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Aznar (en el Fondo) «especulativo» y «agresivo»

No busquen esta información sobre el presunto «tráfico de influencias» del ex presidente Aznar en El Mundo de hoy. Ni en portada ni en páginas interiores.

Es un reportaje «exclusivo» de El País . Va como segundo titular de portada y en una página impar completa en Economía.

Este es el texto del reportaje de Ramón Muñoz que copio y pego aquí para conservarlo en el archivo del blog.

Por permanecer alerta frente a los enemigos de la libertad de expresión, como Aznar, o, quizás, por puro instinto de superviviencia profesional, no puedo ni quiero perder de vista las peripecias de José María Aznar.

Copio y pego pero me abstengo -hoy- de hacer comentarios sobre el «hombrecillo insufrible» (definición de Manuel Saco) para que no me acusen de estar afilando un hacha vengadora a la que, por otra parte, tendría derecho. Reconozco que con este personaje -tan nefasto para la democracia española- me cuesta ser imparcial. Lo intento, pero no lo consigo.

Aznar se apunta al alto riesgo

El ex presidente será la imagen en España de Centaurus, uno de los fondos especulativos más activos

RAMÓN MUÑOZ en El País

– 10/06/2007

Oficialmente se llaman fondos de inversión libre, pero todo el mundo los conoce como hedge funds. Su influencia es cada vez mayor, y la mejor prueba de ello es que en los últimos 10 años han multiplicado por ocho su tamaño. En 2006 estas sociedades movieron 1,3 billones de euros, más que la riqueza que se genera en toda España anualmente. En los últimos años se han lanzado a contratar a ex altos cargos de la Administración, que actúan como consejeros, aunque muchos ven la sombra del tráfico de influencias en estos fichajes. El último caso ha sido el del ex presidente José María Aznar, que acaba de ser fichado por Centaurus Capital, uno de los fondos más activos en España, donde ha participado en operaciones como Terra, Recoletos, Aldeasa o Logista. Algunos países, como Alemania, han pedido que se someta a estos fondos a un mayor control para que sean más transparentes. Otros, como el director del Fondo Monetario Internacional, no están de acuerdo con que se regulen.

«Aznar es el Fernando Alonso de Centaurus. Se le ficha por imagen y por marketing más que porque realmente vaya a utilizar su influencia en alguna operación. De la misma forma que el Banco Santander utiliza la imagen del piloto de Fórmula 1, Centaurus contrata a Aznar, para ganar notoriedad». Así explica Juan Ramón Caridad, director de productos de Atlas Capital, el fichaje por la sociedad del fondo de alto riesgo Centaurus Capital del anterior presidente del Gobierno para que forme parte de su consejo asesor.

Tras la estela de Botín

Centaurus es un depredador nato de empresas con el lema divide y vencerás

Centaurus Capital es uno de los hedge funds más importantes del mundo. Estos fondos son sociedades especializadas en inversiones especulativas o de alto riesgo, que compran y venden activos financieros o participaciones empresariales con el objeto de obtener el mayor beneficio posible en el menor plazo de tiempo.

La nueva empresa a la que asesorará Aznar es uno de los mejores exponentes de la agresividad de estas firmas. Con la sede central en Londres, su domicilio fiscal está en las Islas Caimán, el paraíso fiscal donde registra sus operaciones. Al estar radicado allí, ahorra impuestos y no tiene límites para endeudarse en operaciones arriesgadas.

Fundado en 2000 por un grupo de directivos del banco francés BNP Paribas, gestiona activos por 4.500 millones de dólares (3.300 millones de euros). En España no tiene oficinas pero es uno de los fondos más activos y realiza sus operaciones a través de terceros, como Deutsche Bank.

Su especialidad es tomar posiciones en empresas en crisis, en las que existe una fuerte disputa entre accionistas por su control o están bajo amenaza de una operación hostil como una oferta pública de adquisición (OPA). En cuanto encuentra una oportunidad de hacer caja, vende al mejor postor, y obtiene un alto beneficio. Por cada operación que lleva a cabo, además de las comisiones de intermediación, cobra la llamada «comisión de éxito», que supone entre el 10% y el 20% del importe total de la transacción.

A ese tipo de actuación que se basa en anticipar un suceso extraordinario en la empresa (fusiones, opas, crisis financieras o accionariales) para invertir se le denomina en el argot financiero event driven. Centaurus Capital obtuvo en 2005 el premio al mejor fondo europeo de esta categoría. Pero para ser un buen event driven se necesita intuición y, sobre todo, buena información y contactos. De ahí la acusación que se hace a estas firmas de que se sirven de información privilegiada, y de que, para ello, no dudan en contratar ex altos cargos que les den acceso a esa información.

Nada que ver con el fichaje de Aznar, al menos, según la justificación del presidente de Centaurus, Bernard Oppetit, a quien le convencieron los conocimientos de «geopolítica» del ex presidente del PP: «Queremos su visión de lo que está ocurriendo en la economía europea; para nosotros es muy importante saber qué está ocurriendo en materia de comercio, de cambio climático y sus efectos en los mercados o las compañías o cómo ve la emergencia de países como China y la India».

