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«Diseño pensando en qué me hubiera gustado ponerme en la época en la que me sentía fatal conmigo misma»

Cuando Jennifer Usandizaga se descargó Instagram no pensó que sería el primer paso de un camino que le llevaría tener su propio e-commerce. «Mara, es sábado, no empieces con tecnicismos y habla en castellano». El e-commerce o comercio electrónico es un método de compraventa a través de Internet.

ATTITUDESHOP

Lo que tiene de especial Attitude shop, el espacio de Usandizaga, es que imperan dos cosas: un amplio abanico de tallas que va desde la S a la 3XL y un ‘buenrollismo’ legible en cada una de las prendas.  Y es que la base siempre ha sido el bodypositive, del que hacía gala la fundadora desde sus comienzos.

«Cuando me abrí Instagram empecé a subir contenido para mujeres con problemas de autoestima de cómo sacarse partido sin importar un número en una etiquetaAttitude ha estado en mi cabeza desde pequeña. Me encantaba la moda pero al tener tantos problemas para vestir en mi adolescencia, descarté la idea de estudiar algo relacionado y me alejé de ese pensamiento. Volvió a nacer con mi perfil de Instagram».

«Tenía muy claro que quería crear una marca inclusiva donde nadie tuviera problemas con su talla y se sintiera importante. Es por eso que en Julio de 2017 decidí crear Attitude shop una empresa que apostaba por la diversidad, con mismos precios para todas las tallas y sin barreras.»

Sin tallas, sin exclusividad… Unos pasos agigantados que por mucho que den emprendedores, es algo que tiene que llegar al sector de la vestimenta en opinión de la empresaria: «Aún queda mucho que hacer en la industria de la moda y la inclusión de las tallas grandes. El día que vea en una tienda todas las tallas en un mismo perchero sin carteles se habrá avanzado un poco».

«Attitude», «Seguridad», «Divina» o «All My Curves Are Beautiful» son algunos de los lemas que rezan las camisetas, algo que diseña pensando en «qué me hubiera gustado ponerme a mí en la época en la que me sentía fatal conmigo misma. Un diseño que al ponérmelo diga: Hasta aquí. Decido ser feliz y comerme el mundo siempre» afirma Usandizaga.

La idea de Jennifer Usandizaga, de trabajar en la seguridad desde fuera para que cale el mensaje por dentro, responde a los problemas de autoestima que podemos tener con nosotros mismos: «Somos nuestros peores enemigos. Nunca nadie pensará tan mal de ti, como tú. Y ese mismo poder de destrucción, lo tenemos de construcción. Y adquirirlo no es tan difícil como pensamos. Pero nos da miedo, porque la confianza en uno mismo es poder y a veces el poder, nos aterra».

La emprendedora, que sabe bien lo que es exponerse en una red social, tiene muy claro como lidiar con los haters: «La gente no tiene problemas en soltar veneno sobre el trabajo ajeno y quedarse tan tranquilo en el sofá mientras sigue viendo la televisión. Según ellos, es a lo que te expones».

«Para mí, es la forma cómoda de quejarse de cuánto mejor harían los demás aquello que te critican, pero les da pereza hacerlo. A estas alturas he comprendido que cuanto más te justifiques, expliques tu trabajo o rebatas con educación ese veneno, más los alimentas. Así que sí, a lo mejor un día te toca la moral pero luego pienso en todo lo que hago, lo que peleo y en lo que creo, que el resto me da exactamente igual

Vestirse con curvas: mis blogueras preferidas de tallas grandes

Ya sabéis que la moda me encanta, aunque hay veces que me hace pasar por momentos de amor-odio cuando leo ciertos comentarios de la gente de la industria o la poca inclusividad a la que se presta.

LE BLOG DE BIG BEAUTY/JAY MIRANDA

Sin embargo, hoy quiero hablaros de las blogueras de moda que se salen de los estereotipos que tenemos en mente cuando nos imaginamos al tipo de mujeres que se dedican a ello.

Agárrate que vienen curvas, y de las buenas.

  • Nadia Aboulhosn: modelo XL y creadora de tienda online de ropa para chicas «fuera de línea». Te enamorarás de su línea pero más aún de sus cejas.

