Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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Cuchillos gratis, fuera de los titulares de pago

Cuando García Lorca escribió el «Prendimiento de Antonio el Camborio», se lamentó de la falta de cuchillos, en manos de aquellos gitanos que iban por el monte solos:

«Están los viejos cuchillos

tiritando bajo el polvo».

Si Federico levantara hoy la cabeza… Quizás se sorpendiera, como muchos de nosotros, al comprobar que los cuchillos más afilados no son los que brillan a diario en los titulares de la prensa. Ahora te los dan gratis, al comprar el diario por un euro, o te los venden por un euro y, a cambio, te regalan el diario.

Curiosa promoción cuchillera ésta que hace El País para aumentar su difusión, con este titular:

«El martes, cuchillo afilador»

¡Vaya colección!

Hoy me enteré de que, agotados los utensilios de cocina, los diarios de pago van a vender y/o regalar productos textil-hogar (servilletas, mantelerías, toallas, etc.). Debemos estar atentos para cuando acaben con la cocina y el comedor y le toque el turno al cuarto de baño o al dormitorio. Junto a promociones tan afiladas, los titulares pueden parecen hermanitas de la caridad.

A este ritmo, me van a estropear la materia prima del blog.

Mi gozo en un pozo. Más cornadas da un verbo mal puesto que un toro bravo.

Por mucho que regalen afilados cuchillos de cocina, los directores de marketing no van a ganar a los editores de las portadas en el dudoso arte de manejar la navaja, el florete, el espadín, el sable, el estoque o el garrote.

Veamos simplemente los verbos de hoy:

Sufre, vive, hunde

El Mundo:

«La Bolsa sufre…»

El País:

«El Ibex vive…»

Público:

«Bush hunde…»

El más gracioso es, a mi juicio, el titular de «El Mundo» cuya segunda parte (Solbes dice que «tampoco hay que exagerar«) parece haber sido escrita después de que el vicepresidente hubiera leído la primera parte del titular pedrojotero («hecatombe«: sacrificio de cien toros).

Claro que si sacan los cuchillos fuera de los titulares, siempre nos quedarán las fotos, mucho más afiladas.

¿A qué diario de pago pertenece la foto del alcalde Gallardón, entretenido con su movil sin antender al discurso de su jefe Rajoy?

¿A qué diario de pago pertenece la segunda foto de Gallardón aplaudiendo con fervor el discurso de su jefe Rajoy?

De la Real Acedemia Española:

hecatombe.

(Del lat. hecatombe, y este del gr. ἑκατόμβη).

1. f. Mortandad de personas.

2. f. Desgracia, catástrofe.

3. f. Sacrificio de 100 reses vacunas u otras víctimas, que hacían los antiguos a sus dioses.

4. f. Sacrificio solemne en que es grande el número de víctimas.

Por cierto, la Bolsa sube.

Decía el millonario Rockefeller:

«La Bolsa siempre sube y luego baja, pero no necesariamente en ese orden»

Y se hizo rico.

Fraga y el Papa echan una mano a (el cuello de) Rajoy

Entre Manuel Fraga, presidente de honor (¿vitalicio?) del PP, el Papa Benedicto XVI, ex jefe del renovado Santo Oficio de la Inquisición, van a volver loco a Mariano Rajoy, candidato del PP a la presidencia del Gobierno.

Seguramente, ambos hacen sus declaraciones con la mejor intención. O sea, tratan de ayudar a su discípulo Rajoy, aunque sin atender a su programa electoral ni al guirigay que hay entre los dirigentes conservadores, a causa de la bronca generada por algunos obispos ultras contra leyes aprobadas por el Parlamento español.

El PP se desmarcó cuanto pudo de las peticiones de los obispos (derogar las bodas entre homosexuales y el divorcio «express», entre otras) y los principales dirigentes del PP no acudieron a la mani episcopal del último domingo del 2007.

Sin embargo, el Papa, ayer mismo en Roma, y Manuel Fraga, hoy en la radio, se han lanzado a defender las posiciones más ultras de la Iglesia católica y han puesto a Rajoy en un compromiso.

