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"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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Gane o pierda, Nadal es grande; Djokovic tiene mal perder

Nadal es Nadal en el éxito y en el fracaso: un gran señor del deporte. Da gusto ver su reacción noble tanto en la derrota como en la victoria. Djokovic, en cambio, reacciona mal cuando pierde. Al serbio (de la misma edad que el español) le falta un hervor para ser un gran deportista. Lástima que no podamos verlos de nuevo frente a frente en la próxima final de la Copa Davis.

Rafael Nadal, firma autógrafos, tras su doble victoria frente a Francia, en la Plaza de Toros de Córdoba

Djokovic se retiró hoy (como ya hizo en Cincinatti) cuando iba perdiendo un set y 3 juegos del segundo set frente al argentino del Potro.

El viernes tuve el privilegio de ver la victoria holgada de Nadal frene al francés Gasquet, desde lo más alto (y barato) del Tendido 9 de la Plaza de Toros «Los Califas» de Córdoba. Fue un espectáculo impresionante. Después de la paliza que los franceses dieron ayer a los españoles en el partido de dobles, hoy domingo, España tenía el pase a la final de la Copa Davis en las manos de Nadal. Y nuestro héroe no nos defraudó frente al gran Tsonga.

El francés se fue creciendo hasta perder un tercer set muy reñido por 6-4. En la última parte del partido, cuando Tsonga lo veía todo perdido (6-0 y 6-2), reaccionó con orgullo, contraatacó, y ambos nos dieron un gran nivel de tenis. Tsonga fue valiente y aguantó, con mucha dignidad, hasta el último minuto. Y, al salir de la pista/ruedo, fue vitoreado por el público en su derrota.

Al mismo tiempo, recibíamos noticias de la otra semifinal entre Serbia (actual campeón de la Davis) y Argentina: Djokovic frente a del Potro. Cuando el campeón serbio, nº 1 del mundo, iba perdiendo un set y tres juegos del segundo set, nos anunciaron que tiraba la toalla y la raqueta y se retiraba del partido y de la eventual final de la Copa Davis. El serbio (ausente) fue abucheado en el Coso de los Califas de Córdoba. Es posible que sufriera algún percance físico. No lo pongo en duda. Pero tantas veces va el cántaro a la fuente… Parece que siempre hace lo mismo. Y no siempre le va a funcionar esa actitud tan inmadura en un jugador tan excelente.

Nadal se recupera en "la burbuja" de aire puro, tras su victoria en la Copa Davisen Córdoba.

Djokovic, actual campeón del mundo de tenis (que destronó a Nadal, como Nadal había destronado antes a Federer), ha repetido muchas veces la misma estratagema, casualmente solo cuando va perdiendo o se le tuerce el partido. Cuando gana no le duele nada; cuando pierde, o le perjudica el cambio de rumbo del partido, llama al físioterapeuta, se tumba en su toalla y pide masaje o vendaje. Rompe el ritmo del rival, enfría el partido y, en cuanto vuelve a ganar, de pronto, le desaparece el dolor.

Su actitud quejica en la gran final del US Open no pasó inadvertida para el público del mundo entero que la siguió con pasión. Tampoco para el New York Times y el Internacional Herald Tribune que dedicaron un espléndido editorial a la deportividad y el buen hacer de nuestro Rafael Nadal. Lo copio y lo pego a continuación:



September 13, 2011
Editorial
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The Spirit of the Game
Gracious losers, and winners, are, sadly, rare in professional sports. Rafael Nadal <http://topics.nytimes.com/top/reference/timestopics/people/n/rafael_nadal/index.html?inline=nyt-per> ’s performance Monday night, after losing this year’s United States Open <http://www.nytimes.com/2011/09/13/sports/tennis/dominant-victory-in-dominant-year-for-djokovic.html> , was the very essence of graciousness and a reminder of what good sportsmanship really means.

On court, Mr. Nadal plays a relentless, slashing game. Off court, he is nearly always polite and soft-spoken. He had to be deeply tired and frustrated after losing the championship to Novak Djokovic in four grueling sets — his sixth straight loss to his rival. But at the postmatch press conference, Mr. Nadal refused to make excuses or look to blame anyone but himself.