  • Stéphanie Zwicky de Le blog de big beauty: aunque está en francés, merece la pena por los estilismos de la bloguera y el especial cuidado que le presta a las fotografías.

  • Chanté de Everything Curve and Chic: la bloguera de Florida lo tiene todo, moda, belleza, estilo de vida y un pelazo que te quedas muerta.

  • Jay Miranda: en su blog encuentras de todo, desde la decoración para el cumpleaños de su hija hasta textos escritos por ella, y es que la fashion lover/escritora/creadora de contenido/madre conjuga todas sus pasiones en el blog.

  • Ana Pizarro de The Big Duchess: aunque es vasca te parecerá la más gata de la capital en cuento le eches un ojo a su Instagram. Una cuenta que tienes que seguir ya si eres amante de la moda, las #gingerhead o Madrid.

Celulitis sí, varices no

Este lunes tuve que entregar uno de los proyectos finales del master, un editorial de moda de la asignatura Shooting and Styling Womenswear que hice inspirado en la revista Paper.

MARA MARIÑO

Para el proyecto, el instituto nos facilitaría modelos de una agencia de imagen, maquilladores y peluqueros de una escuela milanesa y un fotógrafo profesional. Como soy una gran partidaria de convertir la moda en una industria abierta y variada se me ocurrió llamar a Dianina XL, la youtuber bodypositive y modelo de tallas grandes que entrevisté hace unos meses, para que modelara en mi proyecto. En cuanto me dijo que sí, mi profesor se mostró entusiasmado. No solo alabó mi decisión sino que afirmó que más a menudo se debería contar con modelos XL.

Para que os hagáis una idea, mi profesor, estilista de profesión, ha hecho editoriales para Vogue Italia como para enterrar un cementerio radiactivo. A montones. Más de una vez ha interrumpido las clases para responder a llamadas: «Occhei, allora facciamo così: veste alla modella con la gonna di Gucci e la maglietta di Zara«.

Pero volviendo a mi editorial algún compañero me intentó hacer cambiar de idea y aceptar las modelos de la agencia, ya que haciendo la sesión con Diana no iba a poder utilizar la ropa que nos iban a dejar los showrooms (estamos hablando de prendas que oscilan entre la talla 34 y la 36). Pero yo, que soy Aries y además cabezota por parte de padre y de madre, estaba convencida de que con el armario de Diana, alguna cosa prestada de mi pareja y un poco de imaginación podía salir un editorial bestial.

Quise hacerlo inspirado en las pin-ups, ya que son mujeres muy femeninas con una actitud sexy, dos cualidades que encajaban a la perfección con la personalidad de Diana.

MARA MARIÑO

El día del examen fui a la escuela con mi proyecto feliz y convencida. En el aula nos recibían de manera individual el profesor y una de las coordinadoras del master. Cuando entré le habló a la chica para ponerla en antecedentes: «the curvy model one«. Ya era conocida por ser la que había elegido a una modelo de talla grande.

Acto seguido se puso a analizar el proyecto mirando las fotos con detalle: «Está bien pero deberías haber retocado digitalmente las piernas». Me quedé ojiplática, patidifusa, turulata y atónita. ¡Si él fue el primero que me dio luz verde con el proyecto! «No» increpé. «¿Cómo que no? No digo que quitaras la celulitis, sino que hubieras borrado las venas de las piernas». ¿Cómo? Un momento, un momento, ¿que la celulitis sí pero las estrías no? ¿Qué clase de broma es esta? Interrumpe la coordinadora «¿Tú estás satisfecha con el trabajo?» No solo estaba satisfecha sino que recalqué que la falta de edición estaba hecha totalmente a propósito porque no sentía que la modelo la necesitara para nada.

Además de que considero que Diana es una persona preciosa exterior e interiormente, es embajadora del bodypositive, de la aceptación personal, de la seguridad y la confianza nacidas de querernos tal cual somos. ¿Cómo iba a cambiarle una sola micra de su cuerpo? No solo me dio vergüenza que dijera que debería haber usado Photoshop sino también pena.

