Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

Aznar, «corneta» de la III Guerra Mundial

El nombramiento de José María Aznar como «heraldo y corneta de la III Guerra Mundial» no es mío. Ese lúgubre augurio le corresponde a Manuel Rivas. Lo publica hoy en su columna «El Atómico«, última página de El País.

Suelo leer los diarios de pago al revés, desde atrás hacia adelante, tal como hacen los seguidores de la Torá o del Corán. ¿Vestigio, quizás, de nuestros ancestros judíos y/o musulmanes, que leen al revés que los cristianos? Quizás, por eso, no entendí la resurrección del inefable Aznar hasta que he llegado a la primera página de El Mundo que es, para mí, la última en orden de lectura y, a menudo, también en importancia.

Vean si no es sorprendente el regreso del ex presidente Aznar (con melena juvenil y bufanda azul, su color favorito), por todo lo alto, a la primera página del diario de sus amores.

A El País no se le han escapado estas declaraciones catastrofistas del «corneta» del Apocalipsis. Simplemente, no las ha considerado como la noticia más importante del mundo y no manda con ellas a cuatro columnas en portada, como impúdicamente hace Pedro Jota Ramírez, quien sí la has tomado por el asunto más importante del mundo y de El Mundo.

En la portada de El País no regalan ni una linea a José María Aznar. Sus acusaciones contra quien le hizo salir por la puerta de atrás de la Historia van sólo a dos columnas, en pagina interior, con este título:

Aznar acusa a Zapatero de ceder ante ETA como lo hizo Chamberlain ante Hitler

No hay duda de que nuestro converso constitucionalista ha aprendido algo de inglés. La estrategia del «apaciguamiento«, que el primer ministro británico practicó con Hitler -un dictador muy admirado por el abuelo franquista de Aznar– fue profusamente aireada por los conservadores yanquis contra Zapatero cuando éste retiró las tropas españolas de Irak . Le acusaron de ceder así a la presión de los terroristas islamistas tras la matanza de Atocha.

Contra lo que hicieron los seguidores de Bush y de Blair, Aznar no recurrió entonces a la doctrina del «apaciguamiento«, atribuida a Chamberlain, ya que para él no había duda de que el atentado de Atocha no tenía relación alguna con su invasión ilegal de Irak, realizada contra la ONU y contra la voluntad de la mayoría de los españoles.

Para Aznar, hasta después de las elecciones del 14-M, y con el fin de ganar tiempo, aquel terrible atentado islamista siempre fue cosa de ETA . Así lo hizo saber a los directores de los principales diarios, a los embajadores y a los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU a quienes hizo pasar uno de los mayores ridículos de su vida.

Afortunadamente, Aznar no llamó a Arsenio Escolar, director de 20 minutos, y no pudo, por tanto, engañarlo como hizo personalmente con los demás directores. Las hemerotecas no mienten. El viernes, 12 de marzo de 2004, 20 minutos ponía en duda la versión oficial del trío Pinocho (Aznar, Acebes, Zaplana) y titulaba su portada con la pregunta:

¿ETA o Al Qaeda?

Y ahí está la heroica primera página del 20 minutos del domingo electoral, 14 de marzo de 2004, con el título exclusivo, inédito hasta entonces en España:

11-M: Fue Al Qaeda

.

El Mundo le dedica a Aznar las cuatro columnas de primera página, con foto centrada a tres columnas, y las cinco columnas de la página diez, con otra enorme foto (pelo negro, bigote «antiguo régimen» blanqueando) a cuatro columnas.