When reporters opened by asking about a medical timeout Mr. Djokovic had taken, Mr. Nadal said, “We are starting the press conference in a bad way, I think. It’s not the right moment to find excuses.” When he was asked whether Mr. Djokovic’s evident back pain gave Mr. Nadal hope during the match, he said, simply, “My hope is always about myself, not about the opponent.” As for any future Nadal-Djokovic matches, he said, “It’s going to be tough to change the situation, but the goal is easy to see.”

It was moving to watch a man who had played with so much heart also speak with so much heart. His praise for Mr. Djokovic, who is having one of the greatest seasons ever, was generous and accurate. But the thing of beauty — and the very ethic behind his game — was the self-recognition in Mr. Nadal’s words, the sense of his personal responsibility for what happens to him on the court. It can be summed up in one of his own phrases, uttered with a terse eloquence: “Accept the challenge, and work.”

Es un orgullo y un placer (aunque el mérito no sea nuestro) compartir y defender los mismos colores que Rafael Nadal, un grande de España. ¿A qué espera el Rey para darle el título que merece?

En cuanto termine al partido de baloncesto España-Francia, inlcuiré la traducción del editorial. Paciencia. Vamos ganado por muy poco, pero el final va a ser apasionante. Noah, el pivot de Francia, es hijo del gran tenista francés, y puede verse influido por la derrota de Francia frente a España enla semifinal de la Davis. De este modo, el gran Nadal también nos puede ayudar a conseguir el oro en baloncesto europeo sin meter ninguna canasta.

 

¡Vamos Rafa!

Gracias, Rafa, por el gran espectáculo y por la alegría de verte jugar en vivo y en directo en la Plaza de Toros de Córdoba. Desde hoy, busco entradas para la final España-Argentina. A ver si tengo suerte.

Vamos ganando en el descando por 13 puntos a Francia;¡Vamos, Pau, Marc, Navarro, Rudy, Calderón…!

Ahí va la traducción del editorial sobre Nadal realizada por Erik Martínez Westley desdeLos Angeles:

El corazón de la competición

(The spirit of the game)

Buenos perdedores –y ganadores- son, lamentablemente, difíciles de encontrar en el mundo del deporte profesional. El género que mostró Rafael Nadal este lunes, tras perder el título del US Open, fue la auténtica esencia de elegancia y un recordatorio a todos de lo que significa la buena deportividad.

En la pista, Nadal ejecuta un juego tenaz y brutal. Fuera de la pista, es casi siempre educado y gentil. Es de suponer que debía estar muy cansado y frustrado tras perder el campeonato a Novak Djokovic en cuatro sets extenuantes– su sexta derrota consecutiva a su rival. Pero en la conferencia de prensa tras el partido, Nadal se negó a dar excusas o buscar culpables.

Cuando los periodistas iniciaron la ronda de preguntas inquiriendo sobre el tiempo muerto médico que tomó Djokovic, Nadal respondió: “Creo que no estamos empezando la rueda de prensa de buena manera. No es el lugar para buscar excusas”. Cuando le preguntaron si la evidente molestia de espalda de Djokovic le dio esperanzas en el partido, simplemente contestó: “mi esperanza la centro en mi (en lo que yo puedo lograr), no en el adversario”. En cuanto a futuros encuentros Nadal-Djokovic, dijo, “va a ser difícil cambiar la situación, pero el objetivo es claro”.

Era conmovedor ver a un hombre que juega con tanto corazón también hablar con tanto corazón. Sus elogios para el señor Djokovic, que está teniendo una de las mejores temporadas de todos los tiempos, fueron generosos y acertados.  Pero lo que es bello –y que es la auténtica ética detrás de su juego –es el reconocimiento propio en las palabras de Nadal, el sentido de responsabilidad personal por lo que le pasa dentro y fuera de la pista. Se puede resumir en una de sus propias frases, pronunciada con elocuencia lacónica: “Aceptar el reto, y trabajar”.

 

Ahí queda eso. ¡Casi na!

¡Enhorabuena Rafa!

Y enhorabuena al equipo español de baloncesto. Doble victoria (tenis y baloncesto) sobre Francia en el mismo día.