy, siguen sin darlo ya que nuestro diario es gratis.

Cuando los lectores empezaron a leernos y a presumir, sin complejos, de que leían 20 minutos, «el primer diario que no se vende» (en ningún sentido), empezamos a crecer en el ranking de lectores del EGM (Estudio General de Medios) y, por consiguiente, en los ingresos por publicidad, hasta hacer rentable nuestra empresa y consolidar nuestros actuales 350 empleos fijos en 15 ciudades.

Cuando los diarios de pago despertaron de su letargo y vieron su viejo modelo en crisis, falsamente amenazado por unos «locos», ya era tarde para matarnos. Lo intentaron, pero sin éxito. Los alcaldes acosados por ellos no les hicieron caso.

Cuando yo decía, hace 8 años, que 20 minutos sería algún día el diario más leído de España, las carcajadas de los de pago se oían por doquier. Somos el diario líder absoluto de la prensa española desde hace 2 años.

Cuando ahora digo que 20minutos.es será, dentro de pocos años, el diario de información general online más leído del mundo en castellano ya nadie se ríe. (O, por lo menos, yo no los oigo como antes).

¿Por qué nos habrá borrado Pedro Jo del mapa de Nielsen?

Lo veremos.

Desde luego, los lectores tienen la palabra.

Pedro Jo: El crispador, crispado

Que la Iglesia suele tirar la piedra y escondes la mano es cosa sabida por la experiencia de XXI siglos de diplomacia eclesiástica continuada. Por eso, no debe extrañarnos el titular de primera de El Mundo de ayer, domingo, dandole la vuelta a la historia:

El PSOE crispa la campaña con sus ataques a la Iglesia y su defensa del doctor Montes

Este titular encierra materia suficiente para una tesis doctoral acerca de la utilización del lenguaje en la prensa, al servicio de la cultura corporativa del medio. O sea, de sus intereses. (Como todos, naturalmente).

El País, en su primera de ayer, es, en mi opìnión, menos retorcido y más informativo:

El Gobierno protesta ante el Vaticano por las críticas de los obispos

El PSOE crispa es una opinión, no una información, y debería ir en cursiva.

El Gobierno protesta es una información, no una opinión, y puede ir en redonda.

Zapatero:¿oculta o promete? El PSOE:¿asume o evita?

La campaña electoral hace innecesario cualquier análisis comparativo de titulares de prensa. Desaparecidos los matices y las máscaras (si alguna vez las hubo), basta con leer el sujeto y el verbo de cada titular para saber, con extraordinaria precisión, de qué pie cojea cada diario. Hoy tenemos, en titulares de portada, la prueba del algodón.

El Mundo y El País coinciden en el sujeto principal de portada: Zapatero. Sin embargo, difieren en el verbo como de la noche al día:

¿Oculta o promete?

Lo mismo ocurre en páginas interiores, en especial, en las dedicadas a la campaña electoral pues en ellas no se guardan las formas ni hay lugar para el disimulo. Ambos diarios de pago dedican su principal titular al PSOE, como sujeto. pero -¡ay!- llegando al verbo (que determina la acción del sujeto) las diferencias son máximas:

¿Evita o asume?

Ayer se me fue el santo al cielo y, por no leer la prensa, se me escapó copiar y pegar esta finísima fotografía de Alvaro García, publicada por El País a cuatro columnas abriendo la sección de Madrid. Como verán, se trata de una auténtica joya del lenguaje corporal («body language«, que dicen los ingleses). Obsérvese detenidamente la vertical del cuerpo de cada cual, el abandono, la resistencia, la expresión facial, la mirada, el cierre de mandíbula, la tensión de las manos y, en fin, la posición global de ambos políticos.

¿Quien trata de complacer, halagar o servir a quién?

¿Está el alcalde de Madrid diciendo alguna confidencia al oído de su teniente de alcalde?

Si no fuera por el paisaje arbóreo y la indumentaria invernal de los acompañantes, más de uno podría pensar que Gallardón y Ana Botella de Aznar se están marcando un tango.

Ana Botella, por cierto, no pierde ripio y está en todos los periódicos y emisoras preparando, quizás, los caminos de su señor marido para el regreso a la política (de la que nunca se fue) o los suyos propios para acceder a la alcadía de Madrid.

