Desde que los supuestos trastornos esquizoides que sufrió Raquel Mosquera le sirvieron para convertirse en cotizada tertuliana televisiva, hemos degenerado mucho. El numerito que se está montando en las televisiones a costa de Aramís Fuster no es ni kafkiano. Ni Rimbaud ni Baudelaire bufados de absenta hasta la coronilla podrían haber ideado algo semejante. Ese rímel corrido, esas amenazas a su ex pareja en Antena 3, el terrible intento de suicidio llevándose por delante a su madre. Y lo que es peor: la misma cadena que abordó el tema como si de una información de sucesos se tratara, se dedica a ponerla verde por frivolizar con algo tan serio. Y todo porque el ex marido ha dado una exclusiva a la cadena rival.

Lo primero que hacen los psiquiatras con los depresivos es aconsejarles arrojar a la basura cualquier literatura referente al tema. A Aramis la tenemos hasta en la sopa. Y lo peor es que esta mujer es capaz de cualquier cosa con tal de salir. Como ya hizo Tamara con las aspirinas. Se ha creído, como Belén Esteban, su propia historia.

Foto Aramis realizando un conjuro amoroso: Korpa

Lo que tiene que hacer esta buena mujer es dejarse de inyecciones y pastillas y escribir un libro sobre todos los poderosos amantes que ha tenido, algunos de ellos muy, pero que muy importantes. Que sufran ellos. Y para los pongan esto en duda, os diré que hay gustos para todo. Ella es una mujer muy, pero que muy imaginativa en los pequeños detalles. ¿Os acordais de aquel reportaje con fresas y flores en una bañera con motivo de San Valentín?