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«Ser modelo de tallas grandes no es estar gorda y tener una cara bonita»

En el 2016 puede que ya no se lleven más las mechas californianas, pero las que sí seguirán de moda son las modelo XL. Lo prueba la nueva portada de Sports Illustrated (la de baño nada más y nada menos), que no solo ha apostado por dos modelos de talla grande sino por una con canas.

Ashley Graham, que además de salir en la revista os sonará de otras campañas, es una de las modelos de talla grande mejor pagadas. Una situación laboral que dista mucho de la que tenemos en España, donde dedicarse al modelaje de talla grande sale muy poco rentable.

Este fin de semana, acudí a la presentación del calendario benéfico Ciao Ana, Ciao Mia para recoger fondos para ADANER (Asociación en Defensa de la Atencion a la Anorexia Nerviosa y Bulimia). El calendario estaba protagonizado por tres modelos XL españolas: Eva María Pérez LLano, Susel González Santos y Marta Fernández Pereira.

Susel, Eva María y Marta. MARA MARIÑO

Susel, Eva María y Marta, tres modelos españolas de tallas grandes. MARA MARIÑO

Con distintas trayectorias y experiencia, les pregunto cómo está lo de ser modelo de tallas grandes en nuestro país. Para empezar me comentan que no hay agencias de modelos XL en España y que son ellas las que tienen que presentarse de manera autónoma a las marcas. «En España no se puede vivir de modelo XL, hay poco trabajo y el que hay no está igual de remunerado que el de modelo normal» me dice Marta.

«No cobramos lo mismo y eso en el caso de que cobremos. Cuando nos ponen a desfilar su intención es que lo hagamos gratuitamente. Si le preguntas qué sacas tú a cambio te suelen contestar que promoción. ¿Promoción para qué? Yo quiero que tu me pagues por desfilar» dice Susel.

La profesión de modelo XL no escapa del intrusismo, según Susel ser modelo curvy no es «como soy gorda y tengo una cara bonita soy modelo. No. Nosotras estamos formadas.» Critica que «los diseñadores, como no quieren pagar, cogen a niñas monas que están rellenitas y no están sanas, de esta forma nos acusan a todas de no ser profesionales. Hay chicas que han elegido que no han pisado un gimnasio y no se alimentan bien«.

Susel en una imagen del calendario Ciao Ana Ciao Mia. MARA MARIÑO

Susel en una imagen del calendario Ciao Ana Ciao Mia. MARA MARIÑO

Y es que, a diferencia de lo que muchos puedan pensar, ser modelo de talla grande no significa promover la obesidad ni mucho menos. Según Eva María, su objetivo es «dar una imagen de mujeres saludables con curvas, que no tiene nada que ver con los que piensan que una mujer con curvas no se puede cuidar ni hace ejercicio».

«Nos atacan diciéndonos que nos pongamos a dieta o que somos unas ‘zampabollos’. Es un ataque contínuo» dice Susel. «Las tres vamos al gimnasio y comemos sano.  Hago deporte, camino, como equilibrado y tengo esta constitución, no es que me harte a comer bollos. No recuerdo ni lo que es ir a un Burger King. Tenemos que cuidarnos un montón aunque no lo parezca.»

Aun siendo modelos de tallas grandes, no se libran de la discriminación por el peso. Para ejercer la profesión se necesita como mínimo una talla 42 y como máximo una talla 44, todo lo demás queda fuera. En el caso de Marta, me comenta la experiencia que tuvo en una agencia: «Después de desfilar, el que la llevaba me dijo que volviera cuando tuviera 90 centímetros de cadera y que hasta que no bajara de peso no iba a trabajar conmigo. Me insistió en que era muy guapa y tenía mucho trabajo para mí pero yo le dije que soy como soy y que 90 centímetros de cadera no había tenido en la vida, creo que ni cuando tenía 10 años».

«Nadie debería decirte que por unos centímetros de más ni estás poco saludable, ni puedes ser profesional, ni puedes ser imagen de una gran firma ni trabajar con profesionales de la moda» declara Eva María.

Su lucha es la de la aceptación personal: «A pesar de que la sociedad quiera imponer unos cánones con unas medidas tú tienes que estar feliz contigo misma, no importa lo que te digan los demás» afirma Eva María. «El amor propio es lo primero, no hay nada más importante que eso. Cuando preguntas ¿Cómo quieres ser? Te dirán que como Rihanna, como Cara Delevingne… ¿Y por qué no como eres tú? ¿Qué problema tienes?» dice Susel.

Las amenazas que empujan hacia los trastornos alimenticios vienen de todas partes: revistas, televisión, escaparates, la poca diversidad de tallas en las tiendas de ropa joven, y, en los últimos años, Internet. Según Marta: «Las redes sociales son un medio para todo esto se mueva. Pueden ser beneficiosas o muy dañinas.» Me pone como ejemplo el hastag #thinspiration: «Son lo que usan las niñas con anorexia y bulimia para inspirarse y seguir con su trastorno».

Cartel de Adaner. MARA MARIÑO

Cartel de Adaner. MARA MARIÑO

Que el calendario sea una manera de conseguir ayudas para luchar contra estas enfermedades no es una cuestión de azar. Saben de cerca lo que son los trastornos ya sea porque han trabajado con enfermos o porque los han padecido en carne propia. «Los trastornos alimenticios no son solo esta se harta a comer o esta vomita mucho. Hay una gran carga emocional detrás. Yo tuve bulimia y se lleva mal. Ves que no alcanzas lo que te pide la sociedad, que es lo que te están vendiendo así que te machacas mucho y te deprimes más. Lo peor es no encontrar ayuda. El Estado subvenciona muy poco este tipo de trastornos, charlas y poco más. Pero la gente no le da la seriedad que tiene, de esto puedes morir. Yo tuve muchísima suerte de salir. Mi primera sesión de fotos me la recomendó la psicóloga como terapia» declara Susel.

Ayudar a otras personas recaudando fondos es para ellas el objetivo principal del calendario aunque reconocen que no es lo único satisfactorio del proyecto. «Lo más increíble es que nos escriban chicas con anorexia y bulimia dándonos las gracias por hacerles ver las cosas de diferente manera y diciendo que van a seguir luchando» dice Eva María.

«Lo mejor es ayudar a la asociación y poco a poco poder cambiar entre todas el modelo de mujer y el canon de belleza que se nos establece buscando la diversidad de tallas» afirma Marta.

Como dice Eva María: «No tienes que tener unas medidas para ser feliz«.