Porque en Milán no hay grajos, pero de haberlos volarían muy cerca del suelo. El calor veraniego ha desaparecido en poco menos de una semana y ha llegado el otoño de la manera más norteña posible: con frío, viento y lluvia.
Lo que debería sumirme en la depresión más absoluta (como madrileña amante del sol que soy, quiero decir) se convierte en la oportunidad de sacar a la calle una de las prendas que protagonizarán esta temporada: la americana.
La americana se ha ganado a pulso el hueco entre nuestras favoritas. No hay cuerpo masculino, femenino, alto, bajo, ancho o estrecho al que no le quede bien.
Es una prenda que si no tenemos por el armario bien podemos «cogerle prestada» (cuando digo coger prestada me refiero a confiscar disimuladamente y no devolver jamás) a alguien de la familia. Las masculinas son especialmente recomendables, ya que es llevándola un poco ancha como dictan los gurús de la moda que se debe lucir.
Para esta temporada las americanas en tonos grises dominarán la calle, especialmente las conocidas como Prince of Wales que tienen unas rayas muy características.
A la hora de combinarla, las posibilidades son infinitas. Si el rollo oficinista no va mucho contigo, porque a lo que vas es a clase en la universidad y no a trabajar al Corte Inglés, ponle un cinturón por fuera o un pañuelo anudado en la manga. Le quitarás formalidad y le darás tu toque personal.