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Marián Ávila, una modelo con síndrome de Down que desafía el canon de belleza

La moda es una industria complicada, maravillosa pero complicada. Aunque es la primera en sacar las novedades resulta tan anticuada en algunos aspectos que parece mentira que, a la vez que sale en la pasarela un vestido hecho con plexiglás, encuentres tan solo un 32% de modelos de diferentes etnias desfilando.

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Marián Ávila

Con una franja de edad que empieza en los 16 años (Kaia Gerber es de las más jóvenes del sector y acaba de cumplir 17) y termina tan solo una década más tarde para la mayoría, unas medidas rígidas y una altura que si no naces con ella, no puedes alcanzar, entrar a la industria del modelaje, una de las más herméticas, es bastante complicado.

Sin embargo, hay algo de lo que quienes dirigen los castings no entienden, y es de sueños. Así que hoy quiero hablaros de uno y de cómo se encontró con la moda por el camino.

Hace unos días tuve la suerte de conocer a Marián Ávila, de 21 años, la primera modelo con síndrome de Down en desfilar en Nueva York.

La maniquí se escapa de todas las medidas e ideas preconcebidas que se nos pueden venir a la cabeza cuando pensamos en la palabra «modelo» y eso es lo que le convierte precisamente, no solo en un ejemplo maravilloso por su historia sino en un ejemplo necesario de lo que, no como periodista sino como consumidora de moda, quiero ver en la pasarela.

Marián me habla de lo que ha sido tener la oportunidad de desfilar fuera del país después de que, por casualidad, la hija de la coordinadora de modelos de la Semana de la Moda neoyorquina se pusiera en contacto con ella, algo que define como «una experiencia increíble».

Y es que desde que hizo la Primera Comunión supo que quería dedicarse a ello, por lo que el modelaje es una auténtica vocación.

Si debe quedarse con algo, lo tiene claro: «Desfilar y hacerme fotos, pero sobre todo que me maquillen y me peinen«, dice revelando que la preparación es su momento favorito.

No resulta sorprendente cuando comparte conmigo una de las anécdotas de su infancia. En una ocasión se pintó la cara con acuarelas pensando que eran pinturas de maquillaje.

Ahora que Nueva York está conquistada (ciudad que nos da cien vueltas en cuanto a diversidad en los desfiles, como Londres), una vez que ha cumplido el sueño, ¿qué es lo siguiente? Marián Ávila lo tiene claro: «Ser actriz pero seguir siendo modelo». Y, si puede elegir, «me veo más en el cine», confiesa.

A la hora de mencionarme algunas mujeres que le sirven como fuente de inspiración me habla de Vanesa Romero, Cristina Pedroche o Paula Echevarría, que dentro de la industria del modelaje, y además de su profesión, «hacen cosas interesantes».

Aunque si por ella fuera, preferiría desarrollarse fuera de España, es una gran aficionada a la moda del país: «Hannibal Laguna, Custo Barcelona, Jorge Vázquez, Francis Montesinos, María Escoté o Maya Hansen» son algunos de sus diseñadores preferidos.

Puesta a romper estereotipos de cualquier categoría, uno de los sueños de la modelo sería convertirse en la primera mujer en desfilar para García Madrid, el diseñador de moda masculina especializado en sastrería.

Marián Ávila

Para trabajar, su preparación es diaria: «Todos los días practico en mi casa, pero lo hago porque me gusta», aclara. Además de desfilar, entrena la voz, da clases de interpretación, hace ejercicio… «Todo se aprende en la vida» dice a modo de resumen. Y si es cierto eso de que el secreto está en las ganas, estas son, junto a su formación, algo de lo que no está escasa.

Pese a ello, me dice que «es muy duro», no ya solo para las modelos consagradas que viven únicamente de esto como Kendall Jenner o Gigi Hadid, que ya han denunciado lo estresante que puede llegar a ser este tipo de trabajo, sino más para ella que difiere del patrón común que caracteriza a las maniquís.

Por ello, con más razón, eso es lo que quiero que la industria entienda y cambie. Que hemos entrado en una nueva era en lo que a belleza respecta, que ahora queremos que se potencie la individualidad. Nos hemos cansado de ver siempre las mismas figuras como ideales mostrando un único concepto de belleza exclusivo que parece despreciar todos los demás.

Que la pasarela, la moda y la sociedad sean conscientes de que la belleza es algo universal, pero no solo que sepan, y por tanto sepamos, que existe, sino visibilizar y dar empleo a profesionales que abran las miras del sector y lo conviertan en una industria inclusiva donde lo diferente, que también es hermoso, tenga cabida.

