Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

OJD «rectifica» (en El Mundo) pero sólo «aclara» (en El País)

Mientras los cristianos bizantinos -según cuentan- discutían en el siglo XV sobre el sexo de los ángeles, los musulmanes tomaron el imperio oriental e instalaron sus palacios y mezquitas en la vieja Constantinopla que convirtieron en Estambul.

En su lento declinar, los diarios mal autollamados «de pago» siguen hoy enzarzados en sus viejas disputas sobre el sexo del confuso témino «difusión«: venta en quiosco, suscripciones individuales o colectivas, reparto promocional, distribución gratuita, etc.

Mientras cae persistentemente la tasa de reposición de lectores de diarios tradicionales «de pago» (mueren los viejos y no entran jóvenes), un nuevo imperio emergente de diarios gratuitos de calidad y de legiones enteras de internautas están escalando sus frágiles murallas y ganando la atención y el cariño de los nuevos jóvenes lectores.

En lugar de evolucionar y mejorar para adaptarse a la realidad cambiante, o sea, al gusto del nuevo consumidor, como una vía segura para sobrevivir, los diarios antiguos del siglo pasado (me refiero a los que se aferran al estilo, hoy anacrónico, del siglo XIX) no hacen más que enredarse en polémicas estériles y ridículas sobre el sexo de la «difusión«, medida por la OJD (Oficina para la Justificación de la Difusión).

No le hacen caso al viejo Charles Darwin, cuyas lecturas suele recomendarnos el CEO de Schibsted).

Esta frase resume buena parte del pensamiento darwiniano:

«No es la más fuerte de las especies la que sobrevive, tampoco la más inteligente, sino la que mejor se adapta a los cambios»

Si los viejos dinosaurios de pago no evolucionan, perecerán. De nada les vale seguir discutiendo del sexo de la difusión y de la OJD, mientras pierden la atención de los nuevos jóvenes lectores.

El tratamiento tan desigual que El Mundo y El País dan, el jueves 31 de mayo, a la misma nota de la OJD es una buena muestra de ello. Como los bizantinos, siguen discutiendo sobre el sexo de los ángeles.

Para uno, OJD «rectifica» mientras que para el otro OJD únicamente «aclara«. Así les va a ambos.

¿A quién pretenden informar y/o confundir con estas intrepretaciones tan sesgadas de una misma nota oficial de OJD?

Desde luego, efecto económico tiene poco. A la hora de planificar eficazmente las campañas, los profesionales del mercado publicitario se guían más por la «audiencia» (el número de lectores de un diario, medido por el Estudio General de Medios, EGM) que por la «difusión» (el número de ejemplares vendidos o distribuidos y medidos por OJD y que pueden haber sido leídos o no).

¿Discutirán sobre la «rectificación» o la «aclaración» de OJD por pura vanidad?

En el puente aéreo Barcelona-Madrid tomé El Mundo y El País de un expositor antes de entrar en el avión. Ambos, totalmente gratis.

Si nos dan gratis estos diarios «ex-de-pago» en el avión ¿por qué no nos los dan gratis también en el metro, en el tren o en el autobús?

Cuando llegué a la Universidad, a formar parte de un Tribunal de Doctorado, volví a encontrarme con otros expositores que ofrecían, totalmente gratis, esos mismos diarios de pago. Había montones sobrantes y ya era un poco tarde. Me dio la impresión de que muchos universitarios no los querían ni regalados.

En cambio -aunque está feo que yo lo diga-, el expositor azul de 20 minutos estaba ya vacío y plegado.

Me dijeron que se agotaba muy pronto. En el hall de esa Universidad, todos los diarios (tuvieran precio o no) eran gratuitos. Sin embargo, ¡qué paradoja!, no querían ni regalados aquellos mal llamados «de pago». En cambio, se peleaban por llevarse el «20 minutos«, «el primer diario que no se vende».

Uno me dijo:

«Algunos pagarían por él»

Era, sin duda, un amigo.

(Perdón y fin del corte publicitario por hoy)

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