Estado de delirio

ANTONIO MUÑOZ MOLINA en El País

27/01/2007

La política española resulta tan difícil de explicar al extranjero porque está toda entera contaminada de delirios, algunos de ellos tan difundidos, tan arraigados, que casi todo el mundo ya los confunde con la realidad. El delirio ha sustituido a la racionalidad o al sentido común en casi todos los discursos políticos, y los personajes públicos atrapados en él lo difunden entre la ciudadanía y se alimentan a su vez de los delirios verbales y escritos de unos medios informativos que en vez de informar alientan una incesante palabrería opinativa. La actualidad no trata de las cosas que ocurren, sino de las palabras que dicen los políticos, de los cuales no se conoce apenas otra cosa que sus exabruptos verbales. En ningún país que yo conozca los titulares están tan hechos casi exclusivamente de declaraciones entrecomilladas. El que llega de fuera se ve asaltado, nada más subir al taxi en el aeropuerto, por un zumbido perpetuo de opinadores que someten a escrutinio las declaraciones y contradeclaraciones previamente enunciadas por los charlistas de la política. Da la sensación de haber entrado en un bar de barra pringosa en el que el humo de la palabrería fuera más denso que el del tabaco, y en el que un número considerable de afirmaciones tajantes parece dictado por la ofuscación de una copa matinal de coñac.

El delirio contamina todos los saberes y con frecuencia termina por sustituirlos del todo. Hay una geografía delirante, que se manifiesta, por ejemplo, en los textos escolares y en los mapas de las noticias sobre el tiempo, y en virtud de la cual cada comunidad autónoma es una isla rodeada de un gran espacio en blanco y sin nombre o se dilata para abarcar territorios soñados. Casi cualquier delirio es un delirio de grandeza. El País Vasco abarca en los mapas Navarra y una parte de Francia: Cataluña se extiende hacia el norte y a lo largo del Levante y por las islas del Mediterráneo, en un ejercicio de megalomanía geográfica que se parece bastante al de los reinos que don Quijote imaginaba que conquistaría con su bravura de caballero andante. Galicia se agranda por las anchuras atlánticas de la lusofonía y por los confines de niebla de los reinos celtas. Y no quiero pensar qué ocurrirá cuando los cerebros políticos de mi tierra natal descubran por azar algún libro en el que se muestre que hubo una época en la que el territorio de Al-Andalus cubrió casi entera la península Ibérica y una parte del norte de África.

La geografía fantástica se corresponde con el delirio lingüístico: en esos mundos virtuales el español es un idioma molesto y residual que sólo hablan guardias civiles, emigrantes y criadas, y que por lo tanto no merece más de dos horas de enseñanza semanal en las escuelas, aparte de comentarios despectivos sobre su rusticidad y su patético provincianismo. Al fin y al cabo sólo se habla en tres continentes. Cuando no hay modo de prescindir de este idioma al parecer extranjero que sin embargo es el único de verdad común de toda la ciudadanía, se le desfigura en lo posible con una ortografía delirante, que debe de ser un enigma para la inmensa mayoría de los cientos de millones de hablantes que lo tienen como propio. Y cuando los jerarcas de tales patrias viajan por el mundo se convencen a sí mismos en su delirio de que hablan inglés, para no rebajarse a la indignidad de hablar español: pero con raras excepciones hablan inglés tan mal y con un acento español tan inconfundible que sólo los entienden los españoles diseminados entre el público, que constituyen, por otra parte, la mayoría de éste. Los dignatarios -da igual el partido o el territorio al que pertenezcan- cultivan un delirio grandioso de política internacional, y viajan por el mundo con séquitos más propios de sátrapas que de gobernantes democráticos, con jefes de prensa y de protocolo, con asesores, con periodistas, con fotógrafo de corte y cámaras de televisión, incluso con pensadores áulicos, en algún caso muy selecto. Se alojan en los mejores hoteles y gastan el dinero público con una magnanimidad de jeques petrolíferos. Viajan con el pasaporte de un país cuya existencia niegan y utilizan los servicios diplomáticos y consulares de un Estado al que no se consideran vinculados por ninguna obligación de lealtad, y aseguran que el motivo de tales viajes es la promoción internacional de sus respectivas patrias, provincias, principados, o reinos: obtienen, es verdad, una gran cobertura mediática, si bien no en los periódicos del país que han visitado, sino en los de la comunidad o comarca de origen, en la que todo el mundo parece aceptar sin sospecha el delirio de los resultados provechosos del viaje, así como la cuantiosa inversión necesaria para que sus excelencias celebren en Nueva York o en Melbourne una mariscada suculenta de la que habrían disfrutado lo mismo sin marcharse tan lejos, o hagan unas declaraciones a la televisión autonómica o al diario local a seis mil kilómetros de distancia.

