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‘Vaginas ecológicas’ con la copa menstrual

(PRECAUCIÓN: este post puede ser calificado de escatológico y trata temas tan delicados para algunos, y tan naturales para otros, como es el sangrado durante la menstruación, así que, si eres sensible, retrocede. No digas que no te avisé.)

Cuando saqué el post de El negocio de tu menstruación más de una hablaba en los comentarios de la copa menstrual. A mí eso me sonaba pero tampoco me había generado mucho interés hasta el momento porque mi relación con los tampones siempre había sido buena.

La cosa es que me intrigó, sí, así que me puse en contacto con varias empresas que distribuían la copa y en cuanto me llegó la primera, me animé a probarla para contaros cómo había ido el asunto.

Alternativas para chuparte la sangre (vaginal). LACOPAMENSTRUAL.ES

Antes que nada deciros que la que probé fue la copa MeLuna porque 1. me llamaron por teléfono y me atendieron super bien a la hora de explicarme todos los entresijos de la copa y 2. fue la que llego primero. Pero vamos, que aunque cada casa tiene sus diferencias, lo que viene a ser la copa en sí, es igual.

Todo lo que yo sabía de la copa era por los comentarios de ese post en Facebook, que dividían a las mujeres en dos grupos: las que la habían probado y no la cambiarían ni por todo el chocolate Milka del mundo y las que la habían probado y, la experiencia había sido tan nefasta, que habían decidido quemar sus copas y tirar las cenizas a la Fosa de las Marianas.

Vamos que cuando llegó la copa yo estaba un poco acongojada porque más de una decía que sacársela era como vaciar el útero con un desatascador de goma. Sí, así de bien pintaba la cosa. Al llegar el paquetito lo abrí con más ganas que los regalos de Nochebuena y cuando saqué la copa me impresionó un poco. «Esto es más ancho que un tampón» fue lo primero que pensé. Y con más ancho me refiero a el doble o triple de su tamaño.

La asesora de MeLuna me animó a probarla antes de que me bajara la regla, pero como soy más bruta que un arao (y como veía aquello más ancho que la boca de un Bellsprout y tenía miedo de ‘desatascarme’) lo dejé para cuando llegara mi esperado periodo.

Ahí es dónde debéis poner la copa. Importante no confundir con el primer orificio que es el de la vejiga y la podéis liar muy gorda. WIKIPEDIA

Ahí es dónde debéis poner la copa. Importante no confundir con el primer orificio que es el de la vejiga y la podéis liar muy gorda. WIKIPEDIA

Una vez llegó, ya no hubo vuelta atrás. «Maraaaa, te he hervido la copa para que la uses cuando quieras». Gracias, mamá. Para una cosa que no tienes prisa, va tu madre y te la apaña. Ya no podía recular así que decidí darle una oportunidad.

Copa, vamos a llevarnos bien. Leí el folleto explicativo hasta sabérmelo de memoria y… valor y al toro. Para introducirla hay que doblarla por la mitad en V (tienes varios tipos de dobleces, pero a mi esa me molaba. ¡V de Vendetta!) y para dentro (tened en cuenta que cuanto más nerviosas estéis más se tensa esa zona y más doloroso es meterla, por lo que necesitaréis estar relajadas para que entre correctamente).

Pero claro, ¿hasta dónde? Pues a ver, no hace falta que la introduzcas hasta que toque un pulmón, sino que debe quedarse en la ‘primera zona’.

La cosa es que la metí y fue como: «Vale, todo bien. Ya está dentro». De hecho notaba incluso el émbolo para sacarla, como cuando te pones bajo un tampón y sientes que hay algo raro por ahí. Como que es aceptable porque no vas a manchar pero es un poco molesto.

Ocho horas después llegaba el momento de sacarla. Ahí si que se necesita algo más de técnica, porque, para entrar, como para bajar, todos los santos ayudan. Pero ¿y para salir? Amiga, salir es otro asunto. Además no dejaban de pasar por mi cabeza imágenes de la copa absorbiendo por su paso todo mi sistema reproductor como si fuera un agujero negro hambriento.

Para sacarla, basta con introducir un dedo y presionarla para que no haga vacío mientras tiramos de ella hacia abajo. Meter, presionar, tirar y sacar. Meter, presionar, tirar y sacar. Parece complicado hacerlo todo al tiempo, como la primera vez que conduces que tienes que estar pendiente de espejos, pedales y volante, pero cuando estás en ello es muy sencillo.

Y claro, hay que sacarla con cuidado, porque, como imaginaréis, sale llena de sangre (sí chicas, de sangre VUESTRA! Que luego más de una me escribe diciendo que que asco le da eso cuando sinceramente no entiendo que te dé tanto asco algo que produce tu cuerpo y que es igual que la sangre que te sale por la nariz).

Ojo al sacar la copa que como vaya cargada y no la cojamos con cuidado podemos acabar untadas.

Una vez fuera, vacié el contenido en el váter, limpié los excesos sanguíneos con papel y al agua patos (o al agua copas en este caso).

Al día siguiente no solo me fue más fácil ponerla sino que la puse un poco más arriba y aquello era como no llevar nada, una maravilla. Estuve toda mi jornada laboral de segundo día de regla, que para mí es el peor porque es como si Tarantino y Peter Jackson (en sus primeros años cuando hacía pelis gore no con El Señor de los Anillos) se pusieran de acuerdo para grabar en mi útero, con la copa puesta.

Pues no solo me duró como una campeona las seis horas sino que encima estaba tan segura y tan emocionada que me dejé el neceser de las compresas en casa y no me hizo falta (bye bye tampones y compresas). Y no solo eso, sino que por la tarde repetí de ponérmela y me metí en una clase de spinning de esas que sales más sudado que cuando tienes los exámenes de junio. Spinning, que es como el deporte que más afecta a la sensibilidad de esa zona. No tuve ningún problema y pedaleé con más ganas que Zulle compitiendo contra Indurain en el 95.

Una de las cosas que me daba miedo de la copa era que había leído que si se tenía dismenorrea (que la regla te duele que te mueres) la copa podía incrementarla. En mi caso no fue así. Mis dolores fueron los de siempre, aunque como cada cuerpo es un mundo no garantizo que mi experiencia sea la de todas.

En definitiva, mi experiencia no podría haber sido mejor (incluso con la torpeza de las primeras veces). Independientemente de la marca que se compre creo que es una alternativa que deberíamos tener en cuenta ya que:

  1. No contamina tanto como los tampones y compresas que no son sostenibles
  2. No lleva blanqueantes y es antialergénica
  3. Ahorras
  4. No necesitas ir pendiente de las compresas y tampones (ni de llevarlos ni de cambiarte)
  5. No produce TSS (Síndrome del Shock Tóxico)

Para gusto los colores y para menstruaciones las alternativas a la hora de decidir qué metes en las bragas. Yo, por mi parte, me apunto a la ‘vagina ecológica’ con esto de la copa.

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