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Miranda Kerr se lanza a la piscina del diseño (de vaqueros)

Además de la carrera que Miranda lleva a sus espaldas en el mundo de la moda como maniquí de un sinfín de diseñadores, la modelo está haciendo sus pinitos entre costuras. Su colaboración ha sido una colección cápsula de Mother Denim con trasfondo benéfico.

GTRES/MOTHER DENIM

Y es que parte de los beneficios irán a The Royal Women’s Hospital Foundation, que cuida de mujeres y bebés prematuros en Australia desde hace 150 años. Además de que las donaciones son las responsables del 70% del equipamiento salvavidas en la parte de cuidados intensivos para recién nacidos.

MOTHER DENIM

MOTHER DENIM

Los diseños, por mucho que tengan el plus solidario, son tirando a sositos. Tiene más regusto una papilla de arroz, para que nos entendamos. Que vale que no tiene que marcarse una mezcla de estampados a lo Kenzo, pero sus diseños no le han hecho romperse mucho la cabeza.

Sudaderas, camisetas, faldas, camisetas de los cien a los 300 dólares, es decir, no aptas para todos los bolsillos. Es decir, si eres estudiante/becaria/fashion blogger definitivamente la colección NO está a tu alcance. A no ser que pretendas alimentarte de aire, claro.

La Nochevieja de Studio 54 de Pull&Bear

A mediados de noviembre con los turrones ya colocados en el supermercado y los Todo a Cien cambiando las calabazas por los abetos, da la sensación de que la Nochevieja se acerca a pasos agigantados. Si eres de las que ya tiene la fiesta pensada, la entrada comprada, y la cena planificada, puedes empezar la búsqueda de tu conjunto para la noche del cambio de sufijo del año.

Pull and Bear también adelanta las fiestas con una colección de fiesta de inspiración setentera con brillos, lúrex y terciopelo que bien podríamos haber visto a las puertas de Studio 54 en Nueva York.

PULL&BEAR

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Complementos: para brillar de la cabeza a los pies

PULL&BEAR

PULL&BEAR

Zapatos: no aptos para las que padezcan de vértigo

PULL&BEAR

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Vestidos: metalizando la pista de baile

PULL&BEAR

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Monos: largos o cortos

PULL&BEAR

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Bodies: sin miedo a los escotes

PULL&BEAR

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Faldas: triunfarán en dorado y plateado

PULL&BEAR

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Por qué odiar a Kanye West (como diseñador)

Querido Kanye,

Me da igual con quién estés casado, tu música, tus canciones machistas, tus declaraciones provocadoras, tus insultos por las redes sociales o tus desplantes a la prensa. Me dan absolutamente igual porque en ninguna de esas facetas te sigo, lo que no te puedo perdonar es el desastre que estás haciendo en cada colección que presentas en el mundo de la moda. Por ahí no paso.

Kanye West. GTRES

Kanye West, el culpable. GTRES

Cuando organizas un desfile con tanto secretismo alrededor (y me estoy refiriendo a tu colección Yeezy Season 4), lo mínimo que puedes hacer es organizarlo bien y no dejar a tus modelos dos horas de pie bajo el sol neoyorquino vestidas con abrigos y botas altas hasta el punto de que más de una acabara desmayada. Y te lo digo yo, que me he hecho más eventos que tú conciertos de rap, que por mucho que fuera una acción al aire libre siempre había algún cliente pendiente de que estuviéramos bien hidratados.

Si hubieras sido puntual, tus modelos no habrían necesitado ninguna atención médica. Apareciste con todo tu séquito de K´s dos horas tarde, dos horas en las que tus asistentes, entre los que estaban, por ejemplo, Lewis Hamilton o Anna Wintour. Las grandes casas de la industria, esas con casi cien años de andanzas a sus espaldas y con nombres que ya forman parte de la propia historia de la moda, no se permiten en sus desfiles ese tipo de desplantes por muy famosa que sean.

