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Cuando la faja se convirtió en tendencia

En mi tierna inocencia pensaba que el gimnasio era el único lugar del mundo ajeno a modas y tendencias (algo que sería lo lógico si tenemos en cuenta su función). No podría estar más equivocada.

Solo tengo que echarle un ojo a esas combinaciones de mallas fluorescentes con zapatillas idénticas, y casi manicura y maquillaje a juego, para darme cuenta de mi error. El gimnasio tiene su propio código estilístico y, de un tiempo a esta parte, después de los crop tops para entrenar, han llegado las prendas a la cintura.

Fajas discretas. WHATAWAIST

Fajas discretas. WHATAWAIST

En todo gimnasio hay tres prendas de este estilo: el cinturón de peso, fácilmente reconocible ya que se encuentra en toda figura de macho musculado (los reconocerás porque son los que más gritan para demostrar todo el peso que se están metiendo), que también lo llevan muchas mujeres para no dañarse la zona lumbar, la faja moldeadora de sujeción y los corsés deportivos.

Waist trainers es el nombre que reciben los productos que engloban estos dos últimos casos y que están orientados hacia un público femenino. Básicamente se encargan de modelar nuestro cuerpo para conseguir la preciada cintura de avispa (que a este ritmo se va a convertir en el nuevo escote).

Según Carolina Subira, dependienta de la tienda de fitness Fitness Store (c/Bravo Murillo), el objetivo de estas fajas es el de proteger la zona media que es donde van las sobrecargas. La sujeción es con velcros por lo que se adaptan a cualquier tipo de cuerpo y son las varillas internas las que mantienen la forma: «Son prácticas tanto para hacer deporte como para los que tienen problemas de espalda por lo que la puedes llevar para hacer ejercicio o en tu día a día». La faja moldeadora «no protege para levantar peso, es únicamente para modelar la cintura y mejorar la postura», en otras palabras, es genial para hacer deporte y mantenerte recta si tiendes a encorvarte normalmente (y ya de paso para presumir de cintura de princesa Disney).

Fajas Ann Chery

Fajas Ann Chery

Por último, los corsés son el complemento deportivo que se hicieron famosas a raíz de una publicación en Instagram de…¿adivináis quién? Correcto, Kim Kardashian. Según Ann Chery, una empresa especializada en la venta de estos corsés (o ‘Sport Waist Trainers‘ según ellos), aumentan la actividad termal de la zona de la cintura y maximiza los resultados de las sesiones de gimnasio. Vamos, que no solo vas a sufrir las sesiones de spinning en la más mortal anaerobia sino que vas a acabar con la cintura más mojada que la frente de un guiri comiendo chiles rellenos.

La broma de estos corsés milagrosos (que de 50 dólares no bajan) puede salir caro en salud a sus usuarias. Rebecca Harrington, periodista de New York Magazine quiso hacer el experimento de llevar uno de los corsés deportivos de Whatawaist, cuyos vendedores prometen  una reducción de entre dos o tres tallas solo por llevarla. Tras dejarse 153.23$ en un producto que debía llevar casi las 24 horas, tras cinco días viendo que no le permitía respirar, acabó dejando de usarla.

Como demostró el médico francés Ludovic O’ Followel en 1908, el uso de corsés a largo plazo puede provocar problemas respiratorios, desplazamiento de órganos, deformación muscular o torácica o alteración de funciones digestivas entre otras. Vale que no son los mismos que hace cien años, pero… siendo sincera, ¿merece la pena sufrir tanto por una cintura de Jessica Rabbit?