¿Qué dirá ahora el programa electoral del PP sobre las bodas entre homosexuales o el divorcio «express»?

Fraga ha sido muy claro:

«Si el PP gana reconsiderará las bodas gays y el divorcio express».

Y el ex presidente Felipe González ha salido al rescate galante de un Zapatero timorato, acosado por algunos obispos:

«Estamos hartos de que nos salven»

¿»Crack mundial» o «terremoto en Perú»?. O viceversa

Ayer no se pusieron de acuerdo a la hora de mandar en portada. El Mundo apostó por su «Crack mundial» (arriba) y dejó para el fondo de su primera página el terremoto de Perú. El País lo hizo al revés: abrió su portada con el terremoto de Perú y relegó a segunda noticia la crisis financiera-bursátil.

Hoy, en cambio, parece que se han puesto de acuerdo. Ambos titulan su primera con la crisis financiera y bursátil (arriba) y dejan en segundo lugar al terremoto en Perú.

El País dedica un editorial (edificante contra la corrupción) al periodo de Fraga al frente de la Xunta de Galicia.

También recomiendo la lectura de este artículo (que copio y pego a continuación) de profesor Antonio Elorza en El País, para que nadie se duerma o emborrache con los espejismos del nacionalismo.

Pasaporte para Plimlico

ANTONIO ELORZA en El País, 18/08/2007

La joven militante de Nafarroa Bai estaba entusiasmada. Cuando en Euskal Telebista le preguntaron por su opinión ante el hecho de que en las fiestas de Bayona imperase la misma vestimenta que en los sanfermines, con el pañuelo rojo sobre la blusa blanca, no dudó en contestar: «Es algo muy hermoso. Eso prueba que somos hermanos. ¡Somos un mismo pueblo!». Más o menos, lo que el verdugo estaliniano Beria le contaba a su hijo, resaltando la necesidad de la lectura del libro clásico de Alejandro Dumas, en cuyas páginas al parecer exhibían su valor los héroes de la patria caucásica: «Los tres mosqueteros eran gascones, y los gascones son vascos, y los vascos son georgianos». La única diferencia entre ambas captaciones mitológicas, traídas por los pelos, reside en que la recomendación del segundo de Stalin no parece haber incrementado el número de víctimas de su barbarie, en tanto que la aparentemente ingenua creencia en la entidad imaginaria Euskal Herria las cuenta ya por centenares y no lleva camino de extinguirse.

En realidad, esto es lo que se encontraba en juego al plantearse la posibilidad de que los socialistas navarros y Nafarroa Bai formasen Gobierno después de las últimas elecciones. En política, como en otros asuntos de la vida, encontrarse a mitad de camino significa poco: importa saber cuál es la dirección que se ha tomado. A comienzos de los ochenta, acompañar a los antiguos etarras liderados por Mario Onaindía tenía pleno sentido, en la medida que resultaba inequívoca su orientación hacia la democracia. La historia de Euskadiko Ezkerra vino a probar el acierto de tal diagnóstico. En cambio, servir de escabel a nacionalistas radicales o no radicales, rechazando tal adscripción, como hace en la actualidad Ezker Batua, no supone otra cosa que actuar de forma oportunista, a cambio de unas migajas de poder, fortaleciendo la hegemonía del nacionalismo. Análogas consideraciones pueden aplicarse a una asociación PSN-NaBai acordada a ciegas. Es por supuesto muy importante que la formación dirigida por Patxi Zabaleta haya renunciado a la lucha armada, y condene en consecuencia la práctica del terror, pero eso en modo alguno agota el tema de su posible consideración como partido de gobierno en Navarra. Detrás de la cortina de NaBai, conviene tener en cuenta lo que piensa el verdadero protagonista, Aralar. Hubiera sido más tranquilizante que desde su posición como segundo grupo votado, NaBai planteara algo tan lógico como encabezar la alianza con el PSN, si de lo único que se trataba era de hacer una gestión «de progreso» y «de cambio», objetivo perfectamente alcanzable a la vista del balance de UPN. Pero si de entrada la coalición daba por buena la primacía del tercero en discordia, ello confirmaba de modo indirecto que sus metas eran otras, en la línea de la concepción mitológica expuesta por la militante anónima en Bayona. Se trataría ante todo de avanzar hacia lo que su nombre indica, Navarra’tik Nafarroa’ra, de la Navarra actual a la Nafarroa abertzale, con el euskera por emblema y el horizonte abierto a la materialización de la imaginaria Euskal Herria independiente, de rasgos idénticos a la que busca el nacionalismo radical, con ETA a la cabeza. Con toda la cautela del mundo, pues Patxi Zabaleta y los suyos son conscientes de que parten de una posición minoritaria y hay que caminar a pequeños pasos, ante todo hacia esa primera vinculación entre la CAV y el ex reino, contando con el favor de un PSN que, siguiendo el ejemplo de los mayores, ve con buenos ojos la colaboración con un grupo independentista. Más allá de los números, con el cocktail de independientes y ésta o aquella vicepresidencia, esto es lo que estaba en juego, y lo que ha quedado en la sombra. Con evidente ventaja a medio plazo para los abertzales navarros, y descrédito para quienes han mostrado al mismo tiempo sus ansias de poder y su vacío en cuanto a estrategia política. Una vez más, el PSOE no ha sabido, o no ha querido, explicar nada.