El delirio afecta lo mismo al pasado que al presente, por no hablar del porvenir. Jovenzuelos malcriados que disfrutan de uno de los niveles de vida más altos del mundo se adornan de un corte de pelo carcelario y de un pañuelo palestino y se imaginan que participan en una intifada o en un motín kurdo o irlandés quemando los cajeros automáticos de sus opulentas instituciones

bancarias y los autobuses de un servicio municipal de transportes lujosamente subvencionado, sin correr más peligro que el de un siempre desagradable enfriamiento después de la carrera delante de los paternales policías. En la escuela les han enseñado geografía fantástica y una historia mitológica inspirada en folletines truculentos del siglo XIX. Los tebeos de Astérix y las columnas de astrología de las revistas del corazón son más rigurosos que la mayor parte de sus libros de texto, pero tienen efectos menos tóxicos sobre las conciencias.

El delirio no sólo determina las historias que se cuentan en la escuela. Una editorial de prestigio le encarga a un escritor un libro sobre la caída de Barcelona al final de la guerra. Al escritor no le cuesta confirmar lo que sabe o sabía todo el mundo: que las tropas de Franco fueron recibidas en Barcelona por una muchedumbre entusiasta -ya observó Napoleón que en cualquier gran ciudad hay siempre cien mil personas dispuestas a vitorear a quien sea- y que en el ejército vencedor y entre la nueva clase dirigente había un número considerable de catalanes. Al escritor le dicen que el libro no puede publicarse, sin embargo: no porque cuente mentiras, sino porque las verdades que cuenta no se ajustan al delirio oficial sobre el pasado, según el cual la Guerra Civil española fue una guerra de España contra Cataluña, y ningún catalán fue cómplice de los zafios invasores, igual que ningún vasco llevó la boina roja de los requetés en el ejército de Franco.

El delirio niega la realidad pero puede tener efectos devastadores sobre ella. En España no queda nadie o casi nadie que simpatice de verdad con el fascismo o con el comunismo, y sin embargo se oye con frecuencia creciente que al adversario se le califica de facha o de rojo, con una insensatez verbal que hiela la sangre, y que revela una voluntad de ruptura de la concordia civil copiada de lo peor de los años treinta. Cuando a uno lo pueden llamar rojo por creer que el atentado del 11 de marzo lo cometieron terroristas islámicos o fascista por no eludir siempre la palabra «España» o defender la Constitución de 1978 está claro que el debate político ha caído en un extremo irreparable de delirio.

Por culpa del delirio de José María Aznar nos vimos involucrados en una guerra de Irak que ya era en sí misma otro delirio y en la que no contábamos militarmente para nada, pero que enconó el clima político del país y nos hizo más vulnerables a la amenaza del terrorismo integrista. Poseído por un delirio en el que ya vería a sí mismo coronado por los laureles de la Paz, esa bella palabra, el actual presidente no consideró oportuno prestar atención a los muchos indicios que venían avisando de que su negociación con los pistoleros y con los socios y beneficiarios de éstos no iba por buen camino. Tratar con gánsteres puede ser a veces tristemente necesario, pero conlleva el peligro de que los gánsteres tomen por blandura la benevolencia cautelosa del interlocutor y al menor contratiempo vuelquen la mesa de póquer y se líen a tiros. Que los servicios secretos no hubieran advertido lo que se aproximaba no tiene mucho de extraño, ya que tales servicios, casi en cualquier parte del mundo, se caracterizan por no enterarse de nada, contra lo que sugiere una extendida superstición literaria y cinematográfica: lo asombroso es que nadie en el entorno presidencial leyera los periódicos. La insolencia creciente de las hordas vándalas del norte, las cartas de chantaje y amenaza, los robos de pistolas y de explosivos, el descaro con que los terroristas presos amenazaban de muerte a los magistrados que los juzgaban (ante el apocado retraimiento, por cierto, de los policías encargados de reducirlos, quizás temerosos de provocarles una luxación si les ponían las esposas desconsideradamente): es increíble la cantidad de cosas que uno puede no ver cuando se empeña en cerrar los ojos.

