El Mundo admite, al fin, una «puntualización» de 20 minutos

Lo recojo aquí porque lo considero noticia. Aún me estoy pellizcando para demostrarme que no estoy soñando.

Acabo de leer en El Mundo (página 4) la carta enviada, hace un par de semanas, por Arsenio Escolar, director de 20 minutos, a Pedro J. Ramírez, director de El Mundo, rectificando una frase citada entre comillas por Martín Prieto como procedente de «un diario gratuito barcelonés y de máxima tirada», referida a un desafortunado artículo del juez Carlos Fanlo (colaborador de El Mundo y de 20 minutos) y que nunca había sido publicada en 20 minutos. Era sencillamente falsa.

Me consta, desde los años fundacionales de El País y antes, que Martín Prieto, en lo que no toca a su obsesión favorita (o sea, Juan Luis Cebrián y Jesús Polanco), es un gran profesional y una buena persona. Por eso, atribuyo su cita falsa a desconocimiento y no a mala fe.

Podría haber incurrido en ese error sólo por confiar en la veracidad de lo que dijo machaconamente Federico J. Losantos en la COPE y que era, naturalmente, falso. Se refería a una desafortunada metáfora de muy mal gusto escrita por el juez Fanlo en un tono que no corresponde al de 20 minutos.

La fórmula se usa frecuentemente en prensa, radio y televisión y es peligrosísima porque el resultado parece verosímil y nos entra como vaselina.

Esta es la receta: se toma una metáfora, se altera la frase, transformando su sentido figurado en real, y, sobre esa mentira, se edifican varias posibles calumnias, que corren de boca en boca sin que nadie se pregunte por el sentido auténtico de la frase original.

El resultado falsificado se lo traga fácilmente mucha gente poco avispada porque le parece verosímil. Y no hay que pensar mucho.

El ovillo crece como una bola de nieve y es difícil reconstruir la verdad original. Pero el daño ya está hecho. Y, a veces, los efectos de esas presuntas calumnias son irreparables.

Hace unos días, recogí aquí un cierto debate sobre los desmentidos que pocas veces se hacen y casi nunca se publican. Y me refería, precisamente, al retraso prolongado de El Mundo a la hora de publicar la rectificación exigida por el director de 20 minutos. Recogía lo siguiente:

«Eph replica a Seis y lo hace con bastante sentido. Se cree los datos publicados porque dice que nadie ha desmentido las informaciones de El Mundo sobre el caso Montilla/PSC/Caixa/Endesa/PP. ¿Por qué nadie va a los tribunales si son falsas?

He visto muy pocas rectificaciones en El Mundo. Existe también la creencia, muy generalizada, de que “quien rectifica, ratifica”. También se dice, cínicamente en la profesión, que:

Todavía estamos esperando a que Pedro Jota Ramírez, por ejemplo, publique la última carta de rectificación que le envió el director de 20 minutos, Arsenio Escolar. Algunos medios, cuando meten la pata (y lo hacen a menudo) no tienen por costumbre sacarla ni pedir disculpas. Viven instalados, peligrosamente, en la soberbia de día a día.»

Si Pedro J. Ramírez hubiera publicado la carta de Arsenio Escolar a los pocos días de haberla recibido me habría sorprendido y le habría felicitado por ello. La información de El Mundo sobre el «caso Fanlo/F.J.Losantos» recogía los textos auténticos y se separaba de la versión radiofónica. Fue un corte limpio.

Sin embargo, ha tardado mucho en publicarla y, además, lo ha hecho inmediatamente después de haber recibido, por segunda vez, la carta de Arsenio Escolar pero, en esta ocasión por vía de burofax, con acuse oficial de recibo. Por eso, le quito cierto mérito. No me gusta hacer juicios de intenciones pero, en este caso, considero que la ha publicado movido por el temor a un pleito más que por amor a la verdad. Esta reacción tan rápida al burofax me produce cierta pena porque resta prestigio a nuestra hermosa profesión periodística.

Jesús Ceberio, director de El País, publicó una carta semejante de Arsenio Escolar, sobre el mismo feo artículo de Carlos Fanlo, al día siguiente de recibirla por correo electrónico. Y eso le honra. (La pego aquí encima, sacada de las páginas 15 y 16 del 17 de noviembre de 2005).

Por la forma y fondo de las dos cartas de Arsenio Escolar, publicadas en El Mundo y en El País, entenderán los lectores de este blog por qué estoy tan orgulloso de trabajar con un periodista entero como el director de 20 minutos.

Son pequeños matices en el comportamiento profesional que yo valoro mucho. Quizá soy un antiguo en lo que concierne a la ética y al rigor profesional. Qué le voy a hacer. No tengo remedio. Al menos, veo que el respeto a los tribunales de Justicia aún tiene cierto efecto sobre las rectificaciones remolonas. En algo vamos avanzando.

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