El desafortunado episodio viene a recordar una vez más que en el caos que caracteriza a su política autonómica, la responsabilidad del Gobierno de Zapatero es tanto mayor cuanto que el PSOE dispone de unos planteamientos de base perfectamente definidos desde Santillana sobre el tema, nunca utilizados, y que en toda esta maraña de tratos y contratos, los planteamientos de los demás jugadores son conocidos de antemano, en cuanto a las principales opciones: para nadie es un misterio lo que buscan ERC, ETA o Aralar. Como consecuencia, resulta inexplicable que se prolonguen negociaciones sobre contenidos de fondo innegociables. En el caso más inmediato, antes que invitar a NaBai a resignarse en la forma a un papel de segundón que va a lo suyo, hubiese bastado acotar el posible programa común en el tema vasco, en verdad y no de cara a la galería, para saber en dos días si la coalición resultaba viable. Y si lo fundamental era no perder votos en las generales del próximo año, apaga y vámonos desde el primer momento: el castigo que reciba el PSOE en Navarra por tal fiasco estará más que merecido. Sólo que los socialistas navarros partían de una posición centrada en la pugna entre navarrismo conservador y abertzales, que ahora queda inutilizada. Como en Cataluña o en Euskadi, pierde el PSOE, pierde la democracia.

En una vieja película inglesa de humor, protagonizada por el gran Stanley Holloway, los habitantes del barrio de Plimlico descubrían, al realizar unas obras, que un rey les había otorgado una carta de independencia en la Edad Media. La primera reacción consistía en una oleada de entusiasmo, al modo de la tan citada militante de Nafarroa Bai. El repliegue sobre la identidad imaginaria produce una satisfacción infinita. Lo malo es que suele asentarse sobre el rechazo irracional de otra identidad realmente existente, en nuestro caso las identidades duales de vascos y catalanes, y se orienta hacia la destrucción, antes que a la difícil labor de edificar en el vacío. Lo ponen de manifiesto los análisis de Thomas Jeffrey Miles para la reciente política cultural del nacionalismo catalán: su propósito no ha consistido en el despliegue creciente del «idioma propio», sino en la «descastellanización», en la asimilación forzada del otro, de acuerdo con un nacionalismo étnico, no cívico, mediante el cual una élite trata de imponer sus ideas y sus intereses al conjunto de una sociedad, presentándolos además como expresión de la misma.

