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Querida cuñada adolescente

No tengo hermanas pequeñas por lo que he crecido lejos de los problemas típicos de discutir porque una necesita usar el baño y la otra se está secando el pelo o de pelear por la ropa.

GTRES

No tengo hermanas pequeñas pero tengo una cuñada de catorce años que bien podría serlo.

Tiene catorce años, una cabeza preciosa y un carácter que reluce. Es viva, avispada, sonriente… Tengo la suerte de que sea una se esas escasas personas solares que van brillando allá por donde van.

Cada vez que la tengo cerca se me cae la baba y cuando la tengo lejos, con lo que la echo de menos, se me cae lo mismo o más.

Está en esa época intermedia en la que no termina de ser una mujer pero tampoco entra en sus vestidos de niña, y, si entra, no termina de sentirse ella misma.

Se queja de piernas demasiado largas y no termina de entender que todos la veamos preciosa. Si solo pudiera mirarse un día como la vemos sus padres, hermanos, primos o cuñadas entendería que unos centímetros más o menos de pierna no marcan ninguna diferencia.

Me recuerda tanto a mí que, de habernos conocido a la misma edad, sé que habríamos sido amigas, que ambas nos habríamos preocupado por encajar, por ser una más del grupo (en esa época de la vida en la que los grupos lo son todo), que nos habríamos pasado horas delante del espejo con la pinza de depilar porque tenemos cuatro pelos en el entrecejo (que a esas edades le amargan la existencia a cualquiera).

Algún día entenderá que no está hecha para ser como las demás, que ninguno lo está. Y que no tiene nada de malo buscar lo que nos hace particulares, únicos y diferentes porque es ahí donde reside lo que nos convierte en especiales.

Sé que un día entenderá que los pelos, ojeras, arrugas, estrías o manchas son lo de menos y que, lo que ilumina, es lo que realmente nos cuenta a los demás.

Accesorios y cosméticos para evitar violaciones

No me considero especialmente aprensiva, dramática o asustadiza, de hecho, creo que soy bastante echada para adelante en cuanto a ciertos temas se refiere. Aún con todo, aún viviendo en una de las ciudades más seguras del mundo, siendo rápida, fuerte y valiente, muchas veces, tengo miedo.

Tengo miedo cuando me toca volver sola a las tantas de la madrugada, tengo miedo si salgo a correr a primera hora de la mañana o por la noche, cuando Madrid es solo para mí. No me malinterpretéis, no es un miedo paralizante de esos que no te permiten ni dar un paso (sino no saldría nunca de casa) pero es un miedo que me hace sentir fuera de mi zona de confort y me obliga a mantenerme siempre alerta.

Como yo, estoy segura de que muchas que me leéis, habéis pasado situaciones parecidas.

Recuerdo que al poco de entrar en la pubertad hablaba con mi madre sobre lo seguro que me haría sentir llevar un bote de pimienta, esos que son ilegales en nuestro país. En su lugar, llevaba un spray, no recuerdo si de desodorante o de colonia.

Es solo un ejemplo. Otras van con las llaves en la mano sujetas entre cada dedo a modo de cuchillas de Lobezno. Lo que sea con tal de sentirnos un poco más seguras. Lo que sea con tal de convencernos de que esas llaves o ese bote pueden darnos una oportunidad de salir indemnes a la hora de enfrentarnos a una situación de peligro.

Se ha desarrollado una gama de accesorios para evitar violaciones que van desde cinturones de castidad modernos, que solo se pueden abrir con ambas manos, hasta colgantes de móvil con un botón que, al ser activado, emite un ruido de 90 decibelios para alertar del peligro.

Esmalte que detecta drogas, anillo de defensa y colgante para móvil con alarma. PINTEREST/GO GUARDED

Esmalte que detecta drogas, anillo de defensa y colgante para móvil con alarma. PINTEREST/GO GUARDED

Uno de los productos quizás más útiles es el esmalte de uñas de Undercover Colors que detecta si hay drogas en la bebida cambiando de color (prepárate a estar metiendo el dedo una y otra vez en las copas de tus amigas).

Aunque este en concreto todavía no está comercializado, el anillo para corredoras de Go Guarded, que se coloca en el dedo y tiene una cuchilla para defenderse (no tengo muy claro que esté permitido en España), se puede encontrar fácilmente por Internet.

Me resulta increíble, y hasta cierto punto indignante, que sea más rápido desarrollar un producto de este estilo con todo lo que conlleva antes que tomar medidas para detener las violaciones. Me hace sentir asqueada, pero tengo claro que es una cuestión de educación que debe empezar desde la base, por lo que no podemos esperar que se de un cambio de la noche a la mañana.

Y si mientras tanto, existe la posibilidad de escapar de una violación, de mantenernos a salvo gracias a algún producto o defensa que puede marcar la diferencia… ¿qué perdemos intentándolo?