También es llamativa la complacencia con que tantas personas de izquierda han resuelto en los últimos años abolir toda actitud que no sea de inquebrantable adhesión al Gobierno. He leído textos conmovidos sobre la felicidad de estar «al lado de mi presidente», y escuché hace poco en la radio a un entusiasta que llevaba su fervor hasta un extremo de marcialidad, asegurando que él, en estas circunstancias, se ponía «detrás de nuestro capitán, en primer tiempo de saludo», tal vez no el tipo de incondicionalidad más adecuado para el primer ministro de una democracia. Quizás uno, como va cumpliendo años -enfermedad política que denunciaba hace poco en estas mismas páginas Suso de Toro, a quien cabe suponer venturosamente libre de ella- conserva el recuerdo de otra época en la que las personas de izquierdas podíamos ser muy críticas y hasta en ocasiones hostiles hacia otro gobierno socialista, o por lo menos no incondicionales hasta la genuflexión, hasta las lágrimas. No digo que no haya motivos para oponerse a una deplorable Oposición, avinagrada y sombría, que no parece capaz de desprenderse de su propio delirio de conspiraciones, y en la que todo el talento de sus dirigentes da la impresión de estar puesto al servicio, sin duda generoso, de favorecer a sus adversarios. Lo que me sorprende es este nuevo concepto de la rebeldía y de disidencia, que consiste en rebelarse contra los que no están en el poder y en disentir de casi todo salvo de las doctrinas y las directrices oficiales. El delirio perfecto, sin duda: disfrutar de todas las ventajas de lo establecido imaginando confortablemente que uno vuelve a vivir en una rejuvenecedora rebeldía, inconformista y a la vez enchufado, obsequioso con el que manda y sin remordimientos de conciencia, gritando las viejas y queridas consignas, como si el tiempo no hubiera pasado, en la zona VIP de las manifestaciones, enaltecido a estas alturas de la edad por una cápsula de Viagra ideológica.

Antonio Muñoz Molina es escritor.

Los titulares y sumarios de portada que ambos ambos diarios dedican al empleo y al paro (respectivamente) no precisan comentario alguno.

El mundobórico sigue erre que erre con sus teorías conspiranoicas sobre la relación de ETA con el 11-M.

Ya no me soliviantan. Me aburren.

14 comentarios

  1. Dice ser johnymepeino

    Me he emocionado al recordar lo de la portada de 20minutos del 14-M.Síp, las hemerotecas no engañan y nuestra memoria las acompañan.

    27 enero 2007 | 15:40

  2. Dice ser imagina

    En relación al artículo ANTONIO MUÑOZ MOLINA, que adjunta, un reconocido (por la derecha y por la izquierda) comentarista, nos recomendaba este mismo artículo en el blog de su vecino, Saco sin fondo. Copio y pego el comentario a él dirigido:“Pericles- Sin ánimo de cuestionar la calidad o el prestigio del autor, del artículo que nos recomiendas, como en su momento de mi admirado El Roto, cuando hablaba, refiriéndose a Cataluña, de política mitológica, así como de otros destacados y respetados periodistas, me da la impresión de que cae (con la mejor intención, supongo) en lo que muchas veces he criticado, la visión periférica desde el centro.Me refiero a la demagogia con que trata, en mi opinión, el apartado de las autonomías, cuando poniendo un hecho incontestable, como es la opulencia (a veces de las mil y una noches), a cuenta de los presupuestos de los gobiernos a los que representan los políticos (no veo diferencias con los políticos que representan al estado español), nos cuela el delirio de que en algunas autonomías se impone la historia artificialmente. De primera mano le puedo decir que ni yo, ni nadie que yo conozca, a creído nunca que “ningún catalán fue cómplice de los zafios invasores”.En mi opinión, la opinión del, supongo, honesto articulista, como por desgracia la opinión de millones de españoles de buena fe, se ve condicionada por el ruido publicitario con que la derecha española, los machaca insistentemente con sus ideologías franquistas sobre la ¡España! Una, Grande y Libre, aunque estos criterios haya que imponerlos por la fuerza a los que, puedan no estar de acuerdo.Saludos”En realidad no sé si es un problema de mi ordenador, pero no me aparece “la heroica primera página” de 20 Minutos. Sólo se lee el escueto: 11-M: Fue Al Qaeda

