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"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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¿Cuándo se jodió la juventud española? (II)

¿Qué hubiera dicho Mafalda en la encuesta que nos dio como resultado que “la juventud es más pesimista que nunca?”

Mafalda, niña progre de 6 años, creada por el genial Quino.

Terminé la entrada anterior (“¿Cuándo se jodió la juventud española? I) con una cita de memoria, y equivocada, de Mafalda, esa niña filósofa preocupada por el ser humano y por arreglar el mundo que le dejan los mayores. Tiene multitud de frases agudas acerca de los jóvenes y los mayores, del pasado y el futuro. Sobre cómo los mayores vemos el pasado, me gusta esta sentencia suya:

«No es cierto que todo tiempo pasado fue mejor. Lo que pasaba era que los que estaban peor todavía no se habían dado cuenta.»

Repasando los resultados de la encuesta citada, detecto que deben complacer a quienes la encargaron y pagaron (Fundación S.M./Santa María) como, por otra parte, suele ocurrir a menudo. Las encuestas son creíbles para quien las encarga. En el caso que nos ocupa, ha sido motivo de conversación de sobremesa, lo que ya es algo. Y mis pesquisas -por supuesto, nada científicas- difieren mucho de los resultados publicados por la prensa. Claro que cada uno habla de la feria según le va en ella.
Por ejemplo, en la cena del brindis por la Constitución, José María Fidalgo, ex secretario general de Comisiones Obreras, nos dijo que “el mundo nunca ha estado mejor que ahora: vive más gente, viven más años y mejor, se comunican más y hay más igualación que hace un siglo”. Fue mucho más optimista que los jóvenes encuestados para S.M. y nos recomendó “mirar al futuro y hacia fuera y no mirar hacia atrás y para dentro”. Y remató así su Elogio de la Concordia:
“El punto dulce está en el futuro”

Fidalgo me recordó a un profesor ilustre y muy querido (Vicente Llorens) que atribuía a la izquierda la visión de la Arcadia feliz en el futuro («En la lucha final…», como dice la letra de La Internacional) mientras que la derecha tendía a situar la Arcadia feliz en el pasado (En el Edén biblico… por lo menos)

Los resultados de mi encuesta particular han sido extraordinariamente contradictorios aunque, según los casos, cargados de sentido común. Como la vida misma. Y también como algunas opiniones de los comentaristas de este blog. Ni siquiera se si vale la pena que los comparta con los lectores. Por si acaso, ahí van mis notas:
En una primera aproximación, aquellos que tienen pareja y empleo estables, disfrutan de buena salud y cuya realidad se acerca a sus expectativas suelen ser optimistas. Es la verdad de Perogrullo. Y quienes están solos, en paro, sin dinero, con mala salud y con sueños tan irrealizables que les cargan de frustración suelen ser pesimistas.
Por lo tanto, resulta muy difícil generalizar y, puesto que hablamos de optimismo y pesimismo (o sea de estados de ánimo y de sentimientos), las encuestas y las estadísticas son poco fiables. Además, sobre valores y comportamientos morales, la gente miente. No me puedo creer que los jóvenes valoren más a la familia que a sus amigos o a su pareja, o que la “vida sexual satisfactoria” ocupe el puesto número 10 entre los “aspectos importantes en la vida”. ¡Vamos, hombre!.
Dicho esto, parece cierto que muchos jóvenes actuales (como seguramente los de cada generación precedente) se sienten pesimistas y jodidos por el mundo que les dejamos.
Hay, sin embargo, datos objetivos y medibles. Según el ciclo que les ha tocado, los jóvenes de hoy, infinitamente mejor preparados que los de antes, temen vivir (y vivirán, en términos económicos) peor que sus padres.

La explicación económica de este fenómeno es compleja, pues tiene relación con todos los factores de produción, con la oferta y la demanda, con la globalización financiera y la deslocalición de los empleos, con el comercio exterior, con los movimeintos migratorios, con la productividad propia y ajena, etc., etc. En otros casos, puede tener relación con el viejo proverbio: “Padres comerciantes, hijos caballeros, nietos pordioseros “, tal como lo glosaba Azarías en su blog “Ecos de Sociedad Anónima”.

Pero también se dan los casos de hijos poco ambiciosos, a los que no les falta de nada, desalentados por el comportamiento “trabajahólico” de padres ausentes y que, sintiéndose culpables, les dan de todo menos atención personal.