Del salario y las obligaciones concretas que tendrá el ex presidente, Centaurus guarda un pulcro silencio. Lo mismo que Aznar, con quien este diario intentó contactar sin éxito a través de la fundación FAES que preside.

Aznar, que ya es consejero de News Corporation, cabecera del imperio mediático del magnate australiano Rupert Murdoch, no es el primer ex alto cargo que acepta la oferta de un hedge fund. El idilio entre estos fondos y los políticos viene de antiguo y no hace distinción entre ideologías. Antes lo hicieron el ex primer ministro británico John Major (Carlyle), la ex secretaria de Estado estadounidense demócrata Madeleine Albright (PGGM); el candidato demócrata John Edwards (Fortress Investment Group); los ex secretarios del Tesoro John Snow (Cerberus Capital) y Lawrence Summers (D.E.Shaw), o el ex responsable del Tesoro británico Keneth Clarke (Centaurus), entre otros.

«Es cierto que los hedge funds tienen fama de hacer lobby (grupo de presión) pero no creo que la incorporación de figuras relevantes del mundo de la política responda a ese criterio. Entre otras cosas, porque esos ex altos cargos tienen mucho menos poder de lo que la gente piensa una vez que abandona la política», señala Ángel Martínez-Aldama, director general de Inverco, la patronal de fondos de inversión y de pensines.

Centaurus es un depredador nato de empresas. Su estrategia es clara: divide y vencerás. Entra en una compañía y provoca desde dentro el troceamiento o la venta de activos para hacerla más atractiva ante posibles compradores y, de paso, hacer caja. Ahora mismo está instalado en la holandesa Ahold, la cuarta compañía mundial de supemercados minoristas. Entró en su capital cuando la firma estaba a punto de quebrar, tras descubrirse unas irregularidades contables de 800 millones de euros en 2003. Cuatro años después, Ahold presenta unas cuentas saneadas aunque a costa de vender gran parte de sus filiales, entre ellas la cadena en España Supersol. El fondo británico tiene la misma postura en la firma tecnológica francesa Atos Origin y el fabricante aeronáutico Stork, en cuyo capital participa.

En España, su actuación más sonada fue en Terra. Centaurus se hizo con el 1% del capital cuando el valor se había desplomado, y justo antes de que Telefónica lanzara una opa para sacar de Bolsa a su antigua filial de Internet tras un ruinoso balance bursátil. Los accionistas minoritarios de Terra se sentían estafados ya que Telefónica pagaba 5,25 euros por acción, menos de la mitad de su valor de salida a Bolsa en 1999 y veinte veces menos que el máximo al que llegó a cotizar. Durante la junta, hubo dos intervenciones que llamaron la atención. La primera fue protagonizada por la jubilada Julia Panadero, que se quejó amargamente de que, mal aconsejada por su banco, había comprado acciones a 150 euros, enterrando sus ahorros de un millón de pesetas (6.000 euros). La otra fue la de Paul Leary, director financiero de Centaurus, que no dudó en elogiar tanto a los gestores de Telefónica como la retribución que ofrecía por su filial. La asociación de accionistas Accter.com acusó a Centaurus de haber actuado bajo consigna de Telefónica para mantener bajo control la cotización.

Pero no es el único caso de apariciones misteriosas de este fondo en plenos procesos de opa. Centaurus se hizo con el 5% de Aldeasa en abril de 2005, justo en el momento en que había encima de la mesa tres ofertas por la cadena de tiendas de aeropuertos.

Algo parecido ocurrió en Recoletos. El fondo apareció con el 3% del capital en pleno proceso de venta del grupo de comunicación por parte de Pearson a los directivos de Recoletos.

Su última aparición ha sido en Logista, la filial de distribución de Altadis, la tabaquera hispanofrancesa que está en el punto de mira de rivales como Imperial Tobacco. Ha comprado el 9,9% del capital con la esperanza de que Altadis segregue sus tres negocios (cigarrillos, cigarros y puros) y se convierta en un bocado apetecible para ser adquirida.

FIN

Aznar: ¿consejero o especulador? ¿ficha o lo fichan?

Pedro Jota Ramírez sigue dedicado, en cuerpo y alma, erre que erre, a apuntalar la teoría de la conspiración, para lavar la cara de su amigo José María Aznar, el de la mentira masiva sobre ETA en el 11-M. Y lo da a cuatro columnas, arriba.

Sin embargo, del nuevo sabroso empleo de su amigo Aznar no da ni una línea en su portada. Ni siquiera para felicitarle. ¡Qué ingratitud!

Para saber de qué va este asunto de Aznar (¿consejero o especulador?) hay que leer la portada de El País que lo da arriba, a una columna, o las páginas interiores de El Mundo.

Pedro Jota manda hoy en su portada, y sólo él, como es habitual, con nuevas dudas acerca del tipo de explosivo utilizado por los terroristas de la matanza de Atocha.