Victoria’s Secret, cerca del vitíligo y lejos de todo lo demás

Es probable que lo más identificativo de Victoria’s Secret sea su característico mensaje ligado a la sensualidad. Perfumes con el packaging rosa, encajes, alas y purpurina son solo algunos complementos que rodean lo que la marca quiere transmitir.

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Lo de que solo querían hacer lencería relacionada con mujeres atractivas quedó claro cuando la firma explicó que no pensaba aumentar el tallaje para hacer sus productos más inclusivos y disponibles para todas las mujeres.

Simplemente es algo que no interesa a la empresa lencera. Tienen sus ángeles, sus iconos, sus clientes y mientras la fórmula funcione y el desfile de visitas, se va a seguir haciendo. Sí, aunque las ventas vayan en picado trimestre tras trimestre.

Y su bien Victoria’s Secret no nos da trozo del pastel, nos regala una pequeña golosina para que se nos quite el mal sabor de boca, y esa golosina tiene nombre y apellidos: Winnie Harlow.

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I had a break down before i walked into the most nerve wrecking casting of my life. I asked my driver to go around the block twice before i could walk into the @VictoriasSecret offices so i could re coup, and remember (while my trainer @bodybymato reminded me on the phone through sobs – thank you lol) how hard I’ve been working! I went in and made new friends and saw old friends and it already felt like home! We patiently waited while @ed_razek @johndavidpfeiffer @monica.mitro @10magazine carefully took time to get to know each girl. When it was finally my time, within my nervous storm of anticipation i changed into a black Victoria Secret set and stepped out!!!! I spoke to them about Jamaica, @nick_knight , my abs, and how i was beyond honoured to be given the opportunity to try out.. then I walked for my life!!!! I can’t believe this!! Thank you for giving me all the energy and kindness in that room! Thank you for allowing me to walk for VICTORIA’S SECRET! Thank you to my agencies @firstaccessent @womenmanagementnyc @women_paris @thesquadmanagement my pr @remibrb my agent @mannyuk and mama bears #sarahstennett & @thelilmisse for having my back supporting and believing in me! I love you guys you’re FAMILY!! Thank you mommy for praying with me everyday for the past 3 days. And thank you so much to my fans who have been pushing me forward to this point in my career. I’m so blessed thank you Lord!! IM WALKING THE VICTORIA’S SECRET SHOW! Thank you Vogue for the exclusive interview 😭🙏🏽💗🙈

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La modelo ha sido fichada para desfilar por primera vez para la marca americana. Lo que hace tan especial a la canadiense de 24 años, que hace poco estuvo desfilando para Tommy Hilfiger, es el vitíligo, una enfermedad degenerativa de la piel que hace que su epidermis se despigmente.

Para un espectáculo con una audiencia como el de Victoria’s Secret, la noticia es grande, desde luego (recordemos que es el evento no deportivo más visto a nivel mundial). Pero por mucho que es un paso importante a favor de la diversidad, no es suficiente.

Todos empezamos caminando antes de echar a correr, pero que en 23 años haciendo el desfile, esta sea la primera vez que sale una modelo con una enfermedad dermatológica no me parece una velocidad suficiente.

No quiero esperar otros 23. La firma tiene que entender que si no se adapta a los nuevos tiempos, al body positive, a la inclusión de modelos de más edad (Zara apostó hace poco por una modelo mayor de 30 años para su catálogo) y a diferentes cuerpos, esas ventas que van cuesta abajo, no harán otra cosa más que seguir empeorando.

Belleza real: la responsabilidad corporativa de CVS Pharmacy

Cuando en el colegio me hicieron estudiar lo que era la responsabilidad corporativa casi todo de lo que se hablaba era de un correcto uso del agua por ser un bien escaso, de minimizar la generación de residuos, del control del uso de los recursos naturales… En definitiva, de casi todo lo que implicara cuidar el medio ambiente, que, por supuesto, es algo fundamental sobre lo que deben estar concienciadas las empresas.

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De lo que a lo mejor no se habla tanto es de la importancia y responsabilidad que tienen para la propia sociedad, de cómo nos afectan los mensajes e imágenes que nos llegan de ellas.

Estar al servicio de la sociedad con bienes útiles no es solo que nos proporcionen un producto u otro, es que se impliquen realmente y que impliquen también a los consumidores.

Por eso, puede que CVS Pharmacy, la segunda cadena de farmacias más grande de Estados Unidos, no vaya a hacer más o menos negocio por cambiar una medida como es la de terminar con el retoque en las imágenes de las campañas publicitarias, garantizando que las personas que aparecerán no habrán sufrido cambios.