Los padres fueron más ambiciosos, tuvieron que luchar para salir de la pobreza. En cambio, los hijos no han conocido/sufrido las mismas privaciones. (En este momento, si mis hijos me oyeran o leyeran tararearían la InternacionalEn pie, parias de la Tierra…«- o silbarían –cargados de razón- la melodía dulzona de Elena Francis).
Las comparaciones son, en efecto, odiosas. Nunca hubo el mismo nivel a la misma edad, ni las mismas oportunidades de mejora o de empeoramiento en tiempos distintos. Pero no me negarán que ahora hay mayor movilidad social hacia arriba y hacia abajo que antes.
Lo que yo recuerdo de mi generación (lo que no significa que sea cierto) es que los jóvenes de entonces no teníamos tiempo para ser pesimistas (además, no había tales encuestas para demostrarlo). Íbamos a cambiar el mundo y todo parecía posible.

Nuestro presente era pobre, cutre y bajo una cruel Dictadura, pero el futuro nos parecía modelable y, por tanto, brillante. Estábamos tan mal –y no quiero contar aquí las penas del pasado, por la amenaza real de que mis hijos se vuelvan a reír de mi- que solo podíamos ir a mejor. El idealismo de la lucha política y la posibilidad real de mejora futura ensombrecían, en muchos casos, las penalidades económicas. Claro que los jóvenes de hoy también salieron a la calle, cargados de idealismo contra los crímenes de Bush y Aznar por la invasión ilegal de Irak. Nosotros (muchos menos) salíamos en los setenta contra la guerra, igualmente cruel, de Vietnam.
Aún recuerdo los gritos contra el presidente Johnson de amigos jóvenes norteamericanos:
“Hey, Hey, L.B.J.
how many kids
have you killed today”

De los famosos 7 de Chicago, líderes encarcelados por ir contra la guerra de Vietnam, uno es un ricachón de Wall Street, otro se enriqueció con una agencia de Publicidad y así, suma y sigue.
Y mis hijos me dicen (cuando ven a los triunfadores de mi pandilla de rojos del 68):
“Papá, aplícate el cuento”
Y yo les replico, mirando por su bien:
“Los pesimistas viven menos y peor. No os conviene ser pesimistas. Con optimismo se saca mayor provecho a la vida”.
Probad este sermón con vuestros hijos y os replicarán:
“Papá, no nos des la vara. Ya vale”.
Pues eso, ya vale, que es puente.

Feliz regreso.

Un brindis por la Constitución

Bandera constitucional de España, conquistada en el despacho de José María Calvino, en el Pirulí, cuando era director general de RTVE y me encargó crear el primer informativo matinal.

Tal día como hoy, hace exactamente 32 años, coloqué –aún no sin cierto repelús- un metro de tela de la bandera española (sin águila fascista ni escudo constitucional) en la puerta de mi casa.

A la hora del aperitivo, llamaron al timbre. Salí a abrir y me encontré con mi vecino de atrás, el anciano coronel Lisarrague, y su esposa.
¿”Qué hace Vd. con mi bandera en su puerta?, me dijo con una sonrisa socarrona y algo triunfal.
“Perdone usía, mi coronel. Seguramente ayer era su bandera y no la mía. Pero, ahora, esta bandera es también la mía, precisamente desde hoy”, le repliqué con la misma sonrisa, también triunfal.
Les invité a pasar a casa, a tomar una copa y a brindar juntos por la Constitución recién aprobada por la mayoría de los españoles.
Se puede decir que, como don Camilo y Pepón, el 6 de diciembre de 1978, hicimos las paces como buenos vecinos procedentes de bandos opuestos. El era un coronel del Ejército rebelde, vencedor en la Guerra Civil, y yo era hijo de un teniente del Ejército de la II República Española, vencido en la misma Guerra Civil.

Carnet de subofical del Ejército de la II República que mi padre exibía con orgullo. Llegó a teniente pero se perdió el registro de su ascenso y oficialmente se quedó en sargento.

Ese día, en efecto, hace 32 años, firmamos la paz a ambas orillas del arroyo que separa nuestras parcelas y, a partir de entonces, nuestras conversaciones (de huerta a huerta) fueron mucho más amistosas, fluidas, incluso tiernas. Y, de vez en cuando, nos visitábamos e intercambiábamos risas y recuerdos. (Yo había sido alumno de su hermano, el profesor Lisarrague, catedrático de Sociología, en la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas de la Complutense.)