Si Gallardón decidiera abandonar el cargo despues del desplante que le ha hecho Rajoy, cerrándole la puerta del Congreso para que no aspire a sucederle tras una eventual derrota el 9-M, la esposa de Aznar podría ser alcaldesa y -como Hillary Clinton– aspirar a la suceción de Rajoy al frente del PP.

Quizás, por eso, sus intervenciones públicas, más frecuentes que antes, están siendo sometidas a un escrutinio mayor del habitual. No es de extrañar, por tanto, que los columnistas presten más atención a sus palabras.

La columna de aquí al lado, que publicó ayer Ignacio Escolar, director de Público, en su diario, es una muestra de lo que digo.

También es cierto que su marido, José María Aznar, está más parlachín y lenguaraz que nunca, incluso en estado sobrio, sin necesidad de celebrar, como hizo otras veces, las excelencias del vino para conducir un coche sin que nadie le diga si puede o no puede conducir bebido.

En la portada de El Mundo de ayer, bajo una foto del balcón del Ayuntamiento de Lizarza con las banderas vasca y española, apareció este titular:

Aznar «iza» la bandera en Lizarza

En la letra pequeña del texto y en la página 14 se rectifica el titular de portada:

Aznar (…) se asomó al balcón del Ayuntamiento, donde minutos antes, Otaola había izado la ikurriña, la bandera española y la enseña de Lizarza

Ya sabemos que el uso intencionado de las comillas (Aznar «izó») es, a veces, una patente de corso para mentir.

¿Quién lee la letra pequeña?

Al unir en el titular el verbo «izar» al sujeto Aznar, en un asunto tan polémico entre nacionalistas vascos y nacionalistas españolistas, El Mundo le está dando un plus de valentía y arrojo al españolísimo Aznar. Aunque ese mérito debía llevárselo, en justicia, la popular Regina Otalola, alcaldesa de Lizarza, valiente como ella sola.

No hay duda, pues, de que la familia Aznar está en campaña, seguramente a favor de Rajoy, en primera instancia.

Luego, ya veremos.

Denuncia, convoca y acapara. Cada diario con su verbo

En apenas una semana, ya podemos ver la posición aproximada del nuevo diario «Público«. No hay que ser muy fino para concluir que está escorado un poco a la izquierda de El País o que, al menos en las formas, es más cañero y radical.

También lo veo muy lejos de El Mundo, casi en sus antípodas. Por tanto, El País se nos va quedando en el centro del espectro de los diarios nacionales de pago, lo que no se si eso -a veces, en tierra de nadie- es bueno para su cuenta de resultados.

Pedro Jota – con las pecaminosas bendiciones episcopales de la COPE– cada día está más agresivo con ABC y La Razón a quienes pretende arrebatar el lector de derechas y/o de extrema derecha.

Sin ningún recato, El Mundo le hace (¿gratis?) la campaña electoral al PP. Está en su derecho. Cada día nos recuerda, con menor o mayor intensidad, los males que cree que nos aquejan o amenazan, naturalmente, y a su juicio, por culpa de Zapatero.

Hay una larga lista:

España se rompe, la bandera de España ignorada o pisoteada, persecución ligüística, el catalán arricona al castellano, no pintamos nada en el mundo, Bush se ríe de nosotros en la cara de Zapatero, el retrato del Rey en llamas, la Monarquía en peligro, los catalanes se lo llevan todo y no queda nada para los demás, ETA , más crecida que nunca, campa por sus respetos, el Gobierno se rinde ante ETA y el PNV, la economía en recesión, etc, etc. (Menos mal que no hay pertinaz sequía para culpar de ella a Zapatero).

Con razón o sin ella, retorciendo a veces la realidad o simplemente mintiendo, El Mundo alimenta a sus creyentes con lo que más gusta a su paladar, por amargo que sea.

Estamos en campaña electoral y ya sabemos (o, al menos, así lo creo yo) que votamos con el corazón (alguna vez, con las vísceras) y no con el cerebro ni con la cartera, como se empeña en decirnos la sabiduría convencional.