Que digas que quieres que tu moda sea algo atemporal, algo que dentro de 20 años nos sintamos felices de haber encontrado en una tienda de segunda mano, cuando tu colección son prendas lisas en color carne que parecen bodies de abuela, me parece un poco complicado. ¿En qué se basa tu proceso creativo? ¿Te recorres las mercerías de Bravo Murillo en busca de inspiración? Si es así, felicidades, pon una tienda en Madrid, que vas a triunfar entre las señoras de la tercera edad. Eso sí, no pongas los abrigos a mil dólares ni los zapatos a seiscientos, que aquí las pensiones están mucho más bajas.

Y por último, si vas a hacer moda, y más si la vas a vender a esos precios demenciales, hazla bien. La vestimenta no es solo vestir, es llevar y comunicar. Si haces una colección cuyos zapatos no te permiten andar, no lo llames «moda», llámalo «arte» y que te lo expongan en algún museo para que nadie se rompa una pierna llevándolo puesto.

Apañado vas como tu música sea como esto.

Lots of shoes breaking today at #YEEZYSEASON4 – But the clothes look good!

A video posted by Zach Weiss (@zacharyweiss) on

 

La Biblia de las tendencias de la temporada primavera verano 2016

Llega la primavera lista para alterar la sangre y los armarios. Atenta a las tendencias que ya asoman por los escaparates de cada tienda, porque esto es lo que vas a llevar:

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1. ÁFRICA. El estampado étnico de esta temporada viene del corazón de la selva africana. Los vestidos y estampados más tribales del verano se llevan con complementos a juego como collares de cuentas o accesorios de plumas.

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Missoni, Chanel y Valentino. GTRES

2. REJILLA. No aptos para frioleras son los vestidos híbridos de crochet/rejilla (el bikini por debajo es opcional). Aunque no termino de verme cogiendo el metro vestida con uno de esos, para ir a por helados al chiringuito de la playa me parece perfecto.

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Valentino, Tommy Hilfiger y Alexander McQueen. GTRES

3. MIX DE COLORES. Si no sabes con qué color quedarte, elige un vestido que los lleve todos, y si mezcla estampados nos sirve también. Alejados del minimalismo, los vestidos chaos magic irrumpen con fuerza en la mayoría de las pasarelas.

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Gucci, Valentino y Chanel. GTRES

4. HOMBROS FUERA. Los hombros serán el centro de atención de todos los vestidos y tops robándole protagonismo a los escotes. Además, lo bueno de esta tendencia es que, con un par de tijeras, tú misma puedes convertir tus camisetas en shoulder-less sin dejarte un céntimo.

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Alexander Mcqueen, Givenchy y Giambattista Valli. GTRES

5. ‘SALTACAMAS’. Si pensabas que el pijama solo podías usarlo para dormir o para andar por casa, esta primavera verano lo sacarás a la calle en su versión más elegante. De raso o con encajes son los vestidos slip de la temporada.

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Calvin Klein, Givenchy y Céline. GTRES

6. TRANSPARENCIAS. Siguiendo la estela de la tendencia de enseñar el hombro, insinuar antes que enseñar, no faltan para la mayoría de los diseñadores las transparencias extremas.

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Gucci, Dior y Gucci. GTRES

7. DENIM. Un clásico que vuelve a reinventarse. No solo vuelve su versión de 1970, sino que viene acompañada del vaquero que llevábamos en el 2000. Apuesto lo que quieras a que tu madre aún guarda en el armario alguna de estas prendas.

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Giambattista Valli, Alexander Wang y Alexander McQueen. GTRES

8. VOLANTES. El movimiento de la temporada lo pondrán los volantes. Siempre empezando a la altura de la cadera y de manera asimétrica.

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Balmain, Roberto Cavalli y Alexander McQueen. GTRES

Aunque aún no sepas qué ponerte en Nochevieja, esto es lo que vas a llevar

Nochevieja y las bodas son dos de mis excusas favoritas para comprarme ropa. Me recorro kilómetros y kilómetros dentro de un centro comercial, me pruebo modelos de varios kilos de peso debido a las lentejuelas y me llevo a casa el elegido pensando en la fiesta que me voy a pegar llevándolo.

Cuando llega la gran noche, ceno con otra ropa (no vaya a ser que un manchurrón de mayonesa traicionero aterrice en el vestido) y pasadas las uvas, tiene lugar LA TRANSFORMACIÓN (que ríete tú de Elsa y su vestido de Reina de las Nieves).