Algunas de esas dudas técnicas son razonables, y pueden estar causadas quizás por las chapuzas cometidas por la policía de Aznar y Acebes. Eran gobernantes indignos, que parecían más preocupados por ganar torticeramente las elecciones del 14 de marzo de 2004 que por investigar las pistas de los verdaderos autores de la mayor masacre terrorista de la historia de España.

Y también -cómo no- causadas quizás por las posteriores chapuzas de la policía mandada, meses después de la matanza de Atocha, por el Gobierno de Zapatero.

Pero de lo que no cabe duda, pase lo que pase en el juicio del 11-M, es que, con los datos que tenían entonces, los del trío Pinocho (Aznar-Acebes-Zaplana) nos mitieron deliberadamente, durante los tres días previos a las elecciones generales, para ganar tiempo y alejar de las urnas el fantasma de la invasión ilegal de Irak. Y reconozco que, en este asunto, no puedo ser neutral, por más que lo intento.

Aún no se me ha pasado el cabreo provocado por aquellas mentiras que me obligaron a conectarme a la BBC de Londres -como en los tiempos de la dictadura de Franco– para saber lo que estaba pasando en mi país.

Como El Mundo no da nada de Aznar en su portada no podemos hacer análisis comparativo alguno de este asunto más que decir que para El País es noticia de primera página y para El Mundo , en cambio, no lo es.

La cobertura interior sí merece cierta atención gráfica y tipográfica.

Por la simple elección y el tamaño de las fotos que ilustran la información aznarí ya podemos saber, sin miedo a equivocarnos, de pie cojea cada diario.

La foto (grande, a dos columnas) de El Mundo nos muestra a un Aznar activo, convincente, con gesto decididamente parlamentario o mitinero, al vibrante estilo de don Emilio Castelar. La foto nos puede servir, incluso, de boceto modélico para una estatua de líder decimonónico.

El texto del titular va de acuerdo con la foto. No es Aznar quien ficha por el fondo sino al revés. Es el fondo de capital riesgo quien le busca y ficha a Aznar «como consejero«.

El sumario mejora el efecto de la foto:

La firma financiera londinense destaca su trayectoria política y sus «logros económicos»

En la columna de salida, escoltando la foto castelarina de Aznar, El Mundo lleva este titular:

Dow Jones estudia la oferta de Murdoch

El grupo Dow Jones es propietario del Wall Street Journal, el diario económico conservador más influyente del mundo.

Sabemos que José María Aznarya es consejero del magnate australiano Rupert Murdoch, el pretendiente de Dow Jones. Lo que no sabemos es si consiguió este influyente cargo también por sus «logros económicos» o como premio de consolación por su apoyo incondicional al presidente George Bush, amigo de Murdoch, en la invasión ilegal de Irak. Quizás también por haber perdido el poder como consecuencia de ese apoyo a Bush … y por su mala cabeza en la gestión informativa de la matanza terrrorista de Atocha.

Si el imperio de Murdoch (con Aznar en su Consejo de News Corporation) compra el Wall Street Journal , ya puede Polanco echarse a temblar.

Cuando las barbas de tu vecino veas pelar…

Y quien dice Polanco, dice Vocento (ambos están en Bolsa) o el conde de Godó…o el mismísimo Lara, que no es ni conde ni uno de los siete infantes de su mismo nombre pero tiene tele y periódicos.

Como vemos hoy, Aznar cabalga de nuevo.. y a lomos de otro Consejo que, según El País, es de armas tomar. En realidad, cabalga a lomos de un descomunal «Centaurus» que es el nombre del sospechoso fondo de capital riesgo.

En el titular a tres columnas de El País, es Aznar (como sujeto principal) quien ficha (y no al revés) por el fondo de inversiones (¡ay!) e s p e c u l a t i v a s.

¿ESPECULATIVAS?

En el texto de El País, elaborado al alimón por dos redactores de postín desde Londres y Madrid, se citan ejemplos poco edificantes de la historia reciente de Centaurus Capital , que actúa desde las Islas Caimán que tanto honor hacen a su tenebroso nombre y al recuerdo caribeño de las botellas de «ron, ron, ron, la botella de ron…» (Esto, naturalmente, sólo vale para aquellos que no soportan que les digan lo que tienen o no tienen que beber antes de conducir el coche o el barco).

En los ejemplos que cita El País aparecen pistas y rastros de los amigos y compañeros de pupitre que Aznar colocó, a nuestra costa, al frente de las grandes empresas publicas de España (Telefónica, Tabacalera, Aldeasa, Terra, etc.) y de empresas privadas españolas como Recoletos, Campofrío, FCC, etc.

Como verán, la foto pequeña, y elegida con escaso afán de neutralidad, de un Aznar de mirada perdida, entre atontado, gaznápiro e iluminado, que pone El País no tiene ni comparación con la grandeza castelarina de la que da El Mundo.

¡Dónde va a parar!

¡Tiembla Polanco!