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Gala Met 2017 o cuando el ‘dress code’ te importa un bledo

Un año, un año entero es el tiempo que pasa entre gala y gala del Met, que da el pistoletazo de salida a la exposición del «The Costume Institute» la institución dedicada a vestuario dentro del museo. Este año expondrán la obra de Rei Kawakubo, la excéntrica figura que se encuentra tras Comme des Garçons.

Para los que estéis fuera del sector (yo no sabía quién era esta señora hasta que la dimos en clase la semana pasada), Kawakubo, empezó trabajando de estilista en Japón para terminar diseñando sus propias prendas que presenta cada temporada en la pasarela francesa. Su trabajo es de particular, extraño, y no todos somos capaces de entenderlo: ropa suelta, consciencia corporal al revés, desligamiento total de la sexualidad, androginia… Kawakubo rechaza toda la moda convencional y transmite a través de las colecciones un mundo de género intercambiable que se aleja de lo superficial.

Teniendo esto en cuenta, es la primera vez que no podemos juzgar los estilismos de los invitados, que se supone que deben ir vestidos inspirados en la temática de la exposición que se inaugura, como en las galas anteriores.

De esta manera, las mejores vestidas (por surrealista que parece) fueron Katy Perry, Michele Lamy, Solange Knowles y la mujer del co-anfitrión, Helen Lasichanh. Volúmenes irreverentes, formas indefinidas… Raro, sí, pero concuerda con la filosofía de la diseñadora japonesa.

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En toda fiesta tenemos siempre a las que van vestidas de sí mismas, que les da lo mismo alfombra de premios Óscar que Grammy que Gala Met. Son fieles a su estilo pase lo que pase. Gisele Bündchen y Blake Lively, una vez más, fueron para mi gusto de las mejor vestidas de la noche con sus diseños ceñidos. Anna Wintour, directora de Vogue y anfitriona de la gala (o como me gusta llamarla «She God«) apostó un año más por un vestido de corte recto mientras que su co-anfitriona, Selena Gómez, tiró por un diseño más veraniego que entre tanto brillo no luce prácticamente.

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Nicki Minaj fue fiel a su concepto estilístico de «Menos es más» solo que el menos para ella suele referirse al tejido y no a los complementos. Kendall y Jenner fueron vestidas de Kardashians mientras que Adriana Lima dio una lección de cómo con un poco más de tela te cuelas en el ranking de mejor vestidas.

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Debo aplaudir el esfuerzo que hicieron algunas de las invitadas para tratar de salir del paso con el dress code. Me las imagino buscando quién es Rei Kawakubo en Google desde sus mansiones en Los Ángeles: «He visto que es japonesa así que voy a llevar un vestido inspirado en la papiroflexia» «¿Estás segura de que la papiroflexia es japonesa?» «Sí, sí, hazte caso, este año lo voy a petar«.

De esta manera, Doutzen Kroes, Daisy Ridley y Lena Dunham llevaron vestidos con pliegues cuyo tejido recordaba la forma que hace el papel cuando se pliega (o en el caso de la actriz de Girls, cuando se arruga).

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Otras como Dakota Johnson, Ashley Graham o Katie Holmes apostaron por volúmenes:

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Muchos de los asistentes oyeron campanas, pero como no sabían exactamente de dónde se presentaron con unas interpretaciones del estilo de la diseñadora un poco peculiares:

Allison Williams. Salma Hayek y lily Aldridge. GTRES

Sean Combs, Hailey Baldwin y Nick Jonas. GTRES

Las que no se enteraron del tema, o pasaron directamente de seguirlo, se pusieron, ante la duda, un vestido de gala y fuera:

Jennifer López, Halle Berry y Jessica Chastain. GTRES

Serena Williams, Emma Roberts y Emily Ratajkowski. GTRES

Y por último tenemos a las invitadas que directamente, y con perdón, fueron mal. Kerry Washington se pensó que estábamos en la gala de 2016 por lo que escogió un diseño futurista. Priyanka Chopra debió de sufrir un ataque que dejó a su sentido del gusto (estilístico) en coma ya que no encuentro ninguna justificación a su elección de vestuario. Esa gabardina tipo «no llevo nada debajo porque voy a casa de mi novio a darle una sorpresa» me parece bastante difícil de encajar en una alfombra roja. Sophie Turner me deja helada con esa cosa indescriptible que lleva, que parece salida de una cortina de un palacete del siglo XVIII mal cortada mientras que el vestido de Zoe Kravitz tendría un pase si el escote fuera en realidad la espalda.

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Una alfombra roja futurista en la Gala Met 2016

(Antes de ser fashion blogger solo me enteraba de los saraos que tenían lugar al otro lado del charco cuando me compraba la revista de prensa rosa de turno. Ahora no, ahora basta que monten un photocall en cualquier parte para que os haga un post sobre lo que llevan las invitadas.)

Este lunes tuvo lugar en el Museo Metropolitano de Arte (Met) la gala con el mismo nombre, organizada por Anna Wintour, que es el pistoletazo de salida a la exposición de primavera de este año: Manus x Machina. La gracia de esta fiesta en particular es que la temática debe ser acorde a la exposición, por lo que suele ser una mezcla entre alta costura y disfraces de carnaval. El tema de este año, o La moda en la era de la tecnología, nos ha dejado una alfombra roja que parece salida de las siete entregas de Star Wars.

Las que mejor representaron el dresscode Manus x Machina fueron Karolina Kurkova con su vestido cognitivo, y es que llevar una prenda que reaccionaba a los tuits le da, sin ninguna duda, el premio de la personificación del espíritu de la gala, al igual que a Claire Danes cuyo vestido se iluminaba; la cantante Lady Gaga que fue vestida de Lady Gaga (no olvidemos que lleva varias alfombras muy elegante pero alejada de su esencia) optando por un corsé futurista en plateados y Jourdan Dunn que llevó el tono del vestido hasta en la melena.