«Como mujer, madre y presidente de un negocio cuya mayoría de clientes son mujeres, tenemos la responsabilidad de pensar en el mensaje que mandamos cada día. Se ha reconocido la conexión entre la propagación de imágenes de cuerpos irreales y el efecto negativo que tiene en la salud especialmente de chicas y mujeres jóvenes. Aseguramos que los mensajes que estamos mandando reflejan nuestro objetivo de ayudar a la gente en su camino de mejorar su salud» Helena Foulkes, Presidenta de CVS Pharmacy y Vicepresidenta Ejecutiva de CVS Health

Las empresas deben empezar a ver este tipo de medidas como lo que son, otra forma de crear riqueza sobre los valores de aceptación personal física. Algo que, sin duda, ayuda también a construir una buena reputación corporativa.

No me quiero adelantar, ya hablarán las cifras por sí solas. Aunque si comentar que la medida de promover una belleza más realista ha tenido una mejor acogida en las redes sociales que cuando tu madre te escribe diciendo que te tiene preparado un táper con croquetas.

La mayoría de los comentarios celebraban el hecho de que una empresa se implique realmente evitando cualquier tipo de retoque y no haciéndolo solo de manera puntual para una campaña concreta. Que nos lleguen imágenes que afirmen que hay belleza sin filtros ni capas es un paso más hacia una nueva concepción de belleza diversa a cualquier edad y en cualquier tipo de piel, independientemente de dónde provenga.

«No hay modelos con discapacidad porque se nos considera imperfectas y no puedes vender al mercado algo roto»

Ir de compras es esa experiencia más o menos satisfactoria pero necesaria que realizamos de vez en cuando: entrar a la tienda, elegir la que será en un futuro próximo nuestra ropa, probárnosla si tenemos el tiempo, quedarnos con ella si nos gusta cómo nos queda, pagar y marcharnos.

Qué fácil es todo cuando tienes dos ojos que ven, dos piernas que te llevan por las escaleras de la tienda o una espalda recta que te permite que la prenda te siente más o menos bien.

Jamás me había planteado que no pudiera ser igual de fácil para otras personas. También es verdad que jamás había conocido a personas a las que ir de compras supusiera un problema más allá de alguna peleílla en rebajas que se salda con un forcejeo.

Y creo que nunca me lo había planteado porque no he sido educada en la inclusión (de hecho me falta tanta educación en ese aspecto que no sé cómo abordar este tema de manera correcta así que disculpadme si en algún momento algo resulta ofensivo porque no es mi idea).

Empezaré por el principio, por una cafetería madrileña un domingo lluvioso de noviembre a las cinco y media de la tarde. Sumamos en total siete personas (tres de ellas periodistas, dicho sea de paso) y una perra guía que ocupan seis sillas de patas metálicas y una de ruedas. Lo que tenemos en común es que a todas nos interesa la moda y la imagen de una manera o de otra.

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Parece el principio de una novela de Agatha Christie pero es un meet-up (en castellano, una quedada) organizada por Being Inclusive, que se definen como «una empresa social de moda inclusiva» que busca que la industria de la vestimenta englobe no solo diversidad corporal sino funcional.

Algo bastante lógico ya que la moda es uno de esos sectores que prácticamente (algo también extraño, por cierto) apenas ha cambiado en los últimos 50 años, por lo que «es donde más barreras se pueden romper» opina una de las participantes.

Que la pasarela se convierta en una plataforma de difusión de la diversidad humana me parece aún un destino lejano de un camino largo, pero aquella reunión fue lo más parecido a un primer paso que puedo imaginar.

Todo se reduce a pensar un poco en los demás. En que no solo podemos ser tallados por una altura o un peso, sino a que también hay personas invidentes, con un pie dos tallas más pequeño que otro o con una ostomía, como es el caso de Encarna, que también tiene derecho a lucir ropa interior bonita. Todas somos reales porque esto no es una guerra de quién más o quién menos ya que todas tenemos la suerte de existir.

Pero sí hay mucho de aceptación personal y de aceptación por parte de los demás en esto: «Tenemos que comprender que hay gente que nace para vivir de pie y gente que nace para vivir sentado en una silla de ruedas» dice Ana.

«Nunca se van a atrever a hacer cambios porque es un reto social«, dice la periodista, que, además de deportista paralímpica acude a la cita con parálisis cerebral como «compañera de viaje» según nos comenta.