Público está en el lado opuesto a El Mundo y no pierde ripio. Hoy lleva la guerra de Irak a portada, con un gran titular tipo reportaje, para avergozar a Bush y a quienes apoyaron la invasión ilegal de ese país:

Los crímenes de los mercenarios

Y este subtítulo:

El Congreso de EEUU denuncia las atrocidades de los pistoleros de Blackwater

En consonancia con el recuerdo negro que nos trae de la guerra de Irak lo que, unido a las mentiras sobre el 11-M del «trío Pinocho«, dejó K.O. al Gobierno de Aznar, Público lleva hoy, arriba, un titular de campaña electoral que nunca veremos en El Mundo:

El PP acapara los símbolos

Pero (¡ojo!) lo que más me ha llamado la atención de su portada ha sido el antetítulo que Ignacio Escolar ha puesto, en rojo, a este titular del PP:

Patrioterismo

PAGS. 4 y 5

Se ve que estos jóvenes de Público vienen sin complejos y no les importa que se les vea el plumero desde el primer día. A mi me gustan las cosas claras. Por eso, puedo decir que en el periodismo que a mi me enseñaron mis viejos maestros no figura esa palabra tan peyorativa (patrioterismo) como parte de un título que pretende ser informativo.

Es una palabra espléndida para un comentario editorial o un artículo de opinión, pero muy inadecuada para una información sobre hechos, a menos que se le atribuya a alguien.

Los hechos son sagrados, las opiniones, libres.

Un diez a Ignacio Escolar por publicar la columna de nuestro Manuel Saco y un cero por esto del «patrioterismo» (por muy cierto que sea, en mi opinión) en un titular con aspecto tipográfico informativo.

Los navajazos tipográficos, por favor, deberían ir en cursiva.

Interesante editorial de El País sobre el «acoso real«. Lo pego aquí. Y como no me da tiempo para opinar sobre el tema, pues tengo que hacer un recado, diré que, siendo yo republicano de toda la vida, apoyo al rey Juan Carlos porque ha cumplido con un compromiso de libertad que tomó el día que fue coronado por las Cortes franquistas: la Monarquía de todos (creo que este título es mérito de Luis María Anson). Los ideales de libertad y de solidaridad de la República coinciden hoy con los ideales democráticos de la Monarquía Parlamentaria recogida por la Constitución de 1978. Cuando digo «¡Viva el Rey!» estoy diciendo, a la vez, «¡Viva la libertad»!.

Si el Rey de España se pusiera algún día al lado de un general golpista que amenazara nuestras libertades (como hizo su lamentable abuelo Alfonso XIII con el general Primo de Rivera el 23 de septiembre de 1923), entonces me tendría a mi en contra con todas mis fuerzas. Por ahora, el Rey me tiene a su favor con las mismas fuerzas.

Ahí queda eso.

Bueno, me voy corriendo que no llego.

TRIBUNA en El País: RAFAEL MATEU DE ROS

El ‘caso Sogecable’

El autor recuerda el «directo y feroz» ataque político y judicial lanzado en 1997 contra el Grupo PRISA y su presidente. RAFAEL MATEU DE ROS en El País

03/10/2007

Resulta difícil olvidar, al hilo del recuerdo del fallecido presidente del Grupo PRISA, Jesús de Polanco, los meses difíciles, inciertos, peligrosos, que le tocó vivir en primerísima persona, durante el llamado caso Sogecable. No fue una anécdota. El caso Sogecable fue un ataque directo y feroz contra los intereses del Grupo PRISA desencadenado por fuerzas políticas o sociales que pusieron todo el empeño del mundo en utilizar una excusa insignificante para organizar un proceso criminal en toda regla contra el Consejo de Administración de Sogecable.