A ambos les hice saber que si, como yo, las revistas de moda usaran menos retoques fotográficos y viéramos más imágenes de mujeres con estrías y varices nos sentiríamos menos presionadas, para empezar, en la adolescencia y no tendríamos los problemas de autoestima que sufrimos toda nuestra vida. Si mi profesor, que es el que se dedica a hacer estos proyectos profesionalmente, empezara a contar con modelos de tallas grandes, que en Milán las hay, no solo estaría permitiendo que más personas pudieran acceder a un sector que hasta hoy vive bajo la tiranía de la báscula y la cinta métrica, sino que rompería una lanza por la normalización de todos esos supuestos «fallos» corporales que son naturales y que, en cambio, nos han enseñado a despreciar y a ver como algo contra lo que debemos luchar.

Pero claro, a dónde voy pensando así en el siglo XXI donde el único valor que parece importar es el del dinero. A las revistas de moda no les interesa un editorial protagonizado por una modelo con celulitis y varices, ya que haría que las lectoras no se compraran la crema reductora de la página siguiente.

«‘Gorda’ se sigue utilizando como un insulto cuando no sabes por qué esa persona está así»

Puede que en mundo de las tallas grandes no sea «oro todo lo que reluce» según me confirma Diana López Bernardo, Dianina XL para Youtube, la española en quedar segunda en el certamen de belleza Miss Curvissime Italia 2016.

YOUTUBE

 

«Hay mucho intrusismo laboral de mujeres que no tienen formación en modelaje, exigencias de pérdida de peso por parte de las agencias y también hay discriminación por parte de las propias chicas. Al principio sentía que tenía que justificarme para pertenecer a un grupo de Facebook en el que te expulsaban si adelgazabas o te hacían mandar fotos para realmente comprobar que usaras tallas grandes» me dice la youtuber cuyo canal se basa en el Body Positive.

«Procuro enfocar los temas de manera general, no solo a personas de tallas grandes sino a todos los que tengan complejos como poco pecho o ser demasiado delgada. Creo que está igual de mal las que se meten con las delgadas por estar delgadas que las que se meten con las gordas por estar gordas. No hay que compararse con nadie. Todas las mujeres somos bellas y si es tu constitución no puedes hacer nada».

Pero ¿en qué consiste exactamente el Body Positive? «Es aceptarte tal y cómo eres. El problema de aceptarse a una misma está en la sociedad que te dice que si no entras en unos cánones no vales. Lo ideal sería que la sociedad te dijera que vales porque eres única seas como seas».

Pese a que el Body Positive y la obesidad no tienen nada que ver, Dianina XL es en ocasiones acusada de fomentar la obesidad: «El concepto de ‘gorda’ se sigue utilizando como un insulto cuando no sabes por qué esa persona está así, si es por comer o por un problema de salud. La obesidad es un problema de salud y ese es el motivo principal por el que se debe adelgazar. En mi caso mi objetivo es estar sana».

Para romper su «relación tóxica con la comida» la youtuber residente en Milán acudió a una clínica italiana: «Tenía una relación de amor-odio con la comida y la clínica me ayudó a romper esa relación. En Italia este tema es gratuito, invierten en tu salud ahora para que no tengas problemas mañana, no es como en España, que te ponen una dieta y ya. En la clínica te educan a comer y a que seas consciente de lo que comes».

Si bien en un principio los temas de su canal ayudaban a los emigrantes a hacer gestiones en el nuevo país (como vivir con poco presupuesto, elaborar un buen currículum…) fue «a partir de mensajes privados que recibía de gente» que decidió incluir el Body Positive con vídeos de ropa, autoestima, hauls (muestrario de nuevas adquisiciones)…»Me escribían personas que igual no se atrevían a ir de compras» dice la youtuber. «Creo que esto es más bueno que ayudar a la gente a emigrar porque tiene más partido positivo. Esto es real, hay gente que lo necesita y me gusta que haya un trasfondo. Mi máxima es que si yo no me avergüenzo nadie se tiene que avergonzar».

Y ya que sale el tema de ir de compras le pregunto si es difícil comprar ropa de tallas grandes: «Cada vez menos, porque cuando era adolescente me tenía que ir a la sección de señoras de El Corte Inglés para vestir. Las tallas han aumentado. Lo que era una 42 es ahora una 46. Cuando voy a una tienda me fijo en que me quede bien, no en el número. La pena es que la mayoría de las veces las prendas no llegan a tienda. Cuando Zara dijo que incluían la XL y XXL estuve buscándolas cuando llegó la nueva colección. Después de no encontrar ninguna prenda de talla grande la dependienta me dijo que tendría que cogerlo desde la web ya que en el caso de que mandaran algo era solo una unidad».

