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Esto es lo que realmente cuesta tu ropa

Soy la primera que cuando ve ropa barata, los típicos carteles rojos de las rebajas o «Todo a 9,99€», se emociona y compra sin pensar. Y ya no hablemos de cuando entro a Primark o a Lefties y me llevo una bolsa a rebosar por 60€.

Sin embargo, la felicidad que nos produce ver algo barato debería ser directamente proporcional a lo que cuesta: a menor precio, menor felicidad, y os diré por qué.

THE TRUE COST. YOUTUBE

Para que tú, yo, mi madre o tu amigo se compren una camiseta en Zara por 15€ hay una fábrica en Bangladesh que lo confecciona por 3€ mientras que Inditex se lo compra por 4. Y no solo eso. Para que esa fábrica obtenga beneficios, cuenta con una plantilla de trabajadores que dedican una jornada interminable entre químicos peligrosos, e incluso recibiendo agresiones de sus superiores, para mantener la productividad.

En ocasiones, y una vez más, para ahorrar costes, las empresas eligen edificios baratos que igual ni han pasado las regulaciones de seguridad pese a que los trabajadores denuncian las condiciones. El ejemplo del edificio que se derrumbó en Rana Plaza en Bangladesh, dejando más de mil fallecidos, fue solo uno de los ejemplos más sonados. Mango y Primark son algunas empresas que tenían trabajadores en ellas.

Inditex, según las declaraciones de Jesús Echevarría, Director General de Comunicación y Relaciones Institucionales de la empresa, no tenían trabajadores en el edificio derrumbado. Sin embargo, no quita que sea una empresa que también se beneficia del sistema de subcontratas en Bangladesh, empresa que, además, fue relacionada en 2013 con el incendio de una de las fábricas de la zona en el que fallecieron siete personas (pese a que se escudaron en que las etiquetas eran falsificaciones. Algo que puede tener sentido si hablamos de Chanel, Prada o cualquier marca de lujo pero difícilmente creíble si hablamos de los casos de Bershka y Lefties, las etiquetas que encontraron tras el incendio).

Estoy hablando de personas que viven por menos de 20€ al mes. ¿Entonces por qué lo hacen? Porque precisamente las empresas eligen países en vías de desarrollo cuya única alternativa a convertirse en mano de obra explotada es la pobreza. ¿Entre llevar a tu casa 20 y 0€ con qué cifra te quedas? Pues eso. Las empresas argumentan que están dando oportunidad a quien no la tiene, pero es una oportunidad desigual y beneficiosa solo para una de las partes.

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Volvamos a tu camiseta de 15€. Ahora te encanta, es la estrella de tu armario. Te la pondrás este año sin parar y posiblemente el próximo. Al siguiente empezaras a ponerla menos y terminarás por deshacerte de ella. Puede que te sientas eco-friendly dándola a la beneficiencia, pero, ¿sabías que solo el 10% de la ropa que donamos llega a quien la necesita? El resto termina en mafias de reventa o sencillamente en la basura. Pero esa ropa, compuesta de fibras, de algodones cada vez menos naturales, no es desechable así que se envía a otros lugares, entre ellos, a ese sitio que la vio nacer, Bangladesh.

Las toneladas de ropa que al sol desprenden gases, se descomponen en parte y contaminan el agua de una población que ve crecer a sus hijos con problemas de locomoción o de desarrollo cerebral. «Esta madre está esperando a que su hijo muera» dice el periodista señalando a una mujer que trata de mantener a su hijo erguido sin que el pequeño sepa que está saliendo en un documental acerca del coste tras la ropa.

¿Y por qué consumir prendas confeccionadas con este tipo de algodón si resulta tan nocivo? Antes solo había dos colecciones: la de verano y la de invierno. Pensad en la moda de ahora. ¿Cada cuánto entráis en una tienda y veis cosas nuevas? ¿Cada semana? Dos a lo máximo.

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Hemos entrado en un ritmo de consumo que difícilmente puede sostener un cultivo natural de algodón, lo que hace que se utilice producto alterado genéticamente para satisfacer la demanda. Los agricultores de algodón no pueden permitirse perder las cosechas por lo que usan pesticidas cada vez mas intrusivos llegando incluso a arruinar el suelo. Si a eso le sumas que muchos ya estaban adeudados al comprar las semillas, te encuentras ante una situación insostenible que suele tener un trágico desenlace para muchos de ellos.

Después de todo esto, de más de una hora de historias tristes que presenta el documental The True Cost, de incontables nudos en el estomago por formar parte de esto, ¿cual es la conclusión que podemos sacar al respecto?

Informarnos como comienzo. Saber de dónde viene nuestra ropa y las condiciones en las que esta hecha. Una vez sabiéndolo, como consumidores, comprar productos de aquellas empresas que si que dan un trato digno a sus trabajadores y que ademas ofrecen un bien que ha sido creado de manera sostenible con tejidos ecológicos. Puede que sea un poco más caro, pero a nivel humanitario, ecológico y ético nos sale a cuenta. El sistema de fast fashion, insostenible y consumista basado en una felicidad efímera, tiene que llegar a su fin.