Hoy ya hemos colocado en la mesa del comedor una banderita española –que me llevé, disimuladamente, del despacho de José María Calviño cuando, como Director General de RTVE, me encargó en 1985 que creara el “Buenos Días”, primer informativo matinal de TVE. Y, en los postres, brindaremos de nuevo (como es costumbre familiar, con champán asturiano “Le Gaiteró”– por la Constitución de 1978, la que más libertad y paz nos ha dado en toda la historia de España.

El jueves pasado, como todos los primeros jueves de diciembre desde hace años, un amplio grupo de amigos de la Fundación Fernando Abril Martorell y del Club de Amigos de la Sociedad de la Información (C@SI), presididos por Crisanto Plaza, bridamos, en pie y alzando nuestra copa, «por la Liberad y por la Constitución». Previamente, este año, le tocó hacer el Elogio de la Concordia a José María Fidalgo, ex secretario general de Comisiones Obreras.
En vísperas del 6 de diciembre, lo repetimos cada año y, siempre que lo hago, siento un pellizco de emoción al recordar mi primer brindis constitucional -entonces, aún con mucho miedo en el cuerpo- con mi querido vecino, el coronel Lisarrague, y con su esposa.

Nunca es tarde para iniciar y mantener una tradición a favor de la libertad y de la paz.
Aunque sea mejorable en muchos aspectos, y hablaremos libremente de ellos, hoy me toca brindar:

¡Viva la Constitución!

El Rey y Aguirre, «vinculados» por El Mundo

Ramón Irigoyen nos recuerda en su artículo de El País, entre otras cosas, que «contra lo que la gente cree, el 2 Mayo de 1808 España no inica la Guerra de la Independencia. Esa fecha es simplemente el epílogo del golpe de Estado de Fernando VII contra su padre Carlos IV».

Sin embargo, tanto el Rey como la lideresa no se pararon ayer en matices históricos. Pero no dijeron lo mismo. El Rey añadió por su cuenta la palabra «unidad» a los lemas de la revolución francesa: «libertad, igualdad y fraternidad». Esperanza Aguirre fue mucho más allá en su canto al nacionalismo español.

Veamos la portada de El Mundo.

Interesante artificio por el cual El Mundo «vincula» al Rey con la condesa-lideresa, Esperanza Aguirre. Arriba, a cuatro columnas:

El Rey y Aguirre vinculan el 2 de Mayo a la España constitucional

Y estos son los sumarios del Rey (por la tarde) y de Aguirre (por la mañana) en los que basa tal vinculación:

Don Juan Carlos dice qeu la sublevación fue «una toma de conciencia de identidad nacional, de la nación basada en las ideas de libertad, unidad, igualdad y solidaridad».

La presidenta de Madrid afirma que «aquellos héroes sabían que España era una nación muy antigua y que compartían unos valores con los otros españoles».

Me voy al cine….

Rajoy, 10; Zapatero, cero

Hoy hemos criticado en nuestra casa a Zapatero mucho más que a Rajoy. El motivo ha sido la enorme torpeza que el presidente del Gobierno ha demostrado al no asistir a la concentración unitaria contra ETA convocada, entre otros, por él mismo.

Casi siempre que un líder político mete la pata, solemos echarle la culpa a sus asesores o consejeros más próximos. En esta ocasión, Zapatero no tiene escapatoria. Si aún no ha destituido a quien le recomendó que se fuera al hospital de Bayona para no tener que asistir, junto a Rajoy, a la concentración contra ETA es porque le falta olfato político o porque, simplemente, asume él mismo la responsabilidad por este error, tremendo error.

El pobre Zapatero ha perdido una gran oportunidad, quizás irrepetible en esta legislatura, para hacerse una foto de Estado con Rajoy, la única de ambos líderes juntos contra ETA desde la tragedia del 11-M y desde las mentiras del trío Pinocho para meter a ETA en aquel atentado islamista.

Por esa ausencia cobarde, tan inoportuna, le pongo un cero a Zapatero. ¡Qué imagen tan balsámica nos hemos perdido todos los españoles! ¿Cuántos votos habrá perdido Zapatero por desaprovechar esta oportunidad de reducir la brecha de crispación que aún divide a las dos Españas?

Por la valentía demostrada al romper (al menos de boquilla) con los exaltados de la extrema derecha de la AVT y de la COPE, le pongo un diez a Rajoy. Creo que, esta vez, se lo ha ganado a pulso.