Independientemente de la talla que tengamos o de cómo seamos físicamente, ¿cuál es el verdadero secreto para vestir? «Mirarse al espejo, y si te ves divina con lo que llevas, adelante. Con lo que te sientas cómoda es con lo que te vas a sentir bella. Un cuerpo no te va a impedir hacer nada«.

A Barbie le llegan las curvas

Crecí con Barbie, con Polly Pocket y con Bratz (con estas últimas algo menos), pero sobre todo con Barbie.

Cada año por Navidad una de ellas caía religiosamente en mi carta para los Reyes Magos. Ya podía ser Barbie Sirena, Barbie maestra o Barbie Bella Durmiente que mis Barbies eran exactamente iguales: el mismo cuerpo y la misma cabeza de goma maquillada con sombras llamativas y labios rosa fucsia. Vamos, que lo único que las diferenciaba era la ropa y el pelo (todas le hemos cortado el pelo a nuestras muñecas en algún momento de genialidad estilística)

No es precisamente un panorama muy alentador cuando estás en plena infancia y lo único que te ofrece el mercado es una muñeca rubia de piernas largas, piel bronceada y tetas duras y respingonas. Más que nada porque el 99% de las que jugábamos con esas muñecas no somos así ni lo seremos a no ser que pasemos por tacones, quirófano y rayos.

Es por eso que me resulta hasta gracioso el bombo y platillo inmerecido que se le está dando a Mattel por haber sacado una Barbie inspirada en Ashley Graham, conocida por ser una modelo de tallas grandes que promueve el (entrecomillado) «movimiento curvy«.

INSTAGRAM

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Que Mattel saque una Barbie inspirada en Ashley Graham, en Beyoncé, en Nicki Minaj o en Jennifer López, que son algunas de las famosas que cuentan con su versión de la muñeca, no es un cambio en los cánones estéticos, no es una revolución de las tallas, no es una aceptación de la diversidad. Que Mattel saque estas muñecas no nos sirve absolutamente de nada.

En primer lugar, estas muñecas no van a estar a la venta sino que son la manera que tiene Mattel de lavarse la cara y seguir vendiendo sus millones de Barbies rubias de cuerpos irreales mientras, por el otro lado, alegan que ellos celebran todos los tipos de belleza sacando esas muñecas inspiradas en mujeres tan distintas.

Y una mierda (con perdón). La Barbie curvy viene a ser el equivalente a la campaña que tiene McDonald’s en contra de la obesidad infantil instalando gimnasios o como que Nestlé presuma de una nueva fábrica que no necesita agua mientras continúa cargándose las selvas de Indonesia.

En segundo lugar no tiene ningún sentido ir con el cuento de que se ha creado una Barbie XL si en realidad no es XL.

La modelo Ashley Graham pidió como requisito que los muslos de la muñeca se rozaran entre sí. No es solo muslos Ashley, una modelo de talla grande tiene celulitis, tiene estrías…tiene, en general, todo el cuerpo grande.

En cambio, la muñeca más curvilínea de Mattel tiene más figura, sí, pero solo en algunas zonas. Por lo visto engrandecer el cuello, los brazos y los tobillos habrían resultado demasiado chocantes. ¿El resultado? Una Barbie igual de poco realista.

«Ser modelo de tallas grandes no es estar gorda y tener una cara bonita»

En el 2016 puede que ya no se lleven más las mechas californianas, pero las que sí seguirán de moda son las modelo XL. Lo prueba la nueva portada de Sports Illustrated (la de baño nada más y nada menos), que no solo ha apostado por dos modelos de talla grande sino por una con canas.

Ashley Graham, que además de salir en la revista os sonará de otras campañas, es una de las modelos de talla grande mejor pagadas. Una situación laboral que dista mucho de la que tenemos en España, donde dedicarse al modelaje de talla grande sale muy poco rentable.

