Entradas etiquetadas como ‘ir de compras’

Cómo comprar en rebajas y vivir para contarlo

Faltan menos de 15 días para que empiecen las rebajas, y los que somos de sueldo ajustado, contamos los días con tanta ilusión como la cuenta atrás para vacaciones.
Antes que nada, para ir de compras en tan destacada ocasión debes plantearte un conjunto que te permita optimizar al máximo la compra. Traducción: ropa fácil de quitar y poner, un vestido para poder probarte los pantalones sin tener que desvestirte del todo y unos zapatos simples.
Aléjate de los de cordones/cintas/botones cuanto más sencillo más rápido podrás quitarlos. El bolso: pequeño y cómodo son para mí los requisitos básicos, que lo puedas llevar cruzado sin que te moleste para cargar prendas como un burrito sabanero.
Te adelanto desde ya que, como tú, encontrarás tantas otras personas ávidas de las mismas prendas (si pensabas que ibas a ser la única en busca y captura de la biker amarilla de Zara o de las sandalias con pompones, lo llevas claro!) e incluso de tu misma talla. De hecho hay mujeres que bajo el influjo de los descuentos se vuelven tan violentas que sus agresiones merecerían tarjeta y penalti.
Hay una serie de situaciones ‘rebajiles’ para las que debes estar preparado mental y físicamente. Si tu talla de zapatos no está, no cometas el error de llevártelos más grandes o más pequeños. Esos errores se pagan caros, y generalmente con sangre (por las rozaduras).
No piques con ‘el cebo’, a saber prendas de la nueva colección que parecen diseñadas por la mismísima corte celestial o complementos. La joyería, esmaltes y demás son cosas que NUNCA o casi nunca están rebajadas y solo sirven para engrosarte el ticket. Así de crueles son los dueños de las firmas.

Tú cuando ves las prendas de la nueva colección.

Es una buena ocasión para hacerte con básicos pero cuidado con la ropa ‘castaña’. Estás comprando tranquilamente y ¡zasca! Chaquetas horribles del año de la pera que llevan intentando revender desde las rebajas de 2006. Por mucho que valgan 3 euros tú y yo sabemos que NO te las vas a poner y formarán parte nada más salir de la bolsa del permafrost de tu armario.
El odioso límite de prendas es también otra cosa a tener en cuenta, por lo que si te lías a coger, ten en cuenta que tendrás que dejar una parte. En serio, no hay nada más horrible que cuando una dependienta (de buena fe, eso sí, que solo hacen su trabajo) te pide que elijas las que vas a meter primero. Es más difícil que cuando echan Star Wars y El Señor de los Anillos por la tele a la misma hora. Eso sin contar que luego tienes que volver a hacerte la cola y entras en un bucle que, cuando has terminado de probarte todo lo que habías cogido, las rebajas siguen, pero son las de enero.
La mejor hora para ir de rebajas es siempre por la mañana o a medio día, por la tarde, olvídate. Y si es en fin de semana ni te cuento. Aquello está más lleno que un concierto de los Rolling, por lo que una decisión que parece sabia es la de hacer la compra desde casa. Ten en cuenta que la paciencia es FUN-DA-MEN-TAL. Los servidores de las tiendas suelen entrar en colapso en rebajas, por lo que te sentirás tentada de tirar por la ventana el portátil después de darle al f5 más de noventa veces.
Cuando consigues entrar a la web y empiezas a comprar no eres muy consciente de que te estás dejando un pastizal. Lo único que pasa por tu cabeza es «Oh, ¡mira que bonito! ¡Uy y esto también! ¡Al carrito todo!». Y eso sin hablar del típico problema cuando vas a hacer el pago final y te sale la pantallita de «Error» porque algunas de las prendas ya se han agotado.
Y todo para que una vez han pasado las rebajas te des cuenta de que eres aún más pobre, de que la mitad de las cosas que te has comprado no acaban de gustarte y de que sigues sin tener nada que ponerte.