Tal día como hoy, siguiendo la costumbre de todos los años, desde hace 29, hemos brindado en familia por la Constitución Española de 1978 que, a mi juicio, ha sido la más eficaz de nuestra historia en términos de libertad y solidaridad.

Luego me ha tocado recoger la mesa. Todo, menos la bandera de España que le quité a Calviño de su despacho de TVE. Esa bandera, un poco más amarillenta que roja, va a presidir hoy la mesa del comedor.

Y ahora voy a pegar aquí unos cuantos chistes, tristes aunque certeros, sobre la frágil unidad y solidaridad de los españoles en asuntos de Estado.

Tras el brindis tradicional por la libertad y por la Constitución que la ampara, hemos recordado el día que celebramos el nacimiento de la Carta Magna. Entonces no teníamos bandera constitucional de España, pues aún no se había aprobado en Las Cortes la sustitución de «la gallina» del dictador por el escudo real.

Cerca de la Plaza mayor, habíamos comprado un metro de tela con los colores de la bandera y la habíamos colocado con unos clavos en la puerta de nuestra casa.

A la hora del aperitivo sonó el timbre de la puerta y salí a abrir. Era la primera vez que mis vecinos de atrás (el coronel Lisarrague y su esposa)llamaban a nuestra puerta. Muy sonriente, con gesto de triunfador, el coronel me saludó con estas palabras:

-«¿Qué haces, vecino, con mi bandera, en tu puerta?»

Le replique, con una sonrisa lo más parecida a la suya:

-«Usted se equivoca, mi coronel, porque desde hoy esta bandera en tan suya como mía. Se acabaron las dos Españas. Y para celebrarlo les invitamos a una copa.»

Así pues, el primer brindis constitucional que hicimos en mi casa fue entre el Ejército y la Prensa. Fue un buen presagio, ya que esta Constitución lleva camino de convertirse, a pesar de los pesares, en la más duradeda y eficaz de la historia democrática de España.

Al brindar en familia también hemos recordado aquel emocionante gran titular de El País, tras el golpe de Estado del 23-F de 1981 (yo era entonces redactor jefe de ese periódico):

El País, con la Constitución

Pues eso, ojalá toda España esté hoy brindando por lo mismo.

¡Viva la Constitución!

Zapatero y Rajoy no se «ajuntan» ni por la Constitución

Triste cumpleaños. Las imagenes de ayer en la tele, mostrando a Zapatero y a Rajoy evitándose como niños que no se «ajuntan», no podían ser más ridículas ni patéticas. Y eso que ambos habían sido invitados por el presidente del Congreso a celebrar el 28 cumpleaños de la Constitución.

Las portadas de los diarios de hoy reflejan en sumarios que ambos líderes no se saludaron durante la fiesta. Nuestros líderes se comportan, a veces, como niños.

Pero esa actitud tan pueril es síntoma de algo mucho más grave: el desprecio de las mínimas reglas de urbanidad democrática por una parte de la derecha española que se muestra persistentemente incapaz de aceptar la alternancia, es decir, que el Poder no les pertenece eternamente.

Por lo demás, los titulares reflejan cierta propensión al diálogo constitucional entre los dos grandes partidos, una propensión desmentida por las imágenes de la tele.

Cada diario elige para su portada a su sujeto favorito: El País al Ejecutivo («El Ejecutivo acepta…») y El Mundo a Rajoy («Rajoy ofrece…»)

El Mundo, a tres columnas:

Rajoy ofrece a Zapatero consensos sobre ETA, el Estado y la Historia

El País, a 4 columnas:

El Ejecutivo acepta negociar una reforma más amplia de la Constitución

Ambos diarios destacan el protagonismo de Baker (los amigos de papá Bush) que acuden al rescate galante del niño presidente, que parece deprimido e inclinado de nuevo a la bebida.

Ahora resulta que los ministros y asesores de papá Bush le están recomendando a su hijo presidente lo mismo que, en su día, hizo Zapatero: sacar a las tropas invasoras de Irak.