Este fin de semana, acudí a la presentación del calendario benéfico Ciao Ana, Ciao Mia para recoger fondos para ADANER (Asociación en Defensa de la Atencion a la Anorexia Nerviosa y Bulimia). El calendario estaba protagonizado por tres modelos XL españolas: Eva María Pérez LLano, Susel González Santos y Marta Fernández Pereira.

Susel, Eva María y Marta. MARA MARIÑO

Susel, Eva María y Marta, tres modelos españolas de tallas grandes. MARA MARIÑO

Con distintas trayectorias y experiencia, les pregunto cómo está lo de ser modelo de tallas grandes en nuestro país. Para empezar me comentan que no hay agencias de modelos XL en España y que son ellas las que tienen que presentarse de manera autónoma a las marcas. «En España no se puede vivir de modelo XL, hay poco trabajo y el que hay no está igual de remunerado que el de modelo normal» me dice Marta.

«No cobramos lo mismo y eso en el caso de que cobremos. Cuando nos ponen a desfilar su intención es que lo hagamos gratuitamente. Si le preguntas qué sacas tú a cambio te suelen contestar que promoción. ¿Promoción para qué? Yo quiero que tu me pagues por desfilar» dice Susel.

La profesión de modelo XL no escapa del intrusismo, según Susel ser modelo curvy no es «como soy gorda y tengo una cara bonita soy modelo. No. Nosotras estamos formadas.» Critica que «los diseñadores, como no quieren pagar, cogen a niñas monas que están rellenitas y no están sanas, de esta forma nos acusan a todas de no ser profesionales. Hay chicas que han elegido que no han pisado un gimnasio y no se alimentan bien«.

Susel en una imagen del calendario Ciao Ana Ciao Mia. MARA MARIÑO

Susel en una imagen del calendario Ciao Ana Ciao Mia. MARA MARIÑO

Y es que, a diferencia de lo que muchos puedan pensar, ser modelo de talla grande no significa promover la obesidad ni mucho menos. Según Eva María, su objetivo es «dar una imagen de mujeres saludables con curvas, que no tiene nada que ver con los que piensan que una mujer con curvas no se puede cuidar ni hace ejercicio».

«Nos atacan diciéndonos que nos pongamos a dieta o que somos unas ‘zampabollos’. Es un ataque contínuo» dice Susel. «Las tres vamos al gimnasio y comemos sano.  Hago deporte, camino, como equilibrado y tengo esta constitución, no es que me harte a comer bollos. No recuerdo ni lo que es ir a un Burger King. Tenemos que cuidarnos un montón aunque no lo parezca.»

Aun siendo modelos de tallas grandes, no se libran de la discriminación por el peso. Para ejercer la profesión se necesita como mínimo una talla 42 y como máximo una talla 44, todo lo demás queda fuera. En el caso de Marta, me comenta la experiencia que tuvo en una agencia: «Después de desfilar, el que la llevaba me dijo que volviera cuando tuviera 90 centímetros de cadera y que hasta que no bajara de peso no iba a trabajar conmigo. Me insistió en que era muy guapa y tenía mucho trabajo para mí pero yo le dije que soy como soy y que 90 centímetros de cadera no había tenido en la vida, creo que ni cuando tenía 10 años».

«Nadie debería decirte que por unos centímetros de más ni estás poco saludable, ni puedes ser profesional, ni puedes ser imagen de una gran firma ni trabajar con profesionales de la moda» declara Eva María.

Su lucha es la de la aceptación personal: «A pesar de que la sociedad quiera imponer unos cánones con unas medidas tú tienes que estar feliz contigo misma, no importa lo que te digan los demás» afirma Eva María. «El amor propio es lo primero, no hay nada más importante que eso. Cuando preguntas ¿Cómo quieres ser? Te dirán que como Rihanna, como Cara Delevingne… ¿Y por qué no como eres tú? ¿Qué problema tienes?» dice Susel.

Las amenazas que empujan hacia los trastornos alimenticios vienen de todas partes: revistas, televisión, escaparates, la poca diversidad de tallas en las tiendas de ropa joven, y, en los últimos años, Internet. Según Marta: «Las redes sociales son un medio para todo esto se mueva. Pueden ser beneficiosas o muy dañinas.» Me pone como ejemplo el hastag #thinspiration: «Son lo que usan las niñas con anorexia y bulimia para inspirarse y seguir con su trastorno».