Deberíamos saber algún día quiénes movieron las cuerdas del guiñol en ese oscurísimo episodio

Fue un aciago ejemplo de instrumentalización de la justicia para la satisfacción de intereses particulares, algo en lo que algunos accionistas no ya minoritarios sino marginales de determinadas sociedades cotizados se han convertido en especialistas, como un conocido y obsesivo abogado recientemente fallecido. Se ha dicho siempre -y nunca se ha desmentido- que la instrucción penal -con toda la parafernalia de un Juzgado Central de Instrucción de la Audiencia Nacional- fue incitada o dirigida desde el Gobierno en el poder o -más bien- desde algún núcleo concreto de ese Gobierno o del partido que lo sustentaba. No lo sé. Lo cierto es que alguna fuerza poderosa movía los resortes de aquel desdichado juez, de aquel fiscal imprevisible -que por sistema se oponía a todas las solicitudes de sobreseimiento- y de aquellos extravagantes y marginales abogados que tuvieron en vilo, durante meses, a todos los consejeros de Sogecable, incluidos no sólo los altos directivos de PRISA, sino también los representantes en el consejo de accionistas como Grupo March, BBVA y Bankinter. Aquel incidente rompió para muchos, quizás de manera irremediable, la credibilidad del partido político de referencia o -mejor dicho- la de quienes entonces estaban al frente del mismo. En los saraos de algunos amigos muy próximos al entonces presidente del Gobierno, encumbrados por él a la presidencia de grandes empresas todavía entonces públicas, el juez Gómez de Liaño era jaleado como un héroe.

Tengo a la vista, cuando escribo estas líneas, la querella firmada por el procurador de Jesús Cacho Cortés, el 29 de abril de 1997, a la que luego se adhirieron otros, «al tener noticia de la incoación» por el Juzgado Central de Instrucción número 1 de la Audiencia Nacional de las diligencias previas número 54/97-10 referentes a «idénticos o semejantes hechos». ¿Quién instó esas diligencias? ¿La denuncia de Jaime Campmany como hecho aislado? ¿Quién concitó la voluntad del instructor, la del fiscal y la de la parte querellante?

La excusa era nimia: la «supuesta apropiación» de los depósitos entregados en concepto de fianza por los suscriptores de Canal + al alquilar los descodificadores. Según los querellantes esos depósitos debían de haberse contabilizado de manera diferente a como lo hizo la empresa y deberían haber quedado inmovilizados. Sobre tan peregrina argumentación, desmentida por auditores y asesores y por los propios clientes de la plataforma, se montó una querella de chiste por «delitos de apropiación indebida, estafa y delito societario de falsedad» que, increíblemente, fue admitida a trámite por el juez Gómez de Liaño, alentada por el Ministerio Fiscal y que provocó multitud de sesiones en la Audiencia Nacional -en la mayoría de las cuales estuve presente-, recursos y apelaciones, para finalizar en la condena firme del juez por parte del Tribunal Supremo por delito de prevaricación y el vergonzante indulto que posteriormente le concedió el Gobierno.

Antes de que todo esto sucediera, Jesús de Polanco, Carlos March y varios administradores más de Sogecable tuvieron que soportar durísimos interrogatorios en los que Liaño y el fiscal intervenían apostillando y endureciendo en muchos casos las preguntas de las acusaciones particulares e imponiendo a diestro y siniestro medidas cautelares notoriamente desproporcionados, todas las cuales la Sala de la Audiencia Nacional anulaba con posterioridad. Recuerdo perfectamente cuando decidió retener el pasaporte del señor March y la habilidad con la que Juan Luis Cebrián a través de un incidente de recusación más que justificado, consiguió evitar declarar ante el juez que -se dijo entonces- estuvo a punto de decretar su prisión cautelar. No llegó a tanto el entonces juez, pero sí extendió todo lo que pudo el alcance de las medidas económicas y el efecto sorpresa con el que pretendía tener bajo presión en todo momento a los imputados.

