Enriquito Iglesias quiere seguir los pasos de su inefable abuelo Papuchi. Lo malo es que no tiene tanta gracia. Como el chiste tan manido de que la tiene pequeña ya no se puede estirar ni da más de sí, no se le ocurrió otra cosa que decir en Estocolmo que se había separado de la Kournikova, su novia tenista jubilada .La noticia fue recogida por infinidad de medios en varios continentes. Luego llegaría el desmentido: «Tan sólo era una broma». Publicidad por partida doble para Enrique, en plena campaña promocional y hartazgo general por parte de quienes tienen que hacerse eco de las estupideces de Enriquito. Papuchi no hay más que uno !Arriba Julio José!

Enrique, hace unos días, por las calles de Madrid (Foto Korpa)

Los gorilas de Beyoncé. No se recordaba nada semejante. Negros, grandes, esculpidos en acero y con una musculatura terrorífica. Durante el concierto en Madrid sólo se dejó a los fotógrafos obtenerimágenes durante los primeros 30 segundos . Alguno que otro se saltó la mezquina norma y un gorila la emprendió a golpes contra él. Los fotógrafos acudieron en auxilio de sus compañeros y se desató una auténtica batalla campal. Se avisó al Samur. Un fotógrafo y el segurata más grande terminaron en urgencias.

Eugenia Silva, de rebajas

Cientos de personas esperaban en la puerta del madrileño Palacio de los Deportes de Goya para adquirir los productos de una firma de alta gama. Eugenia Silva, una de nuestras top models más inbternacionales, con unas gafas del tamaño de dos raquetas de pádel, bufandón de dos vueltas y minifalda-cinturón vaquera, intentaba, sin éxito, pasar inadvertida. Todo fuera por ahorrarse dos o tres mil euros.