Es un rasgo común a nuestros nacionalismos periféricos, ensimismados cada uno con su Plimlico, que en vez de impulsar la construcción nacional les legitima en apariencia para buscar ante todo la destrucción del otro, de todo lo que huele a «España», con la consiguiente quiebra de los equilibrios conseguidos en el Estado de las autonomías. Amparándose en la bipolaridad PSOE-PP, los nacionalismos se han hecho con esa forma de poder simbólico cuya característica principal, según Pierre Bourdieu, consiste en excluir toda puesta en cuestión de sus planteamientos, generando una forma de pensamiento autoritario. Aquel que critique la última deriva del catalanismo, observable en la gestación del Estatuto, seguirá la misma suerte ya conocida por los no nacionalistas en Euskadi.

El costoso fracaso en Navarra debiera servir para que el Gobierno y el PSOE quebrasen ese círculo vicioso, recuperando el papel de gestión y regeneración de la democracia constitucional que les fuera conferido por los electores tras la era Aznar. No reside el problema en el pluralismo de la «nación de naciones», sino en el campo libre dejado a unos discursos nacionalistas que se presentan como portadores de la única legitimidad y excluyen todo diálogo ilustrado. El ejemplo del Plimlico escocés, surgido por obra y gracia de Tony Blair, prueba que la angelización de los nacionalismos, y el desconocimiento de su potencial disgregador, son susceptibles de llevar de la forma más estúpida a un riesgo de fractura en Estados democráticos dotados de una existencia secular.

Antonio Elorza es catedrático de Ciencia Política.

ETA y el 11-M, en El Mundo; islamistas, en El País. ¿Les suena?

El Mundo dedica hoy sus cuatro columnas de primera al viejo y socorrido «periodismo declarativo» (Fulafo dice, Mengano denuncia, Zutano advierte, etc.).

Arriba, a cuatro:

Egibar advierte que «ETA tiene el gran poder de hacer tambalear al Gobierno»

Arriba, a una columna:

Víctimas del 11-M denuncian al juez Del Olmo por no facilitarles la declaración de Manzano sobre los explosivos

A falta de noticias, buenas son las declaraciones que sirven a la línea editorial o a los intereses de la empresa editora.

Por yuxtaposición, como de costumbre, los dos principales titulares de la portada de El Mundo ligan a ETA con el 11-M. Siempre hay lectores de buena fe que pueden fijar en su mente -queriéndolo o no – el mensaje subliminal que lanzan dos titulares contiguos, aunque pertenezcan a noticias completamente distintas.

Sobre estas viejas técnicas -meter la cuchara para orientar a lectores ingenuos o a creyentes ciegos- ya sabemos que Pedro Jota Ramírez aspira a una cátedra vitalicia. Le sobran méritos.

Las cuatro columnas de arriba de El País van dedicadas a los islamistas como sujeto:

Los islamistas de Ceuta contactaron con tres soldados para robar un polvorín

En toda la portada de El País no hay alusión alguna a ETA ni al 11-M. La única referencia indirecta a ETA es este pequeño sumario con Zapatero como sujeto:

Zapatero dice que dará «pasos firmes, no en falso», en el proceso de paz

El nombre de Pinochet es citado en ambas portadas, aunque con un tratamiento bastante desigual, tanto en el sesgo ideológico y tipográfico como en el espacio asignado.

El Mundo da un pequeño sumario en «Otras noticias» con el nieto del dictador como sujeto:

El capitán Pinochet Molina, nieto del dictador, expulsado del Ejército por alabar a su abuelo durante el funeral

El País destaca la acción de otro nieto muy distinto -el nieto del general Prats, un demócrata asesinado por esbirros del dictador- a dos columnas:

Salivazo sobre el féretro de Pinochet

Sumario:

El nieto del asesinado general Prats escupió sobre el ataúd del dictador. «Era una cuenta pendiente muy personal»

Cuando leí esta noticia de El País, por primera vez, me alegré.

¿Podemos medir la intensitad de una venganza?

Pensé en una cita de Mario Benedetti -creo- que decía:

«Un torturador no se redime si se suicida, pero algo es algo»

.

Cuando leí por segunda vez lo del escupitajo contra el muerto, me alegré menos. Recordé otra cita importante -esta vez de Mafalda– que decía algo así como:

«Me dejó una basurita en el corazón…»

¡Qué complicados somos!