El 20 de junio de 1997, después de toda una mañana de interrogatorio y declaración, en la que Polanco hizo gala de un temple y un aplomo extraordinarios, y frisando ya el fin de la mañana de ese viernes, la secretaría del juzgado notificó la imposición al declarante de un aval de 200 millones de pesetas que debería ser depositado en el Juzgado a la mayor brevedad posible. Algunas acusaciones pretendieron elevar el aval a 4.000 millones de pesetas. Eran más de las dos y media de la tarde y todo el mundo en el juzgado daba por hecho que el aval no podía ser constituido hasta el siguiente lunes por la mañana, lo que suponía para el interesado el grave riesgo de ser detenido cautelarmente en cualquier momento. No hubo lugar. Ante la sorpresa del secretario, 15 minutos después de ser notificado el auto y antes de que la Secretaría del Juzgado cerrara a las tres de la tarde, el aval de Bankinter -autorizado y preparado de antemano con la cifra en blanco- fue firmado y entregado por mí al secretario, que no tuvo más remedio que aceptarlo y dar por constituida la garantía, no sin antes requerirme para que le justificara el carácter solidario de mi poder de representación y la suficiencia de límite, requisitos que obviamente se cumplían. No sé quéhubiera sucedido en otro caso. A Polanco se le impuso además la obligación de comparecer en el juzgado los días 1 y 15 de cada mes, estar en todo momento a disponibilidad del mismo y no ausentarse del territorio nacional sin autorización del juez, que, al menos en una ocasión, le fue denegada.

Por cierto, nunca me encontré en las reuniones con Polanco al magnate prepotente que describen sus adversarios. Más bien, todo lo contrario: Jesús era un señor amable, un pasiego inteligentísimo, campechano, divertido y franco, que, por citar un ejemplo, nos firmó enseguida las contragarantías bancarias de rigor como cualquier cliente de a pie.

Hay otra anécdota del caso que no me resisto a dejar de comentar. En aquellos días vino a visitarme a mi despacho de Bankinter, por otro asunto, un familiar muy íntimo del juez. Al hacerle partícipe yo de nuestra preocupación por la probable comparecencia en la Audiencia Nacional del representante del banco en el consejo de Sogecable -también imputado como todos los demás- me llamó al poco tiempo para decirme que estuviéramos tranquilos, que nuestro representante nunca iba a ser llamado a declarar -lo que así sucedió por rara excepción- y que el asunto no iba contra nuestros intereses. Desde luego que no.

A Jesús de Polanco este episodio, tan arbitrario, le amargó profundamente durante un tiempo. No debería caer el silencio sobre el atropello tan grave que sufrieron los consejeros de Sogecable. Deberíamos saber algún día quiénes movieron las cuerdas del guiñol en ese oscurísimo episodio de nuestro reciente pasado. Mi recuerdo y mi respeto también para dos de los abogados que formaron parte del equipo de abogados y que ya no están con nosotros: el incombustible y eficaz Diego Córdoba y mi inolvidable amigo Santiago Ilundain, que defendía, con su proverbial maestría en lo mercantil y en lo fiscal, a los auditores igualmente imputados.

Rafael Mateu de Ros es abogado.

“Como fuera de casa en ningún sitio”

Llevo casi todo el mes de septiembre fuera de casa, por los extremos de ambos hemisferios, predicando “la revolución de los diarios gratuitos de calidad”: Brasil, Argentina, Asturias, Suecia, Toledo y, al fin, Madrid.

Me gusta la vida nómada pero también me gusta mucho regresar a la rutina sedentaria: zapatillas, sofá (con los pies sobre la mesa, estilo Aznar), chispeando al otro lado de la ventana y con un novelón entre manos como el último de Almudena Grandes (“El corazón helado”) que tiene el tamaño de su apellido, con casi 1.000 páginas. Estoy a punto de terminarlo.

La mitad (antigua) de la historia me emociona; la otra mitad (moderna) me perturba. Es un libro espléndido sobre nosotros, nuestros padres y nuestros abuelos cuya lectura recomiendo vivamente.

– “Como en casa en ningún sitio”, digo yo después de tanto ajetreo.

– “Como fuera de casa en ningún sitio”, replica mi chica, que estrena rodilla y aún se mueve con escasa soltura.

A causa de tantos viajes y de la ausencia de prensa española, hace casi un mes que apenas sigo el blog. Al volver a casa, observo que aquí se han producido pocos cambios en lo que afecta a los temas del blog, salvo que ha nacido un nuevo diario (“Público”, dirigido por Ignacio Escolar, el culpable involuntario de que yo iniciara este blog, hace ya un par de años.).

Aún no lo he visto con detenimiento pero me interesa el experimento periodístico. Creo que están locos:¡un nuevo diario de pago en el siglo XXI para competir con los que quedan estilo siglo XIX!.