El Mundo, arriba, a 2 columnas:

Baker propone que EE UU retire las tropas de combate de Irak en un año

El País, a 2 columnas:

Baker aconseja a Bush más diplomacia y menos militares par Irak

El tercer gran titular (autotema) de El Mundo, a tres columnas, me impresiona tanto como las columnas salomónicas, retorcidas, estilo remordimiento:

El PP califica de “involución democrática” el nuevo montaje de Interior contra El Mundo

Sumario:

Angel Acebes equipara la divulgación de las conversaciones privadas de un periodista con la falsificación documental y con la detención de militantes del PP

Ramírez: “Es una vergüenza que haya policías en la cárcel por hablar con un periódico y no haya ninguno por el chivatazo a ETA”

El País no informa de estas fantasías “conspiranoicas” de Pedro Jota Ramírez, tan del gusto del trío Pinocho (Aznar-Acebes-Zaplana), pero dedica todo un editorial al ruido mediático con este titular:

La estrategia del ruido

Nada hay en la decisión del juez de la Audiencia Nacional, Juan del Olmo, de enviar a la cárcel a seis implicados (tres de ellos agentes de policía) en un intrincado montaje de tráfico de drogas y explosivos, que no se ajuste a las conclusiones que cabe obtener del auto, conocido el martes, y a los delitos que se imputan a los encarcelados.

En síntesis, la trama, montada inicialmente por el policía José Luis González Clares y el supuesto narcotraficante Manuel Romero, implicó en principio un delito de tráfico de drogas -para acusar falsamente a una ciudadana rusa y arrebatarle la custodia de sus dos hijos, en beneficio de un abogado, su suegro y otro de los detenidos- y después la falsificación de una confidencia de tráfico de explosivos a la policía con los que se pretendía influir para que el padre de Romero, encarcelado en Galicia, fuese trasladado a Madrid.

Como remate de esta cadena de simulaciones, dos agentes, Celestino Rivera -que intentó suicidarse el martes- y Jesús Parrilla, según está acreditado en el sumario, colocaron la información sobre la investigación del tráfico de explosivos al diario El Mundo, que acabó vinculándola a la delirante conspiración que pretende conectar la masacre del 11-M con ETA.

La sarta de embustes y presuntos delitos cometidos por los policías y su confidente merecerían una atención limitada, la que corresponde a un desgraciado caso de corrupción policial, de no mediar la circunstancia de que los delincuentes intentaron disfrazar sus fechorías, y al mismo tiempo rentabilizarlas, recurriendo al fantasma de esa conspiración sobre la autoría del múltiple atentado del 11-M que viene defendiendo un sector del Partido Popular sobre la base de las exclusivas que administran El Mundo y sus alrededores.

Aunque las conclusiones judiciales conocidas, adoptadas después de investigaciones amplias y contrastadas, rechazan cualquier conexión de ETA con la masacre, y aunque las supuestas investigaciones periodísticas han incurrido en ridículos tan estrepitosos como el de la mochila cambiada o atribuir un vehículo a ETA porque aparecía una cinta de la orquesta Mondragón, los partidarios de la fantasmal conspiración insisten en exigir que jueces y policías no cejen en la búsqueda de pruebas que confirmen sus disparatadas hipótesis.

Era de esperar que esa conducta tuviera consecuencias para la justicia. Una de ellas es que los delincuentes acudan ahora a protegerse en el burladero de la conspiración, en el que todo es posible, hasta lo más estrambótico, para borrar los rastros de sus desmanes. «La vamos a liar» y «mañana vamos a hacer mucho ruido» se jactaba el redactor del diario ante el complaciente policía que le había filtrado la noticia. Tanto lío y tanto ruido buscan sin embargo un siniestro e inadmisible objetivo: desprestigiar el sumario contra los autores probados de la masacre del 11-M.

(FIN)

El País incluye dos temas religiosos que apenas tienen hoy cobertura en El Mundo.

Uno trata de la opresión de la mujer árabe por interpretaciones arcaicas del Islam, a dos columnas:

La ONU certifica la discriminación legal de las mujeres árabes

La encuesta sobre el velo, viajar de forma independiente, pedir el divorcio, ser primer ministro o rechazar la poligamia es bastante expresiva.

El otro trata del enfado de Izquierda Unida por la rendición de Zapatero ante las presiones de la Iglesia Católica, a tres columnas, con este titular:

La regulación de la enseñanza religiosa irrita al líder de IU

Sumario:

FEPER sostiene que Educación se ha humillado ante los obispos

Y para terminar, nunca viene mal una mirada al genio de El Roto en El País. Sabe muy bien cómo arañar el corazón de las personas todavía sensibles ante a la injusticia.