Los amantes de los tatuajes discretos tienen un nuevo sitio en el que depositar tinta: la oreja. Puede sonar un poco descabellado por lo delicado de la zona pero lo cierto es que dibujar en la hélice o en la fosa interna se está convirtiendo en tendencia.
Lo primero que debemos tener en cuenta antes de lanzarnos a por uno es que «duele de forma considerable» afirma el tatuador Daniel de la Guardia. «Las pieles finas suelen doler mucho, véase dedos de las manos y pies, y orejas o nariz».
Y es que a diferencia de los tatuajes que van sobre piel por encima del hueso «el cartílago sufre. Al estar muy irrigado sangra mucho además de que su sonido al tatuar es bastante molesto. Suena como a crujido por lo que parece que el cartílago se estuviera rompiendo«.
Pero no dejéis que esto os desanime. Quien algo quiere, algo le cuesta, y un poquito de dolor es un peaje que estamos dispuestos a asumir siempre y cuando de tatuajes se trate. Lo bueno es que «no se debería tardar mucho más de media hora«. Pese a que son pequeños «necesitan de una mano precisa y mucho esmero» afirma el tatuador, lo que implica que se le debe dedicar tiempo.
Respecto al precio, y aunque cada estudio tiene sus tarifas, en el caso de Daniel ronda entre los 50 (que es lo mínimo que nos va a costar un tatuaje porque es el precio de los materiales) y 70 euros.