Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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Dicen que Zapatero no se arruga frente al clero

Regreso a Madrid procedente de Almería (donde pasé unos días que, por dolorosos, yo no llamaría de vacaciones) y me encuentro con unas portadas de prensa sobre Zapatero y el clero algo sorprendentes. Lo primero que pienso es que «éste no es mi Zapatero, me lo han cambiado».

Me marché con un post titulado «¿Quién pone el cascabel a los obispos? Zapatero se arruga» y dejé de leer la prensa hasta ahora mismo. Y no me refería solamente al Excrementísimo Señor Obispo de Tenerife

¿Qué le habrán puesto los Reyes Magos a Zapatero para que, como dicen los diarios, «saque pecho«, «plante cara«, «culpe» y «discrepe«, defendiendo la legalidad constitucional, frente a las insidias pecaminosas de algunos obispos y cardenales jurásicos? Fíjense si serán pecaminosas las palabras antidemocráticas de los purpurados inquisidores Rouco y García-Gascó que hasta el bueno de Forges -que es un santo, se lo digo yo- ha mandado hoy a todos los obispos a su propio infierno. Y no le falta razón.

Dicen mis colegas que, fuera de cámaras y de microfonos, Zapatero no se arruga al topar con la Iglesia. ¿Sueño o realidad? ¡Qué maravilla!

Y dice Peridis en El País de hoy que, como los obispos sigan dando leña inconstitucional (o sea, meando fuera del tiesto), Zapatero podría atreverse, incluso, a mirar el Concordato. ¡Mirar el Concordato! No me lo acabo de creer. Volveré a restregarme los ojos y a leer la prensa de nuevo.

Al clero se le ve el plumero

Una vez más, debo reconocer que tengo debilidad por El Roto (antes OPS), uno de los mayores filósofos de nuestro tiempo.

Con qué agudeza y limpieza le ha visto el plumero al clero.

La verdad es que últimamente los obispos hacen pocos esfuerzos por disimular sus raíces fascistoides y no pierden ocasión para levantar el brazo y el palio en busca de algún dictadorzuelo que se preste al negocio.

La Iglesia católica no se acaba de resignar a vivir sin las canongías que le daba el dictador Francisco Franco, en pago por el apoyo episcopal sin condiciones que dieron a la sangrienta «cruzada» que siguió al golpe de Estado del general contra la legalidad democrática de la II República.

Creo recordar que fue el entonces obispo de Cartagena quien dijo:

«Benditos sean los cañones si en las brechas que ellos abren florece el Evangelio»

Así me gustan a mi los obispos. Sin hipocresía ni disimulo. Con su verdad fascista por delante. Estos obispos asilvestrados y feroces, de las manadas de Rouco (facha de toda la vida) y de García-Gascó (que fue un ilustre taranconiano hasta qeu se cambio de sotana), son un auténtico chollo para Zapatero y los demás socialistas. Le están poniendo las bolas como se las ponían a Fernando VII (¿o era a Carlos III?). Así, cualquiera hace carambola.

Ya puede temblar el PP, y despedirse de La Moncloa, si no manda callar pronto a sus cardenales.

Con estos príncipes cavernarios de la Iglesia en contra, cualquiera podría ganar las elecciones generales.

Que hablen los obispos, sí, que hablen, y que no se arrugue Zapatero. Separación Iglesia-Estado ¡ya!. Quiero para mi país lo mismo que disfrutan en el resto del mundo democrático civilizado.

Si la Iglesia carca se empeña , Zapatero podría ganar en marzo hasta por goleada, mal que le pese.

Eso, eso, que se le va el plumero a todo el clero.

Si el bueno del cardenal Tarancón levantara la cabeza…

Yo tuve el honor de conocerle.

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