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No quiero una mujer real, quiero una mujer normal, común y habitual

«Quiero una persona normal» me comentaba el otro día un amigo quizás cansado de estridencias. Creo que vivir en un mundo tan condicionado por la apariencia gracias a las redes sociales empieza a pasarnos factura y acabamos queriendo un cambio. Que normal no significa que no sea extraordinario, simplemente que sea común e incluso lógico.

OYSHO

Modelo de la nueva campaña Soft Basics de OYSHO

Os diré qué me cansa a mí. Me cansa que durante septiembre tengan lugar las semanas de la moda y que las modelos que usan para desfilar juntando las dos piernas, no lleguen a ser tan gruesas como una sola de las mías. No me cansa por ellas, que son de constitución fina, me cansa que solo se vea un único tipo de físico sobre la pasarela.

Me cansa que desfilen serias. El acting, las indicaciones que les dan los diseñadores para desfilar, me transmiten incluso tristeza, que, si lo unes a lo delgadas que las veo, que casi parece que desfilan sin desayunar, la pasarela me resulta más lánguida que un pasillo de hospital.

El problema de la moda es que aún tiene muy arraigado eso de que la mujer necesita ser frágil y delicada para ser elegante, y nosotras, borregas de nosotras, seguimos viendo esas campañas publicitarias en las que las modelos aparecen tiradas, desmayadas, con la vista perdida en el infinito y los brazos caídos en gesto de sumisión, y seguimos comprando a las marcas.

¿Cómo no van a perpetuarse estereotipos si somos las primeras que, como consumidoras, no lo frenamos? Quiero modelos no de verdad, que todas somos mujeres reales, pero sí normales, comunes y habituales. Modelos con las que pueda sentirme identificada, a las que vea en una valla publicitaria y no piense: «Bueno, eso ni de coña me quedaría bien a mí».

La campaña de Oysho Soft Basics ha apostado por este concepto y el resultado no podría gustarme más. La modelo elegida para la colección es una mujer de talla 40-42 como tú, tu amiga de la universidad, tu compañera del trabajo o tu madre.

No sale en ningún escenario más especial que una casa. Un sofá blanco y una pared de madera como marco de unas fotos en las que la modelo sale en pijama o con un conjunto de andar por casa de zapatillas y bata, como el que puede tener cualquiera de nosotras. Aparece sin maquillar (tendrá base, pero el aspecto es totalmente natural), relajada y cómoda.

Después de ver las fotografías varias veces, me doy cuenta de que solo le faltarían el portátil y las gafas, para que fuera un robado mío en casa. Solo puedo pedir que otras firmas se animen a seguir esta línea.

Por más modelos frecuentes, comunes y corrientes, porque las frecuentes, comunes y corrientes también somos extraordinarias.