    27 enero 2007 | 16:05

  3. Dice ser que pena, dios, Y que pérdida.

    pues desde que nos dejo Eduardo Haro Tecglen,a mi, eso de leer «el país» al revés, se me hace cuesta arriba. Antes era una autopista asfaltada. Ahora es un camino de piedras polvoriento, …ya digo, cuesta arriba…

    27 enero 2007 | 16:29

  4. Dice ser Perico, el de los Palotes

    Y la portada de la edición especial de EL MUNDO (del 11 de Marzo… -poco más tarde del mediodía-):“MAS DE CIENTO TREINTA MUERTOS EN LA MAYOR MASACRE TERRORISTA DE LA HISTORIA DE ESPAÑA”Subtitulando (debajo):“NO ES POSIBLE AÚN PRONUNCIARSE SOBRE LA AUTORÍA DEL ATENTADO, PERO LA OPCIÓN DE AL QAEDA VA CRECIENDO EN VERISIMILITUD”.Pdta.: Uno de los primeros medios de comunicación escrita (por no decir el primero) que promovió el mosqueo.

    27 enero 2007 | 16:34

  5. Dice ser paiball

    Yo leo los periodicos de atrás hacia delante porque es donde está lo bueno: televisión, deportes…http://www.paiballtikitaka.blogspot.com

    27 enero 2007 | 16:55

  6. Dice ser Nuevos Fachas

    Realmente parece absurdo que Aznar critique a Zapatero.Sobre todo, cuando desde el partido socialista no paran de compararn las similitudes del gobierno de Zapatero con el de Aznar. Como en su famoso video promocional sobre la tregua del 98, en el que se demostraba meridianamente que Aznar hizo lo mismo que Zapatero con la negociación, y que este último no ha hecho más que imitar al primero….. Bueno, para ser justo ha hecho lo mismo pero un poquito peor, porque meterse en un proceso de negociación para luego no dar ni la hora a la otra parte en esa negociación, no parece muy inteligente…. como luego ha quedado demostrado.En fin, lo dicho, que lo de Aznar se parece más a cuando un famoso o famosete se mosquea por la mala imitación que hacen de él los morancos o los de cruz y raya….. Y Todos sabemos que el gracejo de Zapatero resulta dificil de entender.

    27 enero 2007 | 17:32

  7. Dice ser Montanelli

    El artículo de Muñoz Molina me parece muy bueno. Para leerlo varias veces. Reparte cera en cantidad a todos lados.

    27 enero 2007 | 20:30

  8. Dice ser dinfo

    Perico de los palitos:También había una entrevista a Rajoy (¿o fue el día de reflexión?), donde pedía el voto..y también había un editorial abogando por una gran coalición PP PSOE… (ya sabían que iban a perder las elecciones)

    27 enero 2007 | 21:47

  9. Dice ser Acteón

    Espléndido el artículo de Muñoz Molina, con quien me he encontrado coincidiendo hasta en las comas. El delirio de este país no tiene límites. Lo voy a copiar y lo utilizaré como libro de cabecera, al lado del de Jack Daniel’s. Espléndida su lucidez y valentía, en momentos en que ambas cosas brillan tanto por su ausencia.Gratificante.