Quiere que se muestre un abanico en la pasarela: «He llamado dos veces a la Fashion Week y a la 080 de Barcelona y en cuanto me reconocían, me colgaban directamente». Su idea sería un desfile inclusivo pero «que no sea solidario de esos que salga la modelo de la mano con el discapacitado, que se profesionalicen las modelos con discapacidad«.

Potenciar que las empresas del sector se involucren e introduzcan más diversidad en las propias campañas, talleres de automaquillaje que también pueden servir de rehabilitación porque son actividades motoras, adaptar la ropa a los diversos cuerpos, que los medios de comunicación ofrezcan información accesible, campañas fotográficas que celebren las cicatrices o diseño de ropa «hazlo tú mismo» son algunas de las ideas que sugieren como pasos en el camino a la inclusión.

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Además de las perchas altas, las tiendas con escalones, la ausencia de rampas o los probadores para personas con discapacidad, que aunque existen por ley se acaban usando de almacén, hay otras barreras a las que las «in-girls» (el término ideado por Olga y Nerea, las fundadoras de Being Inclusive) se enfrentan: «Se nos considera imperfectas y no puedes vender al mercado algo roto» dice Ana, cuando «mi discapacidad me ha hecho ser quien soy».

«Hay chicas coquetas a las que les gusta cuidarse y si no pueden acceder a ello afecta a su imagen y autoestima» comenta Olga haciendo hincapié en la aceptación personal. «Debemos potenciar lo bueno, no esconder lo malo» dice Eva, la creadora de Moda a la vista, el primer blog adaptado para las personas con discapacidad visual.

Además de que «hay mucho miedo al desconocimiento» muchas veces no sabemos cómo usar el lenguaje, como puede haber sido mi caso.

Me despido con una frase de Raquel, que ideó un proyecto para que las personas que, como en su caso, tienen una diferencia de dos números entre un pie y otro, no gastaran una fortuna en zapatos sino que pudieran comprar uno de cada pie de los que iban para stock: «Somos unas luchadoras, unas valientes y no queremos que nos trate con lástima«.

Ni lástima ni mantenernos ajenos a esto, sino salir un poco de nosotros mismos y mostrarnos abiertos a, en primer lugar aceptar, y, en segundo lugar, apoyar, en la medida que podamos, lo diverso.

#RunwayForAll, ¿una pasarela para todo tipo de modelos o un lavado de cara de Instagram?

Admitámoslo, últimamente con todas las modas extrañas de colores de pelo en tonos pastel y fotos para probar la delgadez, Instagram no se estaba haciendo de querer. De hecho le estaba cogiendo mucha manía.

Sin embargo, no solo de hastags raros vive la red, y a la iniciativa de Alicia Keys #NoMakeUp se ha sumado otro del que me resulta interesante hablar: #RunwayForAll.

La etiqueta, que viene a significa «Pasarela para todos» defiende la diversidad en los desfiles de moda con la integración de modelos con todo tipo de cuerpos, una iniciativa positiva que empezó la red social hace dos semanas con la siguiente publicación:

“#RunwayForAll means any teenager feels represented when they open a magazine or watch a fashion show,” says Mama Cax (@caxmee). Mama grew up in Haiti, lives in New York City and never aspired to be a model — “not only because there were very few dark models on magazine covers but also because I grew up with very little knowledge of the fashion industry,” she says. “Eight years ago, after getting my leg amputated, the idea of being a model was even more far-fetched.” Today, Mama is modeling and doing other things that she was told there was no audience for, like sharing tips for traveling as a black female amputee. “The majority of humans do not look like the mainstream idea of beauty,” she says. “One of the greatest barriers is not belonging. Through modeling I hope to show that beauty does not always wear a size zero and beauty does not always walk on two limbs.” Every day this week, we’ll be sharing the story of a model who is redefining industry standards and making sure there’s room on the #RunwayForAll. Photo of @caxmee by @simonhuemaen

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«Cada día de esta semana compartiremos la historia de una modelo que está redefiniendo los estándares de la industria y asegurándose de que hay espacio en una pasarela para todos» escribió Instagram como pie de foto de una imagen de Mama Cax, una bloguera a la que le amputaron la pierna a los 18 años.

Si ponemos el hastag, podremos ver imágenes de personas que se unen a la iniciativa con vitíligo, en sillas de ruedas, con muletas, de talla XL  o sin un brazo o una pierna.

La red social invita a todo el mundo a participar para que el movimiento logre que un desfile como el que se vio en Nueva York durante la Semana de la Moda de febrero del año pasado, se convierta en algo normal.