Cartel de Adaner. MARA MARIÑO

Cartel de Adaner. MARA MARIÑO

Que el calendario sea una manera de conseguir ayudas para luchar contra estas enfermedades no es una cuestión de azar. Saben de cerca lo que son los trastornos ya sea porque han trabajado con enfermos o porque los han padecido en carne propia. «Los trastornos alimenticios no son solo esta se harta a comer o esta vomita mucho. Hay una gran carga emocional detrás. Yo tuve bulimia y se lleva mal. Ves que no alcanzas lo que te pide la sociedad, que es lo que te están vendiendo así que te machacas mucho y te deprimes más. Lo peor es no encontrar ayuda. El Estado subvenciona muy poco este tipo de trastornos, charlas y poco más. Pero la gente no le da la seriedad que tiene, de esto puedes morir. Yo tuve muchísima suerte de salir. Mi primera sesión de fotos me la recomendó la psicóloga como terapia» declara Susel.

Ayudar a otras personas recaudando fondos es para ellas el objetivo principal del calendario aunque reconocen que no es lo único satisfactorio del proyecto. «Lo más increíble es que nos escriban chicas con anorexia y bulimia dándonos las gracias por hacerles ver las cosas de diferente manera y diciendo que van a seguir luchando» dice Eva María.

«Lo mejor es ayudar a la asociación y poco a poco poder cambiar entre todas el modelo de mujer y el canon de belleza que se nos establece buscando la diversidad de tallas» afirma Marta.

Como dice Eva María: «No tienes que tener unas medidas para ser feliz«.

Aunque no estés gorda puedes ser una ‘gordibuena’

Y tú que pensabas que tu vida era complicada cada vez que ibas de compras al Zara y se había agotado tu talla. Tú, que podías permitirte el lujo de que si la talla S te parecía demasiado ajustada comprarte una M que te quedara más suelta. Tú, sí, tú, que lo peor que te ha pasado en el H&M era que el sujetador que te querías comprar tuviera la braga a juego agotada.

Si te has sentido identificada con cualquiera de estas situaciones, tienes la gran suerte de que tu físico entra en los cánones de las tiendas de moda españolas.

Pero que entres en una talla convencional no significa que no haya vida (y cuerpos) más allá. Por mucho que las tiendas te clasifiquen en ‘S’, ‘M’ o ‘L’ hay muchísimas de nosotras que se quedan fuera de esas letras. Ayer hablé con dos mujeres fuera de serie (de la serie de confección de ropa de la marca Inditex, quiero decir), Elena Devesa y Rebeca Gómez, las creadoras de WeLoverSize, una web con unos 2.500 artículos y más de un millón de visitas al mes (esto es por arrojar algunos datos y os deis cuenta de que estoy hablando de dos mujeres importantes con un #gordibuenasarmy de seguidoras bastante considerable).

Elena y Rebeca junto a maniquíes de H&M

Elena y Rebeca junto a maniquíes de H&M. MARA MARIÑO

Lo primero que pienso nada más sentarme con ellas es «Joder, ¿por qué a mi el eyeliner nunca me queda así de bien?» (es que en serio, siempre parece que me lo ha pintado un mono con los ojos vendados). Porque Elena y Rebeca serán gordas, que lo son (aunque no me refiero a ‘gorda’ como descalificativo sino como adjetivo, al igual que ellas de mi podrían usar ‘blancucha-nivel-se-le-marcan-las-venitas-azules-bajo-el-ojo’), y también son preciosas. Y en cuanto abren la boca y oigo lo que me cuentan mientras se van hinchando de orgullo (por mucho que les pese el pecho copa JJ) por el éxito de su web, de su libro y de su férrea autoestima, me gustan más. En definitiva, son un par de ‘gordibuenas’.

Las gordibuenas, según su libro son aquellas que «pese a no tener un físico de portada de revista, hacen todo lo posible por sentirse bien consigo mismas (…) no tienen miedo a la palabra ‘gorda’ y son las primeras en reírse de sí mismas conscientes de su atractivo». Es decir, exactamente igual que en mi familia paterna nos reímos de los dedos de los pies tan feos que nos han tocado y aún así seguimos poniéndonos sandalias porque somos más que diez morcillitas blancas.