(Señor Fraga, arrepiéntase, retire sus palabras de ayer y condene al sanguinario torturador Pinochet).

Manuel Fraga ha hecho, sin duda, algunas cosas buenas para la democracia española. Sin embargo, cuando pasen muchos años, será recordado como ministro que fue de un dictador ilegal que firmaba penas de muerte igualmente ilegales.

Fraga aún está a tiempo de hacer méritos para mejorar su historia y no enredarse defendiendo ahora al golpista Pinochet.

Un parte del PP se lo agradecerá. Y todos los demás demócratas, también.

Fraga era el ministro de Gobernación cuando fui secuestrado y torturado, tras la muerte de Franco. Pero siempre he celebrado su evolución desde el paleofascismo hacia la democracia.

¡Qué lástima que ahora Fraga estropee su curiculum de demócrata, tratando de justificar el golpe de Estado ilegal, los asesinatos masivos, las torturas y los robos del general Pinochet!

Con este dibujo, El Roto (a quien debemos un homenaje) resumió ayer de maravilla en El País el sentimiento más generalizado sobre el dictador Pinochet entre todas las personas de bien.

¿Podríamos haber publicado algo así en España a los pocos días de la muerte del dictador Francisco Franco? Impensable. Estábamos aún muertos de miedo.

Pequeña diferencia: Franco murió matando (dos meses antes de su muerte fusiló a varios jóvenes) y ocupaba el poder; Pinochet había perdido el poder desde hacía muchos años y murió perseguido por la Justicia por los cuatro costados.

Josep Ramoneda nos ilumina sobre este asunto en su columna de El País de hoy:

El doble de Franco

JOSEP RAMONEDA 14/12/2006

Paradojas de las transiciones: la justicia española jugó un papel muy importante en las inculpaciones contra Pinochet y, sin embargo, los españoles fuimos incapaces de echar a Franco en vida y de juzgar sus crímenes.

Sin duda, la orden de detención internacional contra Pinochet emitida por Garzón el año 1998 es un hito en la historia del derecho y habrá contribuido a hacer más difícil la vida de los dictadores que, aunque en general son poco dados a viajar, todavía tendrán que ser más cuidadosos con sus desplazamientos. Pero sospecho que Pinochet ha jugado en el imaginario español una especie de papel de doble de Franco. Papel que él mismo reforzó con su presencia en las exequias del dictador. En la ira contra Pinochet se han proyectado buena parte de las iras contra Franco, y en el afán de conseguir que fuera condenado por sus crímenes tengo la sensación de que la opinión democrática buscaba, quizá inconscientemente, una satisfacción compensatoria por no haber podido condenar a Franco. De aquí la contradicción: hemos hecho por Chile lo que no fuimos capaces de hacer por nosotros mismos.

A los historiadores corresponderá decir si el ruido de sables, como se decía en la época, era una amenaza suficiente como para que los partidos demócratas hicieran tantas concesiones sobre el pasado. El hecho es que la creencia de que las relaciones de fuerza estaban del otro lado hizo que se aceptara una amnistía general que significaba poner al mismo nivel los delitos cometidos por los antifranquistas conforme a la legalidad franquista que los crímenes de un régimen autoritario que dos meses antes de la muerte del dictador todavía fusiló a cinco personas. Lo aceptamos y este lastre de partida no ha impedido que el balance global de la Transición se considere positivo.

Del concepto jurídico de amnistía se pasó al político de amnesia. La derecha tenía todo el interés del mundo en dejar pasar el tiempo para después empezar a blanquear el franquismo como hizo cuando regresó al poder en 1996. Y los partidos de tradición democrática, puesto que sabían que no había posibilidad de alcanzar condenas y reparaciones significativas, prefirieron olvidar también, aunque fuera para evitar problemas y frustraciones. Al fin y al cabo, la cultura de solidaridad de la resistencia estaba dejando paso a la lucha por el poder entre partidos, con lo cual el pasado también podía ser un estorbo.