Sin embargo, por muy bien que me parezca que se apueste por la integración, le veo un fallo enorme a la iniciativa y es que no creo que realmente abogue por una pasarela «para todos» si englobamos en el «todos» a todos los que somos parte de la especie humana en realidad.

Kelly Knox, una modelo que nació con medio brazo y es de las que más ha defendido el movimiento, comenta que #RunwayForAll «trata sobre enseñar al mundo que en la diversidad hay fuerza y belleza«.

Pero ¿qué pasa con la fuerza y la belleza de una persona normal? A mi parecer, la elección del nombre es un poco engañosa, porque por lo que he visto, da visibilidad únicamente a personas con alguna particularidad física.

Pasarela para muchos, pero no para todos. ¿Hay lugar para la normalidad en la diversidad? Un hombre o una mujer normales y corrientes sin ser talla grande, de altura media, con dos brazos y dos piernas ¿van a tener también un hueco en estos desfiles? Te dejo que imagines la respuesta.

Se buscan modelos de varias etnias (pero no demasiadas)

¿Eres negra, asiática, latina, de Oriente Medio o de cualquier otra etnia? Si la respuesta es afirmativa, tienes menos posibilidades de formar parte de un desfile que si eres blanca. Así te lo suelto, sin vaselina ni nada.

A esta reflexión he llegado tras ver los resultados del recuento que The Fashion Spot ha realizado después de la Semana de la Moda de Nueva York otoño/invierno 2016. Pese a lo poco halagüeños que puedan parecer a primera vista (porque están bastante desequilibrados) ¡estamos hablando del show de mayor diversidad étnica de la historia! Ahí es nada. De los 120 desfiles, 68,10% de las modelos eran blancas y 31,9% de varias etnias (un cambio nada desdeñable, ya que si echamos la vista atrás al show de la colección pasada encontramos un 28,4% de modelos de color y  un 24,4% en el anterior).

En otras palabras, la semana de la moda de la Gran Manzana ha querido contar con varias etnias en plan «Así de comprometidos estamos con la sociedad que representamos la diversidad en nuestra pasarela» pero «A ver, tampoco vamos a pasarnos que esto es la Fashion Week y no un anuncio de Benetton«.

Es un dato positivo, no os digo que no, pero a la industria le queda un largo camino por recorrer (y eso que estoy solo hablando de etnias, que si nos pusiéramos a hablar de tallas y edades de las modelos podríamos estar protestando durante horas). Diseñadores como Kanye West, Zac Posen o Chromat apostaron por un casting de modelos de color superior al 85%. Aunque esto siguen siendo todavía las excepciones, así como Vetements o Balenciaga en la Semana de la Moda de París que solo incluyeron modelos blancas. Si nos salimos de la semana de la moda neoyorquina, las cifras son peores: el 77% de las modelos que han desfilado en Nueva York, París, Londres y Milán eran blancas.

Modelos de varias razas en el desfile de Kanye West. GTRES

Modelos de varias razas en el desfile de Kanye West. GTRES

Para luchar contra esto, la modelo Ashley B. Chew inició el pasado otoño con un bolso que lanzaba un potente mensaje ‘Black Models Matter’ la campaña del mismo nombre (que más adelante cambió a BlackLivesMatter) para reivindicar la presencia de modelos de color en la pasarela.

Este movimiento, además de denunciar la poca cantidad de modelos negras que hay respecto a las de etnia blanca, también criticaba el hecho de que en los backstages los estilistas y maquilladores no cuenten con productos para su pelo y tono de piel.

Naomi Campbell fue la primera en denunciarlo en la edición juvenil de Vogue: «Cuando era joven, me pasaba exactamente lo mismo. Cuando estaba preparándome para el show me topaba con estilistas que no tenían ninguna experiencia trabajando con modelos negras. Siempre tenía que llevar mis propios productos –mi propio maquillaje y productos para el cabello- para poder estar segura que tenía todo lo necesario para poder lucir cómo debía. Es muy decepcionante oír que todavía en estos días las modelos negras siguen sufriendo el mismo problema».

Este obstáculo sumado a la escasa diversidad racial en la pasarela, hace que los esfuerzos que han realizado tanto ella como otras modelos de color caigan en saco roto. La solución al problema no es simplemente meter más modelos de distintas etnias sino tener recursos para poder sacar lo mejor de su trabajo: «Estamos usando nuestras voces para alentar a la industria a ser más inclusiva en cuando a la diversidad racial. Y eso se aplica desde el casting hasta contar con los recursos que una modelo negra necesita para desfilar» contó la modelo.