Aunque una de las cosas que desprenden es seguridad, me dejan claro que ser ‘gordibuena’ no es sencillo. Básicamente porque, como la gran mayoría de las tiendas no tienen en cuenta tallas más allá de la 40, «no hay talla ni en la tienda ni en el almacén ¡y yo también tengo derecho a probarme la ropa!». Así que se ven obligadas a vestir como abuelas (¿posible idea para una petición de Change.org?). Aunque gracias al siglo XXI y a la magia de Internet pueden hacerse con prendas de su talla sin renunciar una pizca al estilo. Les gusta comprar especialmente en aquellas tiendas que hacen pasarela. Una de ellas afirma que cuando las modelos desfilan con las prendas «si ves que al andar se le bambolea una teta ya sabes que a ti te va a pasar«.

Sin embargo, me hacen saber que, aún con esas, puede haber problemas. Lo peor, según ellas es que «no hay sitios a los que ir cuando hay urgencias» y que cuando ven una prenda que les gusta y les sienta bien «vas haciendo acopio por si dejan de hacerla» dice Rebeca, mientras me imagino, en mi caso, comprando cientos y cientos de tangas de cinturilla de encaje de 4,50 del Primark, porque son las únicas que no me dejan la gomilla marcada.

La lencería, esa es otra. Las ‘Portadoras de Pechuguitas‘ (PPitas según WeLoverSize) apañamos con lo que sea, total, tampoco es que haya mucho que se vaya a escapar. Pero en su caso, hablando en plata, tienen un par de ‘pechotes’ que habrían tenido a Antonio Recio todo el día tras la mirilla. Y claro, que por mucho que vayamos de ‘progres’, en España no se hacen sujetadores de tanta talla. Bueno, hacerlos, lo que se dice hacerlos, se hacen. Pero como son tan bonitos como un arnés de paracaidista, tuvieron que ir a Londres, donde, viendo tanta varidad y color, alguna soltó una lagrimilla de emoción.

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Elena y Rebeca posando en Gran Vía. MARA MARIÑO

Tienen claro que quien podría cambiar la situación es el empresario detrás de la tienda. Su idea es hacer de WeLoverSize un movimiento real que llegue a las calles. «¿Es un buen momento para ello?» les pregunto pensando en la revolución curvy que estamos viviendo con la irrupción de modelos de tallas grandes en catálogos y campañas. En realidad son «tallas grandes entre comillas», como dicen ellas. Las modelos de tallas grandes de Asos, aunque miden 1.80 no pasan de la talla 38. Algo parecido a Marisa Jara, modelo de «tallas grandes» que, coincido con una de ellas, cuando dice que en su opinión «Marisa Jara es curvy pero no tiene una talla grande». ¿Es una revolución de las tallas o es una oportunidad de negocio para que las tiendas publiciten su marca como algo para todas? «A día de hoy es un lavado de cara» nos afirma una de ellas. «Se ha puesto de moda, pero lo malo de las modas es que son efímeras«.

La talla genera polémica en España. Cuando no es por lo delgada que sale tal o cual actriz en un photocall es porque otra acaba de parir y, como aún no ha perdido los kilos del embarazo, se le pone de morsa ártica para arriba. «Somos un país de marujeo» me dice una mientras la otra completa «un país acomplejado que se mete con complejos ajenos para olvidarse de los propios«. Reinas magas en las cabalgatas, mujeres barbudas ganando Eurovisión y aún así un buen número de detractores y trolls bombardeándolas con comentarios negativos. Pero no les preocupa. «Si algo no te gusta ¿por qué lo miras?» dice una de ellas mientras que la otra afirma que «cuando criticas es porque en ti hay algo que te incomoda«.

Son dos, pero no están solas ni tienen pelos en la lengua. «¡Hablamos de todo lo que no habla nadie, hasta de complejo de chocho grande!». Son conscientes de que esto, ya no es cuestión de tallas, que su revolución, la ‘primavera WeLoverSize’, es ya un movimiento que aboga por la autoestima y el amor propio.