Como me retraso maquillándome en el baño, y en la discoteca hay una cola que flipas, acabo luciendo el vestido unas 3 horas, ya que a las 6 acabo hasta el gorro del año nuevo y lo único que quiero es dormir la mona en mi cama hasta el año siguiente.

En definitiva, me gasto un pastizal en un modelito que no volveré a usar. No nos engañemos, todas sabemos que esos vestidos una vez llegan a la percha pasada la noche del 31, se quedan ahí para siempre, pasando a formar parte del permafrost multicolor y multitendencia que es el fondo de tu armario.

Mi reto este año es comprar algo «reciclable» que pueda ponerme también de día y por lo que he visto, de las primeras colecciones de fiesta que han sacado, no debo ser la única que piensa así. Podemos encontrar dos líneas: la línea a la que se te van los ojos conocida como «vas a ir divina pero no te lo vas a volver a poner nunca en tu vida, como el resto de vestidos de Nochevieja que te has comprado! ¡Derrochadora, que eres una derrochadora!» y la línea «Eh, ¡mírame! ¡Soy una opción perfectamente válida a tener en cuenta! Aunque no sea tan atractivo, podrás combinarme cuando quieras el resto del año».

O eres de las primeras o eres de las segundas, o eres #TeamEdward o #TeamJacob, o eres Grease o de Dirty Dancing, o eres de Beatles o de los Rolling. No se puede ser de los dos.

Las opciones de Primark, el pichi elegante, la falda de lúrex y el vestido de terciopelo, pegan perfectamente tanto recibiendo el año como en los pasillos de tu colegio/facultad/oficina:

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PRIMARK

Respecto a modelitos que no vas a volver a vestir, tenemos el vestido ‘The Carrie Diaries‘ (muy Carrie Bradshaw en los ochenta), el vestido diva ‘hollywoodiense’ y el mono setentero brillante con un escote más peligroso que un barbero con Parkinson.

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PRIMARK

Bershka apuesta por los tops. Terciopelos, hombros al aire y escotes junto a pantalones negros de cintura alta. Si como yo, cenas como una cerda si no hubiera mañana y quieres ir suelta, el vestido plateado (‘camisetilla larga’ para las madres) de lúrex es la mejor opción para ir cómoda.

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BERSHKA

En cambio si eres de las que quiere ir deslumbrante aunque sea vestido de una noche, con estas opciones te vas a sentir comprendida: lentejuelas, terciopelo…Lo importante es cegar a tus amigos cuando el foco de la discoteca tenga la suerte de dar con tu vestido.

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BERSHKA

H&M, también se ha tirado en plancha al verde y a las lentejuelas como en su colección de fiesta del año pasado con prendas que podemos combinar con cualquier básico (camisas blancas, pantalones vaqueros…).

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H&M

Y los Nunca Máis son monísimos (¿no os recuerdan misteriosamente a la línea que sacó la firma con Balmain?) pero imponibles durante los restantes 364 días del año.

HYMFORM

H&M

Cuando Balmain me comió el cerebro

Me han roto el corazón solo una vez en mi vida. Os puedo asegurar que lo pase casi tan mal como esperando a que Balmain sacara su colección exclusiva para H&M.

Durante dos noches, me acosaban sueños en los que la temática era la misma. No llegaba a tiempo a comprar nada, todo se agotaba. La segunda noche me desperté a las cuatro y lo primero que hice fue meterme en la web de la tienda para ver si la colección seguía ahí. Cuando vi que en la versión del móvil no la tenían era como si no hubiera salido de la pesadilla.

«Me han comido el cerebro» le dije a mi madre cuando se levantó. Ansiedad, estrés y náuseas constantes por los nervios. Lo único que podía pensar era en las ganas que tenía de que todo acabara, de que pasara de una vez el día de compra para recuperar mi vida y, sobre todo, mi sueño.

¿Cómo era posible que una marca de lujo se hubiera metido tanto en mi cabeza hasta el punto de ser lo único en lo que podía pensar? Porque si aún tuviera los medios para permitirme sus prendas, podría darse el caso, ¿no?