Se murió Pinochet, y no podremos seguir dando caña a este monigote en el que veíamos un doble de Franco, su maestro, precisamente cuando estamos enfrascados en el debate de la memoria histórica. El Gobierno no ha acertado en el planteamiento. Ya el propio concepto es absurdo: la memoria no la establecen las instituciones. Ni siquiera los historiadores, cuya tarea es la explicación e interpretación del pasado sobre la base de las metodologías de las ciencias sociales. Lo cual sólo indirectamente puede tener que ver con la creación de imaginarios colectivos. La memoria forma parte de la conciencia de los ciudadanos y es una construcción que en las sociedades heterogéneas modernas nunca será cerrada. Pasó el tiempo de los grandes mitos nacionales, como, por ejemplo, el de la resistencia en Francia que el general De Gaulle convirtió en comunión obligatoria a pesar de la evidencia de que un gran número de ciudadanos -la mayoría- optó por la colaboración y por la adaptación. El Estado tiene poco que decir sobre el pasado. Pero sí hay dos tareas que le corresponden por elemental pedagogía democrática: el reconocimiento a los que dejaron su vida por negarse a aceptar el régimen dictatorial y la defensa de la superioridad política y ética de un régimen democrático respecto de una dictadura.

La derecha quiere hacernos creer que entre el franquismo y la democracia sólo hay diferencias de matices. Y utiliza las crueldades de la guerra, abundantes en ambos bandos, como argumento para igualar la preguerra, la guerra y la posguerra. Ésta es una falsificación de la realidad que sólo debilita la democracia. Rajoy dice repetidamente que no sería admisible que ETA pudiera conseguir ventajas políticas con el chantaje de la violencia. Y tiene razón. Pero Rajoy no ignora que el régimen franquista consiguió permanentemente ventajas políticas mediante el uso de la violencia, empezando por el modo en que tomó el poder. ¿Por qué no quiere que se sepa?

FIN

¿Quién acumuló mayores crueldades? ¿Franco o Pinochet?

La historia (y la memoria) no absolverá a ninguno de los dos.

Eso no les redime ni nos consuela, pero algo es algo.

La calle es suya (de El Mundo) y de Batasuna

(Actualizado a las 01:04 h.:

A través del correo de contacto del blog me ha llegado un enlace sorprendente a este otro blog que reenlazo aquí. Pensaba que estos plagios tan descarados ya no se hacían en la prensa española. Gracias, Luis.)

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En busca de la noticia que la justifique, he mirado y remirado esta grandísima foto de portada de El Mundo. Sin éxito.

Título:

La calle vuelve a ser suya

Tampoco encuentro rastros de noticia en el texto del pie de foto en el que describen que esos dirigentes de Batasuna «pasearon ayer por las calles de Usurbil (Guipúzcoa)»

El titular de portada de El Mundo «El PSE pide ayuda al PNV…» tampoco tiene explicación en el texto presuntamente informativo. Habrá que leer las páginas interiores.

Los islamistas detenidos en Ceuta «planeaban» (según El Pais) y «pensaban» (según El Mundo). Hay matices en los verbos y, naturalmente, en los tamaños tipográficos.

Con Zaplana se retratan también los matices. El País lleva como sujeto «El tribunal «, mientras que El Mundo prefiere al sujeto Zaplana«.

Por una vez, y sin que sirva de precedente, estoy de acuerdo con una frase de El Mundo: la última del comentario sobre Fraga y el sanguinario Pinochet:

«Sus palabas son un insulto a las víctimas de la dictadura. Debe retirarlas cuanto antes.»

Amén.

Recuerdo a todos los blogueros que deseen participar en el II Concurso 20Blogs que el plazo de presentación de candidaturas termina el próximo dia 20 de diciembre.

Hay varios premios interesantes, con derecho a la estatuilla de Eneko, entre ellos algunos dotados con 3.000 euros y la posibilidad de publicar columnas y blog durante 2007 en 20 minutos y en 20minutos.es.

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