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De los metalizados que pasaron por las escaleras del Met, fue el plata el que más triunfó entre las invitadas: desde un estilo más bohemio como el de Poppy Delevingne hasta la armadura quijotesca con la que se presentó Kim Kardashian (que por cierto, está casi irreconocible con tanta ropa puesta. Sin las tetas al aire he tardado un rato en darme cuenta de que era ella). Aunque no todos las elecciones de las invitadas son santo de mi devoción, y esto va por ti, Rita Ora y por tu naked dress de hace ya dos temporadas, los diseños plateados pasaron el corte.

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Los vestidos en dorado que llevaron Lily Aldridge, Rachel McAdams, Jemima Kirke o Zendaya brillaron algo menos ante los flashes. Sí, me estoy refiriendo en concreto al de Rachel McAdams, que parece alta costura de Desigual y no me lo pondría ni para destrozarlo en una carrera de barro. Aunque el vestido dorado de Zendaya con un brazo al aire es para mí el mejor de esta categoría, no sé en qué andaba pensando la cantante cuando se le ocurrió la idea de combinarlo con la melena que llevaba Ringo Starr en 1960.

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¿Conoces a la típica novia que se compra el vestido para la boda pensando «Seguro que en alguna fiesta me lo puedo volver a poner»? Pues así debieron de pensar Jennifer Hudson o Lorde, aunque la cantante se puso en el último momento una especie de escayola en el brazo para darle un toque más informal.

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El color favorito por excelencia de las alfombras rojas también tuvo varias adeptas. Bella Hadid, Alexa Chung, Chloë Grace Moretz, Nicole Kidman, Brie Larson o Naomi Campbell apostaron por el color de la elegancia con un toque estelar. Mientras que Bella Hadid fue la más clásica con el rollo Hollywood de su vestido, las demás optaron por brillos plateados que le dieran algo de vidilla al negro.

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Beyoncé, Gigi Hadid, la princesa Charlotte de Monaco, Demi Lovato, Jessica Chastain y Lupita-apellido impronunciable-Nyong’o fueron las encargadas de ponerle un toque de color a la gala. Bueno, la princesa Charlotte, en concreto se los puso todos, no fuera a ser que pecara de ir poco colorida. Un puntazo también fue el recogido de la actriz de 12 años de esclavitud que parece salido de una película de ciencia ficción. No sé cuántas horas de peluquería hay detrás pero, después de ver el pelo de Zendaya, solo puedo decir que merecieron la pena.

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En toda fiesta siempre encontramos a la típica persona que pasa del tema, en el caso de anoche fueron Blake Lively, Katy Perry, Dakota Johnson y Emma Roberts las que decidieron que eran «Too cool for school» y que independientemente de la temática, se iban a poner el vestido que quisieran. Por sus vestidos podría parecer que nos encontramos en la gala Met de la primavera, la de Asia, la espacial o la geométrica, pero de moda y tecnología como que no tienen mucha pinta. Pertenecerían al grupo de, como lo definió una amiga, «Yo solo vengo por la fiesta de después».

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Aunque centradas en el tema de la gala, muchas de las invitadas pasaron sin pena ni gloria por las prestigiosa fiesta de la Wintour. La espalda del vestido de Emily Ratajkowski (conocida por ser la modelo que sale en topless junto a Kim Kardashian en una de sus fotos de Instagram) queda como cuando sales de la ducha y te enrollas la toalla en la cintura. Lo bien que está la chica y el flaco favor que le hace la falda. Sarah Jessica Parker, que el año pasado llevó uno de los diseños más comentados, optó por americana y piratas. PIRATAS en la Gala Met. Aún no me explico como Anna Wintour no se desmayó. Bueno sí, porque iba en un Chanel y como que desmayarte en un Chanel de alta costura no es plan, no vaya a ser que se quede con alguna arruga. El futurismo dominatrix de la co-anfitriona Taylor Swift (que tiene narices que encima eres la co-anfitriona, que es como ser la madrina en una boda) me parece que no hay por dónde cogerlo mientras que su amiguísima Selena Gómez apañó con un vestido veraniego al que le puso una especie de sujetador-yelmo por encima. A ver, sí, por poder, puedes combinarlo, otra cosa es que tenga el más mínimo sentido y quede bien la mezcla. Adriana Lima me parece que se despistó de camino a su fiesta de disfraces de Criadas y Señoras mientras que la elección de Emma Watson me ha hecho replantearme seriamente si su estilista es una persona con ojos en la cara o si la han vestido a oscuras en el showroom.

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Y para acabar, las que se han caído con todo el equipo y han conseguido entrar a la fiesta porque tenían invitación o estarían en listas, que sino los ‘puertas’ las habrían mandado a la calle. Para compensar la cantidad de ropa sobre el cuerpo de Kim Kardashian, Madonna fue medio desnuda (no desnuda del todo porque sino nos escandalizaríamos, así que se puso una gasilla negra de encaje que cubría su ropa interior). Irina Shayk se enfundó un extraño vestido azul que no sé qué perturbada mente se atrevió a diseñar. En esta vida hay que tener valor para subirse a una montaña rusa o para hacer puenting, pero nada comparado al que hay que tener para hacer ese vestido y dormir tranquilo por las noches. Zoe Kravitz, que no tenía mala pinta con su tocado de Catwoman, fracasa estrepitosamente con los pliegues de la espalda de su vestido, que le hacen parecer la versión chic de una mosca. Por último, Nicki Minaj, que, como Lady Gaga, fue vestida de sí misma, se puso un vestido con más hebillas que una película porno de bondage.

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