«Y yo, que leí el libro y sin ser de talla grande, sentí que era para mí porque aún con mis inseguridades, no dejo que me definan… ¿También puedo ser ‘gordibuena’?» les pregunto. Ambas me confirman al unísono «¡Por supuesto que sí!»

Aquí os dejo algunos posts suyos que merece la pena leer si queréis conocerlas:

 

 

 

 

Lo llaman el año de las modelos curvy y no lo es

«¡Eh, eh, EH! ¡Que hemos sacado una modelo curvy en una de nuestras páginas!» parece que lleven diciendo las revistas de moda, durante todo el año, mientras el resto de los reportajes son ilustrados con modelos más delgadas que un palo de escoba (sin ofender a las mujeres delgadas OJO. No me malinterpretéis que ya os conozco y mi queja va contra los que hacen negocio).

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Candice Huffine, modelo ¿XL? INSTAGRAM

«El año de las modelos curvy» se atreven a decir los más valientes. Los del calendario Pirelli de 2014 fueron de los primeros que se apuntaron el tanto. «¡Uhh, qué locos estamos! En nuestras páginas sale una chica que usa más de una 36!» Algo que habría sido fantástico si no fuera porque sigue siendo una modelo de tallas grandes frente a 11 que no lo son.

Hay quienes consideran el 2015 el año de la revolución curvy. Pues ni es revolución, ni es curvy. Meter una chica ‘curvy’ en un calendario, catálogo o reportaje está de moda. Y digo curvy entre comillas porque tampoco es que sean gordas gordas, sino más bien ‘delgordas’. Porque las modelos curvy no están gordas (sin ofender tampoco a las gordas y refiriéndome a ‘gorda’ como una forma física, no un insulto). Gorda está Úrsula, la de La Sirenita, que casi no cabía por el agujero de su cueva marina. Eso es una gorda. Las modelos curvys que podemos ver en los catálogos (Candice Huffine por ejemplo, que ha protagonizado campañas de Mango) son mujeres de talla 40, lo que supone la talla del 50% de las mujeres en España.

Si es tan alto el porcentaje ¿por qué las modelos curvy siguen siendo una minoría? Porque vender una belleza natural lejos de dietas, cremas reductoras o en definitiva, una mujer libre de todo tipo de presión por parte de la publicidad que necesite comprar para sentirse bien con su cuerpo, es una pérdida de beneficios.

Curvy is the new black. Literalmente. Antes las tiendas y publicistas recurrían a modelos de otras razas para mostrar lo modernos y abiertos que eran. No os dejéis engañar. No están comprometidos con la causa. Con la única causa con la que están comprometidos es con el negocio que pueden sacar de ello. Y por cada modelo negra, asiática, sin un brazo, con síndrome de Down o con despigmentación saldrán 250 altas y delgadas como fideos.

Las revistas hablan de que “dan visibilidad” a las mujeres de mayor talla. Como si fueran invisibles antes de que las contrataran. No, perdona un momento, la visibilidad te la estás dando tú haciéndote eco de que eres ‘super progre’ por hacer esto. Porque los diseñadores van a seguir sacando líneas de ropa para mujeres más delgadas que un iPhone 6.

Es gracioso que todas las revistas hablen de que las modelos curvy ahora “se enorgullecen” de sus curvas, como si hasta ahora hubieran vivido bajo una piedra avergonzadas. Pienso que ahí se equivocan. Conozco mujeres delgadas con infinidad de complejos en comparación con otras de más peso que viven felices con una autoestima de hierro.

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A la izquierda Marisa Jara, modelo española de ‘tallas grandes’ (seriously?), a la derecha Ashley Graham, modelo estadounidense de tallas grandes. TWITTER

Parece que o eres talla 34 o eres curvy. No hay más. Todo el resto de mujeres entre un extremo y otro sencillamente NO EXISTEN para la pasarela.

Si quieren promover un arquetipo de belleza real voto porque desinstalen de todos los ordenadores el Photoshop o tomen medidas como Francia, que no solo han aprobado uns ley por la cual, las modelos, para desfilar deben presentar un certificado médico que acredite que tienen buena salud, sino que si una imagen está retocada, debe estar mencionado.

Menos curvy. Más variedad, que ni todo es 34 ni todo es 40, pero sobre todo, más cantidad de modelos de distintas tallas para el 2016.