    28 enero 2007 | 11:27

  10. Dice ser emiliezola

    Aquí lo que acontece es tan, tan simple que sobra tanta literatura y tanta retórica. Es tan, tan simple como que en España hay dos tipos de ciudadanos:a) Los que consideran que la democracia se basa en un Estado de Derecho y Libertades recogidos en una Constitución, y que todo lo que sea contrario a la misma está al «otro lado». Serían los ciudadanos que consideran:- que el terrorista es un enemigo.- que el terrorismo hay que combatirlo, erradicarlo aplicando el Estado de Derecho.- que el político corrupto debe ser procesado, encarcelado y que devuelva lo robado.- que el político que engaña, miente, manipula y es incoherente debe ser erradicado de la actuación política.- que el político incompetente, inútil, zafio, cutre y analfabeto funcional y mental no debería ostentar cargos públicos, y menos de relevancia tipo Ministro, Secretario Estado, etc.- que el Fiscal General del Estado no debe ir de prevaricación en prevaricación protegiendo los interes EXCLUSIVOS de quien lo nombró.- que los Jueces están para impartir Justicia, no para prevaricar porque el Gobierno se lo inste.etc..etc..etc………….. Y así hasta decir basta. Naturalmente me estoy refiriendo al tipo de ciudadano que no votaría nunca a partidos corruptos, totalitarios, sectarios y que representan la delincuencia política en su grado «cum laudem», es decir: a ninguno que ahora mismo configura el Gobierno que OKUPA desde el 11M el Congreso de los Diputados.El otro tipo de ciudadano: el que está con estos a partir de un piñón.Y así de fácil y de sencillo es el tema.

    28 enero 2007 | 11:40

  11. Dice ser emiliezola

    Lo que he comentado a los unos les parecerá un: sí, señor, bien dicho. A los otros les parecerá un: qué barbaridad que facha y que ultra.Lo mismo que a mí al leer a Sopena o oir a Gabilondo o LLamas o Luis del Olmo; o leer EL PAIS o EL PERIODICO, me provoca otro tipo de comentarios y de pensamiento. Por ejemplo: si habla Felipe González, ejerce la libertad de expresión. Si habla Aznar ….bueno ni te cuento, no le ponen una pistola en la sien porque no quedaría progre (??) y de izquierdas (??)..claro que si estuviera dentro de una iglesia entonces lo de progre y de izquierdas sería razón y motivo legal suficiente para hacerlo.Ves? Cada uno ve la botella con el contenido que prefiere.

    28 enero 2007 | 11:52

  12. Dice ser Perico, el de los Palotes

    Sí, es verdad, señor Dinfo. Pero nada de lo que usted manifiesta niega o elimina la verdad anterior.Fruto, cuna y origen de muchas acusaciones realizadas contra el PSOE, la cadena SER… y los mal pensados.Poco más tarde del mediodía (supongo que entró mucho antes en imprenta) un medio de comunicación hacia público el mosqueo… generalizado.

    28 enero 2007 | 12:30

  13. Dice ser Federico

    Lo curioso es ver las criticas a la actitud radical del PP en la editorial principal de El Mundo.

    28 enero 2007 | 14:12

  14. Dice ser Alexiei Alexandrovich

    «Aquí lo que acontece es tan, tan simple que sobra tanta literatura y tanta retórica. Es tan, tan simple como que en España hay dos tipos de ciudadanos» (emiliezola)Exacto: están los que consideran que sólo hay dos tipos de ciudadanos, unos contra otros, como usted; y estamos los que consideramos que hay tantos tipos de ciudadanos como personas, los cuales varían en una infinita escala de grises ya que poseen algo denominado CRITERIO, que usted desconoce en absoluto.Por cierto, antes de hablar de la Constitución Española, es recomendable habérsela leído.Puede que se lleve alguna que otra sorpresa.»la democracia se basa en un Estado de Derecho y Libertades recogidos en una Constitución» (emiliezola)FALSO.En serio: lea las cosas antes de opinar sobre ellas, si no quiere caer en el más espantoso de los ridículos.Y comience por tratar de comprender el concepto de soberanía popular.Le hará mucho bien.

    28 enero 2007 | 14:19

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