Si ofrecen el nuevo diario en PDF voy a intentar comparar sus portadas con las de los ancianos El País y El Mundo. Ambos ya me estaban aburriendo a fuerza de tanto repetir los mismos trucos tipográficos y gramaticales para arrimar el ascua a sus respectivas sardinas. Por eso, en ocasiones, he derivado hacia el relato de batallitas, tipo abuelo cebolleta, o al archivo escrito de meros borrosos recuerdos de anécdotas periodísticas.

En efecto, en septiembre de 2005 comencé a escribir este blog con el fin de obligarme a comparar las noticias (y no noticias) de los dos principales diarios de pago de España.

La verdad es que, en general, me ha resultado divertido comprobar cómo cada diario mete la cuchara de su cultura corporativa (o sea, de sus intereses) por entre los hechos que relatan como si fueran ciertos.

La mezcla maliciosa, naturalmente interesada y sin advertencia previa, de hechos y de opiniones dice muy poco en favor del buen periodismo y, con razón, deja a mi vieja hermosa profesión a los pies de los caballos.

No obstante, comparar cada día los titulares de portada de El País y El Mundo me ha mantenido en posición de alerta para que no me dieran gato por liebre.

Desde luego, éste es un ejercicio que sólo puede hacerse en un país libre como el nuestro. Por eso, tener acceso a dos interpretaciones tan distintas de la realidad es una prueba palpable de la libertad de expresión que tenemos, y (¡atención!) que no siempre tuvimos y que, si nos descuidamos, algún día podemos volver a perder.

Mal que nos pese el abuso y el retorcimiento que ambos diarios hacen de los sujetos y de los verbos para ganarse la complicidad del lector, las distintas versiones que recibimos cada día de lo que pasa en España y en el mundo son una prueba de libertad. Y, aunque tantas veces disienta de ambos, a mi me gusta el espectáculo. Como dice la cita (todavía anónima) que encabeza este blog, “la falta de libertad produce infinitamente más monstruos”.

El martes pasado, no pude asistir a la fiesta de presentación del número 1 del diairo Público pues estaba con Arsenio Escolar en un pueblito a orillas del Báltico, cerca de Estocolmo, preparando la estrategia para convertir www.20minutos.es en la primera web de noticias del mundo en castellano.

Me hubiera gustado compartir con los colegas la alegría de este feliz nacimiento: un nuevo chorro de aire fresco para que podamos saborear mejor la dulzura de vivir en libertad. Siento no haber estado a allí para aplaudir. Miraré los diarios de esos dias para enterarme del recibimiento que le han dispensado los del «fuego amigo» y los del «fuego enemigo«.

Por lo que me han dicho, Escolar Jr. (tiene la misma edad que tenía Juan Luis Cebrían cuando fundamos El País) ha fichado a varios genios fundadores del diario El Sol y a otros de la ya ilustre escuela de 20 minutos. Doble garantía para triunfar.

¡Enhorabuena, Ignacio, y mucha suerte!

Quitarle lectores a los dos dinosaurios nacionales de pago, sin que se les vea “el plumero de Zapatero”, promete ser una batalla interesante. (Sin haberlo preparado / me ha salido un pareado).

Voy a buscar ahora mismo el PDF de Público para incorporarlo al análisis comparativo.

A ver qué sale.

Mi gozo en un pozo. No puedo conseguir el PDF de Público. Otra vez será.

Mañana preguntaré a nuestros «tekis».

Gracias por el aviso, viejo maestro.

Pero no consigo copiar y pegar aquí la portada completa de Público.

Esto es todo lo que puedo conseguir hoy, con mis escasos conocimientos de photoshop.

He visto esta portada en su pagina web y es la monda. Si todos los días viene tan cañero como hoy no voy a tener más remedio que comprarlo (y leerlo) a diario.

Su gran titular es:

Un falangista en el Constitucional

Y su director, Ignacio Escolar, lo explica en su blog.

Los demócratas de Almería nunca hemos olvidado el crimen sin investigar del joven Javier Verdejo.

En más de una ocasión hemos hablado aquí de aquel vergonzoso jefe provincial del Movimiento de Almería en cuyas manos está hoy la interpretación de nuestra Constitución.