Marketing. Puro marketing. El lujo, a fin de cuentas, es otro negocio. Un negocio que te hace sentir mayor satisfacción que si compras algo que no pertenece a él.

De toda la colección solo había una prenda que me podía permitir, una camiseta blanca de algodón con el logo de la firma. Nada más. Una simple camiseta de algodón que podía equivaler a 10 horas de mi trabajo como becaria. Y no te haces una idea de cómo la quería, de lo desesperante que era pensar que podría no tenerla. Y ESTAMOS HABLANDO DE UNA JODIDA CAMISETA DE ALGODÓN.

Así que empecé a preguntarme qué podía tener que me hacía desearla tanto. Creo que es el hecho de tener algo de lujo en el armario, algo casi exclusivo. Y es que las grandes firmas juegan con el poder trascendental de sus prendas. A tus hijos no vas a poder pasarles orgullosa un jersey de Lefties, porque posiblemente, a los dos años de comprarlo, esté lleno de pelotillas. Pero ¿una camiseta de Balmain? Una camiseta de Balmain es atemporal. Es algo que si hoy en día tiene valor, en veinte años puede ser un clásico, un peso pesado de las prendas vintage. Ahí reside el juego de las firmas. No compras una camiseta de algodón, compras un billete exclusivo sin fecha de caducidad. Y, para ello, para sentirte exclusiva, tienes que pasar por el trámite de ser tratada como parte del rebaño más dócil.

Democratización del lujo que lo llaman, a mí me parece lo de siempre. Una excusa más para ponernos en nuestro sitio. Parte de una masa que va como borregos a hacer cola a los pocos templos elegidos, y, sino, que está dispuesta a pasarse horas actualizando un servidor. Desde personas haciendo noche dos días antes de que saliera a la venta, a gente perdiendo horas de clase por estar actualizando la página de la tienda para entrar.

Y qué colas…Ni los famosos en la fiesta de preventa pudieron escapar de ellas. Si me hubieran dicho que vería a Mario Vaquerizo cargado de prendas esperando más de 20 minutos para pagar en una tienda no me lo habría creído. Aquí toca hacer cola, nos da igual si estuviste en Eurovisión, si te han dado un Goya a mejor actriz revelación, si hiciste de malo en Pasión de Gavilanes o si eres el hermano de Aída que acabó casándose con Paz en Esperanza Sur.

La actriz Juana Acosta y Carmen Lomana como marujas en rebajas. GTRES

Cuando la cuenta atrás terminó y el primer grupo de famosos se abalanzó sobre las perchas, O Fortuna de Carmina Burana empezó a sonar en mi cabeza mientras me imaginaba a Carmen Lomana sacándole los dientes a Rossy de Palma mientras forcejeaban por un top de la firma francesa. Ni uñas, ni tirones, ni enfados. Eso sí, todos como marujas en rebajas. Y es que el aura de celebrity te dura hasta que ves prendas que podrían costar 3000 euros por 300.

 

Pero somos muchos, demasiados. Cuando solo hay una puerta y quinientas personas tratan de pasar al mismo tiempo por ella, la gente se atora. Así nos sentíamos todos. Atorados, angustiados, pensando que estábamos a una pantalla de la prenda de nuestros sueños sin poder acceder a ella.

¿Es necesaria tanta ansiedad? ¿Tanta presión? Porque, honestamente, una tienda multinacional que no se encuentra preparada para albergar semejante tráfico me huele raro. ¿Y si fuera parte del gran truco de magia, de la estrategia de venta, de generarte más ganas?

Soy consciente. No os penséis que no. Yo, que me considero crítica y sensata, me he dejado arrastrar por esto. De hecho quería dejarme arrastrar. Con esto, trato de redimirme ante mí misma pensando que, al igual que para una prenda, hay gente que hace cola para ver a un grupo mítico de los 70 o para tener el último modelo de iPhone. Porque a fin de cuentas, aunque sigamos siendo rebaño, podemos elegir para qué hacemos cola. Y, por triste que suene, ahí se encuentra nuestra pequeña libertad.